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Ficha de lectura/ensayo (rellenar cada uno de los siguientes apartados)

Extensión entre 1500 y 3000 palabras

Nombre y Apellidos: Saioa Marrón Pérez

Textos

"Do Artifacts Have Politics?" (1983), en: D. MacKenzie et al. (eds.), The Social Shaping of
Technology, Philadelphia: Open University Press, 1985.

Palabras clave
Política, artefacto, tecnología, cosas.

Ideas principales
Controversia: los entes políticos son personas y no las cosas.

Las fuerzas sociales y económicas dan forma a las tecnologías (argumento contra el determinismo
tecnológico) pero la tecnología en sí misma tiene cualidades políticas y no solo tiene que ver en el
sistema social en el que se encarna (argumento contra el determinismo social de la tecnología)

Se rebate la creencia fuera de los STS de no hay nada particular en el estudio de la tecnología: se
puede estudiar con las mismas premisas y herramientas que las CCSS han venido utilizando (una
vez explicado el interés “primigenio” de los poderosos en llevar a cabo un cambio tecnológico, el
análisis debería parar ahí). A la contra: el estudio de la tecnología NECESITA atender al objeto en
sí mismo.

Los desarrollos tecnológicos no sólo se introducen con el fin de lograr una mayor eficacia, también
-entre otras razones- mayor control.

Importancia del diseño de los planes técnicos que preceden al uso de los instrumentos en cuestión.

Debate contra la premisa clásica de la neutralidad de la tecnología (su uso NO SOLO es el que
determina si está bien o mal), previos diseños pueden crearse esperando determinado impacto
previo a sus usos corrientes.

Cierto tipo de tecnología requiere un medio social concreto para que tenga lugar (centrales
nucleares un sistema jerarquizado, energía solar, medios más descentralizados) à debate de si
esta infraestructura determina o facilita.

Los argumentos a favor de la efectividad cortocircuitan la posibilidad de pensar que hay diversas
maneras de organizarse entorno al uso de una infraestructura (autogestión de las fábricas)
Frases o párrafos reseñables para su posterior cita

“En las controversias acerca de la tecnología y la sociedad, no hay ninguna idea que sea más
provocativa que la noción de que los artefactos técnicos tienen cualidades políticas. Lo que está en
cuestión es la afirmación de que las máquinas, estructuras y sistemas de nuestra moderna cultura
material pueden ser correctamente juzgados no sólo por sus contribuciones a la eficacia y la
productividad, ni simplemente por sus efectos ambientales colaterales, sino también por el modo
en que pueden encarnar ciertas formas de poder y autoridad específicas” p(1) [a la contra que se
piensa que] “lo que importa no es la tecnología misma, sino el sistema social o económico en el
que se encarna” (p.1) [determinismo social de la tecnología] vs. [determinismo tecnológico] “la
idea de que la tecnología se desarrolla únicamente como resultado de su dinámica interna ... al no
hallarse mediatizada por ninguna otra influencia, moldea la sociedad para adecuarse a sus
patrones” (p.2)

“tomar los artefactos técnicos en serio” (p.2) “más que insistir en que reduzcamos todo a una mera
interrelación de fuerzas sociales, sugiere que prestemos atención a las características de los objetos
técnicos y al significado de tales características” (p.2)

“[las] estructuras monumentales de acero y hormigón encarnan una desigualdad social sistemática,
una forma de ingeniería de las relaciones personales que, después de cierto tiempo, se convierte sin
más en parte del paisaje” (p.3) à “las características específicas del diseño y la planificación de un
artefacto o sistema puede convertirse en medios de establecer determinados patrones de poder y
autoridad en un cierto entorno” (p.10)

“ciertos tipos de tecnología no permiten tanta flexibilidad y elegirlos es elegir una determinada
forma de vida política” (p.6)

“las necesidades operativas de los ferrocarriles exigieron la creación de las primeras jerarquías
administrativas de la empresa americana” (p.8)

“...decir que algunas tecnologías son inherentemente políticas es decir que determinadas razones de
necesidad práctica...han tendido a eclipsar otros tipos de razonamientos y justificaciones morales”
(p.9)

“Un intento de salvar la autonomía de la política de las garras de la necesidad práctica involucra la
idea de que las condiciones de asociación humana que se hallan en lo más interno de las
operaciones de los sistemas tecnológicos pueden mantenerse con facilidad alejadas de la política
considerada como un todo” (p.9) “que la democracia se pare a las puertas de las fábricas” (p.9)

Ensayo sobre los textos leídos


Si los artefactos técnicos no han solido ser objeto de atención dentro de las CCSS, afirmar su
cualidad política no podría ser otra cosa más que una controversia. Acostumbrados a una
concepción de lo material, de los objetos como cosas dominadas por lo social, por los humanos y
sus interrelaciones sociales, reivindicar su capacidad activa, sus cualidades políticas en sí mismos,
es decir “tomarse los artefactos técnicos en serio” supone pues, todo un proyecto que debe de ser
defendido.

Dos movimientos en torno a la concepción de lo tecnológico han sido esgrimidos. Por un lado, la
defensa de que “lo que importa no es la tecnología misma, sino el sistema social o económico en el
que se encarna” (p1) es decir un determinismo social de la tecnología. Por otro, “la idea de que la
tecnología se desarrolla únicamente como resultado de su dinámica interna ... al no hallarse
mediatizada por ninguna otra influencia, moldea la sociedad para adecuarse a sus patrones” (p.2)
es decir un determinismo tecnológico. Estos movimientos, al menos, han centrado de alguna
manera la atención en lo tecnológico, pero según Wiener han sido movimientos no solo
insuficientes si no problemáticos en sí mismos.

¿Cuál es pues su proyecto? “Más que insistir en que reduzcamos todo a una mera interrelación de
fuerzas sociales... prestemos atención a las características de los objetos técnicos y al significado
de tales características” (p.2)” El autor lo hace de dos maneras, la primera haciéndonos atender a la
previa planificación de los diseños técnicos, y en segundo lugar haciendo cuestionar si este carácter
político de los objetos puede ser incluso inherente a ellos mismos.

La tesis del primer apartado afirma que “las características específicas del diseño y la planificación
de un artefacto o sistema puede convertirse en medios de establecer determinados patrones de
poder y autoridad en un cierto entorno” (p.10) es decir, que la propia infraestructura condiciona el
paisaje social en la que se despliega, en palabras del autor: “[las] estructuras monumentales de
acero y hormigón encarnan una desigualdad social sistemática, una forma de ingeniería de las
relaciones personales que, después de cierto tiempo, se convierte sin más en parte del paisaje”
(p.3). Los puentes de Long Island de sólo 9 metros de altura imposibilitan que los autobuses,
utilizados sobre todo por las clases más bajas racializadas, accedan a las partes interiores de la
ciudad, creando un centro sólo para las clases más altas pudientes. La máquinas tejedoras de las
fábricas de Chicago, dañaron en su momento el movimiento sindical dentro de estas mismas, al
reducir el número de trabajadores especializados, autores de la organización obrera.

La segunda tesis, complica un poco más previas afirmaciones al afirmar que quizás “ciertos tipos
de tecnología no permiten tanta flexibilidad y elegirlos es elegir una determinada forma de vida
política” (p.6) como por ejemplo la existencia de los ferrocarriles cuyas “necesidades
operativas...exigieron la creación de las primeras jerarquías administrativas de la empresa
americana” (p.8) ¿Podemos imaginar la existencia del ferrocarril sin las necesidades de un mundo
jerarquizado, fundamentado en una sociedad asalariada y especializada? Es complicado
imaginarlo, de ahí a que se tienda a afirmar que hubiese ciertas tecnologías que vinieran
determinantemente vinculadas a ciertas formas políticas.

Sin embargo, el autor problematiza esta conclusión. ¿Qué pasa entonces con las experiencias de
autogestión obrera en las fábricas ? Una infraestructura a priori considerada como poco flexible,
(casi determinantemente jerárquica) pudiera verse transformada por un deseo político colectivo. En
palabras del autor “decir que algunas tecnologías son inherentemente políticas es decir que
determinadas razones de necesidad práctica...han tendido a eclipsar otros tipos de razonamientos y
justificaciones morales” (p.9) Razones de necesidad prácticas, o, en otras palabras, la efectividad.
Reificar el uso de un objeto, cómo único, como determinante, en torno a su organización efectiva u
óptima sería cortocircuitar la posibilidad de pensar en otras formas de organizarse en torno a un
objeto, es decir caer en un determinismo tecnológico de nuevo. Esto no quita, sin embargo, a
pensar que ciertas tecnologías permitan una mayor o menor flexibilidad de impacto nocivo sobre
nuestras vidas.
Punto final clave, pues recupera la tesis principal del autor: reconocer la cualidad política de los
objetos mismos significa plantear que cuando pensamos en la estructuración y organización de
nuestras vidas (es decir, en la política) tomemos en cuenta también, y con más ahincó del que ha
obtenido previamente a las “cosas”: necesitamos que la política entre más allá de las puertas de la
fábrica.

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