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Arq Vernacula Parte1 PDF
Arq Vernacula Parte1 PDF
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Editor
Carlos Cosme Mellarez
lmpresión
Punto & Grafia S.A.C.
Av. Del Río N'113 - Pueblo Libre, Lima - Perú
Telf.: (51-1) 332-2328
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INTRODUCCIÓN 10
BIBLIOGRAFíA 170
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Punta Sal
Una mirada amplia en la arquitectura construida en el Perú, nos permite observar en ella períodos claramente diferen-
ciados, llamemos básicos - para no ingresar en el territorio complicado y erudito de la historiografía- . Tal simplificación
nos permite poner un orden elemental en nuestro stock edilicio acumulado durante miles de años: (a) Arquitectura
Prehispánica, (b) Arquitectura Virreinal o Colonial, (c) Arquitectura Republicana.
Acudimos a esta seriación elemental para señalar que, si bien en cada etapa así conceptuada históricamente, se
agrupa a formas, tipologías y procesos constructivos diferenciados y propios, al ojo analítico no se le escapa escudriñar
y ver en los objetos arquitectónicos todavía existentes, cierta continuidad que traspasa los períodos y que da cuenta,
en última instancia, que no existe proceso cultural químicamente puro y que en la vida real los procesos culturales se
traslapan y superponen; de tal suerte que, podríamos decir que existe una genética del <locus> geográfico y cultural
peruano que da continuidad al proceso edificatorio entre nosotros.
Esta es precisamente la mirada aguda de analista y dibujante (el dibujo es el lenguaje de la reflexión arquitectónica) de
Jorge Burga que, con el título de la Arquitectura Vernácula Peruana, nos muestra y enseña cómo es que en la
arquitectura producida por diseñadores y constructores no formalizados del Perú, los arquitectos y no arquitectos
podemos, seguir la huella de un largo proceso histórico arquitectónico a través de valiosos ejemplos de arquitectura
vernácula elevados por Jorge a categorías tipológicas, y como este proceso sigue pujante, aunque seriamente
amenazado por la incultura y el desarraigo de autoridades ediles que viven sumergidos en un deseo de modernidad
inconsistente, cursi y agresivo.
La arquitectura moderna, aquella que la Escuela de Ingenieros, hoy UNl, introdujo formalmente entre nosotros en 1910,
produjo un sismo cultural que hasta ahora nos sacude.
Cuando la enseñanza formal de la arquitectura en el siglo pasado generaliza en nuestro espacio cultural, que el
cliseño moderno abre la posibilidad casi infinita de formas arquitectónicas - ahora nos damos cuenta- borra a su vez la
conciencia edilicia hasta ese entonces imperante, que prescribía tácitamente, que los edificios específicos son -deben
ser- ejemplos de una tipología conocida y comprobada y no intentos, generalmente fallidos, de especies singulares.
t,a anterior observación no es banal, para decirlo de otra manera ¿ Acaso nuestros centros históricos, no son lo más
valioso que poseen nuestras ciudades y resaltan cada vez mejor frente al feo telón de edificios modernos diversos,
()uya propuesta formal apenas dura unos cuantos años y decae inexorablemente en edificios fallidos?.
lal vez esa arquitectura vernácula no se contaminó con estilos pasajeros, incluido el que se autodenominó <internacio-
nal>, y mantuvo su esencia con pocas modificaciones a lo largo de los tiempos. Esencia que recoge el autor en distintos
lipos arquitectónicos, surgidos de cada lugar y cultura.
l)ues bien, invito a ver y leer este importante trabajo, estos dibujos y textos de Jorge Burga, que nos convocan finamen-
kl a observar nuestro proceso histórico de producción arquitectónica sin la veladura de una modernidad mal entendida
r¡ue envuelve nuestras ciudades.
Javier Sota Nadal
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Introducción
Am*urrrcrNm¿ VcpmÁct"r¡-tL Fr¡at;¡r**a 11
Este libro tiene su origen en un interés personal por las ricas expresiones de arquitectura vernácula que se desplie-
gan sobre nuestro territorio. Dicho interés surgió de la oportunidad de viajar, por diversas razones, a través de los
hermosos parajes del Perú; por un lado, debido a la ejecución de proyectos de arquitectura o al dictado de cursos o
conferencias y, por otro lado, por ser parte de una familia provinciana que vivió en varios lugares antes de asentar-
se en Lima. Mi interés inicial fue la interpretación del lugar y el paisaje en mis proyectos de arquitectura, más tarde
ese interés se amplió hasta convertirse en una pasión por esa arquitectura en sí misma, desligándose de lo utilitario
y valorando su ligazón al lugar y a sus materiales; planteando soluciones simples de control del clima, brindando
confort dentro de lineamientos sostenibles.
Una libreta de notas y dibujos, algunos planos y mapas, además de una cámarai fueron el equipaje básico con el
que se inició la aventura de descubrir, a pie, los rincones de cada pueblo y ciudad. Luego, en el hotel o la casa,
escribía lo que no quería olvidar, dibujaba lo que mis retinas aún retenían o pasaba en limpio los esquemas hechos
en el lugar. Después, como tratando de entender mis trofeos, los comparaba con estudios sobre el sitio, buscando
documentación sobre el lugar y su cultura; así quedaba ese conjunto de papeles, esperando una decisión sobre
qué hacer con ellos; pero esa decisión debía también tener su oportunidad. Recuerdo que redondeé un libro
pequeño sobre la vivienda en Cajamarca durante un tiempo que estuve enfermo" En otra oportunidad, avancé la
publicación de un libro durante un tiempo sin trabajo estable. Hace algunos años organicé algunos de estos dibujos
en un libro sobre escritos y paisajes, el cual nunca vio la luz; pero otros libros fueron exitosos como el que publiqué
con Miguel Alvariño -apoyado por nuestros dibujos a los que añadimos los de sus hijos-, me refiero a Arquitectura
Popular en la Costa Peruana. (Alvariño; Burga. 2001)
Pero lo más importante de este quehacer -que se fue convirtiendo poco a poco en un hábito- fue tomar la decisión
cie cuáles ejemplares vernáculos escoger, estudiar y dibujar. Esto me llevó a visitar y volver a los mismos lugares
para buscar y encontrar lo típico. Significó determinar las constantes, pero también las variantes; es decir: encon-
trar la norma y la forma en que se expresa la arquitectura vernácula de cada lugar las que, a la larga, van configu-
rando el estilo. Así, estilo, norma y tipo no son sino definiciones de la forma en distintos niveles. Mientras el tipo se
relaciona con el nivel más elemental, el estilo lo hace en el más complejo.
[:n sus orígenes, los tipos vernáculos surgieron del uso directo de los materiales del lugar en el empeño de edificar
trn cobijo que protegiera a sus ocupantes de las condiciones climáticas imperantes, seleccionando los materiales
¡rdecuados y aplicando un sistema constructivo simple y lógico. Luego, por un proceso de decantaciÓn a lo largo de
l6s años, fue quedando lo más valioso, aquello que convierte al tipo en arquetipo, integrándose al acervo cultural
del lugar. Entonces, buscar las constantes, encontrar las diferencias, rescatar lo trascendente de esta arquitectura
en proceso de desaparición es uno de los objetivos básicos de esta recopilación.
Se buscó lo auténtico, lo representativo, lo surgido del lugar y adecuado a él; entendiendo como lugar no sólo el
paisaje, el clima y los materiales, sino también la gente que lo habita y su cultura; es decir, aquello que expresa una
identidad y le otorga coherencia expresiva a la arquitectura. Este punto de partida deja fuera del estudio la arquitec-
tura fastuosa ligada, en cada época, al poder. AsÍ, descartamos los templos y las casonas señoriales, no por el
hecho de ser ricas, sino porque han sido las más estudiadas, existiendo una información relativamente amplia
sobre ellas. Serán tomadas en cuenta sólo cuando ayuden a explicar algún estilo o norma dominante en la arqui-
tectura vernácula. Es cierto que lo vernáculo se liga a lo propio y a lo artesanal por limitaciones económicas; en
cuyo extremo estarían las viviendas putucosl que surgen del uso del suelo mismo, así como las de las islas de los
uros, edificadas con las mismas fibras de totora de las que están hechas las islas sobre las que se asientan; pero
también se hace por razones culturales, las que no siempre se reducen a lo más simple ni a lo más barato.
También trataremos tangencialmente el caso de una arquitectura que -construida con material <noble> so pretexto
de ser moderna y universal- viene arrasando con la arquitectura vernácula de todos nuestros pueblos. Este estilo
que se consume masivamente en los alrededores de las ciudades es el que, habiendo surgido en Lima como
producto de la masiva migración, difícilmente se puede considerar limeña. Es más bien un híbrido serrano-costeño,
urbano-rural, tradicional-moderno que se ha generalizado en los ámbitos urbanos mayores y menores de nuestro
país. Este estilo chlcha2, está diluyendo toda la riqueza y la expresividad de la arquitectura vernácula tradicional
popular sin lograr aún plasmar una nueva identidad.
Con relación a los tipos que presentamos, estos no han sido organizados atendiendo a sus lugares específicos de
origen, pues sucede que varios lugares pueden compartir un mismo tipo. Se ha preferido tener como eje la caracte-
rización del tipo, aunque en algunos casos éste coincide con el lugar. Porotro lado, no se ha pretendido abarcar
toda la multifacética realidad de nuestra arquitectura vernácula, aunque sí se ha intentado cubrir los tipos más
característicos. Después de todo, este es un primer esfuerzo por abarcar la totalidad de nuestro territorio. Sabemos
que, por una parte, hay estudios específicos como los de Ferruccio Marussi sobre las malocas y los putucos, el de
Rosana Correa acerca de los horcones y la muesca en Amazonas, el de Leopoldo Villacorta sobre la calle Lima y el
de Eliseo Guzmán respecto a los tallanes, ambos en Piura, el de Luis Montenegro acerca de los mojinetes trunca-
dos en Tacna, el de Miguel Alvariño, sobre la quinta en Lima y el mío del retablo en Cajamarca. Es posible encon-
trar también esfuerzos integradores como el que emprendiéramos -eon el mismo Miguel- sobre la costa peruana.
Este libro pretende ser un trabajo más ambicioso, pero se basa en todos los mencionados y en otros más, sobre
todo a nivel de tesis universitarias. Mención aparte merece nuestra participación conjunta, con algunos escritos y
dibujos, en la Encyclopedia of Vernacular Architecture of the World que editara Paul Oliver.3
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Es claro que la pretensión de abarcar más reduce y concentra necesariamente la extensión que se le podía dar a
cada tipo. Por ello se ha tocado en cada caso sólo tres aspectos: primero el origen y el paisaje, buscando
contextualizar el tipo en su lugar y su historia. En segundo lugar, se desarrolla las características específicas de los
tipos y sus variantes para terminar con una descripción de los materiales y sistemas constructivos. Eso ha permitido
abarcar un conjunto de tipos representativos de nuestra arquitectura sin arquitectos, que no pretende cubrir la
totalidad de los existentes pero sí hacer un primer intento globalizante. Esta no es pues una publicación cerrada
sino, por el contrario, abierta a otros estudios que deberán sumarse en el futuro.
En el capítulo I se argumenta el enfoque del trabajo para luego pasar al meollo del asunto y analizar los ejemplos
identificados en el país. Finalizamos esbozando el tema de lo vernáculo moderno y las conclusiones. Especialmen-
te los textos relacionados con los tipos van acompañados de dibujos que ayudan a la compresión del argumento.
Para terminar esta introducción, sólo queda agradecer a quienes han apoyado la publicación de este libro. En
primer lugar, a Javier Sota Nadal, Decano del CAP, que apreció la importancia de mi propuesta, relacionada con el
impulso a la investigación desarrollado en su gestión, reflejado también en la creación de un Centro de Investiga-
ción del CAP. Seguidamente, vaya mi testimonio de aprecio a la empresa CELIMA que ha colaborado para hacer
realidad este esfuerzo, que es el inicio de un camino por recorrer en la valoración de nuestra arquitectura
vernácula. No sería justo dejar fuera de este agradecimiento a Rosana Correa Álamo, quien aportó textos importan-
tes; también a Ferruccio Marussi Castellán, quien aportó algunos conceptos y dibujos que aparecieron en su
libro sobre los putucos, lo mismo que a Miguel Alvariño Guzmán, Mercedes y Gabriel Alvariño Florián quienes
Iricieron lo propio con dibujos aparecidos en Arquitectura Popular en la Costa Peruana.
l'inalmente, es bueno advertir, que en este trabajo se presentan dibujos y no fotografías, por lo que hay que
lr¿lcer un acto de fe y creer que corresponden a la realidad y no a lo imaginario. Consecuentemente se debe
;r<;eptar que el estilo de estos dibujos debía ser descriptivo y realista. Este es un libro que se ha hecho
;¡rtesanalmente en todas sus etapas a lo largo de años de trabajo, que rinden culto a quienes construyeron esta
;rrquitectura durante siiglos.
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Algunos de los diferentes tipos arquitectónicos vernáculos en sus distintas dimensiones y no sólo en base a las ca-
de nuestro país han sido reconocidos aunque no susten- racterísticas formales que las distinguen.
tados ni explicados. Partimos de la hipótesis que dichos
tipos surgen en territorios específicos por razones claves, LAS REGIONES, SU HISTORIA Y SU CULTURA VIVA
no sólo dependientes de los materiales disponibles y los Piura, Tumbes y Lambayeque: En Tumbes se tiene re-
climas, sino coincidentes además con otras manifesta- gistro de la presencia temprana de los tumpis, excelentes
ciones culturales, con sus prácticas sociales vivas e his- navegantes, expertos en el trabajo con el spondyllus, con-
tóricas. Creemos que así como se puede identificar la de- cha marina de importancia reconocida en todo el territorio
pendencia de los estilos culinarios, tanto de una tradición como alimento de los dioses, altamente valorada en la
y una cultura, como de la disponibilidad de insumos de un confección de objetos ceremoniales y de culto. Luego, el
lugar, deberíamos poder identificar los estilos vernáculos territorio fue ocupado por los señores del reino Chimú que
como expresiones de territorios, materiales y costumbres lo dominaron hasta la llegada de los incas y, luego de
específicas. 1532,la de los españoles.
Para ubicar estos territorios, aplicamos una estrategia con- Piura tiene en sus orígenes a los tallanes, también bue-
sistente en proponer distintas entradas de modo de ir dilu- nos navegantes, quienes fueron precedidos por los vicús
cidando poco a poco la relación entre los tipos y los luga- con una antigüedad mayor a los 2,000 años. Estos elabo-
res donde estos se posicionan. Primero exploramos bre- raron una cerámica de gran calidad, la que ha influido en
vemente las culturas vivas y sus regiones, para definir la que se produce hasta nuestros días en Chulucanas.
los ámbitos en este campo y poder reconocer los elemen- En Lambayeque floreció la cultura Sicán, cuyo fundador
tos de identidad que puedan justificar esos tipos. Debe- mítico: Naylamp, llegó acompañado de un gran séquito,
mos señalar que asumimos cada cultura viva como el re- en una lujosa embarcación. Esta cultura tuvo gran influen-
sultado de un devenir determinado de los acontecimientos cia en el desarrollo de la posterior cultura Chimú.
de una sociedad y, en tanto tales, definitivamente históri- Lambayeque comparte con Piura y Tumbes el bosque seco
cas. En segundo lugar, exploramos los climas y pisos formado básicamente por algarrobos -notables árboles
ecológicos, dado que ellos son claves respecto a las va- muy usados en la construcción vernácula-, que crecen
riaciones del medio ambiente y el paisaje. Finalmente, se naturalmente en épocas del fenómeno del Niño y no re-
¡luscultan los materiales y sistemas constructivos utili- quieren de riego alguno. En la arquitectura prehispánica
zados en dichos pisos ecológicos, cuestión clave en esta de la región predominó la tipología de pirámides escalona-
búsqueda. Como conclusión, establecemos los estilos das de adobe, a las que se ascendía mediante rampas,
vernáculos y sus territorios sobre los que trabajamos
on esta publicación. Creemos que una entrada como esta
Pá9. opuesta: Algunos tipos de Ia arquitectura vernácula
1¡arantiza la identificación plena de cada tipo, sustentada de la costa peruana.
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en cuyo nivel superior se edificaba recintos de adobe o remoniales y religiosos fueron construidos en piedra, irradián-
quincha, destacando igualmente el uso, hasta nuestros dose la influencia de las zonas serranas hacia la costa.
días, de horcones de algarrobo para sostener las techum- En el folclore liberteño destacan la marinera, el tondero y
bres. Las pirámides de Túcume y las del bosque de Pomac los valses criollos, mientras en Ancash predominan las
son las más representativas de esta arquitectura. danzas de la sierra como la chuscada ancashina, el
En cuanto al folclore, en toda la zona se cultiva la cu- pasacalle y la marinera, lo mismo que danzas de
manana y el tondero. Su gastronomía tiene fama interna- indumentarias elaboradas e incluso con uso de máscaras
cional, predominando los productos del mar con los que como la huaquilla y los negritos. La gastronomía liberteña
se prepara el cebiche, el chilcano, el sudado, la parihuela, presenta platos similares a los de Lambayeque: entre
la malarrabia y el majarisco, asimismo son platos popula- otros: cebiche, cabrito, shambar, sopa teóloga, pepián de
res el seco de cabrito, el de chabelo y la tortilla de raya, pavita, mientras en Ancash predomina el charqui, la
acompañados siempre por chicha y complementados con pachamanca, las humitas y el cebiche de pato.
dulces. Lima e lca: En el departamento de Lima durante el perio-
La Libertad y Ancash: A las culturas Cupisnique y Virú, do preinca floreció la cultura denominada con el mismo
en La Libertad, le suceden los Mochicas (siglos I al Vll) y nombre: Lima, cuyos ejemplos arquitectónicos principa-
los Chimú en el siglo Xll. Los primeros construyeron las les son, entre otros, el complejo Maranga y la huaca
huacas de Magdalena de Cao, así como las del Sol y de Pucllana. Con la conquista de los Wari, estos impusieron
la Luna, los segundos Chan Chan, la más extensa ciudad sus patrones urbanos en asentamientos como
de barro de su época. Cajamarquilla y Pachacamac; su posterior decaimiento
En Ancash la cultura originaria fue Chavín, cuyas cons- permitió el desarrollo de culturas como Chancay, localiza-
trucciones en piedra se localizaron en el Callejón de da en el valle del mismo nombre, cuyos asentamientos
Conchucos. Luego de Chavín se estableció en la zona la principales fueron Pisquillo chico y Lumbra.
cultura Recuay, hacia el siglo ll. En el siglo XV fueron con- Pizarro fundó Lima en 1535 con el nombre de Ciudad de
quistados por los incas y luego por los españoles. los Reyes y con el rango de capital del Virreinato, esta
La arquitectura del pasado prehispánico es singular en ciudad mantuvo su primacía durante la república pues fue
cada una de las zonas. En La Libertad predomina, como nombrada caoital del Perú.
en las anteriores zonas del norte, el barro con el que se En lca florecieron, en la época preinca, las culturas Paracas
construye pirámides escalonadas con rampas laterales y Nasca con extraordinarios trabajos en textilería la pri-
para conectar sus distintos niveles. El algarrobo se usa mera y con un manejo profundo de la ingeniería hidráulica
aunque no crece en esta zona con la misma fuerza que en y la cerámica la segunda. La cultura Nasca tuvo su centro
el cálido norte. en Cahuachi habiéndonos dejado también, como regis-
En Ancash encontramos patrones distintos, los edificios ce- tros de su grandeza, las líneas de Nasca y el uso de téc-
7-
, II i A wñf{NÁ*Lt!{-A pfr:RuAF,¡A $?
ilir ¡r'. l)itrA el uso agrícola de las aguas subterráneas. Pos- fueron las de los Collaguas y Cabanas, específicamente
Lrrti¡rnrcnte floreció, un poco hacia el norte, la cultura en el Cañón del Colca, con posterioridad a la ocupación
t lrirrr:lli¡, destacando sus centros ceremoniales de La del territorio por los Wari. Estos últimos desarrollaron la
I r¡rrlrrrcla y Tambo de Mora. agricultura incorporando la andenería y mejorando estos
f rr lnrr¡¡ se baila la marinera limeña y el festejo. Se coci- sistemas de riego. Esas poblaciones edificaron en piedra
rr¡r,'l r:cbiche, la causa y el anticucho como expresión de la muralla La Trinchera. En 1450 fueron inteorados al im-
lrr.r r;r¡ltura que es resultado de la presencia de distintas perio incaico y en 1535 al dominio español.
r,¡.',r', la blanca, la indígena ytambién la negra, a las que En cuanto al folclore y la gastronomía, Arequipa destaca
¡¡,! nrtoqraron elementos culturales aportados por las dis- en la región. Allí se cultiva, entre otras formas musicales,
lirrl,r; inmigraciones: la china, la japonesa y la europea, el yaraví, la marinera -algo más lenta y señorial que la
¡ ¡rnrrrnidades que se instalaron en la capital lo mismo limeña-, la pampeña y el carnaval arequipeño. La gastro-
r¡rr. ()n otros lugares del interior. nomía se disfruta en picanterías tradicionales donde,
Irr lr:¡¡ se ubica uno de los más importantes centros de entre otros platos, se sirve rocoto relleno, chupe de ca-
, ullr¡r¿l negra: el distrito del Carmen en la provincia de marones, ocopa arequipeña, adobo y chayro; se com-
I lrrrrr;ha, donde se baila el festejo, el landó y el panalivio, parte en toda la zona el cuy chactado o frito, el choclo con
',r¡.r(lo notables los contrapuntos de zapateo de las com- queso, el queso frito y los camarones preparados de dis-
r,.rr;its de navidad. tintas formas, así como los dulces. Pero mientras en
| .r ;rrquitectura prehispánica utiliza, como en las anterio- Arequipa se consume la chicha y el anís, en Moquegua y
t,1', ./onas del norte, el barro para construir monumentos Tacna se consume el pisco y el vino.
¡,rr,rrrridales y rampas para conectar los distintos niveles. Respecto a sus técnicas constructivas, cabe señalar que
I rrcl sur, el huarango se utiliza en vez del algarrobo, acom- las culturas de costa utilizaron la quincha, mientras que
l,,rn¡¡do por la quincha desde esas épocas hasta nuestros en las zonas más altas se empleó piedra con argamasa,
,ll,u;. lo que trajo como resultado edificios simples desprovistos
Arcquipa, Moquegua y Tacna: En esta extensa zona de monumentalidad. Es posteriormente, con la llegada de
,h':rtacó la cultura de los Chiribayas que tuvo su centro en los españoles y el empleo de bóvedas y cúpulas, que los
l.r:; orillas del río Osmorne desde el S. lX hasta la anexión picapedreros del Cañón del Colca adquieren fama, por la
r[: csto zona al imperio incaico durante el S. XlV. Esta construcción de iglesias monumentales en la zona, lo que
, ultr¡ra, aparte de la agricultura y la ganadería integró a su motivó que fueran llamados de Arequipa cada vez que, por
,.':onomÍa la pesca y el comercio. Su arquitectura se cons- la ocurrencia de algún terremoto, había que reconstruir
truy<) con quincha, por lo que sólo se puede encontrar en obras importantes.
Lr ;¡ctualidad rastros rudimentarios de cañas enterradas. Cajamarca y Huánuco: Los vestigios más antiguos de
( )lras culturas que se desarrollaron al norte de Arequipa esta región son: el Piruro precerámico y Kotosh, ambos
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en el departamento de Huánuco, con una antigüedad aproxi- Junín, Ayacucho, Huancavelica y Apurímac: En
mada de hasta 5,000 años. En Cajamarca se desarrolló la Ayacucho habitaron los Huarpas entre los siglos lll y Vl
cultura del mismo nombre; toda la región fue, más tarde, de nuestra era, cuya tradición cultural se fusionó con ele-
dominada sucesivamente por los Wari, los incas y poste- mentos de las culturas Nasca y Tiwanaku para configurar
riormente los españoles. Este fue el escenario de la eje- la cultura Wari, la que expandió su influencia hasta Caja-
cución de Atahualpa y del inicio de la conquista española. marca por el norte, mientras que por el sur, hasta Arequipa
Del período prehispánico han quedado un conjunto de im- y Cusco entre los siglos Vlll y Xlll. Esta cultura asumió las
portantes monumentos en esta zona: Kunturwasi, Layzón, características de un imperio, pues dominó militarmente
Huacaloma, Cumbemayo, Baños del Inca y Ventanillas amplios territorios de los Andes Centrales habiendo esta-
de Otuzco. En Huánuco -aparte de Kotosh- destacan las blecido su capital en el complejo del mismo nombre, muy
edificaciones preincas de Tantamayo, con varios pisos, cerca de la actual ciudad de Ayacucho. En Junín las edifi-
en los que se usa la falsa cúpula. También destaca caciones pre hispánicas importantes no son numerosas,
Huánuco Pampa, importante centro administrativo inca. aunque los Wari dejaron su huella en Wariwillca, poblado
Durante la colonia la piedra fue el material fundamental de construido con piedra canteada. La zona del departamen-
toda esta zona, destacando el uso de arcos, bóvedas y to de Huancavelica fue poblada por los Cajas, también
cúpulas en la construcción de sus iglesias. dominados por los Wari. Tras la caída de estos últimos, la
En el folclore, son diversas las expresiones que podemos zona fue dominada por los Huancas y los Chancas hasta
encontrar en cada zona. En Cajamarca domina el car- la llegada de los incas en el siglo XV. El más importante
naval; en Huánuco, los negritos y los chunchos. En la poblado inca en la zona fue la ciudad de Vilcashuamán,
gastronomía encontramos algunas costumbies comunes en el actual departamento de Ayacucho, sobre una de
con muchos otros lugares de la sierra, como la pacha- cuyas plataformas edificaron los españoles una iglesia,
manca -más cultivada en F{uánuco que en Cajamarca-, el En la región del actual departamento de Apurímac encon-
cuy en picante o el chactado -que se cocina sobre pie- tramos Saywite y Choquequirao; mientras que en el sut
dras calientes-, las humitas, el chicharrón, con particula- de Huancavelica el centro poblado de Huaytará, donde es
ridades de cada lugar. Asimismo mencionaremos el cal- posible además encontrar múltiples e interesantes vesti.
do verde de Cajamarca. gios prehispánicos como el complejo Inca Wasi.
El manejo de la piedra pulida y la piedra con argamasa fue- El predominio de la edificación en piedra, fue continuadc
ron comunes en esta zona antes de la llegada de los espa- por los españoles quienes construyeron en Ayacucho ca'
ñoles, destacándose las finas edificaciones incas de Huá- sonas de patio y un conjunto de iglesias de gran factur¿
nuco Pampa y las rústicas de Tantamayo. A su llegada, los en ese material. La plaza principal de esta ciudad, rodea'
españoles continuaron construyendo con piedia, aunque in- da de galerías de arquería en piedra, es un hito importan.
corporaron los sistemas basados en el principio del arco. te entre los espacios urbanos del país.
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I rr cl folclore de la zona destaca la danzade las tijeras en yó los valles interandinos al norte del Cusco, región a la
rrrrrrlio de un conjunto de manifestaciones muy ricas, rela- que se denominó Kuntisuyo. Los territorios altiplánicos al
l.rrildas fundamentalmente con las celebraciones de fies- sur,que fueron llamados Qollasuyo. Los ubicados hacia
l,r; ¡ratronales y algunas efemérides. Tan rica como Aya- la costa: Chinchaysuyo y hacia la amazonía: Antisuyo.
rrrr:lro es Junín, pródiga en expresiones de música y dan- Los cuatro territorios conformaban el Tawantinsuyo. Nu-
.',r, irllí se celebra La Herranza Junina, El Kiulla, los Arrie- merosos centros urbanos fueron establecidos en este pe-
ro:,, los Huacones y los Abelinos, pero los más difundidos ríodo: Ollantaytambo, Sacsayhuamán, Tambomachay y
'.{)rr, s¡n lugar a dudas, el Huaylars y la Muliza. Su gastro- Machu Picchu en Cusco. En Puno encontramos eviden-
rr, rnlia tiene un común denominador en el mondongo, el cias de ocupación desde el horizonte temprano como
y la pachamanca, degustándose el cuy en distin-
¡rrrr:lrero Pucará, hasta el Intermedio tardío y el Horizonte inca en-
l.r', formas, pero el plato destacado en Ayacucho es el tre las cuales destacan las Chullpas de Sillustani.
1,il(:i¡ picante mientras en Junín: la pachamanca. Así como Cusco hegemoniza en la gastronomía, con pla-
I rrl¿ts arquitecturas pre inca e inca destaca el fino trabajo tos más elaborados como el lechón al horno o los chicha-
,,rr ¡riedra de sus monumentos los que, en algunos casos, rrones; Puno es considerada la capital del folclore. Ambas
hrr:ron alterados por los españoles durante el proceso de regiones comparten platos en base a carnes, en especial
,,xlrrpación de idolatrías. el cuy, papas y choclo, mientras en danzas comparten
(;usco y Puno: El desarrollo de la cultura y la organiza- distintas formas de carnaval, otras relacionadas con la co-
, rorr social en esta región fue influenciado por los rema- secha, la construcción, las lluvias y también en conme-
rrr.rrtes de la cultura Tiwanacu del Altiplano peruano boli- moración a los santos patronos de cada lugar.
vr.uro. Esta última zona tiene vestigios de ocupación que El desarrollo urbano de la zona presenta patrones muy
¡,r,rlríafi tener una antigüedad de 14,000 años. En Cusco elaborados: Pikillacta, Ollantaytambo y la propia ciudad
1,r,, cvidencias son posteriores, aunque no hay mayores inca del Cusco, destacando también Machu Picchu. En
,,vr(loncias de desarrollo hasta la llegadas de los Wari (ori- arquitectura predomina el uso de la piedra muy bien labra-
,¡rrr:rrios de Ayacucho), que ocuparon la región en su in- da o la aparejada con barro y luego tarrajeada utilizada
l.nto de crear un imperio, sobre cuyos avances se asen- para la construcción de templos, fortalezas y palacios.
Lrrr¡rr también los incas. Los Wari construyeron en esta Amazonas, Loreto, San Martín y Madre de Dios: En
.',,rr¡r la ciudad de Pikillacta, un monumento urbanístico esta extensa zona de nuestra selva los principales vesti-
rh.{lt-ar'r factura a 30 km de la actual ciudad del Cusco. gios de culturas importantes están vinculados a los
| ',1;r fue la región más importante en el desarrollo del te- Chachapoyas que tuvieron una presencia entre los años
rrrlorio de los Andes Centrales, pues fue la cuna de la 800 y 1500 dC. En Amazonas edificaron la majestuosa
l'r¡:r {1€l imperio incaico, fundado por Pachacutec Inka fortaleza de Kuelap, con sus murallas ondulantes y sus
r rrlxlnQUi, que en su momento de mayor expansión inclu- edificios circulares en piedra y en San Martín construye-
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ron El Gran Pajatén, con similares características de edi- diversas poblaciones que llegaron al territorio. Ser Crisol
ficios circulares en piedra. Estos centros urbanos fueron de culturas y evidencia de fodas /as sangres es la carac-
construidos en zonas altas, entre los 2,000 y 3,000 msnm. terística de nuestros procesos culturales históricos, así
Los Chachapoyas se resistieron a la dominación inca hasta como la de nuestra cultura viva. Al parecer, incluso la de-
que fueron conquistados por ellos, pero luego se aliaron a limitación política de las regiones, no sólo se fue dando
los españoles en su contra. sobre demarcaciones económicas, sino también cultura-
En la gastronomía se puede encontrar un común denomi- les, con diferencias que permanecen hasta nuestros días.
nador en los insumos: la yuca, el plátano, carnes de tierra El único proceso de homogenización que se viene dando
y peces de río, con los que se prepara platos como los es el de la modernidad que ha hecho estragos en algunos
juanes de yuca o de arroz, el tacacho, la patasca, el campos de la cultura, especialmente en la arquitectura,
timbuche, la cecina, las humitas y los tamales. Mientras no así en otros, como la gastronomia, en la que lo moder-
en el folclore predomina el uso de instrumentos de viento no parece haberse integrado a lo tradicional sin sobresal-
y percusión, cuya música acompaña a un extenso y varia- tos. El problema es que en la música o en la danza, así
do número de danzas. Es destacable el caso de Lamas, como en la gastronomía, la modernidad convive más fácil-
en San Martín; reconocida como la capital del folclore de mente con una tradición que queda grabada en un disco,
la Amazonía. concretada en un club provincial o en un restaurante al
Su arquitectura evidencia un patrón consistente en conjun- que se va regularmente; mientras que la gente piensa que
tos de edificios simples con muros circulares de piedra, fri- para alcanzar Ia modernidad en la arquitectura debe pri-
sos geométricos zoomorfos y antropomorfos, cornisas de mero destruir su vivienda vernácula, para reemplazarla
piedra en voladizo sobre las que se caminaba y techos cóni- después por una de concreto, plástico y vidrio.
cos de palo y paja sostenidos por muros perimétricos ondu-
lantes. En las zonas más bajas los materiales más delezna- LAS REGIONES, SUS CLIMAS Y PISOS ECOLÓGICOS
bles, como la madera, no resistieron el paso de los años, En esta sección delimitaremos los pisos ecológicos ba-
pero mantuvieron a través de la historia formas constructivas sándonos en los planteados por Javier Pulgar Vidal (Pul-
tradicionales como las malocas. gar Vidal, 1969), por constituir una propuesta más integral
que la basada solamente en el clima. A esa propuesta
Variedad añadiremos como variable la ubicación de los principales
Desde la época anterior al surgimiento de los incas la gran asentamientos de cada región. Ya desde 1955, Colea se-
variedad cultural es el signo característico de nuestro te-
rritorio. En muchos casos es una pluralidad que no se ha 4 Cole John P. fue un estudioso de la estadística de la población
perdido, por el contrario a ella se agregó la cultura inca, peruana quien, a partirdel censo de 1940, dedujo interesantes
conclusiones sobre la población y sus tendencias de ubicación
así como posteriormente la española y las culturas de las en el territorio.
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rr,rlaba la concentración de la población mayoritaria en asentamientos. mientras sí se los encuentra en esa mis-
rlrlostro país sobre la vertiente del Pacífico (75%), contra ma altitud en la Yunga fluvial, que se ubica, sobre todo, en
,,to el 25o/o asentada en la vertiente del Atlántico. De nues- la vertiente del Atlántico pues como sabemos nuestros
lr,r:; 56 principales ciudades en la actualidad 25 se asien- ríos más importantes son afluentes de los que desembo-
Lrn sobre la costa o Chala (entre 0 y 500 msnm.), alber- can en ese océano. Más arriba de esa franja poco poblada
,¡,rrrdo a la mayoría de nuestra población, sólo 2lo hacen se encuentra la zona Quechua con 10 ciudades impor-
, n la zona Yunga marítima (500 a 1500 msnm), mien- tantes sobre valles interandinos entre los 2,500 y 3,500
lr:rs 3 se ubican en la Yunga fluvial (1,500 a 2,300 msnm. A mayor altitud los asentamientos humanos dis-
rrr;rrm.). Luego se encuentra una zona del lado del Pacífi- minuyen. En la zona Suni, entre los 3,500 y 4,000 msnm.,
'o, cntre los 1,500 y 2,500 msnm, de características ma- se localizan sólo 5 ciudades importantes, mientras en la
,/,rillrente desérticas, por lo que se localizan allí pocos zona Puna (entre los 3,800 y 5,200 msnm) sólo 2, no
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ubicándose ninguna en la zona Janca (sobre los 4,800 do de vez en cuando por ríos y valles de pequeña enverga-
msnm.). Finalmente, en la zona Rupa rupa o selva alta dura, con excepción de los del norte que son de mayor
(entre 400 y 1,000 msnm.) se puede identificar 3 ciudades caudal. Pampas y dunas predominan, aunque se puede
importantes, mientras en la zona Omagua o de selva baja observar una agresiva transformación de arenales cultiva-
(entre 50 y 400 msnm.) hay hasta 6 ciudades de nivel (Ver dos en Trujillo al norte, lca y Tacna al sur. En cuanto a la
dibujo de altitudes y población en pá9. 21). flora y su producción de materiales constructivos, desta'
Como vemos. los asentamientos humanos se establecen ca el algarrobo en el norte y el huarango en el sur, famo-
donde existe mejores condiciones de habitabilidad, Hay sos por su nobleza y dureza para la construcción. Los
territorios inhóspitos debido a que ofrecen pocas posibili- humedales o wachaquess cerca al mar, posibilitan el reco-
dades productivas y dificultan el desarrollo humano. El buen jo de totora para los petates; la caña en las márgenes de
clima así como las condiciones para la producción y el los ríos es el material con el que se arman la quincha y le
Si analizamos los climas de la costa, por ejemplo, encon- puede ver huarangos, maguey, carrizo y cabuya; en la zon¿
tramos uno semi tropical en el norte (Piura, Chiclayo) y Quechua vemos eucaliptos, alisos, molle y -últimament<
otro sub tropical en el centro (Lima, Huacho, Chancay) y, debido a la reforestación- se encuentra laderas con pi
en el sur (Pisco, llo), condicionados por la presencia de la nos. También a esta altitud y más arriba se puede encon
corriente de Humboldt. Las más altas temperaturas se trar piedra de diverso tipo. En el nivel Suni o Jalca el clim¿
registran en el norte. Sin embargo eso también ocurre en se torna más frío, húmedo y nublado, con mayor precipita
lca y en Tácna, curiosamente ambas son zonas retiradas ción pluvial y con heladas. Los árboles desaparecen y sól<
del mar y de cierta altitud -alrededor de 500 msnm.-, cer- se encuentra arbustos como el queñual y la quinua; mien
canas a la Yunga marítima, con cielos más despejados tras la siembra de subsistencia se reduce a cañihua. oc¿
que en las zonas de costa cercanas al mar por lo que, así y olluco.
como llegan a altas temperaturas durante el día, durante
la noche suelen bajar significativamente. 5 El wachaque es un sistema de cultivo de origen prehispánico qu,
consiste en hundir zonas del terreno para aprovechar la hume
El paisaje costeño está marcado por el desierto, atravesa- dad del subsuelo. (N: del E.)
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En la Puna (Juliaca, Huancavelica) especialmente en el neral, vegetal y animal. Entre los primeros tenemos el agua,
centro y el sur del territorio, por su clima frío y seco, sólo la tierra, la arena y la piedra. Entre los de origen vegetal
crecen el ichu y otras herbáceas, allí también se puede tenemos la madera, las palmas, fibras y hierbas. Final-
encontrar diferentes tipos de piedra. En las zonas de me- mente entre los materiales extraídos de los animales, en-
nor altitud de selvas montañosas, el clima es más templa- contramos tientos para las amarras, pieles para recubrir o
do, más lluvioso y se encuentra árboles útiles para la cons- armar puertas y tambores, cuernos y pezuñas usados,
trucción. Las difíciles condiciones de la Puna se agravan por su dureza, como útiles y herramientas. Los materia-
en la Jalca, haciendo difícil su ocupación por asen- les van marcando los sistemas constructivos que muchas
tamientos humanos. veces combinan materiales diversos.
Tanto en el nivel Rupa rupa (Tarapoto, Jaén, Leimebamba,
Chachapoyas), como en el Omagua (lquitos, Pucalpa, Puer- Minerales
to Maldonado) el clima se vuelve más caluroso, cuanto La tierra y Ia arena: Se usan en forma de barro, para
más bajo es el nivel, con presencia de lluvias. Por otro asentar piedra y adobe, también en el tarrajeo o embarra-
lado, contrariamente a lo que sucede en los niveles altos do de muros, columnas y techos, así como en la elabora-
y fríos, se dispone de abundante madera, mientras la pie- ción de quincha adobe y tapial. Este es un material dispo-
dra resulta muy escasa. nible en todos los pisos ecológicos, sin embargo no es
Algunas características no se explican por el clima ni por usado en todos ellos; por ejemplo, en el nivel Omagua o
el piso ecológico, obedeciendo más bien al intercambio de selva baja por razones climáticas. Allí se prefiere usar
histórico de modelos y materiales, se manifiesta en luga- muros diáfanos por donde pueda pasar el aire para venti-
res como Lamas, en la selva, donde se observa una arqui- lar. El tapial es más utilizado en las zonas Quechua, Suni
tectura serrana, basada en el uso de tapial y el techo de y Rupa rupa o de selva alta, exceptuando la selva baja. En
teja. De modo contrario, en lugares de sierra como La la Costa o Chala se le usa mayormente en cercos. El
Jalca y San Bartolo, cerca a Revash, se utiliza el sistema asentado de piedra con barro también es de uso generali-
rle muesca, con uso intensivo de madera, más propio de zado desde épocas prehispánicas en distintos pisos
l¿¡ selva. Asimismo, en Piura, Chiclayo y Trujillo, encon- altitudinales. Todas las argamasas se combinan con agua,
lramos ejemplos de arquitectura cercanos a los de que debe ser dulce pues la marina es muy salitrosa; para
()ajamarca con muros de adobe y balcones. evitar que se raje se le agrega paja o cáscara de arroz.
La piedra: Es usada en distintas formas que van desde
LAS REGIONES, SUS MATERIALES Y el canto rodado hasta la roca en trozos; empleada tal como
SISTEMAS GONSTRUCTIVOS es encontrada o tallada para darle forma. El canto rodado
Si sistematizaramos la disponibilidad de materiales en está disponible allí donde haya ríos que crucen zonas ro-
nuestro territorio podríamos diferenciar los de origen mi- cosas, de las que se van desprendiendo y rodando hasta
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adquirir su forma final. Esto deja fuera, nuevamente, a los La madera: En la zona Chala encontramos un magnÍfico
ríos de la selva baja (Omagua) que atraviesan zonas sin espécimen que en el norte asume el nombre de algarrobo
montañas rocosas. Ese material se usa en muros y pircas y en el sur el de huarango. De este árbol se corta el hor-
en todos los niveles donde se encuentra. Otro tanto suce- cón o columna horquillada para recibir vigas, para las que
de con los muros elaborados con piedras sin tallar, que se también se usa ese material. Para colocar este tronco se
acoplan con o sin mortero. Eventualmente, las piedras lar- le saca la corteza. No se lo azuelai para buscar una sec-
gas son usadas como dinteles o como piezas de techo en ción cuadrada, pues ello no ayuda a nivelarlo, dado que es
el sistema de falsa cúpula o bóveda. Así se usa inten- un material muy ondulante, que se nivela algo sólo al tarra-
sivamente en Tantamayo, asentamiento pre inca en Huá- jearlo con barro. También se usa el maguey para vigas,
nuco ubicado en el nivel Quechua, donde se edificó cons- más en las zonas Yunga, Quechua y Suni. Ambas espe-
trucciones de hasta 5 pisos. Finalmente, la piedra tallada cies son también de uso alimenticio y medicinal.
es muy usada en los niveles Quechua, Suni y Puna, en En las zonas Yunga, Quechua y Suni, predomina el euca-
lugares como Ayacucho, Cusco y Puno, así como en lipto, cuyo uso rollizo, azuelado e incluso aserrado permi'
Arequipa (Yunga) donde el sillar se usa hasta nuestros días te distintos usos en la arquitectura; desde los estructura-
para construir las cúpulas y bóvedas que trajeron los espa- les, en columnas, vigas y tijerales, hasta de carpintería,
ñoles como sistema constructivo. También en estas zonas se ha impulsado, en las últimas
décadas, la siembra del pino que tiene sobre todo usos er
Vegetales carpintería.
Entre los materiales de origen vegetal tenemos una gran Pero allí donde abunda la madera útil para la construcciór
variedad. Desde troncos para columnas y vigas, pasando es en los niveles Rupa rupa y Omagua, correspondientes
por hojas y follaje como la palma, utilizada para techum- a la selva alta y baja respectivamente. Si bien existe un¿
bres especialmente en la selva alta y baja. Toda la varie- variedad aparentemente infinita de especies madereras
dad de cañas: el bambú, el carrizo, usados en la fabrica- que pueden ser usadas rollizas, azueladas o aserradas
ción de quincha, estera y también como columnas y vi- también se produce algunas de modo preferente, como l¿
gas, hasta llegar a las hierbas como el ichu, usado en las llamada aceite kaspi, perfectamente cilíndrica y recta t
zonas Suni y Puna, la herbácea acuática totora, que cre- otras como la shungo, muy útil y resistente para colum
ce tanto en las cercanías del mar, como al borde de lagos nas empotradas en el suelo. En los techos se usa made
como el Titicaca en la zona Suni. Los árboles comienzan ras rolfizas como la yanavara.
a escasear en las zonas altas de Puna y Janca, donde
sólo crecen los queñuales y otras especies arbustivas, 6. Azuelar es el término usado para referirse a la acción de corta
madera con azuela: herramienta para desbastar, compuesta dr
cuyos troncos no son útiles en la construcción por lo que una plancha de hierro acerada y cortante y un mango corto dr
se emplea sistemas constructivos que no usan madera. madera oue forma recodo.
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t,.nir unir las piedras de los muros, este sistema ha sido depósito en general. También aparece, en las zonas más
¡,lr:rrtificado en construcciones pre incas en la costa o cálidas, el corredor exterior soportado sobre columnas de
t,lr¡rla. madera, con balcón corrido y balaustre en caso se trate de
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rrna edificación de dos pisos. Pero este espacio está conte- Síntesis por oposición
rrido por los muros laterales que sobresalen, generándose el El mejor ejemplo es el sistema de localización de las ciu-
tioo retablo. dades y pueblos prehispánicos, que se asentaban en las
I n las zonas Suni y Puna, el frío extremo hace que la laderas, sobre la cabecera más alta y menos rica de los
(;asa se cierre en sí misma, con muros de adobe o valles, destinando las áreas más bajas y productivas para
clrampa, puertas y ventanas mínimas y techo de made- la agricultura, es el caso del Cusco y Cajamarca; mien-
r¡¡ o falsa cúpula de champa o piedra (dada la escasez tras las ciudades de fundación española tomaron el cen-
rle la madera). La cobertura es de paja o del mismo tro de los valles, con el gran inconveniente que el creci-
rrraterial del muro. Las islas de los Uros, son una ex- miento ha consumido más rápidamente sus áreas más
,:r:pción pues allí se cierra la vivienda con algunos ele- ricas como el caso de Lima y Trujillo.
rnentos rígidos y totora. Con el tiempo estas distinciones, entre construir en el va-
I inalmente en la selva alta (Rupa rupa) tenemos muros de lle o sobre laderas, se van limando o integrando absorbi-
¡riedra y barro (tapial) o de troncos trabados en muesca, das por el crecimiento urbano. Posteriormente los centros
r;on techos de estructura de fuerte pendiente en troncos y urbanos recibirán diversas influencias como la francesa,
r;obertura de palma y paja. En la selva baja (Omagua), se la inglesa y la italiana, así como la china o africana.
r:onstruye elementos flotantes o sobre pilotes enteramen- Síntesis por semejanza
Ic en madera, con estructuras de fuerte pendiente y co- También hubo semejanzas que permitieron procesos de
lrcrtura de palma. En estas estructuras se diferencia una integración: la plaza formal española, con sus calles que
¡rirrte baja muy ligera y abierta, apoyada sobre columnas la rodean y permiten el ingreso a ella, tiene un parangón
vcrticales y otra alta con estructura de tijerales particula- con la explanada prehispánica. Estos patrones de espa-
rcs, diferentes del par y nudillo. Sobre esta base de siste- cio público confluyeron en Cusco y Cajamarca. Otro caso
rn;ls constructivos, se produce variaciones que explicare- es el del patio y la cancha, soluciones concéntricas se-
rnos al tocar los tipos específicos. mejantes alrededor de las cuales se ubicaba las habita-
ciones. También fue una semejanza la presencia del alar
I A ARQUITECTURA VERNÁGULA o galería española, de tanta similitud con la masma o
Nuestros antepasados, poseedores de una larga tradiciÓn huayrona, usada en la arquitectura inca. Uno de los casos
,rr<¡uitectónica y urbanística, enfrentaron la dominación es- emblemáticos de esta síntesis se hace evidente en Ollan-
¡r;rñola estableciendo patrones nuevos como expresión de taytambo, en el Cusco, donde las casas cancha se inte-
r¡rra relación de síntesis entre su tradición y los modelos gran o transforman con pocos cambios en casas patio.
.r¡rortados por los conquistadores. Estas síntesis se esta- Síntesis por apropiación
l¡lccen a partir de tres procesos: Por oposición, por seme- En este aspecto se puede mencionar la estructura reticular
l,tt/-a y por apropiación. ortogonal que los españoles impusieron y que luego se
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Machu Picchu, en zona yunga, rica en piedra, con Ia que se modeló Ia topografía a través de la andenería.
aplicaría en todos nuestros pueblos y ciudades, adoptada existencia de modelos y códigos no significó en absoluto
y adaptada a cada caso. El modelo fue definido en una una tipología homogénea ni monocorde de espacios urba-
ordenanza que Felipe ll diera en 1573, que establecía el nos o arquitectónicos. Muy por el contrario, la arquitec-
esquema de cuatro calles principales que salÍan de la pla- tura y el urbanismo evidenciarían variantes y estilos en-
za mayor, la que se construiría en el centro urbano como lazados con la gran diversidad de climas y culturas que
símbolo de la presencia y dominación española. En el de- atraviesan nuestro país. Si bien originalmente se produ-
talle, la construcción con adobe madera y tejas en la defi- jo una fusión solo entre las culturas locales y la espa-
nición de portadas y balcones, así como el uso del arco, ñola, se iría enriqueciendo luego con la llegada de otros
fueron también tomados de los españoles, combinándose grupos étnicos, con sus productos y estilos, desde
con la piedra y otros usos oriundos. Pero el hecho de la Europa, Asia y África.
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lrrtentando hacer un esquema de las grandes zonas en muchas veces estén más ligadas a la costa que entre sí.
r¡ue podemos organizar los tipos vernáculos a partir de un Pero, a pesar de esta pobre integración esta zona cuenta
r:riterio de homogeneidad, se puede proponer cuatro gran- con tipologías muy semejantes, predominando el tipo pa-
rlrrs zonas: La Costa o Chala, lazona Quechua en la sie- tio, producto de la fusión entre patio y cancha, proceso
n¿r y su continuación'. la zona alto andina, finalizando con que se puede entender con facilidad en Ollantaytarnbo,
l;r zona amazínica de gran extensión. asi como en el tipo retablo, síntesis entre el corredor o
Zona Ghala: Ha quedado establecido que los territorios galería y la masma, que puede encontrarse en muchos
rlt¡nde se localizan los asentamientos y, por tanto, la ar- pueblos andinos en el norte y centro.
r¡rritectura son los que pueden sostener a sus poblacio- Zona alto andina: Con fuerte presencia en el sur, pre-
nos en lo inmediato y mediato. Con esas condiciones no senta condiciones criticas para la supervivencia en sus
rrs extraño que la costa haya recibido la mayor cantidad áreas de puna. De allí se ha tomado el ejemplo extremo
rk-' ooblación. Esa zona ha desarrollado una abundante de los putucos, al norte del Titicaca, construidos íntegra-
¡rroducción agropecuaria, marina, industrial y comercial. mente con champaT del mismo suelo, además de las is-
I as comunicaciones son más fáciles a lo largo de ella las flotantes de los uros, construidas íntegramente en to-
rnisma y en el sentido transversal, siendo abastecida por tora, material que hace las veces de suelo y del que tam-
¡rroductos de la sierra y selva. Cuenta con los principales bién fabrican sus embarcaciones e incluso se alimentan.
¡ruertos y aeropuertos de intercambio internacional. Histó- También de esta zona se incluye los tipos de puna grupo
rrr;amente, a partir de la presencia española, fue un área de Abancay y la cancha del cañón del Colca.
¡rriorizada. Este eje costero ha dado un conjunto de tipos Zona amazónica: Caracterizada en su zona baja: Omagua
r:irracterísticos que usan el adobe, la quincha y la made- por una enorme dispersión de asentamientos, comunica-
ri¡, rolliza y aserrada para definir los tipos de casa patio, dos sólo a través de los ríos, con expresiones en madera
r:ompacta, ranchos de hacienda y de balneario, culminan- rolliza y palma, en versiones de palafito, flotante y sobre
rlo en el sur con los techos de mojinete truncado. La ra- el suelo. Más arriba, sobre la ceja de selva, relacionada
nr¿¡da o alar y los sistemas de iluminación y ventilación en con la sierra por carreteras, encontramos el uso del siste-
krs techos, como la teatina y la linterna, caracterizan tam- ma de muesca, pero también el de tapial y teja, de in-
t rién esta arquitectura. fluencia serrana, como en Lamas-
Zona Quechua: Ligada a sus áreas inmediatas: la más
lr:rja: yunga y la de mayor altitud: suni. Esta es una zona
;¡ndina. oue se extiende sobre los valles cordilleranos.
( )uenta con áreas agropecuarias ricas, con riego de ríos o 7 Bloque de tierra superficial que contiene hierbas, cortada con
lltrvia y ciudades comerciales. Sin embargo son de difícil lampa, que se usa como adobe rústico.
3ü *{*mcr ffi}u¡q*s ffisxrxs
Arriba: Casa campesina sobre pilotes. segunda, el cierre del segundo piso avanza hasta el plo-
Abajo: Vivienda urbana con galería pública mo exterior de la vereda, manteniendo la galería del pri-
mer piso. La distribución interna es más compleja y varia-
da, manteniendo una edificación compacta dejando libre
el sector trasero. Los techos se estructuran con tijerales
de madera aserrada en pendiente y se cubren con calami-
na. En la ciudad de Tumbes, estos tipos se suceden en
una topografía ondulante, con un trazado definido por ca-
lles estrechas e irregulares que definen un conjunto muy
interesante. Estas unidades vienen siendo reemplazadas
por otras, desapareciendo las galerías sombreadas y la
carpintería elaborada ocurriendo una distorsión de tal mag-
nitud que las alteraciones resultan mayoritarias, dejando
solo vestigios de lo que pudo haber sido una ciudad con-
secuente con su clima y su cultura. Ante este panorama,
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r:ntablado elevado que sirve de piso a la vivienda. Sobre
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r:sas columnas se va armando las paredes de quincha o
cntabladas y se construye los techos con viguetas, tam-
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lririn rollizas, sobre las que se coloca cañas y paja. Cuan-
rkr el techo es de quincha, el entramado de caña se em-
lr¡¡rra. En los dos casos el techo tiene pendiente para re- *-_F'\tf¿t PSs
:;olver la evacuación de las torrenciales lluvias de las épo-
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I n las construcciones de playa y urbanas se usa un sis-
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lnnra de estructuras de madera aserrada de uno o más td\&rK
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tr:r;timonios de una carpintería que utiliza elementos
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r,'r¡rrlables de madera que, junto a celosías y persianas,
,¡,rr:rntizan una buena ventilación ante las altas tempera-
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lr¡r¡s dominantes (ver pá9. 33).
Piura variedad
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sobre las vigas o tijerales, usándose como cobertura la ingreso del viento al espacio entre la cobertura y el cielo
calamina, mientras los cielo rasos del segundo piso tam- raso, creando un colchón aislante entre los espacios inte-
bién se trabajan en quincha y yeso. riores y el exterior.
Es importante remarcar que, aparte de las puertas y ven- En los acabados de la carpintería de puertas, ventanas y
tanas convencionales, se emplea pequeñas fenestraciones balcones, se usa intensamente madera aserrada, así como
sobre los vanos, a manera de ventanas altas con el fin de el hierro forjado o fundido en balaustres y rejas de venta-
incrementar la ventilación, dejando salir el aire caliente. nas, sin embargo no se llega al nivel de elaboración alcan-
También los techos suelen tener ranuras que permiten el zado en Tumbes.
l.,ts.D€pa.
F¿reo 5gRR.bü$
CIE¿ó fia.
l.'1URó
GALÉR¡E.
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€l-¡LUf,t90
A$N¿HA
Vivienda rural con alar o ramada delantera y
celosía en triángulos para ventilación.
lzq.: Vaiantes en sisfemas constructivos que se
encuentran en Piura.
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5()6&É F{,
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42 #*ffi*s ffi¡,¡s*¿ ffi,qmrffi.&
Casa rural en quincha, con ramada, horcones, patio cerrado, noria y puentecito sobre acequia.
La Sala: Se ubica a continuación de la ramada. Es un algarrobo tallado en forma de batea sobre el cual se
gran ambiente que tiene, en una de sus paredes, una hor- mece una piedra para moler alimentos como ajíes o maíz
rracina para adorar a un santo o a la Cruz de Chalpón. Allí para la chicha. Al lado del fogón se encuentra un peque-
se come de cotidiano y también se celebra las fiestas, ño corral para cuyes y aves menores.
tanto las de cumpleaños como las de mayordomía. Los dormitorios: Se les ubica detrás de la sala, son
l-a Cocina: Es una zona de techo más bajo. Su mobilia- llamados cuartos, se conectan entre ellos a través de
rio culinario está constituido por el fogón con varias hor- puertas continuas. Cerca al corral de animales mayores
rrillas para colocar ollas de barro; los tabancos, que se encuentra el dormitorio del jefe de familia o hermano
son mesas de caña con amarres de junco para el pre- mayor, quien hace guardia toda la noche, escopeta en
¡rarado de los alimentos; el batán que es un tronco de mano.
+o *Nnress ffi$ugss S,s,mrna
Una letrina ubicada en el patio posterior o corral de la lantero de uno o dos pisos y un zaguán, dejando un patio
vivienda, cumple la función de servicio higiénico. más estrecho y alargado. i
una galería a partir de la cual se organiza las habitaciones elemento estructural en la construcción de las platafor-
sucesivas y con un corredor lateral que llega hasta un mas y los muros; habiéndose escogido, al parecer, por su
patio o huerto posterior. La fachada está constituida por gran resistencia a la humedad y a los factores climáticos.
un muro alto con un portón que conecta al patio sin za- De ese árbol se obtiene los horcones que se incrustan en
guán. Este tipo puede variar al crecer con un volumen de- el subsuelo y, con sus horquetas en forma de Y, sostie-
Casa patio en Lambayeque sin zaguán y con un solo frente de galería en pat¡o.
nü{.!i rffi i{}T{"ié;tÁ wrrarueei..f u,e g¡ra¡..¡¿¡{*
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l.4uR$pE,&t)óÉg
gñrJJ¿tbo
ncn las varas o vigas. Dos horcones y la vara que los une brava crecen con facilidad y en forma natural. En las c?-
krrrnon un caballete, sobre el cual se apoyan las varas se_ sas más antiguas se puede ver todavía muros con doble
,:r lndarias. quincha y barro de relleno al centro, lo cual es doblemen-
| :; también muy difundido el uso de la quincha, que es un te resistente y térmico. Al igual que en las capillas y an
tc¡ido de caña a manera de cesta con recubrimiento de las pirámides prehispánicas, esta estructura de algarrobo
l,,rrro trabajado. Es fácil de tejer para el poblador, quien la es cubierta con caña y barro trabajado. Los techos tienell
l,rl)r¡ca con caña brava, cortada en mañanas de luna men_ muy poca pendiente y no tienen ningún material que l?s
,¡rurnte, entretejida con amarres de junco. Coinciden_ impermeabilice.
tcnlente esta forma de construir también era conocida por En cuanto a las construcciones de adobe, debe decirse
lo:; españoles a través de su contacto con los árabes, que adolecen de notables falencias. Sus muros son mUy
l)()ro con estructura de madera. Esto facilitó su permanen_ delgados, no tienen cimíentos ni mochetas, tampoco Vi-
,,ri¡ y continuidad como sistema constructivo tradicional gas collarín. Se construye sobre zonas inundables, sl,1
''n ./onas de valle costero, donde la caña bambú v la caña drenajes para aguas de lluvia.
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