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ARTE ENSAMBLE

DANIEL BERBEDÉS - FER LERMAN


Presentan
“EL GRAN LECTOR”
Libros para ser Libres
Me llaman El Gran Lector, así me han apodado los que me conocen, me quieren, y respetan. Otros en cambio,
irónicamente, se refieren a mí como un lunático solitario. No me apena la indiferencia ni el sarcasmo. Los que
piensan que vivo ajeno a todo, se equivocan. Soy el hombre mas libre del universo mientras me sumerjo en la
lectura. He viajado en el tiempo y en el espacio extasiado en la contemplación de las RUINAS CIRCULARES.
He navegado en el océano del VIEJO Y EL MAR. He experimentado la desesperación y la muerte en LA
AUTOPISTA DEL SUR. He amado a ALFONSINA STORNI minutos antes que el salitre y la espuma la
arrancaran de este mundo de incomprensión.
Pero no seré yo el que rescate a los necios de la ignorancia y la superficialidad. Serán estos mágicos objetos,
estos magníficos cofres que albergan los tesoros más valiosos que alguien pueda imaginar.
Aquí los espero, ajeno a lo urgente, atento a lo trascendente. Aquí los espero, para ofrecerles la verdadera
riqueza de la humanidad... sus libros.

ME SIRVE NO ME SIRVE

La esperanza tan dulce


tan pulida tan triste
la promesa tan leve

no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa


tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve

no me sirve tan sabia


tanta rabia

el grito tan exacto


si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve

no me sirve tan bueno


tanto trueno

el coraje tan dócil


la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve

no me sirve tan fría


la osadía

si me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazón alerta
si me sirve

me sirve cuando avanza


la confianza
me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
si me sirve

me sirve la medida
de tu vida

me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
si me sirve

me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
si me sirve

me sirve tu sendero
compañero.

MARIO BENEDETTI

EL PAÍS DE LOS SUEÑOS

Era un inmenso campamento al aire libre. De las galeras de los magos brotaban lechugas cantoras
y ajíes luminosos, y por todas partes había gente ofreciendo sueños en canje. Había quien quería
cambiar un sueño de viajes por un sueño de amores, y había quien ofrecía un sueño para reir en
trueque por un sueño para llorar un llanto bien gustoso.
Un señor andaba por ahí buscando los pedacitos de su sueño, desbaratado por culpa de alguien que
se lo había llevado por delante: el señor iba recogiendo los pedacitos y los pegaba y con ellos hacía
un estandarte de colores.
El aguatero de los sueños llevaba agua a quienes sentían sed mientras dormían. Llevaba el agua a la
espalda, en una vasija, y la brindaba en altas copas.
Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies.
El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: los sueños salían del pelo y se iban al aire.

EDUARDO GALEANO
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METÁFORA DEL HÉROE

Jonás hostiga a la ballena, la provoca, la insulta, le dice que se aprovecha de los peces pequeños
pero que es incapaz de devorar a un hombre, la llama mojarrita, arenque y otros epítetos injuriosos.
Al fin la ballena, harta, se traga a jonás sin hacerle el menor daño. Una vez dentro del vientre de la
ballena, Jonás empieza a correr de aquí para allá, da puñetazos y puntapiés, profiere terribles
alaridos. Al cabo de una hora la ballena, enferma de náuseas, lo vomita sobre una playa. Desde
entonces Jonás cuenta a todo el mundo sus aventuras con la ballena, inventa episodios fabulosos o
sangrientos, convierte la hora que pasó dentro del estómago de la ballena en días, en meses, en años
enteros. Afirma que la ballena le tuvo miedo.

EL DISCÍPULO
Durante largo tiempo el discípulo es atendido por un ayudante del Maestro. ¿Cuándo conoceré al
Maestro?, pregunta el discípulo. Todas las veces el ayudante le responde de mal modo: Cuando
seas dígno de él. El discípulo inclina humildemente la cabeza y estudia con ardor para ser digno del
Maes- tro. Hasta que comprende que el ayudante es el propio Maestro y que ha sido él, el discipulo,
quien lo rebajó de categoría. El Maestro lo había sabido desde el primer momento y se había
vengado con aquella arrogante contestación.

EL MAESTRO
Sumamente amable con su discípulo, lo rodea de atenciones, lo estirnula en el trabajo, le dice que es
un joven muy inteligente, que está muy bien dotado, le pronostica un porvenir brillante. Cuando le
corrige algún yerro, le pide disculpas. En general le señala aciertos. Pero un día el Maestro frunce las
cejas, tuerce la boca, por primera vez habla en un tono autoritario y colérico: ¡Te equívocaste!
¿Dónde tenes la cabeza? Has cometido errores garrafales. Entonces el discípulo, cortésmente, le da
la mano y se despide de su Maestro. Ha comprendido que ahora él es, también, Maestro.

MARCO DENEVI
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LOS DOS REYES Y LOS DOS LABERINTOS

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las
islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan
perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se
perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de
Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de
Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde
vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio
con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en
Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó
a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tal venturosa
fortuna que derribó sus castillos rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima
de un camello veloz y lo llevo al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "¡Oh rey del tiempo y
substancia y cifra del siglo!”, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas
escaleras, puertas y muros ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay
escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden
el paso.
Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed.
La gloria sea con Aquel que no muere.
JORGE LUIS BORGES
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PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA A UN RELOJ

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de
rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos
que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese
menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo
terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es
tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado
colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de
darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las
vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de
perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la
seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con
los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del
reloj.

JULIO CORTÁZAR
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INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ


Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos
dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan
sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él
brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo
anhelante. El miedo herrumbre las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va
corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes.
Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no
importa.
JULIO CORTÁZAR
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EL CAUDILLO
( narrado y representado)
Don Ignacio era hombre de la oposición en Pago Chico.
Las autoridades lo miraban como su bestia negra, y el pueblo, siempre descontento, tenia puestas en él sus
esperanzas, seguianlo en todas sus empresas politicas, le daban a defender sus intereses.
Sin Don Ignacio, Pago Chico hubiera sido un cementerio de vivos;
con él siquiera se ejercia el derecho al pataleo.
No era Don Ignacio muy largo, pero alguno de sus correligionarios hallaba modo de lograrle prestamos y
donativos, ya para sus necesidades personales,ya para lo mismo, pero bajo el pretexto de gastos de propaganda.
El mismo se sometia refunfuñando, pues ?
¿Como ser jefe de partido si se comienza por descontentar a los partidarios ? Pero apuntaba...
Su viejo cuaderno de notas, tenia páginas como esta:
Prestado al gordo, que esta sin trabajo.......5,00 Patacones
Juan para la copa................................... .0,20
Un letrero y una bandera para el comité.....15,50
A la china Dominga para que haga venir a sus hijas a la inscripcion......25,00
Una docena de bombas de estruendo...................6,00
Sumaba cuidadosamente Don Ignacio estas partidas, que en tres años de oposición a todo trance
habían alcanzado a formar una gruesa suma -cuatro o cinco mil patacones. Y no examinaba su
cuaderno sin lanzar un suspiro ysumirse en profunda meditación.
-Quien pagara estas misas??
Conversando con sus tenientes, hablaba de la patria, de los deberes del ciudadano, de los sacrificios
que hay que hacer en pro de la libertad, de la abnegación que exígen los partidos de pricipios, para
terminar diciendo:Yo soy el pato de la boda.
Silvestre el boticario, se encogía de hombros, instruido de las alusiones de Don Ignacio y
considerando que de todos modos su popularidad le salía barata en estos tiempos en que no se puede
ser popular sin dinero.
Alguna vez le insinuo, con frase no muy atildada:
-El que quiera pescado, que se moje el traste.
Acercábanse las elecciones...
En Pago Chico preparábase un miti, un metin, o cosa asi...
Don Ignacio lanza volantes de campaña
Llegado el día, Don Ignacio -que habia contratado la banda a su costa, hizo embanderar el reñidero,
y comprando una docena de bombas de estruendo, espero impaciente la hora de su discurso, un
discurso ya mil veces repetido en todos los tonos, palabra mas, palabra menos, durante sus tres
años de caudillaje.
Cuando subió a la improvisada tribuna, rodeabalo un pueblo vibrante y entusiasta que solo pedía
correr al sacrificio, a la lucha, al atrio, a las urnas.
Don Ignacio estaba radioso. Sus palabras hicieron el acostumbrado efecto arrebatador,
especialmente cuando, con grandes gritos y violentos ademanes, reprodujo la frase:"Los
mandatarios impuros que engordan a costillas del abdomen del pueblo, no pueden continuar un día
mas en el poder. El gobierno local tiene que entregarse a personas honradas que no roben, a
hombres sanos que no se apoderen de las rentas, a ciudadanos que sean capáces de relamberse junto
al plato de caldo gordo sin tocarlo con un dedo
"Ciudadanos! Viva la honradéz administrativa Viva !
Abajo los espoliadores del pueblo !! -Abajo! Mueran!
Viva Don Ignacio! Viva la honradez! Viva el patriota!
Silvestre: Que le ha parecido el metin Don Ignacio ?
Don Ignacio: Oh magnifico!
-Me ha costado mas de quinientos patacones .
Silvestre (al publico): Mentira. Gastó sólo ciento cincuenta, pero con tal habilidad...
Nuestra señora del Triunfo nunca ha sido popular.
Don Ignacio (enojadísimo): Vos te crees que lo digo de agarrau??
Y a mi quem'importa la plata??Pero lo que es otro no sería tan pavo!
Ya llevo gastada una porretada de patacones, sin que nadies mi agradezca.
Llegado al Consejo, sus colegas gubernistas lo designaron para Intendente.
-En una semana se habrá desmonetizado -decian aquellos profundos politicos.
Pero la mayor de los oficialistas protestaba irritada contra lo que consideraba una cruel e
inmerecida derrota: en cambio el ex intendente, un cuyano ladino, caudillejo él también, declaraba
divertidísimo que aquella evolución era "de mi flor".
No le parece una barbaridad, Paisano -asi le llamaban- que hayan hecho intendente a Don
Ignacio ??
-Dejenlo pastiar qu' engorde! Contestaba con toda calma y no sin algo de burla.
Y en efecto, Don Ignacio comenzó a engordar en la Intendencia, haciendo en ella lo que sus
antecesores y rebañando cuanto pesito encontraba a su alcance.
Un día tuvo una grave explicación con Silvestre.
Silvestre: Mire Don Ignacio, lo que esta haciendo es una vergüenza!!
Don Ignacio: Y qu' estoy haciendo, vamos a ver ???
Silvestre: Quiere que le diga ? Quiere que le diga ? No me busque la lengua canejo !
Don Ignacio: Decí, decí nomás.
Silvestre: Está robando como los otros!
El caudillo estuvo a punto de pegarle, pero se dominó.
Trago saliva, y cuando se creyo bastante dueño de si mismo, dijo con tono convincente:
Don Ignacio: Y a mi quién me pága lo qu'hecho ??
- y la platita que mián comido ??
Y después de una pausa, mas insinuante aún, confidencial y tierno, exclamó como quien esboza un
sublime programa:
Don Ignacio: Dejá que me desquite primero y verás que honradéz!!

Roberto J. Payro

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