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Proverbios 14:8 dice: “El sabio medita en sus propios caminos, pero al necio lo engaña su
propia necedad” (NBV). Hay algunas cosas que debes enfrentar en tus finanzas, y
entre más esperes para hacerlo, más difícil será arreglarlas.
La segunda cosa que Dios quiere que hagas, como lo hizo el administrador, es
hacer un plan. ¿Cómo sabes si tienes un plan financiero? Es muy sencillo: ¿Tienes
un presupuesto? Un presupuesto le dice a tu dinero a dónde ir. Si no tienes un
presupuesto, tú no tienes un plan. “El hombre hace planes, pero es el Señor el que dirige
sus pasos” Proverbios 16:9 (NBV).
La tercera cosa que hizo el administrador que también debemos hacer, es actuar
rápidamente. Él no pospuso las cosas. Él no esperó. Puso en marcha su plan. Él no
dijo: “Algún día voy a ordenar mis finanzas. Algún día comenzaré a ahorrar para la
jubilación”. Recuerda esto: “uno de estos días” será ningún día.
El administrador dice en Lucas 16:4, “Ya sé lo que voy a hacer, para tener quienes me
reciban en sus casas cuando me quede sin trabajo” (DHH). Eso es lo que Jesús está
elogiando —no la falta de honradez del administrador, sino su capacidad para hacer
un plan y actuar en consecuencia. Si vas solo a la deriva a través de la vida, no
estás actuando con prudencia. Necesitas tener la visión a largo plazo.
Cuando Jesús habla de la visión a largo plazo, no está hablando de la
jubilación. Está hablando de la visión a largo plazo al otro lado de la muerte. Cuando
miras hacia el futuro, haces un plan que le agrade a Dios, y luego actúas en
consecuencia; así estás haciendo una inversión para el futuro que cosechará
recompensas eternas.