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Lunes, 1 de junio

El arpa mágica
Un rey adoraba tanto la música que buscó por todo el mundo el mejor instrumento que hubiera,
hasta que un mago le entregó un arpa. La llevó a palacio, pero cuando tocó el músico real, estaba
desafinada; muchos otros músicos probaron y coincidieron en que no servía para nada y había
sido un engaño, así que se deshicieron del arpa tirándolo a la basura. Una niña muy pobre
encontró el arpa, y aunque no sabía tocar, decidió intentarlo. Tocaba y tocaba durante todo el
día, durante meses y años, siempre desafinando, pero haciéndolo mejor cada vez. Hasta que un
día, de repente, el arpa comenzó a entonar las melodías más maravillosas, pues era un arpa
mágica que sólo estaba dispuesta a tocar para quien de verdad pusiera interés y esfuerzo. El rey
llegó a escuchar la música, y mandó llamar a la niña; cuando vio el arpa, se llenó de alegría, y en
aquel momento nombró a la niña su músico particular, llenando de riquezas a ella y a su familia.

Recurso multimedia:

https://www.youtube.com/watch?v=6wYlCuHo664

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Señor Jesús, te damos gracias


por todo lo bueno que nos has dado en este curso.
Te pedimos que bendigas
a todas las personas que has puesto a nuestro lado
durante estos meses.
AMÉN
Cita bíblica:

“Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos”
Marcos 9: 35
Martes, 2 de junio

Las semillas
Hubo una vez 4 semillas amigas que llevadas por el viento fueron a parar a un pequeño claro de
la selva. Allí quedaron ocultas en el suelo, esperando la mejor ocasión para desarrollarse y
convertirse en un precioso árbol.

Pero cuando la primera de aquellas semillas comenzó a germinar, descubrieron que no sería
tarea fácil. Precisamente en aquel pequeño claro vivía un grupo de monos, y los más pequeños
se divertían arrojando plátanos a cualquier planta que vieran crecer. De esa forma se divertían,
aprendían a lanzar plátanos, y mantenían el claro libre de vegetación.

Aquella primera semilla se llevó un platanazo de tal calibre, que quedó casi partida por la mitad.
Y cuando contó a las demás amigas su desgracia, todas estuvieron de acuerdo en que lo mejor
sería esperar sin crecer a que aquel grupo de monos cambiara su residencia.

Todas, menos una, que pensaba que al menos debía intentarlo. Y cuando lo intentó, recibió su
platanazo, que la dejó doblada por la mitad. Las demás semillas su unieron para pedirle que
dejara de intentarlo, pero aquella semillita estaba completamente decidida a convertirse en un
árbol, y una y otra vez volvía a intentar crecer. Con cada nueva ocasión, los pequeños monos
pudieron ajustar un poco más su puntería gracias a nuestra pequeña plantita, que volvía a
quedar doblada.

Pero la semillita no se rindió. Con cada nuevo platanazo lo intentaba con más fuerza, a pesar de
que sus compañeras le suplicaban que dejase de hacerlo y esperase a que no hubiera peligro. Y
así, durante días, semanas y meses, la plantita sufrió el ataque de los monos que trataban de
parar su crecimiento, doblándola siempre por la mitad. Sólo algunos días conseguía evitar todos
los plátanos, pero al día siguiente, algún otro mono acertaba, y todo volvía a empezar.

Hasta que un día no se dobló. Recibió un platanazo, y luego otro, y luego otro más, y con ninguno
de ellos llegó a doblarse la joven planta. Y es que había recibido tantos golpes, y se había doblado
tantas veces, que estaba llena de duros nudos y cicatrices que la hacían crecer y desarrollarse
más fuertemente que el resto de semillas. Así, su fino tronco se fue haciendo más grueso y
resistente, hasta superar el impacto de un plátano. Y para entonces, era ya tan fuerte, que los
pequeños monos no pudieron tampoco arrancar la plantita con las manos. Y allí continuó,
creciendo, creciendo y creciendo.

Y, gracias a la extraordinaria fuerza de su tronco, pudo seguir superando todas las dificultades,
hasta convertirse en el más majestuoso árbol de la selva. Mientras, sus compañeras seguían
ocultas en el suelo. Y seguían como siempre, esperando que aquellos terroríficos monos
abandonaran el lugar, sin saber que precisamente esos monos eran los únicos capaces de
fortalecer sus troncos a base de platanazos, para prepararlos para todos los problemas que
encontrarían durante su crecimiento
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https://www.youtube.com/watch?v=SxWdy53Zykk

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Cita Bíblica:

“No hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno. Cada
árbol se conoce por su fruto.” Lucas 6: 43
Miércoles, 3 de junio

El cantor de Ópera
A la pequeña ciudad de Chiquitrán llegó un día en tren llevando una gran maleta un tipo curioso.
Se llamaba Matito, y tenía una pinta totalmente corriente; lo que le hacía especial es que todo
lo que hablaba, lo hacía cantando ópera. Daba igual que se tratara de responder a un breve
saludo como "buenos días"; él se aclaraba la voz y respondía:

- Bueeeeenos diiiiiiias tenga usteeeeeeeed.

Y la verdad, a casi todo el mundo se le hacía bastante pesadito el tal Matito. Nadie era capaz de
sacarle una palabra normal, y como tampoco se sabía muy bien cómo se ganaba la vida y vivía
bastante humildemente, utilizando siempre su mismo traje viejos de segunda mano, a menudo
le trataban con desprecio, burlándose de sus cantares, llamándole "don nadie", "pobretón" y
"gandul".

Pasaron algunos años, hasta que un día llegó un rumor que se extendió como un reguero de
pólvora por toda la ciudad: Matito había conseguido un papel en una ópera importantísima de
la capital, y todo se llenó con carteles anunciando el evento. Nadie dejó de ver y escuchar la
obra, que fue un gran éxito, y al terminar, para sorpresa de todos en su ciudad, cuando fue
entrevistado por los periodistas, Matito respondió a sus preguntas muy cortésmente, con una
clara y estupenda voz.

Desde aquel día, Matito dejó de cantar a todas horas, y ya sólo lo hacía durante sus actuaciones
y giras por el mundo. Algunos suponían por qué había cambiado, pero otros muchos aún no
tenían ni idea y seguían pensando que estaba algo loco. No lo hubieran hecho de haber visto
que lo único que guardaba en su gran maleta era una piedra con un mensaje tallado a mano que
decía: "Practica, hijo, practica cada segundo, que nunca se sabe cuándo tendrás tu oportunidad",
y de haber sabido que pudo actuar en aquella ópera sólo porque el director le oyó mientras
compraba un vulgar periódico

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https://www.youtube.com/watch?v=KwckAs1qhkA

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Cita bíblica:

“El que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes
quiera ser el primero, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo el hijo del hombre no
vino para que le sirvan sino para servir”. Mateo 20: 26 – 28
Jueves, 4 de junio

Un vejete en la luna
Paco desde que fue un pequeñajo decía que iba a ser astronauta. Pero por mucho que estudió
y trabajó, y por muchas pruebas a las que se presentó, nunca fue elegido. Y así cumplió la edad
máxima para presentarse a las pruebas de selección sin haber llegado a cumplir su sueño.

Muchos se apenaron por él, pensando en todo el tiempo y el esfuerzo que había desperdiciado,
e incluso sentían lástima. Y a pesar de todo lo que le decían para que dejara su deseo
abandonado, Paco siguió preparándose como si fuera a presentarse de nuevo a las pruebas al
mes siguiente.

Así se fue haciendo mayor, y ya era todo un anciano, cuando recibió la noticia de que para unos
experimentos médicos importantísimos hacía falta un astronauta muy mayor. En todo el mundo,
sólo Paco, que ya caminaba apoyándose en un bastón, tenía la preparación suficiente para ir en
cohete. Así que cuando ya nadie lo esperaba, se encontró dando paseos espaciales para ayudar
a la ciencia. Sus conocimientos y sabiduría durante aquellas misiones sirvieron para eliminar una
de las peores enfermedades de las personas mayores, y Paco fue considerado un héroe.
Las fotos de aquel astronauta con garrota y pocos dientes dieron la vuelta al mundo, convertido
en el mejor ejemplo de que el saber y la preparación nunca sobran, y de que el esfuerzo y la
tenacidad siempre tienen recompensa, aunque no sea como pensábamos en un principio

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https://www.youtube.com/watch?v=nBZ1yzPuaIw

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“No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que salga de los labios de Dios”.
Mateo 4: 4
Viernes, 5 de junio

El capullo de mariposa
“Un hombre encontró un capullo de una mariposa y lo llevó a su casa para observar a la mariposa
cuando saliera del capullo.

Un día notó un pequeño orificio en el capullo, y entonces se sentó a observar por varias horas,
viendo que la mariposa luchaba por poder salir. El hombre la vio que forcejeaba duramente para
poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que
pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Parecía
como que se había atascado.

Entonces el hombre, sintiendo lástima, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera
corto al lado del agujero para hacerlo más grande, y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir
del capullo.

Sin embargo, al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante, las alas se
desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo
hinchado que estaba.

Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos
con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Jamás logró volar.

Lo que el hombre, en su bondad y apuro, no entendió fue que la restricción de la apertura del
capullo y el esfuerzo de la mariposa por salir por el diminuto agujero, eran parte natural del
proceso que forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que alcanzasen el
tamaño y fortaleza requeridos para volar.

Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privado su desarrollo normal.

Moraleja: Si se nos permitiese progresar en todo sin obstáculos, nos convertiríamos en inválidos.
No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido a través del esfuerzo y la
constancia.

Cuántas veces hemos querido tomar el camino fácil para salir de dificultades, tomando esas
tijeras y recortando el esfuerzo para encontrarnos al final un resultado insatisfactorio, y a veces
desastroso.

¡Sí, luchemos y esforcémonos por alcanzar metas!.


Cita bíblica:

“No juzguen a otros para que dios no los juzguen a ustedes. Pues dios los juzgará a ustedes de
la misma manera que ustedes juzguen a otros.” Mateo 7, 1-2

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