Está en la página 1de 3

Yo Soy la vid verdadera

 14 julio, 2016  Fede Sinopoli  Los Yo Soy de Jesús

Juan 15:1-8 – »Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da


fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya
están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en
ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer
en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.

»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho
fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es
desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si
permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les
concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son
mis discípulos. (NVI)

Siguiendo adelante con nuestro estudio de los «Yo Soy» mencionados por Jesús en el Evangelio
de Juan, llegamos al capítulo 15 en el cual él se nos presenta como «la vid verdadera». Vamos
a analizar qué representa cada uno los elementos mencionados en este pasaje:

 La vida verdadera: Es Jesús, a quien todos los creyentes deben estar aferrados si
quieren dar fruto.

 El labrador: Es el Padre, quien poda las ramas con la finalidad de que lleven todavía
más fruto.

 Las ramas que dan fruto: Son los discípulos verdaderos.

 Las ramas desechadas: Son los discípulos falsos.

 El fruto: Son los resultados de haber creído en Jesús para salvación.

A partir de esta ilustración, podemos llegar a las siguientes cinco consecuencias para nuestras
vidas:

1. Hay vides falsas: Si Jesús se describe a si mismo como la vid verdadera,


inmediatamente entendemos que existen algunas vides que son falsas. Éstas son
representadas por los falsos maestros; aquellos que pretenden tomar el lugar de Jesús
en la vida de otras personas, haciéndolas depender por completo de ellos en todos los
aspectos de su vida, de la misma manera que nosotros dependemos del Señor. Estos
hombres llevan a todas esa gente a la perdición junto con ellos. Por eso debemos
cuidarnos de no seguir a pastores, ni a predicadores, ni a cantantes, ni a maestros, sino
ser sólo seguidores de Cristo. Debemos respetar a las autoridades espirituales que
tenemos, pero nunca permitir que ellas tomen el lugar que está reservado para Dios
en nuestros corazones.

2. Debemos ser podados: La poda tiene que ver con el proceso de disciplina que
debemos pasar como cristianos. En el capítulo 12 de la espístola a los Hebreos, vemos
más en detalle la importancia de esto, enseñándonos que si bien la disciplina nunca es
causa de gozo en el presente, sí terminará dando fruto de justicia. Lo que tenemos que
reconocer es que nosotros tenemos una tendencia carnal a hacer el mal y  a
apartarnos de la santidad que el Señor nos demanda. Por ello, el Padre, con amor, nos
poda, de manera que podamos enderezar nuestros caminos y volvernos a él; que
podamos sacar aquellas cosas malas que tenemos para que así podamos dar cada vez
mucho más fruto. La poda duele, pero es necesario en nuestro camino como hijos de
Dios.

3. La herramienta del labrador: La gran pregunta que puede surgir al analizar el proceso
de poda está relacionada con la manera en que ésta se lleva a cabo. ¿Qué herramienta
usa Dios para esto? Jesús nos da la respuesta inmediatamente indicando «ustedes ya
están limpios por la palabra que le he dado». Es decir, esta disciplina es realizada por
medio de la Palabra de Dios, que es como un espejo para que nosotros podamos ver
nuestra maldad y así buscar santificarnos para cada día ser más parecidos a Jesús.

4. Aferrados a la vid: Así como toda rama requiere estar aferrada a un tallo para recibir
todos los nutrientes que vienen del suelo, también nosotros tenemos que estar
aferrados a Jesús si queremos florecer y dar fruto. No podemos hacerlo de otra
manera que no sea por medio de él. ¡Tenemos una dependencia total de su persona!
¡No podemos hacer nada bueno por nuestros propios medios! Por eso, todo nuestros
ser cambia cuando tomamos la decisión de seguir al Cristo. ¡Y no sólo eso! Sino que si
permanecemos en él, entonces se nos va a conceder todo lo que pidamos. Esta frase
no la debemos tomar a la ligera. Debemos comprender que vamos a recibir lo que
queramos SI permanecemos en él y él en nosotros. Es decir, si aquello que deseamos
va conforme a los deseos de Dios y tiene como propósito final glorificarle. En la medida
que crezcamos en nuestra relación con él, podremos ver cómo el Espíritu irá obrando
de tal manera que todo aquello que anhelemos coincida con la voluntad de Dios para
nuestras vidas. (Podés ver este cuarto punto más detalladamente en este artículo: ¿A
qué se refiere la Biblia cuando nos dice que debemos permanecer en Jesús?).

5. Las ramas que no son ramas: Este punto es bien simple de entender: sólo son
verdaderos discipulos de Jesús aquellos que dan frutos que demuestren que han sido
salvo. Es decir, aquellos que manifiestan en su vida el fruto del Espíritu descrito por
Gálatas 5; aquellos que tienen una anhelo verdadero por vivir conforme a los
mandatos del Padre. Puede que haya ramas que piensen que están aferradas a la vid,
pero que en realidad no reciben sus nutrientes y se secan; estos son los falsos
discípulos y, lamentablemente, las iglesias están llenas de ellos. (Podés ver este
quinto punto más detalladamente en este artículo: Discípulos Verdaderos y Discípulos
Falsos).

Finalmente, podemos decir que el propósito definitivo para nuestra unión con Cristo, la cual
nos lleva a dar mucho fruto, es glorificar al Padre, tal como se indica en el final del pasaje que
estamos estudiando. Éste es el propósito para el cual fuimos creados y para el cual tenemos
que vivir. ¡Que podamos buscar la santidad para así poder dar más fruto y glorificar aún más a
Dios cada día! ¡Que todo lo que hagamos sea completamente para su gloria!
¡Dios te bendiga!

Fede Sinopoli

Miembro de la Iglesia Asamblea Cristiana de Villa Devoto. Discípulo de Jesús, busco cada día
aprender un poquito más de él, disfrutando de esta aventura de vivir como hijos del creador.
Me encanta que Papá me desafíe a hacer nuevas cosas para su gloria, y es un placer que
podamos crecer juntos en el Señor mediante este blog.

También podría gustarte