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Por primera vez, en el Censo Nacional de Población, Vivienda y Hogares 2001 incluyó una pregunta

relacionada con la adscripción de las personas a algún pueblo indígena. En estos momentos el INDEC
(Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) se encuentra procesando los datos recogidos en una
encuesta complementaria que profundizará la información referida a los pueblos indígenas. En el
futuro esto habilitará la elaboración de cartografía fidedigna.

La ausencia de datos certeros guarda relación con la política de "invisibilización" de la realidad de los
pueblos indígenas, que a lo largo del tiempo asumió el Estado nacional.

En los últimos años se viene revisando la ausencia de enfoques interculturales de educación y se han
incorporado programas de educación bilingüe. De este modo se atiende a la diversidad cultural,
evitando enfoques homogeneizados y las prácticas escolares que tienden a uniformar la cultura.

Las áreas no son estáticas y sus límites no son tan precisos. En las últimas décadas la población
indígena participó de múltiples migraciones ligadas al proceso de urbanización. Por ello las mayores
densidades de población aborigen se pueden encontrar en los grandes aglomerados urbanos de
Buenos Aires, Rosario y Córdoba.

A la vez, existen múltiples situaciones multiculturales, por ejemplo en el área identificada como
predominantemente wichí están presentes otros pueblos y culturas, como los tobas.

El dinamismo de esta realidad se advierte también en los procesos de reconocimiento de la


pertenencia indígena de diversos pueblos. Así por ejemplo, en el área representada como "colla" en
los últimos años, los pueblos ocloya, atacameño y omaguaca lograron el reconocimiento jurídico. Esto
guarda relación con los complejos procesos históricos que se dieron en el territorio; el concepto "colla"
se vincula con el incanato, pero no debe perderse de vista que antes de la ocupación incaica diversos
pueblos se asentaban en el área andina.

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