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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES


DOCTORADO EN DERECHO CONSTITUCIONAL
Curso: Sistemas de control constitucional

RECENSIÓN # 1
“CONTROL PARLAMENTARIO COMO
CONTROL POLÍTICO”

Datos del libro: Manuel Aragón. Constitución, Democracia y Control. Primera edición.
Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie
DOCTRINA JURÍDICA, Núm. 88. México. 2002.

BARBARA ELIZABETH PAYERAS PÉREZ


Carné: 0552-17-24665

Guatemala, 01 de abril de 2,023.


RECENSIÓN # 1

TEMA:
“CONTROL PARLAMENTARIO COMO CONTROL POLÍTICO”

El subtema número seis denominado “Control parlamentario como control político” del
capítulo denominado “Constitución y Control del Poder, Introducción a una Teoría
Constitucional del Control” del libro titulado “Constitución, democracia y control” del
autor Manuel Aragón, desarrolla lo relativo a: Crítica a las tesis que consideran el control
parlamentario como control jurídico, el significado del control parlamentario, los
instrumentos de control y la imposibilidad de deslindar procedimentalmente una específica
función parlamentaria de control, la doble condición del control parlamentario: control
“por” el Parlamento y control “en” el Parlamento, la oposición y el control, algunos medios
de control parlamentario (preguntas, interpelaciones, mociones, comisiones de
investigación), control parlamentario y democracia de partidos, partidos y parlamento, así
como consideraciones críticas en tal sentido.

De tal cuenta dentro de los aspectos más relevantes de dicho capitulo se puede mencionar el
hecho que se encarga de realizar críticas a las tesis que consideran el control parlamentario
como control político, hoy en especial a las tesis que proceden de un sector de la doctrina
italiana y que han sido acogidas en España por algunos de los autores que se han dedicado
de manera más especializada al estudio del control parlamentario.

El autor resalta la importancia y relevancia de la circunstancia que a los juristas le está


vedado estudiar políticamente el control parlamentario y no estudiarlo jurídicamente, lo
anteriormente indicado ya que estudiarlo desde el punto jurídico o normativo, no implica el
dotarlo de naturaleza eminentemente jurídica, sino por el contrario, es dotarlo de carácter
jurídico únicamente en cuanto a su estudio.
Asimismo, indica el autor referido que lo que el jurista puede y debe hacer es estudiar la
regulación jurídica del control político parlamentario, que no deja de ser político porque el
derecho lo regule ni ha de convertirse en jurídico o sea la representación política no deja de
ser política solo por existir en normas electorales ni ha de ser concebida como
representación jurídica.

Asimismo, es importante destacar y hacer ver lo manifestado por el autor en el sentido que,
la idea de que la regulación por el derecho de cualquier actividad convierte a ésta en una
actividad naturalmente jurídica no la comparte en ningún modo, ya que el derecho presta
atención a casi todas las actividades humanas y dentro de las políticas casi ninguna se
escapa a esa creciente normativización que es uno de los caracteres del estado en el tiempo
actual y por ello no conduce a que tales actividades dejen de ser políticas para convertirse
en jurídicas, por lo que el proceso de juridificación de la política, lo que significa es
exactamente un proceso de regulación jurídica de los fenómenos políticos, pero no proceso
de supresión del carácter político de tales fenómenos y que en ese mismo sentido es
importante hacer notar que de lo contrario podría confundirse los aspectos políticos con la
ausencia de reglas o lo político, lo cual a todas luces no sería correcto.

Vale la pena destacar que el autor refiere con lo manifestado en el párrafo anterior que el
control político parlamentario, no pierde su naturaleza política por el simple hecho que su
creación, esencia, funcionamiento y demás aspectos se encuentren regulados a través de
normas jurídicas, ni lo convierte en jurídico, sino al contrario, su esencia se conserva en el
proceso de normativización, no debe de ser considerada como tal, ya que lo que hacen los
juristas es únicamente estudiar y analizar tal control político parlamentario, desde un punto
de vista jurídico que es la materia y objeto principal de estudio de los juristas.

Por el otro lado, también es importante destacar que si bien es cierto el control político
parlamentario, es un medio de control cuya naturaleza es eminentemente político, también
lo es que por su propia naturaleza debe de estar debidamente regulado en normas jurídicas
de dicha materia, lo cual evidentemente no lo convierte en un control jurídico per se, ya que
únicamente lo que hace el hecho de normativizarlo es únicamente sentar las bases de su
aplicación, a efecto que en el ejercicio y diligenciamiento del mismo, se respeten derechos
y garantías constitucionales y crea al mismo tiempo mecanismo para asegurar su efectivo
cumplimiento, lo anteriormente indicado ya que como todo hecho y circunstancia de la vida
debe de encontrarse debidamente regulado y su carencia generaría incertidumbre jurídica y
al mismo tiempo abriría el paso a arbitrariedades.

En ese mismo sentido, vale la pena destacar que derivado de la naturaleza del control
político parlamentario, el hecho que se encuentre normativizado constituye su principal
medio de control, caso contrario sería como vivir en un mundo desprovisto de normas
jurídicas, sin reglas de juego, sin derechos ni fines que respetar, así como sin principios que
inspiren su aplicación.

Otro tema relevante tratado dentro del capítulo referido es en cuanto a la doble condición
del control parlamentario, indicando que existe control por el parlamento y control en el
parlamento refiriendo a la oposición y el control, indicando de esta cuenta que el control
parlamentario puede manifestarse a través de decisiones de la propia cámara hace
generalmente adoptadas en procedimiento legislativo o en actos de aprobación o
autorización o en mociones que son siempre cuestiones inevitables decisiones de la mayoría
porque así se forma la voluntad propia del parlamento pero también el control puede
realizarse o manifestarse a través de actuaciones de los parlamentarios o de los grupos
(preguntas, interpelaciones intervenciones en debates) que no expresan la voluntad de la
cámara como tal, pero, que es innegable la capacidad que las mismas tienen en cuanto a
fiscalización se refiere sobre el gobierno.

Lo anteriormente indicado ya que, a través del control referido se pueden crear entornos de
debilitamiento o de rectificación, por lo que deviene de suma importancia la existencia de
las mismas y del buen manejo que de las mismas se puedan realizar derivado del impacto
que este puede generar en el gobierno y es importante poder determinar y establecer el
enfoque que las mismas conllevan y su finalidad, ya que pueden incidir en algún momento
dado en el control social o en el control político electoral y esta importante labor de
fiscalización del ente gubernamental o del gobierno realizado no por la mayoría sino por la
minoría es indudablemente un modo de control parlamentario, lo anteriormente indicado
gracias a la publicidad y al debate que acompañan o deben acompañar a los trabajos
respectivos de la cámara.

También se considera importante lo afirmado por el autor Stein, específicamente en cuanto


a que, en el momento de plantearse las necesidades y las dificultades del control
parlamentario indica que el requisito de la independencia entre controlante y controlado no
se da hoy en las relaciones del parlamento con el gobierno debido a que aquel estado
dominado por los partidos mayoritarios que sostienen a este y es allí, en ese momento en
donde indica que el parlamento no puede controlar en sentido propio al gobierno y que a lo
sumo sería una autocrítica de los partidos gubernamentales, manifestando que sin embargo
derivado de dichos extremos el control parlamentario no desaparece sino qué continua
operando en la medida en que se encomiende no a las personas que se encuentran
ostentando el poder, o sea en otras palabras a los propios titulares del poder sino a personas
que no participen en el ejercicio del mismo y que es precisamente por esa condición que
surge o existe la oposición.

En ese mismo sentido me encuentro de acuerdo con lo indicado por el autor en referencia
específicamente en cuanto a que el mismo indica que el hecho que algunas personas aspiren
a conseguir el tan codiciado poder, permite suponer que hará un intento cuidadoso por
poder determinar y descubrir cualquier falta y no posición, o sea las personas a quienes
quiere desplazar y esta es la razón por la que, la mayoría de los medios de control tanto en
las leyes supremas y fundamentales se configuran como derechos a las minorías que
pueden ser ejercitados incluso contra la voluntad de los partidos gubernamentales.

Por el otro lado y en el mismo sentido que el autor, me encuentro en desacuerdo con el
autor Stein, ya que no comparto tampoco completamente su tesis, específicamente en el
sentido que suprime el calificativo de medios de control a los que operan a través de la
voluntad de la mayoría, ya que no pueden ocultarse su carácter de control derivado que a
través del control se pueden generar o promover cambios o bien manifestarse oposiciones,
en el sentido de tomarlo como mecanismos de fiscalización.

En ese mismo sentido me encuentro de acuerdo con la tesis expuesta y adoptada en


Inglaterra, en cuanto a que la dirección doctrinal dominante puede quedar fielmente
reflejada en la conocida frase de Taylor de que las preguntas constituyen uno de los medios
más efectivos de control del Ejecutivo jamás inventados, lo anteriormente indicado
derivado de la trascendencia que las preguntas pueden generar, por el impacto social que
las mismas pueden ocasionar derivado que las mismas se constituyen en un mecanismo de
actividad puramente fiscalizadora, los cuales son efectivos medios de examen que permiten
el adecuado cumplimiento de las obligaciones legales adquiridas, independientemente que
sean ejercidas por la mayoría o la minoría.

Por el otro lado dentro de los aspectos de mayor relevancia del capítulo en referencia es el
hecho que el autor expone que el parlamento constituye un órgano de decisión, pero al
mismo tiempo también constituye cámara de representación, asimismo que es un poder del
Estado (un órgano constitucional), pero también una representación (la única) de todos los
ciudadanos, es decir, la expresión representativa de toda la comunidad.

Asimismo, deviene de vital importancia resaltar el hecho que el autor indica que si el
parlamento, como órgano sólo puede, al adoptar decisiones, emitir una sola voluntad (la de
la mayoría), como cámara de representación popular ha de actuar de manera que en ella se
hagan valer no una opinión, sino las opiniones plurales de los grupos que la integran y que
la mayoría impone la decisión, pero no puede impedir la opinión, no puede (o no debe)
sustraer ningún asunto al debate de la cámara.

También deviene de suma importancia resaltar algunos aspectos referentes al tema tratado
en el capítulo en referencia específicamente en cuanto al control parlamentario y
democracia de partidos, ya que, en tal sentido el autor indica que a través del libro objeto
del presente trabajo, trató el control parlamentario atendiendo a su significado y a los
instrumentos y procedimientos mediante los cuales más específicamente se realiza
reiterando además la principal de sus características que en este caso la denomina cómo
polivalencia funcional, del control o sea su capacidad para operar a través de todas las
actividades de las cámaras gracias al debate con publicidad que la acompaña, sin embargo,
el tratamiento quedaría ciertamente incompleto si no se hiciera referencia a las
transformaciones que han producido una vida parlamentaria como consecuencia del papel
que los partidos desempeñan en el seno de las cámaras.

Asimismo, el autor en referencia indica que es importante traer a colación el problema que
las disfuncionalidades el control parlamentario puede originar y que en realidad está
generando, una excesiva disciplina de partido indicando para el efecto que sí el control en
el parlamento es realizado de forma individual por parte de los parlamentarios y no sólo por
los grupos parlamentarios, es evidente que la operatividad de ese control descansa en gran
medida en la capacidad y libertad de los miembros de la cámara para intervenir en la vida
parlamentaria.

Dicho en otras palabras lo referido en el párrafo anterior, siendo considerados estos


personalmente o sea de forma individual y no a los grupos a los cuales pertenecen ni al
parlamento como un todo, resaltando también la importancia de que exista suficiente
flexibilidad entre los grupos parlamentarios para que la disciplina interna no corte en
exceso las iniciativas individuales a efecto de qué hoy las minorías consideradas como la
oposición puedan jugar de tal cuenta un papel fundamental dentro de tal control y el hecho
de pretender potenciar el control parlamentario necesariamente lleva implícito el hecho
realizar un examen de carácter crítico del funcionamiento actual de las cámaras como
consecuencia de la conversión de estas en lo que se ha venido llamando parlamento de
partidos.

Por el otro lado, también es importante resaltar ciertos aspectos en cuanto al título
denominado democracia con partidos frente al estado de partidos del capítulo del libro
objeto del presente trabajo, específicamente en cuanto que el autor indica que los problemas
actuales de los parlamentos y de tal cuenta del propio control parlamentario no solamente
tiene su asidero en los defectos atribuibles a la mera organización de las cámaras o a sus
formas de procedimiento sino en cuestiones más profundas y precisas como en los defectos
que el llamado estado de partidos y que la importante función de los partidos está
reconocida incluso en la ley , sin embargo la democracia hoy por hoy es una democracia de
partidos, lo cual es una situación difícil de ser cambiada sin la libertad de asociación
política o sea, sin la existencia de los partidos es imposible contar con una democracia
totalmente auténtica por lo que, sin partidos estables o sea socialmente arraigados y con el
grado suficiente de cohesión o disciplina interna no cabe esperar que la democracia sea una
forma de organización política eficaz.

Ahora bien, también es de vital importancia resaltar el hecho expuesto por el autor referente
a que la democracia de partidos no debe sustituir enteramente a la democracia de
ciudadanos, puesto que si así ocurriese se estaría pervirtiendo la propia democracia, en la
que, como su nombre indica, es el pueblo la única fuente del poder, lo anteriormente
indicado es muy acertado ya que la democracia debe de dirigir su actuar en función a su
naturaleza, no desviando al momento de adquirir el poder los fines y objetivos de su
creación hacia otros parámetro, sino que por el contrario debe de mantenerse firme.

Lo anteriormente indicado, también encuentra sustento en lo manifestado por el autor en


cuanto a que los partidos cumplen una función auxiliar: son instrumentos, valiosos, por
supuesto, pero sólo instrumentos de la democracia; ésta no tiene por sujetos a los partidos,
sino a los ciudadanos.

En ese mismo sentido comparto la opinión del autor del libro en referencia al indicar que
uno de los graves problemas actuales a nivel político o en cuanto a política se refiere,
consiste en la tendencia que actualmente tienen los partidos de ingresar a la organización
social para influenciarla o dirigirla, lo cual conlleva a serias disfuncionalidades, sin
embargo existe una necesidad latente de que las instituciones públicas poseen una
estructura interna y funcionamiento de carácter democrático dejando a un lado la oligarquía
que se da en los partidos políticos pues harían imperdonable que los partidos sustituyan al
pueblo, así como al estado, por lo que en un sistema democrático de viene incorrecta la
aplicación de estado de partidos, pues los partidos no son órganos del estado ni pueden
manifestar por sí mismos la voluntad estatal.

También deviene de suma importancia destacar la afirmación que realiza el autor en


referencia al indicar que es inevitable no dejarse engañar por las apariencias de la política
actual, ya que el día de hoy generalmente los partidos son muy eficaces para disciplinar la
actividad parlamentaria, pero su ineficiencia para hacer de esa actividad el centro de interés
de la política nacional deviene mucho más grande.

En cuanto al título denominado el papel del derecho en las diversas clases de control, que el
autor cita al jurista K. Doehring, refiriendo que dicho autor expone que el derecho
constitucional no juridifica exactamente lo político, sino que por el contrario, lo canaliza
indicando para tal efecto que este autor está resolviendo la duda en cuanto a la naturaleza
del control, ya que establece que la regulación por el derecho de cualquier actividad no
hace que modifique su condición, o sea que situaciones de naturaleza económica, cultural,
social o política se juridifique, sino que simplemente la normativiza, no de forma total sino
únicamente en cuanto a los aspectos relevantes que puedan surgir de dicha cuestión para el
derecho o para la vida jurídica, por lo que este tipo de fenómenos no dejan de ser
fenómenos políticos por el hecho que se encuentren contenidos sus aspectos relevantes y
normas de carácter jurídicas o sea en el derecho.

En ese mismo sentido, el autor refiere qué hoy por hoy, casi todas las situaciones se
encuentran debidamente reguladas en las normas jurídicas, o sea por el derecho, lo cual es
igual a decir que la mayor parte de la actividad social está normativizada, deviniendo
totalmente erróneo indicar que la actividad social se encuentra juridificada.

Por lo que, al respecto deviene importante tener clara hoy la preservación de la naturaleza
jurídica de cada situación y de los efectos jurídicos que estas situaciones de distintos
ámbitos pueden tener por el simple hecho de estar contenidas en normas jurídicas y qué
constituyen cuestiones que puedan tener repercusiones a nivel social, por lo que es muy
importante tener en cuenta y evitar la confusión entre regulación y condición.
Por lo anteriormente indicado, la equiparación entre concepto, objeto y método a lo que
esta confusión lleva, no puede ser más rotunda, un control previsto por el derecho no puede
ser estudiado rigurosamente más que desde el punto de vista jurídico, el tratamiento
jurídico del control no puede conducir más que considerar el control como control jurídico
y en consecuencia el concepto jurídico el control parlamentario obliga a entender a este
como control jurídico.

Por lo que, derivado del análisis anteriormente expuesto el autor se realiza la gran
interrogante en cuanto a: ¿Cuál es el papel del derecho en el control o más exactamente en
las diversas clases de control?¸ llevándole de tal cuenta precisamente a la distinción entre
control jurídico, político y social, que es el tema central del libro en referencia, por lo que
para el efecto indica que hoy en día en el control jurídico puede decirse que el hecho lo es
todo y su punto de partida lo es la valoración, imponiendo de tal cuenta un determinado
tipo de razonamiento, caracteriza el agente de control, regula el procedimiento y exige de
manera inexonerable, la sanción cuando el resultado es adverso.

Por el otro lado como control objetivo, la medida de su eficacia reside precisamente en la
juridicidad y su expresión más alta es la justicia constitucional pero no desde luego su
expresión única en cuanto a que a través de lo que se pone de manifiesto es el conjunto de
garantías jurídicas que caracterizan al estado de derecho y el papel del derecho como
realidad y como saber, es el de velar por el carácter estrictamente jurídico de todos los
elementos y este tipo de control que es, por lo demás, el único camino para potenciar su
eficacia.

Por el otro lado en el control político, el derecho, sin serlo todo tiene reservado un papel
importante y no caracteriza el canon de ni los agentes de control ni muchas veces el propio
resultado pero regula su procedimiento es decir formaliza, institucionaliza jurídicamente los
instrumentos a través de los cuales, el control se efectúa y no es un control jurídico pero es
un control que tiene normativizada su tramitación y en ese sentido garantizado su ejercicio
por el propio derecho y las normas electorales o las normas que regulan el procedimiento
parlamentario no impone a los agentes de control, los criterios para valorar los objetos
controlados, que en esto son aquellos enteramente libres, ya que su carácter es de ser un
control político pero impone y garantiza el modo de utilización de los instrumentos de
control.

Por lo que en este caso el papel del derecho es el de regular el procedimiento incluso la
forma externa de la voluntad controladora, pero no su contenido interno y el papel del
jurista es estudiar dicha regulación en la medida de la garantía del control que está
directamente relacionada con una facilidad de su ejercicio, es decir con extensión
irregularidad de la capacidad de instalar y proceder al control, por lo que dicho en otras
palabras en el estado constitucional democrático, el control político sin dejar de ser político
ha de ser considerado y concebido como derecho.

Por lo que, derivado de lo anteriormente expuesto el autor concluye en que la teoría del
control en el estado constitucional se presenta como elemento inseparable de la teoría de la
constitución y esa teoría que es una teoría jurídica no convierte por ella en jurídicos a todos
los controles sino que lo que tiende es a hacerlos efectivos, por lo que por una parte exige la
politización de los controles jurídicos y de otro potenciando a través del derecho a la
utilización de los controles políticos y sociales, postulando de dar cuenta de los primeros,
los políticos, su condición de derechos, no sólo de las mayorías sino primordialmente de las
minorías y de los segundos, los sociales, su condición de resultado de una situación
constitucional y consagración y garantía de las libertades y pues de este modo, las 3 clases
de control son objeto de estudio del derecho constitucional como saber y objeto de las
normas de derecho constitucional como sector del ordenamiento.

Por lo que, diferenciando de tal cuenta que en el control social el derecho juega un papel
aún menos extenso, pero no sin importancia y el derecho ni siquiera regula los
instrumentos, los medios de control, ya que se trata de un control no institucionalizado y no
existen propiamente procedimientos normativizados del control social, sin embargo el
derecho posibilita su ejercicio más aún, lo garantiza no por la vía de establecer
tramitaciones específicas sino por la de consagrar los derechos que hacen posible el control
y en ese sentido el control social es objeto del derecho y objeto del estudio por los juristas,
pero bien siempre de manera indirecta, es decir a través de los derechos fundamentales que
son exactamente el presupuesto de su ejercicio, solo en una sociedad de hombres libres
puede haber control social el poder.

En conclusión el texto en referencia es extenso con un alto contenido de conocimientos


pero con un grado difícil de comprensión derivado de la materia que desarrolla y del
análisis pertinente que realiza de las instituciones, por lo que, no es un libro de fácil y
rápida lectura, sin embargo se llega a concluir que el control político parlamentario, es un
medio de control cuya naturaleza es eminentemente político, sin embargo los juristas lo
analizamos y estudiamos desde el punto de vista jurídico, hecho que no lo desnaturaliza y
por su propia naturaleza debe de estar debidamente regulado en normas jurídicas de dicha
materia, lo cual evidentemente no lo convierte en un control jurídico, pero por temas de
certeza jurídica deviene idónea su normativización a efecto de asegurar el efectivo
cumplimiento de derechos y evitar arbitrariedades, así como abusos de poder.

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