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12 de abril de 2023
Eduar: Te pedimos, Señor, que tu bondad nos ayude a vivir en santidad este tiempo de Pascua,
en el que celebramos tu victoria sobre la muerte en la majestuosa resurrección que recordamos el
pasado domingo, y que es el acto que le da sentido a nuestra fe. Ansiamos que te quedes con
nosotros, así como lo hiciste con los apóstoles antes de tu gloriosa Ascensión al Cielo.
Invoquemos al Señor, que se acerca al hombre para acompañarlo y dar sentido a su vida, y
digamos con fe:
Carlos: Por la santa Iglesia que cada día en la celebración eucarística celebra el memorial de la
muerte y resurrección del Señor Jesús, para que cada fiel se sienta acogido en la mesa del Pan y
de la Palabra y encuentre ayuda para alimentarse de ellos con fe y recibir frutos abundantes de
vida, roguemos al Señor.
Carlos: Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y todos los consagrados, para que,
agradecidos por el don de haber sido llamados por el Señor a vivir con Él, se entreguen
enteramente a Dios y al servicio de los hermanos, para que todo hombre pueda alcanzar la
salvación, roguemos al Señor.
Carlos: por los gobernantes de las naciones, para que se dejen llenar por la paz que nos trae
Cristo resucitado, y luchen para que todos los pueblos podamos vivir en armonía y hermandad,
roguemos al Señor.
Carlos: Por los que se sienten abandonados por Dios, para que, en la búsqueda sincera de su
presencia, puedan darse cuenta de que el Señor siempre es el primero en buscarlos para dejarse
reconocer por ellos, roguemos al Señor.
Carlos: Por todos nosotros, miembros de esta gran familia carmelita, para que la participación
en este momento de oración haga arder nuestro corazón y abra nuestro entendimiento para
comprender las Escrituras, roguemos al Señor.
Carlos: lectura del santo evangelio según San Juan. Por la señal de la santa Cruz, de
nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro.
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio
testimonio diciendo:
«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le
hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
«Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él
Satanás. Entonces Jesús le dijo:
«Lo que vas a hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos
suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
Impacta este fragmento del evangelio de Juan por muchos detalles que se nos narran. Hoy
resuena con fuerza el eco de la perplejidad de los discípulos. Incluso parece increíble...
¿Perplejos?
En la comunidad de los doce como en los inicios de la Iglesia, así como hoy, hablamos de
muchas cosas: alegrías, desafíos, problemas, actitudes de unos y de otros, las pequeñas
discusiones y luchas al respecto de lo que el Maestro quiere decir o de lo que le agrada, de quien
es mejor discípulo. Pero a la hora de la verdad hay perplejidad...
Y esta perplejidad puede suscitar también en cada uno de nosotros cuestionamientos que, en
realidad, están fuertemente vinculados a la propia manera de vivir el discipulado. ¿Qué causa
más perplejidad? ¿Que alguien le vaya a “entregar” para que lo maten o que Jesús tenga una
conciencia tan clara de lo que está ocurriendo? ¿En el hecho de que comparta lo que está
viviendo en la intimidad de la comunidad de los doce? ¿En la actitud serena que no presenta ni
rechazo ni cólera? ¿En la ausencia de estrategias de defensas o de organización de su “grupito”
protector para impedir que esto ocurra? ¿En la plena libertad que continúa ofreciendo a Judas:
"lo que tengas que hacer, hazlo enseguida”? ¿En el conocimiento profundo del amor de Pedro,
de su deseo de entregar su vida por Él, y de su gran fragilidad: aquella que le impide hacer lo que
su corazón más desea?
Ante el Misterio de Salvación que celebramos durante estos días, la Sagrada Escritura es Luz
para comprender y asumir la vida de fe, incluso en aquellas circunstancias que son dolorosas. Sí,
“2023: 70 años de formación, liderazgo e innovación”.
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NIT: 800227406-4 DANE: 144650000341
Profesor: Carlos Jiménez
ante el Misterio de la Salvación se rompen esquemas y surge perplejidad. Ya se dice que el
discípulo no es mayor que el Maestro. La senda está ante nosotros. La tarea para hoy es no
quedarnos perplejos ante el acto de amor de Cristo en nosotros. Pidamos al Señor que nos
permita seguir el camino para hacer el bien común. Amén.