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1 “Después de la humillación viene la gloria; era imposible que el Padre dejase a su Hijo sumergido en aquel

mar de menosprecios, de injurias, de deshonor. Suena la hora solemne de las eternas recompensas, de la gloria
suprema, del coronamiento inefable de la doctrina y milagros del Salvador, con su Resurrección a los cielos”.
Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Estudio sobre la Regla y el Evangelio, f. 698.

2 “Nuestra vida toda tiene que estar encaminada a la resurrección, y no sólo a la resurrección definitiva de
nuestros cuerpos, cuando estos se unan a nuestras almas para participar eternamente de su suerte; sino también
con esa resurrección espiritual del alma que ha sufrido, que se ha sacrificado, que ha llorado, pero que detrás de
todo esto, espera llena de fe y de amor, de humildad y de paz, el momento del Señor, en que vendrá a ella con
sus consuelos inefables, a producir en su alma con su unción, la paz, la alegría que él sólo puede dar, y esto
aunque perdure, muchas veces, la pena”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Ejercicios
Espirituales de 1941, f. 845.

3 “El día de la Resurrección del Señor no tiene ocaso, fue de ayer, es de hoy y será de todos los tiempos,
continúa siempre, por eso nuestra alegría debe ser permanente”. Beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento. Pensamientos, 257.

4 “Nuestros criterios tienen que unificarse en el de Cristo nuestro Señor, su evangelio, su pasión, su muerte y su
resurrección”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta colectiva de febrero de 1971.

5 “El mundo hoy y siempre tiene necesidad de ver en nosotros los misioneros que, creyendo en la Palabra del
Señor, en su Resurrección y en la vida eterna, entreguen su vida terrena para dar testimonio de la realidad de
este amor que se ofrece a todos los hombres”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta del 24
de diciembre de 1977.

6 “Dar la luz para que brille en las tinieblas, ser portadores de la fe, del conocimiento de Cristo entre las gentes
que viven en la obscuridad, de los sin fe, ser luz en las tinieblas, este es el sacerdote íntegro que trabaja siempre
por los intereses de Cristo, viviendo y actuando como él en todo momento, reproduciendo en sí mismo la Vida,
Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, viviendo cada día el Misterio Pascual, con gran amor, sencillez,
alegría, misericordia con los que se acerquen a él, dando la vida, conservando la fe en la doctrina, siendo luz
que ilumine las mentes y corazones.” Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta a un Misionero
de Cristo sin fecha.

7 Recordemos que antes del domingo de Resurrección está el viernes santo y con ello quiero decirles, que si
como debe ser, queremos hacer realidad en nosotros el misterio de Cristo, este debe ser completo, sin
mutilaciones. Si aceptamos y lo seguimos en el gozo de la Resurrección, sepamos seguirlo con alegría en el
dolor en todas sus formas. No retiremos la ofrenda cuando viene la prueba, cualquiera que esta sea. Sepamos
estar con Cristo también en el huerto de Getsemaní. No lo dejemos solo, sigámoslo de ahí hasta el calvario,
hasta la tumba, seguros de que así, y solo así, estaremos con él en su triunfo, en su Resurrección”. Beata María
Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta Circular No. 16 Período 1973-1985 en la Solemnidad de la
Resurrección del Señor. f. 5712.

8 “Después que la paz ha establecido sus reales en el fondo del alma de buena voluntad, van cayendo en ella las
palabras de vida eterna que el divino Maestro, a impulsos de su inmenso amor a Dios y a los hombres, va
dejando escapar de su ardiente Corazón”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Meditaciones.

9 “Si quisiéramos leer en el libro de nuestra vida, anotado por Dios ¿qué se leería al margen de cada página?:
mediocre, regular y quizá algunos bien o bastante bien. Nuestra vida pudiera ser una obra maestra (en cuanto
cabe a nuestras limitaciones humanas), …quedó en un esbozo o simplemente un ensayo.” Beata María Inés
Teresa del Santísimo Sacramento. Consejos.

10 “Alegre el Misionero de ver que su vida se consume en medio de trabajos, de dolores de todo género, pero
llevando muy adentro la dulce alegría de los escogidos de Dios, de sus amados, de sus predilectos, desea
consumar su sacrificio en la forma de muerte que Él quiera enviarle, abandonado por entero en sus brazos
paternales, aunque suspirando por una muerte semejante a la del Maestro, para poder darle este último
testimonio de su amor”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Lira del Corazón, Segunda Parte,
Capítulo XII.

11 “Que no se les olvide hijos, si no es para salvar almas, no vale la pena vivir. Dios dio por ellas su vida,
nosotros ¿qué le vamos a dar? Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta colectiva de abril 22
de 1953.

12 “«Misericordias Dómini, in aeternum cantabo»”. —Cantaré eternamente las misericordias del Señor— Sí,
ahora en el tiempo, mientras El me conceda la vida, agradeciéndole todo lo que ha hecho por mi, y después en
la Eternidad, intensificando más ese cántico del agradecimiento, al gozar ya, en su plenitud, sus misericordias,
que envolverán y penetrarán mi alma por todas partes”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.
Lira del Corazón, Primera Parte, Capítulo I.

13 “Sí Jesús, Verbo eterno, sólo tú tienes palabras de vida eterna. Siguiéndote a ti, el alma se siente segura.
Trabajando por ti, nada parece duro, pues los trabajos más arduos van endulzados con el amor que lo
sobrenaturaliza y la oración que lo sostiene”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Viva Cristo
Rey, f. 521.

14 “Sin María no hubiera habido Jesús; luego, sin María no llegaremos a Él; necesitamos pasar por este puente
para llegar al término de nuestro viaje”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Ejercicios
Espirituales de 1941, pág. 65.

15 “Nuestra vida toda tiene que estar encaminada a la resurrección, y no sólo a la resurrección definitiva de
nuestros cuerpos, cuando estos se unan a nuestras almas para participar eternamente de su suerte; sino también
con esa resurrección espiritual del alma”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Ejercicios
Espirituales de 1941, f. 845.

16. “Procuraré, en cualquiera ocupación que Dios quiera colocarme, hacer de mi vida un himno. Este ha sido
siempre un deseo vehemente de mi corazón”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Ejercicios
Espirituales de 1943.

17 “Cuando la edad va avanzando, o aun en la juventud, la enfermedad ya no nos permite trabajar con el ímpetu
que lo hacíamos antes, no olvidemos que tenemos el sacrificio, que es la palabra de Dios, que vuela hasta
lejanas tierras en busca de almas que salvar, en busca de personas a quienes consolar, llevada por los ángeles.
Nada se pierde de lo que se hace por amor; él busca nuestra buena voluntad, y de ella se vale para hacer
milagros, aunque desconocidos para nosotros; en el cielo veremos el fruto de ellos”. Beata María Inés Teresa
del Santísimo Sacramento. Carta colectiva de mayo de 1978.

18 “«Misericordias Dómini, in aeternum cantabo»”. —Cantaré eternamente las misericordias del Señor— Sí,
ahora en el tiempo, mientras El me conceda la vida, agradeciéndole todo lo que ha hecho por mí, y después en
la Eternidad, intensificando más ese cántico del agradecimiento, al gozar ya, en su plenitud, sus misericordias,
que envolverán y penetrarán mi alma por todas partes”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.
Lira del Corazón, Primera Parte, Capítulo I.
19 “Qué feliz se es cuando se vive en Dios, o sea, haciendo su santísima voluntad. Y esto es mucha verdad,
pues cuando hacemos su santísima voluntad nos olvidamos de nosotros mismos y, desterrado el egoísmo, es
Dios quien reina en nuestro corazón”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta colectiva
desde Moravia, Costa Rica, el 26 de febrero de 1979, f. 4433

20 “Seamos misioneros de la Verdad, del amor, de la alegría, de la Paz, de la Unidad.” Beata María Inés Teresa
del Santísimo Sacramento. Carta del 26 de marzo de 1978.

21 “No hay permiso para que ninguno sea egoísta. Eso debe estar desterrado de todo misionero. En él debe
resplandecer la alegría perfecta, la paz perfecta y la dulzura perfecta”. Beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento. Carta colectiva de julio 14 de 1955.

22 “A tratar de vivir siempre alegres, contentos de Dios, de sus hermanos y de todo lo que les rodea, porque ahí
está la voluntad de Dios nuestro Señor.” Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta a dos
religiosas, Cuernavaca, enero 13 de 1954, f. 3131.

23 “Alegres, siempre alegres, dando a Dios todo el corazón, aunque a veces sienta desgarrarse. Es suyo, y si lo
hiere, es porque de esa herida brotarán gracias, alcanzadas de la misericordia de Dios, para los pueblos infieles
que hemos de ir a catequizar. Estamos roturando la tierra, sembrando el grano, y éste tiene que morir, pero bien
muerto, para que produzca abundantísimo fruto. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta
Colectiva de noviembre 6 de 1950.

24 “Espero que mis hijos vivan muy alegres, muy contentos, cumpliendo la santa voluntad de Dios, y sabiendo
que, el que da con alegría da dos veces. Que esa alegría dimane de un corazón puro, generoso, sencillo y recto.
Sean confiados y amorosos con su Madre del cielo, con Jesús Eucaristía, con el Padre celestial”. Beata María
Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta a unas religiosas, Cuernavaca, 8 de mayo de 1954.

25 “Cómo debemos agradecer la gracia inmensa del bautismo, que nos hizo hijos de Dios sin mérito de nuestra
parte, sino que gratuitamente lo recibimos”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta
colectiva desde Japón en 1953.

26 “El día que recibiste el santo Bautismo, toda la Santísima Trinidad vino a habitar en tu alma, ha hecho en
ella su morada, aún vive en ella, puesto que solo el pecado mortal arroja del alma a Dios”. Beata María Inés
Teresa del Santísimo Sacramento. Consejos y Reflexiones.

27 ¿Cuál no debería ser nuestro agradecimiento por haber recibido gratuitamente el don de la fe en el bautismo,
y la gracia de la vocación? ¿Qué hacemos, hijos, que no nos decidimos a ser santos, a abrazar la vida como él
nos la presenta, con sus penas, dolores y alegrías, viéndolas en el beso de una comunión amorosa? El tiempo es
corto; ¿qué quisiéramos haber hecho cuando nos llegue la muerte? Beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento. Carta Colectiva desde Jerusalén, el 9 de octubre de 1958, f. 3293.

28 “No perdamos tan hermoso tiempo, como es el que Dios nos concede, hijos, no solo para santificarnos
nosotros (que ya es una obligación seria el tender a la perfección), sino también para alcanzar la conversión y la
santidad a muchas otras personas”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Consejos.

29 “«Porque no envió Dios su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo por él sea salvo».
De ahí la dulce obligación del Hijo de sujetarse en todo a la voluntad adorable de su Padre, para poderse ofrecer
a ese mismo mundo, como modelo de mansedumbre y humildad… !Misterio insondable, que sumerge a mi
alma en un piélago de admiración y de ternura!” Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta al
director espiritual en marzo 7 de 1949.
30 “Que seamos ambiciosos por la salvación de las almas y para eso debemos aprovechar grandes y pequeñas
acciones, vencimientos, los pequeños sacrificios de cada día desde el acto de levantarse, hasta el acto de
acostarse”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta a una religiosa el 11 de febrero de 1953.

31 “Bendita fe que nos hace amar lo mismo que nos hace sufrir; y, esto, solo por el hecho de que es la voluntad de
Dios, porque así nuestro corazón se va desprendiendo de todo lo creado, para pertenecer más y más a él, que… no
pasa, no deja de amarnos, nos espera, nos perdona y quiere nuestra salvación.” Beata María Inés Teresa del
Santísimo Sacramento. Carta a su cuñado José Lomelí dsde Roma, el 21 de marzo de 1971.

32 “Sí Jesús, Verbo eterno, sólo tú tienes palabras de vida eterna. Siguiéndote a ti, el alma se siente segura.
Trabajando por ti, nada parece duro, pues los trabajos más arduos van endulzados con el amor que lo
sobrenaturaliza y la oración que lo sostiene”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Viva Cristo
Rey, f. 521.

33 “Dios no se hizo ángel, sino hombre; porque por el ángel no dejó su cielo para habitar la tierra, sino por el
hombre; porque el ángel no puede alimentarse con la sangre y la carne del Dios humanado; porque el alma
humana le costó toda su Pasión, por ella derramó toda su sangre preciosísima.” Beata María Inés Teresa del
Santísimo Sacramento. Viva Cristo Rey, f. 514.

34 “El santo Evangelio no nos refiere que Jesús se hubiese aparecido a su Madre, pero es lo más lógico y
natural que así haya sido; pues si se apareció a las santas mujeres, a María Magdalena para consolarla de su
pena y agradecerle todo el amor que le había manifestado; y se apareció a los discípulos en el cenáculo y en
otros lugares, ¿no se aparecería a su Sma. Madre que tanto había sufrido por su causa?” Beata María Inés
Teresa del Santísimo Sacramento. Ejercicios Espirituales de 1941.

35 “Yo quisiera pregonar por todas partes tus grandezas, tu misericordia, tu amor; la eternidad no me bastará
para entonar ese cántico del reconocimiento; quisiera empezarlo en el tiempo y enseñar a infinidad de corazones
a que lo hagan también”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Viva Cristo Rey, f. 524.

36 “Levántate, apresúrate… recuerda que el cielo es de los que lo arrebatan, de los que se hacen violencia para
dominar sus pasiones, sus inclinaciones; para los que tienen fuerza para vencerse en todas las cosas”. Beata
María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Lira del Corazón, Primera parte, Cap. II.

37 “¡Qué será cuando, por la misericordia divina, podamos contemplar el rostro divino de Jesús! Vivamos pues,
hijos, conforme a la fe, y practiquemos las obras que algún día nos abrirán las puertas del cielo. No se les olvide
que la vida no vale la pena vivirse sino para salvar almas, glorificando a Dios”. Beata María Inés Teresa del
Santísimo Sacramento. Carta colectiva desde Roma en septiembre de 1958, f. 3284.

38 No olvidemos que, el cielo, lo podemos llevar desde la tierra, dentro del alma, porque el cielo es Dios, y si él
vive en nuestra alma, viviremos siempre en el cielo, sin cavilaciones sin sospechas, sin buscarnos a nosotros
mismos”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta colectiva desde Roma, el 4 de marzo de
1977, ff. 4238 y 4239

39 “Un acto de perfecto amor, dicen los teólogos, es suficiente para que el alma vuele al cielo, si la muerte le
sorprende; ¡qué cosa tan consoladora!” Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Cinco Cuadernitos,
f. 461.
40 “Dios nos ayude para que cada día seamos más de verdad, de Él, en todo sentido de la palabra, sin buscarnos
a nosotros mismos, sin buscar el amor de los demás, como decía san Francisco: NO BUSCAR SER AMADO,
SINO AMAR. Esta es una llave que no solamente nos abre el cielo, sino hasta sin buscarlo, nos abre los
corazones”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta Colectiva desde México, el 23 de mayo
de 1976.

41 “Que no rehuya ningún sacrificio, por penoso que sea; que viva siempre en comunicación con el cielo, por
mi continua elevación de alma; y mientras tenga mi alma arriba, mi corazón lo tendré al pie de la cruz y con el
Jesús que vive en mi corazón”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Diario 1932-1934. f 493

42 “Que María Santísima sea nuestra guía en el peregrinar en esta tierra, para que, guiados por su mano,
lleguemos con menos tropiezos al cielo”. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta colectiva
de marzo de 1978.

43 “Unos creen, que con la muerte se termina todo, muriendo el alma con el cuerpo. Otros que, conforme a su
vida irá a un lugar de delicias, o a un lugar en donde lo enseñarán a ser mejor, para volver a la vida. En fin,
grandes errores. ¡Pobrecillos les confieso que a las veces siento el corazón tan oprimido! Cómo quisiera que
verdaderamente se trabajara ardientemente por estas almas”. Beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento. Carta colectiva desde Tokyo, Japón, en julio de 1953, f. 3120.

44 “Tengamos en cuenta hijos que, ahora sobre todo, en este punto crucial porque atraviesa el mundo, necesita
santos. Tratemos de serlo, para que seamos un consuelo para nuestro Señor”. Beata María Inés Teresa del
Santísimo Sacramento. Carta Colectiva desde Sto. Domingo de Heredia, Costa Rica, el 24 de abril de 1961.

45 “Sí, no quiero otra herencia; quiero nada menos que todas las naciones porque quiero que todas ellas sean el
trono de Cristo Rey. Mi anhelo supremo es que él reine en todos los corazones, en las sociedades, en los
hogares. Que todos los hombres se le rindan como vasallos, que lo adoren como su Dios; que desechen de sí sus
falsas divinidades para que caigan de hinojos a sus pies sacrosantos”. Beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento. Postula me et dabo tibi gentes.

46 “¿Desalentarnos en nuestras deficiencias? ¿A qué conduce esto? Nada, que nuestras fallas nos sirvan para
humillarnos sí, pero para volar hacia Dios, para volver al Padre como hijo pródigo, para pedirle perdón y
reemprender la marcha llenos de alegría, ya que militamos bajo su bandera, que es de amor y de paz. Beata
María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta Colectiva, Roma, mayo de 1972, f. 4038.

47 “Cada época trae consigo sus penas y alegrías, sus superaciones, esfuerzos y descalabros. Es el camino a
seguir mientras somos viandantes en este valle de lágrimas, pues cuando, por la misericordia de Dios estemos
en el cielo, ya no habrá variaciones, ni incomprensiones, ni penas, sino sólo amor, alegría inmensa de poseer a
Dios, de estar siempre con Él, la Santísima Virgen y los santos”. Beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento. Carta a una comunidad de religiosas el 4 de marzo de 1971

48 “¡Cuánto debemos a la misericordia de Dios nosotros, y qué poca cosa es realmente aquello que podemos
ofrecer a Dios para nuestra purificación y ante la responsabilidad de todo cristiano, de contribuir a la redención
de la pobre humanidad.” Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Carta a la Sra. Alicia de
Espinosa,  Roma, 11 de diciembre de 1973.

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