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Llegó Diciembre...

Ningun mes del año como Diciembre. Todo se transforma, usted anda limpio pero se dedica a recorrer
las calles y a empañar las vidrieras viendo como les gustaria comprar; o pensando cuantas hallacas van a
hacer en la casa este año, sin tener siquiera para las hojas de plátano ni leña para ahumarlas. Los niños
no pueden apartar de su pensamiento, que le van a pedir al Niño Jesús. Pero, eso si, el espíritu navideño
siempre nos permitirá soñar. De allí que, abramos el portal de la memoria una vez más para recordar
aquel San Felipe de ayer.

El sonoro anuncio de "los cachitos" nos indicaba que nos adentrábamos en el mes de Diciembre y, por
ende, la navidad. Eran unos cachos de res que, al soplarlos, producían un sonido acompasado: "Tuuu-
tuuuu, tuuuuu-tuuuu", se oía lejanamente, desde el este de la ciudad. ¡Ahí viene el niño de los cachitos!,
se exclamaba en los diferentes hogares. A medida que se acercaban, se preparaba la ofrenda
correspondiente, la cual era depositada en un pequeño altar que llevaban consigo los portadores del
niño para luego elevar una plegaria a las alturas, con la esperanza de ver cumplidos sus deseos de paz y
buena voluntad.

Había otros atractivos navideños tradicionales. Al unísono de los cachitos, era frecuente también para la
época decembrina, el aparecer de "las parrandas". Conjunto de personas que iban de casa en casa
entonando alegres aguinaldos:

"Dame mi aguinaldo,

dame mi aguinaldo,

aunque sea de yuca..."

Era algo muy típico y representativo de las festividades decembrinas. Estaban conformadas por personas
del barrio, que se reunían para ir cantando aguinaldos de casa en casa. El cuatro y las maracas, eran los
instrumentos mas sencillos; pero, aparte de ellos, también se utilizaba la marimbola, la cual era un cajón
con una abertura circular en su parte inferior para darle resonancia, y sobre la cual se instalaban unos
flejes de metal de diferentes tamaños, los cuales, al ser pulsados acompasadamente, daban una
tonalidad que pudiéramos comparar con el instrumento musical denominado "bajo". Jacobo Gil era un
fino tocando esa marimbola en las diferentes agrupaciones de aguinaldos que preperaba para las épocas
decembrinas.

La madrugada del 16 de Diciembre era esperada con ansias... ¡Comenzaban las misas de aguinaldo! A las
4 de la madrugada, aún somnolientos exclamaban: "Ya tocaron el primero para la misa". La iglesia era
inundada por aquellos que acudían para escuchar la misa y los alegres aguinaldos que se entonaban
durante el transcurso de la misma. Luego de la misa los pobladores se postaban en la plaza Bolívar para
realizar actividades deportivas y culturales. La competencia entre las organizacion es parecía reducirse a
aquel que hiciera mas bulla, ya que, mientras más gente despertara, pues, mas gente acudía a la misa en
cuestión. Cuando le correspondía Zumuco o a Caja de Agua, lo mas seguro es que hubiera un "picoteo"
la noche anterior. "Pa' amanecé pa' la misa", se decía entonces.

Así transcurrían las misas, hasta la Misa del gallo. Y, entonces, venía el Niño Jesús.... y amanecía el
pueblo con la alegría de los niños con sus juguetes y las plazas se llenaban de vecinos que se saludaban
entre sí deseándose.... ¡Feliz Navidad!

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