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El nacimiento de las grandes religiones monoteístas

26 JUNIO, 2020 ~ PROFESOR TITULAR

Una de las grandes aportaciones a la construcción de la ética y la justicia es la del pueblo judío.
En el Antiguo Testamento, de forma especial a través de sus profetas, se hacen relevantes
declaraciones que exhortan a actuar con justicia y a comportarse fraternalmente.

Pero el texto más difundido del Antiguo Testamento es Los Diez Mandamientos, considerado
por el cristianismo como el germen de las modernas declaraciones de derechos humanos. José
Antonio Marina se refiere así a Los Diez Mandamientos:

El pueblo judío, como todos los de la antigüedad, también conocía la esclavitud. Pero para
mitigar sus efectos sobre aquellos que la padecían, tenía establecido el Jubileo, una medida
destinada a poner un límite a la condición de esclavo (el Jubileo además contemplaba otras
medidas sociales, como la duración sobre la propiedad de la tierra):
Pero de esta medida, como ya se deduce de la cita anterior, sólo se podían beneficiar los
hebreos:

La aparición del cristianismo es otro importante hito histórico en el desarrollo de los derechos
humanos. Heredero de la tradición judaica e influenciado por el estoicismo, a partir de las
enseñanzas de Jesús de Nazaret insiste y profundiza en la idea de la dignidad e igualdad de
todos los seres humanos.

Siguiendo lo que era habitual en aquellos tiempos, no denuncia la existencia de la esclavitud,


sino el hecho de que los esclavos no sean tratados dignamente: el cristianismo rechaza la
violencia, no insta a la revuelta social ante las injusticias. No obstante, al poner el énfasis en la
igualdad entre todas las personas resultó atractivo para las clases más desfavorecidas, entre
las que consiguió los primeros adeptos.

Su difusión fue inicialmente lenta (considerada por los romanos como una secta más del
judaísmo, no le dieron importancia). Pero su implantación se aceleró a partir del siglo II hasta
conseguir ser la religión oficial del Imperio Romano a finales del siglo IV. El cristianismo había
pasado de ser perseguido (de Nerón hasta Diocleciano) a perseguir entonces a los paganos (los
practicantes de las antiguas religiones) y a los herejes (los seguidores de las sectas que surgían
dentro del cristianismo).

Más tarde, a principios del siglo VII Mahoma empieza a divulgar el Islam, lo cual supone un
proceso de humanización de las costumbres de las sociedades del Norte de África. Insistió en
la igualdad de los seres humanos proclamada por el cristianismo:

Con relación a la esclavitud, el Corán también la admite, pero al mismo tiempo considera
meritoria la liberación de un esclavo en determinadas circunstancias, ya sea como expiación de
un pecado o como una acción noble encaminada a seguir una vida más digna y alcanzar así el
paraíso.

El Islam, al igual que el cristianismo y todas las grandes religiones, se interpretará y vivirá de
formas distintas, en ocasiones defendiendo principios progresistas (la igualdad entre los seres
humanos, la reivindicación de un mayor respeto a la mujer, etc.), mientras que en otras
ocasiones, basándose también en sus textos sagrados, impulsará el expansionismo violento, la
intolerancia religiosa, la misoginia, la homofobia, la esclavitud, etc. Las distintas ramas del
Islam (lo mismo que las distintas ramas o iglesias del cristianismo o de otras religiones), así
como las corrientes dominantes en cada una de estas ramas en los distintos momentos
históricos, en muchas ocasiones obligarán a tener en cuenta muchos matices al intentar
valorar su aportación (sin negarla) a la construcción de un mundo regido por el respeto a los
derechos de las personas.

Fuente: “Historia de los Derechos Humanos”. Amnistía Internacional. Páginas 26 a 28.

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