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Había una vez una niña llamada Sofia que tenía un poder muy especial: podía volar.

Ella descubrió sus habilidades cuando un día, mientras jugaba en el parque con su
hermano menor, saltó muy alto y se elevó en el aire. Al principio, se asustó un poco,
pero pronto descubrió que podía controlar su vuelo y moverse a través del aire como si
fuera un pájaro.

Sofia estaba muy emocionada por su habilidad, pero también sabía que tenía que
mantenerla en secreto, así que no se lo contó a nadie. Sin embargo, no pudo evitar usar
sus poderes de vez en cuando. Cuando tenía un mal día en la escuela, volaba por encima
de los árboles y se sentía libre y feliz. También ayudaba a su abuelo a recoger frutas de
los árboles altos al volar para alcanzarlos fácilmente.

Un día, mientras estaba volando en el parque, Sofia vio a un grupo de pájaros atrapados
en una red. Sin pensarlo dos veces, se acercó y usó sus poderes para liberar a los pájaros
y llevarlos a un lugar seguro.

Después de ese día, Sofia decidió usar sus poderes para ayudar a los demás. Empezó a
visitar hospitales para animar a los niños enfermos con su habilidad para volar, y
también ayudó a las personas mayores a limpiar sus techos y recoger frutas de los
árboles altos.

Con el tiempo, la gente comenzó a conocer las hazañas de Sofia y la llamaron "el hada
voladora". Aunque a veces extrañaba la normalidad, Sofia sabía que sus poderes eran un
regalo especial y que debía usarlos para hacer el bien. Y así, ella voló hacia el futuro,
siempre lista para ayudar a aquellos que lo necesitaban.

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