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Villamontes 13 de julio de 1934

Señora:
Sulema Zambrana Pinaya

Querida mamita:
Te escribo esta carta con lágrimas en los ojos para contarte los momentos más
crudos que estoy pasando en esta maldita guerra, lamentablemente me toca atender solo
a los heridos de los cuales se tenga la seguridad de que van a sobrevivir, lo cual no me
parece justo porque todos merecen recibir atención, y es muy doloroso verlos morir
escuchando sus gritos y llantos de agonía pidiéndome sus últimos deseos para que yo
escriba a sus familias y contarles que murieron como valientes y no como cobardes.
También hay algunos soldados heridos en menor gravedad que corren con la
suerte de ser enviados a la retaguardia para recuperarse, lo cual para ellos es un alivio no
volver a enfrentarse con el enemigo en el campo de batalla durante el tiempo de su
recuperación.
Realmente a veces me pregunto ¿dónde está Dios en estos momentos?, ¿por
qué permite el sufrimiento de sus hijos?, no se supone que nos ama. Es muy difícil
entender y aceptar esta tarea que tengo que cumplir, pero no me rendiré y seguiré
adelante con fuerza, con valor para que mis pacientes no se sientan solos mientras se
recuperan.
Te pido mamita que ores por mí y por todas mis compañeras que van al campo
de batalla para cumplir con su labor. También por aquellos soldaos que aún están
luchando en esta guerra para que se mantengan con vida hasta el final.

Sin más que decirte me despido con muchos besos y abrazos para toda la familia.

Atentamente:
Tu hija que te ama y extraña Nayra.

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