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NIVELES DE EVIDENCIA Y GRADO DE RECOMENDACIÓN: IMPLICANCIAS

ÉTICAS.

Por Fabián Sepúlveda Morales

El nivel o grado de evidencia clínica ayuda a los profesionales de la salud a


evaluar la solidez de la evidencia obtenida a partir de un estudio clínico. Las
recomendaciones médicas en las que se basan, a su vez, pueden tener mayor o
menor calidad. Las fuentes de evidencia utilizadas para estos fines son variadas y
van desde la opinión de expertos, pasando por estudios pequeños o reportes de
casos, hasta estudios clínicos grandes con buen diseño que buscan minimizar la
probabilidad de sesgos o errores. Por tanto, la calidad de la evidencia tendrá un
impacto en las recomendaciones que reciban los profesionales de salud a la hora
de elegir un tratamiento determinado: si es deficiente, puede llevar a recomendar
estrategias terapéuticas que no beneficiarán al paciente o que, en casos más
extremos, podrían resultar perjudiciales para su salud. Por ello, resulta
fundamental (a la vez que ético), el conocer si una recomendación es fuerte
(podemos confiar en dicha recomendación) o débil (no podemos confiar en ella).

Tales niveles de evidencia provendrán tanto de la solidez del diseño del estudio
(su metodología), como de la solidez y consistencia de los resultados. Sumado a
ello, las recomendaciones deberán incluir aspectos como los efectos adversos, la
cantidad de participantes en los estudios, mortalidad, entre otros. Todo lo anterior
plantea un desafío que el investigador deberá considerar: el tipo de estudio,
herramientas de medición, protocolos de evaluación y análisis de la información
recopilada deben ser lo más meticulosos posibles. Desde otra arista, el profesional
tratante deberá contar con la formación necesaria para interpretar y discernir si lo
que hará conllevará más beneficios que riesgos y hasta qué punto se logrará un
determinado efecto.

Muchas recomendaciones se toman a partir de evidencia de baja calidad, lo que


ha llevado a la elaboración de guías clínicas de baja calidad y recomendaciones
que llevan a los tratantes a actuar contra la integridad de los pacientes. Cuando se
conoce la calidad de la evidencia, la probabilidad de generar este tipo de errores,
se reduce de forma significativa.

Finalmente, se puede señalar la consideración de estos aspectos, tiene relación


con la observancia de una serie de principios bioéticos que todo profesional de
salud debe respetar. Dichos principios son aplicables desde la realización de
estudios clínicos, análisis y adecuada categorización de los niveles de evidencia
hasta la aplicación de herramientas terapéuticas y el respeto de la voluntad de la
persona para recibirla.

REFERENCIAS CONSULTADAS

Pérsico D, Torres D. Niveles de evidencia y grados de recomendación: el sistema


GRADE. Rev chil anest. 2014; 43(4)357-360.

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