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Las provincias geológicas del noroeste argentino.

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Ciencias de la Tierra y Recursos Naturales del NOA
Relatorio del XX Congreso Geológico Argentino - Tucumán 2017

LAS PROVINCIAS GEOLÓGICAS DEL NOROESTE ARGENTINO


Víctor A. RAMOS

Instituto de Estudios Andinos Don Pablo Groeber – FCEyN, Universidad de Buenos Aires – CONICET
Ciudad Universitaria, Nuñez 1429, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Email: andes@gl.fcen.uba.ar

RESUMEN
Se analizan las características de las distintas provincias geológicas, su estratigrafía, estructura y evolución
tectónica. Los límites y el conocimiento actual de cada provincia se analizan y actualizan teniendo en cuenta
las diferentes alternativas previamente propuestas. La Cordillera Occidental reúne los estratovolcanes y rocas
asociadas desarrollados en el Cenozoico tardío a lo largo del límite argentino-chileno. La Puna es una de las
provincias donde ha avanzado en los últimos años en forma extraordinaria el conocimiento y la identificación
de novedosos procesos tales como el levantamiento termal, la delaminación cortical y la remoción litosférica. La
identificación de estos procesos la ubican como un laboratorio único a nivel global por ser éstos activos y aso-
ciados a una zona de subducción. La Cordillera Oriental, donde la variación latitudinal de sus diferentes estilos
estructurales, permite reconocer la importancia de los procesos extensionales previos que controlan en ciertos
sectores la inversión tectónica. Las Sierras Subandinas es una de las áreas clásicas y mejor desarrolladas para el
estudio de sistemas de fajas plegadas y corridas epidérmicas dentro del pie de monte de los Andes. El Sistema
de Santa Bárbara, presenta un desarrollo distinto del pie de monte, donde se puede apreciar la importancia del
sistema extensional del rift del Grupo Salta en el desarrollo de sus estructuras, con vergencias opuestas a la
anterior controladas por la polaridad de las fallas normales previas. Finalmente, la Llanura Chaqueña eviden-
cia una activa subsidencia y depositación de los sistemas aluviales como lo atestigua el desarrollo de grandes
abanicos como el del río Juramento, que contrasta con la sedimentación lineal de los depósitos fluviales de los
ríos Pilcomayo y Bermejo.
Palabras clave: Andes, levantamiento termal, delaminación cortical, remoción litosférica, inversión tectónica.

ABSTRACT
The geological provinces of northwestern Argentina. The stratigraphy, structure and tectonic evolution of the diffe-
rent geological provinces of northwestern Argentina are analyzed. The boundaries and present knowledge of
each province are analyzed and updated taking into consideration different alternatives previously proposed.
The Western Cordillera that gathers the stratovolcanoes and associated rocks developed in the late Cenozoic.
The Puna is one of the provinces where the knowledge and identification of novel processes such as thermal
uplift, crustal delamination, and lithospheric removal, have progressed in an extraordinary way in the last
years. These processes are active and associated with a subduction zone, which place the Puna as a unique
laboratory at a global level. In the Eastern Cordillera, the latitudinal variation of its different structural styles
allows recognizing the importance of previous extensional processes in the control of its tectonic inversion.
The Sierras Subandinas is one of the classic and best developed areas for the study of thin-skinned fold and
thrust belts along the foothills of the Andes. The Santa Barbara System presents a different development of the
foothills, where it is possible to appreciate the importance of the extensional system of the Salta Group rift in
the control of the structures, with opposite vergence constrained by the previous polarity of the normal faults.
The Chaqueña Plain evidences an active subsidence and the sedimentation of alluvial systems as shown by the
development of large fans such as the Juramento river megafan, which contrasts with the linear sedimentation
of the fluvial deposits of the Pilcomayo and Bermejo rivers.
Keywords: Andes, thermal uplift, crustal delamination, lithospheric removal, tectonic inversion.

Ramos, V.A. 2017. Las provincias geológicas del noroeste argentino. En: Muruaga, C.M. y Grosse, P. (Eds.),
Ciencias de la Tierra y Recursos Naturales del NOA. Relatorio del XX Congreso Geológico Argentino, San 42
Miguel de Tucumán: 42-56.
Ramos – Ciencias de la Tierra y Recursos Naturales del NOA

INTRODUCCIÓN CORDILLERA OCCIDENTAL

La división del territorio nacional en unida- Bajo esta denominación se incluye en diversos
des geológicas coherentes ha sido realizada desde segmentos de la Cordillera de los Andes de Co-
que se iniciaron los primeros intentos de descri- lombia, Ecuador, Perú y Chile-Bolivia, las rocas
bir la Geología Argentina. Estos ensayos iniciales volcánicas del Cenozoico superior, que general-
fueron propuestos en forma aislada a fines del mente engloban al arco magmático activo (Ramos
siglo XIX por los grandes maestros de nuestra y Alemán 2000). Así definida esta provincia geo-
geología tales como Alfredo Stelzner, Pellegri- lógica que se desarrolla a lo largo de la Cordille-
no Strobel, Guillermo Bodenbender, entre otros. ra del Límite argentino-chilena, coincide con la
Sin embargo, se debe esperar a la obra de Wind- denominación de Keidel (1937), quien la describe
hausen (1931) para tener una primera propuesta como Cordillera Occidental y la caracteriza por
que abarque todas las regiones estructurales re- sus volcanes bien conservados y en parte activos.
conocidas en el país. Esta división en unidades A la latitud analizada gran parte de esta cordillera
estructurales es sustancialmente mejorada por está en territorio chileno. Nótese que esta acep-
Groeber (1938), quien presenta la mayor parte de ción es diferente a la propuesta por Leanza (1958:
las unidades hoy reconocidas. Harrington (1956) 236), para quien su Cordillera Occidental se desa-
introduce sus unidades morfoestructurales per- rrollaba entre los 31º y 40ºLS, en lo que es conside-
feccionando las propuestas anteriores, aunque rado actualmente la Cordillera Principal.
debemos esperar al Primer y Segundo Simposios El sector analizado de la Cordillera Occiden-
de Geología Regional Argentina para llegar a una tal corresponde a la zona volcánica central así
división en provincias geológicas con cierto gra- definida por Thorpe y Francis (1979) entre los 16º
do de consenso (Leanza 1972, Turner 1972 a y b, y 28ºLS sobre la base de las variaciones composi-
1979). A ello ha contribuido la definición de una cionales de las andesitas a lo largo de los Andes
provincia geológica dada por Rolleri (1976), que y su correspondiente significado petrogenético.
ha permitido definir más objetivamente las dife- Años más tarde Thorpe (1984) analiza los dife-
rentes unidades. Para este autor «una provincia rentes ambientes tectónicos que controlan el vol-
geológica es una región caracterizada por una determi- canismo activo en los Andes, teniendo en cuenta
nada sucesión estratigráfica, un estilo estructural pro- las diferentes geometrías de la zonas de Benioff,
pio y rasgos geomorfológicos peculiares, siendo el con- caracterizada por los estudios de Barazangi e
junto expresión de una particular historia geológica» Isacks (1977, 1979) y Jordan et al. (1983).
(Rolleri 1976: 240). Para mayores detalles sobre las En los últimos años diferentes autores han
distintas unidades reconocidas en nuestro país se analizado el volcanismo de la Cordillera Occi-
remite a los interesados a Ramos (1999a). dental, especialmente el activo, caracterizando
La división en provincias geológicas ha sido su edad y composición. Entre ellos se destacan
desde sus inicios una forma de transmitir el co- los trabajos de Silva (1989a, b); de Silva y Francis
nocimiento de la geología regional, la que al re- (1991), quienes discuten la composición de los
unir unidades con una historia común y ciertas principales estratovolcanes y centros volcánicos
características homogéneas, facilita el aprendiza- menores, junto a importantes calderas riolíticas
je y la comprehensión de su evolución geológica. y dacíticas que componen el Complejo volcánico
Definidas con los criterios propuestos por Ro- Altiplano-Puna (“Altiplano-Puna Volcanic Com-
lleri (1976) se reconocen en el noroeste argentino plex”, de Silva 1989 a). Los datos geofísicos han
de oeste hacia el este las siguientes provincias demostrado la extensión y potencia de los cuer-
geológicas: la Cordillera Occidental, la Puna, la pos magmáticos asociados a este complejo vol-
Cordillera Oriental, las Sierras Subandinas, el cánico (Chmielowski et al. 1999). Para una com-
Sistema de Santa Bárbara y la Llanura Chaque- pleta revisión de las características de la zona
ña (Ramos y Coira 2008a). En el extremo sur del volcánica central se remite a de Silva y Francis
área bajo estudio, el sector norte de las Sierras (1991), González Ferrán (1994) y Stern (2004).
Pampeanas limita con parte de las unidades an- En el noroeste argentino la Cordillera Occi-
teriores. La figura 1 ilustra el desarrollo de estas dental se extiende desde el cerro Panizos y las
unidades. calderas Vilama y Panizos, al norte, siguiendo
Se describirán a continuación las caracterís- por los volcanes Zapaleri, Nevados de San Pedro
ticas generales de cada provincia geológica, re- en Jujuy, a lo largo de los volcanes Socompa, Llu-
marcando sus propiedades principales y sus di- llaillaco y Lastarria o Azufre en Salta, hasta los
ferencias con las otras unidades vecinas. Ojos del Salado en Catamarca, entre otros. Esta

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Figura 1. Características principales y límites de las provincias geológicas del noroeste argentino basadas en Turner
(1970), Rolleri (1976), Ramos (1999a) y Ramos y Coira (2008a)

cadena de estratovolcanes, asociada en parte con PUNA


calderas, ha sido descripta por numerosos traba-
jos (Coira 1979, 1983, 1990, Coira y Pezzutti 1976, Esta provincia definida originalmente como
Gardeweg et al. 1984, 1998, Baker et al. 1987, Salfi- Puna de Atacama por Brackebusch (1883), fue pos-
ty et al. 1984, Naranjo 1992, Ort 1993, Caffe 2002, teriormente denominada simplemente como Puna
2007, entre muchos otros). por Bonarelli (1913) y Keidel (1927). Su acepción
Los estudios sobre la evolución geológica y actual como provincia geológica se debe a Leanza
tectónica del volcanismo del noroeste argentino (1958) quien estableció sus límites desde el lími-
han demostrado que la ubicación actual de esos te internacional con Bolivia y Chile hasta la Sierra
estratovolcanes ha sido el resultado de procesos de Buenaventura en Catamarca (Fig. 1). Se debe a
de empinamiento de la placa subducida (véase Turner (1970) su caracterización actual y su diferen-
Kay et al. 1999, Kay y Coira 2008, 2009), que hizo ciación con el Altiplano de Bolivia, basado en que
retroceder en el Plioceno el frente volcánico a su la Puna es una altiplanicie de mayor elevación y ca-
posición presente, con posterioridad a un período racterísticas geológicas distintas. La altiplanicie que
de subducción horizontal (Coira et al. 1993, Cor- caracteriza a la Puna es explicada por un ascenso del
nejo et al. 1993, Kay et al. 1994). límite de la astenósfera propuesto por Isacks (1988),

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quien fue el primero en reconocer la existencia de ción dúctil tipo SC con sillimanita fibrolítica-biotita
un levantamiento termal de aproximadamente dos corrobora este grado metamórfico. Estos autores
kilómetros de altura en el Mioceno tardío. los interpretan como procedentes de fases restíticas
La definición aceptada actualmente para la asociadas a procesos anatécticos. No hay edades
Puna la hace limitar por el este con la Cordillera disponibles de estos xenolitos. En la Puna Austral
Oriental (Leanza 1958, Turner 1972 a, Turner y hay gneises y micacitas descriptos por Allmendin-
Méndez 1979) y por el sur con las Sierras Pam- ger et al. (1982) en la margen occidental del Salar de
peanas en su sector oriental y pasa transicio- Antofalla conocidos en la literatura como “Estra-
nalmente en su sector occidental a la Cordillera tos de Botijuela” desde los trabajos de San Román
Frontal y al Sistema de Famatina (Ramos 1999a). (1911: 146), que han sido datados recientemente
Su límite norte con el Atiplano de Bolivia está por Escayola et al. (2011). Estos autores presentan
dado por la notable diferencia topográfica entre una edad U-Pb en circones de 523 ± 0,7 Ma, para el
las dos unidades. Esta diferencia ha sido explica- Ortogneiss de Botijuela, con típicas herencias meso-
da por Whitman et al. (1996) como debida a la re- proterozoicas grenvillianas. Estas rocas pertenece-
moción del manto litosférico, que produce los re- rían al orógeno pampeano asociado a las ofiolitas de
trasos en la velocidad de las ondas sísmicas, que Calalaste de esa edad descriptas por Zimmermann
correlaciona con la mayor o menor proporción et al. (2014). Sin embargo, quedan aún sin datar las
de astenósfera por debajo de la litósfera (Fig. 2). rocas metamórficas del cerro Tebenquicho Gran-
de, al norte del Salar de Antofalla, descriptas como
gneises por Segerstrom y Turner (1972). Estos esca-
sos datos permitirían reconocer por lo menos en la
Puna Austral un basamento metamórfico de edad
grenvilliana removilizado por un arco magmático
pampeano (Ramos 2010, Escayola et al. 2011).
La base de la secuencia aflorante en la Puna
está dada por sedimentitas ordovícicas (Astini
2003), las que tanto en el sector occidental como
el oriental se intercalan con rocas volcánicas que
constituyen las denominadas Faja Eruptiva de
la Puna Oriental (Méndez et al. 1973) y la Faja
Eruptiva de la Puna Occidental (Palma et al. 1986,
Figura 2. Vista longitudinal de las diferencias topográfi- Niemeyer 1989), las que a través de los años han
cas entre la Puna y Altiplano, controladas por una mayor
remoción del manto litosférico por debajo de la Puna (ba- tenido diferentes interpretaciones (véanse Ra-
sado en Whitman et al. 1996). mos y Coira 2008b, Coira et al. 2009, Bahlburg et
al. 2016). En la actualidad hay cierto consenso en
Alonso et al. (1984) han propuesto dividir a la que la occidental corresponde al arco volcánico
Puna en dos sectores diferentes, la Puna Septen- famatiniano, mientras que la oriental se interpreta
trional o Jujeña, que correspondería al sector don- como una cuenca extensional detrás del arco que
de las rocas más antiguas aflorantes son ordovíci- en ciertos sectores ha desarrollado una incipiente
cas y la Puna Austral o Puna salto-catamarqueña, corteza oceánica. Los depósitos ordovícicos han
en donde afloran rocas proterozoicas (véase Fig. 1). sido afectados por los movimientos oclóyicos con
La estratigrafía de la Puna ha sido establecida los que culmina la deformación famatiniana en la
por Turner (1970) a través de sus numerosos levan- región (Ramos 1986, Hongn et al. 2008).
tamientos geológicos. El basamento metamórfico Los depósitos ordovícicos yacen en el Cerro
de la Puna jujeña no se conoce en forma directa, sino Rincón, en el sector occidental de la Puna sal-
a través del análisis de los xenolitos reconocidos en teña, en discordancia por debajo de depósitos
las secuencias volcánicas cenozoicas. Así por ejem- marinos de edad silúrica y devónica (Aceñolaza
plo en las lavas y flujos piroclásticos del complejo et al. 1972), que alcanzan mayor desarrollo en el
volcánico Coranzuli. Coira y Caffe (1995) describen sector chileno adyacente (Breitkreuz 1986, Bahl-
xenolitos de esquistos de alto grado, migmatitas y burg 1987). En discontinuidad por encima de es-
rocas plutónicas dioríticas, tonaliticas y trondhemí- tas secuencias hay rocas neopaleozoicas, donde
ticas. El análisis petrográfico de estas rocas indican se destacan las calizas carboníferas a pérmicas
estabilidad de sillimanita + cordierita ± feldespato correlacionables por su contenido microfaunís-
potásico en ausencia de muscovita, caracterizando tico y por sus braquiópodos con las Calizas de
una asociación de alto grado. La presencia de folia- Copacabana en Bolivia (Aceñolaza et al. 1973).

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A estas rocas siguen los depósitos continenta- jóvenes forman fajas de corrimiento tanto en su
les a marinos someros correspondientes al sistema margen occidental como oriental, y donde el ba-
de rift del Grupo Salta de escasa distribución en el samento controla la deformación en su sector in-
sector norte de la Puna asociados a intrusivos de terno (Colletta et al. 1990, Ramos y Aleman 2000).
intraplaca, cuya distribución y ambiente tectónico En territorio argentino fue Brackebusch (1892)
han sido revisados por Salfity y Marquillas (1994). quien primero usó este término para describir
Las rocas dominantes en la Puna corresponden esta unidad, en un sentido más amplio que el
a diferentes rocas eruptivas de naturaleza orogé- actual. Sin embargo, corresponde a Keidel (1925:
nica con diversos pulsos volcánicos constituidas 280, 1937) y en especial a Groeber (1938) restringir
por estratovolcanes, domos volcánicos, flujos pi- su uso a los Andes de Salta y Jujuy y caracterizar-
roclásticos y plateaux ignimbríticos de amplia dis- los del punto de vista geológico-estructural.
tribución (véanse Coira 1979, 1983, 1990, Coira y En su sentido actual como provincia geológica
Barbieri 1990, Coira y Kay 1990, 1993, Caffe et al. fue definida por Leanza (1958: 223) como Andes
2002, 2007, entre otros). A estas rocas se asocian Orientales, y considerada como una continuación
depósitos sinorogénicos que muestran el avance austral de la Cordillera Oriental de Bolivia. Años
del frente de deformación desde el Paleógeno en el más tarde Turner (1972 b) generaliza el nombre de
borde oeste de la Puna que va migrando hacia su Cordillera Oriental para esta provincia geológica.
sector oriental (Ramos 1999b). En los últimos años Sus límites fueron originalmente establecidos
a través del análisis de sus circones detríticos y am- por Leanza (1958) y seguidos por Turner (1972 b),
bientes de depositación se han podido establecer siendo similares a los aceptados por otros auto-
con precisión esta migración y sus intervalos tem- res (Fig. 1). Sin embargo, en el Segundo Simpo-
porales (DeCelles et al. 2007, 2011, Galli et al. 2011, sio de Geología Regional, Turner y Mon (1979)
2014, Galli y Reynolds 2012, Zhou et al. 2016, 2017). extienden sus límites hacia el sur para abarcar
Las rocas volcánicas han recibido numerosos las distintas unidades serranas de Tucumán, con
estudios en estos últimos años que han permitido la sola excepción de la Sierra de Aconquija y las
reconstruir una compleja evolución con importan- Cumbres Calchaquíes, pertenecientes a las Sierras
tes variaciones en la geometría de la losa subduci- Pampeanas. Si se compara la extensión ilustrada
da, reflejadas en la expansión del frente volcáni- por Turner y Mon (1979, Fig. 1), con la de Turner
co hacia el antepaís, que culminan con episodios (1972, Fig. 1) y la presente, se puede observar que
ignimbríticos de amplia distribución (Coira et al. las otras sierras al oeste y al noreste de la ciudad
1993, Kay y Coira 2009, Kay et al. 2010, 2011, Ris- de Tucumán, serían según estos autores parte de
se et al. 2013, Murray et al. 2015). Estas variaciones la Cordillera Oriental. En este trabajo se siguen las
han permitido reconocer mediante el análisis de definiciones originales de Leanza (1958), Turner
su evolución petrológica importantes procesos de (1972) y Rolleri (1976), por ajustarse mejor a las
delaminación en la Puna Jujeña (Kay et al. 1994), características de homogeneidad en su historia
posteriormente confirmados mediante métodos geológica que debe tener una provincia geológica.
geofísicos en este sector y en otros lugares tanto de La geología de la Cordillera Oriental está
la Puna Jujeña como la Austral (Schurr et al. 2003, caracterizada por un basamento de edad pro-
2006, Bianchi et al. 2013, Calixto et al. 2013, 2014, terozoica tardía-cámbrica basal de rocas lepto-
Heit et al. 2014, Liang et al. 2014, Mulcahy et al. metamórficas a sedimentarias de la Formación
2014, Beck et al. 2015). Estos estudios han converti- Puncoviscana. Estas rocas están intensamente
do a la provincia geológica Puna, en una localidad plegadas por el diastrofismo pampeano, acae-
clásica para estudiar las variaciones del volcanis- cido en la parte basal del Cámbrico, correspon-
mo ante los procesos tectónicos y la delaminación diente a la orogenia pampeana datada en 530
cortical y remoción del manto litosférico. Ma en el noroeste argentino por Escayola et al.
(2011). Estas rocas están intruidas por batolitos
CORDILLERA ORIENTAL como el de Santa Victoria y el de Tastil de edad
cámbrica inferior (Hongn et al. 2008).
La Cordillera Oriental como unidad morfoes- Las secuencias clásticas del Grupo Mesón de
tructural que caracteriza las estribaciones orienta- edad cámbrica medio a superior están caracteri-
les en el antepaís de la Cordillera de los Andes es zadas por potentes ortocuarcitas depositadas en
conocida en Colombia, Perú y Bolivia, además del una cuenca episutural de plataforma (Sánchez y
sector norte de Argentina. Su característica prin- Salfity 1999). Le siguen potentes secuencias ordo-
cipal es que constituye una cadena montañosa vícicas que hacia el sector occidental se hacen más
doble-vergente, donde estratos paleozoicos y más profundas y están interdigitadas con rocas volcá-

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nicas a piroclásticas (Coira et al. 2009). Estas rocas terizada por una imbricación de corrimientos en
son cubiertas en el sector oriental por secuencias su sector oriental, que contrasta con la estructura
sinorogénicas de edad ordovícica superior (Asti- de pliegues que caracteriza al sector subandino.
ni 2003), que se continúan en los depósitos silú- Su diferencia topográfica con las Sierras Subandi-
rico-devónicos característicos de las Sierras Su- nas es notable, pasando de casi 1.500 m en el sec-
bandinas. En la Cordillera Oriental hay escasos tor subandino a más de 6.000 m s.n.m. en el eje de
afloramientos carboníferos en su borde este que la Cordillera Oriental (6.247 m en el Nevado de
se desarrollan hacia la parte más profunda de la Chañi). Esta diferencia topográfica se explica por
cuenca en las Sierras Subandinas. Han sido pre- una rampa de basamento controlada por el de-
servados en el sinclinal de Cianzo donde Starck sarrollo de interfases frágil-dúctiles en la corteza
(2008) describe depósitos neopaleozoicos. por debajo de la Cordillera Oriental, que permite
En el sector sur de la Cordillera Oriental, más que el basamento intervenga en la deformación.
específicamente en la subcuenca de Alemanía El desarrollo de estas interfases se origina por un
están representadas las diferentes unidades del incremento en el flujo térmico de la corteza de 45-
Grupo Salta. Éste corresponde a un sistema de 50 en el antepaís, a más de 80 mW/m2 (Fig. 3) a
rift de edad neocretácica a paleógena, que se de- medida que se aproxima en dirección al arco mag-
sarrolla en forma transversal al orógeno andino. mático activo (Springer y Föster 1998).
Las unidades anteriores están cubiertas por los El estilo estructural en el sector norte se carac-
depósitos sinorogénicos andinos de amplia distri- teriza por epidérmico en la parte más oriental,
bución en las cuencas de antepaís fragmentadas formando intensas imbricaciones, que pasa a un
del noroeste argentino. Tienen un desarrollo com- estilo de piel gruesa que involucra al basamento
plejo en diferentes cuencas hoy día intermonta- en la parte interna (Roeder 1988, Rodríguez Fer-
nas, cuyas secuencias de antepaís han sido esta- nández et al. 1999). En el sector sur la Cordillera
blecidas por diferentes estudios (véase Galli 2017, Oriental está caracterizada por una estructura
este volumen). de inversión tectónica, donde el sistema de rift
La Cordillera Oriental, en conjunto con las ha controlado la deformación del basamento con
Sierras Subandinas, constituye una faja plegada y vergencias opuestas a las predominantes durante
corrida antitética (Roeder 1973), cuya estructura el ciclo andino (Cristallini et al. 1997, y siguientes).
actual está controlada por el desarrollo del oró- Una característica que comparte la Cordillera
geno andino a estas latitudes. Del punto de vis- Oriental de Salta y Jujuy con las ubicadas más al
ta estructural la Cordillera Oriental corresponde norte en otros sectores de la Cordillera de los Andes,
a la zona de transporte, mientras que las Sierras es la dominante vergencia hacia el oeste de su mar-
Subandinas constituyen la zona frontal (Roeder gen occidental. Esta doble vergencia es un hecho
1978). Como clásica zona de transporte está carac- generalizado en los Andes, como los describieran

Figura 3. Variación de la topografía entre las Sierras Subandinas y la Cordillera Oriental con-
trolada por el desarrollo de interfases frágil-dúctiles debido al incremento del flujo calórico,
basado en Springer y Föster (1998) y otros trabajos citados en el texto.

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Mon y Drozdezewski (1999) para el noroeste argen- 1999). Esta autora interpretó estas tres secuencias
tino. Ha sido interpretado como controlado por las como formadas en un sistema extensional de rift,
vergencias paleozoicas, en especial la desarrollada criterio que no es compartido por otros autores
durante el ciclo famatiniano, cuya subducción do- (Starck, 1995). Actualmente hay mayor consenso
minante desde Colombia a las Sierras Pampeanas para interpretar estos depósitos como pertenecien-
ha sido hacia el este (Ramos 2009). Ello implica que tes a una cuenca de antepaís producida por carga
la vergencia de la deformación es opuesta a la po- flexural de la deformación oclóyica del ciclo fama-
laridad de la subducción, desarrollando en el ciclo tiniano (Starck 1995, Ramos 1999c).
andino retrocorrimientos hacia el oeste, como resul- La cuenca de los depósitos neopaleozoicos tie-
tado de una cuña de basamento que es transporta- ne una geometría diferente, dado que no presenta
da hacia el este en forma similar a lo que se observa una típica sección asimétrica de antepaís, con un
en las Sierras Pampeanas (Ramos et al. 2002). margen activo occidental asociado al frente de
corrimiento, como se observa en la cuenca silúri-
SIERRAS SUBANDINAS co-devónica. La cuenca carbonífera se desarrolla
con una fuerte incepción en los depósitos previos
Esta provincia geológica tiene características y en un corte transversal es simétrica con una pro-
homogéneas en el noroeste argentino, las que fue- fundización hacia el sector central (Starck 2008).
ron estudiadas tanto estratigráfica como estructu- Sus características deposicionales y la distribu-
ralmente por Bonarelli (1913, 1921). Leanza (1958) ción de sus facies, si bien están regidas en su inicio
en su descripción de las provincias geológicas por un ambiente de fuerte influencia glaciaria, su
destaca que las Sierras Subandinas presentan una mecánica de subsidencia está controlada por una
correlación directa entre la morfología de su paisa- disipación de la carga flexural. Tankard (1986) ha
je y la estructura, estando representada las sierras descripto cuencas similares de esta edad en los
por amplios anticlinales y los valles por sinclinales. Appalaches, como cuencas de relajación viscoelás-
Una de las primeras secciones estructurales balan- tica, en las cuales el borde activo al interrumpirse la
ceadas de naturaleza epidérmica de la Argentina carga tectónica y la subsidencia flexural, presenta
corresponde al perfil estructural presentado por un rebote isostático, desarrollando características
Alberto Mingramm en 1969 en el primer Simposio similares a las observadas en la cuenca de Tarija.
de Geología Regional Argentina para las Sierras Los depósitos del sistema de rift del Grupo Sal-
Subandinas por Mingram y Russo (1972). Esta sec- ta se preservan principalmente en el subsuelo don-
ción sirvió de base para que Roeder (1973) definiera de tienen amplia distribución en la adyacente Lla-
las fajas plegadas y corridas antitéticas de un oró- nura Chaqueña. Los depósitos sinorogénicos del
geno andino, como un ejemplo de faja plegada y ciclo ándico se desarrollan en discordancia sobre
corrida de tipo epidérmico (Ramos 1996). Téngase las facies de hundimiento térmico (“sag facies”) del
en cuenta que su clasificación como fajas plegadas Subgrupo Santa Bárbara de edad paleógena. Sus
y corridas epidérmicas (“thin-skinned thrust belt”) depósitos están ampliamente representados en las
y de piel gruesa (“thick-skinned thrust belt”) fue depresiones sinclinales y en el pie de monte de los
propuesta por primera vez en los Appalaches por anticlinales. Se corresponden a diversas cuencas de
Rodgers (1970, 1971). Esta sección fue mejorada por antepaís con potentes espesores de depósitos sino-
Mingramm et al. (1979) y a partir de este pionero rogénicos, formadas por carga flexural del sistema
trabajo la estructura de las Sierras Subandinas ha orogénico andino. Estos depósitos sinorogénicos
sido estudiada en detalle por numerosos autores. correspondientes a ambientes fluviales y hasta de
Si bien se discute aquellos que analizaron el sector bajada proximal de edad miocena inferior a supe-
argentino de las Sierras Subandinas, es aún mayor rior han sido formados durante el levantamiento
la bibliografía existente en el sector adyacente de de la Puna y la Cordillera Oriental. Se apoyan en
Bolivia de esta provincia geológica. discordancia sobre los depósitos neopaleozoicos.
Su estratigrafía se caracteriza por las secuencias En su tercio inferior intercalan arcillas verdes de
sinorogénicas producto de la orogenia famatinia- una transgresión marina efímera de edad miocena
na, que comienzan con los depósitos de la Forma- media (aprox. 13,5-11 Ma) representada por la For-
ción Zapla de edad ordovícica superior a silúrica mación Anta. Esta transgresión cubrió totalmente
(Astini 2003) y continúan con diversas secuencias las Sierras Subandinas, lo que demuestra que su
silúrico devónicas de gran desarrollo en las Sie- levantamiento se produjo con posterioridad a esta
rras Subandinas. Estos depósitos comprenden tres edad (Ramos y Alonso 1995).
megasecuencias deposicionales de sistemas deltai- Del punto de vista estructural se caracteriza
cos en plataformas proximales y distales (Vistalli por dos sectores que han sido denominados por

Relatorio - XX CGA - Tucumán 2017 48


Ramos – Ciencias de la Tierra y Recursos Naturales del NOA

Kley et al. (1996) como Interandino y Subandino estructuras de pliegues y corrimientos más apre-
s.s. El sector Interandino está limitado por el corri- tados. Su límite con el Subandino s.s. está dado
miento principal andino (“Main Andeann Thrust” por el corrimiento interandino (I.A.T. de la Fig. 4).
de Roeder 1988) de la Cordillera Oriental. Este lí- Hacia el sur el sistema interandino pasa a los
mite estructural es neto y ha sido analizado por suaves anticlinales de Zapla y Puesto Viejo, con
diferentes autores (Roeder 1988, Starck y Schulz los que terminan las Sierras Subandinas.
1996, entre otros). La estructura del Interandino se La estructura de los anticlinales de las Sierras
caracteriza por ser transicional con la Cordillera Subandinas ha sido caracterizada siguiendo los
Oriental, con niveles de despegue más profundos lineamientos iniciales de Mingramm et al. (1979)
y por lo tanto presenta mayor altura topográfica y por diversos autores (Aramayo Flores 1999, Kley

Figura 4. División entre los sistemas interandino y subandino según Kley et al. (1996). Nótese que el basamento si bien
no aflora participa en la estructura del Interandino.

y Monaldi 1999, Echavarría et al. 2003). Sobre la quillas 1994) correspondiente al sistema de rift del
base de sus estratos de crecimiento se ha podido Grupo Salta, que condiciona la vergencia hacia
establecer la cinemática de su formación, la mi- el oeste de los anticlinales fallados de las sierras
gración desde el Interandino al frente del Suban- principales, donde predomina un estilo estructu-
dino y la edad miocena superior a cuaternaria de ral controlado por la inversión tectónica.
su deformación (Mosquera 1999, Hernández et al. Las Sierras Subandinas hacia el norte están
2002, Hernández y Echavarría 2009). El frente de caracterizadas por una tectónica epidérmica con
corrimientos que afecta depósitos cuaternarios en vergencia hacia el este (Mingramm et al. 1979),
Campo Durán, se está propagando en el subsue- mientras que el Sistema de Santa Bárbara tie-
lo hasta la estructura de Jollín unos 10 kilómetros ne una deformación de piel gruesa y vergencia
hacia el este (véase Ramos et al. 2004, Fig. 3). Este opuesta (Mingramm et al. 1979, Kley y Monaldi
sector coincide con una serie de sismos intracorti- 1999). El límite entre los dos sistemas corresponde
cales cuyos epicentros se ubican al este del frente a la estructura de Lomas de Olmedo (Fig. 5), que
orogénico del Sistema Subandino (Suayter 1983). tiene una vergencia hacia el este como las Sierras
Subandinas, pero tiene un anticlinal fallado por
SISTEMA DE SANTA BÁRBARA inversión tectónica, no epidérmico y controlado
por el rift del Grupo Salta (Ramos et al. 2006).
Este sector había sido incluido en las Sierras Su- El sistema de Santa Bárbara se puede dividir en
bandinas en las primeras propuestas de división dos sectores (Fig. 5). El septentrional que se desa-
en provincias geológicas del noroeste argentino rrolla al norte de Metán, caracterizado por grandes
(Leanza 1958, Mingramm y Russo 1972). Su sec- anticlinales fallados en sus limbos occidentales y
tor sur había sido incorporado parcialmente en la con vergencia al oeste, cuyos núcleos de rocas pa-
Cordillera Oriental por Turner y Mon (1979). Los leozoicas tienen una cubierta discordante de depó-
primeros en separar el Sistema de Santa Bárbara sitos del Cretácico Superior – Paleógeno del Grupo
como una provincia geológica independiente han Salta y depósitos sinorogénicos. El borde oriental
sido Rolleri (1976) y Baldis et al. (1976). Estos auto- de este sector está dado por corrimientos epidérmi-
res la segregaron de las Sierras Subandinas por sus cos con vergencia al este, que afectan los depósitos
características estructurales y contrastante historia pliocenos que cabalgan sobre el Cuaternario, como
geológica. Ambas diferencias están regidas por la se observa en la región del Piquete. Este sector norte
existencia del depocentro de Metán (Salfity y Mar- es el de mayor acortamiento y deformación, coinci-

Relatorio - XX CGA - Tucumán 2017 49


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Figura 5. División del Sistema de Santa Bárbara en dos sectores de diferentes car-
acterísticas (modificado de Ramos 1999a). Los límites han sido establecidos según
Rolleri (1976), mientras que el sector oriental está basado en Mon (1976).

diendo con el desarrollo del depocentro de Metán. Rocas paleozoicas también afloran en los cerros
Algunos autores denominaban a este sector Sierras Remate y Cantero (Mon y Dinkel 1974). Estas
Subandinas de Santa Bárbara (Baldis et al. 1976). rocas están cubiertas por los conglomerados y
Hacia el sur se incluyen en este sistema las areniscas rojas cretácicas del Grupo Salta, con-
sierras de La Candelaria, Medina, Nogalito, la troladas por fallas normales del sistema de rift
Ramada y del Campo, siguiendo la propues- invertidas durante la deformación cenozoica su-
ta de Rolleri (1976), dado que estas estructuras perior (Mon 1971, Bossi y Moyano 2014). La ver-
presentan más afinidades en su historia geoló- gencia de estas sierras del noreste de Tucumán es
gica y en sus características estructurales con dominantemente hacia el este, aunque localmen-
las del Sistema de Santa Bárbara. En estas sie- te las sierras del Campo y de la Ramada vergen
rras, en discordancia angular sobre un substrato al oeste (Mon et al. 1970, 2014, Iaffa et al. 2011).
leptometamórfico de edad proterozoica afloran Algunos autores como Mon (1972, 1976), han
remanentes de depósitos correspondientes a la preferido asimilarlas a la Cordillera Oriental,
plataforma clástica cámbrica y ordovícica (Ricci priorizando sus características estructurales, cri-
y Villanueva 1969, Mon et al. 1970, Mon 1971). terio que no se comparte.

Relatorio - XX CGA - Tucumán 2017 50


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SIERRAS PAMPEANAS Estas características indican una importante zona


de depositación en el pie de monte, que estaría re-
Esta provincia geológica fue definida por flejando una subsidencia por carga flexural la que
por Stelzner (1876) para comprender una serie se hallaría activa en la actualidad.
de sierras formadas por esquistos cristalinos o
metamórficos que emergían de las pampas cir- CONCLUSIONES
cundantes. Su caracterización actual se debe a
González Bonorino (1950), quien fue el primero El breve análisis realizado de las provincias
en definirlas como una estructura contraccional geológicas del noroeste argentino permite iden-
formada por bloques de basamento rotados, con tificar una serie de características tectónicas que
niveles de despegue coincidentes en transiciones destacan sus peculiaridades principales y que se
frágil-dúctiles dentro de la corteza. Este autor resumen a continuación.
fue quien propuso que el grado de metamorfis- - La Cordillera Occidental como la describiera
mo disminuía hacia el norte y que la preserva- Keidel (1937) representa exclusivamente los
ción de su antigua cubierta paleozoica se incre- estratovolcanes y rocas asociadas del Ceno-
mentaba en este sentido. En la región analizada zoico tardío, dado que el arco volcánico no
está compuesta principalmente por la Sierra del estaba en esta posición durante el Mioceno.
Aconquija y las Cumbres Calchaquíes. - La Puna es una de las provincias más complejas
La estratigrafía se compone en la región de donde se han registrado las primeras eviden-
rocas metamórficas e ígneas de edad proterozoi- cias de levantamiento termal, delaminación
ca a cámbrica inferior, intruidas por rocas vol- cortical y remoción del manto litosférico a tra-
cánicas de edad miocena tardía. Estos depósitos vés de diferentes procesos geológicos. Dado
están cubiertos discordantemente por depósitos que estos procesos se encuentran aún activos,
sinorogénicos de edad miocena. convierten a esta región en un laboratorio geo-
La existencia de estas montañas en bloque que lógico de importancia global por sus caracte-
caracterizan a un antepaís fragmentado (“broken rísticas tectónicas.
foreland”) se debe a la horizontalización de la pla- - La Cordillera Oriental interpretada tradicio-
ca de Nazca, la que fue responsable de la migra- nalmente como una zona de transporte de la
ción del magmatismo de arco hacia el antepaís y faja plegada y corrida del sistema subandino,
del paulatino ascenso y deformación de los blo- cuando se analiza regionalmente muestra una
ques de basamento en esa dirección. Su desarrollo transición paulatina hacia el sur con las Sierras
coincide con la geometría de la zona de subduc- Pampeanas, confirmando un diferente nivel es-
ción horizontal pampeana (“Pampean flat slab”, tructural y diferentes procesos en su formación.
Ramos et al. 2002). - Las Sierras Subandinas, junto con el Sistema Su-
bandino sur de Bolivia, se comportan como
LLANURA CHAQUEÑA una de las fajas plegadas y corridas epidérmi-
cas más clásicas y mejor desarrolladas en el
Esta llanura corresponde al antepaís no defor- antepaís de los Andes.
mado de la Cordillera de los Andes a estas latitu- - El Sistema de Santa Bárbara con una marcada va-
des. Si bien tiene una compleja estructura en el sub- riación en el estilo estructural y desarrollo geo-
suelo, su morfología y la distribución superficial de lógico, debe sus características principales a su
sus depósitos cuaternarios, muestra la dinámica de ubicación en la parte central de un importante
agradación de grandes mega-abanicos aluviales. Se depocentro de rift, el que hacia el sur se atenúa
destaca el mega-abanico del río Juramento, el que por efectos de borde de cuenca, tanto de las se-
con ápice en la localidad de Joaquín V. González a cuencias paleozoicas como las cretácicas.
los aproximadamente 25ºS de latitud, se extiende Una vez más el análisis regional de las distin-
por más de 300 km hacia el este. Está limitado hacia tas provincias geológicas del noroeste argentino
el norte por el cauce subsecuente del río Bermejo, evidencia ser una herramienta tanto para la com-
que lo diseca, a igual que el río Pilcomayo. Ambos prehensión e identificación de los procesos geo-
sistemas fluviales evidencian un control estructu- lógicos regionales, como para la transmisión del
ral como se infiere del desarrollo lineal de sus de- conocimiento.
pósitos fluviales paralelos a sus cauces. El límite
sur del mega-abanico del río Juramento, que se ex- Agradecimientos
tiende más de 250 km en forma meridiana hacia el Se desea agradecer expresamente a los doctores Clau-
sur pasa transicionalmente a la llanura pampeana. dia Muruaga y Pablo Grosse por la invitación a par-

Relatorio - XX CGA - Tucumán 2017 51


Ramos – Ciencias de la Tierra y Recursos Naturales del NOA

ticipar en este relatorio y la edición realizada, que se Celles, P.G. et al. (Eds.), Geodynamics of a Cordil-
hace extensivo al doctor Fernando Hongn por le lectura leran Orogenic System: The Central Andes of Ar-
crítica del manuscrito. Este es la contribución R: 223 del gentina and Northern Chile, Geological Society of
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