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Yo Hernán Cortés sin armadura

por Julián Benítez Domínguez

Mi nombre completo es Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano, nací en Medellín


España en 1485 y moriría en 1547, en lo que hoy llaman Sevilla, España, la causa de mi
muerte, dicen que fue una disentería y pleuritis, aunque la verdad es que me cansé de
vivir, a los 62 ya resulta demasiado pesado andar con una carga de tantos años.

Mi padre Martín, a los catorce años me mandó a estudiar a la ciudad de Salamanca, con el
esposo de mi tía: Inés de Paz un tál Francisco Núñez de Varela, él me enseñó muchas
cosas, entre ellas: el latín, que me agrado mucho y en dos años entendía bastante bien.

Mi temperamento dicen que era altivo y bullicioso pero cómo no habría de serlo, si algo
que me agaradaba es que la gente se fijara en mi. A los 18 años decidí dedicarme a la
carrera de las armas, cierto día se presentó la ocasión de trasladarme a las Américas en la
flota de Nicolás de Ovando, allá por 1502.

Yo y mis hombres llebamos un par de años en esta expedición. Apenas tiene cas un año
que por fin con ayuda de los guerreros tlaxcaltecas, los cuales se han aliado con nosotros,
hayamos aquella enigmática ciudad flotante de la que tanto nos hablaron, las mujeres
mayas desde qudesembarcamos en las cosatas de lo que llamareis en el futuro: Yucatán;
este lugar, esta especie de Venecia del nuevo mundo, habitada por los repudiados aztecas
los cuales nombraron al imperio en el que ahora me sitúo: Tenoxtitlan.

A pesar de su mala reputación entre los pueblos vecinos he de decir que algo que sin duda
es honesto reconocer de estas criaturas canibales aztecas es su sorprendente pero grata
hopitalidad que han tenido con todo mi ejercito, es decir que nos han tratado de
maravilla, a mi por ejemplo me han hospedado junto con mi segundo al mando Pedro de
Alvarado en lo que nos comentaron es el templo Axayacatl, el cual aunque está lejos de
ser como las piramides de egipto es decir ser el más grande, si es el más alto en estos
lares.

He tenido todo este año para aprender de estos indios, mi traductora y amante a la vez,
Marina o como le decían antes de ser bautizada: malinche en Cholula, fue de mucha
ayuda en todo este tiempo, pero hasta en eso, no ha sido necesario que se escabullera
para escuchar lo que pudieran decir los demás, desde que llegamos a tenochtitlan, el
tratuani, el cual es una especie de rey por aquí ha sido muy abrierto y directo con
nosotros, me parece que moctezuma, nos ve a nosotros los españoles como una especie
de dioses ya sea por nuestra demis blanca o en el caso de Alvarado que es más moreno,
por su cabello rubio casi rojizo que le a traido el mote o apodo de Tonatihui o sea Sol
humano.
Todo estaba yendo muy bien hasta que nos llegó la noticia desde Cuba que el Gobernador
Diego Velázquez mandó barcos a las costas de Veracruz con el fin de capturarme, junto
con mis hombres.

Cuando nosotros seguiamos en Cuba, antes de la expedición no teniamos ninguna certeza,


nadie podía saber con lo que nos ibamos a topar, pero yo simpre supe que fuese lo que
fuese, lo que nos encontraramos en esas tierras inhóspitas nos traería gloria en ser los
primeros en el hallazgo. Hasta ese momento lo que sabía de esa parte del nuevo mundo
eran solo rumores de uno o dos aventureros pero hasta ahora nadie había ido de
preparado para hacer una conquista.

Tal vez por eso el Gobernador me negó la expedición con todo un ejercito a ese
enigmático lugar. Él no pudo vislimbrar la gran oportunidad que yo sí vi aquel día en el que
quinientos hombres distribuidos en cuatro barcos, partimos de la isla con la gran ambición
de obtener más.

Esa es la razón de por qué nos buscan ahora, pero eso no me preocupa, mis hombres ya
vieron todo el mundo que esconde este lugar. Y así comprobaron que no les he mentido,
por lo tanto están dispuestos a luchar contra su propia patria si es necesario, para
defenderme, pues saben que es lo que les conviene.

Pronto partiremos, se quedará mi segundo al mando en Tenochtitlán, y aunque ya solo


quedamos tresientos españoles de pie, seguimos luchando con fé y valentía. Muchos han
ido muriendo en los enfrentamientos o durante la expedición, antes de llear a la ciudad
flotante, por lo que es indispensable, planificar perfectamente sin equivocarnos. No
sabemos cuántos serán los vengan por mi, pero aun así tenemos que estar preparados
para todo lo que pueda ocurrir. Tenemos la ventaja de conocer el terreno y también
podemos contar con los tlaxcaltecas que se nos unieron para la batalla, aparte de ellos
llevaré docientos de los mejores hombres a Veracruz y cien se quedarán junto con
Alvarado aquí en Tenochtitán.

Pasado un tiempo, después del combate.

Regresamos victoriosos rumbo a Tenochtitán, esos guerreros espsñoles, si es que se les


puede llamara así, apenas pudieron con los tlaxcaltecas, tan solo tuvimos cinco bajas en
toda la pelea, de cualquier forma, así hubieran sido cincuenta, eso no sería un problema
debido a que la mayoría de los que quedarón con vida después de ver cómo acababamos
con ellos, descidieron rendirse y sumarmenos a nuestras tropas en vez de perder la vida.
Ahora mismo nos dirigimos con el resto del ejercito para reagruparnos.

Luego al llegar a Tenoctitlán


El camino fue sencillo, nos llevo tan solo ocho días llegar de nuevo debido a que ya
conociamos las rutas más cortas, al tercer día cuando nos encontrabamos apenas unos
cuantos kilómetros de la ciudad nos percatamos de que provenían de ella grandes
cantidades de humo, pensamos que se trataba de un gran incendio, mientras más nos
acercabamos, mayor era el humo que salía.

No teníamos idea de lo queocurria, lo único que suponiamos es que probablemente se


tratase de un ritual o algo parecido, los tlaxaltecas que nos acompañaban tambien se
extrañaron de lo que veían, pensaron que se trataba del sacrificio diario que hacían en el
nombre del dios del sol para que volviera a salir a la mañana siguiente, pero esta
ceremonia a la cual ya nos habíamos acostumbrado al verla una y otra vez, día con día, no
eplicaba la tremenda cantidad de humo debido a que esto requequería de fuego, fuen
entonces cuando concluimos que esto se trataba de algo más.

Uando por fin llegamos, de inmediatonos dimos cuenta, horrorizados de lo que estaba
ocurriendo, decenas de españoles masacrados a manos de los aztecas, vimos como:
extremidades de cuerpos, yacián desperdigadas desperdigadas, junto con sus sueños
agonizantes por la reciente mutilación y posteriormente muriendo, desangrados. Había en
todo el suelo hombres calinados previamente torturados, habiendo sido quemados vivos,
de los cuales lo único que conservaban eran sus armaduras tiradas con ellos, con una pila
giganteca de cadaveres, las tripas y órganos de mis guerreros, estaban exibidadas en toda
la plaza central, acompañadas de un verdadero río de sangre que se esparcia por toda la
ciudad.

Yo soy alguien que se puede jactarde no temerle a la muerte, no solo por haber sido
testigo, sino por tmbien ser un combatiente en la batalla, muchas veces gané muchas
batallas en mi vida como sirviendo como soldado, sin embargo la manera tan repugnante
de no solo acabarcon la vida de mis compatriotas sino tambien humillar sus cuerpos, es un
acto horripilante. Siempre existía el minimo de respeto hacie el enemigo fuse quiñen
fuese. Yo, y creo que nadie hemos precenciado actos tan indignantes como los cometidos
esta noche.

De mis lecturas en laín recuerdo haber leido la historia de Antígona que ahora no puedeo
dejar de pensar en ella. Tiempo después nos habríamos de enterar que fue lo que
ocacionó que pasaranos de un tiempo de paz unos con otros a tal barbarie, lo que
sabemos gracias a los muy pocos sobrevivientes de aquella noche es que el segundo
Tlatuani, Cuahutémoc y otros gobernabtes ajenos a Moctezuma estaban gestando un plan
para matarme junto con mi segundo al mando en el templo de Atzayacatl, todo esto
mientras estabamos en Veracruz. Pero no contaban que Alvarado lo escucharía todo y
mandaría a la reserva de españoles que se quedaron a asesinar entrente de todos los
aztecas, a los traidores.
Esto desencadeno que toda la cuidad se alzara en contra nuestra por lo que habíamos
hecho, ni siquiera su emperador Moctezuma, el cual intento calmarlos, pero ni aun así
pudo contra la ira de todo a su gente.

Así y sin que yo lo pudiera remediar ha quedado en la historia, que el 30 de junio de 1520
se libro la batalla batalla de la Noche Triste.
No se diga más la vida es como es, y a veces nos toca ganar y otras tamtas, las más,
aceptar nuestras derrotas.

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