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Perla Rivera
INDICE
La bestia que habita la sombra al poema
Silvia Favaretto /4
A propósito de tatuajes / 8
Acto de fe / 9
Olvido / 9
Restos / 10
Alucinación / 11
NUDO
Tegucigalpa / 12
©Perla Rivera Esos años / 13
© Ediciones Malpaso
Equivocación / 13
Espejismo / 14
15
Sacrificio /
Primera Edicion 2017
Collage / 16
Diseno, edicion y produccion: Armando Maldonado
Reflexiones de un gato / 18
Fotografía propiedad de la Autora Monólogo en la casa de la montaña / 19
Coleccion Vendaval Debajo de mi falda / 21
Poesía/ Volumen 1
Zeppitsu o poema de despedida / 22
Tegucigalpa M.D.C., Honduras, septiembre de 2017
Contacto: edicionesmalpaso.hn@gmail.com
fb.me/edicionesmalpaso
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La bestia que habita
la sombra al poema
Silvia Favaretto
Poeta italiana
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Zeppitsu o poema de despedida
Ya puedo despedirte. El ultimo poema esta terminado. Comenzas el
viaje hacia lo cotidiano. El silencio parte en una voragine de ritos
que invocan a mis ancestros lencas. Aquellos que mi abuela contaba
que vinieron desde Asia.
Mis pasos oscilan en una cuerda hecha con mis propias arterias, el
abismo no es mas que un motivo. Ser mujer fue siempre el salon de
los vientos, la musica y el aullido.
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ted me enseno. Insisto en ser sol, aunque cada segundo que pasa
voy dejando jirones de esta piel que tambien es suya, porque al na-
cer mujer no me advirtio que tenía que gritar mas fuerte, porque la
voz de las mujeres en este país es muy bajita y para apoyar mi ca-
beza en paz sobre la almohada tengo que tener un bulto en medio
de las piernas mama.
Los recuerdos me atormentan porque no logran acomodarse en el
hueco de mi cerebro, se retuercen como en una danza suicida. Los
ojos de mis ninos vienen a mí y me dicen que hay colores todavía y
me alivia un poco saber que mi sangre y la suya estan juntas en
ellos, pero recuerdo que tambien mi hija es mujer y la angustia se
multiplica y ya no podre dormir. El viento silba mas fuerte y el te-
rror aparece de nuevo y no puedo mas.
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Monólogo en la casa de la montaña A propósito de tatuajes
Mama: desde estos kilometros pienso en los hijos que se quedaron El calendario es un pantano de signos,
en casa. Seres que llevan la continuidad de su sangre y que repiten enceguecimos interpretando evangelios.
la sonrisa, el color del cabello o la suavidad de su piel. Aquellos que Negando todo.
algun día dejaran de preguntar ¿donde esta la abuela?, ¿por que no
nos lleva de vacaciones a esas ciudades que se han arrancado del No te lo dije antes,
album? ¿Por que nunca las visitamos juntos? pero he decidido lloverte,
sobre un lienzo que me aguarda.
Mama, ayer cuando caminaba por la calle escuche su voz en la co- Invadir tu medula con el acrílico mas oscuro de mi paleta.
rriente de la lluvia, gritaba; ¿que es de tu vida pequena? ¿Por que Dibujarte navajas afiladas en las arterias
no hay justicia para una huerfana de madre que no tiene mas culpa que dentro de vos construyan un laberinto.
que creer en rostros imaginarios?
Las flores que nunca enviaste
Recordaba las paredes de nuestra casa mama, aquellas columnas son cadaveres.
amarillas y agujereadas por los clavos que sostenían las fotos de
nuestros momentos felices. Esas mismas en las que a hurtadillas Quiero devolverte esta tormenta,
hacía mis bocetos con lapices de colores y donde aprendí a dibujar tatuarla en tu lengua
cabezas de caballos con cuerpos de mariposas. con los tonos grises de las mananas
y de todas las tardes ciegas
Mama ya son las 2:35 de la madrugada y los arboles no dejan de en esta casa huerfana que soy.
hablarme, y me traen el canto de los gallos del patio de la abuela,
ella, la maga de los dulces y las oraciones a todos los santos, madre
de tus ojos, madre de tu risa y de tus cicatrices, madre de gracia y
de misericordia en la vida y en la muerte.
Ya se van moviendo mas rapido las agujas del reloj mama, parece
que quiere amanecer, las 4:20 y huyen los segundos cuando la veo
con su vestido verde divisando un imperio de lagrimas que se des-
borda. Era su expresion aquella vez, pero la noche devora los ama-
neceres.
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Una foto cae al piso, Restos
la propaganda y las conspiraciones son inevitables,
cosida a un anuncio de jabon esta tu foto, Y atesoré estas constantes hasta el amanecer
atada para que no se pierda. Solo para descubrir que se habían ido.
Anne Sexton.
Tu rostro sonambulo pide clemencia.
Ahora mismo la guardo donde las fechas solían ser solsticios Tu camisa yace todavía en el sillon de mi cuarto, la observo caer
y te vas escapando como un naufragio que escupe momentos felices mientras escribo
en un bestiario de traicion y esquizofrenia. en la libreta que hoy es viernes.
Todo sucedio tan rapido, y me asfixian los edificios y los sitios don-
de planeabamos hacer el amor como felinos. Es la hora de imitar a
los que se han ido justo a tiempo y ven llegar a Artemisa como uni-
ca salvadora de estas estaciones de papel.
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Alucinación Collage
Tengo miedo de abrir los ojos Sujeto el album de fotos que me llama desde el anaquel.
y confundir la manana con un cuadro de Dalí. Me saludan semblantes con las sonrisas puestas para un momento.
Las arrugas de mis abuelas se hacen perpetuas
Suelo quedarme quieta, como un lince y sus rosarios relucientes tiemblan
en medio de las sabanas que me susurran verdades cada vez que te bajo el flash de un nuevo invento.
invoco.
Las imagenes mas delicadas
Estos días cuelgan del arbol del patio, son daguerrotipos ancestrales que jamas sonríen,
los devora el vacío de la tarde, congelados en la melancolía.
tarde en la que planeo todavía excursiones a tu cama Parecen un camino hacia el mas alla.
y me filtro en tu memoria para espantarte el sueno.
Distintas a la pinturas al oleo que cuelgan de la pared;
Escucho la voz de mi padre azuzando a las aves una de ellas es de mama.
que vienen del oeste a vestir de sonidos el campo, Se intuye que saluda sonriente al artista
y a devorar los retonos de las estatuas que amenazan mi locura. y deja un festival de ternura a quien la observa.
El corazon se agita como un dragon que escupe guirnaldas, Mi abuelo Fernando se asoma desde una plegaria en el campo.
a la entrada de una ciudad que no lo escucha. Mi frente es la suya,
trae su perfume de semillas y huerta,
Mi cuerpo es la lira que entona tormentas, sus pasos lentos patean guijarros
como el acertijo del granizo y su sombra juega con los fantasmas de nuestros antepasados.
que bana los techos de las casas vecinas.
Las fiestas y los funerales se repiten segun el humor divino,
Mientras ellos duermen, yo resisto una guerra interior y los trajes bien puestos
y pongo ojos en la palma de mis manos han ido a parar a enormes baules de cedro
para acariciarte en mis suenos sin espejismos ni espectros. donde son alimento de duendes y el olvido.
Ahora todo es recuerdo mi amor Marlon se guarda las dedicatorias en los bolsillos,
y actuo como una desquiciada y sonríe a la camara.
mientras veo parir mortajas Acaricio su imagen y pienso que cualquier frontera es fragil,
al reloj que no perdona. incluso la de la muerte que se lo llevo muy pronto.
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Esos años Espejismo
Pienso en los pueblos que habitaron nuestras tardes, aquellos que Era sin duda la epoca en que los cielos eran de plastico.
lloviznan todavía poemas desde un mirador. Las casitas apretuja- Era parte de la trampa.
das parecen morir de risa cada vez que se asoman en nuestras fo- De renunciar a todo,
tos. Los cedros auguran la lluvia y celebran las siestas al lado de los y a vos.
emporios de hormigas que hacen trueque con nuestra nomada car-
ne. He llorado bajito,
en la calle de los gatos fabricantes de trances para hacernos reír,
He consultado la tierra y sus secretos, la comunion de las piedras, y tambien te he despedido
anuncian solemnes que la casa se nos derrumba. Hay que inventar y mientras escribes ensayos sobre filosoficos
un nuevo viento para el hombre de la camisa a cuadros que me ven- yo pienso en la rabia que sacude el cadaver de mi corazon roto.
dio un eclipse y una jaula pequenita con codigos para destrozar la
musica y deletrear la luz. Quiza no lo advertiste, pero cada tarde que me despedías
me iba como un caracol arrastrando despacito tu nombre
Es el momento de encontrar el rumbo que me rescate de todas tus destrozandolo bajo mi cuerpo saturado de dolor.
orillas y de acomodar en la parte mas fría de la nevera: tres anos,
cinco meses y una tarde. Mi voz callaba en una ciudad donde el silencio se volvio un estigma
Pero vos tenías ya el pecho poblado de cigarras
Es la hora de concebir una carcel para atar lo absurdo y castigar tu que enronquecían bajo la alegoría de una nueva tormenta.
nombre.
Propusiste que no soltara tu mano,
pero me volví cazadora de aullidos
que arroja latigos desde la ciudad de los perros.
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