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En ningún sitio de los libros litúrgicos está esa celebración.

Pero tampoco se puede


diseñar al margen de la Eucología o modo de expresarse la Iglesia en las oraciones y
ritos litúrgicos en torno al matrimonio, por aquel principio fundamental que rige la
celebración donde la Iglesia (y no una persona privada) es la que se pronuncia: “lex
orandi, lex credendi”. Sin vanidad alguna de mi parte, el empeño de la Iglesia en
prepararme especialmente en el campo de la dogmática y de la liturgia me ha
permitido adquirir la formación litúrgica para poderlo hacer… Con todo, no basta con
la preparación previa. Luego hay que indagar en las celebraciones matrimoniales y las
relacionadas con ellas; saber extraer e integrar en un desarrollo adecuado al motivo
ocasional; perfilar y plasmar sin prisas y con la ilusión por asomar a los participantes al
horizonte alto, profundo y verdaderamente motivante de la fe cristiana, lejos ya de la
superficialidad y tonta vanidad con que se montan y con lo que se contentan en las
celebraciones nupciales habituales…
Por eso, es verdad sí, que le he dedicado mucho tiempo y que me esmeré con ilusión
en esta celebración: en principio, porque creo que estáis a la altura de entenderlo y
apreciarlo (por tanto, sé de antemano que no caerá en el vacío mi esfuerzo); pero,
sobre todo, porque de verdad os aprecio un montón (nos entendemos muy bien y
disfruto cuando estoy con vosotros y nos contamos….).
La celebración elaborada es sencillamente el resultado de entenderla como una
gran ocasión:
– para revivir la unión matrimonial de vuestro hijo, con todo lo que implica para
vosotros de entrañable;
– para proporcionar al joven matrimonio que la realiza una experiencia gozosa e
inolvidable;
– y para ofrecer a los asistentes la oportunidad de asomarse a la belleza y hondura
del compromiso y la entrega esponsal.
Así es como lo percibí desde el principio en vuestro interés y con el que yo también
diseñé y di forma a la celebración…

Paso ahora a resolver vuestras dudas, respondiendo en letra negrita a cada


indicación:
. Sobre el documento que hace una semana nos enviaste con el programa litúrgico y de
lecturas, te comentamos:
 El orden de páginas está alterado y, para nuestro uso, hemos vuelto a numerar las
páginas.
No, no es que esté alterado: Primero, van las páginas a introducir en la
carpeta del celebrante en el orden de su intervención, hasta la bendición final.
Luego, van las lecturas a disponer para los lectores en el ambón. Después las
cuartillas a situar delante de los esposos según su intervención. Y finalmente unas
indicaciones para la confección de la cinta que os he vuelto a enviar…
He repetido el modo sencillamente de enviar mis celebraciones a la Catedral
para que dispongan cada texto en el lugar oportuno…
•En relación con el "Salmo responsorial", ¿Cuántas personas se necesitan? ¿Pueden
ser, indistintamente, 1 ó 2? ¿Van todas en castellano?
El salmo responsorial lo hace sólo una persona. Le dais mi tfono. para que me
llame y le dé instrucciones sobre lugar en que estará, momento de su intervención
y modo de realizarlo.
Todo será, pues, proclamado por el mismo y todas las estofas, así como la
respuesta, en castellano.

 En la "Oración universal  de los fieles", ¿Se pueden designar, indistintamente, 1 ó 2


personas para leer en castellano y 1 ó 2 personas para leer en italiano? ¿La 5 oración
la hace el sacerdote?
Se pueden designar dos: uno hace las tres que van en castellano y otro,
alternando con él, dice las dos que van en italiano. (la quinta, pues, la hace el
mismo que lee la 1 y la 3)
También podéis elegir a cinco que vayan diciendo esas intenciones de uno en
uno. Ponéis 3 españoles y 2 italianos. Resulta muy bien si son chavalines de la
familia a los que se les da de antemano el texto para que lo conozcan bien y con
los que yo ensayaría momentos antes de la celebración para enseñarles la forma
concreta de hacerlo.

    Sobre el libreto, te comentamos:


 Nos gustaría que la imagen de la Catedral que figura en la portada fuera otra que nos
mostraste y en la que aparecen unos olivos, en primer término, y, al fondo, la
Catedral. ¿Es posible cambiar esta imagen?
Sí claro. Creo que no habrá inconveniente: tenemos ejemplares con ese dibujo.

 Enla página 3 en "Entrada y acogida de los esposos y del ministro" aparece en el


texto "Eleonora ed io...", no debería aparecer "Gabriel ed io..."?
Como lo hace Gabri, tiene que decir: “Eleonora ed io…” ¡No se puede poner él
por delante…!

 Enel libreto, en  "Oración de los fieles" aparecen tres oraciones, dos en español y
una en italiano, mientras que en el programa completo aparecen cuatro oraciones, dos
en castellano y dos en italiano.
No, no aparecen cuatro, sino cinco: 1,3 y 5 en castellano; y 2 y 4 en
italiano. No he querido hacer una celebración bilingüe, en el sentido de reiterar
lo mismo que ya se dijo en uno u otro idioma: primero, porque el italiano, con un
poco de formación gramatical en nuestra propia lengua y, sobre todo, al
escucharlo de alguien que vocalice bien y con calma, casi se entiende en su
sentido fundamental. Pero, sobre todo, porque se haría pesadísima una
reiteración de lo mismo en otra lengua. La liturgia de corte romano tiene un
cuidado casi obsesivo por evitar la reiteración… Por eso, solo se van dando
pinceladas al paso en la otra lengua, para completar o destacar un rasgo
fundamental; o bien se ofrece en el folleto su significado en la otra lengua, como
ya he comentado…
El libreto va por su sitio: nada que ver con una especie de mini-ritual donde
aparezca lo ya se escucha. Por eso lo que aparece a propósito de la oración de
fieles no son peticiones a añadir. Os explico la verdadera razón que lo explica y
justifica.
La Eucaristía es para todos, pero los ritos matrimoniales están referidos solo
a los contrayentes, que son los únicos que se casan o pueden ratificar su
casamiento, como es nuestro caso. Esos ritos y gestos, propios y exclusivos de
ellos y su actuación, los van presentando ellos mismos a los asistentes en el
libreto, advirtiéndoles del significado que tienen de suyo en la mentalidad de la
Iglesia, de quien es en realidad toda expresión litúrgica. Así, por ejemplo: las
lecturas bíblicas –que son para todos, porque es la primera parte de la
Eucaristía– no aparecen como tal en el texto del libreto, pero sí el significado
matrimonial que entrañan para ellos. En el caso de Gabriel y Eleonor, he
aprovechado para poner en las lecturas que se oirán en castellano el significado
matrimonial en italiano; mientras que la que se oye en italiano es presentada su
significación matrimonial en castellano…. Y si en el libreto, en cualquier momento,
aparece tal cual un texto ritual por su importancia nuclear en la celebración –
como son el prefacio o la bendición nupcial–, se aprovecha el libreto para ponerlo
en italiano, porque esos textos se oirán sólo en castellano, al tratarse de una
celebración esencialmente española.
Así pues: el folleto no es un mini-ritual que se pone en manos de los fieles, en
vez de sólo en el ministro que es quien únicamente los dice; sino pinceladas,
advertencias y vivencias que entrañan los ritos específicamente matrimoniales,
conforme al significado que tienen en la intención de la Iglesia (a quien, de suyo,
pertenecen) y que los recién desposados van presentando en el libreto que han
puesto en las manos de los invitados asistentes a su peculiar y exclusiva
celebración. No, ni es un mini-ritual que refleja tal cual lo que se dice o hace en
la celebración; ni son meras ocurrencias o significados que subjetivamente ellos le
dan. Por eso, sólo alguien que conozca bien lo que entrañan cada uno de los ritos
en cuestión y los textos que les acompañan, conforme a su origen o la motivación
que fundamenta y trata de expresar la Iglesia, es quien “puede permitirse el
lujo” de plasmarlo así… El folleto responde a este cometido e intención.
Por eso, lo que aparece en él a propósito de la oración de los fieles no son
otras peticiones a añadir o con las que completar, sino una síntesis del meollo que
entrañan las que se oyen en la celebración.
Os vuelvo a enviar la celebración en la que ya está la bendición nupcial y la
oración de poscomunión, que inexplicablemente se quedaron rezagadas sin añadir…
No os olvidéis de advertir a los músicos que tienen que llamarme para que nos
coordinemos bien y fijemos las piezas con buen criterio en el momento más
oportuno para cada una de ellas, Y también el lector de la segunda lectura y el
salmista para hacerles las oportunas precisiones sobre lugar, momento y modo de
ejecución…
Con un abrazo muy fuerte.

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