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Espíritus puros
113. Primera y única clase. Han recorrido todos los giados de la escala y se han
despojado de todas las impurezas de la materia. Habiendo alcanzado la suma de
perfección de que es susceptible la criatura, no han de sufrir pruebas ni expiaciones, y
no estando obligados a la reencarnación en cuerpos perecederos viven la vida eterna
en el seno de Dios.
Gozan de una dicha inalterable, porque no sienten las necesidades ni están expuestos
a las vicisitudes de la vida material; pero aquella dicha no consiste en la ociosidad
monótona de una contemplación perpetua. Son mensajeros y ministros de Dios, cuyas
órdenes, acerca de la conservación de la armonía universal, ejecutan; mandan a todos
los espíritus que les son inferiores, les ayudan a perfeccionarse y les señalan su misión.
Para ellos, es ocupación agradable la de asistir a los hombres en sus apuros y excitarlos
al bien o a la expiación de las faltas que les alejan de la felicidad suprema. Se les
designa a veces con los nombres de ángeles, arcángeles o serafines.
Los hombres pueden comunicarse con ellos, pero sería muy presuntuoso el que
pretendiese tenerlos constantemente a sus órdenes.
¿Hay espíritus que fueron creados buenos y otros malos?
«Dios creó a todos los espíritus sencillos e ignorantes, es decir, faltos de clencia, y dio a
cada uno de ellos una misión con objeto de ilustrarlos y de hacerles llegar
progresivamente a la perfección por medio del conocimiento de la verdad, y
aproxímarse a él. La dicha eterna sin perturbación estriba para ellos en esa perfección.
Los espíritus adquieren los conocimientos sufriendo las pruebas que Dios les impone,
que unos aceptan con sumisión, llegando así más prontamente al objeto de su destino,
y que otros sufren con des-agrado, permaneciendo por culpa suya lejos de la
perfección y de la dicha prometida».
-Según esto, parece que los espíritus en su oriqen, son como los niños, ignorantes e
inexpertos; pero que adquieren poco a poco los conocimientos que les faltan
recorriendo las diferentes etapas de la vida.
107. Caracteres generales. Predominio del espíritu sobre la materia y deseo de hacer
bien. Sus cualidades y poder para practicarlo están en proporción del grado a que han
llegado. poseyendo unos la ciencia, otros la prudencia y la bondad, y reuniendo los
más adelantados el saber y las cualidades morales. No estando aún completamente
desmaterializados, conservan más o menos, según su jerarquía, los vestigios de la
existencia corporal, ora en la forma del lenguaje, ora en sus costumbres, en las que se
llega a descubrir algunas desus manías, ías, y a no ser así, serían espíritus perfectos.
Como espíritus, suscitan buenos pensamientos, alejan a los hombres del camino del
mal, protegen, durantela vida, a los que se hacen merecedores de protección y
neutralizan la influencia de los espíritus imperfectos en aquellos individuos que no se
complacen en tolerarla.
Las personas en quienes se encarnan son buenas y benevolas para con sus semejantes
no ceden al orgullo, al egoísmo y a la ambición, y no sienten odio, rencor, envidia ni
celos, practicando el bien, porque es el bien.
A este orden pertenecen los espíritus conocidos en las creencias vulgares con los
nombres de genios buenos, genios protectores y espíritus del bien; En tiempo de
superstición y de ignorancia se les ha elevado a la categoría de divinidades
bienhechoras.
Sus conocimientos sobre las cosas del mundo espiritista son limitados, y lo poco que
de ellas saben lo confunden con las ideas y preocupaciones de la vida corporal, no
pudiendo darnos sobre el particular más que nociones falsas e incompletas; pero el
observador atento encuentra con frecuencia en sus comunicaciones, aunque
imperfectas, confirmadas las grandes verdades que nos enseñan los espíritus
superiores.
102. Décima clase. ESPÍRITUS IMPUROS. Son propensos al mal y lo hacen objeto de sus
maquinaciones. Como espíritus dan consejos pérfidos; promueven la discordia y la
desconfianza, y, para engañar mejor, toman todas las apariencias. Se apoderan de los
caracteres bastante débiles para seguir sus excitaciones, a fin de arrastrarles a su
perdición, y están satisfechos cuando consiguen retardar su progreso, haciéndoles
sucumbir en las pruebas que sufren.
Ciertos pueblos los han considerado como divinidades maléficas, y otros los designan
con los nombres de demonios. genios malos y espíritus del mal.
Los seres vivientes a quienes animan, durante lá encarnaci6n, son dados a todos los
vicios que engendran las pasiones viles y degradantes, tales como: el sensualismo, la
crueldad, la maulería, la hipocresía, la codicia y la sórdida avaricia. Hacen el mal por el
placer de hacerlo, sin motivo la mayor parte de las veces, y por aversión al bien
escogen casi siempre sus víctimas entre las personas honradas. Cualquiera que sea el
lugar social que ocupen, son azote de la humanidad, y el barniz de la civilización no los
libra del oprobio y de la ignominia.
105. Séptima clase. ESPÍRITUS NEUTROS. No soñ ni bastante buenos para practicar el
bien, ni bastante malos para hacer el mal; se inclinan igualmente al uno y al otro, y no
se sobreponen a la condición vulgar de la humanidad, ni moral ni intelectualmente.
Tienen apego a las cosas de este mundo, cuyas alegrías groseras echan de menos.