Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Planificación
La mera información de un sistema de control no es útil para la administración a
menos que sea posible una comparación con los puntos de referencia y objetivos.
Para permitir tal comparación, es fundamental que exista una estrecha integración del
sistema de control con el proceso de planificación. Si el plan estratégico exige un
determinado nivel de calidad definido por los resultados de las pruebas, el sistema de
control debe seguir la pista de esos resultados. El enfoque del sistema de control
debe coincidir con el del plan estratégico.
Flexibilidad
Un sistema de control efectivo es altamente flexible. Estos significa que tiene la
adquisición general de datos y la capacidad de procesarlos para que la gerencia
pueda adaptarse a las situaciones de cambio. Si los datos recopilados de una fuente
dejan de reflejar la situación real, la gerencia debe ser capaz de identificar otras
fuentes mejores y adaptar el sistema para que suministre dicha información. En tal
caso, el sistema se debe adaptar para aceptar nuevos procesos comerciales que
permitan controles administrativos en esta área de actividad reciente.
Objetividad
Los administradores deben ser capaces de tomar decisiones y actuar en base a los
resultados del sistema de control. Pueden ser creíbles y recibir el acatamiento de sus
decisiones sólo si las mismas se basan en evaluaciones y datos objetivos. Para lograr
dicha objetividad, los sistemas de control deben ser transparentes y medir los
parámetros que son relevantes para la empresa. Los sistemas de control son más
efectivos cuando sus resultados indican el tipo de medida correctiva necesaria.
Aspectos económicos
El costo de un sistema de control debe ser razonable en comparación con la empresa
en la que se desarrolla. Los beneficios anticipados y los ahorros que resultan de la
implementación y el uso de un sistema de control deben ser acordes a los costos de
la instalación y administración de este. El objetivo del sistema es reducir costos
inesperados y alcanzar objetivos competitivos, por lo que un sistema de control
excesivamente costoso o indiscreto aumenta los gastos y reduce la competitividad.
Por lo tanto, la evaluación debe ser una práctica permanente y llevarse a cabo tan
frecuentemente como la situación lo requiera. En un sentido básico, la evaluación debe
responder las siguientes preguntas:
¿Qué tan efectivas han sido las acciones tomadas?
¿Qué es necesario corregir o ajustar?
Por lo tanto, los instrumentos de evaluación deben proporcionar la información
adecuada para poder responder correctamente las preguntas anteriores.
Consejos para evaluar
Establecer objetivos específicos. No es posible evaluar algo si no se sabe qué es lo
que se debe evaluar. Antes de poder evaluar tus resultados será necesario haber
establecido, con toda precisión, los objetivos de desempeño que se espera obtener.
Determinar los criterios a evaluar. De la mano con el punto anterior, es indispensable
determinar correctamente aquello que debe ser evaluado, evitar ambigüedades y elegir
los «verdaderos resultados».
Elegir los instrumentos adecuados. Para obtener información correcta es necesario
que el instrumento sea el adecuado. De nada servirá evaluar, por ejemplo, la
satisfacción del cliente mediante la evaluación del presupuesto de gastos. Existen
instrumentos diseñados específicamente para este fin, como pequeñas encuestas
aplicadas al momento de la venta. Aunque múltiples instrumentos pueden estar
relacionados, su aplicación debe ser específica y diseñada correctamente para evaluar
el criterio correspondiente.
Evaluar constantemente. No significa mantenerse evaluando en todo momento, sino
evaluar cuando se debe hacerlo. Si el objetivo planteado requiere revisar cada semana,
diariamente, o en cualquier otro intervalo de tiempo, es necesario hacerlo para
controlar que se está logrando el cometido. De aquí se desprende la importancia de
realizar una adecuada planeación previa.
Utilizar los resultados de la evaluación. La finalidad principal de las evaluaciones es
servir como instrumento para la toma de decisiones y, por consiguiente, acciones. Las
acciones podrán ser preventivas o correctivas, pero deben llevarse a cabo. Es decir, de
nada sirve realizar el mejor proceso de evaluación si la información obtenida no nos es
útil. Las evaluaciones deben servirnos para tomar acciones que permitan a) corregir
cuando sea necesario, b) mejorar lo que es posible mejorar y c) comprobar que se
hace lo correcto.
Tipos de retroalimentación
Kumar Abhishek, miembro del consejo de Forbes, asegura que “el iniciador de la
retroalimentación necesita generar confianza y seguridad psicológica en el proceso. De
lo contrario, la retroalimentación constructiva puede convertirse fácilmente en
destructiva”.
Cuando Abhishek habla de retroalimentación constructiva y destructiva, se refiere a los
dos tipos de feedback que podemos dar y/o recibir.
Veamos los tipos de retroalimentación con algunos ejemplos.
1. ¿Qué es un feedback positivo?
Aunque parece que cualquier persona puede entender la definición de un feedback
efectivo, muchas veces desconocemos qué es la retroalimentación efectiva y cómo
aplicarla en nuestro día a día.
Cuando hablamos de un feedback positivo, no solamente debemos resaltar los puntos
fuertes de nuestros colaboradores, sino resaltar aquellos que deben ser mejorados, es
decir, realizar una crítica constructiva.
Muchas veces se confunde la retroalimentación positiva con elogiar a nuestros
compañeros de trabajo por realizar sus tareas, o felicitarlos ocasionalmente. Sin
embargo, no es sólo eso: debemos ayudarlos a crecer y a mejorar sus habilidades.
Algunos ejemplos de feedback positivo pueden ser los siguientes:
“La manera en que resuelves los problemas es un claro ejemplo para tus compañeros”.
“Creo que tienes una habilidad única para hacerte cargo de este proyecto, cuento
contigo para llevarlo a cabo”.
“Sería ideal ver cómo lideras la próxima reunión, trae tus mejores propuestas”.
Un ejemplo de la técnica del sandwich sería: “estoy satisfecho con el desempeño que
has tenido últimamente. Sin embargo, considero que puedes mejorar tus
presentaciones y hacerlas más accesibles para el equipo. Estoy seguro de que podrás
conseguirlo, no te desanimes”.
La técnica de sándwich es una de las mejores maneras de motivar a los colaboradores,
ya que genera una especie de compromiso en la persona y le ayuda a enfocarse en su
rendimiento laboral.
Según un estudio realizado por Jack Zenger, columnista de Forbes y de la Harvard
Business Review, se les preguntó a 7.631 líderes de equipos y gerentes si creían que
dar retroalimentación negativa era estresante o difícil, “y el 44% estuvo de acuerdo.”
Es decir, cuando la retroalimentación empresarial tiene el propósito de resaltar cuáles
son los aspectos que debe mejorar cada persona, resulta más difícil saber cómo hablar
y qué cosas decir para no afectar el desempeño de los colaboradores.
En este punto ya tienes una idea más clara de lo que es la retroalimentación
empresarial y cómo, de distintas maneras, podemos influir, positiva o negativamente en