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Qué es la teoría de la relatividad www.librosmaravillosos.com L. Landau – Y.

Rumer

Capitulo 6
El trabajo cambia a la masa

La masa
Supongamos que queremos obligar a moverse a cualquier cuerpo que está en
reposo a una velocidad determinada. Para ello debemos aplicarle una fuerza.
Entonces, si al movimiento no se le oponen fuerzas extrañas, como, por ejemplo, la
fuerza del rozamiento, el cuerpo se pondrá en movimiento y se moverá con
velocidad creciente. Transcurrido un intervalo de tiempo suficiente, podremos hacer
llegar la velocidad del cuerpo hasta la magnitud necesaria. Al hacer esto veremos
que, para comunicar a los diferentes cuerpos, con ayuda de la fuerza dada, la
velocidad deseada, se requieren diferentes intervalos de tiempo.
Para abstraerse del rozamiento, supongamos que en el espacio mundial hay dos
bolas de dimensiones iguales, una de las cuales es de plomo y la otra de madera.
Vamos a tirar de cada una de estas bolas con una misma fuerza dada, hasta que
ambas reciban la velocidad, por ejemplo, de diez kilómetros por hora.
Es evidente, que para alcanzar este resultado, a la bola de plomo se tendrá que
aplicar una fuerza durante un intervalo de tiempo superior al requerido para la bola
de madera. Para caracterizar esta circunstancia, se dice que la bola de plomo tiene
mayor masa que la de madera. Puesto que, al aplicar una fuerza constante, la
velocidad crece proporcionalmente al tiempo, como medida de la masa se toma la
relación existente entre el tiempo necesario para alcanzar una velocidad dada desde
el estado de reposo y esta misma velocidad. La masa es proporcional a esta
relación, y, además, el coeficiente de proporcionalidad depende de la fuerza que
causa el movimiento.

La masa crece
La masa es una de las propiedades más importantes de cualquier cuerpo. Nosotros
estamos acostumbrados a que la masa de los cuerpos quede siempre invariable. En
particular, la masa no depende de la velocidad. Esto se deduce de nuestra

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afirmación inicial, de que, al aplicar una fuerza constante, la velocidad crece


proporcionalmente al tiempo de acción de esta fuerza.
Esta afirmación está basada en la regla general de la suma de velocidades. Sin
embargo acabamos de demostrar que esta regla no es aplicable en todos los casos.
¿Qué es lo que nosotros hacemos para obtener la magnitud de la velocidad al
finalizar el 20 segundo de la acción de la fuerza? Pues sumamos la velocidad que el
cuerpo tenía al finalizar el 2° segundo con la velocidad que adquirió éste durante el
segundo siguiente, de acuerdo a la regla general de la suma de velocidades.
Pero así se puede proceder solamente mientras las velocidades adquiridas no sean
comparables con la velocidad de la luz. En este caso ya no se puede emplear la
regla vieja. Al sumar velocidades tomando en consideración la teoría de la
relatividad, obtendremos siempre un resultado un poco inferior al que obtendríamos
si empleáramos la mencionada regla. Y esto significa, que con magnitudes grandes
de la velocidad ya alcanzada, ésta no crecerá proporcionalmente al tiempo de acción
de la fuerza, sino más lentamente. Esto es comprensible, puesto que existe la
velocidad máxima.
A medida que la velocidad del cuerpo se aproxima a la velocidad de la luz, su
crecimiento, siendo la fuerza invariable, es cada vez más lento y, por lo tanto, la
velocidad máxima nunca será superada.
Mientras que se presentaba la posibilidad de afirmar que la velocidad del cuerpo
crece proporcionalmente al tiempo de acción de la fuerza, la masa podía
considerarse independiente de la velocidad del cuerpo. Pero cuando la velocidad del
cuerpo llega a ser comparable con la velocidad de la luz, la proporcionalidad entre
en tiempo y la velocidad del cuerpo desaparece, y la masa comienza a depender de
la velocidad. Y como el tiempo de aceleración crece ilimitadamente y la velocidad no
puede superar la magnitud máxima, nosotros vemos que la masa crece
conjuntamente con la velocidad, alcanzando una magnitud ilimitada, cuando la
velocidad del cuerpo llega a ser igual a la velocidad de la luz. El cálculo demuestra,
que la masa del cuerpo en movimiento crece en tantas veces, en cuantas disminuye
su longitud con el movimiento. Y de esta Forma, la masa del tren de Einstein, que
marcha a una velocidad de 240 000 kilómetros por segundo, es 6 veces superior a
la masa de un tren en reposo.

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Es completamente natural, que cuando tenemos que ver con velocidades normales,
pequeñas en comparación con la velocidad de la luz, se pueda prescindir del cambio
de la masa, igual que prescindimos de la dependencia de las dimensiones del cuerpo
de su velocidad, o prescindimos de la dependencia del intervalo de tiempo entre dos
acontecimientos de las velocidades a las que se mueven los observadores de estos
acontecimientos.
La dependencia entre la masa y la velocidad, que se deduce de la teoría de la
relatividad, puede comprobarse directamente en el experimento, observando el
movimiento de los electrones rápidos.
En las condiciones experimentales actuales, el electrón, que se mueve a una
velocidad próxima a la velocidad de la luz, no es una cosa extraordinaria, sino más
bien normal. En acelerados especiales, los electrones se impulsan hasta velocidades
que se diferencian de la velocidad de la luz en menos de 30 kilómetros por segundo.
Así, la física contemporánea es capaz de comparar la masa de los electrones que se
mueven a una velocidad enorme, con la masa de los electrones en reposo. Los
resultados de los experimentos confirmaron totalmente la dependencia entre la
masa y la velocidad, que se deduce del principio de la relatividad.

¿Cuánto cuesta un gramo de luz?


El incremento de la masa del cuerpo está ligado estrechamente al trabajo que se
efectuó sobre él y es proporcional al trabajo necesario para poner al cuerpo en
movimiento. Además, no es necesario gastar trabajo solamente para poner en
movimiento al cuerpo. Cualquier trabajo efectuado sobre el cuerpo, cualquier
aumento de la energía del cuerpo, aumenta su masa. Por esto, por ejemplo, el
cuerpo calentado tiene mayor masa que el cuerpo frío, el resorte contraído tiene
mayor masa que el resorte aflojado. Es verdad que el coeficiente de
proporcionalidad entre el cambio de la masa y el cambio de la energía es
insignificante, y para aumentar la masa de un cuerpo en un gramo, se necesita
comunicar a este cuerpo una energía de 25 millones de kilovatios-hora.
Y por eso es precisamente por lo que el cambio de masa de los cuerpos, en
condiciones normales, es sumamente insignificante y se escapa de las mediciones
más exactas. Así por ejemplo el calentamiento de una tonelada de agua desde cero

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grados centígrados hasta la ebullición, provocará el aumento de su masa


aproximadamente en cinco millonésimas de gramo.
Si quemamos una tonelada de carbón en un horno cerrado, los productos de la
combustión, después de enfriados, tendrán una masa menor solamente en una
tresmilésima parte de gramo que la masa del carbón y del oxígeno de los que se
formaron. La masa que falta se va con el calor desprendido.
Sin embargo, la física contemporánea conoce también fenómenos en los que el
cambio de la masa de los cuerpos juega un papel considerable. Estos son los
fenómenos que tienen lugar al chocar los núcleos de los átomos, cuando de unos
núcleos se forman otros. Así, por ejemplo, al chocar el núcleo del átomo de litio con
el núcleo del átomo de hidrógeno cuyo resultado es la formación de dos átomos de
helio, la masa cambia en 1/400 de su magnitud.
Ya habíamos dicho que para aumentar la masa del cuerpo en un gramo se debe
comunicar a éste una energía de 25 millones de kilovatios-hora. De aquí se deduce
que, al transformar un gramo de la mezcla de litio e hidrógeno en helio, se
desprende una cantidad de energía menor 400 veces : ¡25.000.000 / 400 = 60.000
kilovatios-hora!
Contestemos ahora a esta pregunta: ¿Qué sustancia de las que se encuentran en la
naturaleza es la más cara (tomada en peso)?
El radio ha sido aceptado como la sustancia más cara; un gramo valía hace poco
unos 25.000 rublos.
Calculemos, sin embargo el coste de... la luz.
En las bombillas eléctricas solamente 1/20 de la energía se obtiene en forma de luz
visible. Por esto, un gramo de luz corresponde a una cantidad de trabajo 20 veces
superior a 25 millones de kilovatios-hora, es decir, corresponde a 500 millones de
kilovatios-hora. Esto significa, contando incluso un kopek por cada kilovatio-hora,
500.000 rublos. Así, que el gramo de luz es veinte veces más caro que el gramo de
radio.

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6. Como un relámpago
RELATIVIDAD ESPECIAL

En el capítulo anterior mencioné el estampido sónico que crea Flash al correr más rápidamente que
la velocidad del sonido. ¿Por qué se produce un «estampido» cuando un objeto se mueve a una
velocidad igual o superior a la del sonido? ¿Y cómo puede esto ayudar a entender la teoría de la
relatividad especial de Einstein? Consideremos en primer lugar el estampido y luego pasaremos a
Einstein. Imagine que se halla de pie en el campo y que Flash está corriendo en dirección a usted a la
velocidad del sonido —es decir, a un tercio de kilómetro por segundo—. Si comienza a quince
kilómetros de distancia, dice «Flash» y cuando está a sólo ocho kilómetros frente a usted dice
«Manda». ¿Qué es lo que usted escucha? Si Flash fuera corriendo más despacio que la velocidad del
sonido, entonces el «Flash» que pronunció alcanzará la marca de ocho kilómetros antes que él, y
luego pronuncia «Manda» cuando el «Flash» estuviera próximo a alcanzar sus oídos. Usted
escucharía claramente «Flash Manda», seguido poco después por el sonido del velocista escarlata al
pasar junto a usted.
Si en lugar de ello Flash hubiera corrido más rápidamente que el sonido, entonces hubiera
llegado al punto de los ocho kilómetros antes que el sonido que emitió en la señal de partida de los
quince kilómetros. Entonces diría «Manda» y seguiría hacia usted. Puesto que «Manda» tiene que
recorrer menos distancia, le alcanzará antes que «Flash», de modo que usted escuchará las palabras
en el orden inverso según el cual fueron dichas —es decir, para usted sonaría como si hubiera dicho
«Manda Flash»—. Esta frase al revés no le alcanzará hasta que el propio Flash le haya sobrepasado.
Al correr más deprisa que la velocidad del sonido, puede cubrir el trecho desde la distancia de ocho
kilómetros en un tiempo menor que el que emplean las ondas de sonido.
Si hubiera corrido exactamente a la misma velocidad que el sonido, entonces cuando gritó
«Flash» en el punto de los quince kilómetros, el sonido hubiera alcanzado la marca de los ocho
kilómetros en el mismo instante exacto que lo hace el propio virrey de la velocidad. Cuando dice
«Manda» esto llega desde el punto de los ocho kilómetros a la vez que lo hace «Flash», de modo que
ambas palabras alcanzan sus tímpanos en el mismo instante, veinticinco segundos después. Usted no
escucha «Flash Manda» ni «Manda Flash» sino que las dos palabras se superponen en el mismo
instante. El sonido es una onda de presión, de modo que las ondas de las dos palabras se suman y
crean una vibración mayor que si se oyeran separadamente. Flash no tendría que hablar o hacer ruido
a medida que avanza hacia usted, pero el simple disturbio al desplazar el aire fuera de su trayecto
creará una onda de presión que usted oirá como un atronador estruendo (o un «estampido sónico») en
el mismo instante en que el sultán de la velocidad cruza a su lado. Si Flash corre más rápido que la
velocidad del sonido, esta alteración seguirá creándose. En este caso pasaría junto a usted en
relativo silencio, y a continuación el estampido sónico, viajando a la velocidad del sonido, le
alcanzará eventualmente, con consecuencias explosivas. (El «Manda Flash» que pronunció en el
párrafo anterior se perderá confundido en el choque sónico). El «crac» del disparo de una pistola, o
el zurriagazo de Catwoman son mini estallidos sónicos creados por la bala o el extremo del látigo
moviéndose más deprisa que la velocidad del sonido en el aire.
El peligro planteado por la creación indiscriminada de ondas de choque sónicas por Flash está
reconocido por los escritores de cómics actuales. En DC: The New Frontier, una revisión de los
héroes de la Edad de Plata de DC Comics, situada a finales de los cincuenta, que fue cuando
históricamente hicieron su primera aparición, el escritor Darwin Cooke describe una escena en la
que Flash corre desde Central City (situada brumosamente en el medio oeste americano) hasta Las
Vegas, en Nevada. En las leyendas que describen los pensamientos de Flash mientras corre campo a
través, nos dice: «Espero a estar fuera de los límites de la ciudad antes de traspasar la barrera del
sonido. Es algo que comprendí tras unas cuantas experiencias traumáticas. Los cristales volantes y
los peatones no se mezclan». Ciertamente ellos no, como quedó gráficamente demostrado en el
número 202 de Flash (vol. 2). En esta historia nuestro héroe ha perdido su memoria y, en traje de
paisano, no es consciente de que posee supervelocidad. Actuando instintivamente al ser asaltado por
una pandilla callejera, sus movimientos de alta velocidad hacen estallar todas las ventanas de la
manzana de casas y provocan daños estructurales masivos en los edificios de los alrededores.
Con independencia del orden en el cual oye lo que dice Flash, tanto si es «Flash Manda» como si
es «Manda Flash», si usted tiene una vista aguda y puede leer los labios puede estar seguro del orden
en el cual Flash ha dicho realmente esas palabras. Este acuerdo es debido al hecho de que la luz
reflejada por Flash viaja mucho más rápidamente que el sonido (300.000 km/s, comparada con un
tercio de kilómetro por segundo). Así es como podemos determinar la distancia a la que cae un rayo
comparando el tiempo que transcurre entre el relámpago y el trueno[29].
Pero ¿qué ocurriría si Flash corriera a una velocidad cercana a la de la luz? En el caso de
objetos que se mueven a velocidades próximas a la de la luz suceden todo tipo de cosas extrañas que
tienen que ver con la longitud, el tiempo y la masa, tal como lo explicó Albert Einstein en 1905 en su
teoría especial de la relatividad (se llama «especial» porque ignora la gravedad, mientras que la
teoría «general» de la relatividad, desarrollada en 1905, sí la tiene en cuenta). No es éste el momento
ni el lugar para entrar en una consideración completa de la relatividad. Un tratamiento aceptable del
asunto sobrepasaría el presente libro. Pero mencionaré un punto fundamental en relación con viajar a
una velocidad cercana a la de la luz, que no nos llevará mucho tiempo, y que seguiremos
desarrollando cuando consideremos la conexión entre la electricidad y el magnetismo en el capítulo
17.
La teoría especial de la relatividad puede resumirse en dos afirmaciones que parecen sencillas,
pero que contienen una abundancia de penetración física. Son: a) nada puede viajar más rápido que
la velocidad de la luz (perdón, Superman y Flash), que es la misma para todos, sin que importe lo
rápido que se estén moviendo, y b) las leyes de la física son las mismas para todos, con
independencia de su estado de movimiento. El primer punto es realmente extraño. Si Flash corre tan
rápido como una bala disparada, para nosotros la bala está moviéndose a 1.500 km/h, mientras que
para Flash, que corre en la misma dirección y a la misma velocidad, la bala parece estacionaria (que
es por lo que es capaz «con un movimiento de barrido» de recogerlas en el aire tan fácilmente). Pero
la velocidad de la luz es de 300.000 km/s lo mismo para usted que está quieto como para Flash, no
importa lo rápido que se mueva. Incluso si está corriendo a la mitad de la velocidad de la luz —a
150.000 km/s— la velocidad de la luz relativa al mismo no es de 150.000 km/s, sino que sigue
siendo de 300.000 km/s, la misma que para usted que permanece quieto en la esquina de la calle.
¿Cómo es posible?
Cuando Flash avanza hacia usted, desde el punto de vista de Flash es como si él estuviera quieto
y usted estuviera corriendo hacia él. La teoría especial de la relatividad afirma que ambos han de
estar de acuerdo en que la velocidad de la luz es de 300.000 km/s. Para que esto sea cierto, Einstein
razona que desde el punto de vista de usted, Flash parecerá más delgado (es decir, su longitud en la
dirección del movimiento aparecerá comprimida) y el tiempo parecerá transcurrir más despacio para
él que para usted. Desde el punto de vista de Flash, la vara de medir que sostiene seguirá teniendo la
longitud de un metro, y su reloj marcará el tiempo como siempre, pero para él es usted el que se
mueve, y hará las mismas determinaciones acerca de usted (su longitud estará acortada y su tiempo
transcurrirá más lentamente para usted, según lo aprecia Flash). Esto se debe a que, a fin de medir la
longitud de la vara que sostiene Flash, por ejemplo, usted tiene que considerar los extremos
delantero y trasero de la misma, y cronometrar el tiempo en que pasan por un punto determinado.
Para dos personas que se mueven relativamente entre sí (es decir, un Flash que se mueve y un
observador estacionario) resulta imposible ponerse de acuerdo acerca de si dos cosas suceden a la
vez en el caso de que estén separadas en el espacio y en el tiempo.
La información no puede viajar más deprisa que la luz, así que siempre existirá una discrepancia
en el orden en que ocurren los sucesos. Para equilibrar las cosas de modo que todos estén de acuerdo
en el valor de la velocidad de la luz, parecerá que las longitudes se encogen con el movimiento y que
el tiempo discurre más lentamente. Los comic books le sacan partido a esto frecuentemente cuando
tratan con personajes que pueden viajar a la velocidad de la luz (como el Negative Man de la
Patrulla Condenada [Doom Patrol] y el Capitán Marvel, aunque no el chico Shazam, ni el oficial de
la milicia Kree de finales de los sesenta y principio de los setenta, pero sí una heroína afroamericana
de los Vengadores de finales de los ochenta, que podía transformar su cuerpo en fotones de luz
coherente). Los otros personajes de la historieta no deberían ser capaces de ver a dichos héroes, al
no haber modo de que la luz se refleje en ellos si se mueven más deprisa que la misma. Como mucho
deberían mostrarse como una chispa de relámpago desde una gran distancia, pero serían invisibles en
la cercanía.
La velocidad más grande que permite el universo es la de la luz. Cuando Flash corre más y más
rápido, uno podría pensar que debería ser capaz de traspasar ese límite, pero eso no puede suceder.
Para explicar este comportamiento desde el punto de vista de un observador estacionario, debe
ocurrir que cuanto más rápido va, más difícil le resulte seguir acelerando. Según la segunda ley de
Newton (fuerza es igual a masa por aceleración) sabemos que si la fuerza que aplican sus zapatos
cuando están en movimiento permanece constante pero no hay una correspondiente aceleración, debe
ser porque su masa ha aumentado. Así, además de que el tiempo parece ir más lento y las longitudes
acortarse, la masa de Flash a la carrera parecerá (para los lentos estacionarios) crecer cuanto más
rápido corra. Esto se indica ocasionalmente en los cómics. En el número 89 de Justice League of
America, Flash tiene que trasladar a toda la población de 512.00 hombres, mujeres y niños de
Chongjin, en Corea del Norte, para apartarla de la inminente detonación de una bomba atómica en
una fracción de segundo. Para cumplir con esta hazaña debe moverse a velocidades muy cercanas a
la de la luz. Las consecuencias relativistas de estas altas velocidades son aludidas una vez que ha
salvado al pueblo y cae de rodillas en lo alto de una colina. Como se describe en una leyenda,
«cuando su cuerpo se libera de los estridentes efectos posteriores a viajar a una velocidad cercana a
la de la luz, ojos de una masa casi infinita se vuelven hacia el resplandor que engulle a Chongjin».
Naturalmente, para Flash, él se halla estacionario y es el resto del mundo lo que se mueve y gana
masa. Por cierto, fue el darse cuenta de que un aumento en la energía cinética de un objeto está
directamente relacionado con un aumento de su masa lo que condujo a la más famosa ecuación de
Einstein E = m c2.
Además de ser capaz de correr a velocidades asombrosas, se dice que Flash posee un control
total sobre cada uno de los movimientos de sus moléculas. Este control vibratorio se utilizó en el
número 116 de Flash, y muchas veces desde entonces. Haciendo coincidir las vibraciones de su
cuerpo con la frecuencia vibratoria de los átomos de una pared, los guionistas de Flash justifican que
pudiera atravesar una pared sólida, sin que entrañe ningún daño para él ni para el muro. No obstante,
no es cierto que la única razón por la que no podemos pasar a través de paredes sólidas sea el que
vibramos a distinta frecuencia que los átomos de las mismas. De hecho, como trataremos en adelante,
la frecuencia promedio según la cual vibran nuestros átomos es simplemente un reflejo de nuestra
temperatura. Nuestros cuerpos están normalmente en torno más o menos de un 40% de la temperatura
de una pared, así que la frecuencia vibratoria de nuestros átomos está ya casi en coincidencia con los
de la pared.
Sin embargo, hay un fenómeno de la mecánica cuántica llamado efecto túnel que permite que un
objeto pase a través de una barrera sólida sin perturbar a la barrera o a sí mismo. Una discusión de
este efecto cuántico es prematura, dado que estamos ocupándonos de las tres leyes de Newton del
movimiento y de física clásica. Por consiguiente, dejaremos para más adelante la consideración de
esta proeza de Flash.

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