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de un mundo diverso.
Sólo las mujeres, las madres,
conocen la espera,
porque está inscrita físicamente
en sus cuerpos.
Se espera, no por una carencia,
sino por una plenitud,
no por ausencia que colmar,
sino por una sobreabundancia de vida
que ya presiona.
Se espera para engendrar:
el viento del Espíritu llena la vida.
(Ermes Rochi)
Lucas 21, 25-28.34-36 - I domingo de Adviento –C- 29-11-2009. Comienzo del año litúrgico.
Autora: Asun Gutiérrez.
Música: Adagietto Symphonie nº 5 (Mahler)
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Damos comienzo a un nue ciclo lit
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No se trata de volver el evangnge o deell Espírituu,,
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superior a tod dooss los restantes
libros deell Nuue evvoo Testamento...
Las “señales” que menciona afectan a la totalidad de la creación (cielo, sol, luna,
estrellas, tierra, mar). Lo que sucede en el cielo tiene reflejo en la tierra.
En la tradición apocalíptica, la catástrofe cósmica era el símbolo de la caída de un
orden social injusto, y de la inauguración de un mundo nuevo: del triunfo del Mesías
y del inicio del reinado universal de Dios.
Lucas presenta este acontecimiento como Buena Noticia. El objetivo no es provocar
miedo sino animar a la alegría y a la esperanza.
Nuestra fe no se basa en descripción de acontecimientos, sino en la venida de
Jesús, que supone nuestra definitiva liberación.
27
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria.
28
Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza,
porque se acerca vuestra liberación.