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Nudo

Perla Rivera
INDICE
La bestia que habita la sombra al poema
Silvia Favaretto /4
A propósito de tatuajes / 8
Acto de fe / 9
Olvido / 9
Restos / 10
Alucinación / 11
NUDO
Tegucigalpa / 12
©Perla Rivera Esos años / 13
© Ediciones Malpaso
Equivocación / 13

Espejismo / 14
15
Sacrificio /
Primera Edicion 2017
Collage / 16
Diseno, edicion y produccion: Armando Maldonado
Reflexiones de un gato / 18
Fotografía propiedad de la Autora Monólogo en la casa de la montaña / 19
Coleccion Vendaval Debajo de mi falda / 21
Poesía/ Volumen 1
Zeppitsu o poema de despedida / 22
Tegucigalpa M.D.C., Honduras, septiembre de 2017

Contacto: edicionesmalpaso.hn@gmail.com
fb.me/edicionesmalpaso

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La bestia que habita
la sombra al poema
Silvia Favaretto
Poeta italiana

Kahlil Gibran dijo en algun momento que la poesía es un sal-


vavida. Leo el nuevo, intenso libro de Perla Rivera y me pare-
ce tan acertado, tan verdadero. Muchas definiciones de la poe-
sía se coagulan en este poemario atrevido, doloroso e indis-
pensable. Perla nos ha acostumbrado a leer versos que expri-
mio de su proprio cuerpo, hechos de su misma sangre. Y es
una sangre espesa y salvaje la que habita estas paginas: leo y
me parece tocarla, intento atraparla y me abraza, me rindo.
Este libro es un salvavida, para ella que lo escribio y para no-
sotros que lo estamos leyendo. Esta poesía que nos ofrece
Perla sirve, y mucho: nos permite descubrir el animal que la
habita y que se traduce en nuestro propio monstruo. Recorro
las palabras que Perla virtio en la blanca hoja y escucho la
respiracion de la bestia, huelo su aliento: sabe a flores. La
poeta Rivera me regalo una flor, hace algunos anos, cuando
nos separamos, en El Salvador. Me regalo una flor y no solo
eso: la bendicion de saber que esta, que escribe, que puede
regalarnos a sus lectores estas chispas que le prenden fuego a
uno en las vísceras, la certidumbre de que sus monstruos
acontecen en nuestro mismo cuerpo mientras la leemos, que
las letras son clavos. Me entrego a este sublime sacrificio.

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Zeppitsu o poema de despedida
Ya puedo despedirte. El ultimo poema esta terminado. Comenzas el
viaje hacia lo cotidiano. El silencio parte en una voragine de ritos
que invocan a mis ancestros lencas. Aquellos que mi abuela contaba
que vinieron desde Asia.

Me aferro al humo de sus hornillas y a los mitos que se escuchan


sobre el Tangaloa*. Mi sangre indígena es un nagual que se purifica
bajo estas cuencas de ojos que paren lamentos y destierran el abis-
mo con el pretexto del ascenso.

Esa comarca de la que solo queda el nombre, lleva el entierro por


dentro, los caminos se hacen angostos al ritmo de tus pasos.

Ya no soy la misma que se empequenecía escuchando tus canones.


Es la hora del vertigo, pero tambien es la puesta de sol, tu seppuku,
y mientras vos te dirigís al sur, yo abro los ojos y observo el mar.

*Tangaloa, ciudad lenca en El Salvador de la que solo existe el nombre.


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Debajo de mi falda
Hace siglos, desde que me hice nina, he podido sacarme el corazon
y decorarlo con cintas, clavarle alfileres, dejarlo sangrar y seguir
jugando. Hace siglos cuando mis cabellos eran una cascada sobre
las piedras, yo volteaba y me sonreía frente al movimiento del agua,
mordía mis labios.

Mis pasos oscilan en una cuerda hecha con mis propias arterias, el
abismo no es mas que un motivo. Ser mujer fue siempre el salon de
los vientos, la musica y el aullido.

El vientre ha sido motivo de censura y de espasmos. Olas y mar


salvaje que se abre a la vida, que se multiplica en eslabones de ceni-
za. Un ejercito de frases mudas muere con un rostro que se ha an-
clado en la palma de mi mano, esa mano acusada de fornicar y ce-
der a los delirios.

No soy de jaulas en mis cuerdas vocales, ni en ningun atomo de mi


cuerpo y a pesar de los reparos, cada vez que digo mujer, desnu- A Emily y a Cesar,
dez, amor, sexo, debajo de mi falda hay un suicidio colectivo de es- por la esperanza y por desatar cada uno de mis nudos.
trellas.

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ted me enseno. Insisto en ser sol, aunque cada segundo que pasa
voy dejando jirones de esta piel que tambien es suya, porque al na-
cer mujer no me advirtio que tenía que gritar mas fuerte, porque la
voz de las mujeres en este país es muy bajita y para apoyar mi ca-
beza en paz sobre la almohada tengo que tener un bulto en medio
de las piernas mama.
Los recuerdos me atormentan porque no logran acomodarse en el
hueco de mi cerebro, se retuercen como en una danza suicida. Los
ojos de mis ninos vienen a mí y me dicen que hay colores todavía y
me alivia un poco saber que mi sangre y la suya estan juntas en
ellos, pero recuerdo que tambien mi hija es mujer y la angustia se
multiplica y ya no podre dormir. El viento silba mas fuerte y el te-
rror aparece de nuevo y no puedo mas.

Las lagrimas insisten, y navego en un río que parece lago o cemen-


terio con muchas cruces flotando sobre la tierra. La muerte es una
bestia que a veces tiene clemencia.

Los puntos suspensivos del computador parecen calmarme cuan-


do siento que todavía puedo escribirle. Pienso que para una madre
las guerras de los hijos son suyas y que yo todavía vivo en una lla-
ga, pero vivo. La polvora es un rito cercano a los nuestros.

Son las cinco y media y no tengo sueno, siento un cementerio en el


pecho, los ojos desaparecen, las lagrimas se me volvieron un sube
y baja, la gente comienza a levantarse con el canto de los gallos,
mientras yo busco un motivo para encender la luz.
Seis, siete, ocho, nueve de la manana y la vida para nosotras mama,
sigue siendo un insomnio.

Y cuando es de noche, siempre,


una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
Alejandra Pizarnik

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Monólogo en la casa de la montaña A propósito de tatuajes

Mama: desde estos kilometros pienso en los hijos que se quedaron El calendario es un pantano de signos,
en casa. Seres que llevan la continuidad de su sangre y que repiten enceguecimos interpretando evangelios.
la sonrisa, el color del cabello o la suavidad de su piel. Aquellos que Negando todo.
algun día dejaran de preguntar ¿donde esta la abuela?, ¿por que no
nos lleva de vacaciones a esas ciudades que se han arrancado del No te lo dije antes,
album? ¿Por que nunca las visitamos juntos? pero he decidido lloverte,
sobre un lienzo que me aguarda.
Mama, ayer cuando caminaba por la calle escuche su voz en la co- Invadir tu medula con el acrílico mas oscuro de mi paleta.
rriente de la lluvia, gritaba; ¿que es de tu vida pequena? ¿Por que Dibujarte navajas afiladas en las arterias
no hay justicia para una huerfana de madre que no tiene mas culpa que dentro de vos construyan un laberinto.
que creer en rostros imaginarios?
Las flores que nunca enviaste
Recordaba las paredes de nuestra casa mama, aquellas columnas son cadaveres.
amarillas y agujereadas por los clavos que sostenían las fotos de
nuestros momentos felices. Esas mismas en las que a hurtadillas Quiero devolverte esta tormenta,
hacía mis bocetos con lapices de colores y donde aprendí a dibujar tatuarla en tu lengua
cabezas de caballos con cuerpos de mariposas. con los tonos grises de las mananas
y de todas las tardes ciegas
Mama ya son las 2:35 de la madrugada y los arboles no dejan de en esta casa huerfana que soy.
hablarme, y me traen el canto de los gallos del patio de la abuela,
ella, la maga de los dulces y las oraciones a todos los santos, madre
de tus ojos, madre de tu risa y de tus cicatrices, madre de gracia y
de misericordia en la vida y en la muerte.

El recuerdo va y viene, parece que esta danzando, pero tu sonrisa


es estatica, y siento que es una lanza puntiaguda que exorciza este
pequeno corazon que no ha podido crecer porque le falto macerarse
con tus palabras bonitas. Tus palabras viajan a mi oído, son balsamo
y caricia cuando las sonrisas solo aparecen en otras caras o en el
sujeto que nos distrae en la television.

Ya se van moviendo mas rapido las agujas del reloj mama, parece
que quiere amanecer, las 4:20 y huyen los segundos cuando la veo
con su vestido verde divisando un imperio de lagrimas que se des-
borda. Era su expresion aquella vez, pero la noche devora los ama-
neceres.

Mucha gente intenta apagar las lunas que se visten de soles en mi


memoria y lo consiguen muchas veces, pero yo soy necia como us-
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Acto de fe Reflexiones de un gato
Y mis ojos se cerraron como si de repente El amor es un reloj de arena que se acomoda en mi cola. Lo persigo
estuvieran avergonzados. para ver si grita, pero no lo hace. Quizas este muerto, porque la
Anne Sexton muerte en este instante es una imagen desconocida, bastaría una de
En mis ojos vivía un punado de muertos, mis siete vidas para encontrarla en los tejados.
Pero tu lenguaje me invoca
y arana el sabor de la felicidad en los espejos. Hace varias noches que no duermo, escucho a las hamacas discutir
entre ellas y bajo las cortinas de la sala, para observar mejor el pa-
Desatas cada nudo que yace en mis poros norama.
y nadamos en los excesos.
Vos alucinas en una cruz que crucifica otra cruz. La he descubierto hablando sola, haciendo sahumerios y bendicien-
do amuletos por toda la casa, reír como loca y un minuto despues
Padre del idioma oculto, llorar hasta arrancarse las heridas que se deslizan por sus cabellos.
La moral desconoce nuestro ritual del orgasmo,
que unge la noche como un acto de fe. Huyo hacia una ciudad de insectos disecados. Mis garras arrancan
todo el odio acumulado en las esquinas de los viejos muebles, tum-
bas de verdades acumuladas.

Maullo, es mi lamento al sol y trato de entender por que mientras


ella se enfrenta a la calle, ocultando el enorme hueco en su pecho, el
Olvido hombre de la camisa a cuadros llega a casa con alguien de cabellos
escandalosos, los arrastra, como una cascada que chorrea lascivia.
Se enmohecio el sitio donde cuelga nuestra foto:
plegaria con rostros aun sonrientes, Ambos saben que el reloj no descansa, y me lanzan un puntapie ca-
el tuyo, con el cristal como mascara que defiende una sombra da vez que tengo la osadía de empujar la puerta. Mi pequena loca
y el mío como un ave amarilla, retorna despues de dos giros del reloj y teje un latigo en su lengua,
que resucito de la guerra mientras me eleva a pesar de su ceguera y me acaricia el abdomen,
esta tarde de junio. unica forma de amor que conocemos ambos, desde hace varias no-
ches.

El sol esta saliendo y el tipo al fin me observa, mi pelaje se eriza, es-


ta es una ciudad pasmada, con muchos idiomas en guerra, ella esta
envuelta en una sabana y yo solo puedo arrojarle una lagrima, don-
de antes le crecían estrellas.

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Una foto cae al piso, Restos
la propaganda y las conspiraciones son inevitables,
cosida a un anuncio de jabon esta tu foto, Y atesoré estas constantes hasta el amanecer
atada para que no se pierda. Solo para descubrir que se habían ido.
Anne Sexton.
Tu rostro sonambulo pide clemencia.
Ahora mismo la guardo donde las fechas solían ser solsticios Tu camisa yace todavía en el sillon de mi cuarto, la observo caer
y te vas escapando como un naufragio que escupe momentos felices mientras escribo
en un bestiario de traicion y esquizofrenia. en la libreta que hoy es viernes.

Estas en la pagina agitando tus brazos y arrancandote aquello que


mas amabamos, el color con el que me hacías reír y la voz que hicis-
te canto.

Atardecio muy pronto, no estaba preparada para ver el mar llenar-


se de gritos. Estoy desnuda ahora, hago figuras con las cicatrices de
mi vientre mientras preparo una despedida. Las grietas del piso
hacen signos de interrogacion a los cuadros que hace unos días cu-
brían tu cuerpo.

Alguien lo previno, te vio maldecir de diversas formas, las frases


que me escribías. Ya no eran cantos, eran un cementerio de hojas
que me ofrecías en un gesto esqueletico que fragmentaba mis alas y
me envolvía en una tormenta.

Todo sucedio tan rapido, y las respuestas eran universos afonicos


en esta ciudad cada día mas sucia, ajena al amor e indiferente ha-
cia aquellos que compramos entradas para un suicidio.

Todo sucedio tan rapido, y me asfixian los edificios y los sitios don-
de planeabamos hacer el amor como felinos. Es la hora de imitar a
los que se han ido justo a tiempo y ven llegar a Artemisa como uni-
ca salvadora de estas estaciones de papel.

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Alucinación Collage
Tengo miedo de abrir los ojos Sujeto el album de fotos que me llama desde el anaquel.
y confundir la manana con un cuadro de Dalí. Me saludan semblantes con las sonrisas puestas para un momento.
Las arrugas de mis abuelas se hacen perpetuas
Suelo quedarme quieta, como un lince y sus rosarios relucientes tiemblan
en medio de las sabanas que me susurran verdades cada vez que te bajo el flash de un nuevo invento.
invoco.
Las imagenes mas delicadas
Estos días cuelgan del arbol del patio, son daguerrotipos ancestrales que jamas sonríen,
los devora el vacío de la tarde, congelados en la melancolía.
tarde en la que planeo todavía excursiones a tu cama Parecen un camino hacia el mas alla.
y me filtro en tu memoria para espantarte el sueno.
Distintas a la pinturas al oleo que cuelgan de la pared;
Escucho la voz de mi padre azuzando a las aves una de ellas es de mama.
que vienen del oeste a vestir de sonidos el campo, Se intuye que saluda sonriente al artista
y a devorar los retonos de las estatuas que amenazan mi locura. y deja un festival de ternura a quien la observa.
El corazon se agita como un dragon que escupe guirnaldas, Mi abuelo Fernando se asoma desde una plegaria en el campo.
a la entrada de una ciudad que no lo escucha. Mi frente es la suya,
trae su perfume de semillas y huerta,
Mi cuerpo es la lira que entona tormentas, sus pasos lentos patean guijarros
como el acertijo del granizo y su sombra juega con los fantasmas de nuestros antepasados.
que bana los techos de las casas vecinas.
Las fiestas y los funerales se repiten segun el humor divino,
Mientras ellos duermen, yo resisto una guerra interior y los trajes bien puestos
y pongo ojos en la palma de mis manos han ido a parar a enormes baules de cedro
para acariciarte en mis suenos sin espejismos ni espectros. donde son alimento de duendes y el olvido.
Ahora todo es recuerdo mi amor Marlon se guarda las dedicatorias en los bolsillos,
y actuo como una desquiciada y sonríe a la camara.
mientras veo parir mortajas Acaricio su imagen y pienso que cualquier frontera es fragil,
al reloj que no perdona. incluso la de la muerte que se lo llevo muy pronto.

María y su vestido rojo,


sus zapatillas enfrentan una coreografía sobre el mar,
bajo la vista y escribe en la arena:
paciencia y sacrificio.

Mi hermano Ovidio, junto a papa


Hablan sobre himnos de guerra y primaveras fracturadas.
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Sacrificio Tegucigalpa
He llorado tanto tu ausencia como la crucifixion de Cristo, Quiero superar la cruz que rodea esta ciudad. Acertijos que se
llantos que haran un hueco en el marmol que guardara mis restos. balancean desde muchas lenguas.
No sere una espectadora, víctima de traficantes de exorcismos y
Todas tus palabras tuyas y el rencor mercaderes de ojos cerrados que inventan numeros detras de las
eran necesarios para desollar la escasa piel que aun quedaba. puertas.
Desobedezco como me enseno mi padre, con mi rostro de hambre, a
Te falto mirar esas constelaciones que parecían un rebano cada uno de sus artificios y esquivo las tormentas que babean sus
consumando la ceremonia del fracaso. bocas para que no se tinan mis pasos de mansedumbre.
Se puede odiar invocando angeles, pero tambien se puede llenar de
Los cantares y el genesis me absorbían a dentelladas, huellas y de gritos los campos sepultados bajo el concreto.
los evangelios se escribían en la planta de tus pies.
Tragabas perlas disueltas en vinagre. Sigo sosteniendo que el paisaje guarda historias de hombres que han
sido sacrificados por el silencio, que sus voces se entierran en el
Nada permanece. asfalto para despertar un día en la fiesta de la memoria recobrada.
Solo tus estatuas, mientras me haces concebir abortos
al ritmo de un viejo saxofon.

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Esos años Espejismo
Pienso en los pueblos que habitaron nuestras tardes, aquellos que Era sin duda la epoca en que los cielos eran de plastico.
lloviznan todavía poemas desde un mirador. Las casitas apretuja- Era parte de la trampa.
das parecen morir de risa cada vez que se asoman en nuestras fo- De renunciar a todo,
tos. Los cedros auguran la lluvia y celebran las siestas al lado de los y a vos.
emporios de hormigas que hacen trueque con nuestra nomada car-
ne. He llorado bajito,
en la calle de los gatos fabricantes de trances para hacernos reír,
He consultado la tierra y sus secretos, la comunion de las piedras, y tambien te he despedido
anuncian solemnes que la casa se nos derrumba. Hay que inventar y mientras escribes ensayos sobre filosoficos
un nuevo viento para el hombre de la camisa a cuadros que me ven- yo pienso en la rabia que sacude el cadaver de mi corazon roto.
dio un eclipse y una jaula pequenita con codigos para destrozar la
musica y deletrear la luz. Quiza no lo advertiste, pero cada tarde que me despedías
me iba como un caracol arrastrando despacito tu nombre
Es el momento de encontrar el rumbo que me rescate de todas tus destrozandolo bajo mi cuerpo saturado de dolor.
orillas y de acomodar en la parte mas fría de la nevera: tres anos,
cinco meses y una tarde. Mi voz callaba en una ciudad donde el silencio se volvio un estigma
Pero vos tenías ya el pecho poblado de cigarras
Es la hora de concebir una carcel para atar lo absurdo y castigar tu que enronquecían bajo la alegoría de una nueva tormenta.
nombre.
Propusiste que no soltara tu mano,
pero me volví cazadora de aullidos
que arroja latigos desde la ciudad de los perros.

Equivocación. Sigo sola y en silencio


aunque te llame en mi memoria
Yo imaginaba la vida siempre como una ventana, hasta mi ultimo día
un lugar para acariciar el mar. y hasta cerrar los ojos.

Yo sonaba con palabras que ya nunca se diran,


que la crueldad era un pequeno territorio que no nos pertenecía.

Y es allí, en ese espacio donde el cielo se desploma,


y esa mujer que debo ser yo,
ya no se desvela por un mensaje para hacerte sonreír.

Y entonces el mundo se volvera una rama.


Esos días que perdieron el nombre, abrazaran la raíz y la semilla
y una vina brotara en la palma de mis manos.

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