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Universidad Nacional Autónoma de México


Naila Kabeer
Doctor Francisco Barnés de Castro, Rector
Doc1or Humberco Muñoz García, Coordinador de Humanidades
Doctora Graciela Hierro, Directora del PUEG
REALIDADES TRASTOCADAS
Programa Universitario de Estudios de Género
4$ JERARQT.JÍAS DE GÉ_NERO
___
Comité Editori11I
EN EL PENSAMIENTO DEL DESARROLLO
Gabriela Cano
Teresita De Barbicri
Mary Goldsmith
René Jiménez Ornelas
Marra Lamas
Araceli Mingo
María Luisa Tarrés

Lorenia Parada-Ampudia
Coordinadom del Comité Editorial
Berenise Hern;lndcz
P11blicacio11es

El Programa U11iversitt1rio de fit11dios de Género agrndece


a !t1 Fu11d11ció11 Ford s11 apoyo para !t1 p11blimción de este libro.

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PAIDÓS
México
Buenos Aires
Barcelona

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lnslituto da Investigaciones Universidad Nacional Pro0rarna Universitario de
Económicas Autónoma de México Estudios de Géne,o
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11:( l. NACIMIENTO DE LAS MUJERES
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íl COMO CONSTITUENCY I O BASE ELECTORAL
_j EN EL DESARROLLO
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'' Dtsptlb de "" milenio para los hombm, comrguimos 1111a Década para las
ji,; Mujtrts.
Panicipante en la Women's Studies Conference, Londres, 1991

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·• ·' Úl mayorfa de los palsts l,11 hecho 1111 esfiierzo comiderable por promover los ob­
jetivos de la Dlcada, pero el progmo 110 ha sido suficieute para producir los
desa"ollm a1a11titativos y cualitativos dmados m la co11dición social de las
mujem.
\: ONU 1980, citado en Maguire 1984, p. 35
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¿Cudl ha sido la repem,sió11 de toda esta actividad? No mucha.
Tinke 1982, p. 11, citado en Maguire 1984, p. 35

Los PROBLEMAS DE LAS MUJERES·COMO PROBLEMAS DEL DESARROLLO


"!.• .

'\ Una de las maneras de proyectar el surgimiento de las mujeres como una categoría ca­
racterística en el discurso del desarrollo es la de verificar la significación cambiante
que éstas tienen en las declaraciones políticas y estructuras institucionales de las prin­
cipales agencias de desarrollo. Los cambios en el seno de las Naciones Unidas, uno de
los actores más importantes en este campo, nos brindan un ejemplo ilustrativo.
Desde principios de los sesenta, las Naciones Unidas han distinguido cada "década

1 Comtituency. Conjunto de personas que comparten las mismas aspiraciones políticas y que apoyan con su
voto. [N. de la t.]
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20 Realidades trastocadas Nacimiento de las mujeres como constituency 21

1ti: del desarrollo" oficial con una declaración que sintetiza las lecciones aprendidas de las El propio movimiento de las mujeres surgió del espíritu crítico que prevalecía en
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experiencias anteriores y las prioridades del organismo para los diez afios siguientes. aquella época y creció hasta arriesgarse a desafiar los privilegios masculinos en la aca­
i La declaración que anunciaba la Primera Década del Desarrollo (1961-1970) estaba demia, en la política y en las relaciones de la vida cotidiana.
!.·,i desprovista de cualquier referencia específica a las mujeres. Una breve referencia en fa Este espíritu crítico de la época también penetró en la comunidad del desarrollo
:¡··t · Estrategia Internacional de Desarrollo para la Segunda Década a la importancia de y condujo a un reexamen crítico de sus propias hipótesis básicas. Las convicciones an­
alentar "la plena integración de las mujeres al esfuerzo total de desarrollo" aludía a los teriores de que el producto interno bruto (rrn) bastaba como una medida adecuada del
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'¡ primeros vislumbres de una nueva conciencia. Esto se explicó más claramente en la desarrollo y de que los beneficios del crecimiento económico irían cayendo "gota a
j estrategia parala década el� los _oc _ hen�� que_declaraba a las mujeres "agentes y bene­ gota" hasta llegar a las unidades domésticas en el lugar más bajo de la jerarquía de in-
..J ficiarias en todos los sectores y a todos los niveles�dei proceso a.e desarrollo". Más re� ... gresos ha"ñ" sido-invaliaadas-por tr experiencia del-Primer Decenio ·del Desarrollo. ·
J·1 cientemente, la ONU declaró: "En los años noventa la tarea consiste en traducir una Aunque en muchos países del Tercer Mundo había tasas de crecimiento económico
mayor comprensión de los problemas de las mujeres en un cambio de prioridades superiores a 5% respaldadas con pruebas, esas tasas iban acompañadas con frecuencia
1iÍ [ ... ] Dar poder a las mujeres en el desarrollo tendría altos rendimientos en términos de aumentos en el desempleo, la desigualdad y la pobreza absoluta. La insatisfacción
ti de un incremento de la producción total y una equidad y un progreso social mayo­
res" [ONU 1989a, p. 41).
con l as definiciones del desarrollo en l as que dominaba el crecimiento provocó una
reformulación de las metas del desarrollo que tomaba más en cuenta la pobreza, la dis­
�j El nacimiento de esta nueva conciencia tamb}én fue evidente en los cambios en tribución y la satisfacción de las necesidades básicas. En 1970, la Estrategia de De­
ti
�· la estructura de organización de la ONU. En los primeros afios de este organismo, las
1 sarrollo de la ONU para el Segundo Decenio declaró que "el objetivo último del desa­
·l cuestiones de las mujeres se contemplaban primordialmente en el contexto de los de­ rrollo debe ser provocar un mejoramiento sostenido del bienestar del· individuo y
1 rechos humanos y quedaban confinadas a la Comisión sobre la Condición Social de otorgar beneficios a todos. Si persisten privilegios indebidos y extremos de riqueza
! las Mujeres y al Tercer Comité de la Asamblea General de la ONU, que trataban temas y de injusticia social, entonces el desarrollo fracasa en sus propósitos esenciales."
sociales y humanitarios [Pietila y Vickers 1990). A fines de los ochenta, dentro del sis­ Esta nueva visión ampliada del desarrollo estaba integrada por varios elementos:
tema de la ONU había varias organizaciones responsables de garantizar que las muje­ Redistribution with Growth [Chenery y otras 1974]; The Assault on World Poverty
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i¡: res fueran integradas a sus esfuerzos de desarrollo._Estas organizaciones eran la Divi­ [Banco Mundial 1975) y Employement, Growth and Basic Needs: A One-World Pro­
1, sión para las Mujeres, en el seno de la agencia central de la ONU; y el Programa de blem [1976) del ILO fueron publicaciones que tuvieron mucha influencia y compen­
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Desarrollo de las Naciones Unidas junto con el Fondo de Desarrollo de la ONU para diaron la nueva sensibilidad a los vínculos entre objetivos económicos y sociales. Es­
las Mujeres; el Comité legal para la Eliminación de, la Discriminación a las Mujeres; tos cambios en la atmósfera ideológica del desarrollo también tuvieron por resultado
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el Instituto Internacional de Investigación y Capacitación para el Ascenso de las Mu­ que se prestara mayor atención a las cuestiones de las mujeres. Hubo dos áreas en las
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;¡': jeres, un organismo autónomo dentro de la ONU; y unidades de Mujeres en el Desa­ que el papel de las mujeres en el desarrollo recibió particular atención [Pietila y Vic­
\lii rrollo (MEO), en el seno de varios organismos de la ONU. kers 1990). La primera fue la de alimentación. La sección de nutrición de la Food and
En este capítulo se rastrea la aparición de las mujeres como constituency o b ase Agricultural Organization (FAO), atendida sobre todo por mujeres, había puesto de
electoral reconocida en el esfuerzo por el desarrollo, y los cambios que esto tuvo como relieve el papel vital de las mujeres en la producción de alimentos, especialmente en
efecto en el discurso político. Es costumbre empezar el relato de esta historia rin­ Africa. Esto hiw que la Conferencia Mundial sobre Alimentación, organizada en
diendo.tributo a un libro de Ester Boserup publicado en 1970 y considerado uq par­ 1974, reconociera la contribución de las mujeres en diferentes etapas de la cadena ali­
teaguas en el pensamiento sobre las mujeres en el desarrollo. Un defensor de MEO lo mentaria y el papel que desempeñaban en el abastecimiento de alimentos y en la nu­
describió como "el texto fundamental para la Décáda de las Mujeres de la ONU" [Tin­ trición de la familia. La segunda área importante fue la de población. Los estudios del
ker 1990a, p. 8). No obstante, el clima tal vez no hubiera sido tan receptivo a las ideas desarrollo en los cincuenta y sesenta habían estado dominados por ambiciosos mo­
de Boserup si el periodb en el que fue publicado su libro no hubiera sido también un delos macroeconómicos que abordaban variables sumamente agregadas que explica­
periodo en el que varios movimientos sociales tomaron ímpetu [Maguire 1984]. Los ban claramente cómo alcanzar el crecimiento económico. Una hipótesis común en
sesenta y los setenta se ·caracterizaron por la protesta, en el Sur contra las injusticias estos modelos [por ejemplo, el Modelo Coale y Hoover 1958] era que las altas rasas
del orden económico internacional y en el Norte contra el privilegio de clase y de raza de crecimiento de la población inhibían la capacidad de inversión de un país; los ex­
en las universidades y fábricas. Los movimientos de derechos civiles y de poder negro cedentes económicos potenciales se utilizaban en gastos de consumo y de bienestar en
se combinaron con las luchas de liberación en el Tercer Mundo para incrementar la vez de invertirse en la formación de capital productivo. Este punto de vista del "pro­
conciencia de formas de neocolonialismo ininterrumpido en todo el paisaje mundial. blema de población" estaba respaldado por la obra de economistas como Enke
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22 Realidades trastocadas

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[1969], quien sostenía que un dólar gastado en prevenir la natalidad, a través de me-
didas contraconceptivas, agregaba cien veces más al ingreso per cápita en un país en
Nacimiento de las mujeres como constituency

equidad de Buvinic en términos de igualdad para distinguirla del argumento de equi­


dad que se expone en el capítulo 4). Moser [1989] agregó dos clasificaciones más: efi­
23

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desarrollo de lo que lo haría en otras formas de gasto en ayuda. ciencia y empoderamiento. Cada uno de estos diferentes planteamientos representaba
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'i No obstante, a pesar de todo el esdmulo que se otorgó a los programas de planifi­ una respuesta a distintos conjuntos de imperativos, pero no hay que verlos ni como
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;: ¡ cación familiar, en el Tercer Mundo las tasas de natalidad no descendieron. La inves­ cronológicos ni como mutuamente excluyentes. En algunas de las agencias perdura-
tigación de la ciencia social a micronivel explicó en parte las limitaciones de esta pers­ ron viejos enfoques a medida que se intentaba introducir otros nuevos; en otras, se
¡ pectiva indicando que el mejoramiento de la oferta de métodos de planificación familiar regresó a los antiguos cuando se fueron a pique los nuevos. No obstante, con fines
i.J no iba a tener mucho impacto en las tasas de natalidad si las condiciones que provo­ analíticos, el bienestar y la eficiencia se han constituido en las dos perspectivas do­
j caban la demanda de familias numerosas ·seguían iiúacfas [Mariidani. 1972, Epstein y minantésy opuestas por esta:r ubicadas en cada-uno ddos extremos del-espectro-po-- --

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Jackson 1977]. Una de las relaciones más consistentes que surgió de este conjunto de lítico. Las otras perspectivas se pueden considerar como de transición entre estos dos
¡· trabajos fue la existente entre diferentes indicadores de la condición social de las mu­ extremos o, como en el caso del empoderamiento, pendientes de que sean tomadas
1
i jeres (por ejf!mplo, educación y participación ei;i. la fuerza de trabajo) y las tasas de fer­ · en serio por las agencias oficiales del desarrollo. En el capfrulo 9 analizaremos las es­
tilidad. Como un estudio típico de esta clase de i�vestigación, llegaba a la conclusión trategias de base popular para el empoderamiento de las mujeres. En el resto de este
de que "el papel y la condición social de las mujeres ahora se reconoce como una va­ capítulo, la atención se centra en las perspectivas políticas sobre las mujeres y el de­
riable crucial que influye en las decisiones de fertilidad, muy aparte del aspecto de los sarrqllo que han figurado más explícitamente en el ámbito oficial.
derechos humanos intrínsecos" Oackson 1977, p: 10]. Esta investigación sobre ali­ MEO surgió en los años setenta/no porque las mujeres hubieran sido totalmente
mentación y producción contribuyó a establecer el vínculo conceptual entre las cues­ ignoradas por quienes elaboraron las polfticas en la primera década del desarrollo,

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tiones de las mujeres y el desarrollo económico, confiriendo legitimidad a la idea de que sino porque habían sido incorporadas a la política del desarrollo en términos muy es-
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"las cuestiones de las mujeres tienen repercusión en la política del desarrollo" [Buvinic / pedficos de sexo. Es decir, mientras que los hombres entraban en el proceso político
l . 1983, p. 23]. Así quedaba abierto el camino para que esas cuestiones fueran incorpo­ ,; como jefes de familia y agentes productivos, las mujeres eran contempladas primor-
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radas al discurso del desarrollo y asumieran un valor instrumental cada ve:z mayor en dialmente por su capacidad como amas de casa, madres y "reproductoras por su

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_ eUogro de una serie de metas relacionadas con éL_La declaración del Decenio Interna-_ f.·�- cuenta y ri_esgo" [Jaquette y Staudt 1988]. En consecuencia, los principales esfuerzos
cional de las Mujeres, con los temas.oficiales de Igu aldad, Paz y Desarrollo, significó la de "desarrollo" estaban dirigidos sobre todo a la población masculina, mientras las
J;1 nueva visibilidad de las Mujeres enel Desarrollo (MEO) en los foros internacionales. - mujeres fueron relegadas al sector más marginal del "bienestar". Como lo expresa
J!j ;:
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Es frente a este e�tado de ánimo más cambiame y más r(!ceptivo en las institu­ Buv.inic:
ciones del desarrollo que hay que entender los__efectos de largo alcance del libro de
�!1.: I'. Las mujeres pobres en el Tercer Mundo se habían convertido en las principales beneficiarias
1'.'. 1/ Boserup y el trabajo de los académicos y defeniores de "MEO", así vagamente califi­ de los programas de bienestar iniciados por agencias de asistencia nacionales e internaciona-
�! cado. La llegada de MEO al ámbito internacional representó sobre todo una instilación
�� les poco después de la Segunda Guerra Mundial. •Estos programas de bienestar estaban con- · /
,1�' de nuevas ideas dirigidas a influir en la política predominante del desarrollo. La me­ cebidos para aliviar las necesidades de las mujeres pobres exclusivamente en función de sus
jor forma de evaluar sus logros -y sus limitaciones- es ubicándolas en el contexto papeles como madres y amas de casa. [Buvinic 1983, p. 24]
de cómo se había pensado y "hecho" sobre las mujeres y el desarrollo en los años an­ Moser [1989] ha indicado los orígenes de la perspectiva del bienestar dentro del
teriores y subsiguientes a la intervención de MEO. En lo que queda de este capltulo, y desarrollo en la noción de "bienestar social" inserta en las leyes europeas para los
antes de contemplar -en el siguiente- los fundamentos teóricos y las limitac;iones pobres en el siglo XIX. Esto ayuda a explicar el nivel "residual" continuo que se le con­
asociadas con MEO, esbozaremos algunas de las diferentes perspectivas políticas sobre firió a la planificación del bienestar en el desarrollo de muchos de los países ex co­
las mujeres en el ámbito del desarrollo. loniales. Las Leyes para los pobres nacieron en Europa en el momento en que el
esfuerzo individual en �l mercado se consideraba la ruta recomendada para el me­
joramiento individual.!A los pobres se les veía como fallas del sistema, incapaces de
ÜEL BIENESTAR A LA EFICIENCIA: ACERCAMIENTOS POLfTICOS A MUJERES mejorarse a sí mismos a través de sus propios esfuerzos. Sus necesidades básicas se
EN EL DESARROLLO convirtieron en responsabilidad de las organizaciones voluntarias de caridad. Más
tarde se inauguraron ministerios de bienestar social para realizar transferencias de
Buvinic [1983] ha indicado que las maneras de abordar a las mujeres en el desarrollo gasto que satisficieran las necesidades de "grupos vulnerables" que habían sido des-
se pueden clasificar en tres: bienestar, antipobreza y equidad (analizaré la categoría de
24 Realidades trastocadas Nacimiento de las mujeres como constituency 25

cuidados por la "estructura normal de suministro, de la familia y el mercado" [Wi­ cialmente organizados que las liberaran que contribuyeran, en igualdad de condi­
lensky y Lebeaux 1965, p. 138, citado en Moser 1989, p. 1807]. ciones, a la producción económica. No obstante, este temprano llamado al cambio
_,, La distinción, hecha por quienes elaboran las políticas, entre los principales radical se esfumó rápidamente cuando llegó el momento de la puesta en práctica. Ex-
recursos del desarrollo -que había que dirigir a la actividad productiva orientada al . presado como una extensa "lista de compras de cambios deseables en la condición so- - ·­
¡i mercado- y la asistencia al bienestar para grupos dependientes y vulnerables, se , _ cial de las mujeres", se dejó a la acción gradual de los gobiernos en concreto su puesta
ri
transfirió al Tercer Mundo a través de la planificación del desarrollo. Las connota­ ; ·'en práctica [Maguire 1984, p. 13]. Aunque el proceso de racionalización de la lista
ciones de "dependencia" de los gastos para el bienestar se exacerbaron aún más en los : original de demandas varió entre las diferentes agencias nacionales e internacionales,
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casos concernientes a las mujeres debido a prejuicios normativos y muy arraigados so­
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.., se llegó a algún consenso en la meta principal: no sólo integrar a las mujeres al pro-
n bre la división de papeles entre los sexos dentro de las agéncias nacionales e interna- ·- ,ceso de desarrollo, sino integrarlas "m1s proéliiciivamente": Se-consideróquela-ruta--� ·
.:1 cionales de desarrollq!El carácter de estos dos conjuntos de ideas preconcebidas, que clave para esta integración era la igualdad de oportunidades mediante la educación y
rJ se reforzaban unas a btras, significó que las mujeres fueran asignadas casi en exclusiva ·_ la capacitación.
al sector del bienestar social, dentro del cual las ·intervenciones para ellas se restrin­ Hubiera resultado difícil traducir en políticas la retórica de equidad del Decenio
gían aún más a abordar el papel primordialmente doméstico que les asignaban los porque pa:ra ello se requería una redistribución de los recursos a través del proceso de
planificadores del desarrollo anteriores a MEO, por ejemplo, en programas dedicados desarrollo:/'Centrarse en todas las mujeres, más que sólo en las mujeres pobres, exige
a la capacitación para la nutrición, economía doméstica, atención a la salud materna , la igualdad a todos los niveles, tanto entre quienes se benefician del programa como
e infantil y planificación familiar. -En la medida en que se consideraba que el creci­ entre quienes lo ponen en práctica'' [Buvinic 1983, p. 26]. Vista la resistencia de las
miento económico era el objetivo dominante-del desarrollo, estos programas para el , _ agencias de desarrollo --con un predominio de hombres a su servicio- a la preocu­
bienestar tenían en gran parte un carácter residual y se ofrecían sólo cuando los re­ pación redistribucionista, los programas de igualdad de oportunidades, aun en sus
querimientos de la planificación principal habían sido satisfechos y se prescindía de versiones atenuadas, presentaban altos costos políticos y económicos que socavaban
•) ellos en tiempos de austeridad económica. Las mujeres entraban en ellos de un modo i,� ,_'sus posibilidades de realización,�En cambio, a este nuevo .centrarse en las mujeres se
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pasivo, como receptoras y no como contribuidoras, como clientes más que agentes, t; _ le dio cabida en las agencias oficiales de desarrollo vinculándolo a la naciente preo-
, 0,��--�Y-como reproductoras en lugar. de .productora_s.L _ _ _ _ _ ___ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ _ ______ > q1pación por el alivio de kpobreztLy_ las necesidades bdsicas. Asignar a las muj_eres�el�_
}) i¡ i:¡ Con este telón de fondo, la publicación del libro de Boserup en 1970 fue una re- ·- :.papel de administradoras de las unidades domésticas de bajos ingresos y de provisoras
ti -·- ';' velación sorprendente. Boserup escribió este libro como economista y planificadora, :. de las necesidades básicas de la familia conservaba una tranquilizadora continuidad
'.:i:J ;_ :1i en un lenguaje que era familiar a la comunidad principal del desarrollo, defendien- ,r�-: ,con.enfoques previos sobre el bienestar, en la medida en que consistía en centrarse en
,'.\j¡ ¡; :!¡ do enérgicamente los papeles productivos de las mujeres y desafiando directamente );'�.: la responsabilidad de las mujeres para con el bienestar de la familia y de los niños. No
i:sj !: !;¡ la equivalencia ortodoxa entre mujeres y domesticidad. Boserup argumentaba que va- '.'-0· obstante, también se incorporaba la preocupación de MEO por los papeles producti­
:\ ;: !:i rios gobiernos coloniales y poscoloniales habían pasado sistemáticamente por alto a ,t · . vos de las mujeres mediante el reconocimiento de que esas responsabilidades tenían
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las mujeres en la difusión de nuevas tecnologías, servicios de extensión y otros insu-
mos, debido a su manera de ver, o de mal ver, hque hadan ellas. Boserup brindaba
un componente económico y, por lo tanto, requerían medidas para incrementar el in­
.· greso. Pero en la práctica, este punto de vista generó pocos proyectos para el cambio
-:!,J - ',i ejemplos de países en los que, a pesar de los papeles cruciales que desempeqaban las de la condición de las mujeres. La definición de los problemas de las mujeres en tér­
:,J mujeres en los sistemas agrícolas, los planificadores no habían dejado de ácfüar con minos de las necesidades básicas de la familia, y no en función de su acceso desigual
! prejuicios estereotipados sobre la domesticidad femenina. \ a los recursos, hada la política de MEO más aceptable en el seno de las agencias con
"·]¡ ' La implicación inicial de la crítica de Bosei-up, reforzada aún más por quienes de- predominio de hombres, en particular cuando las medidas estaban concebidas de tal
fendían a MEO y la academia que la siguió, fue cambiar el foco de atención del bie­ modo que minimizaban aún más cualquier potencial de cambio. Los proyectos de ge­
nestar a la igu aldad para las mujeres en el proceso de desarrollo. Como ha señalado neración de ingresos tuvieron lugar en entornos sexualmente segregados, habitual­
Maguire (1984, p. 12], el Plan Mundial de Acción que surgió de la Confer�pcia In­ mente cerca del hogar y, dada la ininterrumpida influencia de los estereotipos de los
ternacional de Mujeres de 1975 contenía un "osado programa de mujeres" que pedía papeles sexuales, ocasionaban actividades marginales y financieramente inviables es­
"la realización de la igualdad entre los sexos dentro del contexto de un cambio en las cogidas por su compatibilidad con los papeles reproductores/domésticos de las mu­
relaciones entre Norte y Sur". También pedía una reevaluación de los papeles fami­ jeres más que por el rendimiento económico de éstas.
liares y sociales que se asignaban a los diferentes sexos, pero que se centraba, en un ºCentrarse en el alivio de la pobreza y en las necesidades básicas representó una
plazo inmediato, en;los papeles de las mujeres y en la inauguración de servicios so- fase de transición entre la insistencia en las mujeres y el bienestar, y la preocupación
26 Realidades trastocadas Nacimiento de las mujeres como constit11ency 27

consumada por la eficiencia que se ha vuelto el tema dominante en las políticas MEO contienen el capítulo imprescindible sobre las mujeres; las conferencias gene
rales tie­
actuales. Es irónico que el viraje a las perspectivas MEO dirigidas por la eficiencia y el nen la sesión obligatoria sobre las mujeres; los informes de política gene
ral contienen
hincapié en las mujeres �orno agentes económicos por derecho propio ocurriera en las referencias forzosas a las mujeres. Pero la corriente principal del desarro
llo sigue
un momento de deterioto a gran escala en la economía mundial, cuando la capaci­ sin reconst ruirse. Además, en los últimos años, cuando hay sectores
del Tercer
dad de países enteros pata actuar como agentes soberanos estaba amenazada. El inte­ Mundo que pasan por un proceso doloroso de pago de la deuda y de
ajuste econó­
¡ rés dominante de los p rihcipales donantes, bajo la égída del Fondo Monetario Inter­ mico, parece que algunos de los beneficios básicos que han conquistado
las mujeres
nacional (FMI) y el Banco Mundial, acabó siendo la recuperación de la deuda del han sufrido un menoscabo. El World Survey on the Role of Women in Develop
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ment de
, _Jercer_Mun�o y h1_ resol�ción de las crisis de la balanza de pagos. Los programas de la ONU [1989b] sintetiza la década de los ochenta como sigue:
austeridad económica, privatización-y liberalizaáon :dei-mercaclo se convinieron-en --
aúñc¡ue algunas· mujeres-nari mejorado ele condicióií;-rnuchas mis-se han
las condiciones que había que cumplir para que.las agencias internacionales de fi­ vuelto pobics--:-E.�
irónico, pero ent re las mujeres la pobreza ha aumentado, incluso en los
nanciamiento estuvieran dispuestas a prestar a los países que necesitaban recursos. países más ricos, lo
cual ha tenido por resultado una "feminización de la pobreza". La pobreza
afligió en particu­
Tras estos programas había una ideología neoliberal que sostenía que el desman­ lar a familias en las que las mujeres son las únicas que tienen ingresos, un
fenómeno qu e va
telamiento de los contrples burocráticos y una mayor confianza en las fuerzas del en aumento [...] Se han observado por primera vez en décadas aumento
s en la mortalidad
mercado para asignar recursos nacionales fuera la _ruta más eficiente hacia la recupe­ materna e infantil en algunos países desarrollados a medida que se han ido
reduciendo los ser­
vicios sociales como parte d e los paquetes de ajuste.
ración económica [véas� Colclough y Manor 1991]:_
Una versión del argumento de la eficiencia siempre había sido un hilo impor­ El veredi cto de un informe del Secretariado de la Commonwealth sobre
la situación
tante en el saber y la promoción de MEO: la idea d� que las mujeres eran agentes pro­ de las mujeres en el Tercer Mundo a fines de los años ochenta se hace
eco de este in­
,l!¡ '.' ,,
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ductivas cuyo potencial había estado subutilizado en las perspectivas orientadas por forme:
1:'-:
el bienestar. Con el influjo creciente de las filosofías de libre mercado en las agencias
Las mujer es han estado en el epicentro de la crisis y han soportado lo
;j-: de donantes, hubo cada 'vez más insistencia en esta argumentación. Las fuerzas com­ más arduo ele los es­
fuerzos del ajuste. Han sido las más afectadas por el deterioro del equilibri
�i!:( petitivas del mercado, libres de los prejuicios y sesgos de los planificadores del de-
-sarrollo, eran_eLmecanjs.mo_o_bviQ____R,ara_g�erar _gportunidades de mejoramiento
o entre ingresos y
precios, por las reducciones de los servicios sociales y por la creciente morbilid
dad infantil. Son las mujeres las que han tenido que encontrar los medios
ad y mortali­

ITT
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�¡''!\
personal neutrales respecto al género. Se dio a las mujeres cada vez más reconocí-� - venc1a clelasfam1I1as. Para lograrlo, han temclo que rraoa¡ar mas nemp-
para la sobrevi­

�¡
o y más arcluamente.
miento como agentes clave en el proceso de desarrollo: como las nuevas mic ro­ [1989, p. 5)
¡¡U¡¡:i!'.:il'i' empresarias, como los 'idedos ágiles" tras los éxi_tos de exportación de fábricas del En otras palabras, con más de una década de políticas MEO, se ha logrado
P''li mercado mundial y como las agricultoras y productoras de alimentos que iban a re­ mucho en
ji i'':'· términos de "política simbólica" [Staudt 1985], pero bastante menos en
términos de
1! ,!·1¡1 solver la crisi s alimentar,ía del Africa subsaharaní. Parecía que la petición de Boserup · · logros concretos.
� !,•1¡: de que se reconociera a las mujeres como agentes· económicos finalmente se hubiera
,i(i· Claro que hay otras maneras de pensar sobre los problemas de las mujeres

if}
11 ,,,,'
tomado en cuenta. y el
desarrollo. Las críticas a las estrategias de MEO han existido desde hace
casi tanto
. tiempo como el propio MEO, y siguen desafiando las premisas y poniend
o en tela de
.-, juicio los términos en que las instituciones del desarrollo pretenden "integra
lfl'· CoNCLUSIÓN r a las
mujeres al desarrollo". Estas críticas contribuyen a revelar algunas de
i· !:;·1,;¡' i
¡¡.-
1.( ¡ J! ,11 · . ·,'
-.
� l as omisiones e
hipótesis cruciales que volvieron tan problemático el carácter de esta "integra
l',l.1'' Como resultado de la investigación y de las intervenciones políticas durante el De­ ción" en
'
lii ,;,, cenio de las Mujeres, ahora sabemos mucho más sobre las características comunes, di­
la pri mera etapa del pensamiento de MEO. Antes de pasar a considerar
algunas de las
,¡,,
;,:1 maneras alternativas de abordar la cuestión de las muje res y el desarrollo,
1
;11
¡l! ferencias y complejidades que distinguen las vidas de las mujeres en todo el mundo. en el capí­
�,!(i
li · � 1 Se han analizado minuciosamente estereotipos culturales previos, se reúnen cad_� vez
tulo siguiente haré un recuento breve, y necesariamente selectivo, de los
ricos de MEO, junto con la exposición de algunas de las críticas importantes
puntales teó­
'!i, ip más estadísticas con principios de desagregación de sexo, se han aprobado leyes· anti­
discriminatorias, y ahora, la mayoría de los gobiernos tiene alguna fo rma de "me-
han hecho.
que se le

¡¡!,,¡¡ canismo nacional" para el ascenso 1 de las mujeres. Y aun así, a pesar de los éxitos
aparentes de la promoción de MEO;¡las mujeres siguen ocupando un lugar marginal
en el pensamiento y la política del desarrollo. Los textos generales sobre desarrollo
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ir 11 2. ¿SE PUEDE TRATAR EL CÁNCER CON "CUPJTAS"?:
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•1i PUNTALES TEÓRICOS DE MUJERES
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fil Mientras las m11chachas siga11 sometidas a la doble desventaja de 11na educación
�iU:¡,,::!,¡ ·,,' familiar q11e les reprime la confianza en sí mismas y de nport11nidades de ca­
pacitaáón en las escuelas y otros /11gares inferiores a las q11e st ofrect a los mu­

Irri'.,:,
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•'·!1
, ,,
H ··'
chachos, están dr.stinadas a ser tmbnjadnms mbaltemas.
Boserup 1970, p. 220

Emeñar a las m11jem tlcnicas mejores {,, .], como lo indica Bosemp, habría
sido como trata,· el cdncer con c11ritas.

fl(l[¡:(
Be,ieria y Sen l 98C p. 287

,.':t1,, 1''•,,,,•,1
¡ - lDEOWGfA, PRAGMATISMO Y CONSTITUCIÓN DE UN CAMPO
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l1::•1. ¡l
1/:;

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1

En la constitución de la perspectiva MEO en el desarrollo ha habido diferentes actores


l.,,
sociales. Tinker [19906] distingue tres categorías. La primera etapa está conformada
Lll por la academia que ha contribuido a compilar una amplia gama de investigaciones,
1:1I"::¡,,·, tanto de naturaleza teórica como práctica, en respuesta a las necesidades de informa­
'!
l ·;,:
1¡,: '\ ción de diversas instituciones de desarrollo (agencias de la ONU, donantes bilaterales,
n·::;;¡ organizaciones no gubernamentales y gobiernos). La segunda por la abogacía, que ha
,(t:�,; tratado de influir sobre algunas de las personas que elaboran las políticas para incor­
:1:.•t,; :::,!,
:1 1 ,' porar a las mujeres al proceso de desarrollo de una manera más fructífera. Por último,
,.

:¡ ! :¡
: están los profesionales, mujeres y hombres que trabajan en las diversas agencias, cuya
preocupación primordial es cumplir el mandato político de sus instituciones respecto
a integrar a las mujeres al desarrollo. Estos grupos tienen diferentes intereses, son res­
ponsables ante diferentes bases ciudadanas y están sometidos a diferentes apremios,
todo lo cual configura el carácter de sus contribuciones a la interpretación de los
temas de MEO. Según Tinker, "los defensores y profesionales de MEO, dado que su ob-
·¡f, 30 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curiras"? 31
1
1

un estado de equilibrio. Se supone que todos los miembros de la sociedad compar­


t
'1
jetivo es influir en la comunidad.del desarrollo, tienen tendencia a no plantear pro­
,. blemas teóricos básicos y, en vez de esto, tratan de ajustar las prácticas de desarrollo ten los valores básicos del individualismo posesivo y la búsqueda de una participación
actuales para que incluyan y beneficien a las mujeres" [1990b, p. 48). La academia di­ mayor en los bienes materiales. En la medida en que son libres de seguir sus propias
.;.¡•j!
. '

fiere en que "no está ni constrefiida por los sistemas gubernamentales existentes ni metas, los individuos estarán en competencia unos con otros, dado que la disponibi­
:1¡
por las burocracias de las agencias, y es libre de utilizar ideologías o imágenes del fu- lidad de bienes materiales es siempre finita. Pero el conflicto social fundamental
.J\
curo para verificar y juzgar los problemas contemporáneos". No obstante, de entre los queda excluido; las desigualdades dentro del sistema son el precio lamentable pero
'.r:
,; académicos y académicas, Tinker distingue a quienes comparten las perspectivas necesario de la libertad individual y de la productividad. Dentro de esta perspectiva,
"pragmáticas" y la postura "no ideológica" de los abogados y pmfesionales de MED, y -� el cambio se considera en términos de incremento y de evolución; los individuos ajus-
a quienes-"estáninmersos en los argumentos teói-Icós,-poi-- muy alejados que éstos se "---iaiúspontaneayfuncionalinente sus comportam1enéos anfEcamoios en su entorno;---�
.. ,
encuentren de la realidad" [p. 48). Tinker indica que la postura no ideológica del ám- -de manera que éstos converjan hacia un nuevo equilibrio.
bito pragmatista de M�D provoca hostilidad entre la academia con una inclinación El modelo del individuo autointeresado, que está en el meollo de la visión del
más teórica. .. mundo liberal, inspira muchos de los paradigmas principales de las ciencias sociales y
Tinker está en lo correcto cuando hace hincapié tanto en la importancia de los desempefia un papel importante en el encuadre de las políticas y prácticas oficiales. En
ij apremios institucionales discrepantes a los que están sometidos los abogados, acadé­ · lo que queda de este capítulo, seguiré las huellas de la influencia de la visión del
� micos y profesionales que trabajan en MEO, como en la existencia de un programa mundo liberal y de la visión del progreso que encarna dentro de algunos de los para­
fj
"pragmático" común que unifica a la mayoría. Pero sería erróneo caracterizar de no di gmas clave en los estudios del desarrollo. Sostendré que si bien la academia y la de-
'�
:'.\1, ideológico este programa. Sólo se puede percibir como no ideológico porque refleja - fensa de MEO trataron de reformular algunas ideas asociadas con la visión liberal
:":
una visión del mundo que es la que domina en la comunidad internacional del desa­ · del mundo, MEO mismo comparte muchos de los supuestos medulares de esta última

\�:1¡1 :, rrollo. Los consabidos �upuestos sobre la naturaleza de la realidad social vuelven in­
visible el carácter hegemónico de esta visión del· mundo, haciendo caso omiso de la
.. respecto al papel de los individuos como agentes en el proceso de desarrollo. Con-
cluiré indicando algunas de las limitaciones asociadas con la reformulación de MEO
·�·
i, .•
'
necesidad de explicar con claridad las premisas teóricas sobre las que se funda. A los para comprender y transformar la posición de las mujeres en el proceso de desarrollo.
�!¡: 1:,' abogados y académicos que comparten esta visión del mundo se los describe como
i-,.Jl' 'i.;
"pragmáticos" porque persiguen metas reformistas que preservan el status quo, en vez
;r¡: 1,::li:r·
,t !; ;:;.! de metas redistributivas que lo desafíen. La atribución de una visión del mundo com­ · TEORÍA ECONÓMICA: LA ENTRONIZACIÓN DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO
partida por un grupo de actores aparentemente. diversos -muchos de los cuales . EN LOS ESTUDIOS DEL DESARROLLO
i;t :1::r¡1,¡
,�;!•·•\;
1

evitan deliberadamente, todas las referencias a la teoría y la ideología- conlleva el pe­


·.'�ji\\\
;¡¡; ¡ \1 i¡i¡i¡
ligro de imponer cohe�encia e intencionalidad donde hay ccin frecuencia confusión
y "ad-hoquismo". No obstante, ninguna defensa,ningún academicismo ni ninguna
Á La economía liberal neoclásica siempre ha desempeñado un papel central en la evo­
lución de los estudios del desarrollo y en la formulación de la política del mismo. Se
r�1:1 ,;iHt
i ,¡I política están totalmente libres de teoría ni carecen-de ideología. Contemplamos los le puede atribuir el mérito de la insistencia persistente en el crecimiento económico
como la meta y el significado primordial del desarrollo, a pe;ar de intentos igualmente
\1W1t
¡y:::lli problemas sociales necesariamente a través de lentes· teóricos, y es muy posible que las
ft:(! visiones del mundo de poderosas agencias del desarrollo tengan· una influencia pro­ persistentes de "derrocamiento". En general, los modelos liberales de crecimiento eco­
Jf !:f
l ¡. •¡.,;
j/·: :¡'.¡
funda sobre los tipos de investigación y defensa que funden, o a los que escuchen y
sobre los que actúen [Maguire 1984). Por lo tani:o, el "pragmatismo" que observa
nómico con orientación al mercado han establecido los amplios parámetros para la
planificación del desarrollo y han sido el marco de la importancia fluctuante que se ha
·•l·''I' Tinker como una caraci:erística del conjunto de personas que comparte la opinión de otorgado a los mercados, a los estados y a las organizaciones no gubernamentales
como agencias alternativas de asignación de recursos en el proceso de desarrollo.
l l

MEO sobre el desarrollo; surge de un grupo de supuestos que suele estar sumergido,
1·¡, •1\1

;.i;¡:\l/
¡'.: 1,1: pero que a pesar de todo es potente y que MEO comparte con las agencias dominan­ / "La economía -éomo dice Lionel Robbins en una descripción muy citada de la
1\1 ::! :¡ disciplina- es la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación
lt¡: !irlt tes del desarrollo. Esto explica algunas características comunes en las críticas al _<jesa­
¡.l
�• 1¡ 'i·•l\1r"
,:•.· rrollo que proponen la academia y la defensa de MEO, las implicaciones políticas que entre los fines y los escasos medios que tienen usos alternativos" [1935, p. 16). Su
�¡:¡_:!::,, emanan de ellas y la visión del progreso que enca,rna_n. descripción contiene muchos de los conceptos clave de la disciplina: comportamiento,
Los elementos principales de esta visión del mundo de "equilibrio liberal" han ciencia,fines, medios, escasez y alternativa. El meollo simplificador de la teoría econó­
;:, sido sintetizados por Paulston y se encuentran citados en Maguire [1984). Esta con­ mica es la idea de que todos los agentes en el seno de la sociedad están motivados
cepción del mundo vislumbra una sociedad que pugna constantemente por llegar a esencial y universalmente por el intento de maximizar sus utilidades individuales o su
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32 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 33
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satisfacción, "fines" del empeño económico. No obstante, como los medios que tie- der responder racionalmente (aumentando las ofertas de una mercancía y reduciendo
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nen a su disposición son limitados en relación con sus necesidades, tienen que deci- la demanda cuando los precios de ésta son altos, e invirtiendo el patrón cuando los
¡;
11
dir cómo distribuir estos medios entre usos alternativos en competencia para maxi-
mizar sus utilidades, es decir, el nivel superior posible de satisfacción. La capacidad
precios son bajos) conllevará sanciones que sólo desaparecerán cuando los agentes
individuales hayan ajustado adecuadamente su comportamiento. Siempre que los
'.i de distribuir medios escasos entre fines en competencia para maximizar sus utilidades
es considerada como un comportamiento "racional". Todos los agentes en el universo
' :'
agentes individuales se comporten racionalmente en respuesta a las indicaciones del
mercado, éste asegurará que un sinnúmero de elecciones potencialmente conflictivas
:i¡:,
; , económico son maximizadores de utilidad aunque es posible que definan la utilidad ;, converjan persistentemente hacia un "equilibrio Pareto": una situación en la que
·V , de manera diferente: para las empresas, la utilidad puede residir en la maximización ':/ , nadie puede llegar a una mejor posición económica sin que alguien más empeore su
;F
½1 ·.... ·
d�la ganancia, mientras que par� las unidades domesticas, la unhclad tal vez se rela- �' ·.- :- . posi'aón.
c10ne con el consumo o el ocio. / · Agregando las operaciones de las unidades individuales que constituyen la eco­
i Dados estos principios de comportamiento, la condición para el crecimiento nomía, los economistas construyen una teoría del comportamiento de toda esa dis­
económico se considera una elección individúa! apuntalada por las instituciones de . ciplina, Se postulan principios de comportamiento idénticos cuando el foco analítico
la propiedad privada y de los mercados libres. La elección individual implica la pro­ . se amplía de las unidades individuales a las naciones. Si las naciones se especializan
secución de metas autodefinidas que no están amenazadas por los juicios de valor ni dentro de la división internacional del trabajo, según las ventajas comparativas que les
por la coacción de otros. Como se considera que la elección individual es puramente otorga su patrón de dotaciones, concentrándose cada nación en aquellas mercancías
subjetiva, ningún agente externo puede juzgar qué es lo mejor para el individuo; cada que produce a uri precio relativamente más barato que otras y confiando en el libre
agente es el mejor juez de su propio interés indiyidual. En general, los economistas ·: · 'mercado para adquirir los bienes que produce a un precio relativamente más caro, en­
liberales son reacios a hacer comparaciones evaluativas entre necesidades y preferen­ -. ronces los mismos principios del laissezfaire que aseguran un equilibrio localmente
cias individuales, que son los "fines" de la actividad económica. En general se consi­ 'óptimo también asegurarán otro en el ámbito mundial.
dera que estos fines están dados exógenamenté, o sea que están fuera del terreno del . . La economía neoclásica pretende así ofrecer una ciencia no prescriptiva o "posi­
análisis económico. Los economistas liberales se centran en los "medios" por los que •· • tivista" para predecir cómo diferentes agentes dentro de la economía -si quedan
los individuos satisfacen sus necesidades como un índice efectivo de elección. En .,abandonados a sus propios recursos- escogerán distribuir los recursos finitos de que
efecto, la separación de medios y fines es un distintivo de la economía liberal: .' .. ,disponen entre usos en competencia a fin de maximizar el bien tanto individual como
- T - _l_ • • - - -
. Al economista no le conciernen los fines en cuanto tales. Le concierne cómo se limita el logro • '
0
social. A estas elecciones individuales no se les atribuye ningún juicio de valor. Como
} :::i;dice Solow, "uno de los ejemplos relevantes y elegantes de la economía es el análisis
de los fines. Los fines pueden ser nobles o pueden ser viles. Pueden ser "materiales" o "inma­ 07
raC.l.�:?<que hace de las implicaciones de la asignación de recursos de un sistema de precios o
,$}:(
teriales" [ ...] Pero si el logro de un conjunto defines implica el sacrificio de otros, entonces
el logro posee un aspecto económico. [Robbins 1935, p. 25). ··precios sombra. Hemos aprendido a liberar este análisis de visos éticos" [1963, p. 10).
Como los medios por los que los seres human�s logran sus fines son siempre limita­
dos, los agentes individuales tienen que competir para maximizar su participación en
,.it'
. TEOR(A DE lA MODERNIZACIÓN Y DESARROLLO POR E1i\PAS
los recursos disponibles a través de los que realizarán sus fines determinados subjeti-
vamente. .,
Los sociólogos marcaron un hito en los estudios sobre el desarrollo, no tanto por po­
Se con�idera que la propiedad privada es �h apoyo institucional crucial p�ra ase­
. ner en tela de juicio el contenido de los modelos de crecimiento de los economistas,
gurar el comportamiento competitivo racional. Si no se garantizan derechos á 'los in-.
···como por indicar que éstos "presuponen cierras condiciones sociales y culturales que
dividuos por el resultado de sus esfuerzos, no te11drán ningún incentivo para tratar de
los sociólogos poseen para analizar" [Bernstein 1979, p. 80). La teoría de la moder­
maximizar su bienestar a través de sus propios esfuerzos. Los mercados surgen porque
;.nización se desarrolló a partir de lo anterior y se basó en el análisis de los cambios so-
a medida que las sociedades pasan del autoabastecimiento a divisiones y especializa­
. ciales que ocurrieron en el curso del crecimiento y de la industrialización occidenta­
ciones complejas del trabajo, los precios proporcionan un mecanismo descentralizado
;·les para identificar y separar los factores "no económicos" que tal vez promuevan o
a través del que tiene lugar el intercambio y se difunde la información. La "magia del
· 'inhiban el desarrollo económico. La teoría de la modernización entendió el desarro­
mercado" reside en su potencial para promover la elección con eficiencia. Los precios
llo como un proceso de cambio evolucionista y unilineal que sacaba a las sociedades
del mercado indican la existencia de escasez y excedentes dentro de una economía;
de su condición premoderna a través de una serie de etapas hasta el destino final de
los agentes individuales son libres de responder como deseen. Pero el hecho de no po-
la modernidad. Cada etapa era diferente y superior a la anterior y por lo tanto el de-
34 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 35

sarrollo se describía como un proceso acumulativo de mejoramiento de los niveles de Si se define al hombre moderno como "un ser con una voluntad sistemática que
vida. La modernización implicaba la transformación "total" de las sociedades pre- concuerda con las normas racionales" [Morishima 1976, p. 13], entonces son nece-
·! modernas: sus institu_ciones, sus culturas y los comportamientos que promovían. Las sacias ciertas precondiciones ("un alto nivel de realización") para darle existencia. El
'i
,'1
instituciones se volvieron más diferenciadas y especializadas en sus funciones, creando
una diferenciación y expansión correspondientes a los posibles papeles de los que dis-
' ªhombre moderno" fue el producto del proceso de modernización -Morishima hace
hincapié en el sistema educativo como un vehículo de socialización- y fue a su vez
); ponían los individuos dentro de la sociedad. La familia y el parentesco perdieron el . una condición para una modernización y un crecimiento económico mayores. El
1
.LI.
,j
lugar central que ocupaban en la estructura institucional cuando muchas de sus fon- , hombre "moderno" y el hombre "económico" eran en realidad el mismo individuo y
.J. ciones anteriores se transfirieron a las esferas públicas de la economía y el Estado, que . . , .. se podrían caracterizar por un conjunto de variables de actitudes comunes que com-
H�-. - ahora-estahan-claramente-constituidas-aparte;-:------- ------------------ ------- '. _'"::C--,poiiiaiúl comportamiento racional: capaciaad de mnovacion;-ai'ñanusmo, compéü�-

r¡.:
-
¡¡
1•, • L

Las sociedades modernas institucionalizaron.el individualismo. Los nuevos pa- · ·,, tividad y capacidad de asumir riesgos.
peles al alcance de los individuos -y el nivel social asociado a ellos- se obtenían ¿Y qué pasa con la mujer moderna? Muy pocos de los primeros teóricos del de-
cada vez más como consecuencia de un esfuerzo individual con un fin determinado

.�
i' . . sarrollo abordaron directamente los efectos de éste en las mujeres, pero los que sí lo
1q en vez de estar atribt:tidos por normas y costumbres. Estos papeles implicaban a los hicieron brindaron una prognosis optimista. En general, se coincidía en que las mu-
�I individuos en inter�cciones i_mpersonales y especializadas, regidas por normas
_
universalistas, en contraste con las sociedades premodernas, cuyos sistemas de casta y
·. jeres también se beneficiarían de la erosión de relaciones primordiales y creencias su-
. pcrsticiosas, pero de manera distinta a los hombres debido a los papeles diferentes que
. patrocinio llevaban � los que las ocupaban a relaciones más particularistas y difusas .

r.1.: : :
, ··desempeñan en la sociedad moderna [Tiano 1984]. La modernización y el desarro-
Junto con el desplazamiento de los papeles y niveles sociales atribuidos a los que ya llo conducirían a una sustitución de la familia extendida tradicional, virtualmente el
se habían logrado, la modernización alentó el florecimiento del interés propio y ra- lugar de todas las actividades sociales, por la familia nuclear moderna, separada de
.-¡ ¡,:,'
cional en lugar de la confianza anterior en la superstición y la tradición como princi- · la esfera pública de producción. Dentro de la familia iba a haber una división del traba-
1, ,: ,,,1
'· ! 1\1
píos conductores del comportamiento individual. jo cada vez mayor y tanto mujeres como hombres se especializarían en diferentes as-
Si bien los teóricos de la modernización se valían de diferentes combinaciones de pectos de las actividades domésticas. Para los economistas, esta división del trabajo re-
factores sociales y económicos para explicar el proceso de cambio, en general compar- flejaría el priqcipio de ventaja comparativa [Becker 1965]. Dado el papel central de
dan una insistencia común en los cambios de valores y actitudes como un prerrequi- las mujeres en la procreación, sería racional que se especializaran en el trabajo do-
sito crucial para la transición a la sociedad moderna.Atribuían el "atraso" del Tercer '' méstico, que era compatible con este papel, mientras los hombres se especializaban
Mundo a la ausenci� de valores asociados al individualismo racional y a la ausencia : en la producción de tiempo completo para el mercado. Los sociólogos, como Talcott
de instituciones socioeconómicas a través de las que esos valores podían florecer y ser Parsons, interpretaron esta división del trabajo en términos de una diferenciación de
retribuidos. papeles funcional socialmente [véase Johnson 1989]. Se socializaron mujeres y hom-
bres para que correspondieran a tipos de personalidad que los capacitaran para papeles
diferentes en el seno de la familia. Los hombres se especializaron en papeles instru­
MODERNIZACIÓN, CRECIMIENTO ECONÓMICO Y APARICIÓN . mentales y adquirieron las características que éstos conllevaban: racionales, objetivos,
DEL INDIVIDUO MODERNO competitivos y agresivos. A las mujeres se les confió el papel afectivo y casero dentro
,_ de la esfera privada de la vida familiar. Esta división en papeles complementarios que
La economía liberal y la teoría de la modernización ofrecen análisis complem¿i¡itarios no se sobreponían unos a otros era necesaria para el buen funcionamiento tanto de
de la aparición del individuo moderno en el curso del desarrollo. Aunque los econo­ la familia como de la sociedad: eliminaba la competencia entre marido y mujer, ase­
mistas hablaban del '.'hombre económico" en términos ahistóricos y fluctuantes, en guraba la socialización idónea de los hijos y permitía que la familia actuara al unísono
realidad estaban habl_ando de una clase muy específica de individuo: en relación con el resto del mundo.
Consideremos los individuos que componen una economía. La gente tiene muchas_:y varia­ No obstante, como el nivel social ya no se basaba en relaciones de atribución y
das necesidades [... ) Hasta que el hombre ha alcanzado un nivel bastante alto de realización, difusas sino en la elección y realización individuales, las mujeres no quedaban nece­
no es posible la sistematización de estas necesidades y la priorizaci6n de preferencias dentro sariamente en inferioridad de condiciones dentro de este sistema. El cambio tecno­
:: �
\ .• ,1.1
de las posibilidades permitidas al individuo. Cuando no se ha alcanzado este alto nivel, el lógico reducida el impacto social de la desigualdad biológica entre la fuerza física de
comportamiento del hombre estará determinado enteramente de acuerdo con la costumbre hombres y mujeres, y liberaría a las mujeres de las labores monótonas del trabajo do­
o el impulso. [Morishima 1976, p. 12).
méstico, que exigen mucho tiempo, mientras que la tecnología del control de natali-
i
¡:
36 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 37

,.�.
dad las liberarí a del ;ciclo int erminable de la �eproducción involuntaria [Jaqu ette miento económico es deseable es como discutir si las mujeres deberían tener la oportunidad
'
�!j/1 ' �
1982, p. 269]. Por lo' tanto, en principio las mujeres eran lib res de e ntrar al m ercado de dejar de ser bestias de carga e incorporarse al género humano. [Lewis 1955, p. 422]1
siempre qu e sus trabajos fueran compatibles consu papel primordial de amas de casa.
� Tanto los economistas como los teóricos de la moder nización atribuyeron un pot en­
t cial liberador al mercado, considerado como el ámbito do nde se aplic aban criterios . LA CRfTICA DE MEO AL DESARROLLO: PLANIFICADORES Y PREJUICIOS
]'., universalistas y donde se recompensaba impersonalment e a los i ndividuos de acuerdo

�j
con los resultados obtenidos y no de acuerdo con bu enas intencion es, redes de pa­ ;•:t;:/El punto de part ida de MED respecto a esta tradición intelectu al previa eman aba de las
trocinio o características "atribuidas" como sexo, casta o raza. No obstant e, hasta las ?/dudas sobre la supuesta neutr alidad de las agencias de desarrollo � Y modemizacÍÓ-�- �
-
11
n: mujeres qu e optaran �or no entrar en el mercado de trabajo se b eneficiarían. La m o­ :·,>,Contrariamente a las primeras e xpectativas, a las mujeres no se les había dado acceso

l;: dernización conduciría a la difusión de .valores' liberales e igualitarios que contribui­


rían a debilit ar estr ucturas v iejas y autoritarias de mro de la familia.
G ran parte de la i nvestigación sociológica inicial sobre las 111uj eres y el desar ro­
,:\:¡¡ nuevas oportunid ad es productivas; l a t ecnología no las h abía liberado
de las fatigas
'�(domésticas, y las fu erzas del mercado no habían llevado a resultados neutrales res-
;;'.fpecto al género. Los prejuicios y las ideas preconcebidas sobre las mujeres persistie-
llo se hizo en el marco de la moder nización y láieoría d e los papeles s exuales. Como .i�on en la sociedad a p esar de las fuer zas de modernización.
lo i ndica Jaquette (1982], se basó en la premisa de que �J(, Vale la pena examinar con detalle las críticas que hicieron algunos de los prime­
las sociedades tradicionales están dominadas poi· �I varón y son autoritarias, y las sociedades {;ié,s pensadores de MED porque revelan algo sobre sus disidenci as y convergencias res­
modernas son dembcráricas e igualitarias. El proceso de modernización y la administración fpécto a la corrient e,p ri ncipal del p ensamiento del desarrollo. Estas críticas ponen en
• de políticas y programas de desarrollo se consideran neutrales, en cuanto al sexo, o particu­ 'claro que la promoción de MEO en el proceso de desarrollo conservaba las premisas fun-
larmente ventajosos para las mujeres, que han estado más confinadas que los hombres por los }qame,ntales de la visión liberal del mundo. No era el modelo principal de moderni­
valores tradicionales que circunscriben sus papeles.[p. 269] · :>zaéión lo que s e atac aba sino el h echo de que las mujeres no se hubieran beneficiado
Hubo una p roliferación de estudios sociológicos que pretendían medir la "mode rni­ /,;de él. No er a la solución del merc ado per se la que había fallado a las mujeres sino los
dad" en las mujeres sobre la base del cambio de papeles y actitudes. Esto está tipifi­ ··planificadores y empleadores -y a veces las mismas mujeres-, cuyos prejuicios irra­
cado en la s iguiente cita de un estudio de la modernidad en las mujeres brasile ñ as: :':c:i�nales e hipót esis extraviadas llevaron a resultados discriminatorios. Por lo tanto, el
\prqblema era cómo asegurar que los beneficios de la modernización llegaran a las mu­
- La industrialización estimula nuevas-actitudes y-un-nuevo comp_onamiento, pone de relieve �j�es;·o,-en el lengffaje del Decenio ele labNú, cómo asegurar la integración de las-,nu�
experiencias que intensifican la competencia y los sentimientos de autorrespeto de las muje­ -~

res, y altera sus relaciones con los otros, en particular, con los miembros de la familia[ ... ] Las 'fjeres al desarrollo. Dado que estos beneficios se generaban en el sector moderno y en
experiencias cotidianas en las calles de la ciudad, en-almacenes y tiendas agudizan sus facul­ (fa·economía del dinero en efectivo, vía la agencia del mercado, la solución consistía
tades y las sensibilizan a la importancia de la competencia y la realización. Las oportunidades ·�n mejorar el acceso de las mujeres a l m ercado y la esfera pública. La mejor ilustra­
de encontrar trabajo fuera de la casa las enriquecen tanto intelectual como financieramente. _:.,�ión de estas argumentaciones la encontraremos analizando tres ejemplos impo rtan-
[Rosen y La Raia 1972, p. 354, citado en Jaquettel982, p. 269] ?�.tcs procedentes de publicaciones sobre el tema de MED: Wómen '.r Role in Economic De­
Los economistas qu e trataron levemente el te �a de las implicac io nes del desarrollo 'ifi,élopment (1970], de Boserup; "The Adverse Impact of Develop ment on Women"
tU976], de Tinker, y The Domestication o/Wómen: Discrimination in Developing So­
para las mujeres b rindaron proyecciones también optimistas del cambio de papeles e
t,}ieties (1980], de Rogers.
hic ieron especial hincapié en las oportunidades·que representarían para las m4j_eres el
•>.:.· : ' El análisis de Boserup sentó los cimientos de los análisis MED subsiguientes. La
que éstas ej erc ieran su racio nalidad-la marca distintiva del "hombre económíco"­
\.aÚtora llamaba la atención sobre las variaciones de los papeles sexuales en las diferen­
para así alcanzar su pleno carácter de personas. Lewis, uno de los primeros defenso­
res co n i nfluencia del crecimiento.industrial en el Tercer Mundo, sintetiza su punto
. 'tes culturas e indicaba que, como las mujeres era n casi siempre las principales res­
;:,pónsables del trabajo reproductivo, las difer encias en sus pap eles productivos er an las
de vista como sigue:
.váriables clave qu e explica,ban las diferencias de su condición social en todo el mundo:
Las mujeres se benefician del crecimiento aún más que los hombres [ ... ] La mujer se libera . /cuando las mujeres estaban confinadas sob re todo al tr ahajo reproductivo, era proba­
del trabajo monótono, se emancipa de la reclusión de la casa y gana por fin la oportunidad , -�le que su condición social fuera baja. E n lo que ella denominaba "sistemas agrícolas
de considerarse un ser humano pleno, ejerciendo su inteligencia y sus talentos de la misma
manera que los hombres. Respecto a los hombres; queda abierta la discusión sobre si el pro­
greso económico es bueno para ellos o no pero, en el caso de las mujeres, alegar si el creci-
· 1 Agradezco a Alison Evans que me haya llamado la atención sobre esra cira.
38 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 39

. femeninos", que predominaban en gran parte del África subsahariana y partes del su- · cuados" [p. 33], de modo que la modernización ensanchaba continuamente la bre-
deste asiático, las mujeres gozaban de una "libertad considerable de movimiento y de • cha entre la capacidad de los hombres y las mujeres para hacer frente al mundo mo­
/;,.
l¡ cierta independencia económica"[p. 50] gracias a su importante papel en la produc- derno. El problema emanaba de la exaltación que hacía Occidente de los papeles de
. las mujeres en la maternidad y de la concomitante degradación de las funciones eco­
if . ción. Esto estaba en agudo contraste con las restricciones impuestas a las mujeres en . ,
los "sistemas agrícolas masculinos" de Asia del sur y occidental, cuya condición social :·• :\nómicas asociadas con el cuidado de los hijos y las hijas y el trabajo doméstico. Estas
( ·actitudes se diseminaron después por todo el mundo: "Al aceptar este esterotipo de
�¡ ; se basaba principalmente en el cumplimiento de sus papeles reproductivos.
:_•¡ .· :· Cuando la modernización fracasó en el sentido de beneficiar a las mujeres, se atri- -it ·. ,:_;los papeles de las mujeres, los teóricos de la economía en Occidente imbuyeron a sus
;�l buyó a una serie de factores que reflejaban diferentes contextos culturales. En los sis- \ ·. discípulos, indígenas y extranjeros, con �_cliché de g1.1e 'el h,igar q_e las mJ.Jj_e_r_esestá.en_ _
f7'cf liogar';-aasificanclolas para siempre como económicamente dependientes" [p. 22].
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- temas-agrícolas-femeninos;·en particular en el África suosanaria11a�as mujeresnabían ·�
U'!J _'..,, ·'. • sido privadas del acceso a la capacitación, de derechos sobre la tierra, de educación y ·\ti ,ft .,· Una consecuencia capital de estos esterotipos era la invisibilidad de los papeles
tecnología por los administradores coloniales y poscoloniales con concepciones ten- {=1.·-:� productivos de las mujeres en el proceso de planificación: "los planificadores, en ge­
�:. ·· denciosas que les llevaron a favorecer a los agricultores hombres. En las economías de �i\ neral hombres -ya sea en las agencias del país donante, ya sea en países receptores-,
'""};,�an sido incapaces de abordar el hecho de que las mujeres deben desempeñar dos
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mercado del Tercer:M undo, los empleadores manifestaron una preferencia ror los
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hombres, creando una Jerarquía de puestos de trabaJO que respondía al estereotipo del "�.
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:papeles en la sociedad, mientras que los hombres desempeñan sólo uno" [p. 22] .
sexo, mientras que l9s propios prejuicios y preferencias de las mujeres inhibieron a és­ . .,; 1inker indicaba que los planificadores necesitaban volver a pensar los "estereotipos
tas de buscar trabajó en el sector moderno. Esto condujo a una divergencia de acti­ s.:iníticos" que llevaron a que las estadísticas de la fuerza de trabajo fueran definidas
tudes, puesto que "el empleo en el sector moderno exige no sólo capacitación formal ..-/'.sólo en términos de trabajo ejecutado por dinero y trabajo localizado en el sector mo­

�(:· sino también cierta actitud hacia el trabajo que, como mejor puede ser descrita, es ?:derno. La definición de trabajo tenía que incluir el de subsistencia, el del cuidado de
los niños y niñas, y el de los sectores terciario e informal porque, en caso contrario,
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como la capacidad de trabajar regular y atentamente[...] Los que trabajan dentro de
los confines de la familia es poco probable que adquieran esta actitud" [p. 214]. Bo­ · el desarrollo seguiría teniendo un impacto adverso en las mujeres. Tinker identificaba

illl: : :
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)"'1<\,'1.1·,
serup suscribía los elementos básicos del modelo de modernización pero atacaba que
no hubiera sido capaz de beneficiar con buenos. efectos a las mujeres en el Tercer
tres tipos comunes de errores de planificación:

. �- Omisión: cuando no se lograba prestar atención y utilizar los papeles de las muje-
º({!j1b,I•!:¡
Mundo. La economía moderna que promovían los planificadores del desarrollo ha­ · -
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a
bía aportado nuevos¡ recursos y oportunidades los hombres pero había dejado a las :;,res en la sociedad tradicional;

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mujeres en los márg�nes del desarrollo. En consecuencia, "la productividad, actitud
y perspectiva de holl}bres y mujeres empezó a divergir, justo como sucedió cuando la
. • Reforzamiento: proyectos que simplemente reforzaban valores preexistentes que
· · -· restringían los papeles de las mujeres a las actividades domésticas y maternales.
� Adición: superimposición de los valores occidentales respecto al trabajo adecuado
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b?;i/>• ... ·¡(
[ ,. l¡¡,.•!•"! agricultura comercial sustituyó a la agricultura de subsistencia; los hombres se fami­

fl' �I
::�:] :'. ¡!(¡;:� liarizaron con el equipo moderno y aprendieron a adaptarse a los estilos modernos de .para las mujeres, y de los valores y las prácticas consuetudinarios.
�;�¡J¡�::¡( vida, mientras que las mujeres continuaron en_los antiguos"[p. 139].
El capítulo final de Boserup, "El diseño de la educación femenina", contenía sus No obstante, si bien estaba claro que Tinker atribuía la culpa de las fallas del desa­
1 recomendaciones prlncipales para una política. La autora indicaba que "la, manera . rrollo a planificadores hombres mal informados y mal guiados, no estaba claro por
> qué esos errores paredan estar tan difundidos y eran tan sistemáticos. El análisis de
:1 :� ;�::1; .1
que tenían las mujeres de tener trabajo en el sector moderno estaba obstaculiiada no
sólo por los prejuicios de las mujeres, sino tamb_ién por su falta de calificaciones ade­ Tinker planteaba si las organizaciones que sistemáticamente arrojaban categorías par­
H f{ cuadas" [p. 212]. La· autora condenaba la tendencia de los planificadores a ver a las . : ticulares de errores y concepciones erróneas son capaces, con la debida información
\,¡··
l¡•,1:"
mujeres como aportadoras "secundarias" de ingresos y a capacitarlas para ser amas de · · y capacitación, de producir un desarrollo bien informado y bien diseñado para las
casa más eficientes, en vez de tratar de mejorar su capacidad profesional para com­ - · , mujeres. La respuesta sería afirmativa sólo si los problemas originales fueran, en
petir en igualdad con los hombres en el mer_cado. Boserup concluía pidiendo una ' efecto, productos del prejuicio y la mala información, en vez de emanar de los rasgos
educación mejor diseñada para las mujeres y así intensificar su competitividad y pro­ más institucionalizados del proceso de planificación.
du(.:tividad en la economía. La investigación de Rogers [1980] sobre la asociación entre las mujeres y "la zona
Tinker (1976] se centra de un modo similar en la mala información y en los pre­ borde" del bienestar en la planificación del desarrollo se publicó diez años después de
juicios en el proceso 'de planificación. Esta autora indica que "había tendencia a ex­ la de Boserup y llegaba a una conclusión similar: que la organización política exis­
portar, junto con la ayuda, los estereotipos occidentales de papeles y ocupaciones ade- tente representaba una forma de discriminación basada en la imposición de
il. 40 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el c:ínccr con "curitas"? 41

¡:l., aquellos aspectos [...] de la influencia y la intervención externas que tratan a las mujeres DEL BIENESTAR A LA EFICIENCIA: LOGROS DE MEO EN EL TERRENO
como diferentes a los hombres, no por sus actividades y responsabilidades "tradicionales" di­ DE LAS POLfTICAS
¡¡ ferentes, sino por un modelo occidental muy específico (de hombres) de lo que las mujeres
¡¡; en general deberían ser, y qué deberían y no deberían. [Rogers 1980, p. 35] Los esfuerzos de la abogacía y de las/os expertas/os de MEO provocaron algunos cam­
w,¡ ,
bios importantes y duraderos en la manera en que quienes elaboraban las políticas
No obstante, Rogers sondeó más profundamente que Boserup el proceso de planifi­

nifr
\.j
�;, .
cación y expuso otras'apreciaciones de la discriminación que se practicaba dentro de
las principales agencias internacionales de desarrollo y de los sesgos en sus procedi-
'· cómemplaban el papel de las mujeres en el proceso de desarrollo y en las políticas re­
. sultado de él. La teoría sociológica del papel sexual había sido un componente im­
.;r. :· portante de la teoría de la modernización y se había arraigado firmemente en la men-
! - -� rnj_�l}-�S de r�colección de daros._Rogers dio ejemp)os de segregación sexual enl_a pja­ �-
nificación del desarrollo que provocaban que se hiciera hincapié en la capacitación de t..�.�-.-:-taJiOact-ae--1a comun1daclclelclesarrollo.ExplicaDa ermocfelo part1cui-ar-ae-1a uniclaa--
las mujeres en habilidades domésticas {"el lugar de la mujer está en la economía ho­ t::'doníéstica (una familia nuclear consistente en un ganapán hombre/ama ele casa de-
gareña") y más tarde,con el advenimiento de la promoción de MEO, en proyectos de t; pendiente e hijos) que apuntalaba muchas de las intervenciones del desarrollo. Las
"gratificaciones especi'ales",sobre todo artesanías· y· proyectos de generación de ingre- .c�\:féministas ya habían empezado a subvertir las interpretaciones ortodoxas de los pa­
sos en pequeña escala. �}/.lpeles sexuales y ya no las veían como una expresión de la complementariedad social,
La conclusión de:Rogers contenía sus recomendaciones para mejorar la planifi­ · '·\sino como un aspecto de la condición inferior de las mujeres en la sociedad [Eisens-
cación en el caso de l�s mujeres y recurría con firmeza a la noción neoclásica de la /' tein 1984). La socialización de los papeles sexuales se veía como un factor clave en

,11¡�i:'•i¡:::1;
racionalidad económi'ca universal para reforzar sU tesis frente a los planificadores oc­ ··/;;{a reducción del potencial de las mujeres, configurando sus actitudes, preferencias y
' ,,¡' cidentales hombres. Ella apuntaba que, si bien era cada vez más aceptado que los ''.',expectativas. Les imponía su conformi_dad con el papel "expresivo" en el seno de la
campesinos "primitivos" distaban mucho de constituir barreras insuperables al cam­ .'familia, un papel que dictaba pasividad, obediencia y dependencia mientras dotaba
bio, la "nueva conciencia de los campesinos como personas que toman decisiones :'.a l.os hombres con ambición,realización y recompensas económicas asociadas con el
sumamente racionales aún se detiene en la última frontera: las mujeres" [p. 181). ',:,papel "instrumental".
Los planificadores occidentales seguían percibiendo a las mujeres como "ilógicas" e A este desafío, las expertas y expertos de MED agregaron su propia crítica que

��>:1,i'
''•.
.
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i·I. ". 1·1 ¡,lf¡
¡ "irracionales" y no veían ninguna razón para ofrecerles incentivos para que partici­
paran en el proceso de desarrollo. En cambio, se trataba a las mujeres como mano
,:;.: apuntaba a la influencia maligna de la teoría de los papeles sociales en el proceso de
-�/�políticas y que configuraba el suministro de recursos y responsabilidades mediante
t�.:�elque los planificadores trataban de promover los papeles doméstcicos de las mujeres,
de obra familiar no pagada y controlada por jefes de familia hombres ó como madres

i.¡!ri :. i:
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'.; ., �,l��;r:i¡it. :
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y esposas improductivas. Rogers se valía de ejemplos procedentes de una serie de in­ incluso en sociedades en las que eran ellas las que desempeñaban gran parte del tra-
: tervenciones en el desarrollo y señalaba que haber negado incentivos a las mujeres bajo productivo. La abogacía de MEO utilizó la evidencia empírica de la extraordina­
� i¡ \�!1!:\1
había socavado el desempeño del proyecto: "en estos proyectos se tiene la expecta­ ria diversidad en la división de la fuerza de trabajo,de acuerdo con criterios de género

�l)!I
tiva de que las mujeres proporcionen una parte 'importante de la fuerza de trabajo ,_,, en todo el mundo, para impugnar la idea de que la división de papeles hombre
1 r-f mientras que se les quitan los derechos a la tiertáy se les retienen todos los incenti­ ;:, .·ganapán/mujer dependiente estaba "dada naturalmente" en cierto modo y contri­
t:'.buyeron a desplazar la idea de las explicaciones biológicas a las culturales. La propia
vos económicos que se les dan a sus maridos en exclusiva" [p. 186). El resultado era
la insatisfacción, el conflicto y las metas no logradas. Era necesario que los planifi­ L. Boserup se manifestaba enérgicamente en contra de cualquier intento de hacer gene­
�·-,·· f·. ralizaciones universales o biológicas sobre la división del trabajo, indicando que
1)1:.
�' cadores dejaran de ofrecer "proyectos especiales" que perpetuaban la condicióQ mar­
ginal de las mujeres y trataran en cambio de eliminar la discriminación de géne'ro en /'mientras los miembros de cualquier comunidad dada puedan pensar que su división
todos los diseños de proyectos, en la educación y en el empleo. Había que encontrar : particular del trabajo entre los sexos es la 'natural' [...],otras comunidades pueden te­
l.11[í;;!,:1,
,11-\ ,. ': ·ner formas completamente diferentes de dividir la carga de trabajo entre los sexos, y
1 maneras de rescatar la mano de obra de las mujeres, mejorar su productividad y,
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�¡ � �,;::
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lo más importante, asegurar que "los incentivos para un aumento de la producción ; · 'también ellas pueden considerar que son igualmente 'naturales'" [p. 15). Para atacar

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se canalizaran a las mujeres y a los hombres en· proporción a las contribuciones de (· _- las explicaciones biologistas de los papeles sexuales que apuntalaban gran parte de la
cada uno" [p. 192). planificación-para el desarrollo,Rogers incorporaba explícitamente a su análisis la dis-

:iilf:, ;
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1'
tinción que surgía en las ciencias sociales entre el sexo como una "distinción física" y
el género como "social y cultural":
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t1 r . Los supuestos de los que parten los planificadores del desarrollo sobre las mujeres en la socie­
1) � : , dad no se declaran casi nunca pero son mucho más poderosos por esta razón. Se considera "na-
42 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 43

rural" que el lugar de la mujer esté en el hogar y que tenga un conjunto muy específico de ta­ en definitiva, el más convincente entre las agencias de desarrollo porque parecía que
reas que se consideran universales porque se basan en los imperativos biológicos del sexo. El encajaba directamente en su preocupación por la distribución eficiente de recursos.
papel más importante para las mujeres, que define toda su vida, se describe como la crianza de Ha ayudado a que la perspectiva de la eficiencia tenga su actual prominencia en la po­
los hijos. Por otra pane, al hombre se le considera el jefe "natural" de la familia, su represen­ lítica de MEO a niveles nacionales e internacionales.
tante en el mundo exterior y, por lo tanto, la persona con la que tratarán los planificadores.
Como se pane del supuesto de que los hombres controlan a las familias [ ...] cualquier recurso
Los giros en el discurso político efectuados por la promoción de MEO son evi­
nuevo que se proponga para todos debe ser lógicamente canalizado a través de ellos. [p. 1 l] . dentes en los documentos de estrategia de algunas de las principales agencias de de­
/,'.tsarrollo. Ya observamos algunos ejemplos de ello en el capítulo 1, relacionados con las
La huella que los estereotipos de los papeles sexuales dejaban en las prácticas de · :;<declaraciones del Decenio de la ONU. Una revisión hecha i:�c:ien!�fl)�QKf!Or ag�en�c�i~as�- �
recolección de datos de las agenaas-deCcksarroHo había élesempefiacfo un importante i,, ;donantes nórdicas resalta el giro que se ha dado en los documentos de su primer pe­
papel en la definición de las mujeres como amas de casa, independientemente de .:, riodo de aportaciones económicas al desarrollo. Dicho giro va de la constante vincu­
la realidad local. Una consecuencia importante del cuestionamiento de MEO sobre la ,. .ladón de las mujeres, hacia su insistencia actual en una "perspectiva integrada, es
universalidad de la familia nuclear y la dicotomía de los papeles sexuales fue la peti­ ,:decir, las cuestiones de MEO se han de incorporar a todos los aspectos de la ayuda al
ción de que se recabaran mejores datos sobre las estructuras domésticas y sobre la na­ •~desarrollo, ésta relacionada con el ciclo o con la administración de proyecto" [Lexow
turaleza del trabajo de las mujeres en el Tercer Mundo. Esto ha tenido por resultado 1988, p. 11). Una propuesta publicada por el Banco Mundial a fines 'de los setenta
una desagregación más sistemática en la recolección de datos de las agencias nacio­ ;�ce ceo de estas preocupaciones. También sostiene enérgicamente la integración de
nales e internacionales, de modo que hoy es mucho más refinada la base empírica }l:as mujeres al desarrollo sobre la base de la eficiencia económica: "Si se sigue dejando
para la planificación. No obstante, es más significativo que la abogada de MEO cam­ ;__a, las mujeres fuera de la corriente principal del desarrollo y se les sigue privando de
¡:i:, .· biara las bases para la inversión de recursos en el desarrollo para las mujeres, del bie­ _::oponunidades para realizar su potencial pleno, persistirán graves deficiencias en el
!:'.!

nestar a la pciencia o, como dijo Jaquette (1990], de la necesidad al mérito. En un mo­ �uso de los recursos" [1979, p. 1].
! [·. ,.
mento en que las mujeres habían sido asociadas primordialmente al sector del . Donde se explica más claramente qué es el argumento de la eficiencia según MEO
::: ;(,;: bienestar en el proceso de planificación, los abogados de MEO utilizaban argumentos
basados en la eficienc,ia para rescatarlas de los márgenes del desarrollo e integrarlas a
es en el documento USAIO Wómen in Development Aid Policy [1982]. El documento

liil�I
1.1:¡,:; ; declara inequívocamente que "la experiencia de los últimos diez afios nos dice que el
la corriente principaL Boserup habló directame_nte de una concepción del mercado .. tema clave que está por debajo del concepto de las mujeres en el desarrollo es econó-
con reivindicaciones por mérito. Aceptaba la sabiduría fundamental del modelo de 1:mko" (las cursivas son mías). El tema de las mujeres como agentes racionales, sensi�

if�¡i
mercado, pero aducía que las políticas basadas'�n las nociones occidentales de los . �bles a los incentivos y mal atendidas por los supuestos de dependencia pasiva de los
papeles de las mujeres habían "trabado" potencialmente a productoras eficientes '::que se panía en el pasado, se considera una razón fundamental para la sensibilidad al
Uaquette 1990]. En contraste con las peticiones basadas en la indigencia de las mu­ ,.�ero en el proceso de planificación:
jeres, que podían ser efectivas pero muy probablemente iban a ser efímeras y estaban
j.:r.;¡¡¡ . · El conocimiento de estos patron� de papeles de género ayudará a los planificadores de pro­
¡_:_;),>
J ,.:'1 . ¡
sometidas a los caprichos arbitrarios de la caridad y de la conveniencia política, el
cambio al mérito y la eficiencia como base para la igualdad de las mujeres en el desa­
yectos a maximizar la oportunidad de éxito del proyecto [ ...] Los incentivos para el cambio
· que están específicamente adaptados a los papeles de género, y que por lo tanto se basan en
,::f;','

J:'!f
rrollo era promesa de1 una base más flexible para la promoción de MEO. · una evaluación adecuada del interés que siente la población por el resultado del proyecto, son
El argumento de' la eficiencia lo explicó claramente Rogers, quien insisc(ó sobre - cruciales para el éxito.
el mensaje de Boserup de las mujeres como agentes económicos racionales, cbpstre­
'
...ti.�'.:' 1
·,j:-i¡
-1·,,i·,L,. -La promoción de MEO ha contribuido así a desalojar la equivalencia anterior entre
.1,,•,¡¡¡ fiidas por procesos de planificación discriminatorios. No obstante, el libro de Rogers,
publicado en 1980, uria década después del de Boserup, contenía una contraposición ·mujeres y bienestar y, en un momento en que el interés por la eficiencia ganaba fama
;!,1q;,ü
;:¡J!!i ;- �tra ve:z. entre los principales donantes internacionales, ha puesto firmemente a las
interesante del argumento que conecta a las mujeres y el desarrollo. Mientras que. ar­
¡f}�l¡l.
.1.,::1 .:
;:.Jnujeres y la eficiencia en el programa de desarrollo. No obstante, en la práctica, la in-

�Ir:
gumentos anteriores habían acentuado el "impacto adverso del desarrollo en las mu­
'¡,�
jeres", Rogers acentuaba el impacto adverso sobre _el desarrollo tras la exclusión de las ... icrpretación neoliberal de la eficiencia suele estar en desacuerdo con algunas de las
mujeres. En vista de la ascendente crisis económica en el Tercer Mundo, Rogers in­ ··.inetas de promoción de MEO. La insistencia de la nueva política en la agencia econó­
�: � -
1,. ·'
dicaba que seguir descuidando la productividad de las mujeres era un grave error que . ·mica de las mujeres ha ocurrido en un momento en el que importantes recortes en el
los planificadores ya no estaban en condiciones de cometer. El problema no era tanto , gasto público, parte de programas estructurales de ajuste, provocaban el desplaza-
que las mujeres necesitaran el desarrollo, sino viceversa. Este cipo de argumento era, miento de la responsabilidad de los servicios de bienestar de la economía pagada a
l. 44 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 45

las mujeres Las feministas lib erales ampliaron esta pretensión de igualdad a las mujeres basándose
H, la no pagada, muchas veces a través de la intensificación del trabajo de
1¡<
pote cial product ivo d las muj r s parece que en que también ellas son seres racionales, pero se les ha n egado la oportunidad de
[Elson 1991a]. El reconocimiento del n e e e
li d su ca ga d t abajo o pagado d tro del hogar. ejercer plenamente su racionalidad a causa de proce sos constrictivos de socialización.
se logró a costa de la apreciación e r e r n en
:r, d l prog ama n olib al de la fici ncia dirigida por el m ercado La contribución d e MEO consistió en ext ender aún más la lógica del argum en to fe­
(
La yuxtaposición e r e er e e
para re­ mi nista liberal para incluir explícitamente a las muj eres d e todo el mundo. MEO
¡· y la insist encia de MEO en las mujeres como agentes económicos ha se rvido
!�
H
calcar la "trampa de género" que significa para las mujeres la solución de mercad
,
o. Si
ntonc es
· llamaba la atención sobre el h echo de qu e la diversidad mundial de los papel es de gé-
·nero demostraba que esos pap eles eran producto de la cultura y no d e la naturaleza.
el mercado va a ser el mecanismo primordial para
la asig n ació n de r ecursos e

9 .i,c!;ic! g uisitiva, será incapac s de ; _,_l'_ero más allá de estas di(e Je_n_cias_culturales,-las-mujeres-y-l0s-h0 mbres-compartían-en- --�
las ml!J�resL9u e en general tienen menos c_:.i,p�c_:i. n e
1 .· . ·:· sita pa a r duci sus ca gas de trabajo do-:_:---1 : / · todas partes la capacidad humana fundamental de razonar y tenían derechos iguales
adquirir los servicios de apoyo qu e nec e n r e r r
),
i capaces d adqui i sos s rvicios qu sustituy an al \(:en cuanto a las oportunidades y los b eneficios del desarrollo. No obstante, al ac eptar
méstico. Por otra parte, si so n n e r r e e e
s ayuda­ ·: :,: el argumento feminista liber al en favor de la igualdad de oportunidades en el desa-
trabajo, entonces serán incapac es de perseguir la gama de actividades qu e le
ta su pacidad adquisit iva. E el resto d st e capítulo, quisie ra volve r . ,rrollo, los defensores de MEO qu edaba n también confinados a sus dualismos norma­
r ían a aume n r ca n e e
ones de tivos. Trataban d e ac entuar las similitudes (mentales) de las mujeres con los hombres
a los puntales t eórico� del análisis MEO para pci,ner al descubierto las limitaci
las muj s. Esto tal v ez ,a costa de sus diferencias (biológicas). El encubrimiento de la diferencia biológica en
qu e adolecen para impugnar la paradoja del mercado para ere
una década d p omoció d MEO no . la primera etapa d e promoción de MEO fue una reacción comprensible, ya que la pre­
contribuya también a explicar por qué más de e r n e

y pe sist ntes qu las muj es fre ta ocupació n anterior por los pap eles reproductivos de las mujeres y el hincapié conco­
ha logrado cambiar la's desigualdades básicas r e e er en n n

r

>L.
il.¡;;!.
en el proceso de desarrollo. ¡�," mitante en el suministro del bien estar. Pero el problema con este tipo de argumento
if,- es su indif erencia ante las implicaciones sociales de la biología en la agencia, la elec­
,J;:' - ci6n y la racionalidad de los i ndividuos [Jagger 1983].
;�\\!{·].
�:k:�f
UAL .,, '· : Las vidas humanas se caracterizan por diferentes grados de dependencia física
MEO Y lAS TRAMPAS DE!, INDIVIDUALISMO: RACIONALIDAD INDIVID
E IGUALDAD DE GÉNER9
'." -�orno la infancia, la enfermedad, la discapacidad, la mala salud, el embarazo-, de

�J�n:;i~lir
i tt. modo que la elección individual está constreñida diferencialm ente. En particular, la
Se ha descrito al MEO como un mandato mundial del feminismo liberal que, como tal, �•: · biología r eproductiva aún diferencia de un modo jl11p_ortame la experiencia social de
'''')'¡_.:'' comparte muchas de las limitaciones asociadas a 1a visión d ehnu-ndó liberal [Banda­ '#,;:·mujeres y hombres. Dicho muy simplem ente, el hecho biológico de qu e las mujeres
;¡,j,:f ¡l:
rag e 1984, Maguire 1984, Jaquette 1982]. La al)Ógacía d e MEO extrajo sus id eas res­ :'Í;\ dan a luz y amamantan niños o niñas (aunque haya claros cambios históricos y cul­
�*t rural es en la experiencia y en el proceso reproductivos) indica que es probable que
,��j[i�;,.
1l t �j;i ( ·
pecto a la igualdad de la creencia filosófica libefaÍ de que, a pesar de las diferencias de
l

¡:r
cultura y clase, hay un argumento universal y fundamental en favor de la igualdad en­ i{t·_·cxperim enten el mundo biológico de manera diferente y que particip en en el mu ndo
,1¡.,; ;1 l,;1•:�. '

";�� ;/Jt� tre los seres humanos. Esta igualdad deriva de sil esencia humana común, de la capa­ �/social de manera diferente a los homb res. Es probable que haya una ulterior diferen-
· ·''l·•l;,... cidad de razonar, de escoger los mejores medios para al canzar sus metas. La razón es ef: /ciación en las experiencias vitales de mujeres y hombres, vinculada a los acuerdos
una capacidad "mental" y pertenece a los indivi4uos que constituy en las unidades bá­ ':';f, sociales a través de los cuales se satisfac en las n ecesidades biológi cas. Todos los indivi­
sicas de la sociedad. La teoría liberal es una teoría del ·individuo racio nal, qu� existe, ; ·duos requieren u na cantidad mínima de trabajo. para satisfac er sus necesidad es bioló­
lógicamente, antes que la sociedad y es esencialmente el mismo en todas las sociedades. ;·, gicas básicas -de agua, alimen to, vestido, cobijo, atención a la salud- antes de estar
��i!,¡.,.!;t:i
'"i Jagg er [1983] ha llamado la atención sobre el "dualismo normativo" inser to en ::· ·en condiciones de considerar la realización de elecciones o de involucrarse en la pro­
�;1,j 11;;:,: este concepto del ser humano, en el sentido de que considera a la mente s eparada del :,".ducción de recursos materiales. Además, hay categorías particulares de seres humanos
,
tt:i;r: cu erpo y sup erior a él porque es el lugar de lo que es esencialment e humano. Hay una '"-los muy jóvenes, los muy viejos, los discapacitados y los enfermos- que r equieren

ri¡. r
í,:;¡ ;'' serie de oposiciones binarias qu e surge de est e sistema de ideas y que se repite en todo una i nversión mayor d e trabajo diario si quieren sobrevivir. Cuando ignoran la im­
el p ensamiento lib eral (mente/cuerpo, cultura/naturaleza, m ental/manual, r a,<;ional/ . por tancia social de estas actividades derivadas biológicamente -las n ecesidades de la
·y
¡'� .,; '.'1�

'\'1¡•,�¡r::
instin tivo) y: que permea las maneras de dar valor al trabajo, la creatividad el es­ '-especie humana y cómo satisfacerlas-, las filosofías liberales devalúan el trabajo, el
fu erzo. Al esfuerzo humano qu e exig e el ejercicio de facultades intelectuales s e le da -:::tiempo y la energía de quienes las llevan a cabo. Como un rasgo casi universal de la divi­
��J� p ref erencia sobre el tr abajo manual; al trabajo que está orientado por criterios ins­ ' si6n social del trabajo es que las mujeres son responsables de la mayor parte del trabajo
.. : necesario para reproducir una vida humana activa y sana, tanto cotidia na como ge ne­
t\ �: trumentalistas, sobre el trabajo afectivo. La teoría liberal reivindica que todos los 0
1;�; hombres son iguales porque poseen esta capacidad de razonar esencialm ente humana. :, .: racionalmente, la devaluación de este trabajo tiene poderosas implicaciones de género.

�i\t,ii-:<
1rn:'.::
i
�.:, �'<
46 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "cu ritas"? 47

En primer lugar, esta devaluación relega una gran cantidad del tiempo y la ener­ mujeres y hombres, y negaba las implicaciones de sus grados diferentes de "perso­
J gía que requieren las actividades maternales y de cuidado de las mujeres al reino del
"instinto en va de a las instituciones". En efecto, las instituciones domésticas dentro
nificación" en el proceso de sobrevivencia humana, bienestar y reproducción. La
abogada de MEO no incluía algo que recordara, a los que elaboran las políticas, las im-
de las que las mujeres llevan a cabo la mayoría de sus actividades productivas son tra­ plicaciones que tenía la responsabilidad tan única de las mujeres en el traba; J repro­
tadas con frecuencia como más cerca de la naturaleza, y por tanto, más universales y ductivo, en su capacidad de ejercer la agencia económica [Beneria y Sen 1981]. La
resistentes al análisis social que otras instituciones [Harris 1981]. La consecuencia de manera que tiene MEO de descuidar las conexiones entre producción y reproducción
lo anterior en el contexto de la planificación del desarrollo es que este tipo de trabajo en las vidas de las mujeres tiene su eco, por ejemplo, en la política de USAID, que en
se considera una extensión del papel natural de maternidad de las mujeres y, por lo 1979 definió oficialmente los proyectos de MEO como los gue aumentaban la parti­
tanto--;-se le mega el reconoc1m1ento político y_ los recursos que conllevaría ese reco- - c1pac1onoe las mujeres, las oportunidacles y la capacidad de ganar ingresos: "Están
nocimiento. explícitamente excluidos de las definiciones de MEO aquellos proyectos en los que las
En segundo lugar, esa devaluación descuida las implicaciones de la división de ·. mujeres son receptoras de bienes (como los proyectos de contraconcepción y salud}
género del trabajo y las responsabilidades, y se centra en cómo mujeres y hombres o de alimentos y servicios para ellas o para sus hijos" [Staudt 1985, p. 52]. Se redefi­
perciben sus necesidades e intereses, así como en su capacidad de actuar como agen­ nía a las mujeres como las agentes del desarrollo y no como las receptoras, pero su
tes económicos racionales que maximizan metas egoístas. Si hombres y mujeres agencia partía de la premisa de una comprensión muy trunca de sus vidas.
muestran grados diferentes de sensibilidad a los incentivos económicos, la razón hay Jaquette [1990] menciona otra de las fallas de MEO: centrarse excesivamente en
que buscarla no sólo en el aprovisionamiento·sesgado de estos incentivos, como lo la eficiencia como la base para el acceso de las mujeres a los recursos. Si se va a dar a
han sugerido los defensores de MEO, sino también en la constitución de género de la las mujeres acceso igual al desarrollo porque se considera que son iguales a los hom­
racionalidad y la agencia. El trabajo de las mujeres en el hogar aligera a los hombres . bres en condición social y productividad -en el África precolonial o en los sistemas
las tareas asociadas con el mantenimiento tanto de sus cuerpos como de las viviendas · agrícolas femeninos-, entonces las bases para invertir en las mujeres podrían ponerse en
domésticas en las que tiene lugar ese mantenii:niento, dejándolos libres de compor­ peligro con un contrargumento convincente de que las mujeres siempre han estado
tarse como si en efecto fueran los agentes racio.nales incorpóreos de la teoría liberal. ·· · sojuzgadas. Jaquette advierte que si no se logra basar las reivindicaciones de igualdad
No obstante, como lo indica Bucler [1987], la ficción de una racionalidad incorpó­ de las mujeres en un fundamento firme, se podría provocar una contrarreacción; "la
rea, implícitamente masculina, sólo se puede sostener con la condición de identificar igualdad se debería defender por mérito propio". No se debería basar en una historia
a las mujeres- casi exclusivamente con la esfera corporal. ·· de la igualdad de las mujeres que es vulnerable a la refutación histórica o en -reivin­
La incorporación de la dicotomía cargada de. valores entre mente y cuerpo a la . dicaciones sobre la productividad de las mujeres que podrían ser derrocadas por es­
visión del mundo MEO dejó intacta la jerarquía dominante de prioridades del desa­ tudios futuros que "prueban" que los hombres tienen una productividad superior.
rrollo que privilegiaba de modo consistente el terreno de la producción, en el que se
concentraban los hombres, sobre el de la reproducción, en el que se asignaba la res­
ponsabilidad primordial a las mujeres. La adopción hecha por MEO del argumento de '· RACIONALIDAD INDIVIDUAL Y HERMANDAD MUNDIAL
la eficiencia emanó del reconocimiento estratégico de que estas últimas actividades te­
nían poco valor en el crecimiento competitivo dirigido por el mercado, meta de la La insistencia en una racionalidad incorp�rea como la base de la igualdad de género,
política del desarrollo. El objetivo de MEO era demostrar que en el mercado la$ muje­ . que fue la que permitió a los defensores de MEO acentuar las similitudes entre muje­
res eran tan buenas como los hombres: "en este contexto, que los hombres pudieran res y hombres, también condujo a una temprana insistencia en las similitudes entre
ser tan buenos como'las mujeres no parecía ser una importante consideración" [Ei­ las mujeres. Aunque reconoce, y en realidad destaca, las diferencias de los papeles de
senstein 1984, p. 63]. De ahí el énfasis abrumador en la capacidad de las mujeres para género en todo el mundo, el análisis de MEO señalaba características comunes en la ex­
desplegar un comportamiento económico racional sin que hubiera ningún énfasis clusión de las mujeres de las oportunidades del mercado tanto en el Primer como en
equivalente en el pot�ncial de los hombres para desplegar cualidades "femeni_JJ-as" de el Tercer Mundo, en la negativa común de su capacidad de actuar como agentes ra­
atención y crianza. i cionales y en que el centro común fueran sus papeles domésticos/reproductivos. La
..

th
El programa MEO, con una mejor canalización de los incentivos y las oportuni­ identificación que se hizo de los planificadores occidentales de la "corriente mas­
i dades para las mujer<;s en el desarrollo, fue sin duda un paso en la buena dirección. culina" como los principales arquitectos de la domesticación mundial de las mujeres
No obstante, la búsqueda de una igualdad formal con los hombres sobre la base de · sirvió simultáneamente para "nombrar" un enemigo común y para afirmar una co­
una atribuida racionalidad común postulaba una falsa identidad de intereses entre : munidad mundial de intereses entre las mujeres. Claro que es cierto que de muchos
48 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 49

aspectos de la exclusión de las mujeres en el desarrollo se podía culpar a las elites oc­ - las mujeres quedaran confinadas a formas de empleo poco calificadas, mal pagadas y
cidentales y educadas. en Occidente que disefiaban políticas y encargaban investi­ · ocasionales. En consecuencia, su fe en la educación femenina como la ruta hacia la
gaciones en agencias �acionales e internacionales: No obstante, el centro selectivo en
0
•.<fotegración de las mujeres al sector moderno era muy optimista.
las características comunes de la marginación de las mujeres en el proceso de desa­ ,. La indiferencia que manifestaron muchos defensores de MED por las asimetrías
rrollo servía para disfrazar y negar diferencias materiales en poder, recursos e intere­ . estructurales entrelazadas dentro y entre las naciones, y su fe en el carácter reforma­
ses entre las propias mujeres. Privilegiaba una interpretación particular de las necesi­ :·_: .ble de un proceso de desarrollo dirigido por el mercado, también fueron puestos
a
dades e intereses de las mujeres sobre otros que_ podían reflejar con más exactitud , _ : pru eba por Bandarage. Esta aurora atribuía el optimismo de MED a la creencia fon­
diferencias importantes en sus realidades sociales; . :damental en que la pobreza y la subordinación de las mujeres eran "simples abe-
·.'. -áraci_ones_dentro.de.un.sistema.social-que-d�-0Ha-manera-sería -jusro-y-eqnitativo''--;-e1---
!�
Hesde-los-primer-os-riempos de-la-promoción-de-M-E-0,-ha-habido-tensiones-en�--ii ­
tre las mujeres del Primer y el Tercer Mundos respecto a cómo se iba a conceptuali­ /rc:s_ulcado de "valores tradicionales y de la ignorancia masculina", más que "una ca­
?racterística estructural de un sistema social que da preferencia a las ganancias de unos
I:
zar el problema de las mujeres en el desarrollo. Los temas del Decenio de las Mujeres
eran, en buena medida, una componenda entre las demandas de las mujeres del Pri­ ·:cuantos sobre las necesidades humanas de la mayoría" [p. 499]. Su conclusión era que
mer Mundo (igualdad), las mujeres del Tercer Mundo (desarrollo) y el bloque socia­ '";Jassoluciones que se necesitaban eran políticas y no meramente técn icas.
!'.
lista (paz). El predominio de las voces de las mujeres del Primer Mundo en la articu­ iiif .'. DAWN, una red de activistas, elaboradores de políticas e investiga
dores del Tercer
lación de su versión de los problemas y prioridades de las mujeres del Tercer Mundo \[Mµndo, indicaba que los problemas del desarrollo no eran exclusivos de esa región
llevó con frecuencia a debates mordaces en una"serie de foros internacionales. ::: (�en y Grown 1985]. También dentro del Primer Mundo existían siempre quienes
Un rasgo común de la disidencia respecto ·a:· MEO era la insistencia en que la su­ '.;�bfan sido marginados en los procesos de crecimiento dirigidos por el mercado; esas
bordinación de las mujeres no se podía divoréi"ar de un análisis de las estructuras /ie>fes disonantes no se habían escuchado en la corriente principal del movimiento
r
1
polfticas y económicas dentro de las que estabap ubicadas las mujeres. Esto es por
ejemplo lo que sostuvo ya en 1972 una comisió'n de alto nivel autorizada por el go­
:Jeminista occidental. Para las mujeres pobres y las mujeres pertenecientes a grupos ra-
:-cial y nacionalmente desfavorecidos, las prioridades eran con frecuencia comida, vi­
i{�
i. fvienda, empleo, servicios y la lucha contra el racismo más que la igualdad con los
�:/ �·:
bierno de la India para informar sobre la situación de las mujeres en el país. El In­
forme de la Comisión [Gobierno de la India 1974] llamó la atención sobre el hecho }i;;_h<>mbres: "La igualdad con los hombres que a su vez sufren el desempleo, los salarios
�t.}1!: de que, aunque el desirrollo económico en la India había beneficiado a grandes can­ ":·:.9ajos, las malas condiciones de trabajo y el racismo dentro de las estructuras socio-
��fifl 1
:éconómicas existentes no parecía ser una meta adecuada o que valiera la pena" (p. 1.

(�ilj�lffjf
tidades de mujeres edi'icadas y de cla_se media, la mayoría de las mujeres indias vivían 8).
en una pobreza cada vez mayor. Aunque los hallázgos del Informe respecto a que se ,,.;"C::Oino lo indicó OAWN, muchas mujeres del Tercer Mundo estaban atrapadas entre su
había marginado a las mujeres en el proceso de desarrollo convergían con los de los .:_)'.'ieríuencia a separar la lucha contra la subordinación de las mujeres de otras luchas
académicos de MEO en: el Norte, su análisis difería considerablemente en el sentido de 2�ima la pobreza, el apartheid y el neocolonialismo, por una parte, y su mala dispo­
que atribuía la culpa, ho simplemente a una planificación mal informada, sino a de­ :i1ición a transigir en la lucha contra la subordinación de las mujeres o a relegarla a un
"l ''. • 7futuro distante, por otra.

��i };:
�:1
,.¡��::<... ¡f( sigualdades estructurales dentro del propio proceso de desarrollo. Dada la posición tan diferente de las mujeres del Tercer
Esta conclusión básica se repitió en una serie de críticas subsiguientes al análisis ·Múndo dentro'de las estructuras transversales de opresión, la idea de una hermandad
MEO procedentes de diferentes ámbitos, pero en particular de las feministas del Ter­ ·mundial definida por las mujeres del Primer Mundo, o la de la integración a un pro­
cer Mundo. En su examen de la obra de Boserup, Beneria y Sen [1981] impugnaron ,.ccso de desarrollo _iniciado por los donantes del Primer Mundo o por las clases elitis­
�u�� }i'.,j ,(lis en sus propios países, se consideraban perspectivas profundamente inatractivas.
:¡��•tJ�¡J : el punto de vista básicamente benevolente sobre la'modernización y que hubiei;a he­
i1:f,_. La noción de la hermandad mundial la impugnó MWORD, una red de investiga­
;i,; cho caso omiso de las interconexiones sistémicas entre procesos sociales y acumüla­

il�}t
•! �'

ción de capital, formación de clase y el cambio en la situación de las mujeres. A la luz ;dores africanos que rechazaba los análisis y las estrategias de las mujeres occidentales
de estos procesos más amplios de desigualdad, Beneria y Sen describían la idea de que :�que insistían en priorizar los problemas de desigualdad entre los sexos como el tema
·· fundamental que enfrentaban todas las mujeres y esgrimían que los intereses
�m.J�·· la decadencia de la condición social de las mujeres podía ser detenida con una__mejor de los

�i:1f:\
11�¡'/ , •. •

�\:,¡ educación y capacitación, como "tratar el cáncer con curitas". Las conclusiones polí- ;·hombres y las mujeres eran opuestos y que se excluían mutuamente" [AAWORD 1982].
�MWORO destacaba que la mayor parte de la investigación sobre mujeres de África, an­
ticas de Boserup eran aún más paradójicas ya que reconocían explícitamente la gran
il. tés y después del Decenio de las Mujeres, la llevaron a cabo académicas occidentales
cantidad de hombres educados sin empleo en las ciudades del Tercer Mundo que no
había sido absorbida por la fuerza de trabajo moderna. Boserup también había abor­ _t (lÍyas prioridades eran impugnar las hipótesis sexistas de las ciencias sociales domi-
dado con cierta extensión la segmentación sexual en el sector moderno que hada que - r nadas por los hombres, evaluar el impacto adverso del desarrollo en las mujeres y re-
'
50 Realidades trastocadas ¿Se puede tratar el cáncer con "curitas"? 51

comendar maneras de integrarlas al proceso de desarrollo. Aunque reconocía que esa atribuían la marginación de las mujeres en el proceso de desarrollo a los estereotipos
investigación había llevado a intervenciones mejor informadas por parte de las agen­ marcados por prejuicios culturales que habían deformado las ideas de los planifica­
cias de desarrollo, MWORD discutía que este programa bastara para formar una cons­ dores sobre la naturaleza de las aportaciones de las mujeres. La implicación era que
tituency o base electoral mundial de mujeres en el_ desarrollo: la resocialización de los planificadores, a través de una argumentación bien rawnada
Aunque los puntos de vista y las estructuras patriarcales oprimen a las mujeres en todo el y datos más precisos, les llevaría a revisar sus actitudes y a una planificación más equi­
mundo, las mujeres también son miembros de clases y países que dominan a otros y gozan tativa. Una de las conversaciones, parte de una serie, con varios representantes de
de privilegios en términos de acceso a los recursos. De ahí que, contrariamente a las mejores agencias internacionales grabadas por Rogers [1980, p. 55] indica cómo se podría lle­
.intenciones de la "hermandad", no todas las mujeres compartan intereses idénticos. [AAWORD var esto a cabo:
-----�
- - 982,_p~l05
. ·1---- - - -- -
-- .�--��------------- .:,,i
Representante de la FAO: Acabo de llenar un cuestionario de las oficinas centrales sobre mu­
Al contrario, el orden mundial desigual aseguraba que las intervenciones de MEO jeres. Pero usted sabe que casi no hay nada que decir porque no tenemos el tipo de proyectos
estaban también tergiversadas por la política del desarrollo y reflejaban las experien­ que las involucrarían. No cenemos nada en contra de ellas, en realidad nos gustaría tener más
para ellas, pero como ve codos nuestros proyectos tienen que ver con ganado, y simplemente,
f'.;f cias, los intereses, las necesidades y las orientaciones divergentes de las mujeres del
Norte. Los expertos de MED raras veces reconocían ·que las distorsiones que había aca­ lo que pasa es que las mujeres tienen muy poco ganado. Por supuesto que nos critican, por­
').·. que los que tienen ganado son gente más rica.
rreado la penetración colonial en la distribución mundial del poder, en los privilegios Rogers: ¿Tal vez sea algo más que una coincidencia que todo el dinero vaya a parar al ga­
·¡
y en los recursos se extendieran también a los términos desiguales del acuerdo por el nado y casi nada a culcivos, cuando el ganado es responsabilidad de hombres y los cultivos de
j
�� .
que las mujeres del Primer y el Tercer Mundos ingresaban en el terreno de la política las mujeres?
:j·· del desarrollo, ya fuera como investigadoras, abogadas o profesionales. El programa Representante de la FAO: Nunca lo he visco así. Pero supongo que hay alguna conexión.
de MEO tampoco brindaba ningún reto al tipo de desarrollo que estaban promoviendo
Aunque esta conversación alude a cómo interactúan el género y la clase para con­
J·,f
11.
las agencias internacionales y sus representantes ri�cionales:
figurar la distribución de los recursos del desarrollo, la reproducimos sobre todo como
'·.:''i'•i' Las mujeres africanas habían empezado a preguntar ��ál es exactamente la naturaleza de este un ejemplo de lo que Tinker llamaba el error de omisión: dejar de prestar atención y
"desarrollo" del que ellas son las únicas que han sido excluidas y al que ahora habría que in­ de utilizar los papeles de las mujeres en la sociedad tradicional. Rogers indica que si se
��.
i.l!�, tegrarlas. ¿Han sido el colonialismo en el pasado, faeconomía mundial asimétrica y la reali­
alertara a los planificadores sobre estas omisiones, se les podría convencer de que las to­
dad política tan generosos como para poner a codos los hombres en puestos estructuralmente

fi dominantes y calificados? [AAWORD, p. 106].


maran en cuenta en_ el futuro. No o__p�tante, MWORD tra_tó_ con escepticismo.la idea de

tib
que si la información fuera mejor el resultado sería una planificación más instructiva:
Por lo tanto, el problema con el desarrollo no· era que sus beneficios se hubieran "¿Es el reconocimiento local del papel vital de las mujeres en la producción y la repro­
distribuido dicotómicamente, con beneficios uniformes para todos los hombres y ducción, seguido de una planificación adecuada, precondición suficiente para resolver
t1rl, ," �
desventajas uniformes para todas las mujeres. El problema era, más bien, que el mo­ los multifacéticos problemas que enfrentan las mujeres?" [p. 106].
::!:;¡:,
�;
f•'·
delo de desarrollo en oferta era esencialmente asimétrico. Los países del Tercer
Mundo tenían poca autonomía para determinar sus propias trayectorias de desarro­
Si se juzga por el análisis que ha aportado Dixon [1985], la respuesta parece ser
no, no es suficiente. Dixon señaló que, si bien los prejuicios de definición y procedi­
:;· llo_ mientras el poder y los recursos estuvieran concentrados en manos de unos cuan­ miento en general habían llevado a que fueran invisibles las contribuciones de las mu­
ji:

fi
!,,¡.
tos países del Norte. En consecuencia, la mayoría de los hombres y muchas mujeres
estaban integrados, y siempre lo han estado, al proceso de desarrollo, pero en térmi­
jeres en las estadísticas nacionales, no era éste el caso del África subsahariana. Allí las
contribuciones agrícolas de las mujeres labradoras hacía tiempo que habían sido do­
;t'.:
tt
nos asimétricos y determinados por el entretejido· · de relaciones de clase, género· y el cumentadas en las estadísticas de la fuerza de trabajo, tal vez porque la agricultura fe­
it, · orden económico internacional. menina independiente en la región significaba que las mujeres agricultoras estaban
;1:
clasificadas como "labradoras autoempleadas" en vez de como "ayudantes familiares
no pagadas"; tal vez porque las mujeres africanas vendían con frecuencia sus propios
,.¡•' RACIONALIDAD _INDIVIDUAL Y PODER MASCULINO productos, y "allí donde hay dinero en juego, los entrevistadores lo toman en cuenca"
�;f¡,.'..¡;:'.;
[p. 28]; o tal vez porque la ausencia temporal o a largo plazo de hombres en edad de
:t �; í
IP,"'.

(¡:
Una última limitación que emanaba del individualismo metodológico de la visión del
mundo de MED era que no se planteaba la cuestión del poder masculino como una
trabajar de algunas de esas regiones llevó a los entrevistadores a hablar directamente
con las mujeres. A pesar de todo, la visibilidad de las contribuciones económicas de
�--· propiedad de las relaciones de género. Como se ha señalado, los académicos de MEO
1 !

las mujeres en los datos estadísticos no se equiparaba con la visibilidad correspon-


' 1
52 Realidades trastocadas
¿Se puede tratar el dncer con "curicas"? 53
diente en la distribución de recursos del desarrollo como tierra, ganado, transporte,
capital, crédito, información y capacitación. Dixon llegaba a la siguiente conclusión: Una presión cada vez mayor para que expresaran sus puntos de vista en el lenguaje
que entendía la corriente principal del personal, o sea, la economía y la eficiencia.
Es la ceguera a estas desigualdades, más que la ceguera de la invisibilidad, lo que obstaculiza
el camino de las mujeres. La ceguera tiene una base institucional y política. No se puede evi­
tar llegar a la conclusión de que el verdadero problema es quién controla los recursos que se Gordon [1984] hizo una crítica que le encargó el Secretariado de la Commonwealth
distribuyen a las unidades domésticas agrícolas y que derivan de ellas. La renuencia a "ver" a sobre las Oficinas de Mujeres en seis países del Caribe; dicha crítica revelaba cierto
las mujeres agricultoras no proviene de su invisibilidad, sino de una renuencia a compartir grado de similitud en los problemas que se enfrentaban: recursos inadecuados (fi­
con ellas los escasos recursos. Tierra, trabajo, ganadería, capital, tecnología, información, ca- nanciamiento, personal, capacitación); demasiadas demandas y un mandato político
---·--- -paciración,-todo
- -son-bienes-valiosos-que_iinhuJeJLck_po<ler �grestigio a quienes los poseen o poco claro; vinculaciones inadecuadas con los gabinetes "principales"; poco personal
controlan. ¿Por qué han de compartirse estos recursos? ¿Por qué hay que reestructurar las ins­ -� :-�- de.apoyo;confianzae-ñ--e1•financiamiento internaáonal;-esraban -atrapadaHmre-hs--�
tituciones y desafiar las bases del poder? [Dixon 1985, p. 32] presiones políticas y las de la agencia de financiamiento.
En otras palabras, hay realidades materiales que Configuran la política y las priorida­ Por lo tanto, parece que establecer mecanismos MED dentro de las estructuras do­
des de las instituciones µe planificación, de manera que es muy probable que un aná­ nantes o gubernamentales, con el objetivo de proporcionar información exacta sobre
lisis centrado en la perspectiva individual pase por airo. La resistencia que ofrecen las los papeles de género, no tiene muchas posibilidades de garantizar a las mujeres una
principales institucion�s de planificación a cualqlliér intervención que pudiera "alte­ igualdad mayor en el acceso a los recursos del desarrollo. La defensa por parre de los
rar el orden natural de ¿osas" se explora con cierto detalle en el lúcido estudio de caso hombres de su posición privilegiada dentro de las agencias es parte de la explicación.
de Staudt sobre la oficina de MEO en USAID [1982, 1985]. VSAID fue una de las pri­ Pero hay también una dimensión interpersonal importante aunque oculta, la cual
meras agencias donantes en reconocer su fracaso, al intentar integrar a las mujeres a hace que las dificultades que encuentran las/os abogada/os para lograr la igualdad de
sus proyectos de desarrollo y que estableció una unidad de MEO aparte en 1974. La género en las instituciones burocráticas sean mucho mayores que aquellas existentes
misión de la unidad era reorientar la programación de la agencia para dirigir los re­ en otras formas de cambio político. Esto explica la constante marginación de los me­
cursos del proyecto a las mujeres en los países que recibían ayuda de AID. El análisis canismos de MED dentro de las burocracias que los "albergan". En un intento por cap­
de Staudt acerca del mal desempeño de la política. MEO de AID brinda puntos de vista tar lo que está en juego en lo anterior, Staudt expresa lo siguiente: "Los que hacen po­
críticos sobre los problemas que habían impedido a la unidad de MEO poner en prác- lítica, en su mayoría hombres, viven íntimamente con el grupo sobre el que se hace
' tica lo que parecía ser un mandato claro. Tambiéii i_nd_ica La11_ecesidad de trascender la política, y las características individuales de esa relación se trasladan a las relacio-
nes de trabajo y al pensamiento político de maneras que son deformantes en p_oten-__
'i�· \�.
la convicción de que si los planificadores se vuelven conscientes de los papeles de las
mujeres en la producción, esto tendrá por resultado una planificación lúcida. Entre cía" [Staudt 1985, p. 7]. Muchas de las formas específicas de resistencia que enfrenta
!·•\." ,l
los problemas que enfrentaba la oficina de MED estaban los siguientes: la defensa de MEO están relacionadas con el hecho de que, a diferenci;i de cualquier
!�i/it
-ti.' 1 � :·
otra forma de defensa dirigida a cambiar las normas institucionales y la práctica, la de
it ..�) • un presupuesto limit\ldo (1 millón de 4 mil miÍlones de dólares); la equidad de género interfiere directamente en las convicciones y los valores perso­

¡y
:.- ..,.
• un personal que contaba con sólo cinco mujen:s en una agencia con alrededor de nales, las relaciones y las identidades de los que tendrán que formular y poner en
seis mil empleados a fines de los setenta y en la que predominaban los hombres en práctica el cambio.
las categorías profesionales, en tanto que las mujeres estaban concentradas e1vpues- Así pues, las principales personas que elaboran y ponen en práctica las políticas,
1,,,¡· tos burocráticos; ! .·•·•.· ·' \ en su mayoría hombres pertenecientes a los grupos de elite de sus sociedades, en ge­
t,11 ,
!

• resistencia ideológica de los colegas hombres en forma de comentarios triviali�1do­ neral no viven en una relación estrecha de poder con los pobres, con los grupos mi­
�,-)�,:' . .' res y ataques personalizados al carácter y aspecto personal de las abogados de MEO, noritarios ni con las personas cuyo medio ambiente está amenazado. El hecho de que
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Ji:I' ! ,
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1
)1 ,' 1¡
chistes, risas y franca hostilidad. Acusaciones de "exportación del movimiento de suelan vivir con mujeres les lleva a pensar que pueden generalizar a partir de sus pro­

,,
i
liberación de las mujeres" y de destrucción de láfamilia; chistes tediosos sobre "de- pias experiencias: como observa Lipman-Blum, los hombres que hacen políticas por
l'¡'.t· ..' sarrollar una mujer" y "qué pasa con los hombres en el desarrollo"; el mundo "tienen plena fe en su manera de entender la naturaleza y el papel de las
:i:;,>
,1•
·
'
• tendencia frecuente a discutir la capacidad de obtener ingresos o las actividades mujeres" [1979, p. 6, citado en Staudt 1985]. Esto también les confiere un interés
,,;,t' 'l
• muy personal en las ideas y prácticas existentes a través de las que han adquirido sus
;: u agrícolas de las mujeres en el caso de sus esposas, y
-1' '
��'.i ::, • falta de poder de veto o de autoridad formal en el proceso de toma de decisiones. identidades de género y, por lo tanto, en los resultados de las políticas que amenazan
r•.\t
esas ideas y prácticas. Rogers [I 980] ya había observado esto en sus contactos con los

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funcionarios del desarrollo:

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54 Realidades trastocadas ¿Se puc<le tratar el cáncer con "curitas"? 55

Una ele las respuestas más firmes <le los planificadores hombres, cuando se introduce la dis­ La falta de iniciativas de elaboración de teorías sobre papeles raciales o clasistas
cusión sobre las mujeres en el desarrollo, es basar sus argumentos en contra del cambio en el se debe precisamente al hecho de que el lenguaje de los papeles no puede captar el
modelo <loméstico que les es familiar: "mi mujer no trabaja", "me llevo muy bien con mis hi­ ejercicio del poder implícito en las interacciones raciales y en las relaciones de clase.
jas", "mi madre siempre dijo que el lugar de la mujer .está en la casa" y otras variantes sobre el El carácter absurdo de este lenguaje insinúa claramente el contraste entre "la pers­
tema de que codas las mujeres deberían seguir el modelo
·· de comportamiento femenino que
pectiva estructural y situacional que se utiliza para raza y clase, por una parte, y la
ellos consideran correcto. [Rogers 1980, p. 50)
visión individualizada y esencialista intrínseca a la perspectiva de los papeles sexuales,
Dada esta defensa profundamente arraigada y �umamente personalizada del sta- ,, por otra'' [Ferree y Hess 1987, p. 15). Las evaluaciones retrospectivas de la primera
-· tus (JUO c¡.1,!c;_�grime el personal de las ag�l!�ias, no e§_<:�!raño c¡�._e!!k2rimera etapa, ��1 1 _ t d_bución de M!'=O al pensarrü_ento y_k_p_rá_ ctica del desª'_rrollo a}'ll�il_ron a que sus�- �-
·· ·
'· la defensa de MEO respecto a la igualdad de oportunidades dentro del proceso de desa­ abogados y otras personas que trabajaban en el campo del desarrollo identificaran
rrollo fuera recibida con tan poco entusiasmo. Esto también explica por qué las ma- el componente que faltaba en el primer análisis: el significado del poder masculino
neras actuales de abordar la eficiencia (o "perspectivas de ventajas momentáneas", como un aspecto integral de la subordinación de las mujeres y, por lo tanto, la nece­
como las ha denominado Antrobus [1989a, p. 3)), que se valen del reconocimiento sidad de concebir el programa de MEO como un proceso político.
de los papeles productivos de las mujeres para justificar el recorte de los recursos di­ No obstante, las críticas a MEO van más allá de que éste haya descuidado la po­
rigidos a ellas hayan sido tan populares dentro de las mismas agencias. Con estos lítica de género en el terreno de los planes de acción y ponen en tela de juicio su
hallazgos resulta evidente que el fracaso de la promoción en torno a la igualdad de · capacidad teórica y su disposición política para abordar el carácter sistémico de
género en las políticas de desarrollo no se puede atribuir únicamente a una "irracio- la desigualdad de género, así como su conexión con otras formas de desigualdad
'
l.t-.\.. '... � .
nalidad" rezagada de los planificadores; pero puede· considerarse como una defensa desencadenadas por el funcionamiento de una economía mundial asimétrica. La
bastante racional de los intereses de clase y de género, tanto en el seno de las agencias aceptación del modelo existente de desarrollo por parte de los abogados de MEO, los
de planificación como en las comunidades "afuera"; Como indica Elson, "los que ela­ asocia con una visión del mundo particular, cuyo nivel hegemónico dentro del
'

I··.'
(:�¡ '
boran las políticas tienen otras metas aparte de lá puesta en práctica de éstas, y bien campo del desarrollo permite percibirlo como un programa universalmente válido,
lle'\','
t:\,,i
¡ ,, podría ser que la preservación del privilegio masculino se cuente entre las más im­ no ideológico. Datos más precisos ayudarían a mejorar los procedimientos de pla­

i;I¡
portantes" [1991b, p. 203).2 nificación, pero no producirían las revisiones radicales necesarias. El apoyo a la pro­
moción de MEO en el seno de las agencias oficiales de desarrollo no debe separarse de
Un proceso político más amplio de transformación de dichas agencias y convertirlas
CONCLUSIÓN en estructuras más responsables, transparentes y democráticas.
1,v·,
Ir, .
La abogada de MEO se fundaba en una teoría del prejuicio "irracional" y de los este­
reotipos de los papeles sexuales, cuando lo que se necesitaba era una teoría del poder

!t:·
11,; .,
'.j" masculino y de los intereses de género en conflicto� Este interés por las actitudes in­
dividuales, más que por el poder económico, político e interpersonal más amplio que
los hombres ejercen sobre las mujeres, es inevitable en un marco teórico que cpnsi­
dera que las distorsiones de la socialización en los papeles sexuales son la explica�ión
clave de la desventaja de las mujeres. No obstante que la manera de estereotipar\los
papeles sexuales explica parcialmente que las agencias de desarrollo no hayan tomado
en cuenta los papeles productivos de las mujeres, había también otras realidades más
1,'
I• materiales.
¡,"•

2 Bina A rwal me indicó un ejemplo de los privilegios reales que los hombres en las or nizaciones bu­
ga ga
(�
,, rocnlticas tal ve,. quieran defender. La campafia del movimiento d� mujeres de la India contra la dote (que se
<· considera un puntal capital de la subordinación de las mujeres e,;. ese país) no tiene muchas posibilidades de
recibir apoyo de los hombres en la administración del gobierno pues ellos, precisamente por estar en la buro­
¡ ':
,·.,,
cracia, cuentan con la posibilidad de recibir dotes sumamente generosas. Para información sobre el movimiento
anti-dote en la India, véase Palriwala 1989.
¡;
i'';',':,
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