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LA PNEUMATOLOGÍA, PUNTO DE PARTIDA DE LA TEOLOGÍA


PASTORAL

Al leer las obras del P. Francisco Merlos, el primer planteamiento fue preguntarme qué
verdad teológica es el eje que vivifica su Pastoral como un todo sistémico. La respuesta,
no por ser corta, deja de tener la profundidad del Misterio divino. El punto de partida de
su Pastoral es la Pneumatología. Sin dejar de reconocer las dos manos de Dios Padre, el
Verbo y el Espíritu; sin minimizar el sentido triuno del Misterio, insiste a lo largo de su
obra en la misión del Espíritu Santo, como la Persona divina que concatena la acción
pastoral de la Iglesia con la acción económica de la Trinidad-Dios. “El Espíritu es el
precursor que se adelanta, es acompañante que se asocia, y es continuador que se
prolonga en su quehacer pastoral”. Su eclesiología pneumatológica sostiene que la
Iglesia no está totalmente hecha; que todos los bautizados reciben el mismo Espíritu,
por lo mismo la Iglesia debe reconocerse como una comunión de personas
igualitariamente, aunque diversas por el tipo de intercambio de servicios. Una
eclesiología pneumatológica “no se interesa solo de ‘lo que da’, sino ‘de lo que sucede,
de lo que acontece”. El Espíritu es así el autor de lo permanente y de lo provisorio, de la
tradición y del cambio, de lo igual y lo diverso, de lo establecido y del desafío, de la
comunión y de la diversidad

La teología desde siempre, ha resaltado con igual fuerza la doble función del Espíritu
Santo, autor de la comunión y de la unidad, paro también, de la pluralidad y la
diversidad en la vida y en la misión de la Iglesia. El relato de Pentecostés es un ejemplo
muy claro de esto. Desde los comienzos se da la inequívoca convicción de que el
Espíritu, paradójicamente, es el origen y la causa tanto de la comunión eclesial como de
la diversidad en las formas de vivir la fe. Ambos son elementos indispensables.

Sin lugar a dudas, el sacramento, el signo visible de la vida trinitaria es la Iglesia. “La
comunidad creyente es el espacio privilegiado del Espíritu y la mejor obra realizada por
El. En ella despliega su dinamismo, siendo al mismo tiempo artífice de comunión y
creador de pluralidad”. Y por ser obra del Espíritu, la Iglesia es por vocación la imagen
de la diversidad de las personas divinas. Cada miembro de la Iglesia es original, es
persona, por estar sellado por el Espíritu. Nadie es más que el otro. La obra del Espíritu
es la igualdad de los hijos de Dios. La comunidad creyente lleva impreso en su ser el
sello de la pluralidad, que brota de su comunión interior. En palabras de Merlos
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“La Iglesia vive de una igualdad radical como obra del Espíritu, que
hace a todos hijos y hermanos; orgánicamente constituido en
carismas, funciones, servicios y ministerios subordinados a la
caridad y al Espíritu. Su vida interior es expresión del Misterio
trinitario de la comunión en el amor; comunidad santa y pecadora.
Se comprende a sí misma como pueblo profético, enviado al mundo
proféticamente para formar un pueblo de profetas; de cara al mundo
se sitúa en actitud de diálogo respetuoso, sin pretensiones
dominadoras. Y por ser poseedora de la fuerza liberadora del
Espíritu, denuncia toda idolatría, toda opresión a la persona y todo lo
que pretende sustituir al Dios vivo”. (Cf Rom 12,4-8; i Cor 12,4-11; Ef
4, 11-13; l Pt 4, 7-11.)

Es una postura teológica que trata de nivelar en la pastoral, la misión de las dos manos
del Padre Dios: la ‘mano’ cristológica y la ‘mano’ pneumatológica. Ambas, igual de
necesarias, igual de trascendentales. El Espíritu nunca trabaja en la Iglesia aparte de
Cristo. Los dos revelan la ternura de Dios cuyo nombre es Abba (Lc 15).

Por ser el Espíritu el punto de partida de la pastoral, es posible pastoralizar la


Cristología. Para fundamentar esta afirmación, me permito entresacar planteamientos
de uno de sus artículos más preciados para el P. Merlos que aparece el Nuevo
Diccionario de Catequética (V. Ma. Pedroza, Navarro, Ma. Lázaro R., Sastre, J. San
Pablo, p. 2060-2069), en el que aborda la Cristología desde el seguimiento de
Jesucristo

“No es posible entender nada del Ministerio de Jesús sin el


Espíritu. Antes de que Jesús llegue, el Espíritu ya trabaja; cuando
Jesús actúa, Él lo secunda; y cuando Jesús se va, el Espíritu
prosigue su obra sin parar. Por eso se dice que toda la Pastoral es
pneumatológica, es decir, fundada en la presencia y acción
incesante del Espíritu”.

Es importante conocer a Jesucristo para creer en Él. Pero, es más importante ‘practicar a
Jesucristo’, descubrirlo como Persona que merece ser seguido por aquel que se
convierte en discípulo. Ser discípulo es conversión, porque lo acoge como centro de
gravedad de su vida en los múltiples signos de la historia: en el mundo material, en el
pobre, en la comunidad, en la historia, en la cultura y la religiosidad popular, en la
celebración sacramental, donde destaca la eucaristía, en el testimonio, en la conciencia
personal, en los proyectos humanos y las aspiraciones profundas que se expresan en las
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causas por las que se luchan…y en todo aquello que impide a alguien, ser plenamente
persona, “que es el Cristo clavado en los maderos de la injusticia”.

‘Practicar a Jesús’ es adoptarlo como punto de referencia de todo juicio, es aceptarlo


como revelación transparente y definitiva del Padre, es reconocerlo como paradigma del
hombre y fuente absoluta de sentido para la existencia entera. El seguimiento lo
sintetiza en una frase que destella no sólo profundidad, sino la belleza literaria de la que
Merlos es maestro: “Ser cristiano es recorrer el camino de Cristo como nómadas en la
fe”.

Y para probarse él mismo su fe práctica en el Señor Jesús, plantea el seguimiento de


Cristo como horizonte de la catequesis. Una buena parte de sus artículos confirman y
reconfirman la convicción de que el seguimiento de Jesús es “la utopía superior de todo
discípulo”, consecuentemente, “la vida cristiana está llamada a ser un sacramento del
seguimiento de Cristo en la totalidad de sus expresiones”. Esta premisa desemboca en la
afirmación de que la tarea de la catequesis es simple y sencillamente desarrollar una
pedagogía del seguimiento de Jesús. Y ésta no es otra cosa que, como se dijo, develar
los signos y modos en que los que éste es reconocible: “La catequesis del seguimiento
de Cristo acompaña al discípulo y a la comunidad entera para que aprenda a adherirse
ciertamente a Jesús encarnado, cargado con la cruz, clavado y muerto en ella, pero
finalmente Señor de la vida y creador de toda esperanza”.

Quiero traer a consideración tres consecuencias pastorales que brotan de este eje
pneumatológico y que el P. Merlos aborda en algunos de sus escritos:

1) El valor del pluralismo cultural existente y la consecuente pluralidad de lenguajes


culturales que demandan la interlocución de parte de la Iglesia institución;

2) El valor de lo Atípico en la praxis pastoral; y

3) La importancia del Misterio cristiano visto desde la Ministerialidad de la Iglesia

El pluralismo cultural

En no pocos artículos el P. Merlos expresa la preocupación de que ‘a menudo se habla a


auditorios que ya no existen, en lenguajes que pocos entienden para responder a
preguntas que nadie se hace’. Y esto se agrava al constatar que “en la comunidad
cristiana todavía muchos actúan persuadidos de que sólo dan y nunca reciben, sólo
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deben hablar sin jamás escuchar, sólo han de enseñar, sin nada aprender, sólo han de
evangelizar sin ellos mismos jamás ser evangelizados”.

Tal parece que el diálogo de la Iglesia con el mundo y del Evangelio con las culturas es
sólo de ida. El Mensaje así modulado parte del supuesto de que todavía persiste la
cristiandad en la que todos son católicos y por lo mismo se convierten en simples
destinatarios que escuchan y obedecen a sus pastores. Se olvida que hoy día, la cultura
cristiana-católica es una entre varias, como son la cultura racional científica, la técnica,
la postmoderna, la mítico-simbólica, la de las modernidades, la del cuerpo, por
enumerar algunas. Cada una con su propio lenguaje, o en palabras de Merlos, con su
propio ‘alfabeto’. La Iglesia no está acostumbrada a discernir, y buscar la verdad o
certeza en otras culturas. Lo menos que puede hacer hoy día es ubicarse en actitud de
discernimiento cristiano para descubrir la semina Verbi existentes en otra cultura
religiosa.

Este planteamiento lleva a Merlos a considerar como algo inherente a la Pastoral, la


interdisciplinariedad; no sólo con la Teología bíblica, con la Espiritual y con la Moral y
por supuesto con la Dogmática, sino con las ciencias humanas y sociales que han
profundizado estos tipos de ‘ser hombre y ser mujer’ y de sus ‘formas de hablar’. Una
Teología que no se interdisciplina no es Teología Pastoral. Ésta ha sido su convicción
que lo llevó a establecer un currículum, en la Sección de Teología Pastoral de la
Universidad Pontificia de México, con temas como Psicología social, Filosofía y
métodos del análisis de la realidad, Religiosidad Popular, la Comunicación como
fenómeno humano; y una materia explicativa, ‘Ciencias humanas y Pastoral’ y otra, que
es concretización de la interlocución, la asignatura ‘Iglesia – Reino – Mundo’.

Esta forma de hacer Teología Pastoral trata de crear en el alumno una mentalidad
teológica por la que de forma casi natural pastoraliza la teología en cualquiera de sus
disciplinas y a su vez teologiza la pastoral que es desafío de la historia. “Porque toda
acción pastoral, antes de ser problema práctico, es un problema teológico” (Nuevo
Diccionario Catequético, Catequesis Libradora en América Latina, Vol. 1, pag. 389)
Y esto, no es sólo una estrategia; es seguir la manera como Dios ha actuado en la
historia humana:

“La Revelación viene de la gratuidad de Dios y se dirige a las


personas como beneficiarios suyos. Pero se les manifiesta como a
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seres que no sólo reciben, sino también reaccionan, dialogan y están


dotados de una libertad por la cual pueden aceptar o rechazar la
oferta divina. Son interlocutores de su Palabra. La vida se
transforma en interlocución y reciprocidad”.

La palabra es pues corriente de ida y vuelta. Para Dios, todos somos emisores y
receptores del mensaje, iniciativa y respuesta, damos y recibimos, interlocutores y no
simples receptores pasivos. Por esto, “hay que saber leer los nuevos ‘alfabetos’ del
interlocutor”.

La Pastoral Atípica

Si la Teología da seguridad, la vida concreta desestabiliza; si aquella es herencia, ésta es


fragmento; si la primera ofrece verdades, la vida ofrece sentidos; si la primera es lo ya
conocido, la segunda es lo imprevisto, lo inesperado y sorprendente. Mantener estas dos
ópticas es la actitud permanente de un pastoralista. De alguna manera en él se da la
intersección de Reino-Iglesia-mundo. Es la tensión entre el patrimonio recibido del
pasado que se hace tradición y que nos da identidad cristiano-católica —lo que Merlos
llama ‘lo típico’—; y aquello que el dinamismo de la vida muestra como lo nunca-
vivido y lo jamás-experimentado, ‘lo a-típico’.

El pastoralista no rara vez se encuentra con una pastoral típica: todo está regulado,
predeterminado, establecido “Hay un entramado de estilos canonizados, de campos y
de criterios preestablecidos, de opciones y prioridades aprendidas de la tradición,. Del
derecho canónico o de modelos fijos que se han perpetuado durante generaciones como
algo incuestionable. Ser pastor es ajustarse a lo típico de la pastoral”. (F. Merlos,
Pastoral atípica, en: J. Jesús Legorreta (Dir.), 10 Palabras clave sobre Pastoral
Urbana, Verbo Divino, 2007, p.333).

La a-tipicidad de la vida parece no llamar a la puerta de no pocas iglesias diocesanas. El


ambiente ‘típico’ de la pastoral diocesana lleva al pastor clérigo a una tal pasividad que
es incapaz de crear nuevas respuestas a desafíos pastorales inéditos. Éstos retos se
presentan sobre todo en las grandes ciudades, espacios de lo nuevo, de lo nunca visto,
de los fenómenos insospechados. Pocos pastores se deciden con valentía a dar el paso a
una nueva manera de ejercer el cuidado pastoral, la cura animarum. La ciudad les da la
oportunidad de llegar a ser pastores atípicos
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“Lo atípico sería la realidad que sin perder la relación con su grupo
de referencia vital, escapa a las características habituales que la
definen, adquiriendo por lo mismo un perfil único, original e
irreductible a las formas y reglas tradicionales, comúnmente
aceptadas. Lo atípico es lo inédito, lo impredecible, lo refractario a
ser interpretado con los esquemas acostumbrados”.

Merlos describe el perfil de un pastor atípico:

a) Asume el análisis de la realidad no sólo como una herramienta de trabajo, sino


como filosofía de la vida y actitud cotidiana del pastor

b) Vive la espiritualidad de la pregunta, mediante la cual, se cuestiona el pastor


continuamente; cuestiona la realidad y se deja cuestionar por ella como una
formas de descubrir los caminos inéditos de Dios en la historia;

c) Se esfuerza por aprender los signos antiguos y nuevos, auxiliándose de las


ciencias sociales y de las humanas;

d) Acepta que la Iglesia ya no se puede presentar como Mater et Magistra, sino


como un humilde signo de la encarnación, que es una propuesta entre otras.

e) Se empeña en conocer y practicar no sólo el lenguaje verbal, sino los múltiples


lenguajes de la urbe

f) Está persuadida que la ciudad es una interlocutora dotada de libertad y capacidad


para reaccionar.

El planteamiento que Merlos coloquialmente repite es un postulado que cada día cala
más en la praxis pastoral: “Hoy día, la pastoral para que sea tal, tiene que ser pastoral
urbana”. La cultura urbana es la globalizada. Y esta afirmación no es una simple ‘cita
citable’; le ha llevado a una realización concreta: incluir dentro del elenco de materias
de la Sección de Pastoral, la clase de Pastoral Urbana. No hay duda que pronto se dará
el paso siguiente: no sólo tener una clase específica, sino plantear las demás materias
desde una óptica urbana, globalizada, que no es otra cosa, que plantearlas desde el
pluralismo cultural-religioso con sus plurales ofertas, desde sus plurales lenguajes
‘hablados’ en símbolos y en rituales, en utopías e imaginarios, en imágenes y sentires;
desde las búsquedas de sentido más que de verdades; desde el roce corporal más que del
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pensamiento racional; desde la samaritanidad más que del análisis bíblico de la parábola
del Buen Samaritano.

El Misterio cristiano desde la Ministerialidad

El sacerdocio de Cristo reside en la comunidad cristiana, que hace que la Iglesia es


ministerial por naturaleza. El ministerio pastoral de Jesús es la regla suprema de toda
pastoral y está en la base del ministerio pastoral de la Iglesia. El centro del ministerio
pastoral es la comunidad cristiana en su totalidad, lo cual afecta por igual a laicos y
clérigos.
La Iglesia, por ser ministerial, tiene ministerios. Su forma de ser es ministerialmente, o
sea, “pertenecemos a una Iglesia que vive para servir”. Los ministerios hacen a la
comunidad y la comunidad discierne esos mismos ministerios que otorga el Espíritu.
Los ministerios, clericales y laicales, son parte de la médula y de la sustancia de la
Iglesia. La Iglesia es pues ministerial por vocación, por origen, por naturaleza y por
finalidad.
Desde esta óptica, Merlos evita plantear como punto de partida para reflexionar sobre el
ministerio, la diferencia ministerial entre clérigos y laicos. Prefiere el orden establecido
en la Lumen Gentium, en el que la ‘igualdad ministerial’, El Pueblo de Dios, se plantea
en el capítulo II, por la que todos sus miembros son responsables de la Iglesia y de su
quehacer, por ser todos y todas, bautizados, fieles, cristianos, sacerdotes, profetas,
constructores de la comunidad, miembros de un mismo pueblo de Dios. Y por ser esto,
son de la misma dignidad, al participar de la Misión de Cristo.

Una vez aclarado este punto, la misma Constitución pasará en el capítulo III, a abordar
la diferencia, clérigos y laicos, en función de la misma ministerialidad.

El ministerio ordenado garantiza la comunidad apostólica y sirve a la unidad de los


diferentes carismas y ministerios, pero no debe ser ejercido como opresión y anulación
del resto de los carismas, vocaciones y ministerios en la comunidad. Si el ministerio
apostólico enlaza con el ministerio histórico de Jesús, ello no debe ir en perjuicio de los
otros carismas y ministerios existentes. Los dirigentes se caracterizan por dos cualidades:
están en nombre de Cristo y a su servicio. Así, éstos se sienten responsables de promover
laicos protagonistas de la ministerialidad de todo el pueblo de Dios. Ciertamente ésta es
una vía para reconstruir el equilibrio evangélico de la relaciones entre clérigos y laicos.
En esto reside el porvenir de la Iglesia.
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El NT no ofrece ningún modelo único y obligatorio del modo de estructurar la Iglesia,


ofrece experiencias de distintas iglesias, respondiendo a las necesidades. Por eso se
entiende la variedad de ministerios, ya que cada comunidad trata de responder a sus
necesidades internas y del entorno en que vive. Esto nos invita a la creatividad en
desarrollar nuevos modelos para nuestra propia cultura y para las necesidades de nuestro
propio pueblo.
Desde este contexto parte Merlos para ahondar en una eclesiología que recupere la
ministerialidad como una de sus notas teológicas esenciales. “Digamos desde el principio
que la Iglesia de Jesús nació de su Ministerio y fue enviada para ejercer ministerios.
Antes de asamblea de grupo es comunidad de ministerios y servidores. La Iglesia es por
vocación, ministerial”.
Al leer en los escritos de Merlos sobre este tema, dos puntos llaman la atención:
1) la relación que establece entre la ministerialidad y la teología y
2) el análisis de los movimientos eclesiales vistos desde la ministerialidad.
Respecto al primer punto, sorprende la forma como desglosa el ministerio de ‘hacer
teología’ desde la diferencia y desde la complementariedad. Una vez que establece que
el sujeto primordial de la teología es la comunidad cristiana, pasa a concretarlo. Cito
textualmente:
a) “El pueblo de Dios con su sensus fidei va explicitando las riquezas implícitas en su
experiencia cristiana;
b) Los pastores y agentes de pastoral que interpretan y elaboran una teología desde la
praxis salvífica y a partir del anuncio liberador del Señor.
c) Los teólogos de profesión, que tienden puentes entre la revelación y la existencia
cotidiana de cada generación.
d) Los místicos, confesores y mártires que forjan una teología existencial, como
seguimiento de Jesucristo y testimonio de Él.
e) El magisterio de los pastores, que sustentados en su carisma apostólico, hacen
teología interpretando la fe, y generan unidad y autenticidad.
Es indispensable el diálogo entre todos estos niveles. Son carismas destinados a
construir la misma comunidad. Su naturaleza pneumatológica les otorga su
característica de eclesialidad irrenunciable. La teología se hace bajo el signo de la
comunión”.
Los orígenes y contextos que cada uno de estos sujetos viven, desde los cuales
interpretan la Revelación, lleva también a la pluralidad: “Lo menos que esto nos enseña
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es que no existen teologías neutrales, eternas, válidas siempre y dondequiera. Como tal,
toda teología es precaria, coyuntural, aproximaciones al Misterio Inagotable de Dios”.
Respecto al segundo punto, —los Grupos y Movimientos Eclesiales y la Ministerialidad
—, es muy claro; los ubica
“Aparecieron para responder a necesidades concretas de un
determinado momento de la historia. Cuando habían cumplido su
papel desaparecían para dar sitio a otros. Eso fue así antes y
tiene que ser ahora, porque los grupos y movimientos no forman
parte de la vocación esencial de la comunidad cristiana. Los
ministerios, en cambio, nunca pueden faltar en la Iglesia. Los
movimientos, sí. Por eso, si los grupos y movimientos no practican
ministerios auténticos a favor no sólo de ellos mismos, sino de la
gran comunidad eclesial, lo más seguro es que la dividirán y le
estorbarán”.
La Iglesia puede vivir y ha vivido por mucho tiempo sin los grupos y los movimientos.
Pero nunca ha podido ni podrá realizar su misión salvadora sin la práctica asidua de los
ministerios. Por eso es preciso poner en contacto a los grupos y movimientos de Iglesia
con los ministerios para no crear oposiciones que no le sirven de nada al Pueblo de
Dios.
Teológica e históricamente la comunidad cristiana no puede ni pudo vivir sin los
ministerios, por el contrario sí pudo vivir sin grupos ni movimientos durante mucho
tiempo, por ser ellos coyunturales y no esenciales al ser de la Iglesia.

Dr. Benjamín Bravo.


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Relación de escritos, artículos y libros del Lic. Francisco


Merlos
1.- Teología y pastoral, hombre adulto, Irapuato, Guanajuato, 1975.
2.- Notas para una catequesis de acontecimientos, Tacámbaro, Mich., Julio 1975.
3.- Sinopsis de documentos eclesiales sobre el ministro de la catequesis, Todo
Catequista como Jesús, Un rostro nuevo para la catequesis del 2000, CEEC,
México, 1977.
4.- Los procesos de evangelización a la luz de Evangelii Nuntiandi (1975) y Catechesi
Tradendae (1979), Universidad Pontificia de México.
5.- El dinamismo comunitario en el proceso de la catequesis costarricense, en; II
Encuentro Nacional de Catequistas, San José, Costa Rica, 7-11 julio 1986, p. 73-83.
6.- La dimensión contemplativa de la evangelización, UPM. México, 1989.
7.- La catequesis Latino-Americana de cara a las culturas amerindias, la religiosidad
popular y la teología de la liberación, en: El V Centenario al III Milenio, Actas del
Congreso Internacional de Catequesis, Sevilla, septiembre 1992, en: Teología y
Catequesis 45-48 (1993) 409-418.
8.- Lectura catequética del documento de Santo Domingo, Medellín Teología y pastoral
para América Latina, 76 vol. XIX, dic, 1993. CELAM., p. 557-567
9.- Reflexiones en torno a la IV Conferencia general del Episcopado Latinoamericano
en Santo Domingo, CELAM, Medellín 73, vol. XIX, marzo 1993.
10.- Catequesis latinoamericana: las tentaciones de un ministerio, 1993
11.- Lectura catequética del documento de Santo Domingo, Don Bosco, México, 1993,
p. 3-29
12.- La significación eclesial del catecismo de la Iglesia católica, Notas y comentarios,
Efemérides Mexicana /33 (1993) 379-386.
13.- Catequesis latinoamericana: las tentaciones de un ministerio, Medellín, ITEPAC,
vol. XX, dic. 1994, p. 607-616.
14.- Catequesis Latinoamericana: las tentaciones de un ministerio, p. 1-6
15.- La formación del catequista centrada en la persona, Palabra, México, agosto,
1994
16.- Lectura catequética del documento de Puebla, Palabra, México, agosto, 1994
17.- Lectura catequética del documento de Santo Domingo, Palabra, México, mayo,
1994
18.- La pastoral en camino y el camino de la pastoral, UPM, México, 1995.
19.- Les tentations d’ un ministere, Lumen Vitae, Catèchèse latino-américaine, 1995, p.
219-227.
20.- América Latina, ¿destino o sujeto de la misión?, en: Misiones Extranjeras, No. 151,
enero-febrero 1996, p. 5-15
21.- La catequesis en América Latina, sus tendencias, su creatividad, sus tentaciones,
Palabra, México, 1997.
22. Guía pastoral para la catequesis de México, CEEC, México, 1997.
23.- Hablar de Dios con palabras humanas, Comunicación, lenguaje e inculturación de
la catequesis, UPM, 1997, p. 34-53.
24.- La pastoral: don, tarea y desafío de la comunidad, UPM, México, 1998.
25.- La orientación actual de la catequesis y sus trasfondos teológicos, U.P.M., oct.
1998
26.- Características atuais da catequese na América Latina, Revista de Catequese, No.
83/1998, p. 6-11
27.- Pastoral en crecimiento, Palabras, México,
11

28.- “Ad Gentes” y la promoción de los laicos en la Iglesia, UPM, 1999.


29.- Acercamiento pastoral a Santo Domingo en su X Aniversario UPM, 2000.
30.- La familia como lugar privilegiado de catequesis, UPM, 2000.
31.- Acercamientos a la catequesis de la vida adulta, UPM, México, octubre, 2001
32.- La pastoral profética en el universo simbólico de la urbe, UPM, julio, 2001.
33.- La pastoral de la comunicación mediática: su futuro, sus desafíos y sus
imperativos, UPM, Zamora, 21 septiembre, 2004.
34.- Dimensión Lúdica de la Existencia humana, Comer, beber y alegrarse, Estudios
bíblicos en honor de Raúl Duarte Castillo, EBM No. 1, 2004, p. 339-348.
35.- La pastoral de la comunicación mediática su futuro, sus desafíos y sus imperativos,
UPM, Zamora, septiembre, 2004.
36.- Sentidos de la fe en la Eucaristía en los cinco continentes Acercamientos
Teológico-pastorales desde América Latina, UPM, octubre, 2004.
37.- Dimensión pastoral de la formación permanente del presbítero en la Iglesia,
Diócesis de Cd. Victoria, 14-16 feb, 2005,
38.- La Iglesia don de Dios y tarea de todos, septiembre, 2005.
39.- Encuentro de formadores y formandos de los seminarios de las regiones pastorales
Don Vasco y Occidente, Uruapan, septiembre, 2005.
40.- De la sabiduría bíblica a la sabiduría pastoral, un esbozo del ministerio pastoral
en clave sapiencial, Palabra no encadenada y pro-vocativa, Estudios bíblicos
mexicanos No. 4, 2005.
41.- Presentación de Aparecida, Conferencia en la UIC, 2005. 49.
42.- La Iglesia de la casa exigencia básica para la evangelización de la ciudad, V
Encuentro de Pastoral Urbana, Tequesquitengo, Morelos, 2005.
43.- Palabra no encadenada y pro-vocativa, en: Miscelánea Bíblica en honor de Carlos
Junco Garza, Estudios Bíblicos Mexicanos No. 4, Qol/U.P.M., México, 2005, p.79-
101.
44.- El ministerio pastoral, sus fundamentos históricos, antropológicos y bíblico-
teológico, en; Teología pastoral fundamental, 2, 2005 p.20-26.
45.- Guía para procesar los datos del perfil pastoral (PP) a través de una lectura
interpretativa de los mismos y en orden a un diagnostico y un pronostico, (apuntes
de clase, Sección de Teología Pastoral.
46.- Investigación personal sobre la nueva postura de la Iglesia frente a las ciencias
humanas (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006
47.- Introducción y método de la teología pastoral, (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006
48.- La cultura, interlocutora mayor de la pastoral, (Apuntes de clase) UPM, 2005-
2006
49.- Conclusiones del estudio comparado de Gaudium et Spes (1965) y Evangelii
Nutiandi (1975) (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006
50.- La pastoral como ciencia teológica, (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006.
51.- La religiosidad como expresión cultural del pueblo, (Apuntes de clase) UPM,
2005-2006.
52.- Espiritualidad y pastoral, (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006.
53.- El método de la teología pastoral, (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006
54.- Los condicionamientos en la pastoral, (Apuntes de clase) UPM, 2005-2006
55.- Conflictos humanos en la Pastoral, ¿Crecimiento o fracaso?, Palabras, México,
2006. &
56.- Cuatro tesis sobre la acción católica desde la óptica pastoral, U.P.M., mayo, 2006.
57.- Conflictos humanos en la pastoral, ¿crecimiento o fracaso?, Palabras, México,
2006.
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58.- Discipulado y conflicto, perspectivas pastorales, UPM, 2008.


59.- Reflexiones para un encuentro fraterno, México, junio, 2008.
60.- La primacía de la palabra de Dios en la catequesis, a la luz del Sínodo y en la
figura misionera de Pablo, 2009.
61.- La formación del catequista en México, actualidad y futuro, UPM, noviembre,
2009.
62.- La formación del catequista en México actualidad y futuro, UPM, noviembre,
2009.
63.- La Teología, un arduo carisma al servicio del pueblo de Dios, Diócesis de Linares,
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64.-Herramientas necesarias para la transformación, en el marco del plan de pastoral
orgánica 2006-2010.
65.- El anuncio del Evangelio en Sociedades multiculturales, un interrogante
ineludible, UPM.
66.- Lectura popular de la Biblia, una aproximación teológico-pastoral, (Publicado en
Christus, pero no identificado)
67.- La comunidad cristiana, matriz cultural del ministerio del catequista en México,
Porvenir de la catequesis, Tercer núcleo, UPM.
68.- Seguimiento de Jesucristo, en: V.M. Pedroza, et al., Nuevo diccionario de
catequética, vol. II, San Pablo, p. 2060-2069.
69.- Ortodoxia y ortopraxis, en: V. M. Pedroza, et al., Nuevo diccionario de
catequética, vol. II, San Pablo, p. 1714-1718.
70.- Catequesis liberadora en América latina, en V. M. Pedroza, et al., Nuevo
diccionario de catequética, Vol. I, San Pablo, p. 398-411.
71.- La urbe interlocutora de la pastoral.
72.- Evangelización y catequesis durante el descubrimiento y conquista del nuevo
mundo.
73.- La comunidad cristiana, matriz cultural del ministerio del catequista en México;
Porvenir de la Catequesis.
74.- El discípulo, hermeneuta fiel del evangelio.
75.- Los derechos del laico, hombre o mujer, dentro de la Iglesia
76.- Acercamiento a la pobreza y a los pobres en perspectiva pastoral.
77.- Los desafíos prioritarios del ministerio de la catequesis en México actual, Enlace
histórico.
78.- Acercamientos socio-pastorales a la urbe.
79.- Consideraciones pastorales en torno a la urbe, UPM.
80.- Mentalidad urbana, 1999.
81.- Pastoral de conjunto.
82.- Planeación pastoral, 2001.
83.- Pedagogía catequética, 1997.
84.- Profetas en la ciudad, 1996.
85.- Lenguajes urbanos, 1999.
86.- El kerigma cristiano como experiencia de vida, de esperanza y de fraternidad
87.- Componentes necesarios para una pastoral eficaz, U.P.M., II Vicaría Episcopal
88.- La comunidad cristiana, matriz cultural del ministerio del catequista en México, en
Porvenir de la catequesis: el catequista nace y se hace en la comunidad, Memoria
de la XI Jornada Catequística Nacional, p. 81-93.
89.- La sacramentalidad de la existencia humana como presupuesto de la
sacramentalidad cristiana.
90.- Elementos fundantes de la homilía
13

91.- Los desafíos actuales que debe enfrentar y responder el catequista


92.- La importancia de la catequesis en la vida de la Iglesia y concretamente en la
comunidad parroquial.
93.- La Iglesia: fuente, lugar y meta del ministerio pastoral del presbítero
94.- El Sentido festivo y lúdico de la existencia humana como premisa de la celebración
litúrgica,
95.- Metodología Catequesis de acontecimientos (apuntes de clase)
96.- Análisis critico del entorno pastoral desde la experiencia de los participantes,
(apuntes de clase)
97.- CARABES, Jesús, MERLOS, Francisco, Historia de la catequesis en México,
Palabras, México, p.81-95
98.- Exigencias de renovación para la acción católica al comenzar el siglo XXI,
Guadalajara, Jal.
99.- Los programas de acción pastoral, Monterrey, N. L.
100.- El fenómeno “bautizados no iniciados”: desafío a la pastoral, Bogotá, Colombia.
101.- La presencia de los fieles laicos en la vida y el ministerio de la Iglesia de ayer y
de hoy, U.P.M.
102.- La presencia de los fieles laicos en la vida de la Iglesia, U.P.M.
103.- La presencia del laico cristiano, en los desafíos actuales de la realidad, U.P.M.
104.- La misión del laico en una sociedad y una Iglesia en transición.
105.- La pastoral de los movimientos eclesiales, un reto a la eclesiología de la
comunión y de la diversidad, U.P.M.
106.- Claves indispensables para la comprensión y el ejercicio de la pastoral en
nuestro tiempo, U.P.M.
107.- Pneumatología, Iglesia y Ministerios.
108.- La función del pastor en un plan de pastoral orgánica, U.P.M., Diócesis de
Tehuantepec.
109.- El sacerdote y la pastoral, U.P.M.
110.- Cantos recreativos.
111.- Dimensión pastoral de la formación permanente del presbítero en la Iglesia, Cd.
Victoria, febrero, 2005
112.- Iglesia Comunidad Ministerios, Primer congreso de Teología Pastoral, UPM.,
México, 2000.
113.- Teología contemporánea del ministerio pastoral, Palabras, México, 2011
114.- Lo atípico en la Pastoral de la ciudad, Conferencia dictada en el II Congreso
Nacional de Pastoral Urbana, Tequesquitengo, Morelos.
115.- El camino de un pastor, Palabra, México, 2013.
116.- Manual para el Catequista Actual, Palabra, 2ª. ed, 2015.

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