Está en la página 1de 2

En las angiospermas primitivas las flores son relativamente voluminosas y sobre el

receptáculo cónico y alargado llevan, en disposición helicoidal o espiralada, numerosas piezas


periánticas, estambres y carpelos. En los grupos derivados, más evolucionados, se observa
un progresivo empequeñecimiento (reducción) de las flores y una disminución del número de
sus piezas (oligomerización). Se ha postulado que la base adaptativa de esta tendencia
evolutiva es el desarrollo más rápido y un menor riesgo de daños cuando hay numerosas
flores pequeñas que cuando hay pocas flores y frutos grandes y, por otro lado, una mejor
integración espacial y formal de los órganos en las flores oligómeras que en las polímeras. En
relación con esta reducción y oligomerización se produjo un acortamiento del eje floral o
receptáculo, de modo tal que, pasando por estados intermedios helicoide-verticilados, se llegó
finalmente a la posición uniformemente verticilada o cíclica de las piezas florales. 14

Simetría floral[editar]
Se dice que en un objeto existe simetría cuando por lo menos un plano puede dividirlo en dos
partes, tal que cada parte sea la imagen especular de la otra. Ciertas flores no presentan
ningún plano de simetría por lo que se dicen asimétricas o irregulares, como es el caso de las
"achiras" (las especies del género Canna). En la mayor parte de las flores verticiladas, no
obstante, debido a que existen repeticiones de piezas florales, pueden existir uno o más
planos de simetría, por lo que las mismas pueden tener simetría bilateral (es decir, un solo
plano de simetría) o simetría radial (o sea, varios planos pueden dividir a la flor en otras tantas
imágenes especulares). Así, se distinguen por su simetría, dos tipos de flores. Las flores
denominadas actinomorfas, radiadas o polisimétricas presentan simetría radial, como es el
caso de Tulipa gesneriana (liliáceas) o Linum usitatissimum (lináceas). En cambio, las
flores monosimétricas, dorsiventrales o cigomorfas tienen simetría bilateral y la evolución de
su forma tiene relación con la necesidad de atraer y guiar a los polinizadores hasta ellas,
como por ejemplo, las flores de las orquídeas y muchas leguminosas.15 Las flores espiraladas
se consideran asimétricas según algunos autores, 15 o actinomórficas según otros.1617
La simetría se define en general a través del perianto, no obstante, el androceo también
puede estar implicado debido a la reducción de algunas piezas (estaminodios) o al aborto de
uno o más estambres, como ocurre en las eudicotiledóneas y en las monocotiledóneas. Las
flores cigomorfas aparecieron relativamente tarde en el registro fósil (Cretácico superior) en
comparación con el período aceptado de diversificación temprana de las angiospermas
(Cretácico temprano).18 La polisimetría, entonces, se considera generalmente el estado
ancestral de las angiospermas y la monosimetría, el estado derivado que ha evolucionado de
modo independiente en numerosas ocasiones. Como un carácter arquitectónico derivado,
generalmente asociado con la diversificación de muchos linajes de plantas, constituye una
innovación morfológica. De hecho, los cambios en la simetría floral están asociados con los
cambios en el rango de polinizadores efectivos, lo que, por su lado, puede originar barreras a
la hibridación entre las especies. Así, varios de los taxones con mayor riqueza de especies
llevan flores monosimétricas, tanto en las eudicotiledóneas centrales (fabáceas, asteráceas)
como en las monocotiledóneas (zingiberáceas, orquidáceas). Estos taxones tienen
generalmente planes de organización "cerrados" con estructuras florales más o menos
elaboradas. En contraste, la monosimetría está casi ausente en las angiospermas basales y
es bastante infrecuente en las eudicotiledóneas basales (Ranunculales, Proteales) donde el
plan de organización "abierto" es más común que en las eudicotiledóneas nucleares. 1819
son Magnolia grandiflora (magnoliáceas), Victoria cruziana (ninfeáceas) y Opuntia ficus-
indica (cactáceas). El segundo tipo de disposición de los antófilos es la
denominada disposición verticilada o cíclica, en el que las piezas se insertan en varios nudos
del eje, disponiéndose en verticilos o ciclos. Cada pieza floral de un verticilo alterna con las
piezas del siguiente, por ejemplo, los pétalos alternan con los sépalos. En estas flores,
denominadas cíclicas o verticiladas, el número de verticilos puede variar, dependiendo
nuevamente de la familia considerada. Muy frecuentemente las flores llevan cuatro ciclos
(llamadas tetracíclicas), como las de Solanum (solanáceas): un ciclo de sépalos, uno de
pétalos, otro de estambres y el último de carpelos. También son usuales las flores
pentacíclicas (llevan cinco ciclos) ya que, en este caso, presentan dos ciclos de estambres en
vez de uno solo, como las flores de Lilium (liliáceas). Hay muchos otros casos, finalmente, en
los que las flores presentan varios verticilos de estambres, como en Poncirus
trifoliata (rutáceas), en cuyo caso las flores presentan más de cinco ciclos. 13

También podría gustarte