México Desde mediados del siglo XV, las naciones europeas, sobre todo Portugal y España se vieron en la necesidad de expandir su cultura y comercio, por lo que empezaron a abrir rutas comerciales en algunas costas de África, India y el sudeste asiático, ocupando Cabo verde y las Azores El deseo de los reyes católicos Isabel y Fernando de expandir sus circuitos comerciales que se estaban formando, los llevó a financiar el viaje a Cristóbal Colón en busca de la India, con los resultados de sobra conocidos… Entre los años 1511 y 1515, las tropas de Diego Velázquez y Pánfilo de Narváez dominan Cuba. ... Diego Velázquez recluta a hombres de la talla de Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Bernal Díaz del Castillo, Juan de Grijalva, Francisco Hernández de Córdoba y Bartolomé de las Casas. Deseando expandirse organizaron varias expediciones desde Cuba, la primera de ellas encabezada por Francisco Hernández de Córdoba que los condujo a las costas de Yucatán, entrando en contacto por primera vez con el mundo mesoamericano, en 1517. La tercera de esas expediciones con más de 600 soldados al mando de Hernán Cortés desembarcó en Zempoala, cerca del actual puerto de Veracruz, en 1519. Cortés tenía que regularizar su situación, para ello, constituyó un cabildo dándole la apariencia de una población, fundando la Villa Rica de la Veracruz, mandó hundir sus naves y con base legal de su Ayuntamiento fue nombrado Capitán general y justicia mayor. Encontró que la organización política de los pueblos indios era mediante una especie de “señoríos” o altépetl y cada altépetl era gobernado por un “señor” (tlahtoani) y a éste, la comunidad de pagaba un tributo; lo españoles nombraron a estos tlahtoanis, caciques. Como los españoles eran tan pocos, se vieron obligados a idear un sistema de dominio indirecto mediante la encomienda. Tal encargo obligaba al encomendero a mantener una relación con los señoríos que se le encomendaban y a controlarlos militarmente, a cambio, el rey le cedía los tributos a que cada señorío estaba obligado a pagarle. En 1522 el papa Adriano VI asignó a los frailes de las ordenes mendicantes la tarea de evangelizar a los indios de aquellas tierras. Los primeros en llegar a la Nueva España fueron los franciscanos, en 1524 y después de 10 años llegaron los dominicos, agustinos y mercedarios. Los encomenderos estaban obligados a mantener a los frailes o doctrineros de modo que encomiendas y doctrinas marchaban a la par. Estos frailes promovieron la recomposición de las familias conforme a criterios monogamicos, según el modelo cristiano, lo que vino a alterar las normas de la vida sexual, matrimonial, de parentesco y de herencia. Encomenderos, caciques y doctrineros formaron así una trilogía, si bien no necesariamente coherente, pero que consolidaron la naciente sociedad novohispana. La Conquista de México
Una vez dominados muchos señoríos en las tierras conquistadas,
Cortés se enteró de que muchos de éstos rendían tributo a un pueblo que se hacía llamar los mexicas y que Habían construido un inmensa acrópolis, conocido como la Gran Tenochtitlán. Cortés se propuso junto con sus soldados la enorme empresa de conquistar la Gran Tenochtitlán, joya del mosaico político mesoamericano y su mas destacado centro económico. Toda la hazaña de Cortés fue definida por él mismo como la conquista de México. Tras librar una batalla en Centla, cerca de lo que hoy es Tabasco, los caciques le llevaron veinte doncellas, entre esas jóvenes había una llamada Malinalli o Malinche, doña Marina para los españoles, que se convertiría en una pieza fundamental en sus operaciones contra los aztecas. Cortés distribuyó a las doncellas entre sus capitanes, pero pronto descubrió que Marina, además de maya, hablaba náhuatl, el idioma de los mexicanos… y mejor él se la quedó, aparte de ser una mujer hermosa. Como resumía un cronista, Marina "sirvió de lengua [intérprete] de esta manera: Cortés hablaba a Aguilar y Aguilar a la india y la india a los indios". Este sistema de traducción fue decisivo para el avance conquistador de Cortés, Marina, a sus 19 años, era tan "hermosa como una diosa", como afirmó más tarde un cronista. En todo caso, Cortés no tardó en hacerla su amante ("se echó carnalmente con Marina", dice una crónica). Quizá para facilitar las cosas, Cortés dispuso que Portocarrero, a quien había entregado a Marina, volviera a España para llevar una carta al rey. Por otro lado, tras la caída de Tula, corría la leyenda de Quetzalcóatl. Esta leyenda era bien conocida por los mexicas. Algunos profetas y fanáticos religiosos vaticinaban el retorno de Quetzalcóatl. El tlatoani Moctezuma Xocoyotzin creía firmemente en estas profecías debido a ciertos presagios que se estaban dando por ese entonces en la Gran Tenochtitlan. Moctezuma estaba convencido que se trataba de Quetzalcóatl y enviaba diversos regalos, objetos de oro y máscaras con turquesas. Esto no hacía mas que desertar la codicia en el conquistador. Cortés les entregó un casco metálico de su armadura; esto, a los ojos de los mexicas, evocaba al dios de la guerra Huitzilopochtli. Con el objeto de hacer alarde de su poderío militar e impresionar a los embajadores, Cortés organizó en la playa una carrera de caballos con disparos de artillería. De inmediato salieron mensajeros hacia Tenochtitlan con los informes para el tlatoani. Tan pronto recibió las noticias de lo que sucedía en la costa, Moctezuma quedó impresionado. Asustado, el tlatoani envió mensajes con evasivas, diciendo a los españoles que le resultaría imposible recibirles en México-Tenochtitlan. Les sugirió marcharse lo antes posible y envió nuevamente ricos presentes. La respuesta del tlatoani siguió excitando la codicia de los soldados. Cortés se dirigió hacia Cempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas. El tlatoani de Cempoala, Chicomácatl, (el cacique gordo) recibió amistosamente al contingente español. En la entrevista, Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a cambio de sellar una alianza militar de españoles y totonacas. Treinta pueblos totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la alianza con Cortès y marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan, ofreciendo un gran número de tamemes para transportar la artillería de los europeos. Los totonacas aportaron mil trescientos guerreros a la empresa de Cortés. Después, Cortés llegó al territorio de Tlaxcala que se conformaba por otomíes y los tlaxcaltecas. Al igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como semidioses pues las noticias al respecto de sus caballos y sus armas los habían impresionado. Pero Xicohténcatl, un joven guerrero tlaxcalteca argumentó la posibilidad de que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían mostrado por el oro, los pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales evidenciaba más un comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién llegados: de lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en caso de derrota se culparía a los otomíes de haber actuado en desobediencia a las órdenes. Xicohténcatl preparó una emboscada con un gran número de guerreros otomíes y se entabló la primera batalla, cuyo resultado fue favorable para los españoles a pesar de encontrarse en desventaja numérica. Buscando siempre la alianza, Cortés envió mensajeros de paz recibiendo una respuesta negativa de Xicohténcatl: «¿Paces?, ciertamente, las celebraremos, venid a Tlaxcala. Allí haremos los paces, hartándonos de vuestras carnes y honrando a nuestros dioses con vuestros corazones», sin embargo, los tlaxcaltecas fueron vencidos. El ejercito de Cortés compuesto ahora por totonacas y tlaxcaltecas continuó su avance hacia la Gran Tenochtitlan… Antes de dirigirse hacia Tenochtitlan, Cortés llega a Cholula, ciudad tributaria y aliada de los mexicas con una población de treinta mil habitantes. Los tlaxcaltecas no eran amigos de los cholultecas. Una comitiva salió al encuentro del ejército de Cortés siendo recibidos y hospedados cuatrocientos españoles y cuatrocientos totonacas dentro de la ciudad, pero los dos mil tlaxcaltecas a quienes consideraban enemigos, debieron acampar en la periferia Durante dos días el trato para los recién llegados fue hospitalario; poco después, las autoridades cholultecas comenzaron a evadir a Cortés y sus capitanes, ya que habían recibido en forma secreta instrucciones de Moctezuma para realizar una emboscada y aniquilar a los españoles, pero una anciana confió a Malintzin lo que se tramaba y poco después la intérprete por su parte alertó a Cortés. A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas. Con una señal prevista mandó a su ejército a realizar un ataque preventivo, provocando la llamada matanza de Cholula. Más de cinco mil hombres murieron bajo el acero de las espadas españolas y la furia incontrolable de sus aliados tlaxcaltecas y totonacas. También se dio la orden de incendiar casas y templos. El contingente español, tlaxcalteca y totonaca permaneció en Cholula durante catorce días. Los cholultecas que habían sido tributarios de los mexicas, fueron sometidos y en la derrota, terminaron aliándose a las fuerzas de Cortés. Los conquistadores continuaron su expedición hacia Huejotzingo; atravesaron entre los dos volcanes vigías del valle, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl por un paraje boscoso que hoy lleva el nombre de Paso de Cortés. Del otro lado, avistaron por primera vez el lago de Texcoco y la isla de la ciudad de México-Tenochtitlan.. Cruzaron por Amaquemecan y Chalco. Tras una breve estancia en Ayotzinco continuaron la marcha hacia Mixquic, Tláhuac y Culhuacán, entrando a la gran Tenochtitlán por la avenida Iztapalapa. Al llegar a la ciudad, la población veía con asombro a los europeos y sus caballos y grandes perros amaestrados. El primer encuentro de Hernán Cortés con el emperador Moctezuma II, se dio el 8 de noviembre de 1519.
La historia no Contada sobre La Conquista de la Gran Tenochtitlan: Desde el inicio de la llegada de Hernán Cortez hasta la caída de los Aztecas – La conquista de América