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Derecho SUA

9010

Universidad de
Sotavento
DERECHO SUA 9010

“Derechos de la
personalidad”

Personas

Catedrático: Lic. Juan Manuel


Ortiz Meléndez
Alumna: Dennisse del Carmen
Juárez Trinidad
Coatzacoalcos, Veracruz, a 15 de octubre de 2022.

Dennisse del Carmen Juárez Trinidad


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Introducción

Con la expresión «derechos de la personalidad» se suele hacer referencia


a un conjunto de derechos de la propia persona, que constituyen, en definitiva, manifestaciones,
tanto exteriores como interiores, diversas de la cada persona singular, su dignidad y su propio
ámbito individual. También podemos decir que los derechos de la personalidad son aquellos que el
ordenamiento jurídico concede para la protección de los intereses más personales de un individuo,
de ahí la justificación de tal denominación. Los derechos de la personalidad no sólo tienen un
alcance objetivo (alcance de los derechos y los bienes protegidos en cuestión), sino subjetivo, y
quizás por esa razón se les ha otorgado la categoría de derechos subjetivos, con cierta discusión
doctrinal en nuestro país.

Para entender lo que son los derechos es importante que, se analicen los
temas de:

- El daño, entendido como menoscabo a una persona física o moral, se


origina mediante conductas contrarias a la norma, o bien contrarias a la
obligación en el rango del deber ser, consistente en respetar los
derechos, tanto públicos como privados, de los entes de la
colectividad.

- El menoscabo puede sufrirse tanto en el plano patrimonial, como en la


esfera íntima y personal, llamándose respectivamente daños
patrimoniales y daños extramatrimoniales o daño moral. Esta lesión
moral corresponde a la esfera íntima del sujeto de derecho, porque,
como ya dijimos, el menoscabo no solamente se ocasiona en el plano
material, sino también en su ámbito afectivo, emocional y de creencias.

Dennisse del Carmen Juárez Trinidad


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DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

1. Concepto.
Castán Tobeñas dice que los derechos de la personalidad “son aquellas
facultades concretas de que está investido todo el que tiene personalidad. Constituyen un núcleo
fundamental”; además, señala que el objeto de estos derechos no lo podemos encontrar ni en la
persona titular de los mismos ni en los demás sujetos pasivos u obligados a respetarlos, “sino en
los bienes constituidos por determinados atributos o cualidades físicas o morales, del hombre,
individualizados por el ordenamiento jurídico”.
Para Ferrara, estos derechos, como todo cuerpo normativo, son ideales de
convivencia armónica y de desarrollo personal; a su vez, estas cualidades personales “garantizan
el goce de nosotros mismos, aseguran al individuo el señorío de su persona, la actuación de sus
propias fuerzas físicas y espirituales”.
Por su parte, Alfredo Bazua coincide con la definición de Castán, y
asimismo le llama derechos naturales al hombre. Gutiérrez y González critica la definición de
Castán Tobeñas al considerar que cuando habla “del hombre” se refiere exclusivamente a dicho
género y excluye en consecuencia a las mujeres, quienes también, para él, gozan de derechos de
la personalidad.58 Gutiérrez y González reestructura la definición criticada y expresa que los de
derechos de la personalidad: “son los bienes constituidos por determinadas proyecciones, físicas o
psíquicas del ser humano, que las atribuye para sí o para algunos sujetos de derecho, y que son
individualizadas por el ordenamiento jurídico”; no obstante, podemos apreciar que los elementos
esenciales de la definición aportada por Castán y redefinida por Gutiérrez y González no sufren
una distinción mayor, sino son complementarias, ya que, por una parte, el primero de ellos se
refiere a los derechos de la personalidad como atributos o cualidades del hombre e
individualizados por el orden jurídico, mientras que el otro habla sobre proyecciones psíquicas o
físicas del ser humano tuteladas por el ordenamiento jurídico.
Por lo tanto, lo que para uno merece el término “hombre”, el otro le
denomina “ser humano”; sin embargo, debe recordarse que, conforme a la definición jurídica de
persona, esta abarca tanto a los seres humanos y a las personas morales o jurídicas, quienes por
ficción de la norma gozan de ciertos atributos personales salvaguardados en los derechos de la
personalidad. En consecuencia, y para evitar confusiones, el concepto idóneo para ambas
definiciones sería el de persona, porque con este término abarcamos a los seres humanos,
hombres y mujeres, así como a las personas jurídicas colectivas.
Hablando al respecto, Federico de Castro y Bravo concibe a estos
derechos como un poder otorgado a las personas, que les permite “proteger la esencia de su
personalidad y sus más importantes cualidades”. Por su parte, De Cupis diferencia el concepto
personalidad jurídica y derechos de la personalidad; según De Cupis, aquella se distingue por el
reconocimiento que hace el ordenamiento jurídico para realizar determinados actos, y omitiendo el
adjetivo “jurídico” precede la idea de personalidad.
En cuanto a los derechos de la personalidad, estos se encuentran dentro
del campo de la ética y los denomina derechos esenciales de la persona —diritti essenziali della
persona. Nos afiliamos a la idea del citado autor, porque los derechos de la personalidad al
encontrar su génesis en la ética, hace conveniente su incorporación a los sistemas jurídicos, ya
que la norma jurídica es (hasta el momento) la única que posee las características de autonomía,
generalidad y coercitividad.
Otro autor que concibe a estos derechos como cualidades o atributos es
Alberto Pacheco, quien dice que los derechos de la personalidad “corresponden a determinadas
cualidades o atributos físicos o morales de la persona humana”.

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Pacheco concuerda con Castán y Castro y Bravo, al considerarlos como


facultad “de actuar por parte del sujeto que tiene derecho a que se le reconozcan los instrumentos
jurídicos necesarios para poder preservar sus bienes y atributos esenciales, que son el contenido
propio de los derechos de la personalidad”,63 creyéndolos como derechos subjetivos peculiares y
bienes morales.
Estos derechos, atributos o bienes, según Pacheco, derivan de la propia
persona humana y se encargan de defender la propia personalidad, frente a sí misma y frente a los
demás. Luego, los bienes más próximos al sujeto son los que forman la materia de los derechos de
la personalidad.
Haciendo un análisis de los autores previamente citados, todos ellos
denominan a los derechos de la personalidad como atributos o cualidades más próximos a la
persona, lo cual creemos adecuado, porque la ley no puede ser muy laxa en el sentido de proteger
a cuanto sentimiento o estado psíquico se le antoje al sujeto, sino que deben considerarse a los
que verdaderamente y en forma inmediata lesionen esas cualidades o atributos, y que de cierta
forma impidan al sujeto desarrollar sus potencialidades al verse disminuido en sus derechos
íntimos.
Renato Scongnamiglio denomina a los derechos de la personalidad como
bienes morales, no patrimoniales,66 porque la idea de patrimonio solo incluye al pecuniario. Por su
parte, Elvia Flores considera a estos derechos como “derechos subjetivos privados con una doble
faceta: la primera implica la autodeterminación y protección, y la otra, la facultad que tiene la
persona para demandar la acción de reparación de los daños que haya sufrido, todo ello recae
sobre los bienes inmateriales más preciados para una persona como su vida, honor, libertad, vida
privada, etc.”.
Para Elena Vicente Domingo, los derechos de la personalidad son bienes
de naturaleza extramatrimonial o también denominados bienes o derechos morales, tales como el
honor, el dolor, la integridad corporal, la tristeza, la muerte de un ser querido, es decir, un largo
catálogo de supuestos que no se pueden reponer, porque no circulan en el tráfico jurídico.
En nuestro punto de vista, la idea de patrimonio es una concepción
arraigada con significado pecuniario, material. Por ello, y para evitar confusiones o amplitudes en
su concepto, consideramos como idóneo describir a los derechos de la personalidad como bienes
morales, no patrimoniales, entendido “bien” como todo aquello que le proporcionamos un valor
positivo y, por ello, estimable.
Independientemente de las corrientes iusnaturalistas que conciben la idea
del derecho innato al individuo y superior al ordenamiento jurídico, consideramos necesario incluir
en los cuerpos normativos de la personalidad, defendiéndolos, catalogándolos y adecuándolos a
las necesidades de cada comunidad. Una vez positividades estos bienes inmateriales, serán
protectores de las cualidades personales ya que son atributos que hacen a las personas físicas o
morales tal y como son, y además permiten su individualidad y desarrollo integral.
2. Naturaleza.
Según el diccionario jurídico mexicano de año 1994 por la Suprema Corte
de Justicia de la nación escrito por Iván Lagunés Pérez, Los derechos de que se trata, ostentan los
siguientes caracteres:
1) son originarios porque nacen con su sujeto activo;
2) son subjetivos privados porque garantizan el goce de las facultades del
individuo;
3) son absolutos porque pueden oponerse a las demás personas;
4) son personalísimos porque sólo su titular puede ejercitarlos;

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5) son variables porque su contenido obedece a las circunstancias en que


se desarrollan;
6) son irrenunciables porque no pueden desaparecer por la voluntad;
7) son imprescriptibles porque el transcurso del tiempo no los altera, y
8) son internos por su consistencia particular y de conciencia. Se sostiene
por Gutiérrez y González que también deben catalogarse como patrimoniales, «considerando al
patrimonio no necesariamente pecuniario pues su contenido no responde en sí, en su contenido
intrínseco, a nociones jurídicas, sino a reacciones políticas ante presiones sociales».
3. Clasificación y estudio específico.

1. Adriano De Cupis Pionero en sistematizar los derechos esenciales


según el bien tutelado, en el sumario de su obra se encuentra la clasificación de I Diritti della
personalista:
1. El derecho a la vida y el derecho a la integridad física: El derecho a la
vida. El derecho a la integridad física.
2. El derecho a las partes individuales del cuerpo humano y el derecho al
cadáver humano: El derecho sobre las partes separadas del cuerpo. El derecho sobre el cadáver.
3.El derecho a la libertad: El derecho a la libertad sexual.
4. El derecho al honor y el derecho a la intimidad: El derecho a la imagen.
Otras manifestaciones del derecho a la intimidad. El derecho al secreto (de correspondencia,
documental, profesional, doméstico).

2. Castán Tobeñas
Este autor clasifica a los derechos de la personalidad de la siguiente forma:
1. El derecho a la individualidad a través de sus signos distintivos: Derecho
al nombre.
2. Los derechos relativos a la existencia física o inviolabilidad corporal.
A. Derecho a la vida.
B. Derecho a la integridad física.
C. Facultades de disposición del propio cuerpo. El derecho sobre las partes
separadas del cuerpo y el derecho sobre el cadáver.
3. Los derechos de tipo moral:
A. Derecho a la libertad personal.
B. El derecho al honor.
C. Los derechos a la esfera secreta de la propia persona: El derecho al
secreto de la correspondencia. b. El derecho a la imagen.

3. Castro y Bravo Los derechos de la personalidad los divide como:


I. Bienes esenciales de la persona: La vida, La integridad corporal, La
libertad.
II. Bienes sociales o individuales: El honor y la fama, La intimidad personal,
La reproducción de la imagen, La condición de autor.
III. Bienes corporales y psíquicos secundarios, entre los cuales enumera la
salud física y psíquica, los sentimientos y la estima social.
IV. El nombre
4. Pacheco Escobedo Por su parte, en su obra La persona en el derecho
civil mexicano, señala la siguiente clasificación en torno a los derechos de la personalidad:
1. Derecho a la vida: El no nacido, La pena de muerte, Obligación de vivir,
La obligación de curar, La reparación del daño cuando es violado el derecho a la vida.

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2. Derechos sobre el cuerpo: Derecho sobre el propio cuerpo, Derecho


sobre el cuerpo ajeno, La reparación del daño en caso de lesiones.
3. Derechos sobre el cadáver.
4. Derecho a la libertad personal.
5. Derecho a la individualidad: Derecho al nombre, Derechos de autor,
Derechos patrimoniales, Derechos extramatrimoniales. (El derecho a la publicación, El derecho a la
paternidad intelectual, El derecho a la pureza de la obra).
6. Derecho a la consideración social: Derecho al honor y a la fama,
Derecho a la intimidad personal, Derecho a la propia imagen
4. Elvia Flores.
La evolución propia de todo producto intelectual y de la ciencia del derecho
se hace evidente en la clasificación elaborada por la doctora Elvia Flores, que divide a los derechos
de la personalidad en dos grandes grupos: los derivados de la integridad física de la persona y los
emanados de la integridad espiritual de las personas. En este apartado, la autora señala a los
derechos de disposición voluntaria y no voluntaria de las partes del cuerpo humano, de los líquidos
y de los fluidos, así como la disposición absoluta de la vida humana, en los
supuestos de suicido, eutanasia, salud procreacional e intervenciones quirúrgicas.

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BIBLIOGRAFIA

 5.pdf (unam.mx)
 tema_8.ppt (live.com)
 Derechos de la Personalidad – México | Enciclopedia Jurídica
Online (leyderecho.org)
 LJ47_1.pdf (uach.mx)

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