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III Congreso de Castellología Ibérica
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DIPUTACIÓN
DE G U A D ALAJA R A
LOS CASTILLOS
G uadalajara
2005
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2005 - Actas del III Congreso de Castellología Ibérica
ACTAS
del
III Congreso de Castellología Ibérica
C o o r d in a d o r A m a d o r R u ib a l
DIPUTACIÓN
LOS CASTILLOS
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28 de octubre - 1 de noviembre
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2005
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Libros, 2005 - Actas del III Congreso de Castellología Ibérica
EL ALBACAR ISLÁMICO DEL CASTILLO DE CONSUEGRA
(TOLEDO)
1 Introducción
La privilegiada ubicación geográfica y topográfica del cerro Calderico donde
se ubica el castillo de Consuegra, a más de cien metros sobre la vega del río
Amarguillo, dominando el Campo de San Juan de la Mancha toledana a medio cami
no entre las dos mesetas, favoreció el asentamiento humano en sus inmediaciones
desde la Prehistoria. Sin duda, la importante ocupación carpetana y el posterior des
arrollo del municipio romano, junto a la construcción durante la Baja Edad Media del
monumental e influyente castillo de la Orden de San Juan, han favorecido que el estu
dio de su pasado islámico recibiera poca atención por parte de los Investigadores pre
ferentemente centrados en otros periodos históricos.
En este trabajo queremos dar a conocer las últimas novedades que ha pro
porcionado el estudio arqueológico de las fortificaciones del castillo de Consuegra .
(1).- Los trabajos arqueológicos realizados en 2005 en el sector noroeste del castillo autorizados por la
Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha se engloban dentro del Proyecto de Restauración del castillo de
Consuegra promovido por el Ayuntamiento de la localidad.
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3 . - Qusubra.
Durante los inicios de la dominación islámica el declive de las ciudades y la
dispersión del hábitat favorecieron la fundación de nuevos núcleos de asentamiento.
En la Marca Media el fenómeno urbano sería tardío desarrollándose desde finales del
siglo IX caracterizado por la ausencia de grandes núcleos de población, estando los
existentes muy vinculados a la explotación agropecuaria de entorno circundante que
combinarían con su marcado carácter defensivo (Izquierdo, 1998: 224).
No hay que pasar por alto que su posición en un punto intermedio entre la
Meseta y Córdoba aconsejaría mantener el control de este punto estratégico. Por este
motivo ha sido considerada como una de las localidades que jalonaban una de las dos
rutas principales entre Córdoba y Toledo durante el periodo islámico (Hernández,
1959: 33) y aunque no existe una mención explícita en la fuentes se ha considerado
que por ella pudo pasar Tariq siguiendo la antigua vía romana en su avance hacia la
antigua capital visigoda (Chalmeta, 2003:154).
No será hasta el califato cuando encontremos la primera mención a
Consuegra descrita en el Ajbar muluk al-Andalus de al-Razi (887/959) como ciudad
con muy buenas tierras, circunscrita administrativamente a las dependencias de
Toledo, y en la que presumiblemente se explotaría un “muy buen venero de plata’
(Catalán y de Andrés, 1953: 63-68 y 300-301). Las escasas referencias de los auto
res árabes a la población hacen pensar que se trataba de un núcleo de importancia
secundaría respecto a otros asentamientos. No aparece citada en los itinerarios de los
geógrafos de la época como Istajri e Ibn Hawqal o al-ldrisi ni mencionada en los tex
tos históricos de Ibn Hayyan.
En opinión de Manzano (1991: 166), los términos de Consuegra constituirí
an en cierto modo durante el periodo Omeya una “frontera interior” desempeñando un
importante papel durante las rebeliones toledanas frente al Estado cordobés. Por otra
parte Consuegra se situaría en un territorio disputado entre Toledo y el los Banu Di I-
Num, quedando definitivamente integrada en las posesiones de esta familia en el siglo
XI tras su ascenso al poder y la creación de la taifa toledana (Izquierdo, 2001: 385).
Desde finales del siglo XI las menciones a Consuegra resultan más abun-
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4.-Arqueología en el castillo
(2).- Hay que tener en cuenta el amplio manejo de las fuentes por parte de Yaqut que se benefició de su tra
bajo como librero en Bagdad. Consuegra es citada en el al-M asarid (II, 415) de 'A b d al-M u min 'Abd al-haqq
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5.- El albacar
Protegiendo el flanco Norte del Castillo se conserva un tramo de muralla de
unos 200 m. de longitud, conocido como La Centinela. Esta realizada en maniposte
ría de mediano y gran tamaño reforzada con tres torreones macizos enjarjados con el
muro.
Aunque la opinión sobre este recinto exterior es unánime identificándolo
como los restos de un albacar descrito en varios trabajos, su adscripción cronológica
es más imprecisa. Fernández Layos (1984: 7) lo considera restos del “trazado imagi
nario” del albacar, posiblemente de época de Almanzor cuando el Castillo sufriría
transformaciones importantes. Sorprende que ningún autor haya reparado en la exis
tencia aún conservada de un muro de tapial que cierra la totalidad del recinto tal vez
al identificarlo con el conejar citado por Domingo Aguirre en 1769. Este autor mencio
na que en el siglo anterior, el Gran Prior de la Orden de San Juan D. Francisco
Fernández de Escovedo, “cerró la cumbre de la sierra (...) llenándola de conejos y
desde entonces mudó el nombre ( ...) de (...) Cúbete o Muela (...) por el Conejaf
(Aguirre, 1973: 82), apuntando que la construcción llevó aparejada la destrucción del
“Castillo de los Romanos” como denomina al muro de manipostería.
Sin embargo, cuando observamos los restos con atención es apreciable que
la manipostería se superpone y antepone como un forro al tapial, indicando que este
ultimo es más antiguo . Por lo tanto, la primitiva cerca de tapial fue reforzada con mani
postería en su punto más vulnerable: el norte. Al perderse el tapial y conservarse el
forro de piedra, Fernández-Layos (1984:23) interpreta el hueco en la fabrica como los
restos del abovedamiento de un adarve para la circulación interior. En estos puntos,
la altura del tapial en el momento de ser revestido alcanzaba los 2,50 m. La anchura
total de este muro de mampostería en las partes en el que lo sustituye totalmente
(3).- En las murallas el Jaén Islámico se han documentado numnerosos ejemplos de estos «forros» de mam
postería realizados para reforzar la fábrica de tapial (Castillo y Cano, 2004)
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Ibn Idari afirma que en 875 se construyó “de tierra” la primera cerca de
Badajoz. La muralla de Valencia y el castillo de Auaga, mencionados por al-’Udri, Ibn
Hayyan y al-ldrisi, se realizaron con este material. Fue utilizado también hacia 1023
en la reconstrucción de la muralla de Sevilla según dice al-Bakri. Por ‘A bdAllah y otros
autores sabemos la fecha de utilización del encofrado, hacia 1065, en las alcazabas
de Málaga y Granada (Torres Balbás, 1985: 478, 490, 499; Pavón, 1999: 615). Tanto
Torres Balbás (1985: 562) como Mazzoli-Guintard (1998: 90) consideran, que desde
época almorávide se generalizó el encofrado en las obras de fortificación como en
Sevilla, Niebla o Jerez. Almohade sería la alcazaba de Badajoz construida por el cali
fa Abu Yaqub Yusuf según Sahlb al Sala, con un grosor de 120 cm. También almoha
des serían las murallas de Junquera (Albacete) y Cáceres (Torres Balbás, 1985:62-
63, 433, 562) y “almohades de origen almorávide” las de Jerez de la Frontera con una
barbacana de tapial de entre 1,5 y 2 m. de ancho (Menéndez y Téllez, 1989:199).
No nos resistimos a plantear la posibilidad de relacionar la construcción del
albacar con la ocupación almorávide y especialmente en relación con los preparativos
militares que precedieron a la conquista de Uclés, dado el importante papel desem
peñaría Consuegra como punto más avanzado de la frontera.
6. -Conclusiones
A pesar de las intervenciones anteriormente realizadas en el cerro Calderico,
hasta el momento no había podido ser localizado resto alguno de las fortificaciones
islámicas debido a la creencia de que los restos del actual castillo cristiano eran ínte
gramente de nueva planta en relación con modelos europeos de planta rectangular
como los Donjon franceses y Keep ingleses (Espinosa y Martín, 1974: 210-211;
Fernández-Layos, 1984:10; Molero, 2005:356). Los restos de fortificaciones islámicas
embutidas dentro de la estructura del castillo cristiano obligan a tomar con cautela
esta aseveración ante la posibilidad de que la primitiva fortaleza islámica condiciona
ra el desarrollo posterior de la edificación, que pudo tener una planta regular siguien
do el ejemplo de otras fortalezas de época omeya (Soler y Zozaya, 1992). El hallazgo
de estos muros en el interior del castillo ha permitido relacionarlos con el albacar de
tapial que pudiera datar de época almorávide.
La continuación de los trabajos arqueológicos en la región sin duda seguirá
proporcionando nuevos elementos con los que profundizar en el conocimiento de la.
ocupación islámica del Campo de San Juan como muestran los trabajos de prospec-x
ción (Molero, 2002 y 2005) y las recientes excavaciones realizadas en Alcázar de San
Juan.
7. - Bibliografía
Aguirre, D. (1973): El Gran priorato de San Juan de Jerusalén en Consuegra en 1769. Toledo.
Bosch Vilá, J. (1948): Los Almorávides. Reed. 1998.
Buresi, P. (2004): La frontíére entre chretiénité e t islam dans la péninsule Ibéríque. París.
Castillo, J. L. y Cano, J. (2004): “La muralla norte”. Arqueología y territorio medieval. 11,2, p. p. 23-54.
Catalán, D. y de Andrés, M. S. (1953): Crónica d e l M oro Rasis. Madrid.
Chalmeta, P. (2003): Invasión e Islamización. Universidad de Jaén.
de la Vega Jlmeno, M. (1994): “Puentes Romanos y de origen romano en la provincia de Toledo”: Anales
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Lám. 3 Fotografía aérea del castillo (a); albacar (b); casco urbano (c)
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