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《ARTÍCULO》
フランシスコ・ガルシア=フェルナンデス
ホルヘ・ロペス=アレバロ
ブルノ・ソビジャ
本稿は、一連の制度的諸形態の分析を通じてレギュラシオン学派の観点から、キューバにお
ける経済危機の構造的特徴を明らかにしようとするものである。まず第 I 章では、フランスの
レギュラシオン学派により提唱された概念的・理論的の視点から、構造的危機の内容を議論す
る。第 II 章では、特定の制度的形態に基づき、レギュラシオン学派の危機に関する分析の方法
論をキューバの事例に当てはめる。そして結論として、1990 年代と 2000 年代に危機が発生し
たのは、本稿で分析する制度的諸形態、すなわち給与形態、生産・技術形態、金融形態、国際
体制への参入形態の機能が消耗した結果である。最後に、この危機から抜け出すためには、時
代遅れとなった制度的形態の再編を指向する経済政策の策定が必須であることを提案する。
INTRODUCCIÓN
1
Profesor investigador en la Unidad Académica Multidisciplinaria de Comercio y Administración Victoria en la
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México.
2
Profesor investigador en la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Chiapas, México. e-mail:
jalachis@hotmail.com.
3
Profesor investigador en la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Chiapas, México.
16
I. LA CRISIS ESTRUCTURAL DESDE LA PERSPECTIVA REGULACIONISTA
17
en periodos largos de tiempo. Esas crisis, debido a su naturaleza estructural, afectan la
relación capital-trabajo a nivel de empresa y a nivel social, el modo de competencia y las
relaciones que involucran al estado (Altamira, 2006). Según nuestra perspectiva, la
tipología de la crisis desarrollada por la escuela regulacionista sobrepasa los límites del
capitalismo, abarca cualquier sistema económico basado en la producción del excedente y
puede ser útil para estudiar procesos de crisis de larga duración en cualquier sistema
económico basado en la producción del excedente. Precisamente, aquellas crisis
“grandes” o crisis del modo de producción implican necesariamente una transformación
del modo de producción y apropiación del excedente (Boyer, 2007).
Para Boyer (1996: 97), “la relación salarial se define por la complementariedad de
las instituciones que encuadran el mercado de trabajo y su compatibilidad con el modo de
regulación vigente. En consecuencia la relación salarial varía en el tiempo y en el espacio,
manifestando configuraciones diversas del desempeño económico”. La relación salarial,
una de las formas institucionales señaladas, sufre ajustes importantes durante las crisis
estructurales, se transforma de una forma salarial correspondiente a un estadio específico,
en otra más acorde con las nuevas condiciones técnico-económicas y sociales que se
forman producto del proceso de reestructuración. En una crisis “grande” la correlación
entre el capital y el trabajo se modifica, cambia la distribución del excedente económico
en función de la correlación de fuerzas existentes. Según Soria (2008), la dominación de
la clase capitalista –o de clase en general– se transforma en explotación económica
mediante la relación salarial. Para los regulacionistas, esta relación a nivel global se
manifiesta en formas institucionales relacionadas con la formación de los salarios, las
formas de contratación colectiva y de protección social de los trabajadores. La relación
salarial se concreta en la empresa misma, donde el dueño, o el que ejerce como su
representante, ve constreñido su poder por esas formas institucionales.
En dependencia de la relación salarial que domine en un sistema económico, así
serán los límites a los que esté sujeto el propietario de los medios de producción al ejercer
de dueño temporal de la fuerza de trabajo. Esos límites serán los que construyan los
incentivos económicos y no económicos a lo que se enfrenta el trabajador en la empresa.
En condiciones de una relación salarial constreñida por formas institucionales que coarten
la protección social de los trabajadores, que debiliten la contratación colectiva y sus
beneficios y limitada a una formación salarial que se ajusta a un precio permanentemente
devaluado de la fuerza de trabajo que reproduce de forma muy restringida sus condiciones
laborales; entonces los incentivos laborales serán débiles con repercusiones negativas
sobre la productividad del trabajo. En cambio, la existencia de formas institucionales
progresistas que generan la formación de incentivos al incremento de la productividad,
son aquellas que impulsan contratos colectivos con una cobertura amplia de protección
social y de salarios que contribuyen a la reproducción ampliada de las condiciones de vida
del trabajador y su familia. En dependencia del predominio de una u otra tendencia, así
18
será la correlación entre el trabajo y el capital en la apropiación y distribución del
excedente.
La crisis estructural refleja también los desajustes en la relación técnico organizativo
del proceso de trabajo. Esta relación expresa los vínculos que se establecen bajo diversas
formas entre los propietarios de los medios de producción, los trabajadores y los medios
de producción mismos (Coriat, 1982; Boyer, 1986). Coriat (1982) denominó fordista a las
formas de organización del trabajo basadas en una relación peculiar entre el trabajador y
los medios de trabajo, donde el salario se indexa a los precios de los bienes de consumo
en la medida que aumenta la productividad.
Nuestra perspectiva comparte el criterio de que la eclosión de las crisis estructurales
está relacionada con la quiebra de un modelo o régimen de acumulación específico, la
cual se expresa a través de la disfuncionalidad de un conjunto de formas institucionales.
Algunas de las más importantes y aquí analizadas son: la relación salarial, las relaciones
técnico productivas, las formas económicas de intervención del estado y, por último, las
relaciones internacionales. La superación de la crisis estructural, a través de un proceso de
reestructuración, está asociada a la instauración de formas institucionales alternativas que
sustituyan el régimen de acumulación decadente.
En este trabajo abordaremos las formas institucionales propuestas por los
regulacionistas aplicadas al caso cubano: la relación técnico productiva, la relación
salarial, la relación monetaria-financiera y la relación internacional.
19
ese año (en 1989 este indicador fue del 26,3%). A partir de 1995, con la recuperación
económica, comienza a elevarse lentamente, pero aún en 2000, según el Anuario
Estadístico de Cuba de ese año, la FBC representaba el 11.7% del PIB, un dato mejor,
pero aún excesivamente reducido comparado con las necesidades del país y experiencias
internacionales exitosas (CEE, 2000). En 2002 y 2003, con el nuevo declive económico,
el nivel de FBC vuelve a descender –10.6 y 9.2% respectivamente (ONE, 2008a)–,
constituyendo el 39% del monto absoluto existente en el año 1990 (ONE, 2006). A partir
de 2004, con el repunte del crecimiento económico, se aprecia un incremento muy
moderado de la tasa de inversión hasta llegar a su nivel más elevado después de la crisis
en 2006, para volver a caer en 2007 (ONE, 2008a).
Sin embargo, el componente de Maquinarias y Equipos ha crecido fuertemente a
partir de 2006 y más moderadamente en 2007 (ONE, 2008a). En ese primer año el
incremento fue de 132% con relación al 2005 y un 16% en 2007 comparado con el año
anterior (ONE, 2008a). La fuerte expansión se explica por el nivel sumamente bajo de
partida –en 2005 este apartado representaba sólo un 1.58% del PIB mientras que en 1990
fue de un 10%–. En 2007 Maquinarias y Equipos representaron el 2.84% del PIB (ONE,
2008a).
A partir de 1990 el país sufre una descapitalización sin precedentes en el siglo XX.
Desde principios de 2000 probablemente existió la intención política de comenzar a
revertir esa situación, sobre todo, por el reconocimiento de la precariedad del parque
industrial nacional (ONE, 2006). A partir de 2004, se aprecia una débil recuperación
asociada a proyectos turísticos, energéticos, de modernización de las plantas de níquel y
programas sociales. Sin embargo, los efectos de la crisis mundial desde el segundo
semestre de 2008 y la caída del precio del níquel han paralizado la mayoría de esos
proyectos.
La crisis de inversión aún no superada en la economía cubana ha impactado la
acumulación y modernización de capacidades productivas acordes con el cambio
tecnológico acelerado que vive el mundo desde los años 90. La escasez de recursos
productivos, las limitaciones para acceder a tecnologías de punta y las limitaciones de
financiamiento han retrasado el desarrollo de capacidades tecnológicas importantes en la
mayor parte de las empresas cubanas. Aunque algunos sectores fueron priorizados por el
gobierno, como el sector energético, la exploración y extracción de petróleo y gas, la
biotecnología y los equipos médicos, la mayor parte de la economía nacional quedó
excluida de ese proceso. Debido a su naturaleza, la crisis de inversión afecta al conjunto
de formas institucionales mencionadas. En particular, a la forma de las relaciones técnico
productivas, la cual refleja la ineficiencia persistente del modelo organizativo empresarial.
Algunas de las medidas económicas implementadas a principios de los 90
pretendieron reorganizar el modelo empresarial con la introducción, por un lado, de
nuevos agentes económicos: la empresa mixta y los trabajadores por cuenta propia,
20
aunque la empresa estatal continuó siendo el agente fundamental del sistema económico;
y por otro, pretendiendo transformar el modelo de funcionamiento de las empresas
estatales con la aplicación selectiva y paulatina del Sistema de Perfeccionamiento
Empresarial –SPE– (Lage, 2006). Los últimos datos difundidos de resultados de la
aplicación del SPE son del tercer trimestre de 2006 (Lage, 2006; Lee, 2007). Hasta ese
momento, los resultados son precarios, si tomamos en cuenta el lapso de 10 años de
aplicación del SPE, el total del parque industrial y de trabajadores ocupados en esas
empresas (31.8% del total de las empresas y 25.5% de los trabajadores). Según los
indicadores señalados, las empresas que estaban aplicando el sistema presentaban
resultados superiores al resto en cuanto a las utilidades (52.5% de las utilidades), la
productividad (50% superior al resto) y la generación de divisas (59.8% de las ventas en
pesos convertibles cubanos). En cambio, las empresas en el SPE representaban sólo el
32.1% del total de las ventas de las empresas del país (Lee, 2007). A pesar de que uno de
los principios de funcionamiento del SPE es la autonomía de las empresas incorporadas
al sistema, en la práctica es una de sus grandes carencias, tanto para decidir sobre la
asignación de sus recursos y en general para la toma de decisiones.
Los modelos de organización basados tanto en la empresa estatal como en la
cooperativa han sido ineficientes. Por ello, es una urgencia de primer orden reformar el
modelo de funcionamiento de la empresa, donde la primera medida pasa por la concesión
de autonomía en la gestión y toma de decisiones, ya sean empresas estatales o
cooperativas. De hecho, desde 2007, y sobre todo en 2008, se introdujeron las primeras
medidas de una posible reestructuración de las relaciones agrarias. El gobierno canceló las
deudas con las cooperativas y los productores privados, subió los precios de los productos
que venden al estado –carne y leche–, y autorizó la apertura de un mercado en pesos
convertibles de insumos para los productores privados. En julio de 2008 el gobierno
presidido por R. Castro autorizó la entrega de tierras ociosas a personas jurídicas o
naturales que se propongan producir alimentos para el mercado interno (el 50% de las
tierras cultivables están ociosas o subutilizadas).
Una acción crucial en la reestructuración del modelo de organización de las
empresas cubanas tiene que ser la apertura de espacios a la pequeña empresa basada en la
propiedad privada individual, tanto en la agricultura como en otros sectores, en función de
la creación de empleo o de riqueza. Aunque a mediados de los 90 se autorizó el llamado
trabajo por cuenta propia en una amplia variedad de trabajos, la existencia de una serie de
regulaciones para apertura y funcionamiento obstaculizaron desde un inicio la
proliferación de este esquema de negocio. No ha habido una política decidida y
permanente de apoyo a los pequeños negocios familiares, pasando por etapas de represión,
desestimulo y relativo apoyo como ha ocurrido a partir de 2009 nuevamente. En la
agricultura, la producción de los campesinos particulares es fundamental para abastecer el
mercado interno de una serie de productos esenciales para la economía del país –tabaco,
21
hortalizas, carne porcina, maíz, café, frijoles, frutas, cacao, miel de abeja, caña de azúcar,
arroz y leche–, sin embargo, las excesivas regulaciones han limitado las potencialidades
de ese sector. A pesar de las dificultades, los campesinos independientes y las
Cooperativas de Producción Agropecuaria (modalidad de cooperativas que existía antes
de las UBPC y que aún conviven en el campo cubano) con el 35% de las tierras
cultivables producen cerca del 60% de la producción nacional de alimentos.
1989 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
[1]
Tasa Anual de PIB (%) 1.2 5.9 3.2 1.4 3.8 5.8 11.2 12.1 7.3 4.3
PIB Per cápita (pesos 1981) 1,585 1,478 n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d.
PIB Per cápita (pesos 1997) 1,976 2,752 2,818 2, 674 2,768 2,922 3,247 3,639 3,904 4,073
Inversión extranjera
(mil mill. US$)[3] n.d. 2.2 2.5 2.5 n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d.
[1]
Para un PIB de 1989 calculado a precios constantes de 1981. A partir de 2002 el cálculo es en base a precios de
1997 (ONE, 2008a). Se asume la tasa de cambio oficial, 1 peso = 1 dólar.
[2]
Hasta el año 2000 se basa en un PIB a precios constantes de 1981. A partir de 2002, es información de ONE
(2008a, 2008b) en base a precios de 1997. El 2008 es en base a ONE (2009a).
[3]
Inversión desembolsada.
Fuentes: Mesa Lago (2001; 2005a; 2005b; 2008); ONE (2006a; 2006b; 2008ª; 2008b; 2009a).
22
reforma económica del Periodo Especial, la inequidad de ingresos aumentó,
produciéndose una situación de desigualdad y de estratificación social no conocida en las
décadas de los 70 y 80 (Galbraith et al., 2008; Espina, 2008; Ferriol, 2004).
El valor salarial medio actual aún no llega a la cuarta parte del valor del salario de
1989 (Vidal, 2007). Este problema impacta directamente la calidad de vida de la
población y se refleja en bajos o nulos incentivos al incremento de la productividad y a la
calidad del trabajo aportado en sectores con impacto social. Aunque existen
complementos al salario en algunos sectores –primas en pesos convertibles, retribuciones
en especie (“la jaba”)– como formas de compensar el deterioro salarial, estos no
compensan la pérdida de capacidad de compra del salario.
Desde mediados de los 90, las remesas del extranjero a familiares o amigos
residentes en Cuba han sido una fuente muy importante de ingresos en divisas para el país,
actuando como complemento a los salarios nominales y contribuyendo a atenuar el
empobrecimiento de una parte importante de la población cubana, así como a financiar la
balanza de pagos, debido a los recurrentes déficit comerciales (García Fernández, 2004).
A pesar de que en los últimos años, tanto el gobierno, como académicos de fuera de Cuba,
insisten en la reducción significativa de estos flujos desde fines de 2004 producto de las
medidas aplicadas por la administración Bush para limitarlas, la realidad cubana se
encarga de demostrar que la afluencia en gran escala de esos recursos continúa (Mesa
Lago, 2005a; Pérez López y Díaz Briquets, 2005). El nivel de precios de las tiendas en
pesos convertibles acumula incrementos desde años anteriores y un crecimiento de los
salarios muy por debajo de la expansión de los precios, refleja el papel determinante que
desempeñan en la actualidad las remesas familiares como fuente de financiamiento del
consumo familiar.
Una de las manifestaciones más controversiales de la realidad cubana es la no
correspondencia existente entre la calificación personal, el ingreso personal y el nivel de
vida de las personas. Precisamente esta situación es una de las causas que provoca la
emigración de una parte del capital humano que se ha formado en las universidades
cubanas o en centros en el extranjero después de 1959. A pesar del reconocimiento estatal
al papel del conocimiento como principal recurso productivo de la economía actual y de
rol significativo que deben tener los sectores basados en la ciencia en la solución de los
problemas de la economía cubana, la remuneración al trabajador de la ciencia dista
considerablemente de los niveles de ingresos que reciben investigadores similares en
América Latina. Incluso, como es conocido, a partir de la crisis de inicios de los 90,
ocupaciones sin ninguna o baja calificación, obtienen remuneraciones muy superiores a
los profesionales de la ciencia. Esta contradicción exige una solución obligada en el corto
plazo, que ponga en correspondencia el aporte laboral del individuo a la economía del
país, con sus remuneraciones laborales y condiciones de vida.
23
3. Concentración de mercados y diversificación de productos: forma de inserción
internacional
Export. de bienes 5,400 1,676.80 1,661.50 1,421.60 1,671.60 2,118.00 2,159.4 2,924.5 3,685.6 3,679.5
Import. de bienes 8,140 4,876.70 4,838.30 4,140.70 4,612.50 5,562,00 7,604.3 9,497.9 10,079 14,249.20
Balanza de bienes -2,740 -3,199.90 -3,176.80 -2,719.10 -2,947 -3,063 -5,444.9 -6,573.3 -6,393.5 -10,569.6
Balanza de 125
servicios [1] 2,223.0 2,212.80 n.d. 2,550 2,940 5,201.32 6,456 7,900 n.d.
[1]
Los datos de 2005 y 2006 se refieren a exportaciones de servicios. Calculado a partir de ONE (2006a; 2006b) y CEPAL (2006a). El
dato de 2007 es de CEPAL (2009).
Fuentes: Mesa Lago (2005b); ONE (2001; 2006a; 2006b; 2008b; 2009b), CEPAL (2009).
24
Con relación al azúcar, Cuba ha disminuido significativamente sus exportaciones a
los mercados internacionales, así como el peso del azúcar en el total de sus exportaciones,
lo cual ha sido resultado de una reducción sin precedentes en la producción nacional,
desde 8 millones de toneladas en 1989, a 1.15 millones en 2008 (un 83% menos). En 2007,
las exportaciones de azúcar representaban 5.4% de las exportaciones totales de bienes
–algo más de 235 millones de dólares– (ONE, 2008a), en tanto en 1989, eran el 82%
(García Fernández, 1997).
25
Con relación a las exportaciones de servicios, el gobierno cubano ha declarado que el
crecimiento del PIB en 2005 y 2006 (11.2 y 12.1% respectivamente) se debió a la expansión
sin precedentes que tuvieron los servicios en estos años3. CEPAL (2006a) presenta datos
oficiales de exportaciones de bienes y servicios en su conjunto de 2005 y 2006, los cuales
aclara, han sido proporcionados por el gobierno y que son producto de la nueva metodología
creada en Cuba para contabilizar servicios que en la isla son gratuitos. En 2006, las
exportaciones de bienes y servicios se incrementaron con relación a 2004 en un 46%. Del
volumen total exportado –bienes y servicios–, las exportaciones de bienes representan
aproximadamente un 27%, lo que da una idea del monto que se está considerando en el
apartado de servicios (más del 70%), cuya valoración como se ha mencionado, es el
resultado de la nueva metodología implementada. Dentro de los servicios que se han
contabilizado en el volumen de exportación, la parte fundamental corresponde a los
servicios médicos, deportivos y educativos que se ofrecen a Venezuela a cambio de los
97,000 barriles diarios de petróleo y derivados (el 65% de la demanda total)4.
Para una economía abierta como la cubana la forma institucional de inserción
externa es fundamental para garantizar el crecimiento y por tanto la generación de riqueza
y calidad de vida para sus ciudadanos. La crisis de la forma internacional se demuestra en
la ausencia de un modelo definido de inserción externa que sustituya al que existió hasta
principios de los años 90. La forma internacional dominante ha dependido de coyunturas
económicas, de movimientos de precios internacionales, de facilidades de acceso a
mercados, de compromisos políticos, pero también de indefinición de políticas
económicas instrumentadas para promover la inserción externa. En los últimos años, con
el desplazamiento del azúcar del comercio exterior, el incremento de la participación del
níquel y otros productos básicos, pero sobre todo el incremento de la exportación de
servicios educativos, médicos y deportivos, podría estar creándose un perfil de
especialización nuevo que combina los servicios con la exportación de algunos productos
básicos, como el níquel. Este nuevo perfil, como vía de reestructuración de la forma
internacional, podría impulsarse en la medida en que se fortalezcan los nuevos procesos
de integración de América Latina –por ejemplo, ALBA– y la especialización cubana se
adapte a las necesidades del resto de países de la región.
La crisis de principios de los 90 tuvo uno de sus efectos en el auge del mercado
negro hacia donde se reorientaba una creciente demanda, resultado de un desequilibrio
macroeconómico de gran impacto: el exceso de liquidez monetaria acumulada. En 1993 la
liquidez se calculaba en 11,042.3 millones de pesos, creciendo en comparación con 1989
en un 165.2% (Banco Nacional de Cuba, 1995: 15).
26
Investigaciones realizadas a fines de la década anterior constataron la existencia, en
la etapa 1981-1986, de presiones inflacionarias generadas por un creciente exceso de
liquidez, fenómeno a su vez semejante al período 1965-1967 (Martínez Fagundo, 1989).
Desproporciones estructurales, la errática evolución de la eficiencia y, sobre todo, la no
correspondencia entre el crecimiento de la productividad del trabajo y el salario medio,
son los determinantes más profundos que provocaron los fenómenos de fines de los 80. El
efecto acumulado de estos factores tuvo un gran peso en el exceso de liquidez de los 90,
alterando sustancialmente el estado de las finanzas internas del país.
A partir de 1995, las medidas de ajuste monetario-financiero –eliminación de los
subsidios a empresas, elevación de precios, establecimiento de nuevos y elevados
impuestos sobre ingresos, propiedades, ventas, etc.– tuvieron efectos positivos en el corto
plazo sobre el nivel de liquidez. No obstante, desde el año 2000 se aprecia una reversión
de la tendencia a la reducción de la liquidez monetaria, pasando en 2002 a representar un
45.2% del PIB. Aunque en 2004 se aprecia una reducción (35.4%), los niveles de liquidez
siguen estando elevados comparados con 1995 y 1996.
1989 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Liquidez
21.6 39.9 41.8 44.5 41.7 43.0 42.7 38.6 37.2 40.3
Monetaria/PIB1
Tasa de Inflación2 n.d. -3.0 -1.4 7.0 -3.8 3.0 3.7 5.7 2.8 -0.1
Resultado Fiscal/PIB -7.2 -2.5 -2.7 -3.1 -3.3 -3.5 -4.2 -3.2 -3.2 -6.1
[1]
M2: M1 más depósitos a plazo
[2]
Se refiere al Índice de Precios al Consumidor en los mercados en pesos cubanos.
Fuentes: Mesa Lago (2001; 2005b; 2009); ONE (2006a; 2009), CEPAL (2002; 2003; 2004; 2005; 2006a; 2006b; 2008).
Hay que considerar el peso que han tenido en el incremento de la liquidez monetaria
dos factores. Primero, el incremento de los salarios, que se produce desde principios de
2000 en un amplio grupo de categorías laborales y que es resultado del intento oficial de
recuperar una parte de la capacidad de compra perdida desde 1993 como resultado de las
devaluaciones del peso. Y segundo, el incremento que se produce por la afluencia de las
remesas familiares. La presión que ejercen estos dos procesos, sin un correspondiente
incremento en la productividad ni en la producción de bienes y servicios, ha derivado en
el aumento de los precios en todos los mercados que venden productos de consumo
duradero y no duradero; es decir, mercados en pesos convertibles y en pesos ordinarios.
La relativa estabilidad macroeconómica alcanzada desde fines de los 90, permitió
entre 2003 y 2004, emprender la desdolarización de la economía cubana; se sustituyó el
dólar por el peso convertible, por lo que no cesó la doble circulación monetaria, pues
continuaron circulando dos signos monetarios cubanos, el peso cubano y el peso
convertible. El proceso de sustitución del dólar norteamericano por el peso convertible
27
cubano, estuvo acompañado de la imposición de un gravamen del 10% al cambio del
dólar por el peso convertible seguido por la reevaluación de éste frente al dólar y otras
divisas occidentales en un 8%. En el curso de pocos meses, el dólar perdió un 18% de su
valor con relación al peso convertible, manteniéndose hasta la actualidad (primer semestre
de 2008). Con la sustitución del dólar, el gobierno logró un mayor control sobre la oferta
monetaria, pues el obligado cambio del dólar por el peso convertible permite una
estimación de la masa monetaria en circulación.
La prolongación en el tiempo de la doble circulación monetaria genera
consecuencias negativas que atentan contra la estabilidad alcanzada en el corto plazo,
pero sobre todo en el mediano y largo plazo. Vidal ha sintetizado esas consecuencias:
La doble circulación monetaria tiene efectos negativos sobre las condiciones de vida
de la población. Si bien por un lado, reconoce el valor de las remesas familiares, aunque
devaluadas, por la tasa de cambio oficial que reevalúa el peso convertible con relación al
dólar, por otro lado, la circulación del peso convertible y la tasa de cambio con relación al
peso cubano, reconoce la marginación de una parte de la población del consumo de
determinados bienes reconocidos como básicos.
CONCLUSIONES
28
por el trabajo que existe en Cuba. El salario tiene que ser el principal estímulo
económico del trabajador y debe permitir satisfacer, como mínimo, las necesidades
básicas para la reproducción de sus condiciones de trabajo. Sin embargo, ese mínimo
sería insuficiente como incentivo para el desarrollo laboral y de las capacidades
individuales. Además, el salario debe desempeñar un papel decisivo en la
diferenciación de los grupos sociales y profesionales, lo que en la actualidad no ocurre.
Existe una propuesta del gobierno para una reforma salarial pero su implementación
aún no se ha producido (septiembre 2009).
· Reestructurar radicalmente la relación técnico productivo. Esto necesariamente obliga
a revertir definitivamente la tendencia a la descapitalización de las empresas, proceso
que ha trascurrido permanentemente por casi dos décadas y a transitar hacia una
organización del trabajo nueva que funcione atendiendo a incentivos individuales y
colectivos y donde la empresa tenga suficiente independencia para decidir
autónomamente el destino de sus recursos, algo que aún no ocurre, ni siquiera en las
empresas que se encuentran en el SPE. La industria y la agricultura cubana necesitan
una capitalización urgente. La reducida tasa de acumulación mantenida ha obligado a
funcionar en base a una reproducción simple o restringida, incluso, aprovechando
capacidades productivas previas que con tiempo se han vuelto obsoletas física y
moralmente.
· Reestructurar la forma de inserción internacional de la economía cubana. La
globalización y el cambio tecnológico acelerado y el carácter abierto de la economía
cubana, son los aspectos determinantes que imponen la obligación de superar la
quiebra de su modelo de inserción externa, a través de la diversificación de las
exportaciones de bienes y servicios, haciendo énfasis en los nuevos productos. Los
productos biotecnológicos y farmacéuticos pueden ser parte de la estrategia de
diversificación, pero no los únicos. Deben complementarse con la exportación de
productos básicos –tabaco, mariscos, azúcar y otros– que históricamente han sido parte
del perfil de especialización de la economía cubana y donde aún conserva, a pesar de
la dura competencia, niveles aceptables de competitividad. Naturalmente parte de la
reestructuración de la forma internacional pasa por reconocer el papel de la
exportación de servicios de alto valor agregado –educativos, de salud, etc.– como parte
de ese nuevo modelo. Una nueva estrategia de inserción externa que integre una gama
diversificada de bienes y servicios –el turismo incluido– con énfasis en los servicios
basados en el conocimiento puede ser altamente positiva si se logran diversificar los
mercados donde se ofrecen, aspecto que en la actualidad no ha ocurrido.
· Un cambio fundamental en la relación del dinero pasa necesariamente por la
eliminación de la doble circulación monetaria. Desde 1993 hasta 2003-2004 circuló el
dólar estadounidense en la economía cubana, momento en que fue sustituido por el
29
peso convertible continuando la doble circulación. La dolarización –parcial– tuvo
efectos positivos en la economía cubana, sin embargo, conjuntamente con la ausencia
de un mercado cambiario los efectos negativos en la actualidad son mayores en
términos de costos económicos para las empresas y también para la mayoría de la
población que no transitar hacia una moneda única (peso cubano). El tránsito gradual a
una sola moneda –peso cubano– conjuntamente con el establecimiento de un mercado
cambiario deberá fortalecer la capacidad productiva y la competitividad de todas las
empresas a partir de que los resultados se evalúen por su eficiencia. En
correspondencia con ello será el acceso a las divisas, contribuyendo definitivamente a
la reestructuración de la forma monetaria.
· Por último, para los regulacionistas las formas de propiedad son inmutables bajo un
sistema de relaciones de producción dado. En Cuba, la capacidad de reestructurar las
formas institucionales –técnico productivo en primer lugar– dependen también de los
cambios que ocurran en las formas de propiedad. La propiedad estatal ha sido la forma
fundamental y casi exclusiva de propiedad sobre todos los medios de producción y el
agente económico principal ha sido la gran empresa estatal. La propiedad cooperativa
ha existido como forma complementaria de propiedad en el sector agropecuario, sin
embargo su difusión siempre ha sido muy limitada. A pesar de las discusiones
académicas que en los centros de investigación y docencia cubanos se han producido
durante más de 30 años –y donde los autores de este trabajado participaron
activamente– acerca de la necesidad de avanzar hacia otras formas de propiedad
basada en el trabajo colectivo o individual pero ajenas a la relación dueño-asalariado
(carácter explotador), los gobernantes cubanos se han opuesto radicalmente a este tipo
de cambios. El resultado es la ausencia casi absoluta de incentivos económicos y no
económicos para el incremento de la productividad debido al no ejercicio de la
propiedad por parte de sus dueños formales; los trabajadores.
1
En algunas publicaciones, haciendo referencia a varios Anuarios de la Oficina Nacional de Estadísticas aparece que
a fines de los 80 la población empleada en el sector estatal llegó a un 95% del total de la PEA (Espina, 2008).
2
El año 2005 es el último en el que aparecen las cifras de exportación en volumen físico de níquel en los anuarios
anuales. Véase: ONE, 2006; ONE, 2007 y ONE, 2009.
3
La Balanza de Pagos que aparece en el Anuario Estadístico de Cuba 2005 (ONE, 2006), solo refleja datos hasta el
2001.
4
No existen cifras oficiales acerca de cuanto representan esos servicios en el volumen de exportaciones cubanas. A
partir de la CEPAL (2006a) hemos estimado el monto de las exportaciones de servicios (Cuadro 2), lo que ha
permitido compensar el dinamismo de las importaciones de bienes y el déficit en la balanza comercial.
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