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Foros relacionados con el Módulo 2

Situación actual de la Atención Temprana

Paula Herrero Velado


Experto en Atención Temprana
FORO 1: REFLEXIÓN SOBRE LA ORGANIZACIÓN DE ATENCIÓN
TEMPRANA Y POSIBLE PLANTEAMIENTO
En mi opinión, el protocolo de coordinación de Atención Temprana debería incluir
agentes primarios y secundarios; es decir, que algunos equipos o departamentos – agentes
primarios – que se mantengan en contacto entre ellos y que, a su vez, coordinen o
gestionen a los recursos o servicios disponibles – agentes secundarios –. Ya que, como
bien se ha señalado en el módulo, las disciplinas que participan (o deben participar) y
comprenden el servicio de Atención Temprana son muchas: Neurología, Obstreticia,
Neonatología, Psicología del Desarrollo y el Aprendizaje, Pediatría, Psiquiatría,
Pedagogía, Fisioterapia, Logopedia, Educación… (GAT, 2019; Robles-Bello y Sánchez-
Teruel, 2013). Por tanto, se necesita de un equipo de profesionales variados que trabajen
de forma coordinada para evaluar e intervenir en todas las áreas infantiles vinculadas al
desarrollo, que también son muchas: cognitiva, autonomía, lenguaje y comunicación,
motora, sensorial... (GAT, 2019; Robles-Bello y Sánchez-Teruel, 2013).
Ser capaz de organizar y coordinar el amplio rango de servicios disponibles y
recursos necesarios para dar una atención de calidad es una tarea compleja, para ello, en
adelante planteo un ejemplo sobre cómo podrían organizarse estos recursos a nivel
provincial, agrupándolos en pequeños núcleos que interactúan entre sí.
Por ejemplo, se mantendría la combinación del servicio de salud, educativo y los
servicios sociales. En Bizkaia, a nivel sanitario, podrían ser agentes primarios los
profesionales que gestionan los hospitales y recursos sanitarios de Osakidetza; en este
caso, serían los jefes/as del área de Pediatría de los hospitales de referencia de la provincia
– Cruces y Basurto, entre ellos – quienes conformen un equipo que coordine y gestione
los servicios de salud infantil disponibles a gran escala. De esta forma, un grupo de
profesionales de los distintos hospitales harían un seguimiento de los casos confirmados
que participasen en el programa de Atención Temprana y gestionarían su acceso a
recursos de salud que requieran, y viceversa, recibirían información de los distintos
recursos y áreas sanitarias sobre posibles casos o situaciones de riesgo para actuar
precozmente y hacer un seguimiento.
A nivel educativo, la Delegación Territorial de Educación de Bizkaia sería el
equipo encargado de gestionar los casos confirmados que estén escolarizados en la red
escolar de la provincia y de recibir información pertinente de los profesionales sobre
posibles casos o situaciones de riesgo no confirmadas.
A nivel social, sería el Departamento de Acción Social el organismo encargado de
representar a los servicios sociales realizando un seguimiento de aquellos niños y niñas
que requieren de una intervención a nivel social por vivir en condiciones desfavorables.
En este planteamiento, parcialmente utópico dado mi desconocimiento sobre la
organización administrativa de los recursos de Bizkaia y cuya revisión sería otro tema a
tratar, los equipos de los tres ámbitos se reunirían y coordinarían con frecuencia para
compartir información sobre aquellos casos recién detectados o aquellos casos de riesgo,
siendo el equipo del servicio de Atención Temprana el encargado de supervisar los casos
que ya forman parte del programa y cuyo curso va bien e informar al resto de
departamentos de aquellos casos que requieran de ajustes.
En resumen, los equipos de los tres ámbitos (sanitario, educativo y social) serían
quienes coordinarían internamente los recursos correspondientes a su disciplina o área de
trabajo, y a su vez se mantendrían en coordinación tanto entre sí como con el
departamento de Atención Temprana (que coordina internamente a los equipos de EVAT
y EIAT (de Atención Sociosanitaria, 2010)).

Referencias bibliográficas
de Atención Sociosanitaria, C. V. (2010). Modelo de atención temprana para la
Comunidad Autónoma del País Vasco.
de Atención Temprana, G. [GAT] (2019). Libro blanco de la atención temprana.
Robles-Bello, M. A., & Sánchez-Teruel, D. (2013). Atención infantil temprana en
España. Papeles del psicólogo, 34(2), 132-143.
FORO 2: IMPORTANCIA DEL APEGO Y LA ATENCIÓN A NEONATOS
HOSPITALIZADOS
Para comenzar es imprescindible definir el apego. Según Bowlby el apego se
concibe como la tendencia específica a crear lazos afectivos con ciertas personas
(Bowlby, 1977). Según Sánchez Herrero (2011), el apego es el vínculo afectivo
establecido entre niños y niñas y sus cuidadores de referencia – habitualmente, los
progenitores – durante el primer año de vida. Según esta definición, el apego está
directamente vinculado a las experiencias vividas durante la etapa neonatal.
Estos primeros vínculos influyen en el desarrollo físico, psicológico y social de
los bebés neonatos; por el contrario, que estas experiencias tempranas sean inadecuadas,
o carentes en algún aspecto, supondrá un factor de riesgo para su crecimiento y salud
mental, pudiendo resultar en alteraciones o trastornos que afecten desde su infancia hasta
la edad adulta (Salazar y Centeno, 2019). Dentro de las alteraciones psicopatológicas que
pueden desarrollar estos niños y niñas se encuentran: inmadurez cerebral (Campos, 2010),
alteraciones neurológicas en estructuras cerebrales específicas – hipocampo, cuerpo
calloso, cerebelo – (Mesa y Moya-Albiol, 2011), baja autoestima (Gerhardt, 2016),
alteraciones psicosomáticas (Ara, 2012), conductas disruptivas (Aguilar et al., 2020),
depresión (Saad et al., 2011) …
Acorde con las consecuencias que puede tener para el desarrollo la construcción
de un apego inseguro, puede afirmarse que el apego es un constructo a tener en cuenta.
Diversos estudios señalan que experimentar un ingreso hospitalario en los
primeros meses de vida puede dificultar el desarrollo del vinculo de apego entre el bebé
y sus progenitores, ya que las condiciones de ingreso implican largos momentos de
distanciamiento tanto a nivel físico como emocional (Gónzalez Serrano et al., 2012; Korja
et al., 2009; Yurdakul et al., 2009).
En conclusión, desde la gestión y el planteamiento de los procesos de
hospitalización de neonatos – y niños y niñas en general –, teniendo en cuenta el impacto
que estos pueden tener para el desarrollo, pueden prevenirse alteraciones emocionales y
conductuales asociadas a estilos de apego no saludables (incluyéndose aquí los tipos de
apego inseguro). Por tanto, es fundamental promover y preservar condiciones que –
dentro de las dificultades inherentes al ingreso hospitalario – favorezcan estilos de apego
saludables (apego seguro) entre el niño/a y sus progenitores o cuidadores principales.
Algunos factores para tener en cuente pueden ser: la implicación familiar, el contacto
físico, la satisfacción de necesidades, el juego, los estímulos ambientales durante las
visitas familiares, los consejos o pautas psicoeducativas para los cuidadores principales,
y/o el empoderamiento de la crianza natural en sus familiares, entre otros.
Referencias bibliográficas

Aguilar, C. E. V., Piedra, T. R. A., & Ponce, M. C. C. (2020). Conductas disruptivas


infantiles y estilos de crianza. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y
Tecnología, 13(1), 138-150.

Ara, M. (2012). El vínculo de apego humano y sus consecuencias para el psiquismo


humano. Intercanvis, 29, 7-17.

Bowlby, J. (1998). El apego y la pérdida 1: el apego. Barcelona: Paidós.

Campos, A. L. (2010). Primera infancia: una mirada desde la neuroeducación. Lima:


Cerebrum & OEA.

Gerhardt, S. (2016). El amor maternal: la influencia del afecto en el cerebro y las


emociones en el bebé. Barcelona: Eleftheria.

González-Serrano, F., Castro, C., Lasa, A., Hernanz, M., Tapia, X., Torres, M., & Ibáñez,
B. (2012). Las representaciones de apego y el estrés en las madres de niños
nacidos pretérmino de muy bajo peso a los 2 años. Anales de Pediatría, 76 (6),
pp. 329-335.

Korja, R., Savonlahti, E., Haataja, L., Lapinleimu, H., Manninen, H., Piha, J., ... &
PIPARI Study Group. (2009). Attachment representations in mothers of preterm
infants. Infant Behavior and Development, 32(3), 305-311.

Mesa-Gresa, P. & Moya-Albiol, L. (2011). Neurología del maltrato infantil: “El ciclo de
la violencia”. Revista de neurología, 52 (8), 489-503.

Saad, E., Belfort, E., Camarena, E., Chamorro, R. & Martínez, G. (2011). Salud mental
infantojuvenil: prioridad de la humanidad. Ediciones científicas APAL.

Salazar, E. E. C., & Centeno, M. R. V. (2019). El ambiente familiar y su incidencia en el


apego materno infantil: Importancia de las relaciones afectivas en edad
temprana. Revista Arbitrada Interdisciplinaria de Ciencias de la Salud. Salud y
Vida, 3(6), 324-355.

Sánchez Herrero, M. (2011). Apego en la infancia y apego adulto: influencia en las


relaciones amorosas y sexuales.

Yurdakul, Z., Akman, I., Kuşçu, M. K., Karabekiroglu, A., Yaylalı, G., Demir, F., &
Özek, E. (2009). Maternal psychological problems associated with neonatal
intensive care admission. International Journal of Pediatrics.
Foro 3: FAMILIA E INGRESO HOSPITALARIO DE NEONATOS
Como ya se ha comentado anteriormente, las experiencias afectivas de la infancia
son determinantes en la construcción del apego; este, a su vez, es una variable que influye
en el desarrollo general de los niños y niñas (Salazar y Centeno, 2019; Sánchez Herrero,
2011). Por tanto, podemos suponer que el hecho de que los primeros vínculos afectivos
sean inadecuados o carentes en algún aspecto puede conllevar alteraciones en el
desarrollo.
Los procesos de hospitalización neonatal o infantil son contextos desfavorables
para el establecimiento de un estilo de apego saludable, ya que el ingreso interrumpe
abruptamente el proceso natural de apego y el rol de crianza de los progenitores.
Concretamente, un ingreso hospitalario en un recién nacido implica largos periodos de
separación entre el bebé y sus cuidadores principales (progenitores u otros familiares) y,
por ende, tiene consecuencias en el desarrollo de apego entre ambos (Gónzalez Serrano
et al., 2012; Korja et al., 2009; Yurdakul et al., 2009).
Estos periodos de separación implican un distanciamiento físico que impide que
sean los progenitores o familiares quienes, de forma estable y repetida, satisfagan las
necesidades básicas del recién nacido y se hagan cargo de su cuidado. Estos encuentros
forman parte de las principales experiencias en base a las que se construye el apego;
asimismo, la ausencia del cuidador principal o la variación de quién da respuesta a las
necesidades puede tener efectos negativos posteriores para el establecimiento de lazos
afectivos.
Con todo esto, el ingreso hospitalario no solo influye en los neonatos, sino también
en sus progenitores o cuidadores principales que, como bien es sabido, son un elemento
fundamental en el desarrollo infantil. Los progenitores de niños y niñas ingresados
presentan con frecuencia altos niveles de ansiedad, estrés, depresión, incertidumbre, entre
otros (Pastor Rodríguez, 2018). Esto no solo afecta en su concepción de sí mismos como
progenitores, lo que supone una ruptura con la paternidad/maternidad ideal concebida
durante el embarazo, sino también en sus conductas a la hora de interactuar con el bebé
(pueden sentir rechazo a relacionarse con él ante el temor a que sufra muerte prematura,
sentimientos de insuficiencia e inseguridad para hacerse cargo de su crianza…).
El papel del personal sanitario que media en estas situaciones es fundamental en
cómo recuerdan los progenitores y el bebé sus encuentros y el impacto que pueden tener
(Flacking et al., 2016; Hagen et al., 2016). En consecuencia, me parece imprescindible
que este personal reciba formación específica sobre qué pautas o actuaciones suyas
pueden promover la construcción de un apego saludable entre los bebés ingresados y sus
progenitores, cómo acompañar y enseñar a estos progenitores en sus primeros pasos de la
crianza en estas condiciones tan estresantes para favorecer el establecimiento de vínculos
afectivos sanos.
Referencias bibliográficas
Flacking, R., Thomson, G., & Axelin, A. (2016). Pathways to emotional closeness in
neonatal units–a cross-national qualitative study. BMC Pregnancy and
Childbirth, 16(1), 1-8.

González-Serrano, F., Castro, C., Lasa, A., Hernanz, M., Tapia, X., Torres, M., & Ibáñez,
B. (2012). Las representaciones de apego y el estrés en las madres de niños
nacidos pretérmino de muy bajo peso a los 2 años. Anales de Pediatría, 76 (6),
pp. 329-335.
Hagen, I. H., Iversen, V. C., & Svindseth, M. F. (2016). Differences and similarities
between mothers and fathers of premature children: a qualitative study of parents’
coping experiences in a neonatal intensive care unit. BMC pediatrics, 16(1), 1-9.

Korja, R., Savonlahti, E., Haataja, L., Lapinleimu, H., Manninen, H., Piha, J., ... &
PIPARI Study Group. (2009). Attachment representations in mothers of preterm
infants. Infant Behavior and Development, 32(3), 305-311.
Pastor Rodríguez, J. D. (2018). Análisis de las reacciones psicológicas en los padres de
niños ingresados en una unidad de cuidados intensivos neonatales. Proyecto de
investigación.

Salazar, E. E. C., & Centeno, M. R. V. (2019). El ambiente familiar y su incidencia en el


apego materno infantil: Importancia de las relaciones afectivas en edad
temprana. Revista Arbitrada Interdisciplinaria de Ciencias de la Salud. Salud y
Vida, 3(6), 324-355.

Sánchez Herrero, M. (2011). Apego en la infancia y apego adulto: influencia en las


relaciones amorosas y sexuales.

Yurdakul, Z., Akman, I., Kuşçu, M. K., Karabekiroglu, A., Yaylalı, G., Demir, F., &
Özek, E. (2009). Maternal psychological problems associated with neonatal
intensive care admission. International Journal of Pediatrics.

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