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EL IMPERATIVO

SINTAXIS DE LA LENGUA ESPAÑOLA I

MIRE YA BE NITO MARTÍN ;ADRIÁN GÁZQU E T BU ST OS;MIGU EL ÁNGE L DE L POZO GARC ÍA;AMARA
RODRÍG UE Z SÁNC HE Z
Tabla de contenido
1. Introducción .............................................................................................. 2

2. Los Enunciados Imperativos ....................................................................... 3


2.1. Las propiedades sintácticas y semánticas. El tipo oracional imperativo. ...........3
2.2. Clasificación y relación con otros tipos de oraciones y modos ..........................4
2.3. Casos particulares: el imperativo retrospectivo ...............................................5

3. Gramática Prescriptiva I ............................................................................. 6


3.1. La modalidad y el modo imperativo ................................................................6
3.2. Características morfosintácticas .....................................................................6
3.3. Discusiones ....................................................................................................8

4. Gramática Prescriptiva II ............................................................................ 9


4.1. Imperativo de verbos regulares .................................................................... 10
4.1.1. Oraciones afirmativas ................................................................................... 10
4.1.2. Oraciones negativas ...................................................................................... 11
4.2. Imperativo de verbos irregulares .................................................................. 11

5. Conclusión ............................................................................................... 12

Bibliografía .................................................................................................. 14

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1. Introducción
El imperativo en castellano tiene unas características muy peculiares con
respecto a otras lenguas cercanas como el inglés o el francés. Sin embargo, su uso está
sufriendo transformaciones en los últimos tiempos.

Nuestra intención es hacer una descripción, grosso modo, de las características


de este. Tras ello, cuando obtengamos una visión amplia de cuál es su uso correcto,
sopesaremos cuáles son sus limitaciones. El fin último será analizar esta forma y las
posibilidades que ofrece, pues la pregunta última es si es necesario conservar la forma o
puede darse una transformación en pos de una simplificación como la que ofrece la
lengua inglesa.

Para lograr dicho fin, comenzaremos estableciendo las características propias de


su modo en tanto en cuanto a su naturaleza como enunciado se refiere, así como
analizaremos las distintas clasificaciones a las que se atribuye. En segundo lugar,
señalaremos qué dice la norma con respecto a la formación de este modo. Para ello,
comenzaremos definiendo la modalidad, indicaremos las peculiaridades
morfosintácticas para su formación y nombraremos algunas de las discusiones que se
han creado en torno a ello. De manera contigua, describiremos cómo han de conjugarse
las formas verbales, pero también señalaremos los errores más comunes. Por último, en
caso de que lográsemos obtener las suficientes conclusiones válidas, intentaremos dar
respuesta a la siguiente pregunta:

¿La forma del imperativo puede desaparecer, o hemos de conservarla?

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2. Los Enunciados Imperativos

2.1. Las propiedades sintácticas y semánticas. El tipo


oracional imperativo.

Los enunciados imperativos se caracterizan por tener una forma de conjugación


especial y porque los verbos aparecen en modo imperativo. Este modo es empleado para
expresar mandatos, órdenes, solicitudes, ruegos o deseos. Está presente en todos los
idiomas del mundo, entre ellas nuestras cercanas lenguas indoeuropeas, donde se
conjugan simplemente mediante morfemas de tiempo. Este se presenta en formas de
segunda persona, ya que el sujeto es el oyente, aunque hay ocasiones en las que se
presenta en tercera persona, o que incluso, el emisor se incluye y está en primera
persona del plural, pero nunca en 1º del singular.

En la segunda persona del singular, los verbos imperativos conjugados se


caracterizan por la ausencia de marcas flexivas, a excepción de la vocal temática.
Ejemplos de verbos imperativos regulares son: entra, coge, recoge, come, bebe… O
verbos irregulares: ven, sé, di... La segunda persona del plural presenta la d al final de
palabra como marca léxica: vosotros corred, comed, apurad, salid, entrad, sed, id, decid,
observad...

Estos verbos no requieren de distinciones de tiempo o aspecto verbales, el


imperativo tiene una propiedad que explica estas características: se refiere a acciones
que no han tenido lugar ni están teniendo lugar —habla del futuro—, pero estas
características las veremos más adelante.

Con este tipo de oraciones el emisor busca que se realicen acciones u omisiones
sobre las que el referente del sujeto del imperativo pueda ejercer cierto control. Esa es la
razón por la que muchos de los predicados que designan estados o propiedades tienden
a rechazar los imperativos. Como el imperativo quiere cumplir esa función apelativa o
conativa y motivar o incitar al interlocutor, nunca aparecerá sintácticamente como una

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oración subordinada, porque perdería esa esencia. Los enunciados imperativos son
construcciones mucho más simples, cortas y directas.

2.2. Clasificación y relación con otros tipos de oraciones y


modos

En el plano sintáctico, las oraciones imperativas siempre han estado muy ligadas
a las exhortativas, desiderativas u optativas. Para adentrarnos mejor en el tema que nos
compete, vamos a hacer un repaso general breve de las oraciones y sus clasificaciones,
recogidas por Ignacio Bosque y Violeta del Monte en Gramática descriptiva (1999):

La RAE (1931: § 313; 1973: § 328) considera las imperativas como subgrupo de
las exhortativas que, además de mandato y prohibición, indican exhortación: «un
mandato sin la crudeza del imperativo». Lenz (1920: § 21) incluye las imperativas junto
a las «afectivas» en el grupo de las exclamativas. Según el modelo funcional de Bühler
(1934: § 4), las imperativas e interrogativas comparten el predominio de la función
apelativa. Los otros dos tipos serían la declarativa, con función predominantemente
representativa, y la exclamativa, con función expresiva. Desde el punto de vista
«nocional», Jespersen (1924: cap. 22) agrupa las peticiones y las preguntas —y no las
imperativas e interrogativas— frente a los enunciados que no tienen la finalidad de
influir en la voluntad del oyente.

Con lo recogido anteriormente, podemos sacar en claro que la apelación


expresada por el modo imperativo está cercana a la expresión de deseo cuando no
interviene la segunda persona que se lleva a cabo a través del modo subjuntivo. Por
ejemplo: «ojalá y te lo creas» o el subjuntivo independiente en construcciones de se —
no se dirigen a nadie en concreto—: «nótese la ironía».

Muchas otras veces, el modo imperativo aparece expresado como verbo en


infinitivo, tanto en la afirmación como en la negación —observar, no observar—, como
en ocasiones precedido por la preposición a. Ejemplos: «a callar; a mirar» —
procedimiento indirecto—.

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Con el infinitivo, los pronombres clíticos aparecen pospuestos, también en la
negación: «a comerse todo», «no mirarme de esa manera». Estos ejemplos son muy
frecuentes en el habla del día a día, pero poco usados en lenguaje escrito. De hecho, en
el habla oral, es más habitual escuchar el empleo del infinitivo plural «veniros» que
el uso correcto del imperativo plural «veníos».

También vemos ejemplos de oraciones imperativas construidas con verbos en


modo subjuntivo en oraciones negativas: «No cantemos», «no comas», «no salgan».

2.3. Casos particulares: el imperativo retrospectivo

Para concluir con este apartado de las características sintácticas y semánticas de


los enunciados imperativos, cabe destacar la construcción del imperativo retrospectivo
que mencionan I. Bosque y V. Demonte en Gramática descriptiva (1999). Ese se forma
a partir del infinitivo compuesto y permite expresar al oyente o receptor el deseo de
haber llevado a cabo una acción.

Se dirige a las segundas personas del singular y plural: «haber tardado menos» o
como se muestra en este ejemplo, con el pronombre implícito: «haber esperado —tú o
vosotros— en casa». Es contrafáctico, porque se presenta una situación irreal o
contraria a la existente; retrospectivo, porque está orientado al pasado, y un imperativo
prototípico está situado en una acción futura. Se relaciona con construcciones que
explicitan sintáctica o léxicamente esta información.

Presenta una condición que, de haberse cumplido, no habría hecho posible la


situación actual. Estas oraciones suelen iniciarse en el discurso con un «deberías».

Al hacer referencia a un hecho irreal y pasado, hay gramáticos que no lo


consideran como construcciones imperativas, pero Bosque sí las incluye como un
subtipo de estas, ya que comparten características como que no pueden aparecer en
subordinadas y solo permiten su formación a partir de la segunda persona del singular.

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3. Gramática Prescriptiva I

3.1. La modalidad y el modo imperativo

La modalidad es definida como una categoría gramatical que clasifica los


enunciados de acuerdo con la actitud del hablante respecto al contenido que predican.
Por tanto, no depende solo de la arbitrariedad del sistema lingüístico, sino también de la
información paralingüística, como el contexto o la prosodia. Como resultado, en
ocasiones puede ser difícil discernir los límites que separan a cada modalidad e incluso
la clasificación de estos ha sido objeto de debate por parte de los académicos:

Las construcciones optativas o desiderativas presentan en español algunos


rasgos distintivos […]. Los límites entre esas construcciones y las que corresponden a
las oraciones imperativas son escurridizos, por lo que no siempre se considera que estas
últimas constituyen una modalidad enunciativa autónoma. (Nueva gramática § 42.1.1i)

A pesar de ello, existe una correlación entre la modalidad y las oraciones


imperativas sustentada en la conjugación de los verbos en modo imperativo. A su vez,
este modo de conjugar conlleva unas características gramaticales muy particulares,
además de una organización sintáctica más frecuente. A continuación, intentaremos
analizarlas.

3.2. Características morfosintácticas

A. Conjugación defectiva: Dado que la modalidad imperativa expresa un


mandato del emisor para el/los receptores, la primera consecuencia lógica es que no
existe la conjugación verbal en primera persona —uno no puede mandarse a sí mismo—
. Por tanto, el modo imperativo es conjugado en segunda persona, ya sea singular o
plural, y alternando estas con la tercera persona del presente de subjuntivo para los
pronombres personales «usted» y «ustedes». Existe la particularidad de que la variante

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argentina del español acentúa la segunda persona del singular: cantá (Gramática
descriptiva, Vol. III, §60.2.1.2).

B. Naturaleza temporal: por su propia naturaleza, las oraciones imperativas se


refieren actos no realizados ni en ejecución, por lo que no existe variación temporal ni
aspectual, es decir, al ser actos futuros imposibilita la duración, delimitación y
dinamismo de los mismos. Esto implica también la restricción para ser usado con
determinados verbos. Siguiendo la clasificación de Vendler (Verbos y tiempos, 1957)
comprobaremos que la inmensa mayoría de oraciones imperativas utilizaran verbos
realizativos comer y de logros alcanzar, pues estos focalizan más el punto final del acto
verbal, siendo este lo exigido al receptor en la inmensa mayoría de los casos. Por el
contrario, los verbos de estado crecer, saber son muy poco frecuentes, siendo
restringidos además los que no pueden convertir su sujeto en agente, como padecer,
doler…

C. Las oraciones negativas se realizarán con verbos en modo subjuntivo —


Apartado 4.1.2 Oraciones negativas—.

D. Subordinación: por las mismas características señaladas en los puntos


anteriores, tampoco es posible utilizar el imperativo en oraciones subordinadas, pues
perdería valor apelativo y cambiaría su naturaleza temporal. Por ello, cabe recordar que
para las construcciones subordinadas se usa el subjuntivo, perdiendo este gran parte de
su valor imperativo.

E. Presencia y posición del sujeto: en las oraciones imperativas, el emisor no es


el sujeto, sino el receptor y, por su discurso directo, es habitual que el sujeto esté
omitido, siendo identificado por la flexión verbal. En caso de aparecer, las posiciones
más frecuentes respecto al verbo son:

 Antes del verbo y separado por una coma, para mantener la estructura
directiva lógica.

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 Pronombre enclítico: unido al verbo, focalizando el sujeto (Gramática
descriptiva, Vol. III, § 60.2.1.5).
 Posterior al verbo, habitual cuando se usan los pronombres «usted» y
«ustedes». Se emplea para clarificar el uso de un sujeto en segunda
persona y tiempo verbal en tercera, herencia de las fórmulas de cortesía
antiguamente empleadas (Sánchez López 271).

3.3. Discusiones

Existen varias discusiones entre los académicos sobre el modo imperativo. A


continuación, señalaremos algunas y su evolución:

1. ª Hay una gran aceptación respecto al uso de la primera persona del plural del
presente de subjuntivo dentro del modo imperativo. Se considera válida al incluirse el
emisor en la acción mediante el pronombre reflexivo: «hagámoslo». El hecho de que
tanto Bosque y Demonte como la RAE la incluyeran en la Gramática descriptiva (1999)
y la Nueva Gramática (2010) dan fe de su aceptación.

2. ª Gerundio: se acepta igualmente el uso del gerundio con valor imperativo,


tanto en su forma simple «¡andando!» como compuesta «¡ya estás corriendo!», aunque
es más propio del habla coloquial (Nueva Gramática § 42.2.3c).

3. ª Numerosos académicos, desde el Brocense en el siglo XVI hasta Bello


(Gramática de la lengua castellana 1847), han cuestionado que el imperativo sea un
modo en sí mismo, analizándolo desde diferentes prismas. Sin entrar a valorar los
argumentos utilizados, los más habituales podrían resumirse en:

 Para El Brocense, el imperativo no es un modo, sino un tiempo


verbal. Lo califica de ‘tercer futuro’, pues las ordenes solo se
pueden orientar hacia el futuro, sin entrar en que pueda ser
inmediato.

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 Se ha considerado al imperativo una forma abreviada de las
oraciones desiderativas, casi como una evolución provocada por la
economía del lenguaje; del «ojalá puedas venir» se transformó en
«ven», lo que lo convierte en una forma particular dentro de los
subgrupos del subjuntivo, el optativo (A. Bello §466-467).

 También se ha propuesto sacarlo del paradigma verbal para


insertarlo dentro de las categorías del lenguaje, en concreto como
una particularidad de la función fática, pues está reservado a un
modo oracional, con un contorno oracional bastante limitado:
conjugación defectiva, exhortativo, presencia de segunda persona,
condicionado por el plano pragmático… (Alarcos, § AO XXI)

Cierto es que la amplitud de formas de los enunciados imperativos es muy vasta


y difícil de delimitar. Su cercanía con los enunciados desiderativos, exhortativos,
interjecciones verbales exclamativas «¡arre!», expresiones fosilizadas «¡sabe Dios!» y
fórmulas de cortesía lexicalizadas «¡pase usted!» nos obligan a repensar hasta qué punto
una categoría gramatical puede albergar tantas objeciones.

4. Gramática Prescriptiva II
En este apartado se enunciarán y explicarán las normas dictadas por la Real
Academia de la Lengua Española del uso del imperativo. Los usos erróneos del
imperativo son muy comunes entre la población, por ello, instituciones como la Fundéu
explican y dan ejemplos prácticos cuáles son los usos aceptados por la RAE y cuáles se
deben evitar.

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4.1. Imperativo de verbos regulares

4.1.1. Oraciones afirmativas

Las terminaciones del imperativo varían según el número, la persona y la


conjugación a la que pertenezca el verbo. El imperativo de verbos regulares en
oraciones afirmativas sigue el esquema regular marcado por la Real Academia. Por
ejemplo, para un verbo en 2.ª persona del singular de un verbo de la 2.ª conjugación, la
desinencia correcta sería -e. Por eso, sería correcto decir «¡Corre más!»

Esquema de imperativo de verbos regulares

(FundéuRAE)

Imperativo vs. infinitivo

Según la Fundéu es incorrecto el uso de enunciados infinitivos, es decir, verbos


terminados en -r como valor de orden. Para mandatos debemos utilizar la modalidad
imperativa, que se caracteriza por la terminación -d en los verbos. Por ejemplo, es
incorrecta la oración: «¡Prestar más atención a la clase!» porque el verbo está terminado
en -r del infinitivo. Esta oración al tratarse de una orden debe tener el verbo terminado
en -d. Por lo tanto, sería correcto: «¡Prestad más atención a la clase!»

Excepciones a la norma

Sin embargo, esta regla cuenta con dos excepciones. La primera, el uso del
infinitivo terminado en -r con valor de imperativo es válido cuando le precede la

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preposición a. Por ejemplo, sería correcto decir «¡A dormir ya todo el mundo!» porque
el verbo dormir va precedido de la preposición a. (Leonardo Gómez 145)

La segunda, se admite el uso del infinitivo terminado en -r cuando se emplea


para dar órdenes a los receptores en general, no a un receptor en particular. Por ejemplo,
en una puerta de un almacén sería correcto escribir con -r para dar una orden: «No
entrar» (Leonardo Gómez 145).

4.1.2. Oraciones negativas

Según la Fundéu, el imperativo de verbos regulares en oraciones negativas se


forma: (que) + no + verbo. Este verbo en imperativo coincide con las formas del
presente de subjuntivo. Si antes hemos dicho «¡Corre más!», para hacer esta oración
negativa sería «¡Que no corras más!». De esta manera vemos, como el verbo correr,
perteneciente a la segunda conjugación, cambia su terminación afirmativa -e a la
terminación negativa -as, siendo en ambos casos sufijos del imperativo.

4.2. Imperativo de verbos irregulares

Existen numerosos errores en el imperativo de las formas del verbo ir en la


lengua oral. Es frecuente el uso de ves como imperativo de 2.ª persona del singular, pero
es errónea esta forma según la Fundéu. Se debe decir ve sin la -s final porque sigue el
esquema regular de la segunda conjugación, aunque ir sea una forma irregular.
Consecuentemente, se escribiría «¡Ve a comprar pan!» en lugar de la típica frase «¡Ves
a comprar pan!»

Para «vosotros» y «ustedes» es correcta la forma id, pero las dudas comienzan
cuando a esta forma le tenemos que unir los pronombres enclíticos. En los verbos
regulares se pierde la -d al añadir pronombres «marchaos», pero con ir no se sigue esta
regla.

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Según el Diccionario Panhispánico de Dudas, se desaconseja la forma iros,
aunque es válida, y se prohíbe terminantemente la forma arcaica, *ios. Si se usa el
enclítico os con el verbo ir, se recomienda usar la forma imperativa idos.

Encontramos un verbo que posee tanto la forma regular y la forma irregular en


las desinencias de imperativo. Se trata del verbo satisfacer que nos ofrece dos
posibilidades para sus desinencias, ambas igualmente admitidas. Por ello, podemos
decir para la 2.ª persona del singular satisface y satisfaz. Por ejemplo, sería correcto
decir la forma regular en «¡Satisface tus ansias de consumismo y cómprate el reloj de
oro!» y también la forma irregular en «¡Satisfaz tus ansias de consumismo y cómprate
el reloj de oro!».

Los verbos simples poner que posee formas irregulares en sus imperativos
«pon» las mantiene en los imperativos de los verbos derivados de anteponer > antepón.
Sin embargo, hay otros verbos decir que poseen formas irregulares para formar sus
imperativos «di», pero sus derivados se conjugan de forma regular. Por ejemplo, de
bendecir se dice bendice como forma regular. No podríamos decir «*¡Bendí a los
feligreses!» sino que utilizamos la forma regular «¡Bendice a los feligreses!» Así la
forma simple del verbo es irregular y el verbo derivado sigue la forma regular del verbo.
(FundéuRAE)

5. Conclusión
En resumen, hemos visto que no existe conformidad para definir el tipo de
enunciado que es el imperativo, no obstante, sí hay un acuerdo general en que no es un
enunciado per se. Por otro lado, hemos visto que cuenta con características
morfosintácticas muy particulares y que encontramos un número de discusiones en
torno a varios aspectos. Por último, hemos mostrado que existe una conjugación para
los verbos regulares, así como también algunas dificultades para conjugar los verbos
irregulares y no confundir el imperativo con el infinitivo entre otras.

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Retomamos la cuestión de esta investigación, la cual propusimos como:

¿La forma del imperativo puede desaparecer, o hemos de conservarla?

Tras la búsqueda de información hemos llegado a la conclusión de que sí puede


darse una desaparición de la forma conjugada del imperativo, o al menos puede
alterarse. Las razones que nos hacen considerar esta idea son varias. La primera es que
existe una clara fragilidad en la sistematización del imperativo. En segundo lugar, en el
español existe una tendencia al rotacismo, esto es, a usar la -r al final de la 2ª. persona
del plural, lo que explica el aumento del uso del infinitivo en detrimento del imperativo.
Sumado a esto, también se detecta la tendencia a la relajación en la articulación
fonética. En tercer lugar, como ya hemos señalado previamente, se observan constantes
equivocaciones a la hora de conjugar los verbos irregulares. En último lugar, y como
señalamos en la tesis de la investigación, encontramos otros idiomas en los que no
existe una forma específica para el imperativo, por tanto, el lenguaje puede asimilar
dicha falta.

Es importante destacar que no señalamos que ese cambio se vaya a producir,


sino que creemos que existen razones potenciales para producirse. Este cambio
lingüístico dependería, como siempre, de los hablantes.

Para las personas que estén interesadas en obtener más información a este
respecto aconsejamos materiales como los artículos propuestos por la Fundéu [1];
artículos filológicos más especializados que describen el desarrollo histórico del modo
como el de J. Manuel Calvo González llamado Nueva consideración del imperativo [2]
y, por último, para conocer la norma, consultar la Nueva gramática de la lengua
española [3].

[1] Fundéu: El imperativo: ¡sepa cómo utilizarlo!


[2] J. Manuel Calvo González: Nueva consideración del imperativo
[3] Real Academia de la Lengua Española. Nueva gramática de la lengua española. Madrid:
Espasa, 2010. Manual.

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Bibliografía
Alarcos Llorach, Emilio. «Sobre el imperativo». AO XXI: Universidad de Oviedo,
1971. Pág. 389-395. Web.

Bosque, Ignacio y Demonte, Violeta. Gramática descriptiva de la lengua española.


Volumen 3: Entre la oración y el discurso. Morfología. Madrid: Espasa-Calpe,
1999. Libro.

Calvo González, J. Manuel. «Nueva consideración del imperativo». Anuario de


estudios filológicos: Universidad de Extremadura, 1980. Pág. 57-75. Web.

“El imperativo: ¡sepa cómo utilizarlo!” 2011. FundéuRAE. 2 enero 2021.Web.

Gómez, Leonardo. Gramática didáctica del español. Madrid: SM Ediciones, 2005. 2


enero 2021. Web.

“Imperativo e infinitivo”. 2014. FundéuRAE. 2 enero 2021. Web

Real Academia de la Lengua Española. Diccionario Panhispánico de Dudas (ir). Real


Academia de la Lengua Española. 2005. 3 enero 2021. Web.

Real Academia de la Lengua Española. Manual. Nueva gramática de la lengua


española. Madrid: Espasa, 2010. Libro.

Sánchez López, Cristina. «Una anomalía del Sistema Pronominal español.». Dicenda.
Estudios De Lengua Y Literatura españolas. N.º 11, (1993): p. 259. Web.

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