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IMPORTANTE:
A este librito no te lo cobramos en dinero, pero no es gratis.
Su costo es que cumpla la misión de recorrer los hogares de
muchas personas, así que te pido que si no lo vas a leer
ahora, lo pases a un amigo o lo devuelvas a quien te lo
entregó, asi puede cumplir su mision.
Si te gusto y queres, podes hacer una copia del mismo.
Hacer copias del mismo y repartirlas haría bien a muchas
mas personas.
También podes dejar algún comentario al final del libro.
Gracias por tu colaboración.
El tenedor
Mi papá
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Lagrimas
La paz perfecta
Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista
que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.
Muchos artistas lo intentaron...
El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo
dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo
perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo
rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con
tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura
pensaron que reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran
escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del
cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña
abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto
no se revelaba para nada pacífico. Pero cuando el Rey observó
cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto
creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba
un nido. Allí, en medio de del rugir del la violenta caída de agua,
estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido...
la paz perfecta.
Cuál crees que fue la pintura ganadora?
El Rey escogió la segunda. ¿Sabes porqué?
“Porque," explicaba el Rey, "Paz no significa estar en un lugar sin
ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa
que a pesar de estar en medio de todas estas cosas
permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el
verdadero significado de la paz."
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El alacrán
El Florero
El carnicero
Hay una vieja narración egipcia que nos cuenta de un monje muy
santo que vivía en el desierto, ayunaba a menudo y había
abrazado la más abnegada pobreza.
Mucha gente de los alrededores lo tenía por santo, y se decía que
era el hombre que estaba más cerca de Dios.
Así parecía, puesto que este monje se pasaba mucho tiempo en
serena contemplación y diálogo con Dios.
Un día llegó a oídos del monje lo que la gente decía de él, y
picado por la curiosidad le preguntó a Dios:
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Dime, Señor ¿es cierto lo que la gente dice de mí, que soy el
hombre más santo y el que está más cerca de Ti?..
¿De veras quieres saberlo? ¿Por qué estás tan interesado? le
preguntó Dios...
El monje le contestó: No es la vanidad la que me mueve a
preguntarte esto, sino el deseo de aprender. Si hay alguien más
santo que yo, debo ser su discípulo para saber acercarme más a
Ti...
Dios entonces le dijo: "Muy bien, baja por el sur del desierto al
pueblo más cercano y pregunta por el carnicero del pueblo, él es
el más santo"..
El monje se sorprendió mucho con la respuesta de Dios, pues en
aquella época los carniceros gozaban de muy mala fama, pero
obediente hizo lo que el Señor le indicó.
Llegó al pueblo y pudo observar a sus anchas al carnicero, y no
encontró en él nada extraordinario. Al verlo incluso llegó a dudar,
le pareció de bruscos modales, algo malhumorado y observó con
preocupación, que cada chica hermosa que llegaba a la
carnicería, era mirada de forma "no muy santa " por el carnicero..
Cuando terminó de atender a la gente y se disponía a cerrar el
negocio, el carnicero, sorprendido le preguntó que quería. El
monje le contó lo que le había llevado a verlo y el carnicero quedó
más sorprendido todavía.
"Mire, yo no dudo de su palabra pero me sorprende mucho que
Dios le haya dicho eso, yo soy un gran pecador, aunque voy a la
Iglesia no lo hago con la frecuencia con que debería. Pero en fin,
mi casa es su casa ". Y le invitó a pasar y a comer con él, en
tanto él entraba a una habitación en donde un anciano acostado
en un lecho recibió todo el cuidado del carnicero, que le dio de
comer en la boca y lo arropó con cariño para que durmiera..
"Perdone mi indiscreción le dijo el monje al carnicero - ¿es su
padre?
"No lo es" le respondió. "En realidad es una larga historia"..
"¿Podría contármela?" le dijo el monje.
"A usted se la contaré pues sé que los monjes saben guardar
secretos. Este hombre fue quien mató a mi padre. Cuando vino al
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pueblo, mi primer impulso fue matarlo para vengarme pero estaba
viejo y enfermo y sentí pena por él.
Luego recordé a mi padre, que siempre me enseñó a perdonar y
en su nombre decidí tratarlo con amor, como hubiera tratado a mi
padre, si aún viviera"..
No está más cerca de Dios el que cumple prácticas de piedad o
dedica mucho tiempo a realizar actos religiosos, sino aquel que
ama y perdona aún al que lo odia.
Porque quien obra así hace lo mismo que Dios...
El ciego y el cojo
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...El mundo está en llamas.
La vida de todos está en peligro.
El encuentro del Zorba con el Buddha puede salvar a toda la
humanidad.
Su encuentro es la única esperanza.
Gritos
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- Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no
digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la
distancia sea tanta, que no encontrarán más el camino de
regreso.
Queridos amigos(as), los dejo pensando un poquito más en
nosotros mismos:
¿Conviene gritarle a un ser querido...?
La valentía premiada
La vida es bella
La voluntad de un hombre
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Nadie triunfa solo
Albretch Durer
muchas
pinturas
pueden ser
vistas en
museos
alrededor de
todo el mundo.
Pero
seguramente
usted, como la
mayoría de las
personas, solo
recuerde uno.
Un día, para
rendir
homenaje al
sacrificio de su
hermano
Albert, Albretch
Durer dibujó
las manos
maltratadas de
su hermano,
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con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo. Llamo a
esta poderosa obra simplemente "manos", pero el mundo entero
abrió de inmediato su corazón a su obra de arte y se le cambió el
nombre a la obra por el de "Manos que oran". La próxima vez que
vea una copia de esa creación, mírela bien. Permita que le sirva
de recordatorio, si es que lo necesita, de que nunca nadie triunfa
solo.
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