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Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada

reina, torre directa y peón ladino


sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

1- Búsqueda de lo trascendente

Adjetivación, va de lo particular de las piezas, lo terrenal, a lo divino y después a lo


metafísico. Incluso la divinidad está atada a otra mano titiritera que controla su albedrío, El
yo va siempre más allá, incluso de la divinidad. Vemos lo inasible, lo enigmático, ya que no
identifica quién es este último jugador ¿Habrá otro más allá?.

2- El camino de la vida
Batalla en abstracto de la vida.
MILITIA EST VITA HOMINIS SUPER TERRA
Nosotros somos sólo piezas en un juego mayor, jugado por otros, que nos
incomprensible.

3-
Blanco negro- Lo oscuro y lo bueno de la vida. Choque entre piezas, alguien las hace
chocar.
Negras noches, blancos días.
Jugador es un prisionero en el tablero de alguien más.

Se problematizan las dicotomías, no hay sólo oposición entre dos elementos, si no que
se plantea un juego de muñecas rusas y cada vez se abstrae más a lo inasible. No hay
respuesta a las dicotomías

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