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El santo crisma

Esta sencilla y popular frase ha hecho creer a muchísimas personas que la ‘crisma’ formaba
parte de nuestra cabeza. Pero no es así.

El crisma (que no ‘la’) es el aceite consagrado que se utiliza en la iglesia católica para ungir en
la frente en actos como el sacramento del bautismo, la confirmación, la consagración de
obispos y otros actos de índole religioso. La palabra crisma proviene del latín chrisma, y a la
vez éste del griego khrisma. El “santo crisma”, como es llamado, es aceite de oliva mezclado
con bálsamo y es consagrado por el obispo cada Jueves Santo. Debido al uso continuado en el
lenguaje popular de la palabra crisma, cómo sinónimo de cabeza, acabó aceptándose, incluso
por la RAE, para llamarla así coloquialmente. De ahí que tengamos ligado el concepto de
“partirse la crisma” con “romperse la cabeza”.

2. Los efectos espirituales de la penitencia son:


La reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
La reconciliación con la Iglesia;
La remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales;
La remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
La paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual
El acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.
Unión de los Enfermos

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