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Gestión ambiental

y urbana
PID_00277542

Tomeu Vidal i Moranta


Anna Paricio Cárceles
Pep Vivas i Elias
© FUOC • PID_00277542 Gestión ambiental y urbana

Tomeu Vidal i Moranta Anna Paricio Cárceles Pep Vivas i Elias

Doctor en Psicología y máster en Licenciada en Psicología Social Doctor en Psicología Social (Uni-
Intervención Ambiental por la Uni- (Universitat de Barcelona). Máster versitat Autònoma de Barcelona).
versidad de Barcelona. Imparte en Intervención ambiental (Uni- Máster en Intervención ambien-
docencia en Psicología ambiental, versitat de Barcelona/Universitat tal (Universitat de Barcelona/Uni-
Psicología social y Psicología social Autònoma de Barcelona). Postgra- versitat Autònoma de Barcelona).
aplicada y comportamiento co- do en Medio ambiente Urbano y Profesor de los Estudios de Psico-
lectivo; también es profesor en el Sostenibilidad (Universitat Politèc- logía y Ciencias de la Educación
programa de doctorado "Espacio nica de Catalunya). Profesora con- de la Universitat Oberta de Cata-
público y tegeneración urbana" en sultora de la Universitat Oberta lunya. Profesor del programa de
la Universidad de Barcelona. Sus de Catalunya. Miembro del grupo doctorado del Departamento de
temas de investigación son la vin- de investigación Colectivo punto Psicología Social de la Universitat
culación con el espacio público te- 6 (Urbanismo con perspectiva de Autònoma de Barcelona. Miembro
niendo en cuenta los procesos de género). del grupo de investigación URBSIC
apropiación del espacio y la pro- (Ciudades en la Sociedad de la In-
moción de los comportamientos formación y el Conocimiento).
pro ambientales.

Segunda edición: septiembre 2020


© de esta edición, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Tomeu Vidal i Moranta, Anna Paricio Cárceles, Pep Vivas i Elias
Producción: FUOC
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del titular de los derechos.
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Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 10

1. Intervención urbana......................................................................... 11
1.1. La intervención ambiental .......................................................... 12
1.1.1. Problemas, soluciones y concepción del medio
ambiente ........................................................................ 12
1.1.2. Intervención y acción social ......................................... 16
1.1.3. Funciones y fases en la intervención ............................ 21
1.2. Planificación del territorio .......................................................... 26
1.2.1. Los planes estratégicos .................................................. 26
1.2.2. Las agendas 21 locales ................................................... 31
1.2.3. Los planes comunitarios ................................................ 34
1.3. La gestión ambiental en las empresas y en la Administración
pública ......................................................................................... 39
1.3.1. Los sistemas de gestión ambiental ................................ 39
1.3.2. La evaluación del impacto ambiental ........................... 42
1.3.3. Las auditorías ambientales ............................................ 45
1.3.4. El análisis del ciclo de vida de los productos y las
ecoetiquetas .................................................................... 47
1.4. El marketing, la promoción y la educación ambiental ............... 49
1.4.1. El nuevo paradigma ambiental ..................................... 49
1.4.2. De la educación ambiental formal al marketing
ambiental ....................................................................... 52

2. Gobernabilidad y políticas urbanas............................................. 56


2.1. Políticas de cohesión social ........................................................ 57
2.2. Proyectos educativos de ciudad .................................................. 59
2.3. Procesos de presupuestos participativos ..................................... 60
2.4. Planes estratégicos municipales .................................................. 61
2.5. Planes de definición de equipamientos municipales .................. 62
2.6. Proyectos de elaboración participada de normativas a nivel
local ............................................................................................. 63
2.7. Planes de gestión y planificación de recursos y residuos a
nivel local .................................................................................... 64
2.8. Planes de recuperación integral de ríos ...................................... 64
2.9. Planes de gestión de cuencas ...................................................... 65
2.10. Planes de sostenibilidad energética ............................................ 68
2.11. Planes de conectividad funcional ............................................... 69
2.12. Procesos de elaboración o reforma de planes territoriales .......... 70
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2.13. Procesos de reforma o de elaboración de planes urbanísticos .... 71


2.14. Planes participativos de definición y diseño estratégico de
espacios públicos en los municipios ........................................... 72
2.15. Pactos cívicos para la movilidad sostenible ................................ 73
2.16. Planes de intervención integral en barrios ................................. 76
2.17. Evaluación y seguimiento de proyectos de regeneración
urbana .......................................................................................... 77
2.18. Planes locales de vivienda .......................................................... 78

3. Técnicas para fomentar la participación ciudadana............... 81


3.1. Las derivas ................................................................................... 81
3.2. Las cartografías sociales .............................................................. 82
3.3. Los escenarios de futuro ............................................................. 82
3.4. Las CP Boxes ............................................................................... 83

Bibliografía................................................................................................. 85
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Introducción

Como decíamos al iniciar el recorrido por esta asignatura, la gestión ambiental


y urbana de las ciudades se imbrica directamente con los conceptos de soste-
nibilidad y participación social. La sostenibilidad atraviesa la mayoría de los
planes, procesos y políticas urbanas y sociales para intentar que las ciudades
sean más autosuficientes y no provoquen tanto impacto sobre el mundo glo-
bal. El modo de definir estos planes, procesos y políticas de las ciudades pa-
sa por intentar que los ciudadanos participen en su diseño, puesta en funcio-
namiento, desarrollo y evaluación. Esta característica tiene diferentes efectos
sobre la manera de construir ciudad: a) desde la apropiación del concepto de
participación por parte de los políticos y políticas para hacer un mal uso de él
b) hasta la creación de una cultura urbana sobre la participación.

• Las políticas ambientales y urbanas desde ámbitos institucionales e insti-


tucionalizados impulsan y, en cierta medida, "exageran" y "pervierten", en
la actualidad, el fenómeno de la participación ciudadana. Así, si hace unos
años el tema de la participación se incluía en procesos como los estudios
de impacto ambiental (IA), las auditorías ambientales o las agendas 21 lo-
cales, por poner tres ejemplos desarrollados más adelante. En la actuali-
dad, la participación se ha convertido en supuesto motor de la mayoría de
las políticas y de los proyectos de planificación urbana y social, tanto en
el ámbito local como en la esfera global. Así pues, la palabra participación
la usamos de manera transversal e irá apareciendo en los diferentes apar-
tados que dan contenido a este módulo.

• La creación de una cultura sobre la participación nos obliga a profundizar


en conceptos como ciudadanía y gobernabilidad. Así pues, desde nuestro
punto de vista, participar significa una manera diferente de entendernos
como ciudadanos y de conceptualizar el modo de gobernar (por lo tanto,
de practicar la gobernabilidad). Por ello, antes de explicar qué entendemos
por participación veremos con detalle los conceptos de ciudadanía y de
gobernabilidad.

Ciudadanía

Iniciamos este módulo definiendo un concepto básico como es el de ciuda-


danía y las implicaciones que tiene su definición en la concepción de lo que
es o debería de ser la ciudad. Porque dependiendo de cómo entendamos qué
es ser ciudadano o ciudadana y los derechos y deberes que se desprenden de
ello, definiremos modelos de gestión, gobierno y construcción de la ciudad
bastante diferentes.
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La ciudadanía se ha definido�tradicionalmente�como�el�ejercicio�de�dere-
chos�políticos,�civiles�y�sociales�por�parte�de�un�sujeto�universal�que�es�el
ciudadano. No obstante, el concepto de ciudadanía ha ido evolucionando a
lo largo de la historia y su definición ha sido la base de enormes transforma-
ciones en los últimos dos siglos. Esta evolución ha llevado a una definición
cada vez menos excluyente (el derecho de las mujeres a votar, por ejemplo).

Pero como puntualiza Sassen (2003), la ciudadanía no siempre aporta plenos


e iguales derechos a todas las personas. Efectivamente, a pesar del reconoci-
miento de la igualdad formal en tanto que ciudadanos, los miembros de los
grupos oprimidos, por ejemplo, en razón de su etnia, religión, género u orien-
tación sexual, se enfrentan cotidianamente a diferentes tipos de exclusión que
imposibilitan su plena participación en la vida pública. Éste es el resultado de
definir como "universal" lo que es propio del grupo dominante (hombre hete-
rosexual, trabajador, blanco, de clase media-alta). En otras palabras, la ciuda-
danía se aplica y se ejerce de modos diferentes que están condicionados por de-
sigualdades de diferentes tipos (por ejemplo, socioeconómicas, de clase, etc.).

Para ejemplificar cómo este ciudadano universal deja fuera de la definición


a muchas personas, vamos a poner dos ejemplos de categorías que no están
representadas en este universal: mujeres e inmigrantes.

Con respecto al género, el universalismo, sostiene Carrasco (2000), es una


trampa dado que es una manera de enmascarar que el sujeto de los derechos
de ciudadanía es masculino. Así pues, el problema de fondo es que la ciuda-
danía se ha construido en referencia al mundo público, a la participación en
el mercado, en los espacios socialmente asignados a los hombres. Por lo tanto,
las mujeres no han tenido acceso a la ciudadanía. El espacio doméstico-feme-
nino (que es, además, una relación definida desde el discurso dominante) no
está incluido en la categoría de ciudadanía.

Siguiendo los planteamientos de esta autora, hay que reconocer que la tarea
de asistencia, tanto física como psíquica, de los otros, que se ha asignado tra-
dicionalmente a las mujeres, supone una gran contribución económica y ma-
terial a la sociedad humana que no ha sido reconocida. Esto significa desplazar
el centro de atención del ámbito público y de la propiedad mercantil hacia la
vida humana, reconociendo en este proceso la actividad de asistencia realizado
fundamentalmente por las mujeres. De aquí que la visibilidad del trabajo do-
méstico no sea un problema técnico, sino fundamentalmente social y político.

Pasemos ahora a ver el fenómeno de la inmigración de algunos países desde


esta mirada. En los países europeos receptores de inmigración, como puntua-
liza Camacho (2006), prevalecen más bien las concepciones tradicionales de
ciudadanía de los Estados-Nación que han conducido al incremento de polí-
ticas restrictivas frente a la migración. La tendencia de estas políticas restric-
tivas es concebir los inmigrantes como una amenaza para el orden, para la
seguridad y para la soberanía nacional. Una expresión de esta tendencia son
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las ordenanzas del civismo (como comentábamos en el módulo 2). Por ejem-
plo, la Ordenanza del civismo de Barcelona para diferentes grupos de derechos
humanos asocia multiculturalidad con incivismo (Bergalli, 2006). Así, jugar
a determinados deportes, consumir alcohol, escuchar música o la venta am-
bulante en el espacio público es definido como incívico cuando es práctica
habitual en otras culturas.

Desde la crítica al concepto clásico de ciudadanía ha surgido el término de


ciudadanía inclusiva. Hay que redefinir el concepto clásico de ciudadanía para
que todo el mundo sea representado en él. Una ciudadanía que va más allá
de la igualdad de derechos para reconocer la variedad de clase, de género, de
territorio, de etnia o de otro tipo. Se critica este concepto por ser algo estático,
excluyente, respecto a aspectos como lo privado, afectivo, alternativo o dife-
rente (Alborch, 2000).

En esta línea es interesante lo que comenta Borja (1998): "La ciudadanía es


un concepto evolutivo, dialéctico: entre derechos y deberes, entre estatus e
instituciones, entre políticas públicas e intereses corporativos o particulares.
La ciudadanía es un proceso de conquista permanente de derechos formales y
de exigencia de políticas públicas para hacerlos efectivos". Así, no podríamos
definir ciudadanía como algo estático y sería más bien un proceso en constante
evolución con nuestra sociedad.

Gobernabilidad

Por gobernabilidad entendemos las negociaciones entre diferentes actores, un


modo de coordinación social. Desde esta óptica, no se trata de considerar sólo
el papel de la Administración, sino también tener en cuenta la interacción de
ésta con la ciudadanía (como hemos mencionado en la parte del módulo 2 so-
bre los movimientos sociales urbanos). Para hablar de gobernabilidad hay que
analizar la interacción entre públicos muy distintos y con demandas muy he-
terogéneas y variadas. Estos actores operan, no sin conflictos, mediante acuer-
dos dinámicos e inestables que se están renegociando continuamente.

En los últimos años, las instituciones de la democracia representativa se ven


amenazadas por una falta de legitimidad y un intenso desencanto de la ciuda-
danía hacia la política. En esta lógica, la gobernanza ofrece una nueva manera
de gestionar la complejidad del conflicto social basándose en la interacción
en red entre actores estatales, económicos y sociales (Blanco, 2004).

Contrapuesta a la concepción tradicional que situaba a la ciudadanía como


objeto pasivo de la acción de gobierno y los poderes públicos como sujeto
único, la gobernanza sitúa a la ciudadanía como actor activo en la tarea del
gobierno y la participación como herramienta clave.
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Este nuevo modo de gobierno supone la adopción de nuevos roles por parte de
los poderes públicos y, al mismo tiempo, la utilización de nuevos instrumentos
de gobierno. Ahora, el concepto de autoridad ya no se encuentra tan ligado
a la capacidad para imponer decisiones y regular el comportamiento desde
arriba del resto de los actores, sino a la capacidad de influencia y de liderazgo
sobre el conjunto de la red (Blanco, 2004).

Participación

Este nuevo escenario que describíamos en el punto de gobernabilidad nos lle-


va a definir nuevos instrumentos de gobierno y la participación será clave en
ellos. Desde esta óptica, la participación es definida como un proceso de trans-
formación. La participación, así entendida, no busca quedarse donde está y
como está, sino promover cambios y transformaciones en la sociedad y el en-
torno. En este caso los ciudadanos toman las decisiones directamente, y no
sus representantes políticos.

Hay que diferenciar esta estrategia de participación como transformación de


la participación, como legitimación. En este segundo caso, lo que se busca por
parte de aquellos que promueven o impulsan las prácticas participativas (los
representantes de los ciudadanos) es que sus posiciones, objetivos, intereses
salgan fortalecidos, pero sin estar muy interesados en cambiarlos (Pindado,
2002).

Cuando se lleva a cabo un proceso participativo cabe tener en consideración


los siguientes aspectos básicos (Pindado, 2002):

• Un proceso participativo, como proceso, tiene una continuidad. No se tra-


ta de un acto aislado en el tiempo, se construye día a día y es el resultado
de la interacción de sus protagonistas. Está permanentemente abierto a
cambios, a amenazas y a oportunidades.

• La transversalidad y la interdisciplinariedad son esenciales. Hay que apos-


tar por unos nuevos modos de hacer y relacionarse con la ciudadanía que
permitan trabajar a políticos, técnicos y ciudadanos conjuntamente en un
clima de colaboración. Esto se consigue desde la práctica cotidiana.

• Es imprescindible incorporar al proyecto las sugerencias y demandas acor-


dadas por los ciudadanos y las ciudadanas y es necesario que las decisio-
nes tomadas sean vinculantes. Por ello, es necesario que quede muy claro,
desde un principio, cuáles son las reglas del juego. La participación repre-
senta un esfuerzo en tiempo y trabajo para las personas y no hay nada más
frustrante que la creación de expectativas sin ver los resultados.

Pero la participación no está exenta de peligros, como decíamos al inicio de


este módulo. Como puntualiza Miró (2004), la participación no debería aca-
bar siendo una respuesta a la falta de legitimidad de la democracia represen-
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tativa que sufrimos. No se puede pacificar el conflicto social con simulacros


de participación. Por ello, decíamos que ciertas políticas urbanas pervierten la
participación, ya que el objetivo de los que la promueven (los representantes
de los ciudadanos) es la legitimación a sus decisiones políticas. Entendemos
que la participación real es la transformadora, la que promueve cambios desde
la base de la sociedad cuando son los ciudadanos los protagonistas de la toma
de decisiones que les afectan.

En definitiva, la participación tiene y tendrá, en este módulo, un papel funda-


mental. Así, irá apareciendo en la manera en la que se interviene y se gestiona
ambientalmente en la ciudad, en la manera en la que se plantean planes y
procesos ambientales y urbanos y en la posibilidad de regir políticamente y,
por lo tanto, gobernar las ciudades. Finalmente, os presentaremos una serie
de técnicas metodológicas eminentemente urbanas para fomentar la partici-
pación ciudadana. Éste es el recorrido que os invitamos a realizar con la lectura
de los apartados que encontraréis a lo largo del módulo.
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Objetivos

Con la lectura y el trabajo de este módulo deberíais ser capaces de alcanzar


los siguientes objetivos:

1. Conocer el concepto de participación ciudadana y cuáles son sus implica-


ciones en el ámbito de la gobernabilidad y ciudadanía.

2. Entender el papel de la psicología en la intervención ambiental.

3. Saber destacar los aspectos sociales de los problemas ambientales.

4. Adquirir un conocimiento básico para reflexionar sobre los aspectos prin-


cipales de la planificación en el territorio.

5. Distinguir los conceptos y las herramientas principales para la gestión am-


biental y suscitar la discusión.

6. Conocer los principales aspectos del marketing, la promoción y la educa-


ción ambientales y entender su interrelación.

7. Tener conocimiento de los principales planes y procesos de políticas de


gobernabilidad urbana en los que la participación ciudadana desempeña
un papel fundamental.

8. Saber de algunas técnicas para fomentar la participación ciudadana.


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1. Intervención urbana

Es obvio que el modo como las personas interactuamos en, con y por medio
de los entornos, desde el barrio hasta el planeta, inciden tanto en las personas
como en los entornos. La manera particular de utilizar los recursos naturales,
de trasladarse de un lugar a otro, de ocupar el territorio, etc., tiene efectos
tanto en las personas como en los territorios. Pero, además de la variedad de
efectos y sus consecuencias para los elementos de esta relación, sobre la base
de su configuración particular se construyen, precisamente, las concepciones
o maneras de entender estas relaciones. Y a la inversa, claro está.

Partimos de la idea de que los problemas ambientales y sus soluciones depen-


den de las maneras de concebir el medio ambiente; es decir, el modo de en-
tender la interrelación entre personas y los entornos, que, a la vez, insinúa
los problemas y las soluciones. En este apartado os mostraremos algunos ele-
mentos para entender cómo se definen los problemas ambientales y cómo se
gestionan, lo que, al mismo tiempo, se vincula con las maneras de evaluar la
realidad, las necesidades y, en definitiva, el modo de intervenir para tomar de-
cisiones de acuerdo con las soluciones propuestas. Esta relación entre lo que se
considera problemas ambientales y su gestión, de entrada, obliga a reflexionar
sobre los modelos de intervención, los actores implicados y las funciones y las
diferentes fases de una intervención.

Veréis cómo esta serie de cuestiones se pueden concretar en el momento de


pensar y decidir cómo definir, en sentido amplio, estas relaciones entre perso-
nas y entornos. Nos referimos a lo que se denomina la planificación del terri-
torio, que se puede desplegar por medio de diferentes herramientas como los
llamados planes estratégicos, las agendas 21 locales o los planes comunitarios.
Una planificación que, evidentemente, engloba no sólo el establecimiento de
directrices o líneas de acción para definir en cierta medida la relación de las
personas por medio y con el territorio, sino también las maneras de gestionar-
lo.

Además del ámbito territorial, la planificación y la gestión han sido enfatiza-


das también atendiendo al punto de vista de los entornos de las organizacio-
nes, las empresas y las administraciones públicas. Aquí os podréis hacer una
idea de las principales herramientas de gestión ambiental desarrolladas en este
ámbito. Os mostraremos desde lo que se entiende por sistemas de gestión am-
biental, mediante los que se evalúan los procesos de una organización, hasta
herramientas que se centran en el análisis de productos.

En definitiva, la intervención ambiental está relacionada con la voluntad de


introducir determinados cambios en las relaciones entre las personas y los en-
tornos, bien desde la planificación bien desde la gestión. En cualquier caso, en
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todo momento están presentes las maneras de entender el medio ambiente,


los valores, las actitudes y los comportamientos. Es precisamente cuando se
destacan más estos aspectos cuando hablamos de marketing, de promoción y
de educación ambiental, temas que se introducen también en este apartado.

1.1. La intervención ambiental

1.1.1. Problemas, soluciones y concepción del medio ambiente

Con frecuencia oímos hablar de la cuestión o de la problemática ambiental,


¿pero a qué hacemos referencia cuando se habla de problemas ambientales?
Quizá se trata de una catástrofe natural como un terremoto, o es el caso de un
vertido de residuos tóxicos en un río, la extinción de una especie, la tala indis-
criminada de árboles en una zona del planeta, los desperdicios que generamos
en nuestra casa, ir en coche a ver a un amigo que vive a diez minutos cami-
nando de nuestra casa, nuestra manera de ir a comprar, el tipo de productos
que consumimos, la forma como se construyen las ciudades, etc.

Actividad

Seguro que se os ocurren muchos ejemplos de lo que consideráis problemas ambientales.


Un ejercicio que os ayudará a reflexionar sobre algunas dimensiones que se abordarán a
continuación es el siguiente: tomad una hoja o abrid un documento de vuestro editor de
texto y escribid una pequeña lista de los problemas ambientales que más os preocupan.
Una vez apuntados y sólo cuando lo hayáis hecho, activad el icono de la actividad 2.

Si ya habéis hecho la lista de problemas ambientales que más os preocupan:

a) Separad los problemas en los que creéis que podéis hacer alguna cosa de manera directa
de aquéllos cuya posible solución consideréis que no está a vuestro alcance.

b) Distinguid los problemas que se sitúan en vuestro entorno más inmediato (vuestra
casa, el trabajo, el barrio o vuestra ciudad) de los que afectan a todo el planeta.

c) Distinguid los casos en los que habéis enfatizado que se estropean recursos naturales
(aire, agua, etc.) de aquéllos en los que habéis destacado los procedimientos y compor-
tamientos que pueden ser una explicación de los problemas.

En cualquier caso, comparad las selecciones hechas y reflexionad sobre las dimensiones
que hay detrás de lo que habéis apuntado como problemas ambientales que más os preo-
cupan.

Cuando hablamos de la cuestión ambiental, muchas veces hacemos alusión a


la preocupación por el medio ambiente, y por este motivo hablamos también
de problemática ambiental. El hecho de calificar una cuestión ambiental co-
mo problema ya supone una valoración, ya significa emitir un juicio de valor,
lo cual suscita algunos factores o algunas dimensiones que se consideran pro-
blemáticas y sus posibles soluciones.

Podemos reflexionar sobre cómo los estilos de vida, en la propia vida cotidia-
na, afectan al medio ambiente. Es suficiente con pensar en los patrones de
consumo de energía y de recursos naturales asociados, los cuales, frecuente-
mente, llevan a desajustes de los sistemas derivados de una sobreexplotación
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del medio. Este desajuste se puede percibir de muchas maneras, en particular


con respecto a la percepción del riesgo o la atribución de las causas, lo que
también influye en la gestión del medio o la gestión ambiental.

En último término, un problema ambiental no es sólo un hecho objetivo que


pertenece a la realidad física, como tirar petróleo al mar. Su solución no es
sólo técnica. Depende de los valores o las ideas en conflicto, y por este motivo
decimos que un problema ambiental, como cualquier problema, es también
un problema social y político.

"Es útil distinguir entre condiciones sociales y problemas sociales. De este modo, la con-
dición social es ‘la característica en presencia de la cual nace un problema social, y por lo
tanto el problema social es más bien la consecuencia o, mejor dicho, uno de los posibles
productos que se manifiestan ante una determinada condición social’".

Clemente (1998: 13).

Con respecto a la manera de definir qué es un problema social, hay que recu-
perar una definición que también recogen Sullivan y colaboradores:

"Hay un problema social cuando un grupo de influencia es consciente de una condición


social que afecta a sus valores, y que se puede resolver mediante una acción colectiva."

Sullivan; Thompson; Wright; Gross y Spady (1980: 10).

Lectura recomendada

E. Pol (1997). Entre el "idílico pasado" y el "cruento ahora". La psicología ambiental frente al
cambio global [Between the idyllic past and crude present. Environmental psychology in
the global change]. En R. García-Mira, C. Arce y J. M. Sabucedo (Comps.), Responsabili-
dad ecológica y gestión de los recursos ambientales (pp. 315-340). A Coruña: Diputación
Provincial de A Coruña.

Hundimiento del petrolero Prestige frente a las costas de Galicia el 19 de noviembre del 2002

El hundimiento del petrolero Prestige y la posterior contaminación producida


por el derrame del petróleo que afectó al litoral gallego y parte del Cantábrico
desde finales del 2002 es un ejemplo de los juicios de valor que hay detrás de la
distinta delimitación del problema y del diferente énfasis en las dimensiones
que se toman en consideración. Las administraciones gallega y española, en
un primer momento, consideraron que el problema residía en las condiciones
inadecuadas de navegabilidad del petrolero; de esta manera, se derivaban res-
ponsabilidades hacia las empresas encargadas de certificar la seguridad y hacia
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el armador, además de las decisiones tomadas desde el mismo barco, con lo


cual se atribuía la responsabilidad al capitán del petrolero, quien fue retenido
por las autoridades.

Para algunos técnicos y científicos marinos, un aspecto que agravó el proble-


ma fue la errática maniobra de remolque para alejarlo de la costa. De esta ma-
nera se destacaba la responsabilidad de las administraciones en las decisiones
tomadas en primera instancia para hacer frente al derrame. Para otras voces,
como algunas asociaciones ecologistas y analistas que opinaban en determi-
nados medios de comunicación, las causas pasaban por la dependencia del
petróleo, la ausencia de normas de seguridad de petroleros para evitar nuevos
desastres –como la generalización del doble casco, la responsabilidad de los
armadores y de las autoridades de control del tráfico marítimo, la formación
de los trabajadores del sector, etc.

A todo esto hay que añadir muchas otras razones que, desde la opinión públi-
ca, destacaban la escasa voluntad política de defender el medio ambiente, la
falta de medidas preventivas eficaces para hacer frente a este tipo de desastres,
la ausencia de planes de acción previos, la carencia de recursos, la inoperancia,
la descoordinación, etc.

Acto de protesta por el Prestige en Madrid, 1 de diciembre del 2002.

La preocupación ambiental no es una cuestión sólo de nuestro tiempo. Sí que Ved también
es más reciente la preocupación por el desequilibrio que la actividad humana
Sobre la sostenibilidad ved el
ha creado en el medio ambiente, como ya se ha visto en el módulo anterior apartado "Problemas, solucio-
por medio del concepto de sostenibilidad. Sin embargo, esta idea de desequi- nes y concepción del medio
ambiente" de este módulo di-
librio se puede entender mejor si se analiza la manera como se ha entendido dáctico.

y todavía se entiende el medio ambiente, particularmente la relación de las


personas dentro del medio ambiente.

Durante mucho tiempo, ha dominado una manera de entender el medio am-


biente en la que sólo se pensaba en los elementos biofísicos (agua, aire, espe-
cies, etc.), cuyo equilibrio teníamos que preservar. De esta manera, el "desequi-
librio" ha sido un problema porque los humanos han extraído más recursos de
lo que la naturaleza puede regenerar. En esta concepción del medio ambiente
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se destaca la naturaleza y, sobre todo, la relación de dominio del ser humano


sobre la misma y los recursos naturales, lo que implica una visión antropocén-
trica: la naturaleza existe sólo para el uso humano.

Ante esta concepción antropocéntrica, hay otra manera de entender el medio


ambiente en la que se incorporan las dimensiones psicológicas, sociales, cul-
turales y económicas del hecho ambiental. La relación del ser humano y su
medio es en los dos sentidos, nos adaptamos a las condiciones ambientales,
pero también transformamos el medio ambiente haciendo uso de sus recursos
y organizando y gestionando el espacio.

Tanto si se adopta una visión antropocéntrica como la otra visión menciona-


da, que se puede denominar ecocéntrica, estas maneras de entender el medio
ambiente son fruto del modo en el que se produce y reproduce la relación
entre el ser humano y el medio ambiente.

De esta segunda concepción del medio ambiente, denominada ecocéntrica,


queremos destacar tres aspectos:

a) Por una parte, tenemos los recursos�naturales, a los cuales con frecuencia
aludimos, un tanto de manera sesgada, como medio natural o incluso como
medio ambiente.

b) Un segundo aspecto es el entorno�construido o entorno urbano, cierta-


mente un entorno donde actualmente vive la mayoría de la población mun-
dial.

c) Finalmente, hay que destacar el entorno�organizacional-productivo, que


es otro tipo de entorno que puede ser tanto urbano como rural.

Lectura recomendada

Para profundizar en la cuestión de las visiones del medio ambiente y también de la pro-
blemática ambiental, local y global, además de algunos ámbitos de intervención que se
verán en este módulo, se recomienda la lectura del primer capítulo del libro:

E. Pol (1996). El problema, l’objecte i l’objectiu: ciències socials, qüestió ambiental i can-
vi global. En E. Pol y T. Vidal. Perfils socials en la intervenció ambiental. Una perspectiva
professional (pp. 5-37). Barcelona: Publicacions de la Universitat de Barcelona (Colección
Monografies Psico-Socio-Ambientals, núm. 1).

Resumen

Un problema ambiental no tiene sólo una solución tecnológica, implica un juicio de


valores y requiere, por lo tanto, una priorización y decisión respecto de estos valores. Por
este motivo se puede afirmar que es también un problema social y político.

Los problemas ambientales en último término remiten a la manera de concebir y de re-


producir la relación entre el ser humano y el medio ambiente, en la que hay que destacar
los recursos naturales, el entorno construido y el entorno organizacional.
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1.1.2. Intervención y acción social

Una conclusión que podemos extraer de lo que se han denominado problemas


ambientales es que ningún problema ambiental, igual que ningún problema
social, tiene una única solución. La solución depende de los efectos buscados
y del marco de referencia establecido. En último término se trata de una deci-
sión que depende de la prioridad de valores adoptada, y por este motivo po-
demos afirmar que toda solución es siempre política. Además, la solución de
cualquier problema ambiental es siempre provisional. En otras palabras, nin-
gún problema ambiental tiene una solución definitiva, ya que es eventual y,
por lo tanto, depende del contexto sociohistórico.

Actividad

Recuperad la lista de problemas elaborada en la actividad 1 y escoged uno de los que


habíais apuntado. Ahora proponed algunas soluciones posibles. Reflexionad sobre las
consecuencias que se derivarían de vuestras propuestas de resolución. ¿Representarían
algunos cambios de comportamientos o de hábitos por parte de personas, colectivos u
otros agentes sociales? ¿En qué medida y a qué personas o colectivos afectarían?

Si cualquier problema ambiental se deriva de una relación particular con el


entorno, la cual afecta o altera el equilibrio del sistema, es evidente que la
solución de este "desequilibrio" pasa por cambiar o reorientar esta particular
interacción. Un ejemplo de una experiencia de participación ciudadana en un
barrio de Zaragoza, premiada por las Naciones Unidas en un concurso sobre
buenas prácticas para mejorar el entorno urbano, puede ayudarnos a concre-
tar esta obviedad (Conde, 2001), mostrando cómo las dimensiones culturales,
sociales y ambientales están estrechamente relacionadas.

Lectura recomendada

Una breve explicación de la experiencia de participación ciudadana del parque Oliver de


Zaragoza, al cual se hace referencia en el texto, se encuentra en:

Conde, O. (2001). Parque Oliver ¡Vívelo! Una experiencia de participación ciudadana.


En E. Grau y P. Ibarra (coord.). Participando en la red. Anuario de Movimientos Sociales (pp.
228-233). Barcelona: Icaria.

En el ejemplo mencionado de la ciudad de Zaragoza, las carencias de diferentes Web recomendada


tipos habían generado muchos problemas urbanísticos y sociales. En el año
Podéis ver un resumen del
1990, el Ayuntamiento construyó en el barrio un parque, después de muchas proyecto del parque Oliver
reivindicaciones vecinales. La Asociación de Vecinos, considerando que este de Zaragoza, en el que es-
quemáticamente es posi-
espacio era tanto del barrio como del municipio, solicitó al Ayuntamiento po- ble hacerse una idea de lo
que implicó la experiencia:
der generar conjuntamente un proceso que permitiera a los vecinos incorpo-
http://habitat.aq.upm.es/du-
rar el parque en las vivencias cotidianas para poder tener cuidado del mismo bai/00/bp352.html.
como un espacio propio. Fue así como se puso en marcha un proceso de par-
ticipación en el barrio que reunió a colectivos y servicios en una coordinadora
creada para arrancar un programa de manera que la acción, la indagación y
la reflexión comunitaria construyesen el proyecto educativo y de apropiación
del parque.
© FUOC • PID_00277542 17 Gestión ambiental y urbana

Esta "reorientación" de la relación de las personas con el entorno, con la fina-


lidad de facilitar la apropiación del parque, además de permitir potenciar y
enriquecer el mismo tejido social es un ejemplo de intervención�ambiental.
Y se puede afirmar que es una intervención ambiental porque hay un inten-
to de provocar un cambio en la estructura del barrio. Todo cambio se puede
planificar previamente, tanto si es alcanzado como si no, o bien puede ser la
consecuencia de actuaciones espontáneas de unos sujetos sobre otros y sobre
el medio.

"Entendemos por intervención�ambiental cualquier cambio en las estructuras físicas de


un lugar que, directa o indirectamente, provoque –o pueda provocar potencialmente–
una alteración en el ecosistema, la estructura social o la interacción social de las personas."

Pol (2000, p. 10).

Intervenir quiere decir actuar con la finalidad de influir o tomar parte en un


asunto. Esto representa querer cambiar una situación de la cual se partía, a
partir de unas acciones previamente planificadas y su ejecución con unos pro-
cedimientos conocidos por parte de algunos "expertos". Entendiendo el medio
ambiente no sólo en su dimensión física, sino incorporando las dimensiones
psicológicas, sociales, culturales y económicas del hecho ambiental, muy in-
terrelacionadas, puede entenderse que cualquier cambio en una dimensión
afecta al resto.

Ejemplo

Cuando en un barrio cierran las tiendas y los pequeños comercios porque aparece un gran
centro comercial al lado, no sólo cambia la forma del espacio (dimensión física), también
cambia la proporción de productores y la distribución de las transacciones económicas
dentro del barrio (dimensión económica). Se facilitan unas formas de consumo y se difi-
cultan otras (dimensión social) que pueden estar más o menos extendidas y compartidas
en otras sociedades (dimensión cultural) y que repercuten en un cambio de hábitos, en
el comportamiento de ir a comprar (dimensión psicosocial). Evidentemente, todos estos
cambios están interrelacionados y es difícil desvincular uno del otro. Otra cosa es que se
consideren unos más "importantes" que otros y que se valoren de manera distinta por
parte de personas diferentes (residentes, tenderos, políticos municipales, ciudadanos, en
general empresarios de centros comerciales, turistas, etc.).

Puesto que el énfasis en las dimensiones del medio ambiente puede ser diver-
so, también lo puede ser el énfasis en la intervención. A veces puede que el
cambio (la intervención) que más se destaque sea de cariz físico principalmen-
te, en el sentido de que tiene que ver con la planificación y la transformación
del espacio físico. Es el caso de una intervención�urbanística, como tipo de
intervención ambiental.

Otras veces es la estructura del tejido social lo que se enfatiza a la hora de


intervenir, como puede ser el caso de una intervención�social en la que se
pretenda un cambio socioestructural a partir de mejorar las condiciones y la
calidad de vida de grupos de personas y comunidades determinadas. Cuando
el nivel de intervención resalta los procesos psicológicos que implican relacio-
nes, influencias e interacciones interpersonales y grupales, se acerca a lo que
se puede denominar una intervención�psicosocial. Un ejemplo de aproxima-
ción que plantea un nivel de intervención más individual se produce cuan-
© FUOC • PID_00277542 18 Gestión ambiental y urbana

do se pretende un cambio de comportamiento (conductas, maneras de pensar


las cosas, etc.), lo que se denomina una intervención�psicológica. Todas y
cada una de las maneras de adjetivar la intervención, en mayor o en menor
medida, tienen efectos en el resto de las dimensiones (económicas, sociales,
psicológicas, etc.).

A diferencia de lo que ocurre en la intervención psicológica tradicional, en


la que principalmente hay una relación entre el psicólogo y su cliente, en la
intervención ambiental, de manera similar a lo que ocurre en la intervención
psicosocial, además de estos dos actores, como mínimo hay un tercer actor: la
población objeto de la intervención. Esto representa una relación multilateral
entre clientes, profesionales y población que se puede dar de maneras diferen-
tes en cuanto a las responsabilidades y los compromisos de cada actor con el
resto; es decir, en las relaciones de poder entre los actores.

Una de las configuraciones más habituales en la relación entre profesional,


cliente y población es la que vincula al profesional con el cliente para que el
primero defina una intervención (un cambio) en una dirección decidida por
el segundo, que repercutirá en una población. Desde este punto de vista, el
cliente tiene el poder de decisión por encima del profesional y de la población.
En este caso, el cliente, que generalmente es una institución u organización
con capacidad jurídica para establecer la relación, es quien orienta el cambio
o la intervención, y define hasta dónde se quiere llegar y con qué dirección. El
rol del técnico o profesional de la intervención es el de ejecutar o elaborar la
intervención a partir de unos objetivos fijados principalmente por el cliente.
En relación con la población, su rol es de cariz directivo, y espera de la pobla-
ción un contrarrol más pasivo que activo.

Sin embargo, la fijación de los objetivos de la intervención no tiene por qué


ser de esta manera. Los objetivos del cambio los pueden fijar unilateralmente
tanto el cliente –como en el caso anterior– o el profesional –que desarrolla
un rol de experto o como perito–, o conjuntamente entre estos dos, cuando
el profesional adopta un rol de colaboración mutua con el cliente. O incluso
se puede dar el caso de que el profesional sea quien busque al cliente para
financiar una intervención, para desarrollar un rol de promotor del cambio, de
manera que asuma un papel más principal en la orientación de este cambio.
© FUOC • PID_00277542 19 Gestión ambiental y urbana

Otras veces es la población la que puede poner en marcha una intervención.


Puede ocurrir que unos grupos sociales consigan que el cliente tenga que con-
tratar a unos profesionales para llevar a cabo una intervención ambiental. Es el
caso de los movimientos sociales cuando piden una acción social determina-
da. O que determinados grupos sociales (población) pidan una intervención
a unos profesionales, bien estableciendo una relación de implicación mutua
con los profesionales o bien haciendo uso de su capacidad profesional (como
recurso) para ponerla al alcance de la comunidad.

Estas diferentes posibilidades plantean el interrogante de quién puede ser el


cliente o, en otras palabras, desde dónde pueden provenir las demandas de
cambio, como han argumentado Hernández y Valera (2001). En otras palabras,
es lo mismo que intentar delimitar los posibles tipos de actores que hay que
tener en cuenta en el proceso de intervención y que, refiriéndose a la inter-
vención comunitaria, Marchioni (1999) denomina protagonistas:

• las administraciones y/o instituciones;

• la población y

• los recursos (técnicos, profesionales, conocimientos).


© FUOC • PID_00277542 20 Gestión ambiental y urbana

Posibles orígenes de una demanda de intervención.


Fuente: M. A. Martín (2001). Dos experiencias de investigación-acción-participativa en la
autogestión de asociaciones y cooperativas. En: R. Tomás R. Villasante, M. Montañés y J. Martí.
La investigación social participativa. Construyendo ciudadanía/1 (pp. 185-229). Barcelona: El Viejo
Topo.

La representación gráfica muestra algunas de estas relaciones posibles entre los diferentes
agentes implicados en el origen de una demanda de intervención. Miguel Ángel Martín
muestra la diferencia entre un modelo clásico de demanda de investigación (A) al cual
denomina dos modelos de autogestión de la demanda (B y C) propios del enfoque denomi-
nado investigación-acción-participativa (i-a-p).

Lecturas recomendadas

Para ampliar algunas de estas nociones sobre los roles de los distintos actores en una
intervención, podéis consultar el tercer capítulo de la obra siguiente:

B. Hernández y S. Valera (2001). Psicología social aplicada e intervención psicosocial. La La-


guna: Ed. Resma.

Para obtener una idea de la orientación de la intervención comunitaria vinculada a la del


desarrollo comunitario, se recomienda la lectura del libro siguiente:

M. Marchioni (1999). Comunidad, participación y desarrollo. Teoría y metodología de la in-


tervención comunitaria. Madrid: Editorial Popular.

Para conocer un poco más sobre el enfoque de la investigación-acción-participativa os


recomendamos la lectura siguiente:

J. Martí (2001). La investigación-acción participativa. Estructura y fases. En Tomás R. Vi-


llasante, Manuel Montañés y Joel Martí. La investigación social participativa. Construyendo
ciudadanía/1 (pp. 73-117). Barcelona: El Viejo Topo.

En síntesis, la demanda de actuación del profesional de las ciencias sociales


puede tener dos orígenes:

• Los mismos afectados (asociaciones de vecinos, plataformas de entidades,


etc.), como resultado de un movimiento de presión de los interesados para
provocar un cambio en la estructura. La demanda procede de una acción
social.

• Los gestores (de una empresa, de la Administración pública, etc.), como


resultado de un intento de provocar un cambio desde una instancia de
poder. Lo que se denomina más propiamente como intervención.
© FUOC • PID_00277542 21 Gestión ambiental y urbana

En suma, cualquier intervención se tiene que gestionar, lo cual comporta la


atención y la priorización de unos valores e intereses determinados, para pro-
vocar los cambios perseguidos en la intervención. Los diferentes valores y,
principalmente, el poder de influencia de cada uno de los actores o "protago-
nistas" implicados en la estructura que se quiere cambiar inciden en las fun-
ciones que cada uno de éstos adopta en las fases de la intervención.

Resumen

Intervenir quiere decir actuar con la finalidad de influir o tomar parte en un asunto.
Según cuál sea el énfasis de una u otra dimensión, hablamos de intervención social,
intervención psicosocial, intervención psicológica, etc.

Una intervención ambiental supone un cambio en las estructuras físicas de un lugar


que, directamente o indirectamente, provoca –o puede provocar potencialmente– una
alteración en el ecosistema, la estructura social o la interacción social de las personas.

Los agentes implicados en una intervención son el cliente, la población y los profesiona-
les, la relación entre los cuales refleja también el enfoque de la intervención.

La demanda de actuación de profesionales puede provenir de los mismos afectados (ac-


ción social) o desde instancias de poder (intervención).

1.1.3. Funciones y fases en la intervención

Imaginad que en una ciudad cualquiera se propone llevar a cabo una inter-
vención urbanística (abrir una calle, construir edificios en una zona, un par-
que o un equipamiento para el barrio) o bien instalar un nuevo sistema de
transporte o una infraestructura para gestionar residuos. En cualquiera de los
casos se pueden presentar algunas cuestiones que de nuevo pongan de mani-
fiesto la relación entre los actores (profesional, cliente, población) en un pro-
ceso de intervención y/o gestión ambiental: desde las razones para introducir
un cambio en la estructura sociofísica particular hasta la cuestión de quién
toma la decisión de intervenir en la misma, hasta la cuestión de quién toma
la decisión de intervenir en la misma y su legitimidad frente a otros grupos,
pasando por la manera más o menos compartida en la toma de decisión final.

Estas cuestiones plantean el análisis de la demanda de intervención, de las


diversas implicaciones éticas y políticas (diferentes para quien promueve la
intervención y para los destinatarios), además de las motivaciones reales y en
congruencia con las condiciones y los determinantes contextuales del lugar.

El científico social implicado en la intervención ambiental actúa con la fina-


lidad de conseguir mejorar el medio ambiente y la calidad de vida, como re-
cogen la mayoría de los códigos deontológicos de diferentes profesiones. En-
marcadas en este objetivo apuntamos algunas de las funciones del científico
social dentro del proceso de intervención, las cuales tienen mucho que ver con
el momento o la fase en la que se encuentre ésta. Si simplificamos un poco,
los momentos o las fases de una intervención en general se pueden sintetizar
en tres:
© FUOC • PID_00277542 22 Gestión ambiental y urbana

1) la evaluación�previa a cualquier actuación;

2)�el�diseño�y�la�implantación de la intervención y, finalmente,

3) la evaluación�de�la�intervención.

Cada una de estas fases comporta atender valoraciones y decisiones diferentes,


pero ello no significa que no estén interrelacionadas entre sí. Al fin y al cabo,
una intervención se diseña para responder a unas determinadas valoraciones
hechas anteriormente sobre unas necesidades o unos problemas determina-
dos, y la evaluación de su diseño y también de su implantación se hará de
acuerdo con aquellas necesidades y aquellos problemas. De la misma manera,
además de valorar los resultados obtenidos al final de la intervención, éstos
están relacionados con las necesidades iniciales, sin desatender las que puedan
surgir de nuevo, con lo cual vuelve a empezar el ciclo.
© FUOC • PID_00277542 23 Gestión ambiental y urbana

Ejemplo

Imaginad que estáis en una habitación a oscuras. ¿Qué es lo primero que hacéis? Ade-
más de manifestar que no veis nada, seguro que la principal preocupación es averiguar
dónde estáis y cómo no caerse. Haced una evaluación de la situación (1). El resultado es
evidente: se necesita luz; es decir, hay que intervenir. El paso siguiente será pensar en la
manera de encontrar el interruptor de la luz, lo que hará que decidáis buscarlo por las
paredes y en una determinada altura donde sospecháis encontrarlo. Pensad en el diseño
de la intervención que finalmente implantaréis cuando busquéis y, finalmente, pulsad
el interruptor (2). Una vez hecha la luz –quién sabe si preferiréis volver a apagarla–, lo
que hacéis es evaluar la intervención (3). Podría pasar que, aunque hubieseis encontrado
el interruptor, no se hubiera encendido la bombilla. En este caso, la evaluación de la
intervención os llevaría a volver a plantear una intervención nueva, como buscar una
puerta o una ventana...

El ejemplo anterior ilustra que una intervención proviene de la evaluación de


un problema y de la decisión de emprender una acción hacia éste, ya sea para
resolverlo o prevenirlo. Entonces, para dar respuesta a esta necesidad, hay que
planificar cómo hacerlo, lo que se acaba concretando en una manera deter-
© FUOC • PID_00277542 24 Gestión ambiental y urbana

minada de actuación. La ejecución de la intervención, finalmente, también


será objeto de evaluación, la cual puede destacar, además de la resolución o
no del problema inicial, nuevas necesidades de actuación; es decir, nuevas in-
tervenciones.

En definitiva, hay que entender la intervención como un proceso con unos


momentos o fases interrelacionados, aunque en el ejemplo es cómico hablar
de "fases", ya que son inmediatas. Pensad qué ocurre en una intervención ur-
banística o en la implantación de un nuevo sistema de transporte en la ciu-
dad o en una nueva infraestructura para la gestión de residuos. En cualquier
caso, hay que precisar que en la intervención ambiental, al igual que en la
intervención social, las fases o momentos de la actuación pretendida no son
tan "inmediatos". Prestemos atención brevemente a las tareas principales que
se deben tener en cuenta en cada una de estas fases de la intervención.

1) La primera fase de una intervención es cómo obtener un tipo de mapa o fo-


tografía inicial. Haciendo un paralelismo con la terminología médica, a veces
se define esta fase de la intervención como de elaboración de una diagnosis,
aunque no todo el mundo está de acuerdo al expresarlo con este símil, por la
valoración que se introduce al asociar, en la evaluación inicial, el objeto de
intervención con lo patológico.

Habitualmente, en esta primera fase se trata de conocer cuáles son las necesi-
dades o cuáles son los problemas sociales a los que la intervención quiere dar
respuesta. Hay que recordar que un problema no es sólo un hecho objetivo
y que depende de los valores o las ideas en conflicto entre diferentes grupos
sociales; es decir, que el problema es "diferente" según los grupos sociales, co-
mo se ha visto en el primer apartado, "Problemas, soluciones y concepción del
medio ambiente", de este módulo. Por este motivo, conocer las necesidades o
problemas es conocer las dimensiones objetiva y subjetiva de estas necesida-
des o problemas.

Ejemplo

Por ejemplo, en una intervención ambiental, como puede ser una intervención urbanís-
tica, en esta fase interesa evaluar el contexto de la intervención y el lugar concreto donde
se intervendrá, con sus características físicas y sociales que lo enmarcan, además de esti-
mar los impactos positivos y negativos de la intervención como ejercicio de prospectiva.

Evaluar el contexto en el que se quiere intervenir quiere decir "leer" todo aque-
llo que enmarca el lugar de la intervención, teniendo cuidado de considerar
su memoria histórica, los recursos materiales y organizativos disponibles (ser-
vicios, equipamientos, etc.) y la valoración del lugar que hace la población.
El análisis del lugar concreto en el que se quiere intervenir significa acotar los
límites físicos, los psicosociales (subjetivos) y los de influencia, tanto funcio-
nal como simbólica, además de su descripción física y de los aspectos sociales,
como el uso de los recursos disponibles, los lugares de interacción, etc.
© FUOC • PID_00277542 25 Gestión ambiental y urbana

2) En la fase siguiente, de diseño�de�la�intervención, se trata de concebir, crear


y formalizar el proyecto de intervención. Esto requiere la elaboración de las
herramientas y los procedimientos más adecuados para alcanzar los objetivos
que la intervención se propone. Mientras que en la fase anterior, de evaluación
previa, uno de los criterios de valoración reside en establecer el nivel de perti-
nencia de la posible intervención, además de decidir la prioridad de los cam-
bios que se quiere implantar, en la planificación de la intervención algunas
de las cuestiones que se deben tener en cuenta son la suficiencia, la capacidad
y la adecuación de las medidas o soluciones, proyectadas en la intervención,
para alcanzar los objetivos propuestos.

3) Una vez ejecutada la intervención, queda su evaluación�final o valoración


posterior, como la última de las fases en las que se ha dividido el proceso de
intervención. Esto no quiere decir que no se hayan efectuado evaluaciones en
las fases anteriores. Lo que en todo caso se destaca habitualmente después de
la intervención es la necesidad de averiguar si se han alcanzado los resultados
y de qué forma, considerando los recursos aplicados, y qué otros impactos ha
habido.

Querer saber hasta qué punto hemos alcanzado los objetivos que nos había-
mos propuesto en la intervención comporta valorar su eficacia. Si estos resul-
tados los relacionamos con los esfuerzos y los recursos destinados, entonces el
criterio que determina el valor de la intervención es el de la eficiencia. Aparte
de valorar los objetivos propuestos, lo cual se simplifica en la valoración de
los resultados obtenidos, debemos considerar que toda intervención genera
unos efectos o impactos, ya sean perseguidos o no. En este sentido, podemos
intentar valorar la efectividad de la intervención que se produce cuando la
evaluación procura determinar los efectos producidos sobre la población o el
territorio de referencia, más que sobre los destinatarios de la intervención, da-
do que se trata de un programa o de un servicio. Para acabar este apartado, re-
saltamos, como hace Gil (2001), que cuando hablamos de evaluación de ma-
nera cotidiana, nos referimos a un proceso comparativo en el que, al menos,
ponemos de relieve dos cuestiones:

a) Por una parte, las informaciones básicas sobre el pasado, lo que ha ocurrido.

b) Por otra parte, un referente "ideal" de contraste con el que comparamos lo


que ha pasado. Este referente "ideal" es lo que queríamos o tendría que haber
pasado. Cuando nos referimos a evaluación en el ámbito de la intervención
social, vamos un poco más allá.

"La evaluación, dentro del campo de la intervención social, es un proceso, no un acto


localizado y puntual, sistematizado, siguiendo una lógica determinada y unos criterios
de recogida y análisis de información, para permitir valorar los hechos o los fenómenos
sociales tangibles, con la intención de averiguar las limitaciones y sus causas, respecto de
un diseño por expectativa ideal o prefigurada, de manera que se llegue a unas conclusio-
nes/resultados, y así poder decidir medidas o soluciones que provoquen mejoras."

Gil (2001, p. 193).


© FUOC • PID_00277542 26 Gestión ambiental y urbana

Lectura recomendada

Para conocer un poco más sobre la evaluación, en el caso de los programas de interven-
ción social fundamentalmente, una lectura muy amena es la aludida de Miguel Ángel
Gil, cuya referencia completa es:

M. A. Gil (2001). Algunas nociones sobre la evaluación de programas: evaluar para trans-
formar. En Tomás R. Villasante, Manuel Montañés y Pedro Martín. Prácticas locales de
creatividad social. Construyendo ciudadanía/2 (pp. 191-206). Barcelona: El Viejo Topo.

Resumen

Las fases de una intervención en general se pueden sintetizar en tres: la evaluación previa
a cualquier actuación, el diseño y la implantación de la intervención y, finalmente, la
evaluación de la intervención.

• En la primera fase se trata de conocer cuáles son las necesidades o cuáles son los
problemas sociales a los cuales la intervención quiere dar respuesta.

• En el diseño de la intervención se trata de concebir, crear y formalizar el proyecto


de intervención.

• Después de la intervención, se trata de averiguar si se han alcanzado los resultados


y de qué manera, teniendo en cuenta los recursos aplicados, y qué otros impactos
ha habido.

1.2. Planificación del territorio

1.2.1. Los planes estratégicos

Las particularidades en cuanto a la definición de los problemas ambientales,


las maneras de plantear las soluciones, relacionadas con las visiones de la re-
lación entre las personas y el entorno, y todo lo que tiene que ver con los
procesos de intervención, con las distintas finalidades en cada una de sus fa-
ses, sólo son algunas de las cuestiones que se generan en el discurso hacia la
intervención ambiental.

La intervención ambiental tiene más que ver, como ha hecho notar Pol (2000),
con "la creación de lugares", lo cual conecta con la psicología ambiental ar-
quitectónica, y con la planificación y el diseño de infraestructuras y servicios.
Una y otra orientación se han visto nutridas por la demanda de relaciones
más sostenibles entre personas y entornos. El ámbito de la gestión ambiental,
en el que se sitúan muchas disciplinas además de la psicología ambiental, ha
experimentado un gran desarrollo a partir de la expansión del concepto de
sostenibilidad.

Sin ser exhaustivos, en lo que resta de este módulo, proponemos tres temas
en los que se plantea actualmente, y con más frecuencia, la discusión sobre la
intervención ambiental hacia la sostenibilidad: la planificación del territorio,
la gestión ambiental y la promoción y la educación ambiental. En realidad, en
todos y cada uno de estos temas se cuestiona la relación entre las tres vertien-
© FUOC • PID_00277542 27 Gestión ambiental y urbana

tes constitutivas de la concepción del medio ambiente a las que aludimos al


principio de este módulo (los recursos naturales, el entorno construido y el
entorno organizacional-productivo).

Detrás de todo ello encontramos también, como ya hemos insinuado, algunas


de las "palabras" que más a menudo surgen en la discusión ambiental; pala-
bras que, como en el caso de la sostenibilidad, construyen y objetivan dicha
discusión. Estamos pensando también en los conceptos de calidad de vida,
de pobreza y de equidad, de participación y de gobernabilidad, entre otros.
Todos y cada uno de ellos se encuentran reflejados de manera transversal en
los temas que ahora abordamos.

Ejemplo

Una muestra de las relaciones entre explotación del territorio, crecimiento urbanístico,
estilos de vida, uso de los recursos y los impactos sobre el entorno son las preguntas que a
uno le surgen después de leer la entrevista siguiente realizada al naturalista Jordi Sargatal
y publicada en el diario El País.

Esta controversia sobre la concepción del medio ambiente a menudo se plan-


tea globalmente tomando como punto de referencia el territorio. Es cuando
ponemos sobre la mesa la cuestión de cómo se debe planificar el desarrollo, el
crecimiento, la manera de utilizar los recursos disponibles, etc. Existen distin-
tas aproximaciones a esta discusión, como los planes territoriales, los planes
estratégicos o las agendas 21. Un caso particular y a menor escala geográfica
son los planes comunitarios, en los que, como veremos más adelante, además
de interés por la planificación del futuro de la comunidad, también se enfatiza
la manera misma en la que ésta es gestionada.

¿Conocéis el juego por ordenador SimCity? En este juego se trata de construir una ciu-
dad. Disponéis de una serie de recursos y, en función de lo que construyáis, tenéis unos
problemas u otros, y de hecho se puede entender como una simulación de lo que ocurre
en la planificación del territorio. Si no habéis jugado nunca, os puede resultar interesante
para que os ayude a adquirir algunas de las cuestiones de las que se habla en esta unidad.

La planificación estratégica significa trasladar al territorio las formas de rela-


ción entre las personas y los recursos en los entornos construidos y de carác-
ter productivo-organizativo. Cuando este tipo de planificación explicita una
intencionalidad hacia la sostenibilidad, entonces la cuestión consiste en có-
mo trasladarla a la práctica en el ámbito local. Las principales herramientas
de planificación son los planes estratégicos, los planes territoriales, los planes
generales de ordenación urbana y, con un carácter más enfocado a la sosteni-
bilidad, las agendas 21 locales.

Un plan territorial (PT) tiene una naturaleza normativa. Su formulación es re-


gulada administrativamente. En una escala menor, los podemos comparar a
los planes generales de ordenación urbana (PGOU), que son otra herramienta
de planificación, en este caso urbanística. PT y PGOU conviven en muchos
territorios con los planes estratégicos, hasta el punto de coexistir planes estra-
tégicos municipales con otros de mayor alcance.
© FUOC • PID_00277542 28 Gestión ambiental y urbana

Ejemplo

Una noticia aparecida en La Vanguardia el 12 de junio del 2002 ("La Generalitat crea un
observatorio y entra en el debate metropolitano") muestra esta coexistencia de planes
en una misma zona, al hacerse resonancia de la creación del Observatorio de Desarrollo
Estratégico de Cataluña, Odecat.

En unas jornadas sobre sostenibilidad, Alcornocal (2002) explicaba esta mul-


tiplicidad de herramientas de planificación en la realidad española de la ma-
nera siguiente:

"Los territorios, en su historia más reciente, han definido y aplicado diferentes instru-
mentos de planificación para ordenar su crecimiento y desarrollo. La planificación urba-
nística es hasta ahora, desde la promulgación de la Ley del Suelo de 1956, la que más
intensamente ha influido en el diseño territorial y urbano actual, en el «modelo territo-
rial» y su gestión, intentando adaptarse dinámicamente a la evolución de las fuerzas e
intereses que actúan sobre el suelo.

En la década de los noventa, en parte como réplica a la insuficiencia de la planificación


urbanística para conseguir que los territorios orienten sus procesos y organicen sus fun-
ciones urbanas de una manera competitiva y eficaz en un entorno fuertemente cambian-
te, se inició en España la elaboración de planes estratégicos, a partir del de Barcelona.
El éxito de estos planes es notorio, ya que en este momento, son más de cuarenta las
ciudades españolas que los desarrollan.

Los planes estratégicos presentan hasta ahora un balance interesante, con visiones y pro-
yectos integrados en muchos casos, que han permitido la formulación de objetivos glo-
bales y la colaboración pública-privada en la definición y desarrollo de grandes proyectos
ciudadanos. Sin embargo, entre los elementos críticos del balance, figura un excesivo én-
fasis en la competitividad económica y una escasa exploración del desarrollo sostenible."

Alcornocal (2002).

Con relación a la planificación�urbanística, Valera et al. (1996) lo entienden como el


conjunto de dictámenes que definen cualquier transformación, urbanización, edificación
o aprovechamiento del territorio. Siguiendo a estos autores, los planes�urbanísticos:

"Son la concreción de las leyes generales urbanísticas que, presentadas de forma gráfica,
se aplicarán a un territorio concreto y contienen determinaciones que fijan: a) la división
futura de un territorio en suelo público (calles, áreas verdes, equipamientos) y suelo pri-
vado (parcelas edificables); b) aquello que se puede y aquello que no se puede edificar
en cada zona mediante la delimitación de alturas, porcentajes de ocupación, separación
entre vecinos, etc., además de los usos permitidos y prohibidos y c) el procedimiento,
financiación y plazos de realización, aunque este último punto hace referencia específi-
camente a la gestión urbana."

Valera, Íñiguez, Pol y Llueca (1996, núm. 1: 45-55).

De acuerdo con Alcornocal, hasta no hace mucho los planes�estratégicos han Ejemplo
enfatizado sobre todo el aspecto económico, en el sentido de buscar los me-
Os podéis hacer una idea de
dios para garantizar un mejor posicionamiento en relación con el entorno te- lo que es un plan estratégico a
rritorial. Estas mejoras son entendidas desde el punto de vista del crecimiento partir del dossier de prensa ela-
borado con motivo de la apro-
económico y de la calidad de vida de la población, aunque la participación en bación del I Plan Estratégico
Metropolitano de Barcelona.
su elaboración no se puede calificar de abierta a toda la población, en tanto
que se limita principalmente a una participación institucional y corporativa,
buscando los acuerdos por medio del consenso con los principales grupos de
influencia en el territorio, a diferencia de las agendas 21 locales, que procuran
elaborar procesos de participación con una mayor amplitud de base social.

En el trasfondo de las propuestas territoriales con una decidida voluntad ha-


cia la sostenibilidad ambiental, económica y social, de una manera o de otra
se abordan el modelo de territorio, los flujos metabólicos (agua, energía, resi-
© FUOC • PID_00277542 29 Gestión ambiental y urbana

duos) y los flujos de información (información y conocimiento). Este interés


es una consecuencia de las tendencias actuales de ocupación de los territorios
en general, caracterizados por la competitividad, el consumo creciente de re-
cursos, la fuerte inversión en infraestructuras orientadas a la expansión y la
ocupación urbana del territorio y la concepción del suelo como un artículo
de consumo más.

Uno de los modelos de territorio actualmente en discusión es el de la ciudad Lectura recomendada


mediterránea a menudo tildada de compacta, porque presenta una elevada
Una propuesta de modelo de
imbricación de usos; compleja, porque favorece un elevado número de inter- territorio sostenible que tie-
cambios y contactos diversos y basados en la cohesión social. A menudo, es- ne en cuenta los criterios de
compacidad, complejidad,
te modelo de ciudad compacta se contrapone al modelo de la ciudad difusa, eficiencia y estabilidad es la
elaborada dentro del marco
ejemplarizado no sólo en ciudades norteamericanas, donde el crecimiento ur-
de la Agenda 21 de Barcelo-
banístico es como una mancha de aceite, con viviendas unifamiliares y con na. Su referencia es:
una fragmentación y especialización de usos (residencial, comercial, etc.) para S. Rueda (2002). Barcelona,
ciutat mediterrània, compac-
cada zona, sino también en ciertas ciudades europeas. ta i complexa. Una visió de fu-
tur més sostenible. Barcelona:
Ajuntament de Barcelona.
© FUOC • PID_00277542 30 Gestión ambiental y urbana

Diferentes ejemplos de planificación urbanística, de más a menos compactos en el sentido de las agujas del reloj.
Fuente: J. Esteban Noguera (2003). La ordenación urbanística: conceptos, herramientas y prácticas (p. 150). Barcelona: Diputació
de Barcelona. Editorial Electa.

Actividad

Haced una búsqueda del crecimiento urbanístico del municipio en el que vivís. Buscad
planos y mapas en los que se muestren los usos del suelo (residencial, industrial, no
urbanizable, etc.) y, si es posible, de diferentes años. Comparadlos y os haréis una idea
de cómo se ha concretado el modelo de crecimiento en vuestro pueblo o ciudad.

Resumen

La planificación estratégica significa trasladar al territorio las formas de relación entre las
personas y los recursos en los entornos construidos y de carácter productivo-organizativo.

Las principales herramientas de planificación son los planes estratégicos, los planes te-
rritoriales, los planes generales de ordenación urbana y, con un cariz más enfocado a la
sostenibilidad, las agendas 21 locales.
© FUOC • PID_00277542 31 Gestión ambiental y urbana

1.2.2. Las agendas 21 locales

Las agendas 21 locales son otro de los instrumentos para planificar y tomar
decisiones sobre el territorio. Su origen se sitúa en la Conferencia sobre Medio
Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992, donde, después
del análisis de los problemas que tenía el planeta, se acordó definir una es-
trategia conjunta de actuación para hacer una sociedad más equitativa y en
equilibrio con la naturaleza. Por este motivo, uno de los acuerdos tomados
en la declaración de Río fue elaborar una agenda para el siglo XXI. Como en
una agenda personal, donde apuntamos lo que tenemos que hacer para los
días o las semanas próximas, la Agenda 21 se propone establecer los objetivos
para alcanzar la sostenibilidad económica, social y ambiental en el futuro. Se
trata, por lo tanto, de un compromiso y una guía para el desarrollo y la gestión
sostenibles del mundo de manera global y local.

Dos años después, en la ciudad danesa de Aalborg se celebró una Conferencia


Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles, de la cual salió un nuevo docu-
mento de compromiso –la Carta de Aalborg. A partir de la elaboración de di-
cho documento se empezaron a concretar las iniciativas locales de Agenda 21.
Durante los años siguientes, se continuaron celebrando reuniones y conferen-
cias internacionales en Lisboa (1996), Estambul –Habitat II– (1996) y Hanno-
ver (2000), en las que se precisaron las maneras de aplicar los principios de
sostenibilidad en los entornos urbanos. Diez años después de Río, en la Cum-
bre de Johannesburgo, a pesar de las críticas contra los avances hacia la sos-
tenibilidad, más de seis mil ciudades y pueblos de más de cien países habían
empezado procesos de Agenda 21.

Actividad

Leed y resumid las principales ideas del artículo siguiente de Esteve Corbera y Martí Boa-
da, aparecido en un foro de Internet, en septiembre del 2002, y titulado De Río a Johan-
nesburgo: ¿nos lo podemos creer?

De este conjunto de compromisos han surgido diferentes redes y asociaciones


con la finalidad de compartir las distintas experiencias locales. Algunas de
éstas son:

• El Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales Locales (ICLEI). Web recomendada
Formado por gobiernos municipales, con el objetivo de erigirse como mo-
Encontraréis más in-
vimiento mundial de gobiernos municipales, promueve campañas para formación en: http://
favorecer la toma de decisiones y compromisos de acción sostenibles entre www.iclei.org/

los gobiernos locales.

• La Red de Ciudades y Pueblos hacia la Sostenibilidad. Asociación que reúne Web recomendada
de manera voluntaria municipios y entidades territoriales, constituida en
Encontraréis más in-
1997 por más de ciento treinta municipios catalanes, que pretende servir formación en: https://
de herramienta para intercambiar y facilitar la cooperación en el desarro- www.diba.cat/web/xarxasost/
© FUOC • PID_00277542 32 Gestión ambiental y urbana

llo sostenible de las ciudades de las comarcas de Barcelona, además de im-


plantar y seguir las agendas 21 locales.

• Campaña Europea de Ciudades y Pueblos para la Sostenibilidad. Es el re- Web recomendada


sultado del compromiso de la ciudad de Aalborg, procura facilitar el apren-
Encontraréis más in-
dizaje conjunto en la elaboración de los planes de acción locales a partir formación en: https://
del intercambio de conocimientos y experiencias. sustainablecities.eu/home/

Lecturas recomendadas

Los procesos de Agenda 21 han generado muchas guías y documentos para su elabora-
ción. Aquí tenéis dos referencias muy conocidas:

N. Hewitt (1996). Guia Europea per a la Planificació de les Agendes 21 Locals. Barcelona:
Ajuntament de Barcelona, ICLEI.

V. Sureda (dir.) (1998). Eines per a una gestió municipal cap a la sostenibilitat. La pràctica
diària de l’Agenda 21 Local. Barcelona: Diputació de Barcelona.

Una Agenda 21 es una forma de evaluar la sostenibilidad del entorno local


en relación con las dimensiones social, económica y ambiental, entendidas
necesariamente de manera transversal, con la finalidad de proponer, con la
participación de toda la comunidad, el conjunto de acciones y las prioridades
con vistas a alcanzar un modelo sostenible de ciudad y con la exigencia de
una autoevaluación constante de las acciones implantadas.

La transversalidad de la sostenibilidad y la participación de todo el mundo


son dos de los parámetros clave de las agendas 21 destacados en la Carta de
Aalborg y afirmados en muchas otras declaraciones. Cruzando estos dos pará-
metros, Font (2002) destaca la tipología siguiente de estrategias en el proceso
de Agenda 21:

Nivel de participación
(integración ciudadana)

Reducido�(-) Elevado�(+)

Nivel de transversalidad Elevado�(+) Agenda local 21 Agenda local 21


(integración temática) Tecnocrática Estratégica

Reducido�(-) Agenda local 21 Agenda local 21


Simbólica Pluralista

Tipo de estrategias en el proceso de Agenda 21.


Fuente: Equipo de Análisis Político. Universidad Autónoma de Barcelona (2000) Agenda 21 de Barcelona: Criterios y propuestas
para la participación ciudadana (documento de trabajo para desarrollar a lo largo del año 2001, de acuerdo con lo aprobado
por el plenario del Consejo Municipal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, en julio del 2000).

Lecturas recomendadas

Para saber más sobre cuál es la situación de las agendas 21 en Europa y en el Estado
español, podéis consultar:

F. Gomila (2000). La Agenda Local 21 en Europa: Un análisis comparado. En N. Font y


J. Subirats (ed.). Local y Sostenible. Barcelona: Icària.

N. Font (2002). La Agenda Local 21 en España. Ponencia presentada en la 6.ª jornada del
Fòrum per a la Sostenibilitat de les Illes Balears (any 2002): Planificació, participació i gestió cap
© FUOC • PID_00277542 33 Gestión ambiental y urbana

a la sostenibilitat ambiental (19 de noviembre del 2002. Centro de Cultura de Sa Nostra).


Palma: Conselleria de Medi Ambient del Govern de les Illes Balears.

Es necesario, para el éxito de una Agenda 21, que todas las "voces" que forman
la población participen en el proyecto. Esto quiere decir que los objetivos y las
acciones que se quieren alcanzar en el futuro se tienen que construir a partir
de la participación de todos los agentes económicos, los poderes públicos y de
toda la red ciudadana de entidades y asociaciones, además de las personas no
organizadas en ninguna de éstas. Es este proceso de construcción y de consen-
so de una visión compartida lo que puede favorecer el compromiso de toda
la población en dicho proceso.

En resumen, a diferencia de otras herramientas como los planes estratégicos,


la Agenda 21 es un proceso más abierto a la participación de todo el mundo,
además de estar enfocado eminentemente a los valores de la sostenibilidad. Y
esto, entendiendo que la participación no sólo se debe dar en un momento
puntual, sino a lo largo de todo el proceso; no sólo desde las habituales esferas
de decisión y poder, la participación debe ser más bien próxima a la ciudada-
nía; no sólo para recoger información y opiniones, más bien para discutir y
decidir entre todos; y no tienen que ser sólo asociaciones y expertos los que
participen, así será una participación pluralista y verdaderamente ciudadana.

En cuanto a las principales fases de una Agenda 21 local, a menudo se denomi-


na fase de diagnosis la evaluación inicial y plan de acción al establecimiento de
las líneas estratégicas, los programas y las actuaciones en los que se concretan
los objetivos propuestos. Con relación al proceso de participación ciudadana,
esto se combina con fases de información y discusión en las cuales la finalidad
es la síntesis y concreción.

Encontraréis muchos sitios web relacionados con la Agenda 21. Destacamos una direc-
ción donde podéis encontrar información y ejemplos sobre el proceso de Agenda 21:

http://www.bcn.es/agenda21

Es la Agenda 21 puesta en marcha en el municipio de Barcelona.

Lectura recomendada

Para mencionar un ejemplo concreto, en este caso de la Agenda 21 de Barcelona, las dos
publicaciones que os facilitamos pueden ser útiles para conocer su proceso:

Consell de Medi Ambient i Sostenibilitat. Ajuntament de Barcelona. (2001). Cap a


l’Agenda 21 de Barcelona. Barcelona: Ajuntament de Barcelona.

Consell de Medi Ambient i Sostenibilitat. Ajuntament de Barcelona (2002). Acció 21.


Guia metodològica per avançar cap a la sostenibilitat de Barcelona. Barcelona: Ajuntament
de Barcelona.

El urbanismo, el desarrollo económico, las políticas sociales y, últimamente,


las políticas ambientales, como principales prioridades en las que se han con-
cretado la mayoría de las políticas municipales en el Estado español desde la
democracia, y que se empiezan a integrar dentro de las agendas 21, también
© FUOC • PID_00277542 34 Gestión ambiental y urbana

son algunas de las áreas temáticas que aparecen conectadas en los planes co-
munitarios: uno de los instrumentos de planificación, de menor alcance geo-
gráfico que los anteriores y que veremos a continuación.

Actividad

¿Sabéis si se ha puesto en marcha la Agenda 21 en vuestro pueblo o ciudad? Si no es


el caso, ¿conocéis algún lugar en el que sí se haya empezado a elaborar? En cualquier
caso, intentad responder las preguntas siguientes: ¿en qué estado se encuentra el proceso?
¿Se ha dado a conocer? ¿Ya se dispone de algún tipo de diagnóstico de cuáles son los
principales problemas locales para alcanzar la sostenibilidad? ¿Se han establecido algunos
objetivos para la acción? ¿Cómo se ha facilitado o se facilita el proceso para que participen
en el mismo las personas y los agentes sociales?

Resumen

Una Agenda 21 es una manera de evaluar la sostenibilidad del entorno local con la fi-
nalidad de proponer el conjunto de acciones y las prioridades para alcanzar un modelo
sostenible de ciudad.

La transversalidad de la sostenibilidad y la participación de todo el mundo son dos de


los parámetros clave de las agendas 21.

1.2.3. Los planes comunitarios

Los planes comunitarios son otra de las oportunidades en las que integrar gran
parte de lo que hemos expuesto hasta el momento. Como en el caso de las
agendas 21, a pesar de que las hemos encuadrado dentro de la planificación,
también enfatizan la gestión. Evidentemente, la planificación y la gestión no
son dos compartimentos estancos sin conexión.

Por este motivo, es interesante destacar al plan comunitario como uno de los
instrumentos en los que se presentan más posibilidades de integrar las dife-
rentes dimensiones de la sostenibilidad. Sin embargo, se trata de algo más que
una herramienta: más bien se trata de un proceso, un proceso de desarrollo. El
enfoque de los planes comunitarios a los que haremos alusión aquí proviene
de la tradición en intervención social comunitaria arraigada en la investiga-
ción-acción participante, que ha sido muy desarrollada en Latinoamérica (Fals
Borda, 1992; Montero, 1994; Marchioni, 1999).

La investigación acción-participativa (IAP) es una manera de entender la intervención


muy arraigada en la psicología social latinoamericana que tomó fuerza en los años ochen-
ta. Con una ética de compromiso social y político con la realidad que la rodea, a la in-
vestigación-acción se añade el concepto de autogestión, como ha hecho notar Montero
(1980, 1994). Desde la investigación-acción participativa la ciencia tiene que responder
a sujetos colectivos concretos. Es popular en el sentido de que debe servir a una ciencia
social que lleve a una práctica al servicio de la liberación, a una moral de compromi-
so-acción.

La IAP se fundamenta en la participación y el compromiso, en los que el investigador se


involucra como agente en el proceso estudiado. La IAP comporta cuatro etapas: el análisis
de la estructura social y la determinación de los grupos clave; la selección de temas y
enfoques según el nivel de conciencia de estos grupos; la detección de las raíces históricas
de la estructura social y el ámbito territorial y, finalmente, la restitución de los resultados
de los grupos para dinamizar su acción.

La diferencia con otros modelos de intervención se puede ver gráficamente en la figura


siguiente:
© FUOC • PID_00277542 35 Gestión ambiental y urbana

Posibles orígenes de una demanda de intervención.


Fuente: M. A. Martín (2001). Dos experiencias de investigación-acción-participativa en la
autogestión de asociaciones y cooperativas. En R. Tomás, R. Villasante, M. Montañés y J. Martí.
La investigación social participativa. Construyendo ciudadanía/1 (pp. 185-229). Barcelona: El Viejo
Topo

Lecturas recomendadas

Si queréis conocer un poco más sobre esta perspectiva crítica de la intervención psicoso-
cial en Latinoamérica, podéis consultar dos obras de la autora venezolana Maritza Mon-
© FUOC • PID_00277542 36 Gestión ambiental y urbana

tero, además de la psicología de la liberación planteada por Ignacio Martín-Baró y las


aportaciones de Orlando Fals Borda:

O. Fals Borda (1992). La ciencia y el pueblo: nuevas reflexiones. En M.C. Salazar (comp.).
La investigación-acción participativa. (pp. 175-191). Madrid: Editora Popular-Organización
de Estado Iberoamericanos.

I. Martín-Baró (1990). Psicología de la liberación para América Latina. Guadalajara, México:


Universidad de Guadalajara.

M. Montero (1980). La psicología social y el desarrollo de comunidades en América Lati-


na. Revista Latinoamericana de Psicología, núm. 12 (1), pp. 161-170.

M. Montero (1994). Un nuevo paradigma para la Psicología Social. Reflexiones desde el


quehacer en América Latina. En M. Montero (coord.). Construcción y crítica de la Psicología
Social (pp. 27-48). Barcelona: Anthropos.

Como ya se ha visto antes (ved el apartado "Intervención y acción social"), son


tres los actores principales o protagonistas del proceso de desarrollo comuni-
tario, sin cuya implicación no tiene ningún sentido un plan comunitario: las
administraciones e instituciones, la población y los distintos recursos de cariz
técnico, profesional y de conocimientos que de alguna manera tienen contac-
to con la comunidad. Y como también ya hemos descrito, la iniciativa puede
partir de cualquiera de los tres actores.

En el trasfondo de los planes comunitarios se encuentra la idea de que se tra-


ta de un proceso dialéctico y dinámico, de relación cambiante entre los tres
actores implicados y de que, por tanto, es necesario partir de lo que hay, sin
suprimir ni sustituir nada. La evaluación de un plan comunitario está, por lo
tanto, en relación con el punto de partida o diagnóstico, y de ella hay que
hacer siempre una devolución porque la información, como fuente de poder
debe ser pública dentro de un proceso de retorno y socialización del conoci-
miento. Además del de despacho, hay que programar el trabajo en la calle, ya
que todo el trabajo se encuentra enfocado hacia las relaciones entre los tres
actores. Por ello el objetivo debe ser que el grado de participación e implica-
ción sea libre, sin excluir a nadie aparte de quien se autoexcluya, pero siempre
abriendo el proceso a todos.

Web recomendada

Un ejemplo de plan comunitario lo bastante desarrollado y conocido es el


del barrio de la Trinitat Nova, de la ciudad de Barcelona. Su página web
es: https://ajuntament.barcelona.cat/noubarris/es/el-distrito-y-sus-barrios/la-trinitat-no-
va/equipamientos/pla-comunitari-trinitat-nova_99400237643

Siguiendo a Marchioni (1999), los principales elementos de un plan comuni-


tario son: la integración institucional e interinstitucional, la coordinación de
los recursos, el diagnóstico y la programación comunitaria, el equipo comu-
nitario y la asociación comunitaria.
© FUOC • PID_00277542 37 Gestión ambiental y urbana

La asociación�comunitaria actúa por consenso e incluye a representantes de


todas las asociaciones existentes en la comunidad. Su finalidad es llevar a cabo
el plan, además de informar constantemente a los ciudadanos de sus activida-
des, finalidades, gastos, etc. No sustituye ningún servicio ni a ninguna asocia-
ción, a menudo impulsa que salgan otras nuevas.

El equipo� comunitario trabaja específicamente para el proceso, se encarga


de la gestión y la coordinación cotidiana e inmediata del Plan. Se centra en
tres grandes áreas de funciones: la organización, el desarrollo comunitario y el
conocimiento y el estudio. La organización comunitaria implica organizar los
recursos, teniendo en cuenta su coordinación, programación y planificación.
Por medio del desarrollo comunitario se intenta potenciar el tejido social, po-
tenciando las asociaciones existentes y fomentando el nacimiento de otras. El
conocimiento y el estudio se refieren a la socialización del conocimiento de la
realidad a todos los protagonistas, en el proceso de escuchar a la comunidad o
audición (conversaciones, diálogo con personas de la calle, observación par-
ticipante y otras estrategias de cariz etnográfico), en la elaboración del diag-
nóstico y en la individualización de las prioridades generales. Con respecto al
diagnóstico, una de las razones de su fuerza reside en el hecho de que es ela-
borado por todos. Su razón es poder compartir una visión global e integrada
de la comunidad, a partir de la cual se pueden decidir las líneas de actuación.

El equipo comunitario también tiene la tarea de informar hacia la comunidad


y hacia fuera, además de elaborar la documentación de todo el proceso. Hay
que recordar que, si bien la participación implica información, la relación in-
versa no es igualmente cierta. La información debe ser igual para todos, llegar
a todo el mundo, con diversidad de herramientas y soportes adecuados en nú-
mero y en calidad a quien tiene que llegar.

La información y la documentación, el conocimiento y la audición, además Lectura recomendada


de la programación y la coordinación, son elementos permanentes de la me-
Podéis encontrar más infor-
todología de un plan comunitario. Es en el comité técnico, en el cual hay per- mación sobre este plan co-
sonas de cada uno de los servicios que intervienen en el territorio (sanidad, munitario en:
O. Rebollo (2002). El Plan
enseñanza, servicios sociales, etc.), donde también se facilita el encuentro y Comunitario y Social de Tri-
el intercambio entre los diferentes recursos� y� su� coordinación, además de nitat Nova (Barcelona): un
referente de la planificación
representar un centro de asesoramiento para las instituciones y la población. participativa local. En I. Blan-
Con respecto a la integración�institucional�e�interinstitucional, una forma co y R. Gomà (coord.). Go-
biernos Locales y Redes Partici-
habitual es la firma de un convenio en el que las administraciones, junto con pativas. Barcelona: Ariel.
otras instituciones, acuerdan su grado de compromiso.
© FUOC • PID_00277542 38 Gestión ambiental y urbana

Fuente: Y. Jiménez y J. Martí (2002). Trinitat Nova

Éste es el esquema general de los actores del Plan Comunitario de Trinitat Nova (PCTN),
en el que se pueden distinguir el ámbito ciudadano, el ámbito técnico y el ámbito po-
lítico. En el ámbito ciudadano aparecen la Asociación� de� Vecinos� de� Trinitat� Nova
(AVCN); una estructura informal de coordinación�técnica�y�política en que la que están
presentes miembros de la Junta, el coordinador y algunos de los técnicos del Plan más
implicados; una red�amplia�y�relativamente�difusa�de�personas�y�grupos, más formales
o más informales, una parte importante de los cuales se reúne con periodicidad mensual
y que se denomina Grupo� abierto; además de otros entornos,� grupos� y� vecindario,
algunos con una vinculación más informal y esporádica con el PCTN, otros sin vincula-
ción o muy ocasional. En el ámbito técnico, aparecen el Comité�Técnico y, además del
Equipo�Comunitario�(EC), hay una segunda estructura técnica: el Equipo�de�Desarrollo
Local�(EDL). En el ámbito político, encontramos las administraciones que financian el
PCTN y otros niveles de las administraciones que son interlocutoras del PCTN.

Además de los actores y los procesos descritos, en un plan comunitario tam-


bién queremos destacar los factores estructurales. Es evidente que la comuni-
dad en la que se desarrolla un plan comunitario está formada por una pobla-
ción y unos recursos, con unas características particulares, además de unas de-
mandas determinadas, y que se ubica en un territorio concreto. En este caso,
nos referimos a la población y a los recursos entendidos como factores estruc-
turales, y también como actores principales del proceso. En la población hay
personas que son líderes, dirigentes, responsables, usuarios, etc., además de
haber unos tipos de familias, unos grupos formales como las asociaciones e
informales como los grupos de amigos y unos colectivos. También la forma en
la cual los recursos están presentes en la comunidad puede ser diversa, y no
sólo en cantidad: recursos socioasistenciales, ocupacionales, educativos, sani-
tarios, culturales, deportivos, de ocio, informativos, etc.

Actividad

A continuación os proponemos la lectura de dos artículos de dos sociólogos, Gil Calvo y


Borja, sobre la transformación de las ciudades. Los dos artículos aparecieron en la sección
de opinión (p. 15) del diario El País, el domingo 20 de abril del 2003. Intentad identifi-
car los conceptos que se han trabajado en esta unidad centrada en la planificación del
territorio:

Indiferencia civil y diferencias urbanas de Enrique Gil Calvo


La revolución urbana de Jordi Borja
© FUOC • PID_00277542 39 Gestión ambiental y urbana

Resumen

Un plan comunitario es un proceso de desarrollo de una comunidad con la implicación


de las administraciones, la población y los distintos recursos (técnicos, profesionales y
conocimientos).

Los principales elementos de un plan comunitario son la integración institucional e in-


terinstitucional, la coordinación de los recursos, el diagnóstico y la programación comu-
nitaria, el equipo comunitario y la asociación comunitaria.

Una comunidad está formada por una población y unos recursos, con unas características
particulares, además de unas demandas determinadas, que hay en un territorio concreto.

1.3. La gestión ambiental en las empresas y en la Administración


pública

1.3.1. Los sistemas de gestión ambiental

Otro espacio en el cual se ha generado el debate ambiental ha sido en el sector


de las empresas y las organizaciones. La gestión ambiental en las empresas, a
caballo entre la obligación de la legislación ambiental y la estrategia de com-
portamiento en el mercado, ha producido toda una serie de herramientas y
procedimientos en este sentido. La gestión ambiental en el sector público tam-
bién ha destacado desde los ámbitos locales o municipales, y se ha conectado
con la discusión sobre la planificación del territorio. Más adelante veremos
que las denominadas auditorías municipales y las agendas 21 se han conver-
tido en procesos paralelos en algún momento. La gestión ambiental, además
de dimensiones tecnológicas, implica gestión de comportamientos sociales de
los miembros de las organizaciones (empresas y/o administraciones públicas)
y de la ciudadanía.

La idea de cambio que se extrae de lo que se entiende por intervención en ge-


neral e intervención ambiental en particular, como se ha visto anteriormente
(ved el apartado "Intervención y acción social"), la podemos desarrollar un po-
co más. De entrada, este cambio puede ser planificado o bien ser el resultado
de actuaciones espontáneas de elementos naturales, de personas, de organiza-
ciones y, en suma, de sujetos con la capacidad de incidir sobre otros y sobre
el medio. Esta afectación en el medio urbano, tecnológico, natural, etc. puede
llegar a afectar al equilibrio ecológico anterior al cambio, y provocar un orden
nuevo o, al contrario, fortalecer el orden establecido.

Es evidente que la planificación de la intervención incluye de alguna manera


la gestión, aunque el énfasis en uno u otro puede ser diferente y las sensibili-
dades (orientadas a valores ambientales, económicos, sociales, etc.) pueden ser
diferentes. Entonces, toda intervención ambiental es objeto de gestión, bien
por acción o bien por omisión, aunque la gestión ambiental se puede consi-
derar un paso más allá de ella. Además, las acciones que alteran o cambian
el equilibrio de un sistema a menudo son o se entienden como impactos. La
evaluación�del�impacto, como por ejemplo el derivado de la construcción
de algún tipo de instalación o infraestructura en un territorio, es también un
© FUOC • PID_00277542 40 Gestión ambiental y urbana

aspecto remarcado en relación con la gestión ambiental. De otro modo, las


auditorías�ambientales y los análisis�del�ciclo�de�vida�de�los�productos son
otras maneras de evaluar los impactos.

"Globalmente, se entiende por gestión�ambiental aquella que incorpora los valores del
desarrollo sostenible en los hitos corporativos de la empresa o de la Administración pú-
blica. Integra políticas, programas y prácticas respetuosas con el medio ambiente en un
proceso continuado de mejora de la gestión.

La gestión ambiental comporta educar, enseñar y motivar a los trabajadores y/o los ciu-
dadanos en los valores ambientales y de la sostenibilidad. Pretende el desarrollo de pro-
ductos y servicios con los menores efectos ambientales posibles. Busca la máxima ecoefi-
ciencia y aplica las mejores tecnologías y las más limpias que haya al alcance, [...] Es decir,
la gestión ambiental orienta la gestión de la organización hacia la reducción del consumo
energético, de materias primas y de recursos no renovables. Prioriza la minimización de
residuos, el reciclaje, la reutilización y el depósito final de manera no peligrosa.

La gestión ambiental lleva implícitos los principios del desarrollo sostenible y comporta
trasladar estos principios a los ciudadanos, a los clientes y a los proveedores. Busca la
transparencia de las actuaciones con el diálogo, la participación y el control por parte de
los grupos sociales afectados directa o indirectamente y de los ciudadanos en general."

Pol (2000, p. 5).

El concepto de gestión ambiental significa un cambio organizacional impor-


tante. Este cambio incide tanto en las relaciones internas de la misma estruc-
tura organizativa, como en la relación con la comunidad de la que forma parte
y de la sociedad en general. Un cambio organizativo significa variar la manera
de pensar y la manera de hacer las cosas en las instituciones. Cuando esto suce-
de hablamos de un cambio de cultura organizacional o de cultura corporativa.

Estos cambios con frecuencia implican reestructuraciones de organigramas,


variaciones en los procesos productivos y de gestión, modificaciones de la tec-
nología utilizada, ajustes en los puestos de trabajo, etc. Y por descontado, com-
portan cambios de hábitos del personal de la organización, además de la su-
presión y/o sustitución de determinados comportamientos y la instauración
de nuevos, o de "buenas prácticas ambientales". Estos cambios pasan por la
toma de conciencia de las problemáticas ambientales, además de la formación
del personal.

Los cambios de valores o de la cultura de la organización, en último término,


incluyen cambios de actitudes y de comportamientos en las personas, en su
manera de entender su actividad y actuar en consecuencia. Por este motivo,
y para que el cambio hacia una gestión ambiental tenga alguna garantía de
éxito, es necesario que todos los miembros de la organización se identifiquen
con los valores de la sostenibilidad aplicados en su realidad más próxima.

Ejemplo

Una muestra de sistema de gestión ambiental en el sector hotelero es el hotel Samba,


el primero de Europa que ha alcanzado dos certificados de gestión ambiental (EMAS e
ISO 14001) con medidas como la instalación de duchas de bajo consumo, compras de
productos ecológicos o con ecoetiqueta, recogida selectiva de papel-cartón, vidrio y latas
y la instalación de captadores solares para calentar el agua caliente sanitaria.
© FUOC • PID_00277542 41 Gestión ambiental y urbana

Otra cuestión es cómo alcanzar la identificación con los valores ambientales, la


cual pasa por compartir una visión común de la organización con sus carencias
y potencialidades principales para alcanzar unas líneas de actuación dirigidas
a una gestión ambiental. Otro aspecto importante en la consecución de una
gestión ambiental eficaz es el establecimiento de la política ambiental de la
organización de manera explícita y pública. Este manifiesto público comporta
los diferentes grados de compromiso de la organización.

Desde el punto de vista de las teorías psicosociales de la influencia social, este


compromiso público es una vía para ejercer una cierta presión social hacia el
cambio en la gestión ambiental. Otra manera es por medio del reconocimiento
externo, como es el caso de las denominadas certificaciones ambientales (ISO,
EMAS, etc.).

La International Standard Organization es una sociedad independiente que establece un


sistema de certificación ambiental, conocido con el nombre de ISO 14000, como reco-
nocimiento a aquellas organizaciones (empresas u organismos públicos) que se someten
voluntariamente a un sistema de verificación y control periódico de sus formas de pro-
ducción (o de prestación de servicios), para poder demostrar que su forma de proceder
es respetuosa con el medio ambiente.

El Environmental Management and Auditing System (EMAS) es un sistema similar, más


antiguo que las ISO, pero de ámbito europeo (Reglamento 1/1836/93), que concede el
derecho a utilizar un logotipo ecológico para la industria, no para los productos.

Logotipo del sistema de certificación


europea EMAS.

Por otra parte, estos cambios no sólo se alcanzan a partir de la información, ni


proponiéndolos como un objetivo más de la organización. Más bien se trata
de generar ocasiones y oportunidades en las cuales las personas puedan decidir
comprometerse con los valores de la sostenibilidad en su entorno más inme-
diato, casi siempre teniendo que aprender nuevas maneras de representarse la
realidad y desaprender otras que se consideraban inalterables.

Según la certificación ambiental ISO 14000, un sistema�de�gestión�ambien-


tal (SGA) es la parte del sistema general de gestión de la organización que
comprende la estructura organizativa, las responsabilidades, las prácticas, los
procedimientos, los procesos y los recursos para determinar y llevar a cabo su
política ambiental. En el establecimiento de un sistema de gestión ambiental
se suelen distinguir cinco etapas:

1) la concienciación, en la que es necesaria la involucración de la alta direc-


ción;
2) el compromiso, formulado en la política ambiental;
© FUOC • PID_00277542 42 Gestión ambiental y urbana

3) la organización, en la que hay que atender la diagnosis inicial, el organigra-


ma y los programas y manuales de funciones;
4) la implementación del sistema de gestión ambiental, en la que se controlan
las operaciones y se gestionan y controlan los registros;
5) la verificación y revisión, de las que es necesario destacar las auditorías
ambientales, la información, la comunicación, etc.

Los SGA, al igual que la política ambiental de la organización, se registran en


los manuales de gestión ambiental. Los objetivos medioambientales, con el
compromiso de mejora continua, comportan unas metas que deben ser me-
dibles y accesibles. En el programa ambiental se detallan los medios para al-
canzar los objetivos y las metas ambientales, y en las auditorías ambientales,
como se verá más adelante, se evalúa la adecuación del SGA a la política am-
biental de la organización. Cuando se alcanzan los requisitos establecidos en
la norma (ISO 14000), se solicita la acreditación del sistema.

Resumen

Gestión ambiental es aquella que incorpora los valores del desarrollo sostenible en los
hitos corporativos de la empresa o de la Administración pública.

El concepto de gestión ambiental significa un cambio de cultura organizacional impor-


tante, obliga a variar la manera de pensar y el modo de hacer las cosas en la organización.

Las etapas principales de un sistema de gestión ambiental son: la concienciación, el com-


promiso, la organización, la implementación del sistema de gestión ambiental y la com-
probación y revisión.

1.3.2. La evaluación del impacto ambiental

Imaginad que cerca de donde vivís se decide construir una industria química, o
que en el río que pasa por vuestra ciudad se decide hacer una serie de pantanos
y presas río arriba para sacar energía eléctrica o llevar agua a otro lugar, y
se hacen una serie de canalizaciones para trasvasarla. ¿Qué efectos creéis que
tendrá esto en el lugar en el que vivís? ¿Y en otros lugares donde se tengan que
hacer obras? ¿Y allí donde llegue el agua en el caso del trasvase? Seguro que se
os ocurre que no serán neutras ninguna de estas nuevas actividades, y tal vez
penséis en posibles efectos sobre la salud, la economía de la zona, los estilos
de vida, los referentes simbólicos del lugar, etc. Quizá os preguntéis si en casos
así las ganancias compensan los costes, o hasta qué punto es equitativo los
que unos ganan y los que otros pierden.

Estas preguntas, tan difíciles de responder, son una muestra de los impactos
derivados de la construcción de infraestructuras o industrias nuevas, una si-
tuación que la legislación ambiental recoge, y que además determina en qué
casos es obligado estudiarlo, para poder emitir una decisión una vez evalua-
dos los impactos de su actividad. Sin embargo, ¿a qué nos referimos cuándo
hablamos de impactos? ¿A qué aspectos se alude?
© FUOC • PID_00277542 43 Gestión ambiental y urbana

Ejemplo

Aunque os pueda parecer irreal, durante un tiempo en las Islas Baleares se cubrieron las
necesidades hídricas en zonas de la isla de Mallorca comprando y transportando en barco
agua procedente de Tarragona. ¿Os imagináis que se tuviera que llevar el agua siempre
de esta manera? Sin embargo, uno de los trasvases más conocidos en el Estado español
fue el propuesto por el gobierno de Aznar mediante el Plan Hidrológico Nacional (Ley
10/2001 de 5 de julio), el cual fue tildado de insostenible por distintas entidades que se
oponían al mismo, como por ejemplo la Plataforma en Defensa del Ebro, por sus impactos
económicos, ambientales y sociales.

Para Pol (2000), el impacto ambiental es cualquier cambio que se produce en


un ecosistema a causa de la introducción de algún elemento ajeno, extraño
o no presente en la situación anterior. Por otra parte, se habla de impacto
porque se compara con la situación que habría tenido lugar si no se hubiese
producido la actividad. De la misma manera, el impacto social es cualquier
acción que altera o cambia el equilibrio del sistema social. Aunque a menudo
se asocien a la vertiente negativa, tanto el impacto ambiental como el social
también pueden ser positivos.

No todo el mundo está de acuerdo con el hecho de que los impactos sociales
forman parte del concepto de impacto ambiental. En este caso se proponen
como dos dimensiones diferentes, y se entiende el impacto sobre los seres
humanos como un componente más del sistema ecológico. En cualquier caso,
la discusión gira en torno a la concepción del medio ambiente de la cual se
parte.

El alcance del concepto de impacto ambiental también se puede extraer a par-


tir de la definición de la legislación ambiental:

"La evaluación de impacto ambiental tiene que comprender, al menos, la estimación de


los efectos sobre la población humana, la fauna, la flora, la vegetación, la gea, el sol, el
agua, el aire, el clima, el paisaje, la estructura y función de los ecosistemas presentes en
el área previsiblemente afectada. Al mismo tiempo, tiene que comprender la estimación
de la incidencia que el proyecto, obra o actividad tiene sobre los elementos que compo-
nen el Patrimonio Histórico Español, sobre las relaciones sociales y las condiciones de
sosiego público, como ruidos, vibraciones, olores y emisiones luminosas, y cualquier otra
incidencia ambiental derivada de su ejecución."

Artículo 6 del RD 1131/88 por el que se aprueba el Reglamento para la ejecución del
RDL 1302/86 de 28 de julio, de Evaluación de Impacto Ambiental.

Las leyes estatales y autonómicas relativas a la evaluación del impacto ambiental son el
resultado de la transposición de las directivas europeas, las cuales son fundamentalmente:

Council Directive of 27 June 1985 on the assessment of the effects of certain public and
private projects on the environment. 85/337/EEC. Official Journal No. L 175, 05/07/1985;
p. 0040-0048.

Council Directive 97/11/EC of 3 March 1997 amending Directive 85/337/EEC on the as-
sessment of the effects of certain public and private projects on the environment. Official
Journal No. L 073, 14/03/1997; p. 0005.

Para evaluar los efectos, existe en la legislación toda una serie de procedimien-
tos. La evaluación�del�impacto�ambiental es una herramienta preventiva pa-
ra la gestión del medio ambiente. No todas las actividades tienen la obligación
de someterse a esta figura administrativa. Entre los proyectos que sí que es-
tán obligados a ello, encontramos los de determinadas actividades industriales
© FUOC • PID_00277542 44 Gestión ambiental y urbana

(extractiva, energética, siderúrgica, química, etc.), los de infraestructuras, los


de ingeniería hidráulica y de gestión del agua, los de tratamiento de residuos
y los de agricultura, silvicultura, acuicultura y ganadería, principalmente.

Cuando se habla de impacto ambiental, conviene distinguir entre el estudio


de�impacto�ambiental�(EIA), la declaración�o�decisión�de�impacto�ambien-
tal (DIA) y la evaluación de impacto ambiental (AIA).

El EIA es el documento técnico que presenta el promotor del proyecto al ór-


gano administrativo con competencias medioambientales, y que sirve para
tomar la decisión de impacto ambiental.

La DIA es el pronunciamiento de la autoridad ambiental responsable de la


autorización de la actividad.

La AIA aglutina los conceptos de estudio y decisión. Se aplica al conjunto del


proceso técnico y administrativo.

La evaluación del impacto ambiental es, por lo tanto, una figura administra-
tiva para analizar y discutir los proyectos, con la finalidad de evitar estropear
el medio ambiente, identificar y valorar los cambios que tendrán lugar en el
medio a partir de la ejecución del proyecto, analizar las alternativas al proyec-
to para poder elegir la de menos impacto, establecer un conjunto de medidas
protectoras, correctoras y compensadoras y definir el programa de vigilancia.

Para detectar y valorar los impactos sociales, hay muchas propuestas meto- Lectura recomendada
dológicas. Moreno y Pol (1999) proponen un método que define catorce pa-
Un método para detectar y
rámetros sociales, cada uno de los cuales se desglosa en un número variable valorar impactos sociales es
de categorías de medida. Para hacerse una idea de esta propuesta, estos pa- el DIS/BCN elaborado por
Moreno y Pol (1999), y una
rámetros son: límites, dimensión temporal, percepción y evaluación del pai- presentación del mismo la
podéis encontrar en:
saje, descripción poblacional, estructura económica y productiva, sistema de
E. Moreno y E. Pol (1999).
núcleos e infraestructuras, alteración de recursos, vertebración sociocultural, Metodologies per a la detecció
planeamiento/congruencia, afectaciones al bienestar y la salud, usos actuales, dels impactes sobre el medi so-
cial/humà en les avaluacions
expectativas, apreciación externa y nivel de aceptación por la población. d’impacte ambiental. Barcelo-
na: Generalitat de Catalunya.
Departament de Medi Am-
Resumen bient. Direcció General de
Patrimoni Natural i del Medi
El impacto ambiental es cualquier cambio que se produce en un ecosistema a causa de la Físic.
introducción de algún elemento ajeno, extraño o no presente en la situación anterior.

La evaluación del impacto ambiental es una figura administrativa para la gestión preven-
tiva del medio ambiente. No todas las actividades tienen la obligación de someterse a
la evaluación.

La evaluación de impacto ambiental aglutina el conjunto del proceso técnico (estudio)


y administrativo (decisión) para evaluar los efectos de una instalación o de un servicio
determinados sobre el medio ambiente.
© FUOC • PID_00277542 45 Gestión ambiental y urbana

1.3.3. Las auditorías ambientales

Si mediante las evaluaciones de impacto ambiental se pretende prevenir de los


posibles impactos antes de decidir la realización de un proyecto (una industria,
una infraestructura viaria, una explotación ganadera, etc.), quizá os podéis
preguntar qué ocurre con las actividades que ya funcionan y cómo se evalúan
los impactos de, por ejemplo, una fábrica que se encuentra al lado de vuestro
barrio desde hace años.

Una de las posibilidades es la auditoría ambiental, que es una herramienta de


gestión cuya finalidad consiste en recoger y controlar los efectos en el medio
ambiente debido a la actividad de una organización. En el sentido estricto,
sólo se puede hablar de auditoría ambiental cuando la organización ya tiene
un sistema de gestión ambiental establecido. En este sentido:

La auditoría ambiental constituye un instrumento que permite evaluar


de manera sistemática y documentada, periódica y objetiva, la eficacia
y la eficiencia de la organización, del sistema�de�gestión�ambiental y
de los procedimientos diseñados para proteger el medio ambiente.

¿Para qué sirve una auditoría ambiental? ¿Cuáles son sus objetivos? Funda-
mentalmente son:

• Facilitar a la dirección de la organización el control de las prácticas que


pueden tener efectos en el medio ambiente.
• Evaluar la adecuación de la organización a la política ambiental establecida
previamente.

Sin embargo, una organización no siempre tiene implantado un sistema de


gestión ambiental. No tratamos entonces de conocer el grado de cumplimien-
to del SGA ni la adecuación de los objetivos previstos a la política ambiental,
ya que éstos no existen. Sí que puede aparecer la necesidad o la voluntad de
realizar una evaluación completa de la organización para que conozcamos su
situación ambiental y para que podamos tomar las decisiones adecuadas para
realizar una mejora ambiental. Este requisito previo o evaluación preliminar
en una auditoría la denominamos diagnósis ambiental.

La diagnosis ambiental es útil para conocer de manera previa la relación de


las actividades de la organización con los principales problemas ambientales,
además de poder medir el grado de cumplimiento de la legislación ambiental.
© FUOC • PID_00277542 46 Gestión ambiental y urbana

Como ya hemos apuntado en el punto de la gestión ambiental, en toda au- Reflexión


ditoría ambiental, además de los procedimientos y la estructura de la organi-
¿Os habéis preguntado algu-
zación, están implícitos los comportamientos, las acciones y las maneras de na vez dónde van a parar los
hacer de las personas que la componen, envueltas por las particulares mane- residuos que se hacen y/o que
se generan en vuestro puesto
ras de entenderla, y también otras representaciones sociales hacia el medio de trabajo? ¿Quién los recoge?
¿Se podría hacer menos canti-
ambiente, el trabajo, etc. En el caso de la auditoría ambiental, en tanto que dad? ¿Cómo? ¿Habría que va-
riar la manera de realizar vues-
evaluación, podemos considerar necesario variar unos procesos de gestión de- tro trabajo para hacer menos?
terminados, algunas estructuras y también algunos comportamientos, como ¿Sería factible? ¿Cómo se po-
dría hacer?
por ejemplo dejar de hacer las cosas de una manera para hacerlas de otra. Ade-
más de la buena voluntad de todos los implicados para implantar estos ajustes
es necesario que apliquemos los programas de formación ambiental, contex-
tualizados dentro de los mismos programas de comunicación internos de la
organización.

Las auditorías y las diagnosis ambientales no sólo son de aplicación a las em-
presas que fabrican productos u ofrecen servicios. También se pueden enten-
der como herramientas de gestión del territorio. Es el caso de las auditorías
municipales o, teniendo en cuenta su alcance, las auditorías�territoriales. El
desarrollo de las auditorías municipales ha coincidido en el tiempo con la ex-
pansión de las agendas 21. De hecho, comparten algunas finalidades comunes,
como las pautas de elaboración de una diagnosis del territorio y la propuesta
de un plan de acción y de seguimiento. Son los orígenes en su gestación los
que explican sus diferencias, que poco a poco se han diluido.

Por otra parte, las diferencias entre las auditorías ambientales de carácter terri-
torial y las auditorías ambientales en las organizaciones se basan fundamen-
talmente en que su desarrollo se da en contextos diferentes y que, debido a
ello, las formas y los efectos derivados de su aplicación cambian. El marco mu-
nicipal, por ejemplo, es mucho más amplio que el de una industria en parti-
cular. Esto hace que los objetivos, los medios, la intensidad y las conclusiones
tengan una escala diferente. La finalidad de una auditoría municipal es ofrecer
a los municipios, de manera eficiente, un marco de referencia para establecer
directrices de una política ambiental con vistas a la optimización de la calidad
ambiental de manera eficiente. Esto lo alcanzamos elaborando una diagnosis,
determinando un plan de actuación y estableciendo un sistema de control y
seguimiento periódico.

En el caso de las empresas, privadas o públicas, los efectos de una auditoría


ambiental tienen que ver con aspectos de carácter funcional, formativo, nor-
mativo y de comportamientos de las personas que forman parte de dichas ins-
tituciones y teniendo presente que son organizaciones que están en constante
transformación. Por otra parte, en las auditorías territoriales, las consecuen-
cias de su aplicación las relacionamos directamente con los estilos de vida, la
vertebración social de la comunidad y las representaciones sociales y los com-
portamientos individuales y colectivos asociados.
© FUOC • PID_00277542 47 Gestión ambiental y urbana

Resumen

Una auditoría ambiental es una herramienta para evaluar el sistema de gestión ambiental
y los procedimientos diseñados para proteger el medio ambiente en una organización.

Las auditorías ambientales no sólo son de aplicación a las empresas que elaboran produc-
tos o servicios, también se pueden entender como herramientas de gestión del territorio,
como en el caso de las auditorías municipales.

1.3.4. El análisis del ciclo de vida de los productos y las


ecoetiquetas

Como ya hemos señalado, las auditorías ambientales y la evaluación del im-


pacto ambiental son herramientas para la gestión ambiental, cuya finalidad
se dirige a la valoración de la situación de territorios, municipios, empresas o
instalaciones en funcionamiento o bien proyectos de actividades que preten-
den entrar en funcionamiento en el futuro. Sus objetivos incluyen una serie
de procesos y actividades de manera global. En cambio, la herramienta que
presentamos a continuación se centra en productos concretos.

Reflexión

Tal vez el monitor del ordenador en el que leéis este texto sea nuevo de hace poco, o quizá
os lo ha regalado un amigo que se ha cambiado su PC y ya hace tiempo que funciona
desde que fue comprado. Tal vez tenéis el hábito de desconectarlo para ir a cenar y no
gastar energía, o tenéis activados un protector de pantalla para evitar estropearlo cuando
funciona durante mucho tiempo. Sin embargo, además de los usos del monitor, seguro de
que se os ocurren otros posibles impactos. Las materias primas y la energía utilizadas en
su proceso de producción tal vez no serían las más ecológicas. ¿Qué residuos se generaron
en su producción? ¿Qué tipo de contaminación atmosférica y acústica se hizo durante la
fabricación? ¿Y vosotros, qué haréis cuando ya no os funcione? ¿Tenéis alguna facilidad
a vuestro alcance para que se pueda reutilizar o reciclar?

A menudo oimos decir que en nuestra sociedad hay una cultura de usar y ti-
rar. Incluso algunos productos, como los pañuelos de papel, podemos consi-
derarlos un ejemplo paradigmático de esto. Sin embargo, también argumen-
tamos que la vida de los productos es muy corta, y que algunos de ellos están
fabricados para que se queden obsoletos pronto y, así, tener que comprar otros
nuevos. A todos nos puede ocurrir, por ejemplo, que por una avería simple
de nuestra impresora nos hayan recomendado comprar otra, porque sale más
"caro" arreglarla. Aunque en esto de caro o barato, depende de como lo con-
tabilicemos (costes de producción, costes ambientales, costes sociales, etc.).

La finalidad del análisis�del�ciclo�de�vida�de�los�productos (ACV) es, preci-


samente, evaluar y reducir los impactos ambientales asociados y asociables a
un producto, y minimizar de esta manera el consumo de materias primas y de
energía y disminuir el volumen y la toxicidad de las emisiones y los residuos
resultantes (Pol, 2000).

Los impactos ambientales de un producto se pueden identificar y clasificar a


lo largo de toda su vida, desde que se fabrica hasta que deja de ser utilizado.
Por este motivo, el análisis del ciclo de vida incluye la producción, el producto
en sí mismo, la distribución y el transporte, el uso y el consumo, la reutiliza-
ción y el reciclaje para productos nuevos y/o la disposición final. A lo largo de
© FUOC • PID_00277542 48 Gestión ambiental y urbana

estas fases, se intenta identificar y cuantificar tanto el uso de materia y energía


como los vertidos de residuos de todo tipo en el entorno, con la finalidad de
precisar los impactos del producto e identificar las oportunidades para mejorar
su eficiencia ambiental.

Para Rieradevall y colaboradores (1996), en una ACV podemos distinguir el


ciclo de producción y el ciclo de uso y la eliminación. En el primero se trata
de identificar y cuantificar la energía y las materias primas utilizadas y los re-
siduos generados, evaluando su impacto en el medio y analizando las maneras
de minimizarlo. En el ciclo de uso y eliminación, procedemos al análisis de
los usos primarios y alternativos (reutilizaciones) por parte del consumidor, y
procuramos prever las formas de eliminación más óptimas y menos deseables,
para que podamos aportar recomendaciones de uso y eliminación al usuario
con el menor coste ambiental posible.

Lectura recomendada

Encontraréis más información sobre los aspectos ambientales y sociales del ACV en el
siguiente texto:

J. Rieradevall, E. Moreno, J. M .Serena y E. Pol (1996). Anàlisi del cicle de vida de pro-
ductes. Millora ambiental de la producció i el consum. En E. Pol y T. Vidal (comp.). Per-
fils socials en la intervenció ambiental. Una perspectiva professional. Col·lecció Monografies
socio-ambientals. (vol. 1, pp. 87-101). Barcelona: Publicacions Universitat de Barcelona.

Aunque no siempre este tipo de análisis incorpora lo que hace el usuario final
con el producto, hay que añadir que muchos de los impactos de un producto
tienen que ver con los usos no previstos en su diseño. Por este motivo, es aún
más pertinente que intentemos prever los diferentes usos posibles del produc-
to: los principales y los secundarios. Con frecuencia, la aplicación del ACV se
produce en el ámbito industrial, pero cada vez más se aplica para analizar y
rediseñar productos de servicios y de servicios públicos.

Ejemplo

¿Habéis visto alguna vez uno de estos logotipos en algún producto? ¿Sabríais decir qué
significan o qué indican? Todos son ejemplos de ecoetiquetas.

El ACV es también una condición necesaria para obtener el derecho de uso


a una ecoetiqueta. La ecoetiqueta es un logotipo que distingue a los mejores
productos ambientales. Para que un producto la obtenga, es necesario que
cumpla una serie de requisitos que tienen que ver con su ecoeficiencia. Además
de promover una producción limpia e impulsar el consumo de productos más
respetuosos con el medio ambiente, la ecoetiqueta supone un valor añadido Ésta es la etiqueta ecológica
comunitaria europea
del producto en el mercado a menudo incorporado a la estrategia de marketing
ambiental.
© FUOC • PID_00277542 49 Gestión ambiental y urbana

Web recomendada

Encontraréis más información sobre ecoetiquetas en:

http://mediambient.gencat.cat/es/05_ambits_dactuacio/
empresa_i_produccio_sostenible/ecoproductes_i_ecoserveis/
etiquetatge_ecologic_i_declaracions_ambientals_de_producte/
tipus_d_etiquetes_ecologiques/

Resumen

El análisis del ciclo de vida de los productos es una herramienta para evaluar y reducir los
impactos ambientales asociados y asociables a un producto, y de esta manera minimizar
el consumo de materias primas y de energía y disminuir el volumen y la toxicidad de las
emisiones y los residuos resultantes a lo largo de todo su ciclo de vida.

La ecoetiqueta es un logotipo que distingue los mejores productos ambientales, después


de haber pasado por un análisis del ciclo de vida.

1.4. El marketing, la promoción y la educación ambiental

1.4.1. El nuevo paradigma ambiental

Tanto en la planificación del territorio como en la gestión ambiental, desde


cualquier ámbito, aparece la cuestión de la educación y la transmisión de los
valores y los comportamientos ambientales. La efervescencia de esta discusión
ha generado distintos planteamientos en relación con la comunicación y ha
comportado una transformación en el campo de la educación ambiental, que
se ha acercado al ámbito del marketing social y ambiental.

Hemos visto cómo en la gestión ambiental hay un mayor énfasis en los recur-
sos y el cumplimiento de la ley, aunque también se regulan los procesos y las
formas de producción, y sus efectos en las sociedades y en las empresas. Esto
implica también tener presentes los comportamientos de las personas, los co-
lectivos y las organizaciones. Por tanto, una de las consecuencias de la gestión
ambiental es que comporta educar, enseñar y motivar a los miembros de las
organizaciones (empresas, administraciones, etc.) y a la ciudadanía en general
en los valores de la sostenibilidad.

La educación ambiental, centrada en la persona y su comportamiento, sumi-


nistra información, conocimientos, capacidades, habilidades, actitudes y va-
lores para que la persona actúe de manera ambientalmente responsable. Sin
embargo, la persona también requiere de condiciones y recursos ambientales
para desarrollar estos comportamientos responsables, sin olvidar que su com-
portamiento es influido por los grupos de referencia y de pertenencia. Es pre-
cisamente en la gestión ambiental donde se destaca más la regulación de las
prácticas y la facilitación de los recursos necesarios para alcanzar el cumpli-
miento de las normas.

Sin embargo, estas prácticas necesitan la implicación de las personas, sin que
esto represente una sobrerresponsabilización. Por este motivo, frecuentemen-
te se habla de concienciación, de programas y campañas para promover acti-
© FUOC • PID_00277542 50 Gestión ambiental y urbana

tudes y comportamientos ambientalmente responsables, de utilizar el medio


como fuente educativa; y poco a poco, estos comportamientos que las per-
sonas tenemos que cambiar se han convertido también, como una parte del
marketing ambiental, en "productos" de los que hay que hacer publicidad.

Reflexión

¿Creéis que hoy día es más necesario que antes tener que destacar las relaciones entre
nuestros comportamientos y la disponibilidad de los recursos? ¿Sabéis cómo y dónde se
produce la energía que se consume en casa? ¿Cómo creéis que respondería esta pregunta
una persona hace cien años? ¿Cómo se ha generado esta necesidad de tener que educar,
comunicar y promover el respeto por el medio ambiente?

Una respuesta tautológica a la necesidad de educar en los valores de la sosteni-


bilidad y del respeto por el entorno es porque todavía no hemos alcanzado es-
tos valores suficientemente. Sin embargo, resulta más interesante preguntarse
por qué se ha llegado a generar esta necesidad. Además de la relación entre los
recursos, los entornos urbanos y los entornos organizativos y productivos, la
cuestión clave es de qué manera se pueden entender las relaciones entre el ser
humano y el medio en el que vive.

Si bien los seres humanos evolutivamente hemos adquirido distintas habilida-


des para modificar y transformar el medio, hasta no hace mucho esto no había
tenido consecuencias graves para el mismo sistema ser humano-medio. El pa-
so de las sociedades recolectoras a la agricultura fue de un impacto considera-
ble, que precipitó la construcción de ciudades. Aun así, desde la revolución del
neolítico hasta la Revolución Industrial, la explotación de los recursos se hacía
con la energía del ser humano mismo o de animales domésticos, y los pocos
artefactos tecnológicos no permitían desigualdades exageradas entre los hu-
manos. No es absurdo pensar que las necesidades sociales de entonces no de-
bieron provocar desequilibrios importantes en la relación ser humano-medio.

La explosión tecnológica y demográfica favorecida por la Revolución Indus-


trial invirtió todo esto. En los inicios de la Revolución Industrial ya se decía
que, si el crecimiento continuaba de esta manera, la amenaza sobre espacios
y los recursos sería preocupante.

Ejemplo

Manera, Blázquez y Riera (2002) explican que un economista de la época de la Revolución


Industrial nombrado William Jevons (1835-1882) creía que si la extracción de carbón en
Gran Bretaña se continuaba acelerando al mismo ritmo, las minas británicas no podrían
sostener la producción nacional más allá del final de siglo.

Poco después se empezó a desplegar la actitud de valorar el patrimonio. In-


cluso con la extensión del romanticismo, que en Inglaterra corre paralela a
la Revolución Industrial, y en el que se reivindica el patrimonio cultural y ar-
quitectónico, también se concretó en el respeto hacia la naturaleza. Es cierto
que aquella reivindicación, hoy día, pese a estar presente, nos puede parecer
ingenua, sobre todo la vinculada con una visión bucólica del medio. En 1872
se declara el primer parque nacional en Yellowstone, en Estados Unidos, que
cien años más tarde haría famoso el oso Yogui, personaje de una serie de dibu-
© FUOC • PID_00277542 51 Gestión ambiental y urbana

jos animados. Posteriormente, las aportaciones de la ecología y el desarrollo


del concepto de ecosistema influirán en la visión sobre la relación entre los
seres humanos y el medio ambiente.

En el ámbito de la psicología ambiental, Dunlap y Van Liere elaboraron en el


año 1978 una escala para medir lo que definieron como nuevo�paradigma
ambiental, también conocido como NEP (new environmental paradigm). Para
estos autores, la concepción dominante de las relaciones entre el ambiente y
las personas ha sido, y todavía lo es, la de un ser humano ajeno a cualquier
interdependencia con la naturaleza y con sus recursos. Esta concepción la de-
nominaron paradigma de la excepcionalidad humana. Frente a esta manera de
entender las relaciones entre el ser humano y el medio, Dunlap y Van Liere
(1978, 2000) razonavan que el nuevo paradigma ambiental es el fruto de dis-
tintas críticas a la concepción de la excepcionalidad humana. El surgimiento
del NPA fue precipitado por el gran desarrollo y una mejor divulgación del
conocimiento científico relacionado con el medio ambiente.

Muchas entidades y ONG han generado un conocimiento, de forma general, sobre el


medio ambiente que hasta hace poco sólo sabían los ecólogos. El mismo concepto de
ecosistema, hoy día, se utiliza de manera cotidiana. Existen muchas cadenas de televisión
y de radio, por no hablar de prensa escrita, donde se reservan espacios para el medio
ambiente. Un ejemplo es el programa de la televisión pública de Cataluña, patrocinado
por la empresa Gas natural, "El medi ambient".

Aunque la ecología, como disciplina científica, se extendió, y dio a conocer


cuestiones como la interdependencia de los ecosistemas, la importancia de
la biodiversidad, la limitación de los recursos y la irreversibilidad, no niega
su conocimiento por parte de generaciones anteriores –no muy lejanas en el
tiempo. Lo que probablemente aportó la ecología fue la precisión científica de
este conocimiento.

Dunlap y Van Liere (2000) reelaboraron su escala de medida en las quince afirmaciones
siguientes. Las afirmaciones se responden en una escala que va del máximo al mínimo
acuerdo con la afirmación. Los enunciados dan cuenta de tres ideas o factores principa-
les en la definición del NPA: el equilibrio natural, el desarrollo limitado (recogido en la
versión anterior por las ideas de los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible) y
la supremacía del ser humano (visión antropocéntrica).

1) Llegamos al límite del número de gente que la Tierra puede soportar.


2) Los seres humanos tienen derecho a modificar el ambiente natural para adecuarlo a
sus necesidades.
3) Cuando los seres humanos se meten en la naturaleza frecuentemente provocan con-
secuencias desastrosas.
4) El ingenio humano asegurará que no hagamos de la Tierra un lugar donde no se pueda
vivir.
5) Los seres humanos abusan en exceso del medio ambiente.
6) La Tierra tiene suficiente cantidad de recursos naturales si aprendemos cómo aprove-
charlos.
7) Las plantas y los animales tienen tanto derecho a existir como los seres humanos.
8) El equilibrio de la naturaleza es lo bastante fuerte como para soportar el impacto de
los países industrializados.
9) A pesar de nuestras especiales habilidades humanas, todavía estamos sujetos a las leyes
de la naturaleza.
10) La denominada crisis ecológica a la cual se enfrenta la humanidad se ha exagerado
en exceso.
11) La Tierra es como una nave espacial con espacio y recursos limitados.
12) Los seres humanos tenemos que dominar el resto de la naturaleza.
13) El equilibrio de la naturaleza es muy frágil y fácilmente alterable.
© FUOC • PID_00277542 52 Gestión ambiental y urbana

14) Los seres humanos aprenderán bastante sobre cómo funciona la naturaleza para ser
capaces de controlarla.
15) Si las cosas continúan así, pronto sufriremos una gran catástrofe ecológica.

Lectura recomendada

Si queréis consultar las aportaciones de Dunlap y Van Liere, la referencia completa de


los artículos es:

R. Dunlap, K. D. Van Liere (1978). The New Environmental Paradigm. A proposed measu-
ring instruments and preliminar results. Journal of Environmental Education, 9, pp. 10-19.

R. Dunlap, K. D. Van Liere, A. G. Mertig y R. E. Jones (2000). Measuring endorsement


of the New Ecological Paradigm: A revised NEP Scale. Journal of Social Issues, 56 (3), pp.
425-442.

Resumen

En la educación y la promoción de los valores de la sostenibilidad y del respeto por el


entorno, una cuestión clave es la manera como se entienden las relaciones entre el ser
humano y el medio en el que vive.

El nuevo paradigma ambiental se opone a la visión de un ser humano ajeno a cualquier


interdependencia con la naturaleza y los recursos.

El nuevo paradigma ambiental (NPA) es también el nombre de una escala para medir las
creencias sobre la relación entre el ser humano y el medio, elaborada por Dunlap y Van
Liere (1978, 2000).

1.4.2. De la educación ambiental formal al marketing ambiental

La idea de que el medio sea un recurso educativo no es nueva sino que es uno Ved también
de los hitos destacados de la Europa de las postrimerías del siglo XIX, donde
Sobre el hacinamiento ved el
empezaba un movimiento de renovación pedagógica, en parte motivado por apartado "La regulación de la
las malas condiciones de vida en las ciudades. En aquel momento, las fábri- privacidad" del módulo "Pro-
cesos psicoambientales y urba-
cas de la revolución industrial habían ocupado lugares privilegiados, y las vi- nos".

viendas, cuando existían y no se dormía en la propia fábrica, eran de unas


condiciones lamentables, con el hacinamiento y la insalubridad como rasgos
habituales.

Es a dichas condiciones a las que también querían dar respuesta propuestas


urbanísticas como las promovidas por Ebenezer Howard, instigador del movi-
miento de las ciudades jardín, donde se quería combinar lo mejor de las ciu-
dades industriales y lo mejor del campo. En este contexto surgieron las pro-
puestas de pedagogas y pedagogos como María Montessori u Ovide Decroly,
las cuales fueron recogidas en el Estado español por la denominada Institución
Libre de Enseñanza, entre otras. En Cataluña, además de la Escuela Moderna
de Francesc Ferrer i Guàrdia, fue Rosa Sensat la que más empuje dio a la ense-
ñanza activa con contacto con la naturaleza.

Además de los movimientos de renovación pedagógica, otro antecedente de la


educación ambiental en Cataluña fue el excursionismo de carácter científico,
–antecesor del Centro Excursionista de Cataluña. La educación ambiental de
entonces, si se puede llamar así, se fundamentaba en la formación de valores
© FUOC • PID_00277542 53 Gestión ambiental y urbana

y actitudes a favor del medio. Será después de crear los primeros itinerarios
y escuelas de naturaleza, en los años setenta, cuando tiene lugar un fuerte
impulso en la educación ambiental –ello sucede en la década de los ochenta.

Ejemplo

El primer itinerario pedagógico por la naturaleza del Estado español fue el del bosque de
Santiga, entre Sabadell y Barberà del Vallès, donde se proponía un recorrido en el que se
podían contemplar ambientes más o menos modificados.

De la misma época es Can Lleonart, primera escuela de naturaleza del Estado español, en
el Parque Natural del Montseny, promovida por la Diputación de Barcelona.

Imagen de Can Lleonart

En el año 1975 se celebró en la ciudad de Belgrado el primer acontecimiento


internacional dedicado exclusivamente a la educación ambiental. En el docu-
mento final de este primer seminario, conocido como la Carta de Belgrado, se
propone como objetivo de la educación ambiental que "la población mundial
tome conciencia del medio ambiente y se interese por el mismo y por los pro-
blemas que están relacionados, y que tenga los conocimientos, las actitudes,
las aptitudes, la motivación y el deseo necesarios para trabajar individualmen-
te y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y
para prevenir los que puedan aparecer de ahora en adelante".

Concienciación, conocimientos, actitudes, aptitudes, acción y participación Lectura recomendada


son algunos de los factores principales que se destacan en la educación am-
Una de las guías destacadas
biental, que ha proliferado a través de equipamientos, itinerarios, jornadas, sobre los recursos que ofrece
inventarios, materiales, recursos, campañas, programas, etc. la Red para temas de educa-
ción ambiental es:
J. Sureda y A. M. Calvo
Una de las entidades destacadas en el impulso por la educación ambiental es la Sociedad (1997). La xarxa internet
Catalana de Educación Ambiental (SCEA), cuyo núcleo se formó hacia el año 1980 y que i l’educació ambiental. Pri-
se constituyó legalmente en 1985. La SCEA, además de representar un centro de reflexión mer catàleg de recursos per a
sobre la educación ambiental, ha promovido revistas, monografías y otras publicaciones, l’educació ambiental en Inter-
además de muchas iniciativas de encuentros, debates, etc. net (Monografies d’educació
ambiental, vol. 2). Binissalem
En los últimos años, el recorrido de la educación ambiental ha incorporado en- (Mallorca): Societat Catala-
na d’Educació Ambiental; So-
tornos y sectores de población nuevos. Actualmente, se desarrollan propuestas cietat Balear d’Educació Am-
biental; Di7 S.L.
educativas no sólo dirigidas a la población escolar. Además de los entornos no
urbanizados, se han incrementado los proyectos educativos en el medio ur-
bano, a los itinerarios por la naturaleza se han añadido los itinerarios urbanos,
y se ha desarrollado el descubrimiento de la ecología de las ciudades. En esta
última etapa, el ámbito de la educación ambiental se encuentra con la soste-
© FUOC • PID_00277542 54 Gestión ambiental y urbana

nibilidad, trabajando desde los procesos de Agenda 21, con iniciativas como
las agendas 21 escolares, con la aparición de nuevos equipamientos, exposi-
ciones y campañas ambientales dirigidas a la población en general, a menudo
promovidas desde administraciones públicas.

Ejemplo

Un ejemplo de equipamiento nuevo destinado a la información y el asesoramiento am-


biental para la educación ambiental urbana es el Centro de Recursos Barcelona Sosteni-
ble creado en el año 1999, y que es la sede de la Secretaría Técnica de la Agenda 21 y la
Agenda 21 Escolar en esta ciudad.

El ámbito de la educación ambiental en Cataluña también es objeto de reflexión global


por medio de la Estrategia Catalana de Educación Ambiental (ECEA), impulsada desde la
Generalitat de Catalunya desde el otoño del año 2000. La ECEA se define como un plan
de funcionamiento abierto a la participación de todos los individuos y colectividades,
que tiene que generar las líneas estratégicas y las actuaciones de la educación ambiental
en Cataluña en los próximos años. Igual que en la mayoría de las herramientas de pla-
nificación y gestión que hemos visto en este módulo, la estrategia también se compone
de un diagnóstico, para acercarse a continuación a otra fase de líneas de actuación y
propuestas de acción a corto y medio plazo. Encontraréis más información de cómo se
desarrolla la ECEA en:

http://www.gencat.cat/mediamb/publicacions/monografies/ECEA.pdf

El caso de las campañas ambientales son un ejemplo de tantos en el que se


encuentran elementos abordables desde la comunicación, la educación, la pu-
blicidad y el marketing. El marketing hace referencia al conjunto de activida-
des desarrolladas en el proceso de intercambio de productos, servicios e ideas,
para que las partes que intervienen obtengan beneficio de esto.

El marketing lo podemos entender como un sistema "científico" de ventas de


la organización (de productos o de servicios) con el objetivo de satisfacer las
necesidades de los clientes y aumentar las ventas de la empresa. Sin embargo,
también lo podemos entender como un método estratégico de organización
de la corporación, con el objetivo de detectar "necesidades" o "espacios de mer-
cado", haciendo la mediación con la parte productiva de la organización para
adecuar el producto o servicio y facilitar al "cliente" el acceso a los productos
y servicios. Finalmente, el marketing lo podemos entender como sistema de
comunicación de la organización, con los objetivos de integrar todos los as-
pectos de la actividad corporativa en un "paquete simbólico" que represente el
"valor añadido" de la organización. Una integración que se produce "paradig-
máticamente" en el interior de la organización y "de manera sintagmática" en
la relación entre la organización y el mundo exterior (clientes, proveedores,
autoridades locales, nacionales o transnacionales, sociedad civil, etc.). Al mis-
mo tiempo, estas tres maneras de entender el marketing implican estructuras
organizativas de más jerárquicas a más flexibles, respectivamente.

Lecturas recomendadas

Para conocer un poco más sobre el marketing, os recomendamos la lectura de la obra


siguiente:

M. Santesmases (1999). Marketing: conceptos y estrategias. Madrid: Pirámide.


© FUOC • PID_00277542 55 Gestión ambiental y urbana

Podéis desarrollar más conocimientos sobre el marketing ecológico con la lectura del
libro siguiente:

W. Hopfenbeck (1993). Dirección y márketing ecológicos. Madrid: Ediciones Deusto.

En el marketing existe un conjunto de variables sobre las cuales tenemos que


incidir: el producto, el precio, su distribución y logística y su promoción y
publicidad. A diferencia del marketing de productos o servicios, en el caso
del marketing ambiental nos encontramos con una serie de particularidades
(Romeo y Vidal, 2002).

El producto que se debe promover o vender no es un producto "físico", más


bien se trata de un comportamiento, de una actitud o de unos valores.

Ejemplo

Una muestra de la promoción de comportamientos es la de no comprar pescado pequeño


que recomendaba el Ministerio de Agricultura en una campaña de 1993.

Por otra parte, tampoco la adaptación del producto al segmento de mercado al


cual se dirige es siempre posible. Más bien se trata de conseguir justo lo con-
trario, es decir, que las actitudes y los comportamientos del público objetivo se
adapten a la idea o causa social propuesta. En el caso del marketing ambien-
tal, es el conjunto de esfuerzos o molestias que requieren el desarrollo de los
comportamientos y/o conductas que se proponen el equivalente al "precio"
del producto.

En lo que respecta a la distribución, el marketing ambiental intenta poner a


disposición de los usuarios los medios materiales y humanos que permitan o
faciliten las actitudes o comportamientos propuestos. Por ejemplo, si se pro-
mueve la reducción de la contaminación ambiental que provocan las pilas que
contienen mercurio, se deberá poner a disposición de los usuarios toda clase
de medios para poder depositar y después retirar o recoger las pilas usadas.

Finalmente, si en el marketing ambiental se promueven comportamientos, ac-


titudes o valores hacia el medio ambiente, hay que decir que el medio ambien-
te es también objeto de atención en el marketing de productos o de servicios.
Es cuando el medio ambiente se convierte en un valor añadido del producto.

Resumen

La educación ambiental persigue que se tome conciencia del medio ambiente y de sus
problemas relacionados, a partir de los conocimientos, las actitudes, las aptitudes, la mo-
tivación y el deseo necesarios para trabajar individualmente y colectivamente en la bús-
queda de soluciones.

La disciplina de la educación ambiental ha incorporado los entornos urbanos, además


de dirigirse a más sectores de población, como objetos de su interés.

El marketing hace referencia al conjunto de actividades desarrolladas en el proceso de


intercambio de productos, servicios, ideas, para que las partes que intervengan en las
mismas obtengan beneficio.
© FUOC • PID_00277542 56 Gestión ambiental y urbana

2. Gobernabilidad y políticas urbanas

En los apartados anteriores hemos visto algunos ejemplos de gestión ambien-


tal y territorial relacionados con el concepto de la sostenibilidad como, por
ejemplo, las auditorías ambientales, las agendas 21 locales, los estudios de im-
pacto ambiental, etc. Estos modos de gestionar resultaron, en su momento,
innovadores en la manera de unir el tema de la participación ciudadana con
la gestión y la intervención en la ciudad.

Si bien es cierto que en muchas de estas experiencias el resultado final ha sido


voluntariamente la definición de estrategias estrictamente ambientales y ur-
banas, también es cierto que, en algunos casos, estos procesos se han promo-
vido y ejecutado desde las áreas centrales de decisión de los gobiernos locales.
Así pues, en cierta medida, se han podido desarrollar estrategias de desarrollo
sostenible que se pueden comparar con los procesos más formales, si se nos
permite, de planificación estratégica. En estos casos, la gobernabilidad y la de-
finición de las políticas urbanas ha sido un proceso de arriba a abajo (cuan-
do teóricamente debería haber sido en sentido contrario). No es de extrañar,
pues, que muchos de estos procesos se hayan quedado a medio realizar o en
un cajón de algún despacho de la administración de turno.

A pesar de esta consideración crítica, hay que destacar que procesos como
las agendas 21 locales o las auditorías ambientales han potenciado el uso de
conceptos como participación ciudadana, sostenibilidad, gestión participada,
diseño participado de las políticas públicas, etc. Esta filosofía de que las per-
sonas que viven en un territorio concreto "puedan decir su opinión" en rela-
ción con las cuestiones ambientales, territoriales y urbanas de aquel entorno
particular se ha difundido por la mayoría de los planes, estrategias, diseños,
políticas, etc. Planificar el desarrollo de un territorio o de aspectos concretos
de una ciudad pasa, en estos momentos, al igual que en su momento pasaba
con las agendas 21 locales, por efectuar un planteamiento integral sostenible
de este desarrollo sin cuestionar la incorporación de los ciudadanos y de las
ciudadanas, de los agentes, las asociaciones y las instituciones en su diseño,
su planificación, su puesta en marcha y su evaluación. Se trata de planes y
de políticas que analizan la capacidad del territorio, de las personas y de las
actividades sociales, económicas, políticas, históricas, etc. para aprovechar el
potencial que representa un territorio determinado, normalmente de alcance
municipal, para plantear estrategias globales y sostenibles.

Las principales experiencias de gobernabilidad y planificación estratégica sos-


tenible han supuesto una estandarización de contenidos que se han ido repi-
tiendo bajo diferentes fórmulas y que se pueden agrupar en las siguientes ca-
racterísticas:
© FUOC • PID_00277542 57 Gestión ambiental y urbana

• Las personas, sus características y su evolución con respecto a su compor-


tamiento sobre el territorio y posicionamiento en la escala económica y
social.

• La calidad�de�vida de los territorios, expresada en términos de calidad del


paisaje urbano y natural y en los potenciales de desarrollo de las personas,
tanto individual como colectivamente.

• La convivencia entre las personas, los sistemas de relación y la seguridad


y los elementos de gobernabilidad, a menudo medidos en términos de
capacidad de liderazgo de los gobiernos locales.

• La relación�con�los�entornos comarcales y/o metropolitanos, relación ne-


cesaria pero siempre difícil por las diferencias competenciales y los con-
flictos latentes interterritoriales.

• La accesibilidad desde el exterior y la movilidad interna, elementos clave


para la eficiencia de los modelos urbanos de desarrollo.

• La economía del territorio y su capacidad para hacer frente a las oscilacio-


nes de los ciclos económicos.

• Los factores�de�atractividad basados en los elementos de unicidad y los


elementos intangibles de la ciudad.

La característica que necesariamente debe predominar en la gobernabilidad y


la planificación estratégica sostenible es la primera que hemos mencionado.
Por lo tanto, es necesario invertir el proceso. La definición de las políticas ur-
banas debe convertirse en un proceso "real" de abajo a arriba. En los procesos
de participación que definirán estas políticas, las estrategias, los planes urba-
nos y sociales, el psicólogo de la ciudad tiene mucho trabajo que hacer (diag-
nosticar el territorio, diseñar procesos, gestionar el cambio, evaluar los planes,
etc.). En los puntos que siguen describimos algunos de los procesos de plani-
ficación socio-urbana, estratégica, local/comunitaria y territorial/intermunici-
pal. Estos ejemplos pretenden desarrollar modelos de participación, aunque
en la mayoría de los casos son precisamente ejemplos de cómo se está utili-
zando la participación en el sentido pervertido que hemos mencionado antes.

2.1. Políticas de cohesión social

El concepto de cohesión social ha ganado importancia en la esfera pública de


los últimos tiempos. Los fenómenos migratorios provocan tipos de variedad
étnica-cultural muy diferentes que, al mismo tiempo, dan lugar a causas de
conflictos y factores de desestabilización, en parte debido a esta variedad. En
© FUOC • PID_00277542 58 Gestión ambiental y urbana

el espacio social y, sobre todo, en el espacio público es donde se pone de ma-


nifiesto esta falta de convergencias entre las diferentes culturas que conviven
en un territorio determinado.

Así, según Ritzer et al. (2001), la cohesión social "es una situación en la que
un grupo de personas (determinadas por una región geográfica, como puede
ser un país) demuestra una actitud para la colaboración que a su vez genera
un clima favorable al cambio". Otros autores están de acuerdo y van más allá
estableciendo que la homogeneidad no es un requisito de la cohesión social.
Por ejemplo, Rudiger y Spencer (2003) afirman: "la cohesión social no requiere
que las comunidades se fusionen en una entidad homogénea poblada de in-
dividualistas, sin diferencias, y gobernados por una serie de normas hegemó-
nicas. Todo lo contrario, la cohesión se puede conseguir en una sociedad plu-
ral mediante la interacción de diferentes comunidades, estableciendo vínculos
basados en el reconocimiento de la diferencia y la interdependencia".

En definitiva, de lo que se trata para potenciar este proceso es de promover


políticas urbanas que, a escala local, potencien que el espacio público cumpla
su rol natural de cohesión social. Para poder desarrollarlas habrá que tener en
consideración los siguientes aspectos:

1) Establecer la relación existente entre la tipología de espacios públicos y los


conflictos que se producen en él.

2) Identificar si los conflictos son los mismos en función de la tipología de los


espacios en los diferentes países.

3) Identificar políticas adecuadas en los países socios para afrontar los tipos
de conflictos.

4) En cuanto a políticas positivas, identificar qué elementos comunes existen


entre ellas.

El espacio público constituido por calles, plazas, avenidas, etc. define la cali- Experiencias
dad de vida de la ciudad y en él la variedad cultural hace posible el intercam-
En la actualidad, hay algunas
bio social, no como espacio residual de restricciones y de barreras, sino como ciudades que han desarrollado
elemento articulador y catalizador de las acciones y las interacciones entre las experiencias relacionadas con
las políticas de cohesión social
personas. Así pues, el espacio público debe permitir su uso social como lugar en su espacio público como,
por ejemplo, Peñalolén (Chile),
que articula, integra y complementa las actividades de los habitantes, como Medellín y Bogotá (Colombia),
Salto (Uruguay), Rímac y Ate
un medio de compensación social que permita convivir y compartir y que, fi- (Perú), Recife (Brasil), Torino
nalmente, produzca seguridad y bienestar entre los habitantes que lo habitan (Italia), Badalona y Barcelona
(España).
o lo usan.
© FUOC • PID_00277542 59 Gestión ambiental y urbana

2.2. Proyectos educativos de ciudad Lectura recomendada

E. Oviedo, A. Rodríguez, y
La ciudad, sus agentes, sus espacios, sus redes sociales y urbanas, sus equipa- P. Rodríguez (2008). Cohe-
mientos, etc. educan, sea de manera formal (y, por lo tanto, intencionadamen- sión social: Miedos y polí-
ticas de ciudad. <https://
te, basándose en una determinada planificación de objetivos y metodologías), revistas.flacsoandes.edu.ec/
urvio/article/view/111-120>
sea informalmente (tomando parte de manera cotidiana en el proceso de so-
cialización, a menudo desapercibida, de sus ciudadanos y ciudadanas).

El proyecto educativo de ciudad (PEC) es el proyecto que ha de ayudar a co-


nocer cuáles son las realidades educativas de las ciudades, señalar las carencias
pero también las potencialidades y todos aquellos elementos que potencian a
las ciudades educadoras en un sentido amplio y que incluya a toda la ciuda-
danía. Así pues, los PEC son una herramienta de planificación política para
la consecución de objetivos en materia educativa y esta herramienta de plani-
ficación se concreta en un plan de actuación que debe conducir las acciones
concretas que se desprendan del PEC.

El carácter educativo es la razón de ser del PEC y la ciudad su marco de actua-


ción. Asimismo, la educación es un proyecto colectivo y social y, como tal,
debe ser comunitario (Vintró, 2001) con el fin de dar respuesta a las personas
que viven en la comunidad ciudadana. El PEC se convierte, por lo tanto, en
un instrumento de educación comunitaria en el marco de la ciudad.

De acuerdo con Coll (1998), podemos definir qué es el PEC a partir de la atri-
bución de cuatro rasgos distintivos:

1) Contempla una visión progresista de la educación.


2) Es de naturaleza participativa.
3) Entiende la educación en un sentido amplio que engloba y supera el ámbito
estricto de la educación escolar.
4) Se muestra como un intento de repensar por completo las funciones de la
educación de finales de siglo.

Responde a una "visión progresista de la educación" porque se utiliza la edu-


cación para promover la cultura, los valores democráticos y ambientales, la
integración social, la renovación y el progreso. Es de "naturaleza participati-
va" porque, tal y como ya hemos dicho, la ciudadanía debe opinar respecto a
las relaciones que se han de establecer entre educación y sociedad y respecto
al modelo de ciudad que quieren. Tiene una "visión global de la educación"
porque se sitúa más allá de la escuela y, finalmente, huye de los esquemas y
modelos existentes de educación para "aproximarse a los nuevos modelos" que
la sociedad de la información y el conocimiento, la globalización y todos los
últimos cambios mundiales requieren.

Experiencias

Algunas experiencias de proyectos educativos de las ciudades serían las siguientes:


© FUOC • PID_00277542 60 Gestión ambiental y urbana

Santa Coloma de Cervelló <https://agora.xtec.cat/ceipcoloniaguell/projecte-educatiu/>

Experiencias en todo el mundo <http://w10.bcn.es/APPS/eduportal/pubPaisosAc.do>

Recursos�web:

https://www.diba.cat/web/educacio

http://www.bcn.es/edcities/aice/estatiques/espanyol/sec_iaec.html

2.3. Procesos de presupuestos participativos

Como apunta la Red Estatal de Presupuestos Participativos (2008): "Las expe-


riencias de presupuestos participativos se han extendido a escala internacio-
nal, especialmente en Europa y América Latina. En el caso de España, desde
que se desarrollaron las primeras experiencias de Córdoba, Puente Genil, Las
Cabezas de San Juan o Rubí en la década de los noventa, los presupuestos par-
ticipativos se han extendido por todo el Estado y existen hoy decenas de mu-
nicipios que desarrollan presupuestos participativos, cada uno con sus meto-
dologías y criterios particulares. Aun así, buena parte de las experiencias han
partido de una visión compartida del marco político y social en el que nos
movemos, de la imperiosa necesidad de profundizar la calidad democrática del
sistema representativo vigente, aumentando la transparencia y la rendición de
cuentas, abriendo a la participación de la ciudadanía espacios antes reservados
a la gestión institucional, potenciando la codecisión y la cogestión sobre los
asuntos del público de competencia municipal".

Los presupuestos participativos son una herramienta de participación y ges-


tión de la ciudad mediante la que la ciudadanía puede proponer y decidir so-
bre el destino de parte de los recursos municipales. Así pues, son procesos en
los que la ciudadanía toma parte en la detección de necesidades y en la prio-
rización de proyectos y orienta las dotaciones presupuestarias para llevarlos a
cabo, teniendo en cuenta las limitaciones y posibilidades globales del presu-
puesto público, o de algunas de sus partes.

La principal aportación de los presupuestos participativos es el asentamiento


de la idea de una ciudadanía activa, haciendo partícipe al ciudadano y la ciu-
dadana de la disposición y el estado de la ciudad. Entender, en definitiva, la
gestión pública como algo que tiene relación con nuestras vidas y que pode-
mos no sólo participar en ella, sino también decidir sobre estos asuntos pú-
blicos.

Además, podemos establecer una serie de ventajas que deben acompañar al


desarrollo del proceso:

• Mayor transparencia y eficiencia en la gestión municipal, al compartir en-


tre todos el debate sobre en qué se van a gastar nuestros impuestos.
© FUOC • PID_00277542 61 Gestión ambiental y urbana

• Mejora de la comunicación entre administración y ciudadanos, generando


espacios de interlocución entre políticos, vecinos, colectivos y técnicos.

• Es un proceso abierto a todo el mundo que posibilita la participación di-


recta de todas las personas, superando así la lógica participación represen-
tativa que se limita a la acción de votar cada cuatro años.

• Se trata de un proceso autorregulado, es decir, son los mismos participantes


los que deciden cómo deben ser las "reglas del juego" que han de regir el
proceso.

• Fomenta la reflexión activa y la solidaridad, ya que todos los vecinos y


vecinas tienen la oportunidad de conocer y dialogar sobre los problemas
y las demandas del resto.

Como vemos, los presupuestos participativos hablan de dinero pero también


de nuevos espacios de participación, de profundización democrática en la vida
local, de participar para decidir. Hablan, en definitiva, de apropiación de los
asuntos públicos por parte de la ciudadanía, lo que en definitiva constituye la
esencia de la democracia.

Experiencias

En el Estado español, las experiencias más significativas que se han llevado a cabo hasta
el momento son las que se han desarrollado en ciudades como: Sevilla, Córdoba, Alba-
cete, Donostia-San Sebastián, Málaga, Jerez, Getafe, Puente Genil, Cabezas de San Juan,
Sabadell, Leganés, Torreperogil, Puerto Real, Torrellano, entre otras. Podéis buscar en las
páginas web de los ayuntamientos de los municipios mencionados para saber más de
estas experiencias.

Red Estatal de Presupuestos Participativos <http://www.presupuestosparticipativos.info/


ES/seccion/ver/redes>

Guía metodológica de presupuestos participativos.

<http://www.presupuestosparticipativos.info/ES/seccion/ver/redes>

2.4. Planes estratégicos municipales

En el punto 2.2.1., hemos hablado de la importancia de los planes estratégicos.


En este apartado lo concretamos en el contexto municipal.

La principal finalidad de un plan de estas características es definir la estrategia


de desarrollo integral de la ciudad, municipio, pueblo, etc. en una perspectiva
a medio/largo plazo y planificar las acciones necesarias para transformar el
municipio. Se trata, pues, de determinar una serie de líneas estratégicas que
orientarán el trabajo municipal en un marco futuro que oscila entre los 10 y
los 15 años.

Los objetivos complementarios que aporta un plan estratégico municipal son:


© FUOC • PID_00277542 62 Gestión ambiental y urbana

• Impulsar un proceso de participación abierto en el que se impliquen ins-


tituciones, entidades, asociaciones, agentes, empresas y personas a título
individual.

• Contribuir a reforzar redes de comunicación, conocimiento e interacción


que fomenten la cohesión social del municipio.

• Promocionar el municipio desde las diferentes vertientes sociocultural, lú-


dica, medioambiental, de calidad de vida y de competitividad económica,
entre otras.

• Crear una cultura estratégica común entre los diferentes agentes y estimu-
lar la concertación con los agentes implicados.

• Disponer de unas acciones detalladas que permitan su implantación, ges-


tión, seguimiento y evaluación posteriores.

Finalmente, cabe mencionar que el plan estratégico municipal no finaliza con Experiencias de planes
la elaboración del propio plan, sino que posteriormente se abren diferentes estratégicos municipales

etapas de implantación, de seguimiento y de evaluación de éste. Cada una de Planes estratégicos municipales
estas etapas, como en la fase de elaboración, se realiza de manera participada. de la Diputación de Barcelona.
<https://www.diba.cat/web/
En definitiva, cuando se elabora un plan de estas características en una ciudad estrategies/cercador>
Corbera de Llobregat <http://
lo que se inicia es un proceso de gestión estratégica del municipio.
www.corberadellobregat.cat/
ajuntament/pla-estrategic/>

2.5. Planes de definición de equipamientos municipales

En un proceso de estas características se trata de que todos los agentes sociales


de un municipio (políticos, entidades, vecinos) decidan, de manera participa-
tiva, qué necesidades hay en relación con los equipamientos municipales y
cuáles deben ser los usos de los espacios públicos de un municipio. Así pues,
se prioriza la participación de la ciudadanía no organizada y de las entidades,
dado que estos actores son los principales usuarios de los equipamientos de
los municipios con la voluntad de incorporar el máximo de percepciones. Un
plan de estas características se centrará, necesariamente, en los equipamientos
educativos sociales y de salud, en los equipamientos culturales, en los equipa-
mientos deportivos, etc.

Los objetivos que se quieren alcanzar en un proceso participativo de este tipo


son:

a) Promover el debate sobre el plan de equipamientos. Al mismo tiempo que


promueve este debate, es necesario: informar de las limitaciones y los condi-
cionamientos de los espacios y que las propuestas sobre los equipamientos ga-
ranticen la seguridad, la accesibilidad y su funcionalidad.
© FUOC • PID_00277542 63 Gestión ambiental y urbana

b) Identificar las percepciones de los diferentes agentes sobre la previsión de


equipamientos.

c) Favorecer la elaboración de propuestas y la generación de consenso sobre


los contenidos del plan con los principales actores y actrices.

El resultado que se espera obtener con las etapas de consulta de este proceso es
la implicación de la ciudadanía y las entidades del municipio en la planifica-
ción de los equipamientos municipales durante los años siguientes y la apro-
bación de un plan de equipamientos municipal de manera consensuada.

Experiencias
Lectura recomendada
IDIGOL "Innovació Democràtica i Govern Local de Catalunya" <http://
governobert.gencat.cat/web/.content/30_ParticipacioCiutadana/04_Difusio_i_recerca/ Autores varios (2008). Equi-
avaluacio_de_processos_participatius/arxius/2007-Innovacio-democratica-i- pamientos municipales de pro-
participacio-ciutadana-al-Govern-de-Catalunya.pdf> ximidad. Metodologías para la
participación ciudadana. Ma-
drid: Trea.
Hernanipolis. Mueve ficha. <https://www.diariovasco.com/20091122/comarca/buen-am-
biente-fiesta-hernanipolis-20091122.html>

2.6. Proyectos de elaboración participada de normativas a nivel


local

El proceso de elaboración participada de normas es un mecanismo transpa-


rente por el que se habilita un espacio para la expresión de opiniones y pro-
puestas respecto a proyectos de normas para, posteriormente, elevar a la le-
gislatura correspondiente un documento lo más consensuado posible para su
correspondiente tratamiento. Los objetivos del procedimiento se pueden sin-
tetizar en los siguientes:

• Dar transparencia a los procesos de toma de decisiones.

• Mejorar la calidad técnica de estas decisiones.

• Promover el debate público.

• Estimular la participación ciudadana y habilitar un camino por medio del


cual todos los actores sociales interesados puedan incidir en la definición
de las decisiones públicas.

• Permitir que quien haya de decidir lo haga con un completo conocimiento


de todas las posiciones y opiniones en juego.

• Producir proyectos de normas o de políticas públicas que cuenten con con-


senso social a partir de la detección de genuinas demandas de la sociedad.
© FUOC • PID_00277542 64 Gestión ambiental y urbana

2.7. Planes de gestión y planificación de recursos y residuos a


nivel local

En el año 2008 el Parlamento Europeo aprobó la Directiva 2008/98/CE. Esta


directiva debe contribuir a ir transformando la Unión Europea en una "socie-
dad del reciclado", que trate de evitar la generación de residuos y que los uti-
lice como un recurso. En particular, el Sexto programa de acción comunitario
en materia de medio ambiente insta a la adopción de medidas destinadas a
garantizar la separación en origen, la retirada y el reciclaje de flujos prioritarios
de residuos. De acuerdo con este objetivo, y con vistas a facilitar o mejorar
su potencial de valorización, los residuos se retirarán por separado siempre
que sea viable desde el punto de vista técnico, medioambiental y económi-
co, antes de someterlos a las operaciones de valorización que proporcionen el
mejor resultado medioambiental global. Los Estados miembros deben incen-
tivar la separación de los compuestos peligrosos de todos los flujos de residuos
cuando sea necesario para conseguir una buena gestión medioambiental. La
misma directiva apunta la necesidad de potenciar la participación ciudadana
en la definición de políticas de residuos para fomentar la gestión eficiente, la
prevención y la reducción de éstos. Asimismo, la normativa otorga un papel
importante a la participación social en la evaluación y la revisión de los planes
y de los programas sobre residuos que se hayan desarrollado en los entornos
locales.

A escala local, esta directiva se concreta en los planes de gestión de residuos Recursos
locales o intermunicipales o comarcales. Un plan de acción para la gestión de
Agencia de Residuos de Ca-
residuos es un instrumento que debe permitir planificar estratégicamente las taluña. <http://www.arc-
acciones y medidas que hay que aplicar para mejorar la gestión de los residuos cat.net/ca/home.asp>

en un municipio o territorio concreto. Éste consta de una serie de acciones


comedidas, temporalizadas y priorizadas de manera participada y consensuada
con la finalidad de organizar, junto con el servicio de retirada, su implantación
progresiva. Este plan se debe emprender con posterioridad a una diagnosis del
estado actual de la gestión de los residuos teniendo como base los aspectos
técnicos, sociales, organizativos y de comunicación.

Experiencias

Plan local de residuos de Terrassa. <https://reciclabe.terrassa.cat/es/redaccion-del-plan-


local-de-prevencion-y-gestion-de-residuos-2015-2020/>

Plan integral de gestión de residuos urbanos de la Mancomunidad de San Marcos. <http://


www.sanmarkos.eus/es/secc_campanas.php?page= campanas_recogida_implicate>

2.8. Planes de recuperación integral de ríos

En el año 2000, la Unión Europea publicó la Directiva marco en el sector del


agua. En ella se establecía un marco comunitario para la protección y la ges-
tión de las aguas. Ésta prevé, sobre todo, la definición de las aguas europeas y
© FUOC • PID_00277542 65 Gestión ambiental y urbana

de sus características, por cuencas y demarcaciones hidrográficas, así como la


adopción de planes de gestión y programas de medidas adecuadas para cada
masa de agua.

Nueve años después de la fecha de entrada en vigor de la Directiva, cada Es-


tado miembro debería haber elaborado un plan de gestión y un programa de
medidas en cada demarcación hidrográfica, teniendo en cuenta los resultados
de los análisis y estudios realizados.

Las medidas previstas en el plan de gestión de la demarcación hidrográfica


tendrán por objeto:

a) Prevenir el deterioro, mejorar y restaurar el estado de las masas de agua su-


perficiales, conseguir que estén en buen estado químico y ecológico y reducir
la contaminación debida a los vertidos y las emisiones de sustancias peligrosas.

b) Proteger, mejorar y restaurar las aguas subterráneas, prevenir su contamina-


ción y deterioro y garantizar un equilibrio entre su captación y su renovación.

c) Preservar las zonas protegidas.

Los objetivos anteriores se deberán alcanzar en el plazo de quince años desde


la entrada en vigor de la Directiva, pero este plazo se podrá retrasar o modificar
siempre que se respeten las condiciones establecidas por la Directiva.

Los Estados miembros fomentarán la participación activa de todas las partes Experiencias
interesadas para la aplicación de esta Directiva, en particular con respecto a los
Ministerio de Medioambien-
planes de gestión de las demarcaciones hidrográficas. De esta premisa básica te. Aguas continentales y zo-
parten los planes de recuperación integral de ríos. nas asociadas.
<https://www.miteco.gob.es/
es/agua/legisla-
Recursos cion/GRI_aguas.aspx>
Proceso de participación del
Plan integral de mejora del río Seco en Cerdañola del Vallés. <http://salillas.net/cerdan- Plan de recuperación del Júcar.
yola/riuSec.htm> <http://
xuquerviu.blogspot.com/>
Josep Maria Calaf y Andreu González (2005). Propostes per a la recuperació del riu Foix al
seu pas per Santa Margarida i els Monjos.

Ajuntament de la Bisbal d’Empordà. Pla de recuperació integral del riu Daró. <http://
www.labisbal.info/index.php?noticies=1&codi=140>

2.9. Planes de gestión de cuencas

Existe un amplio consenso en cuanto a que la cuenca hidrográfica debe ser


considerada como unidad territorial base para la gestión integral de recursos
hídricos en torno a las fuentes, vías, sistemas de uso y usuarios que se ubican
en este espacio. Así pues, hay que considerar una cuenca hidrográfica como
unidad territorial para su gestión integral del recursos hídricos (GIRH) dado
que:
© FUOC • PID_00277542 66 Gestión ambiental y urbana

• La cuenca hidrográfica es la principal forma terrestre dentro del ciclo hi-


drológico que capta y concentra la oferta de agua que proviene de las pre-
cipitaciones.

• Las características físicas del agua generan un grado extremadamente alto


de interrelación e interdependencia entre los usos y usuarios de agua en
una cuenca.

• La cuenca constituye un área en proceso permanente, dinámico e interde-


pendiente –el agua interactúa con los sistemas físicos (recursos naturales)
y bióticos (flora y fauna), conformando ecosistemas.

• En el territorio de la cuenca se produce la interrelación e interdependencia


entre, por una parte, los sistemas físicos y bióticos y, por otra, el sistema
socioeconómico formado por los usuarios de la cuenca, sean habitantes o
interventores externos.

Así pues, una gestión de estas características involucra dos categorías de sis-
tema: los sistemas de uso de agua (sistemas de demanda, manejados por los
usuarios, por los regantes, etc.) y los elementos sistémicos del territorio (re-
cursos naturales, ecosistemas, red hídrica y espacios territoriales). La gestión
(ambiental) de estos últimos elementos del sistema de oferta de agua implica
realizar actividades como las detalladas a continuación:

1) La protección de fuentes o áreas de captación de agua para el abastecimiento


de agua potable.

2) La canalización y protección ribereña de cursos o cuerpos de agua de manera


integral o por tramos o sectores.

3) El control de torrentes, con el principal objetivo de estabilizar vertientes.

4) Relacionado con las anteriores dos actividades: el control contra inunda-


ciones de áreas habilitadas o habitadas (o de otro interés).

5) El manejo de zonas de recarga de aguas subterráneas.

6) El control de lagunas de alta montaña, sobre todo en zonas con presencia


de nieve y glaciares.

7) El manejo de cuencas costeras, que se caracterizan por regímenes de aveni-


das repentinas, rápidas y de gran poder destructivo (flash floods).

8) El manejo de áreas agrícolas, forestales y de pastos, sobre todo en zonas de


alta pendiente (manejo agrosilvopastoril).
© FUOC • PID_00277542 67 Gestión ambiental y urbana

9) La protección de obras de infraestructura (caminos, puentes, centrales hi-


droeléctricas, etc.).

10) El manejo y la protección de pantanales, zonas húmedas de alta montaña


y de lagunas costeras (albuferas).

La variedad de actividades que puedan ser necesarias para el buen manejo


de una cuenca hidrográfica y, particularmente, de las aguas que circulen en
ésta es prácticamente infinita. Las actividades y el uso que se haga debe ser
consensuado por las entidades gubernamentales pero también por los propios
usuarios y usuarias, sean éstos públicos o privados. Se trata de actividades que
habrían de responder a un plan sensato, integral y financieramente viable, así
como a criterios de sostenibilidad, equidad y eficiencia. Desgraciadamente, a
menudo resulta muy escasa la voluntad y capacidad de las instituciones y los
actores sociales (organizaciones y usuarios) para crear estas sinergias.

Una de las posibles respuestas a la falta de coordinación e insuficiente realiza-


ción de sinergias hacia una gestión participada más integrada en una cuenca,
entre instituciones y actores sociales, es la creación de una entidad de cuenca
(más precisamente: entidad de gestión integrada de los recursos hídricos en
el ámbito de una cuenca); más todavía, considerando los vacíos de gestión es-
pacial que se originan cuando los límites político-administrativos de las insti-
tuciones públicas no necesariamente coinciden con los límites de la cuenca.
Las experiencias con respecto a la creación y el funcionamiento de entidades
de cuenca son muy diferentes, en cuanto a sus orígenes, objetivos, alcance e
impactos. Grosso modo, se pueden clasificar tres tipos de entidades de cuenca:

a) Entidades de cuenca interjurisdiccionales y transfronterizas: cuando una


cuenca es compartida por entidades federativas en un país federal, o transfron-
teriza, en el caso de una cuenca compartida por dos o más países, las acciones
adoptadas por una jurisdicción pueden afectar a la otra y viceversa, por lo que
vale la pena crear un mecanismo de coordinación o de gestión conjunta, so-
bre todo en caso de influencias hídricas originadas por la existencia de obras
hidráulicas de importancia (por ejemplo, una central hidroeléctrica).

b) Entidades con funciones de autoridad de agua en el ámbito de cuencas: co-


mo las cuencas son unidades territoriales óptimas para la gestión de los recur-
sos hídricos, la autoridad de agua superior puede decidir descentralizar hacia
el nivel de cuenca o desconcentrar sus funciones sustantivas hacia el nivel de
cuenca, a fin de que éstas sean ejercidas por una entidad local, pero de con-
formidad con las políticas y las directrices de la autoridad nacional o central.

c) Entidades con funciones de coordinación y fomento de participación en


la gestión del agua: para evitar conflictos y generar coherencia en el accionar
de los múltiples actores y actrices, y con el fin de asegurar un uso eficiente,
ordenado y sostenible del agua, en ocasiones se crea una especie de platafor-
ma de coordinación entre todos aquellos que toman decisiones que afectan al
© FUOC • PID_00277542 68 Gestión ambiental y urbana

recurso del agua. Entidades de cuenca de este tipo normalmente son instan-
cias colectivas y mixtas en las que participa una gran variedad de actores. La
unidad territorial adecuada para este tipo de entidades suele ser la cuenca, lo
que explica el interés que se observa en muchos países para crear instancias
de concertación y coordinación en este nivel. Típicamente, asumen funciones
como las siguientes:

• Consultar y consensuar las opiniones de los diferentes actores de la cuenca


y coordinar sus acciones.
• Elaborar planes de recursos hídricos a escala local.
• Concertar con la autoridad de agua ciertos aspectos de asignación del agua,
sobre todo en situaciones extremas.
• Arbitrar en conflictos relacionados con el agua.
• Recopilar información, mantener catastros y realizar inspecciones.
• Hacer o promover actividades de monitorización con respecto a la dispo-
nibilidad, el uso, la calidad de agua u otro aspecto (ambiental) en la cuenca.

Normalmente, estas entidades coordinadoras de cuenca tienen una débil ca-


pacidad para (hacer) cumplir los acuerdos o realizar las acciones porque en
muchos casos no tienen suficiente apoyo legal o político desde el nivel supe-
rior, o porque determinados sectores o entidades hacen competencia de poder.
Otra característica que suelen tener estas instancias de coordinación y concer-
tación es su fragilidad financiera.

2.10. Planes de sostenibilidad energética

Para realizar un ahorro de energía sostenible que tenga impacto y que sea du-
radero en el tiempo es necesario: por una parte, desarrollar técnicas, productos
y servicios eficientes desde el punto de vista energético y, por otra parte, mo-
dificar los comportamientos para consumir la menor energía posible y conser-
var, al mismo tiempo, la misma calidad de vida. Así pues, los planes de energía
sostenible tienen como objetivo movilizar a la población, a los responsables
políticos, a los gestores de las ciudades y a los agentes del mercado para trans-
formar el mercado de la energía. Con estas estrategias se quiere ofrecer a los
ciudadanos y a las ciudadanas las infraestructuras, los aparatos, los procesos
y los sistemas energéticos lo más eficientes posible. En los planes de energía
sostenible se establecen acciones para controlar y reducir la demanda de ener-
gía y también se debe actuar para reducir el consumo y el abastecimiento de
energía.

A escala local, los municipios tendrán responsabilidad en el momento de po-


ner en marcha planes de estas características. El objetivo es llevar a cabo accio-
nes encaminadas a que las ciudades ahorren energía y se fomenten las energías
renovables para reducir un 20% las emisiones de CO2 para el año 2020.
© FUOC • PID_00277542 69 Gestión ambiental y urbana

El documento del plan de acción para la energía sostenible de cualquier mu-


nicipio debe incluir lo siguiente: un inventario de emisiones y una diagnosis
energética estratégica del municipio, la definición de los objetivos de reduc-
ción de emisiones, los ámbitos de actuación en los que se debe incidir y las
acciones concretas que la ciudad ha de realizar para cumplir los objetivos de
reducción marcados.

Recursos

Wise-plans: Co operation between Communities for Energy Ac-


tion Plans. <https://ec.europa.eu/energy/intelligent/projects/sites/iee-projects/files/pro-
jects/documents/wise-plans_results_oriented_report_en.pdf>

Libro Verde: estrategia europea para una energía sostenible, competitiva y segura. <http://
europa.eu/legislation_summaries/energy/european_energy_policy/l27062_es.htm>

Experiencias

Plan de uso sostenible de la energía de la ciudad de Madrid y prevención del cambio


climático.

<https://www.madrid.es/
UnidadesDescentralizadas/Sostenibilidad/EspeInf/EnergiayCC/02PECCH/
Ficheros/PECCH2020.pdf>

Plan municipal de eficiencia energética y energías renovables (Miguelturra, España).


<http://habitat.aq.upm.es/bpes/onu08/bp1822.html>

2.11. Planes de conectividad funcional

Como apuntan Mallarach, Marull y Pino (2008):

"Hoy en día, la conectividad ecológica es un aspecto que no sólo aparece en los discursos
políticos y sociales, sino que también se trata de manera habitual en los estudios previos
de los nuevos planeamientos urbanísticos, planes sectoriales y proyectos de grandes in-
fraestructuras y en la mayoría de las evaluaciones ambientales con incidencia territorial".

El objetivo general de un plan de conectividad funcional es analizar la conec-


tividad ecológica de un territorio concreto, incorporando al análisis los facto-
res socioeconómicos que interaccionan en él; elaborar una diagnosis del te-
rritorio en relación con la conectividad ecológica que permita determinar los
espacios de interés conector, y, finalmente, realizar propuestas para mejorar la
conectividad o para prevenir la fragmentación del territorio y de los hábitats.

Los principales objetivos que se quieren alcanzar con estos planes son:

1) Identificación de sectores de interés para la dispersión de fauna, clave para


el mantenimiento de la conectividad funcional en el conjunto de la matriz
territorial y determinación de las zonas de interés estratégico para la conecti-
vidad (ZIEC).

2) Identificación de los puntos críticos donde la red vial, los desarrollos urba-
nísticos y otras infraestructuras (actuales o previstas) interceptan las ZIEC en
la comarca.
© FUOC • PID_00277542 70 Gestión ambiental y urbana

3) Identificación de elementos socioeconómicos que interaccionan con la fun-


ción conectora de estos espacios.

4) Identificación de continuidad paisajística.

5) Diagnosis de los puntos clave para la conectividad y la fragmentación de


los hábitats.

6) Elaboración de un plan de acción con propuestas y recomendaciones para


mantener y restaurar la conectividad o permeabilizar puntos especialmente
significativos.

Experiencias

La Selva. Agenda 21. Plan de acción comarcal para la sostenibilidad.


<https://www.cilma.cat/wp-content/uploads/2011/04/PLA-DACCI%C3%93-I-
DACTUACI%C3%93.pdf>

Plan director de conectividad funcional del Gironés.


<https://www.cilma.cat/wp-content/uploads/agenda21/A21%20CC_Girones/Pla
%20connectivitat/A.%20Diagnosi%20Connectivitat.pdf>

2.12. Procesos de elaboración o reforma de planes territoriales

Un plan territorial es un instrumento que define los objetivos de equilibrio


territorial de interés general para un territorio. Al mismo tiempo, es el marco
que orienta las acciones que emprenden los poderes públicos para crear las
condiciones adecuadas para atraer la actividad económica y social de los lu-
gares y para conseguir que los ciudadanos de aquel territorio tengan unos ni-
veles de calidad de vida parecidos, independientemente del ámbito territorial
donde vivan.

Un plan territorial puede incluir las siguientes consideraciones:

• La definición de zonas del territorio con características parecidas en rela-


ción con su potencial de desarrollo y situación socioeconómica.

• La indicación de los núcleos de población que, por sus características, de-


berán ejercer una función impulsora y reequilibradora.

• La determinación de los espacios y de los elementos naturales que hay que


conservar por razón de interés general referida en todo el territorio.

• La definición de tierras de uso agrícola o forestal de especial interés que


es necesario conservar o ampliar por las características de extensión, de
situación y de fertilidad.
© FUOC • PID_00277542 71 Gestión ambiental y urbana

• La previsión del emplazamiento de grandes infraestructuras, especialmen-


te de comunicación, de saneamiento y energéticas y de equipamientos de
interés general.

• La indicación de las áreas del territorio en las que hay que promover usos
específicos.

• La definición de los ámbitos de aplicación de los planes territoriales par-


ciales que se deberán adecuar a los ámbitos establecidos en la división te-
rritorial.

Entonces, los planes territoriales se subdividen en los planes territoriales par-


ciales. Estos últimos son los instrumentos que sirven para definir los objetivos
de equilibrio de una parte concreta de un territorio y el marco orientador de
las acciones que se emprenderán con el fin de avanzar hacia una determina-
da visión de futuro. El ámbito de los planes es, como mínimo, de extensión
intermunicipal.

2.13. Procesos de reforma o de elaboración de planes


urbanísticos

Los planes de ordenación urbanística municipal (POUM) es la normativa que


establece qué se puede hacer en cada parte del municipio: dónde y qué se
puede construir, qué terrenos deben mantenerse como espacios naturales o
agrícolas y dónde deben ir los servicios para la comunidad (escuelas, centros
deportivos y culturales, etc.). Efectuar la revisión, pues, quiere decir revisar si
los criterios que se aprobaron hace unos años al respecto todavía son válidos
o si es necesario limitar o ampliar los espacios donde se puede edificar y en
qué condiciones se puede hacer (pisos, unifamiliares, etc.), si se debe disponer
de más espacio para industrias o qué modelo de comercio se quiere, así como
de qué manera hay que organizar la movilidad en el municipio, entre otras
cuestiones.

La ley que define el POUM establece que cuando se reforma o se elabora un


plan de estas características se ha de incluir el programa de participación ciu-
dadana que se aplicará en el transcurso del proceso de formulación y tramita-
ción del plan hasta su aprobación con el fin de garantizar la efectividad de los
derechos reconocidos por el artículo de la mencionada normativa. Este pro-
grama de participación ciudadana necesariamente debe expresar las medidas
y actuaciones previstas para garantizar y fomentar los derechos de iniciativa,
de información y de participación de los ciudadanos.

El programa de participación ciudadana puede abarcar tanto la fase previa a la


redacción de los documentos de las figuras de planeamiento, como el período
de su formación y las fases posteriores, a partir de la convocatoria de informa-
ción pública, con la finalidad de facilitar tanto la divulgación y la compren-
sión de los objetivos y del contenido de los trabajos de planeamiento, como
© FUOC • PID_00277542 72 Gestión ambiental y urbana

la formulación de alegaciones, sugerencias o propuestas alternativas a lo largo


de la preceptiva información pública que se convocará después de la aproba-
ción inicial.

El acuerdo de aprobación del programa de participación ciudadana se debe


publicar por edicto en el diario o boletín oficial que corresponda y su conte-
nido puede ser objeto de consulta pública en las dependencias y en el horario
que el edicto señale.

Experiencias

Plan de participación ciudadana: revisión del POUM de Teià. <http://www.teia.cat/ajun-


tament/normativa-ordenances-i-plans/poum>

Proceso participativo para la revisión del plan de ordenación urbanística de Alella.


<https://alella.cat/document.php?id=41&per_imprimir=1>

http://www.arbocenc.org/
OnLine/Media/Annex%202%20Informe%20global%20participacio%20POUM
%20Arboc.pdf

Plan de ordenación urbanística de Sils. <http://www.sils.cat/urbanisme-2/poum/>

2.14. Planes participativos de definición y diseño estratégico de


espacios públicos en los municipios

Las posibilidades de actuación directa de los municipios sobre el espacio pú-


blico por medio de grandes operaciones urbanísticas en las que participan los
ciudadanos y las ciudadanas son limitadas. Esta limitación desaparece cuando
se afrontan las transformaciones del espacio público gracias a las operaciones
que se conciertan con entidades privadas. A pesar de ello, en el contexto ur-
bano actual se hace imprescindible concebir el espacio público como un es-
pacio de pluralidad variada y diferente, construido por sociedades habitadas
por hombres y por mujeres, por jóvenes, por niños y niños, etc. más que por
potenciales votantes, representantes, compradores o vendedores urbanísticos.

Desde el urbanismo participativo, la concepción y ejecución de los proyectos


para definir o diseñar los espacios públicos municipales resultan de la inter-
vención de diferentes actores, de grupos sociales diversificados, con necesida-
des y concepciones diferentes. En esta interrelación compleja de elementos
sociales será necesario conciliar intereses a partir de la variedad de propuestas
que, con un enfoque arquitectónico, urbano y social, afronten y ejecuten so-
luciones adaptadas a cada situación. Así pues, el diseño y la gestión del espa-
cio público requieren de la instrumentación de distintas medidas y acciones.
Estas medidas deben ser concretas e integrales para conseguir una ciudad más
sostenible en lo ambiental, más igualitaria en lo social y más participativa en
lo comunitario.

Un plan de estas características debe agrupar, orientar y definir las políticas,


los criterios y las reglas y normativas para que la ciudad se estructure de ma-
nera ordenada y equitativa social y ambientalmente. Así, el espacio público se
© FUOC • PID_00277542 73 Gestión ambiental y urbana

constituirá en el soporte de la estructura urbana y establecerá su preponderan-


cia sobre el espacio privado e incrementará su rol como continente integrador,
relacional, estructurador y ordenador de la ciudad. El plan estratégico del es-
pacio público significará, al mismo tiempo, un proyecto de construcción, de
intervención y mantenimiento continuo de la estructura urbana. En él se debe
impulsar un modelo de gestión en el que intervengan las entidades oficiales y
los vecinos coordinadamente con los actores políticos y privados.

La definición y el diseño del espacio público cotidiano multiplica las posibi-


lidades para generar acciones pequeñas, diseminadas por las ciudades, en las
que la potencialidad de la participación ciudadana todavía no es bastante ma-
nifiesta. Si de manera "real" se pusieran en marcha procesos de participación,
se ampliaría la variedad de soluciones, la oportunidad para acceder a los di-
ferentes espacios públicos de la ciudad y se mejoraría la calidad ambiental y
urbana del conjunto de la ciudad.

2.15. Pactos cívicos para la movilidad sostenible

Los pactos cívicos para la movilidad sostenible se configuran como herramien-


tas de trabajo que definen los modelos de movilidad de las ciudades, es de-
cir, que profundizan en establecer cómo queremos que sean nuestras ciudades
ahora y en un futuro. Tener en consideración este planteamiento, como otros
procesos urbanos y territoriales mencionados en este apartado, significa la ne-
cesidad de abrir un foro de participación a toda la sociedad civil y favorecer
que sean representados todos los agentes sociales implicados para potenciar
cambios en los comportamientos de movilidad de una población, municipio,
comunidad o ciudad concreta. Este debate también debe permanecer abierto
a toda la sociedad o los grupos, asociaciones o entidades que estén a favor de
los principios de la movilidad sostenible, de sus objetivos y de las actuaciones
con el fin de llevarlo a cabo.

Para poder desarrollar un pacto de estas características, es necesario considerar


la premisa inicial del reparto del uso del espacio público de las ciudades. Esto
supone, sobre todo, una voluntad de todos los agentes implicados (Adminis-
tración, asociaciones y representantes de la sociedad civil) de establecer unas
estrategias comunes en relación con la movilidad sostenible, es decir, en defi-
nir y transformar cómo queremos que sean nuestras plazas, calles, avenidas,
viales, etc.

Las respuestas de las urbes, con el fin de solucionar las disfunciones en relación
con la movilidad, pueden ser muy distintas, a veces complementarias y no
siempre coincidentes, incluso algunas pueden resultar contradictorias. Aquí
radica, en parte, el trabajo del interventor de la ciudad: trabajar con los con-
flictos sobre la movilidad para obtener un amplio consenso entre los diferentes
agentes implicados, con la aceptación de unos principios y objetivos comunes.
© FUOC • PID_00277542 74 Gestión ambiental y urbana

Los principios que vehiculan los pactos cívicos para la movilidad sostenible y
que sirven como contexto para definir los objetivos de la movilidad de una
ciudad son los siguientes:

1)�Sostenibilidad

La movilidad sostenible se concibe como aquélla capaz de satisfacer las ne-


cesidades actuales sin comprometer para el futuro los recursos naturales exis-
tentes. Por lo tanto, representa asumir un conjunto de estrategias y medidas
destinadas a recuperar la calidad del espacio urbano y favorecer los modos de
transporte que menos recursos naturales consumen y menos costes medioam-
bientales provocan. Y todo, contabilizando las necesidades y los derechos de
movilidad con el derecho de todo el mundo a un medio ambiente de calidad.
De este principio se deriva la promoción de los modos de transporte más res-
petuosos con el medio ambiente, como los desplazamientos a pie y en bicicle-
ta, y también el transporte público frente al uso de vehículos privados moto-
rizados.

2)�Accesibilidad

El modelo de movilidad debe contemplar el acceso a todo el espacio público


permitido a todos los ciudadanos y las ciudadanas y debe adoptar las medidas
necesarias para garantizar este derecho a todo el mundo, especialmente para
las personas con movilidad reducida. De manera complementaria, el modelo
ha de concebir una red que garantice el acceso, en las mejores condiciones
posibles, a todos los barrios de las ciudades, superando los problemas de dota-
ciones infraestructurales o de servicios que provocan déficits de accesibilidad
a partes concretas de las urbes y desigualdades territoriales.

3)�Seguridad

El modelo de movilidad debe garantizar la seguridad y protección del espacio


público a fin de que las necesidades de desplazamiento se realicen, en térmi-
nos de seguridad vial, con especial interés sobre los modos de transporte más
vulnerables (a pie y en bicicleta). De la misma manera, este modelo debe esta-
blecer sistemas que se rijan por el principio de autoridad municipal como ga-
rante de la disciplina vial, cumpliendo y haciendo cumplir las normas básicas
de convivencia en la movilidad de manera que aumente el grado de seguridad
en el desarrollo de esta movilidad.

4)�Eficiencia

El modelo de movilidad tiene en cuenta las diferentes características de cada


modo de transporte, sus puntos fuertes y sus debilidades con respecto a efi-
ciencia operativa y energética para cada desplazamiento en concreto y, por
ende, las oportunidades y las amenazas que se derivan de su uso. Por lo tan-
© FUOC • PID_00277542 75 Gestión ambiental y urbana

to, este modelo debe racionalizar el uso de los diferentes modos y facilitar su
utilización en aquellos desplazamientos en los que sea más adecuado desde el
punto de vista de su eficiencia.

5)�Garantía�de�la�calidad�de�vida

El modelo de movilidad convenido ha de guiarse por el principio de la mejora


en la calidad de vida de los ciudadanos y de las ciudadanas, recuperando el
espacio público para usos sociales y de convivencia. Ello permitirá una mejora
en la organización del tiempo de actividades ciudadanas, la conciliación de
la vida laboral y familiar y la reducción de los tiempos usados en los despla-
zamientos urbanos e interurbanos. Al mismo tiempo, debe tener presente la
cohesión urbana y social. Así pues, ha de potenciar la construcción de espacios
para la convivencia dentro de un marco de justicia social.

6)�Garantía�del�dinamismo�económico

La movilidad ha de contribuir al dinamismo económico de las ciudades, man-


tener el atractivo comercial de las calles y combinar la recuperación del espa-
cio público con la revitalización del comercio, el desarrollo de los servicios y
el aumento del atractivo turístico.

Para poder desarrollar un proceso de estas características en relación con la


movilidad de las ciudades, todo modelo debe desarrollarse teniendo en consi-
deración los siguientes objetivos.

a) Favorecer las condiciones para la movilidad de los peatones y, para ello, se


debe destinar:

• mayor superficie del espacio público y


• superficie con mejor calidad (en términos de accesibilidad y seguridad)
para la realización de los desplazamientos a pie.

b) Promover la utilización del transporte público ante el transporte privado,


ofreciendo un sistema de transporte colectivo de calidad y competitivo con
respecto a los desplazamientos en vehículo privado.

c) Aumentar la participación de la bicicleta en el conjunto de medios de trans-


porte de uso habitual y crear las condiciones infraestructurales, de gestión del
tráfico y educación vial necesarias para promover su utilización.

d) Fomentar un uso racional del coche, aplicando medidas que faciliten el


traspaso de ciudadanos a otros modos de transporte más sostenibles y que
promuevan la intermodalidad.
© FUOC • PID_00277542 76 Gestión ambiental y urbana

e) Crear una red de diferentes modos de transporte interrelacionada y que


permita la libertad de elegir el medio de transporte que se quiera utilizar.

f) Priorizar la seguridad como factor fundamental en el diseño y el uso de la


vía pública.

g) Reducir los impactos ambientales y ecológicos provocados por el tráfico y


sus efectos en la salud pública.

h) Prever, en las futuras actuaciones y en la futura ordenación del territorio,


una configuración del espacio que dé respuesta a las necesidades del modelo
de movilidad definido.

i) Compatibilizar la oferta de aparcamiento con la demanda de rotación y de


residentes con el dinamismo económico de la ciudad y con las condiciones de
acceso y movilidad para los modos más sostenibles.

j) Garantizar una distribución de mercancías ágil y ordenada, con el mínimo


impacto posible sobre el sistema de movilidad de la ciudad y el medio ambien-
te y con la garantía del desarrollo de las actividades económicas de la ciudad.

La movilidad sostenible y segura es responsabilidad de todos y todas. Por ello,


hay que extender entre la población la sensibilización y concienciación ciu-
dadana sobre los valores que contienen los principios y objetivos establecidos
en los pactos cívicos para la movilidad sostenible.

2.16. Planes de intervención integral en barrios

El programa URBAN es un instrumento de la política de cohesión de la Unión


Europea (UE) dedicado a la rehabilitación de las áreas urbanas y los barrios
en crisis.

Los proyectos de intervención integral en estos barrios deben ser concebidos


como una intervención del sector público (administraciones autonómica y lo-
cal) con la implicación de las entidades cívicas y de la ciudadanía. Éste es uno
de los retos de los proyectos, y todavía más porque existen malas experien-
cias en diferentes países donde la intervención urbanística y arquitectónica
del sector público en espacios públicos y viviendas no fue acompañada de un
trabajo social ni de la implicación de la sociedad civil. Son un claro ejemplo de
ello los denominados grands ensembles y las villes nouvelles periféricos en París,
que han sido noticia en los medios de comunicación en estos últimos meses
a causa de los conflictos sociales que se han vivido en ellos.

Los proyectos han de prever intervenciones en alguno de los campos siguien-


tes:
© FUOC • PID_00277542 77 Gestión ambiental y urbana

a) La mejora del espacio público y la dotación de espacios verdes.

b) La rehabilitación y el equipamiento de los elementos colectivos de los edi-


ficios.

c) La provisión de equipamientos para el uso colectivo.

d) La incorporación de las tecnologías de la información en los edificios.

e) El fomento de la sostenibilidad del desarrollo urbano, especialmente con


respecto a la eficiencia energética, el ahorro en el consumo de agua y el reci-
claje de residuos.

f) La equidad de género en el uso del espacio urbano y de los equipamientos.

g) El desarrollo de programas que supongan una mejora social, urbanística y


económica del barrio.

h) La accesibilidad y la supresión de las barreras arquitectónicas.

Experiencias

Programa de barrios y de áreas urbanas de atención especial. <http://habitatge.gencat.cat/


ca/Perfils/mon-local/millora-urbana/barris/>

Barrio del Coll. Plan de intervención integral. <https://edusi.barcelona/wp-con-


tent/uploads/2007-El-Coll-Projecte-presentat.pdf>

Plan de barrios. Proyecto de intervención integral en el Casco Antiguo de Roses. <https://


www.roses.cat/la-vila/urbanisme/pla-de-barris>

Plan de mejora del barrio del Erm. Manlleu. <http://territori.scot.cat/cat/noti-


ces/2010/10/millora_urbana_de_l_erm_manlleu_2724.php>

2.17. Evaluación y seguimiento de proyectos de regeneración


urbana

Las intervenciones urbanas a las que estamos asistiendo en las últimas décadas Experiencias
en las ciudades occidentales se orientan sobre todo a la regeneración urbana,
Plan director de conectividad
es decir, a la recalificación de espacios internos en la ciudad que quedan ob- funcional del Gironés. <http://
soletos por diferentes razones, generalmente por la disfuncionalidad de acti- www.plataformaurbana.cl/
archive/tag/regenera-
vidades económicas. Cada vez más, el tipo de industria y actividades econó- cia%C2%B3n-urbana/>

micas sobre las que se sustenta el desarrollo económico de los países occiden-
tales no requiere grandes cantidades de suelo en el centro de la ciudad y, por
Lectura obligatoria
lo tanto, las fábricas, los talleres y otras actividades económicas o se mueven
hacia fuera de la ciudad o requieren otro tipo de infraestructuras. El resultado M. Hernández Bonilla (2007).
Participación ciudadana y el
es que en algunas ciudades surgen grandes espacios llenos de ruinas, vías de rescate de la ciudad. Revista
INVI, 22, 59, 13-34.
tren infrautilizadas o muelles vacíos. Estos procesos de desterritorialización y
reterritorialización (es decir, los procesos por los que algunas funciones aban-
donan un territorio y se instalan en otro) no tienen tan sólo consecuencias
económicas, sino también sociales y políticas. Barrios que antes eran centrales
© FUOC • PID_00277542 78 Gestión ambiental y urbana

porque poseían gran parte de las actividades económicas y la fuerza de trabajo


pierden su función principal y decaen. Muchas veces, las nuevas actividades
económicas se sitúan en las afueras de las ciudades, a lo largo de corredores de
transporte que conectan entre sí las aglomeraciones urbanas. Lo que antes era
campo va siendo progresivamente urbanizado e industrializado. Surgen nue-
vas formas de vivienda como las urbanizaciones y las viviendas unifamiliares.
La gente se desplaza cada vez más lejos para vivir o trabajar creando presión
sobre los medios y las infraestructuras de transporte y, cómo no, sobre el me-
dio ambiente. En fin, por unas razones u otras muchas ciudades se encuentran
en la necesidad de intervenir decisivamente sobre espacios centrales. Esto es lo
que en general se denomina la regeneración urbana. La regeneración urbana
no se trata de una operación cosmética de arquitectura, sino que implica cam-
bios importantes en el tejido social y también en cómo se gobierna la ciudad
(González, 2006). Esta última idea entronca, directamente, con el hecho de
que en procesos de este tipo (dada la magnitud de estos tipos de proyectos y
dados los intereses sociales, económicos y políticos que se ponen en juego) es
necesario la participación de los ciudadanos y las ciudadanas no sólo en su
diseño y planificación, sino también en su seguimiento y su evaluación.

2.18. Planes locales de vivienda

El plan local de vivienda es un documento que parte del análisis de la situación


de la vivienda en un municipio y define las estrategias para promover o desa-
rrollar desde el gobierno local, en relación con el suelo y el techo residencial,
durante un período determinado. Con carácter planificador y operativo, tiene
por objeto fomentar la consecución del derecho de los ciudadanos a disfrutar
de una vivienda digna en condiciones asequibles. Así pues, los planes locales
de vivienda determinan las propuestas y los compromisos municipales en po-
lítica de vivienda y deben contener los siguientes apartados:

a) El análisis y la diagnosis de la situación de la vivienda en el municipio.


b) Los objetivos, los programas y las estrategias de actuación.
c) La evaluación económica de las actuaciones.

A continuación, describimos los contenidos de cada apartado.

a) El primer apartado, el de análisis y diagnosis, debe contener los siguientes


aspectos:

• El análisis y las previsiones demográficas y la diagnosis de las necesidades


de vivienda de la población, con la identificación de los segmentos de po-
blación con dificultades de acceso o precariedad en la tenencia y el análisis
de la situación de los sin techo.

• El análisis del mercado de vivienda, con el estudio de la evolución y las


tendencias de la construcción de viviendas en el municipio y de los precios
de mercado en las modalidades de compra de primera mano, compra de
© FUOC • PID_00277542 79 Gestión ambiental y urbana

segunda mano y alquiler, y la diagnosis de la población que queda excluida


del mercado en razón de sus ingresos.

• El análisis del planeamiento urbanístico y de su potencial de oferta de vi-


viendas, con la determinación de la cantidad, las modalidades, el régimen
de acceso y la iniciativa pública o privada de las reservas de techo para vi-
vienda con protección oficial, y de suelo calificado o reservado destinado
al sistema de vivienda dotacional que establece la legislación urbanística,
así como la diagnosis del grado de cobertura de las necesidades de vivien-
da de la población.

• El análisis del parque de viviendas, la diagnosis de las situaciones de infra-


vivienda y de utilización anómala de las viviendas, así como la diagnosis
de los edificios de viviendas y de las viviendas que no cumplen las condi-
ciones de calidad que establece esta ley.

• El análisis del potencial de viviendas dirigidas a políticas sociales, en el


caso de los municipios sujetos al mandato de solidaridad urbana.

• El análisis de los recursos y de los instrumentos municipales que se utilizan


para llevar a cabo las políticas de vivienda y la diagnosis de la necesidad
de mejorarlos o ampliarlos.

b) El segundo apartado, el de objetivos y programas y estrategias de actuación,


debe incluir:

• Las líneas de actuación vinculadas a la utilización de los instrumentos de


política de suelo y vivienda que establece la legislación urbanística, con
una referencia especial a la concreción o el aumento de las reservas para
vivienda protegida, la calificación o la reserva de terrenos destinados al
sistema urbanístico de viviendas dotacionales; a la utilización de los ins-
trumentos de intervención sobre la edificación y el uso del suelo, y a la
utilización y la gestión del patrimonio público de suelo y vivienda.

• Las líneas de actuación no vinculadas a la política de suelo pero sí a la


calidad del parque construido y a la rehabilitación, la utilización y la ocu-
pación del parque de viviendas, incluyendo la definición de las posibles
áreas de conservación y rehabilitación.

• La definición de las posibles áreas sujetas a los derechos de tanteo y re-


tracto.

• Las ayudas dirigidas a grupos de población con dificultades de alojamiento


especiales para luchar contra la exclusión social.

• La definición y la programación de las actuaciones concretas que se han de


llevar a cabo en los seis años de vigencia del plan, que deben establecer las
© FUOC • PID_00277542 80 Gestión ambiental y urbana

características técnicas y económicas, los beneficiarios, los agentes gestores


y la programación temporal.

• Las previsiones de cuantificación de las viviendas destinadas a políticas


sociales.

c) En el apartado de evaluación económica, los planes locales de vivienda de-


ben establecer los mecanismos siguientes:

• Los que permitan articular la gestión del plan, analizando tanto la finan-
ciación pública como la privada disponibles. Con respecto a la financia-
ción pública, se han de proponer los compromisos financieros que requie-
ren un concierto con la Administración pública correspondiente.

• Los de seguimiento y evaluación del despliegue del plan y los de estable-


cimiento de indicadores de calidad de la gestión.

Experiencias

<https://www.reus.cat/serveis/pla-local-dhabitatge>

<http://www.consensus.cat/castellar/dmdocuments/Avan%C3%A7%20de%20Pla
%200802112.pdf>

Ayuntamiento de Jerez. Plan local de vivienda de Jerez. <https://www.jerez.es/ciu-


dad/jerez_la_ciudad_que_quieres_vivir/
plan_municipal_de_vivienda_y_suelo_2020_2024/>
© FUOC • PID_00277542 81 Gestión ambiental y urbana

3. Técnicas para fomentar la participación ciudadana

Para finalizar este módulo, os presentaremos una serie de técnicas metodoló-


gicas para fomentar la participación ciudadana. Entre las muchas que podéis
encontrar queremos destacar, en este apartado, cuatro técnicas que pueden
resultar útiles en el momento de recoger datos y de tomar decisiones en el
espacio que nos ocupa, la ciudad. Estas técnicas las englobamos en aquello
que denominamos metodologías cualitativas. Algunas de estas técnicas han
sido mencionadas en el módulo 1 (son técnicas que pueden ser usadas para
investigar y también para, como hemos dicho, fomentar la participación). És-
tas buscan la comprensión de los procesos sociales, no su predicción. Se trata
de comprender y visibilizar aquello que ocurre en un espacio urbano y social,
de poner sobre el papel todo el conocimiento que acumula una comunidad
local determinada. Por lo tanto, las hemos elegido porque consideramos que
son técnicas eminentemente urbanas:

3.1. Las derivas

La idea de deriva viene de una práctica experimental desarrollada por activis-


tas situacionistas que consistía en caminar sin objetivo por la ciudad para crear
mapas psicogeográficos que mostraran comprensión sobre trayectorias, frag-
mentaciones, relaciones y procesos del tejido urbano (Debord, 1958).

Como hemos mencionado en el módulo 1, la deriva es una técnica de reco- Lectura recomendada
pilación de información específica del contexto urbano, es una especie de ob-
J. Rojas (2006). Les pràctiques
servación participante en la que en lugar de plantear qué se quiere observar, socials com a pràctiques me-
se plantea dónde se quiere observar. Con esta técnica de recopilación de datos todològiques. A P. Vivas, O.
López y J. Rojas. Passejades
se deja que las solicitudes del terreno guíen los pasos del investigador. Como per la ciutat. Barcelona: Edito-
rial UOC.
en la observación flotante de Pétonnet (1982), el investigador se mantiene al
acecho de los estímulos, intentando, mediante esta técnica, captar la informa-
ción que emite la ciudad.

1) Fijar primero un lugar y una hora para empezar la deriva.


2) Lo más adecuado es derivar el trabajo en grupos de 2/3 personas, pero tam-
bién se puede hacer solo o en grupos de 4 o 5.
3) Llevar tecnología para registrar todo aquello que nos encontremos por el
camino.
4) Derivar, dejarse llevar por aquello que solicite el espacio, olvidando los mo-
tivos y los recorridos que hacemos habitualmente.
© FUOC • PID_00277542 82 Gestión ambiental y urbana

3.2. Las cartografías sociales

La cartografía social en planeamiento urbanístico tiene como principio funda-


mental la participación de las personas en todo el proceso, es un planeamien-
to desde abajo hacia arriba, democrático y con la participación de todos los
actores y actrices locales.

La cartografía social es una herramienta con mirada multidimensional, con Lectura recomendada
una visión física y social del espacio público. Ésta tiene como objetivo, tam-
H. Y. Piza (2009). La carto-
bién, ser útil a los diferentes colectivos que diseñan el espacio urbano. grafía social como instrumento
metodológico en los procesos de
construcción de territorio a par-
La cartografía social es también un reconocimiento de que quien habita el tir de la participación ciudada-
na en la planeación territorial y
territorio es quien mejor lo conoce. Una manera de poner sobre el papel todo
la construcción del espacio pú-
el conocimiento que acumula una comunidad y así también legitimarlo. blico. Bogotá: Pontificia Uni-
versidad Javeriana. Tesis doc-
toral.
Los mapas son abiertos, se pueden cambiar, ampliar, conectar las variables,
etc. Las cartografías son más bien un proceso que un resultado.

Un posible proceso de elaboración de las cartografías sería:

1) Delimitar el espacio que se va a cartografiar.


2) Definir las variables que queremos estudiar.
3) Recopilación de la información (entrevistas individuales y/o grupales).
4) Transposición y representación de la información en el mapa.

Actividad

Cartografia una experiencia cotidiana propia.

3.3. Los escenarios de futuro

El objetivo de los escenarios de futuro es elaborar un diagnóstico de la situa- Lectura recomendada


ción presente a partir de una proyección futura en negativo y en positivo,
J. Font y I. Blanco (2003). Ex-
en un espacio de tiempo reducido. Es una técnica de diagnóstico que pone periències de participació ciuta-
el acento en el futuro y, por lo tanto, más en las potencialidades y amenazas dana. Polis, la ciutat participa-
tiva. Participar en els munici-
sobre las que se puede intervenir. pis: qui, com i per què? Barce-
lona: Diputació de Barcelona
(pp. 54-57).
Es muy útil como ejercicio previo para elaborar propuestas y para estimular la
creatividad. En este sentido, por una parte, promueve la visión crítica pero, por
otra, introduce positivización en el proceso al proyectar un modelo de futuro
que es a la vez deseado y factible.

Se trabaja a escala local, según las necesidades locales y las problemáticas de-
finidas en el territorio y la metodología del taller se basa en el consenso y en
la toma de decisiones colectivas.

Un posible proceso de elaboración de escenarios de futuro sería:


© FUOC • PID_00277542 83 Gestión ambiental y urbana

1) Definir los escenarios o ámbitos de trabajo.


2) Selección de representantes (es necesario que estén representados todos los
grupos).
3) Talleres con los grupos (6 a 15 personas) para elaborar una visión común
de futuro.
4) Talleres por temáticas para elaborar propuestas de actuación.

3.4. Las CP Boxes

Esta metodología surge como resultado del análisis crítico de los talleres de Lectura recomendada
participación ciudadana (Remesar et al. 2004, Polo 1999). Se busca una técni-
A. Remesar et al. (2004). CP
ca que, en un espacio de tiempo relativamente breve, genere resultados que Boxes. Caminho do Orien-
puedan ser utilizados por los vecinos o por los gestores de procesos de inter- te: Poblenou e La Mina (Bar-
celona), participação criati-
vención. va com a metodologia das CP
Boxes. En A. Remesar (Ed.).
Design Urbano Inclusivo: Uma
A partir de una pregunta inicial sobre un espacio urbano concreto, se constru- experiência de projecto em Mar-
vila. "Fragmentos e Nexos". Lis-
ye una caja que contenga fotografías, dibujos, objetos simbólicos o cualquier boa: Centro Português de De-
otro elemento que se considere oportuno y dé respuesta a la pregunta. La caja sign.

debería estar situada en un lugar accesible a todo aquel que participe en el


proyecto para poder usarla en cualquier momento.

Una vez introducidos los elementos, se procede a la apertura de la caja con


todo el grupo. Cada individuo explica el porqué de sus objetos. Seguidamente,
se eligen aquellos que para el grupo dan respuesta a la pregunta establecida
al inicio de la dinámica. La selección de cada objeto se debe realizar desde
el consenso. Esta sesión también ha de servir para llegar a conclusiones más
generales y para que cada uno intervenga libremente sobre el tema que se
trate. Todo el proceso debe ir acompañado y dinamizado por consultores o
interventores y se ha de registrar todo aquello que se dice y sucede en la sesión.

Otras técnicas para estudiar el contexto urbano

Existen otras técnicas de tipo cuantitativo y cualitativo que también pueden ser útiles
para estudiar el contexto urbano y para evaluar y fomentar la participación ciudadana.
Estas técnicas podrían ser: las entrevistas (si están muy bien diseñadas a partir de un buen
conocimiento de la ciudad y del territorio os pueden ayudar), las historias de vida (que os
pueden permitir reconstruir socio-históricamente la situación de un territorio o de una
situación o problema urbano), la observación participante (que os ayudará a observar
lugares o situaciones urbanas particulares), etc.
© FUOC • PID_00277542 85 Gestión ambiental y urbana

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