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¿Como pasar de la crisis a la Adoración?

Las crisis en la vida de un creyente son muy importantes. Ya que estas pueden alejarnos de
Dios, o bien acercarnos más a él. Son estas las que nos forman y ponen a prueba nuestra fe y
nuestro carácter para saber “de que estamos hechos”. Un adorador es aquel que su vida gira
en torno a Cristo. Sin importar las pruebas o necesidades, es la palabra de Dios lo que lo
mantiene en pie ante cualquier adversidad.

Hoy veremos el ejemplo de una mujer, que paso de tener una vida llena de crisis, a una vida
plena en adoración a Dios.

1 Samuel 1:1-18

Penina y Ana, ambas eran esposas de Elcana. Como ya se explico la semana pasada, no es que
Dios aprobase la poligamia, solo que en la cultura de ellos y sus leyes, se podía ver estas
situaciones. Pero para poder entrar en contexto, vamos a recordar lo siguiente.

¿Quién fue Penina? Y ¿Quién fue Ana?

Penina era una de las esposas de Elcana, ella tenia hijos.

Ana, era la otra esposa de Elcana, ella no tenia hijos, pero Elcana amaba a Ana.

Como dijimos al inicio, Elcana y su familia cumplía fielmente el mandato de Dios, y podemos
contrastar dicho mandato con:

Deuteronomio 16:16-17
16 tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él
escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las
semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de
Jehová con las manos vacías; 17   cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición
que Jehová tu Dios te hubiere dado.

El fin de subir al templo en Silo, era presentar sus ofrendas en modo de obediencia y
agradecimiento a Dios, conforme a las bendiciones que habías recibido por parte de el, y este
texto, lo volveremos a tocar más adelante.

Y profundizando más en el contexto con relación a estas dos mujeres teniendo en cuenta que
la cita nos dice que Elcana amaba a Ana y que estas eran rivales. (Vers. 5 y 6)

Deuteronomio 21:15-17
15 Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la
aborrecida le hubieren dado hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida; 16 en el día que
hiciere heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la
amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito; 17 más al hijo de la
aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada
uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura

Dicho esto, creo podemos entender un poco más como iba la cosa entre ellas dos y porque
existía dicha rivalidad. También podemos asumir que Ana, era la amada (a pesar de que esta
no podía tener hijos) y Penina la aborrecida.
Ojo, Penina sabia esto, es por eso por lo que atormentaba a Ana una y otra vez haciendo de su
vida, como le decimos hoy en día, un infierno. Versículos mas adelante nos dice textualmente:
Así hacía cada año. Tengamos en cuenta que, en aquel tiempo, la esterilidad en la mujer era
tomado por vergüenza, entonces asimismo que Ana habría sufrido de “bullying” por el mismo
pueblo.

Salmos 127:3
He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.

Imaginemos un momento la posición de Ana, deprimida, triste, llorando todos los días por su
situación. Ana tenia una crisis muy pero muy fuerte, una crisis emocional y psicológica. Ana era
una mujer atribulada de espíritu. Tal y como lo dice la palabra.

Pero a pesar del dolor de Ana por no tener hijos y la burla de Penina, Ana era perseverante y
cada año iba adorar a Dios. Ana no se convirtió en una adoradora plena de la noche a la
mañana, tuvo su proceso. Y es lo que veremos a continuación en 4 puntos:

 Crisis o Depresión

Vers. 6, nos dice que cada año, Penina irritaba a Ana, enojándola y entristeciéndola. Por lo cual
Ana lloraba y no comía. Parte del contexto de este ritual (Vers.3) era que presentaran una
parte del sacrificio a Dios como ofrenda y la otra parte, comerla. Pero Ana, no tenía apetito a
causa de su dolor.

Muchas veces, las crisis nos llevan a dejar de confiar en Dios. Nos enfocamos tanto en nuestro
problema que olvidamos de quien murió por nosotros y quien puede pelear la batalla también
por nosotros. O bien nos molestamos con Dios y le reclamamos lo que nos pasa, o nos
minimizamos como personas diciéndonos a nosotros mismos que no somos “dignos”.

Este dolor, nos aísla de la presencia de Dios llevándonos a la esterilidad espiritual, ya que
perdemos el enfoque en las cosas y en la obra de Dios.

Dejamos de dar frutos, y en vez de avanzar, nos detenemos y retrocedemos alejándonos del
propósito de Dios, enfriándonos, dejando la oración de lado, dejando de leer su palabra. Dios
nos manda que, si estamos ocupados con las cosas del Reino, no seremos ociosos.

2 Pedro 1:8
Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en
cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Las Crisis y las pruebas, no son para que nos alejen de Dios, sino, todo lo contrario, nos deben
acercar más a él, tal y como lo hizo con Ana.

 Reconoció su estado

Al hombre, le cuesta reconocer el estado en el que se encuentre, este paso es importante para
que uno pueda salir del hoyo en el que se ha metido. Y en muchas ocasiones, para llegar a este
estado, tenemos que tocar fondo y el tocar fondo, es lo que nos conlleva a decir: Ya no puedo
más, y es ahí donde nos damos cuenta de que estamos solos, pero fue porque decidimos alejar
a Dios del problema en vez de entregárselo a él. Me atrevería a pensar que Ana paso por lo
mismo. Ya había tocado fondo, El no comer, perder el apetito y llorar con amargura es una
señal de crisis y depresión. Hay una gran diferencia entre descargarse, y entregar tu carga a
Dios.

¿Qué es aquello que no podemos soltar? ¿Qué es aquello que atesoramos tanto y no dejamos
que sea Dios quien obre?

Debemos tener en cuenta, que nosotros no salvaremos a nuestros hijos, somos sus padres si,
pero no somos superhéroes literalmente hablando. Sabemos que la lucha no es contra carne ni
sangre.

Puedo imaginar a Dios diciéndome: ¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Y por qué esta
afligido tu corazón? ¿No soy yo mejor que tu aflicción o necesidad?

Ana decidió ponerle fin a ese dolor así que (Vers.9,10), se levantó después que hubo comido y
se fue a orar.

 Se humilló y entrego su dolor

Ana en su dolor, se refugió en la oración. Las pruebas o las crisis siempre te van a llevar a una
situación de aflicción, pero este no debe alejarte o aislarte de Dios, sino todo lo contrario,
debe conllevarte a sumergirte en la presencia de Dios. El humillarse ante Dios, es una
característica fundamental de un adorador.

2 crónicas 7:14-15

14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi


rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré
sus pecados, y sanaré su tierra. 15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la
oración en este lugar.

Jeremías 29:12-13

12 Entonces ustedes me pedirán en oración que los ayude, y yo atenderé sus peticiones. 13
Cuando ustedes me busquen, me hallarán, si me buscan de todo corazón.

Si bien es cierto, Jesus dijo que todo lo que se pide en oración, lo creamos y por lo tanto, lo
recibiremos, sin embargo, podemos ver una demanda para que se cumpla el punto anterior, y
ese es el perdón. Este es fundamental dentro del estilo de vida de un adorador. Ana lo supo,
tengamos en cuenta que por muchos años, no sabemos cuanto, esta fue atribulada por Penina,
y posiblemente también fue la burla del pueblo o vecinos, ya que según el contexto del texto,
el ser estéril era vergüenza en este tiempo, pero aun así, ella se enfoco en una sola cosa, seguir
adorando a Dios por sobre todas las cosas.

Marcos 11:22-26

22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. 23 Porque de cierto os digo que cualquiera
que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere
que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24 Por tanto, os digo que todo lo que
pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25 Y cuando estéis orando, perdonad, si
tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a
vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que
está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

 Hizo un voto

1 Samuel 1:11
Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no
te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos
los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

Una característica del adorador es que debemos morir a lo que mas amamos, y le damos pase
a Dios, para que el obre en nuestras vidas, pero sobre todo, en la situación que nos aflige o
mas deseamos. La palabra de Dios dice en Gálatas 2:20 - Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en
la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Después que Ana entregó su dolor a Dios, hizo un voto. El voto de Ana estuvo basado en la
promesa que Dios le dio. Que, si Dios le daba un hijo, ella se lo daría a él. Lo que uno le
promete a Dios, uno debe usar aquello para la glorificar y honrar a Dios. Esto fue lo mismo que
pasó con Abraham, ya que la obediencia y la confianza de Abraham hacia Dios se mantuvo
intacta a pesar de que ya se le había dado lo prometido, y este estuvo dispuesto a sacrificar a
su hijo, a quien anhelo tanto con todo su corazón, solo por glorificar y honrar el nombre de
Dios.

¿Qué tan dispuestos estamos a entregar aquello que tanto amamos?

Ana dejó que Dios librara sus batallas, y esto lo podemos ver en su voto y en el capítulo 2,
donde leemos el cántico de Ana y es aquí donde ella habla de “sus enemigos”. Porque sabía
que quien pelearía por ella, no seria ella misma, sino Jehová de los Ejércitos.

Salmos 55:22
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo

Y se fue la mujer por su camino, y comió y no estuvo más triste…

Dios recompenso a Ana y le dio lo que le pidió.

1 Samuel 1:27-28
27 
Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.  28  Yo, pues, lo dedico también a Jehová;
todos los días que viva, será de Jehová.

1 Samuel 2:18-21

18 
Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino.  19  Y le
hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para
ofrecer el sacrificio acostumbrado.  20  Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé
hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa.

21 
Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel
crecía delante de Jehová.

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