Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La raíz estructural
darles nombres distintos… Así pues, propongo reservar el uso del término
etnología para el estudio de la cultura mediante el método de reconstruc-
ción histórica más arriba descrito, y usar el término de antropología social
como nombre del estudio cuyo objetivo es formular leyes generales subya-
centes a los fenómenos culturales. Me parece que al hacer esta sugerencia
no hago otra cosa que hacer explicita una distinción que ya está implícita
en la mayoría de los usos actuales de estos términos (1975: 29-30).
Para afianzar su conclusión sobre el nombre y el objetivo de la
antropología social, Radcliffe-Brown desarrolla con cierta amplitud dos
temas, que ayudan a trazar los límites de su disciplina. Uno es explicar
por qué la antropología evolucionista, la difusionista y el particularis-
mo histórico se apartan de la antropología social. Y el otro es trazar las
relaciones de su disciplina con otras que suelen considerarse cercanas,
como la etnología, la sicología, la antropología aplicada y la etnografía.
Sobre el primer tenia, recuerda que la antropología nace cuando
el horizonte científico estaba dominado por el evolucionismo y los an-
tropólogos se vieron obligados a adoptarlo en el estudio de la cultura, a
pesar de la ambigüedad que produjo, pues consideraron la evolución casi
exclusivamente desde el punto de vista histórico y no desde el inductivo,
y por eso trataron, no de descubrir las leyes generales que operan en el
desarrollo de la cultura, sino demostrar que dicho desarrollo ha sido un
proceso por el que la sociedad humana paso por una serie de etapas (1975:
31). Radcliffe-Brown, aunque habla del evolucionismo de Morgan en
Ancient Society (1877) y de la crítica del mismo por Lowie en Primitive
Society (1921), juzga que el problema de la antropología evolucionista
era que no estuvo completamente segura de sus propios fines, nunca re-
solvió claramente si lo que pretendía era hacer una reconstrucción de la
historia de la cultura o descubrir la leyes generales de la cultura como un
todo (1975: 33).
Sobre el difusionismo, tanto alemán (Graebner y Schmidt) como
inglés (Rivers, Perry y Elliot Smith), Radcliffe-Brown piensa que ha ayu-
dado a adoptar cada vez más el punto de vista claramente histórico (1975:
34), punto de vista más adoptado aún por el particularismo histórico
norteamericano, sobre todo por Kroeber, en su artículo «Eighteen Pro-
fessions» (1915), y Sapir. Pero, si se logró consenso en definir la etnología
Historia de la antropología. Volumen III: Antropología social / 85
do sus propios estudios durante cerca de cuarenta años (1972: 201). Tras
calificar de muy discutible la tesis de Tylor de que solo las religiones más
elevadas están especialmente en la moralidad y que el elemento moral está
escasamente representado en las religiones de las razas de más bajo nivel
(1972: 196), recuerda que lo que hace al hombre un animal social no es
cierto instinto de grupo, sino el sentido de dependencia en sus innume-
rables formas. Luego distingue dos tipos de esta (dependencia ante los
poderes superiores y ante las normas del propio grupo), idea que parece
proceder de Durkheim, para quien sólo la sociedad tenía un poder simi-
lar al de Dios, al hacernos a su imagen y semejanza, y así se podía decir
que Dios no es otra cosa que la sociedad simbólicamente pensada.
La sexta sugerencia de Radcliffe-Brown, que cierra su conferen-
cia, es:
Se sugiere como fórmula general (cualquiera que sea esa fórmula, puede
merecer la pena) que lo que se expresa en todas las religiones es lo que he
llamado sentido de dependencia en su doble aspecto, y que las religiones
cumplen su función social manteniendo constantemente este sentido de
dependencia (1972: 202).