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TRASTORNOS

MOTORES
INFANTILES DSM 5
psicopatologia

Licda. Carla Galdámez


trastornos motores infantiles

La infancia es una etapa de la vida muy importante para


nuestro desarrollo. Y como puedes suponer, durante esta
primera fase de crecimiento pueden surgir diferentes
patologías o deficiencias, siendo los trastornos motores
algunos de los más comunes.

Estos afectan al correcto desarrollo de los pequeños,


teniendo consecuencias a lo largo de la adultez. Es por
ello que en este post vamos a hablarte de los trastornos
motores en la infancia, sabiendo cuáles son, cómo
detectarlos y cómo afectan en edades tempranas.
trastornos motores infantiles

Los trastornos motores se incluyen dentro de los


trastornos del neurodesarrollo. Estos suelen surgir en
edades tempranas (antes de que los niños empiecen la
primaria) y de forma precoz.

Como puedes imaginar, estos trastornos afectan al


correcto crecimiento del niño o niña, lo que implica su
condicionamiento durante su aprendizaje, en la
movilidad, a la hora de mantener relaciones sociales, etc.
Tipos de trastornos motores en la infancia

En los trastornos motores hay ciertos aspectos para


tener en cuenta, como es la edad, la detección precoz
o incluso la autolesión. A partir de ello, veamos cuáles
son los tipos de trastornos motores que pueden
desarrollarse durante la infancia.
Trastorno del desarrollo de la coordinación
Este tipo de trastorno motor suele afectar a los niños de entre 5 y 11 años e
implica una alteración relevante en la coordinación motora. Esta falta de
coordinación no viene dada por ninguna enfermedad, así como por ninguna
discapacidad intelectual. Además, afecta tanto a la motricidad fina como a la
gruesa.

Esta falta de coordinación condiciona muchas de las actividades diarias de los


pequeños, puesto que tienen problemas para sujetar objetos, caminan de
forma inestable, les cuesta escribir o se tropiezan con sus propias piernas. En
edades muy tempranas también se puede observar un retraso a la hora de
gatear, caminar, atarse los zapatos, etc.

La intervención temprana es imprescindible, pues los déficits que existan a la


hora de adquirir o desarrollar las habilidades motoras básicas retrasarán el
esfuerzo y el desarrollo de las habilidades complejas.
Trastorno del desarrollo de la coordinación
Trastorno de movimientos estereotipados
la repetición continua de movimientos que no tienen ninguna finalidad,
como pueden ser gestos o posturas. Concretamente, nos referimos a sacudir
las manos, balancear el cuerpo, morderse o golpearse el cuerpo. Suelen
aparecer antes de los 3 años.

Este trastorno se asocia a una condición médica o genética, como puede ser
una discapacidad intelectual. También puede surgir a partir de la falta de
estimulación o en niños con patologías sensoriales graves, como la sordera o la
ceguera.

Este tipo de trastorno puede conllevar que el niño o niña se autolesione,


convirtiéndose en movimientos estereotipados autolesivos. Dichos
“comportamientos” pueden no haber aparecido en edades tempranas, pero sí
hacerlo al cabo de los años de haber surgido el primer movimiento
estereotipado.
Trastorno de movimientos estereotipados
Trastorno de movimientos estereotipados
Trastorno de tics

Los tics son espasmos, movimientos o sonidos que


surgen de forma repetitiva y que no podemos
controlar. Por lo que, el trastorno de tics engloba
cuatro categorías diagnósticas, las cuales son:

Síndrome de Tourette.
Trastorno de tics persistente.
Trastorno de tics transitorio.
Trastorno de tics no especificados.
Trastorno de tics
El diagnostico de estos dependerá de cómo se dan los tics, es decir, en tipo y
duración, así como la edad en la que empezaron. De esta manera, en el
síndrome de Tourette existen tics motores múltiples y uno o más de vocales.
Estos aparecen a la vez, de forma intermitente y persisten por más de un año.

Los tics persistentes pueden ser vocales o motores, pero no aparecen a la


vez. Por tanto, solo hay un tipo de tic y suelen presentarse durante mínimo un
año. En cambio, en los tics transitorios se dan los de naturaleza vocal y
motora, pero han estado presentes menos de un año.

Cabe destacar que los movimientos estereotipados no son tics. Los


movimientos estereotipados siguen un patrón fijo y suelen afectar a las
extremidades, el torso o el cuerpo entero. En cambio, los tics son variables,
además de tener una naturaleza motora y fónica.
Trastorno de tics
Clásicamente los tics se han definido como movimientos
repetitivos, no rítmicos y estereotipados resultantes de
contracciones musculares súbitas, abruptas e involuntarias.

Cuando involucran a la musculatura laringo-faríngea o


diafragmática se denominan tics vocales (o más correctamente,
fonatorios) y para el resto de músculos implicados, tics
motores.

La expresividad clínica está sujeta a una gran variabilidad y


prácticamente las formas de presentación son infinitas.
Trastorno de tics
Los tics motores pueden clasificarse en:

Simples:
Afectan a un músculo aislado o grupo muscular localizado.
Los simples duran menos que los complejos (milisegundos frente a
segundos)
Afectan más a cara y cuello en forma de parpadeos, movimientos
oculares o nasales, de labios, mandíbula, movimientos del cuello,
sonrisa sardónica o cambios en la mirada, entre otros aunque
también se incluyen otras localizaciones corporales, condicionando
por ejemplo elevaciones de hombros, extensión de extremidades
Para los vocales, la categoría simple alude a ruidos o sonidos del tipo
carraspeos, tos, inspiraciones nasales, soplidos, aclaramientos de
garganta, gritos, aullidos, ladridos, gruñidos o chasquidos.
Trastorno de tics
Los tics motores pueden clasificarse en:

Complejos:
incluyen bien la agrupación de varios músculos aislados o
una secuencia más compleja de movimientos.
Los complejos incluyen combinaciones diversas de tics
simples (p.ej., inclinación de cuello con elevación de hombro,
flexiones de tronco y estiramientos o contorsiones de
miembros, etc)
Actos de mayor elaboración que pueden parecer
propositivos como gestos obscenos (copropraxia) o
repetición de movimientos observados en otros (ecopraxia);
Trastorno de tics
Los tics motores pueden clasificarse en:

Complejos:
Conllevar conductas autolesivas (p. ej., sacudidas cervicales bruscas,
estallidos de dedos, lamerse los labios y hacerse heridas).
Los términos “clónico”, “tónico” y “distónico” se usan para referirse a su
expresión como movimiento repetitivo frente a una contracción muscular
mantenida
complejo para acciones más elaboradas difernciadas a nivel
cognitivo/lingüístico como la ecolalia (repetición de las últimas palabras o
frases escuchadas), palilalia (repetición de verbalizaciones propias) o
coprolalia (emisiones socialmente inaceptables, incluyendo
obscenidades, insultos o contenidos peyorativos étnicos, raciales o
religiosos.
Trastorno de tics
A diferencia de otros movimientos anormales, los tics no interrumpen las
actividades habituales, pueden reprimirse a voluntad durante cortos espacios
de tiempo, son autorreproducibles a demanda y, aunque no de forma
categórica, suelen desaparecer durante el sueño.

Su curso clínico es variable en su intensidad y frecuencia, con períodos libres


y exacerbaciones habitualmente ligadas a ansiedad o estrés. Así, aún
asumiendo una naturaleza genética, resulta innegable el papel modulador de
la expresividad que diversos condicionantes exógenos o endógenos y que
han de considerarse en el planteamiento terapéutico.
Trastorno de tics
El tratamiento implica la atención a las comorbilidades (trastorno
obsesivo-compulsivo, TDAH, trastorno de aprendizaje, trastorno
del estado de ánimo, trastorno de conducta, ansiedad), presentes
de forma aislada o combinada en porcentajes elevados de casos y
que pueden constituir el verdadero objetivo terapéutico,
relegando a los tics a un segundo plano.

El tratamiento específico ha de considerarse en varios ejes,


incluyendo intervenciones farmacológicas, no farmacológicas y,
en casos seleccionados estimulación cerebral profunda o cirugía
estereotáxica en áreas cerebrales específicas.
Trastorno de tics
as terapias no farmacológicas incluyen diversas aproximaciones y
tienen su base en las modificaciones de la expresividad del tic en
relación con factores estresantes.

De todas ellas, la que más predicamento ha tenido es la terapia de


reversión de hábitos, que toma su punto de partida en una
característica específica de los tics, la urgencia premonitoria,
representando ésta una sensación subjetiva, habitualmente
desagradable, que muchos pacientes experimentan antes de la
aparición del tic y que afecta al área en el que éste se desarrolla.
Trastorno de tics
Desde los 9 años, algunos niños pueden percibir y describir esta
sensación en forma de picor, pinchazo, quemazón o manifestación
imprecisa pero no placentera que parece aliviarse una vez realizado
el tic.

Este, por lo tanto, podría considerarse una conducta o reacción


individual tendente a controlar la urgencia premonitoria, pudiendo
el tic llegar a convertirse en una respuesta automática a la misma
incluso sin procesamiento cognitivo previo.

Como hemos mencionado antes, a pesar de que los tics son


definitivamente no voluntarios, muchos niños mayores y adultos
con tics logran un cierto control a corto plazo sobre ellos. La
persistencia de la urgencia premonitoria, sin embargo, conduce
finalmente a la liberación del tic.
Trastorno de tourette
Trastorno vocales persistentes
Trastorno vocales transitorios

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