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Estado de Bienestar y Neoliberalismo: respuestas del sistema a las crisis del capital.

 
Héctor Andrés Vaca

“Para que la mano permanezca invisible


es necesario que el ojo sea ciego”
El contexto de surgimiento del Estado de bienestar.
Después de haber sido una de las ideologías más importantes del siglo XIX y de al
menos tres décadas del siglo XX, el Liberalismo se transformó en una sombra rechazada y
criticada desde mediados de la década de los 30 hasta finales de los años 70. Hasta esa época
de descredito, la perspectiva liberal gozaba de un auge, montada en la omnipotencia de los
mercados financieros. La gran crisis de 1929 y la profunda depresión que le siguió obligaron a
los gobiernos a vigilar estrechamente las actividades bancarias y financieras, en lo que
conoceríamos como el Welfare State o Estado de Bienestar. En diversos puntos del globo
terráqueo, surgieron diferentes variantes políticas, que respondían a ese momento histórico,
en América del Norte y del Sur; y en Europa tras la Segunda Guerra Mundial; todas ellas
respondiendo a la puesta en práctica de un fuerte intervencionismo del poder público en la
actividad económica de los mercados 
La prolongada crisis económica abierta por el Crash de Wall Street de 1929 y el
surgimiento del nazismo y el fascismo, con su posterior derrota por la acción conjunta de, las
masas de resistencia armada, huelgas, y de las fuerzas aliadas de Estados Unidos; Unión
Soviética; Gran Bretaña y Francia; abriría de nuevo el juego a distintos tipos de situaciones
políticas: a las políticas de concesiones a la clase Obrera, al incremento de las luchas de
emancipación de los pueblos dominados del Tercer mundo y las consecuentes crisis de los
imperios coloniales, a los éxitos relativos de la política de industrialización por sustitución de
importaciones en Latinoamérica, etc. El gran éxito económico de los países socialistas durante
este periodo, se caracterizó por una gran oleada de control público estatal de empresas
privadas, que comenzó en Europa Occidental y Oriental tras la victoria del nazismo y prosiguió
en el tercer mundo hasta mediados de los años 60. Acompañando este movimiento de
estatizaciones, se puso en marcha un extendido sistema de seguridad social en el marco del
Estado de bienestar.
Una de las características más novedosas del mundo de posguerra, fue la aparición de
lo que se denominó “economía mixta”. Esta se centraba en una relación entre el Estado, el
sector privado y los sindicatos. Después de lo ocurrido durante los años 30 quedó claro que la
intervención cada vez mayor del estado en los ámbitos de la economía, fue una respuesta a la
casi nula capacidad de la economía de los mercados para hacer frente a los problemas que
estallaron con el crack de la bolsa de valores de New York. Estas intervenciones estatales
fueron una serie de decisiones políticas pragmáticas que intentaban resolver la crítica situación
de la misma. 
La situación en particular de la posguerra hizo que se sumen nuevos elementos para
reforzar la posición de la economía mixta: a saber, se busco un consenso social-político lo mas
abierto posible, esto se plasmó en las formas de gobierno de coalición donde tomaban parte
partidos de izquierda moderada y los sindicatos, lo que implicó la adaptación de medidas de
reformas provenientes de su programas que iban desde la nacionalización de la industria
básica y la creación de organismos planificadores, hasta la participación de los obreros en las
ganancias y en la dirección de las empresas. El papel del estado interventor era defendido
también por un amplio espectro social que abarcaba tanto los partidos de centro y de derecha
como industriales banqueros y comerciantes. Desde esta perspectiva más alineada a la
derecha, el estado debía reservarse el control de la demanda efectiva a través del manejo del
gasto público y de la implementación de medidas fiscales. Pero aquello que inicio siendo un
acuerdo destinado a prevenir el retorno de situaciones como la de los años 20, muto
rápidamente a posiciones más ambiciosas. En efecto, si la intervención activa del Estado había
hecho desaparecer las crisis, era consecuente que se ocupase de asegurar el crecimiento
económico a largo plazo y de arbitrar los medios para que el mismo llegue de manera
perceptible a todos los sectores de la sociedad. Se creó de este modo el modelo del Welfare
State o Estado de Bienestar. 

Los años gloriosos de crecimiento económico


Para entender el surgimiento y consolidación del Estado de bienestar, debemos
explicar la expansión económica que tuvo lugar en el periodo que va desde el final de la
Segunda guerra mundial en 1945, hasta el estallido de la crisis económica de 1972/73. Este
periodo se caracterizó por un crecimiento sostenido de la economía y por el enfrentamiento
conocido como la Guerra Fría, entre las dos grandes potencias mundiales, EEUU y la URSS.
El crecimiento económico estuvo caracterizado por múltiples factores que a
continuación mencionaremos. 
El primero de ellos es la producción a bajo costo de una gran cantidad de bienes,
sosteniendo en dicha producción la diversidad de las mismas, para poder dar cuenta de las
exigencias de la demanda. Así mismo los métodos de producción de estos bienes son más
eficientes, relacionándose con una mejora sustancial de la ciencia relacionada a la industria.
Así mismo se consolida la denominada sociedad de consumo, relacionada a la cultura de
consumismo guiado por las propias directrices de las empresas multinacionales y su avidez por
lograr insertar sus productos en el circuito económico. 
Durante este periodo también podemos observar cómo se dio un incremento en el PBI
de los principales estados industriales, acompañado de un aumento en las exportaciones. En
este punto debemos mencionar las dos políticas que sostuvieron la economía de esos años: la
raíz inglesa, con Keynes como principal teórico, impulsando dos matrices, la del pleno empleo
y el sostenimiento del cambio favorable; y la política estadounidense más orientada hacia la
libre circulación de los bienes. Ambas posturas vieron su punto medio y organización en la
ciudad de Bretton Woods, donde se acordó entre otras cuestiones, el establecimiento del
Patrón Oro de intercambio; el cambio fijo monetario, pero con posibilidades de ajustes; el
control de los movimientos internacionales de capital y la creación de una institución
internacional destinada a la financiación de los países con mayores problemas económicos, el
Fondo monetario internacional (FMI).
El inicio del despegue económico estuvo signado por el fin de la guerra y el
consecuente periodo de recuperación y reconstrucción, luego de tanta destrucción. Para ello
fue central el denominado Plan Marshall, este fue un programa impulsado por Estados Unidos
tras la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los países europeos a recuperarse de la
destrucción provocada por el conflicto. Fue presentado en 1947 por el secretario de Estado
George Marshall, y, aunque su nombre oficial era European Recovery Plan (‘Plan Europeo de
Recuperación’), pronto se lo conoció como Plan Marshall. Con esta política, Estados Unidos
ofreció asistencia técnica y administrativa a los países europeos, así como 20.000 millones de
dólares para reactivar sus economías. En un inicio, esta ayuda consistió en el envío de
alimentos, combustible y maquinaria, y más tarde en inversiones en industria y préstamos a
bajo interés. Los dos países que más asignaciones recibieron fueron el Reino Unido y Francia.
Italia y Alemania también recibieron importantes ayudas, a pesar de que habían sido enemigos
de Estados Unidos durante la guerra. Cabe mencionar que de la mano del plan Marshall,
también iba la doctrina Truman, que privilegiaba el apoyo a los países libres frente al
comunismo, favoreciendo la separación entre Este y Oeste.
Este contexto preparo a EEUU para transformarse en la principal potencia económica
de la época. Llegado este punto, es de suma importancia caracterizar el periodo de bonanza
económica. 
Tenemos que tener en cuenta que la Economía Mixta fue uno de los factores principales de
este momento. En ella se conjuga una singular unión entre el sector privado, el estatal y los
sindicatos. Es un tipo de organización de empresa en el cual los particulares y el Estado
aportan en común el capital y realizan en conjunto la gestión. En esta entidad, que utiliza
generalmente la forma jurídica de la sociedad anónima, se ensaya una síntesis de los fines de
utilidad colectiva que persigue el Estado, en su acción económica; con la iniciativa y la
búsqueda de alta rentabilidad que caracterizan a la empresa privada. Podemos observar así
mismo la fuerza de trabajo se incremente notoriamente, siendo las causas del mismo, el
aumento de la población y el incremento de la tasa activa de población disponible para
trabajar. 
El Progreso Técnico también ocupa un lugar central durante este periodo, y tiene
varias facetas para poder explicarse. Por un lado, durante estos años gloriosos, se dio una
multiplicación de las materias primas, y un incremento en la extracción de los recursos
naturales. Asi mismo se desarrolló de forma importante la maquinaria dispuesta para dichos
fines, y para la industrialización de estas materias primas. La producción en masa se
incrementa de forma exponencial, yendo de la mano de industrialización de la ciencia que
aporta en el crecimiento de esta. Asistimos también en este periodo, a la expansión de las
multinacionales. La misma estuvo impulsada por el traslado de las casas matrices de cada una
de estas empresas hacia espacios diferentes a los de su origen, pero que les ofrecen una gran
cantidad de ventajas al respecto, a saber: aprovechamiento de los países con salarios bajos y
con costes energéticos muy por debajo de los establecidos en sus países de origen; las ventajas
fiscales que ofrecían estos estados, para lograr el establecimiento de dichas multinacionales;
de la mano del incremento de la extracción de materias primas, van las escasas restricciones
medio ambientales de los estados receptores de las empresas; y finalmente la búsqueda de
nuevos mercados, en esta ocasión incluso optando por terminar de industrializar los productos
en el lugar de establecimiento.

La base teórica del Estado de Bienestar


El Estado de Bienestar estaba basado principalmente en los trabajos de John Maynard
Keynes, que planteaba la necesidad de elaborar una teoría general donde estuviera presente
una solución para las crisis generalizadas del sistema. Este modelo protegía a la gente común
de las rápidas fluctuaciones del Mercado que llevaban inestabilidad a sus vidas, suavizando el
ciclo económico y habilitándolos poco a poco para convertirse en confiados consumidores
masivos de los productos de una también confiable industria de producción masiva. El
desempleo se redujo a niveles muy bajos, el Estado de Bienestar no sólo proporcionaba a los
estados instrumentos para gestionar la demanda sino que proveía asimismo, servicios reales
de gran importancia para gente que se encontraba fuera del marco del mercado. 
El keynesianismo proponía una gestión estatal con una intervención minuciosa en los
mercados; regulaba también los sindicatos y las asociaciones empresariales, que trataban de
garantizar que sus acuerdos no tengan consecuencias inflacionarias especialmente para los
precios. Esto sólo podía funcionar si esas organizaciones tenían autoridad suficiente sobre
todas las firmas de los trabajadores, para asegurarse de que los términos del acuerdo no se
han incumplido significativamente. Este tipo de negociaciones colectivas se convirtieron en un
fenómeno particularmente importante, sobre todo en economías pequeñas, en gran medida
dependientes del comercio exterior. Estos fueron entonces los ingredientes principales de la
gestión keynesiana de la demanda en la que la acción del estado lejos de tratar de destruir los
mercados procuraba sostener los niveles que evitarían depresiones, y ofrecía a la gente
algunos servicios directos y algunas formas de ingreso no dependiente del funcionamiento de
Mercado, o de la propiedad, con lo que se incorporaba una diversidad de oportunidades de
vida abierta y no regida por el mercado. 
El estado keynesiano tenía en cuenta la probabilidad de inflación y por ello, podía
reducir sus propios gastos y aumentar los impuestos con el fin de restringir las corrientes
inflacionarias. Pero eso significaba imponer recortes al gasto en servicio público y admitir un
incremento del desempleo a fin de evitar lo peor, la temida depresión económica. En los
periodos de inflación, el gobierno, tomaba alguna de estas medidas, pero por lo general
demasiado pocas y tarde, ya que las consecuencias políticas del desempleo y los recortes en el
gasto público no era muy atractivas, después de la oleada de aumento de precio de los
commodities en los años 70 y particularmente con el aumento del precio del petróleo 1973 y
1978. Esto causo que controlar la demanda y la oferta, fuese visto como un error intolerable,
que incidía directamente en la economía de los países avanzados de occidente.

El desarrollo del Estado de Bienestar


La institucionalización del sistema económico-político que mezcla las nuevas
tendencias intervencionistas aplicadas por el estado como respuesta a la crisis del 29, y la
ampliación de las facultades estatales en el ámbito de la política social; fue la respuesta para
crear un conjunto de políticas que lleven a la mayor distancia temporal, las consabidas crisis
cíclicas del sistema capitalista, y que para cuando ocurran, sus efectos estén amortiguados por
las medidas de dichas políticas; es el nacimiento del Estado de Bienestar. Lettieri señala que no
se debe desestimar que en el contexto político del desarrollo del estado de bienestar, la
amenaza del régimen comunista en las naciones europeas era latente; de hecho, las políticas
intervencionistas se implementaron para evitar un nuevo avance de la ideología de izquierda
ante malestar social inmediatamente posterior a la Segunda Guerra mundial.
El estado de Bienestar no se aplicó de igual manera en todos los espacios del globo,
pero si se pueden establecer ciertos puntos o rasgos comunes que permitirían ensayar una
especie de generalización del mismo. Podemos decir en primer lugar que el estado tiene como
responsabilidad garantizar el pleno empleo como objetivo central de la macroeconomía; en
segundo lugar diremos que el estado asume un compromiso social con los sectores más
postergados de la sociedad, con el objetivo de garantizar la equitativa distribución de los
bienes sociales para lograr una tan mentada igualdad de oportunidades. En tercer lugar el
estado establece una fiscalidad progresiva que no imponía cargas sobre el consumo sino por el
contrario, sobre las riquezas. En cuarto lugar, el estado se estableció como un árbitro entre los
capitalistas y los trabajadores. Una quinta característica fue la emergencia del estado como
productor de bienes y servicios para el conjunto de la población.
El Estado de Bienestar asentaba su estructura en tres bases fundamentales: el estado
empresario, el neocorporativismo y el estado social propiamente dicho. 
El primer sostén era producto de un sistema de producción basado en la economía de
las industrias pesadas. La presencia de este estado empresario permitió el sistema de
economía mixta, puesto que a la parte financiera privada, se sumó un estado qué se hizo cargo
de numerosas ramas de actividad: ferrocarriles, líneas aéreas, subterráneas, electricidad,
explotación y comercialización de petróleo, agua, empresas de bienes de capital, etc. Gracias a
este rol, el estado podía dar cuenta simultáneamente de las demandas económicas, en tanto
el avance de las fuerzas productivas requería una planificación y gestión de inversión del
capital, que los empresarios no estaban en condiciones de hacerse cargo; políticas, puesto que
al estar en el marco de la guerra fría, los políticos consideran clave tener en manos estatales
los recursos energéticos y de transporte, ante la posibilidad inminente de una tercera guerra
mundial; y sociales, en tanto la asunción de funciones productivas le permitía garantizar el
pleno empleo incentivando de esa manera una demanda agregada en continua expansión. 
La segunda base, el neocorporativismo era la mediación ejercida por el estado en las
relaciones entre los empresarios y los sindicatos. Es la emergencia de un nuevo sistema de
articulación de intereses basado en tres interlocutores sociales capital trabajo y estado. Tanto
sindicatos, como empresarios entienden que, a partir de un arreglo institucional básico,
cederían una parte de sus demandas, a cambio de una ampliación de sus beneficios. Los
empresarios se resignaron a disminuir una parte de sus ganancias a cambio de subsidio directo
por parte del Estado y de previsibilidad de su producción por la disminución de las huelgas
obreras. Por otra parte los trabajadores se atan a ciertas regulaciones en materia de huelgas y
otras modalidades de lucha, como contrapartida los asalariados obtenían protección laborales
y buenas remuneraciones. El estado se compromete a garantizar el pleno empleo ampliar su
política social y a brindar beneficios extraordinarios a los empresarios a través de exenciones
fiscales y subsidios de capital, de este modo obtenía de esta manera una estabilidad que le
permitía debilitar a los partidos comunistas y generar condiciones que le permitan el
desarrollo de políticas macroeconómicas a largo plazo.
El estado social amplia la protección social destinada a facilitar la integración social de
los individuos. Para ello se busca ampliar los derechos sociales de los ciudadanos, garantizando
salud, educación, empleo y recreación. Además se imponen subsidios por invalidez o vejez.
Asimismo, el estado protegía al trabajador con regímenes especiales que atendían los casos
de: trabajo insalubre, licencia por maternidad y enfermedad, indemnización por despido,
vacaciones retribuidas y respaldo sindical.
Podemos resumir diciendo que la intervención estatal, tuvo dos formas: la provisión de
recursos humanos adecuados al encargarse de educación, salud y formación del capital
requerido por la infraestructura económica; y los bienes estratégicos transporte,
comunicaciones, energía y combustibles; generando el mantenimiento de las condiciones
necesarias para sostener una demanda agregada apta para la continuidad del modelo. Por ello
sistematizo una intervención en el sistema de precios y en las políticas fiscales, para lograr una
distribución más equitativa del ingreso. El estado de bienestar fue viable en la medida en que
el mercado interno y la división internacional del trabajo favorecieron la absorción de la mayor
cantidad productiva de las economías industriales.

La caída del estado de bienestar


Los historiadores y analistas económicos han estudiado el proceso de la caída del
Estado de Bienestar a través de dos perspectivas divergentes y que de alguna manera pueden
ser catalogadas como criticas ambas, pero una relacionada a la izquierda y otra a la derecha.
Desde la izquierda se argumentaba que el estado de bienestar maquillaba la trama real de la
explotación de la fuerza de trabajo. Además criticaba los presupuestos ideológicos del mismo,
diciendo que la promocionada igualdad entre capital y trabajo, no era tal y que en realidad se
había beneficiado a las corporaciones, como los sindicatos. Por otro lado, desde la derecha se
plantea que el estado de bienestar llevaba a una situación de insolvencia fiscal del estado
alimentado por políticas intervencionistas de la oferta monetaria que concluyeron con un
espiral incontenible de inflación. Otra de las críticas que se hacían desde la derecha, estaba
relacionada al indisciplinamiento de la mano de obra. Esta era la relación que existía entre la
baja productividad del trabajo y las garantías ocupacionales que tenían los trabajadores, por
ello desde esta corriente se impulsaba un retorno a un mercado libre de oferta y demanda
laboral donde los salarios y el nivel de demanda de ocupación estuviese dado por el propio
mercado.
Aunque los levantamientos populares en Francia México Estados Unidos Alemania
Italia Suecia y Gran Bretaña partir de 1968, mostraron lo endeble del sistema, que mostraba
signos de estar en una fase de crisis de la que no se iba a recuperar; sería la economía
internacional la que terminaría de dar el golpe definitivo al estado de bienestar. El circulo
capital-estado-trabajo, sufrió un agotamiento; acompañado de un declive importante de la
hegemonía de los Estados Unidos. Las utilidades del capital cayeron por el desgaste de los
principios tayloristas en que se había basado el incremento de la productividad y por las
huelgas masivas de 1968 y 1969, que desembocaron en una explosión salarial. La protesta
obrera se produjo en el marco del pleno empleo y la significativa reducción de las reservas de
mano de obra aportadas por las migraciones interiores. Esta última estuvo relacionada a la
aparición de un nuevo “ejercito” de trabajadores que a diferencia de sus padres no habían
sufrido los duros tiempos de entreguerras. Esta crisis del capital, entro en combinación con
una fuerte crisis de legitimación, donde las políticas para el despegue y el mantenimiento de la
expansión mundial durante las décadas 1950 y 1960 no reflejaban las nuevas tramas sociales y
eran ineficaces para remover la crisis. Al principio los gobiernos siguieron aplicando el
keynesianismo, pero esta crisis no residía en la debilidad de la demanda como en la depresión
del 30; sino más bien con el descenso de la tasa de ganancia. La demanda fue sostenida por el
endeudamiento gubernamental y el incremento salarial dio paso a una inflación galopante. 
La economía norteamericana debe realizar un ajuste a su moneda en 1971. Declaró la
inconvertibilidad del Oro, puesto que  las razones por las que se efectúa esta medida
extraordinaria radica en que el sistema patrón cambio oro basado en un dólar estadounidense
sirvió para la afluencia de oro hacia las reservas de dicho estado, todo ello durante los tiempos
en que su economía había sido claramente superior al resto del mundo, es decir después de la
culminación de la Segunda Guerra. Pero en los 70, su economía dependía de la producción
industrial japonesa y alemana. Esto hizo que el sistema en vigencia comience a ser altamente
perjudicial provocando una importante salida de reservas. La devaluación del dólar y la
inconvertibilidad cambiaron los sistemas de patrón fijo y a partir de ese momento,
prevalecieron los tipos de cambio flotante y la convertibilidad sólo fue adoptada por algunos
países pero siempre vinculada con una canasta de monedas. Junto con estos cambios
macroeconómicos, los países cuadruplicaron el precio del barril de petróleo crudo en 1973.
Esta medida respondió a la necesidad de protegerse de la devaluación, llevando al colapso de
los países dependientes de esta materia prima para el funcionamiento de su economía en
particular los más perjudicados fueron los países más avanzados Alemania y Japón.

El surgimiento del Neoliberalismo como opción a las políticas intervencionistas


Fue asombrosa la velocidad con la que el keynesianismo y otras corrientes que creían
en el apoyo Estatal a la economía fueron corridas del escenario político/económico, por un
pensamiento basado fundamentalmente en el monetarismo; y con posterioridad por el
Neoliberalismo.
El contraataque del liberalismo económico comenzó previamente a toda esta
situación. Antes del final de la Segunda Guerra un grupo de liberales alemanes y austriacos
habían analizado la forma en que después de una eventual desaparición de Hitler, podía
establecerse en Alemania un orden económico que recreará a la burguesía empresarial
aplastada por el comunismo, el fascismo y la política intervencionista del Estado democrático.
Estos liberales consideraban que la acción Estatal debe apuntar a salvaguardar la economía de
Mercado, en la que tenían una fe ciega, a pesar de las recientes experiencias nefastas, y
concebían la competencia entre muchas empresas como factor central para el funcionamiento
eficiente del mercado, para que los consumidores pudieran elegir y para el mantenimiento en
la clase burguesa. Particularmente les interesaba que el resultado del proceso competitivo
fuese la eliminación de la competencia con los ganadores quedándose con todo y absorbiendo
a sus rivales lo que deriva en el triunfo de las grandes empresas bajo el poder de los estados.
En Estados Unidos estos teóricos fueron empezados a llamar como neoliberales. Este nombre
los distanciaba del anticuado liberalismo que como tal, contaba con una visión negativa sobre
sí.
Esta nueva ideología neoliberal aprovecho las diferentes crisis económicas que se
vivieron en los países más industrializados a partir de los años 70, provocada por la caída de los
regímenes burocráticos del este y por la crisis de los modelos desarrollistas del sur, amplificada
por la crisis de la deuda externa que desembocó en un nuevo ciclo de fuerte dependencia. En
este ámbito podemos mencionar a, países que habían experimentado un crecimiento merced
a la industrialización parcialmente autónoma, como México; Argentina; Brasil; India y Argelia; y
los estados con un grado de autonomía menor, pero que sin embargo tenía cierto margen de
independencia, como los estados de América Central y el Caribe, excepto Cuba; del África
subsahariana y de Asia del sur excepto la India. 
El consenso de Washington, la persistente crisis económica de la década del 70 y una
regulación de los modelos económicos, transformaron de raíz los sustentos ideológicos del
sistema económico internacional. La denominada escuela de Chicago o teoría monetarista,
empezó a monopolizar las políticas económicas internacionales, de la mano del ejemplo de
algunas naciones desarrolladas, en especial en Inglaterra que fue uno de los estados punteros
a la hora de aplicar dicho sistema. A principios de 1979 con el gobierno conservador de
Margaret Thatcher se ponía en funcionamiento las políticas que luego adoptaría el nombre del
neoliberalismo. Con una diferencia de dos años la administración republicana de Ronald
Reagan hacia lo suyo en Estados Unidos. En 1973, agentes de los servicios secretos de Estados
Unidos colaboraron en Chile con un golpe de estado que desplazó con violencia el electo
gobierno de Salvador Allende. El general del ejército que tomó el poder, Augusto Pinochet
desato una ola de ejecuciones, instituyó la tortura de los opositores y designo a un grupo de
economistas chilenos que habían sido entrenados en Chicago, los así llamados “Chicago Boys”,
para establecer un régimen económico neoliberal actuando sin oposición, ya que ésta había
sido prácticamente liquidada. Pusieron en práctica la experiencia más profunda en materia
política neoliberales. Milton Friedman hizo una visita a Chile y a su dictador, que fue
ampliamente pregonada, lo que nos da una idea de hasta qué punto la teoría neoliberal seria
aplicada. Es por ello, que si observamos con atención a partir del 11 de septiembre de 1973,
Chile constituyó en el hemisferio sur un laboratorio en el que se implantó de una manera
especialmente violenta y brutal, el proyecto neoliberal
En este proceso, ciertos círculos económicos (sobre todo los ligados a las grandes
corporaciones financieras), intentaron formular un listado de medidas de política económica
que constituyen un programa único para la economía capitalista. La finalidad de dicha lista
tuvo como objetivo orientar a los gobiernos de países en desarrollo y a los organismos
internacionales a la hora de valorar los avances de éstos en muestra de materia ortodoxia
económica como base de su viabilidad crediticia.
Podemos nombrar 10 postulados del consenso de Washington entendiendo éste como
un complejo político-económico intelectual integrado por los organismos internacionales el
FMI y el Banco Mundial, el Congreso de los Estados Unidos, la reserva federal, los Altos cargos
de la administración federal y grupos de expertos norteamericanos. Podemos enumerarlos de
la siguiente manera: 1) disciplina presupuestaria entendiendo por ello la eliminación del déficit
presupuestario como mecanismo para solventar los gastos sociales y mantener en forma
ficticia el pleno empleo; 2) cambio en las prioridades del gasto público, para ello se consensua
con la prioridad de las rentas de las áreas rentables; 3) reformas fiscal, encaminada a buscar
bases imponibles amplias para ellos eliminar el sistema tributario progresivo que sólo afecta a
los sectores más altos recursos y se prioriza impuestos que afectan a todos los sectores
sociales por ejemplo, bienes de consumo; 4) apertura financiera y liberalización de los tipos de
interés destinado a generar condiciones de libertad en el flujo de capitales financieros y de
dinero; 5) búsqueda y mantenimiento de tipo de cambio competitivo que facilite las
transacciones financieras; 6) liberación comercial, reduciendo las barreras arancelarias y
volviendo a un sistema de libertad absoluto en el flujo de importaciones y exportaciones; 7)
apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas considerando esta como el
mecanismo más idóneo de consolidar una economía integral y para el desarrollo de las
economías nacionales; 8) privatizaciones a partir de las cuales el estado deja de ser productor
de bienes y servicios; 9) desregulación de los mercados eliminado todas las restricciones al
cambio mundial; 10) garantía de los derechos de propiedad base fundamental del sistema
capitalista, para ello había que recrear un sistema jurídico que brinde seguridad a los
propietarios en las empresas.
El Neoliberalismo, ya establecido como nuevo orden económico requería la adopción
incondicional de un nuevo paradigma tecnológico de producción acorde con la nueva división
internacional del trabajo. En efecto la economía partir de la década del 70 muestra una
configuración distinta donde comenzaron a prevalecer las empresas transnacionales. En este
nuevo sistema, el estado todopoderoso de antaño es un freno para la expansión de las
empresas  y la apropiación de plusvalía, hasta tal punto que empiezan a aparecer empresas
“off-shore” y actividades bancarias en paraísos fiscales, para evitar la presión estatal.
Este sistema ya consolidado en todo el globo se sustenta en un nuevo régimen de
acumulación, que en forma excluyente prioriza el capital sobre el trabajo. Los argumentos
teóricos que avalan este modelo plantean que el crecimiento económico generaría un
aumento de la riqueza, que a largo plazo se distribuiría bajo el denominado efecto derrame a
toda la sociedad para que este proceso se consolide es necesaria una mayor concentración de
la propiedad y de la renta en todo el planeta. 
La nueva globalización imprimió una transformación radical al mercado de trabajo en
general y al concepto de empleo en particular tal como fuera entendido en el régimen de
acumulación fordista. Librada al funcionamiento del mercado la fuerza de trabajo estaría
sometida exclusivamente a las vicisitudes de la acumulación capitalista. 
Es a partir de la instalación del Neoliberalismo, que los países que durante el estado de
bienestar supieron tener márgenes de maniobras muy amplios respecto al mercado mundial,
irán perdiendo progresivamente los mismos y ajustándose a las férreas medidas impuestas por
las entidades internacionales que con sus tristemente célebres recetas, empiezan a remover
los vestigios del poder de influencia de los estados en la economía y los mercados;
transformando a los gobiernos en meros consorcios de las grandes corporaciones.
Principales teóricos e ideas centrales del neoliberalismo
Entre los principales teóricos que dieron sustento a la teoría Neoliberal, podemos
nombrar al austriaco Friedrich Von Hayek, considerado por muchos como el padre del
neoliberalismo; el sueco Gunnar Myrdal de ideas socialdemócratas; el economista
estadounidense Milton Friedman, uno de los más renombrados impulsores del monetarismo,
profesor en la Universidad de Chicago, que pasa por ser el principal centro mundial de
provisión de ideas neoliberales. Hablar de la escuela de Chicago y de sus “Chicago Boys”, es
hablar de una corriente que a partir de 1970 hizo triunfar la contrarrevolución en la teoría
monetaria, que se caracterizaba por el renovado acento de la función de la cantidad de
moneda circulante. Ellos afirmaban que cualquier variación de la masa monetaria es seguida
de una variación en el mismo sentido de los precios de la producción y de los ingresos De esto
deducen que el estado no puede relanzar la demanda emitiendo moneda, porque del mismo
modo aumentaría la tasa de inflación. Para contrarrestar esto, proponen la perspectiva del
libre mercado, donde este fluctué libremente y de esa fluctuación, venga un reparto óptimo de
los recursos disponibles, y la consecuente estabilización de los mercados.
Bajo los criterios de regulación de la economía propuestos por la Universidad de
Chicago, la ley de Estados Unidos dejaría de considerar la competencia con un proceso que
debía garantizar la existencia a la mayor cantidad de empresas mercados casi perfectos y una
muy extendida libertad de elección a los consumidores, se empezaría a considerar como
competencia la destrucción de las pequeñas y medianas empresas el predominio de las
grandes corporaciones y la sustitución de la idea democrática de la libre elección del
consumidor por el interés paternalista en el bienestar de los consumidores. El neoliberalismo
sufrió profundos cambios en sus bases a partir de estos giros; cambios que por otra parte
pasaron desapercibidos por el público en general, que sigue con mayor atención los conflictos
entre el estado y sus intentos de controlar el mercado.
El principio central del neoliberalismo es el siguiente: si a la oferta y demanda de
bienes y servicios, se les permite regularse automáticamente a través del mecanismo de
precios, sin interferencias estatales o de otras fuerzas, se lograrían los resultados óptimos que
lograrían un mercado perfecto, aunque sujeto a la estrategia de fijación de precio y de
comercialización de las empresas oligopólicas. En los primeros años de aplicación, en la década
de los 70, el gobierno no debía intervenir para proteger el nivel de empleo en el caso en el que
el precio demandado por los trabajadores por su trabajo fuese tan alto que hiciera caer la
demanda de sus productos. Si la demanda cae entonces habrá trabajadores que se convertirán
en desempleados y los que queden empleados no podrán incrementar sus salarios, puesto que
habría una gran masa de desempleados que ocuparan rápidamente esos puestos del mercado
laboral, aun cuando sean con un salario más bajo. El mercado se equilibra de este modo
controlando los niveles de empleo que habían sido siempre la preocupación central de las
políticas de gestión de demanda del poder.
La crítica Neoliberal al mercado de trabajo no sé sostenía en el nivel macro de las
políticas de gestión de la demanda, sino que se extendía en general a los intentos estatales y
sindicales de establecer normas sobre horario y condición de trabajo y regímenes de pensiones
que no emergerán de la competencia del mercado. Sostienen que estas políticas generarían
costos que implicarían un aumento de los precios que haría disminuir la demanda, generando
así más desempleo. Los neoliberales abogan por el desmantelamiento de toda legislación de
protección laboral, y la eliminación o reducción de la carga de los costos de los seguros sociales
sobre los empleadores. Estas políticas del neoliberalismo encontraron mucha resistencia cada
vez que se intentó ponerlas en práctica, debido al componente social que atacaba con las
mismas.
Desempleo involuntario: Para el Neoliberalismo, el desempleo involuntario no existe, si por el
contrario existe el desempleo voluntario. El desempleo es provocado por las opciones que
toma el trabajador entre el ocio y el trabajo. Desde los postulados neoliberalistas, quien quiera
comprender la evolución del mercado laboral debe entender que los trabajadores tienen un
margen de acción racional en el arbitraje que opera entre los tiempos de trabajo y de ocio; en
otros términos un trabajador desempleado es una persona que quiso aumentar su tiempo de
ocio, aun cuando esto represente una caída o una pérdida total de sus ingresos. Josep Stiglitz,
Premio Nobel de economía de 2001, nos muestra que en las altas esferas de poder del Fondo
Monetario Internacional, es un dogma la inexistencia del desempleo involuntario, puesto que
se trabaja en torno a modelos en donde nunca existe el desempleo, después de todo el
modelo competitivo que subyace en su fundamento, es del Libre Mercado perfecto, y en el
mismo la demanda siempre iguala la oferta y la demanda de trabajo es igual a la oferta del
mismo; nunca hay desempleo involuntario. Para el FMI todo el que no trabaja evidentemente
ha elegido no hacerlo. Para estas instituciones, el problema del desempleo proviene
directamente de los conflictos planteados por sindicalistas y políticos, a los cuales no les
interesa en lo absoluto el trabajador, e interfieren en la libre acción del Mercado consiguiendo
salarios excesivamente altos, con la consiguiente inflación que estas subas traen aparejadas. 
En un documento redactado especialmente por el Banco Mundial para hacer su aporte
a la Cumbre mundial sobre el desarrollo social organizada por la ONU en 1995 este declara que
los países tercermundistas tienen un salario mínimo, seguro de desempleo, indemnización por
despidos injustos y legislación sobre seguridad del trabajo; pero que ninguno de ellos es
beneficioso para cierto tipos de trabajadores, como los rurales o los informales, este tipo de
declaración encaja perfectamente con la de otro defensor del neoliberalismo, George Gilder,
que reflexiona acerca de cómo la seguridad social erosiono el trabajo y la familia, manteniendo
el status quo de la pobreza 
La asignación de los recursos: el mercado libre asegura la asignación óptima de los recursos.
Ningún mercado funciona sin que dentro del mismo se generen o impongan trabas, esto
sucede dentro de estados que son neoliberales y también en espacios donde los poderes
públicos y los trabajadores organizados rechazan el dogma neoliberal y se empeñan en
defender su sistema de seguridad social de una cierta estabilidad en el empleo o de servicios
públicos. Por ejemplo en EEUU, lograron reducir algunas trabas para el funcionamiento del
mercado, como la fuerza de los movimientos sindicales y de protección social; pero también
lograron que las empresas puedan unirse de modo de formar oligopolios; privatizaron
empresas públicas; lograr protegerse contra productos extranjeros en una especie de pseudo-
proteccionismo, entre otras estrategias. Estas políticas llevaron a que la desigualdad crezca en
EEUU de una manera exponencial, cada vez más gente es pobre, los empleos son precarios y
mal pagados; el número de persona encarceladas paso de 250.000 en 1975, a 744.000 en
1985, y alcanzó los 2,3 millones en junio de 2008 de los que cerca de la mitad son
afroamericano y una cuarta parte latinos. También es importante señalar el aspecto criminal
de una gran parte de las actividades económicas realizadas por los altos responsables de las
empresas privadas y del Estado, hechos estos estimulados por las medidas de desregulación
financiera.
Por último, destacar que para los neoliberales, no puede existir la tan ansiada
distribución optima de los recursos, porque en ningún lado el mercado fluye libremente,
puesto que existen las mencionadas trabas; es por ello que se deben evitar las mismas y
buscar lograr el mercado perfecto que en última instancia seria el que traería prosperidad. Esta
es una de las mejores herramientas con la que el discurso del neoliberalismo cuenta, buscan
estigmatizar al movimiento sindical y las legislaciones que protegen a los trabajadores como
instrumentos de opresión usados por los privilegiados que tienen un trabajo bien retribuido
contra aquellos que tienen el valor de aceptar un trabajo precario. Von Hayek escribía en su
“Camino de servidumbre” 
“jamás una clase fue explotada de forma tan cruel como son las capas más débiles de
la clase obrera por sus hermanos privilegiados, explotación que es posible debido a la
“reglamentación” de la competencia. Pocos eslóganes han hecho tanto mal como el de la
estabilización de los precios y de los salarios: asegurando los ingresos de uno se hace cada vez
más precaria la situación de los otros” 
Privatizaciones: El neoliberalismo usa como estrategia una cadena de acciones
gubernamentales dispuestas para la protección de las industrias o determinadas empresas de
la competencia de mercado. Para ello usan los mercados para proveerse de bienes de capital,
materia prima, mano de obra y clientes; pero sin arriesgar el propio capital privado en el
mercado, es decir que el gasto corre por cuenta de los estados, a través de la transferencia de
la deuda privada a manos públicas. Algunas empresas que eran parte del estado fueron
rápidamente puestas a la venta a privados, de gran parte de sus activos. Por ejemplo, en las
telecomunicaciones, los ferrocarriles, las aerolíneas, etc. 
Con respecto a otras áreas de interés, el neoliberalismo utiliza servicios como Salud,
Educación y seguridad para procurar la maximización de las ganancias. Los usuarios de estos
servicios expresan su preferencia por determinados tipos de los servicios anteriormente
mencionados, mediante la adquisición de una versión particular de ellos y no otra. También
tiene la opción de no adquirirlos en absoluto, siempre que los estados puedan ofrecer
versiones gratuitas de los mismos. Estos servicios estatales suelen no ofrecer opciones o hasta
ser de consumo obligatorio. Algunos emprendimientos estatales están regulados por manos
privadas a través de lo que se conoce como gerenciamientos, en donde se aplica en los
capitales públicos, la lógica privada de organización; este fenómeno ocurre sobre todo en la
salud. Es obvio que la preferencia neoliberal es la completa privatización y mercantilización a
través de empresas que ofrezcan servicios al cliente privado; pero debido a la gran popularidad
de los servicios públicos, se hizo muy complicado cuestionar esta preferencia. Esto no impidió
que se formulara una estrategia en la cual, los estados contratan firmas privadas para la
provisión del servicio público, del que el propio estado es el cliente; y también el surgimiento
de la sociedad privada pública, en las cuales el gobierno sigue proveyendo de servicio a través
su propios empleados, pero la infraestructura habitualmente el equipo y los edificios son
propiedad de una empresa privada.

Bibliografía consultada:
Anderson, Perry (1997): “Neoliberalismo: balance provisorio”
Barbero, María Inés et all (2010): “Historia Económica Mundial. Del paleolítico a internet”.
Emecé, Buenos Aires
Bejar, María Dolores (2011): “Historia del siglo XX”. Siglo XXI editores. Bs. As.
Bourdieu, Pierre (1998): “La esencia del Neoliberalismo”  Artículo publicado en Le Monde
Diplomatique
Crouch, Colin (2012); “La extraña no-muerte del neoliberalismo” Capital intelectual. Buenos
Aires.
Hobsbawn, Eric (1998): “Historia del siglo XX”, Crítica, Barcelona
Lettieri, Alberto (2004): “La civilización en debate”. Prometeo libros. Buenos Aires.
Procacci, Giuliano (2001): “Historia general del siglo XX”. Critica. Barcelona.
Toussaint, Eric (2012): “Neoliberalismo: Breve Historia del infierno” Capital Intelectual. Buenos
Aires.

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