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Vemos que este camino de seguimiento a Jesús implica un proceso:

1. El llamado: lo vemos claramente en la primera lectura y en el Evangelio. Dios te llama desde tu


cotidianidad, no es que naciste para esto, no es que cuando eras bebé no tomabas la mamadera el
Viernes Santo para hacer ayuno, no!. Dios te llama en un momento concreto y te envía a los tuyos.
Pero es Dios quien te llama y te elige, porque la vocación cristiana es un llamado y es para guiar y
acompañar. No somos punteros políticos que estamos llamados a arrastrar gente. Somos hombres y
mujeres enamorados de la vida que quieren ayudar a cambiar la mirada de la vida misma.
2. Autoridad: la autoridad que te da Dios cuando te elige es la autoridad de servir, uno se gana esa
autoridad en el servicio y en la coherencia pues es allí donde hay verdadera autoridad. Llamado a
sanar, limpiar y resucitar. Cuando logras esto es allí cuando tenes autoridad porque la autoridad es
para darte al otro. Sino mira al sacerdote, tiene autoridad para absolver tus pecados pero no puede
absolverse sus pecados. Porque el poder que tiene es para darlo.
3. Predicar: hay un escrito que dice “el santo esta llamado a rezar, el sabio a enseñar y el prudente a
gobernar”. Tu vida está llamada a rezar, enseñar y gobernar pero esto lo lograrás desde Cristo,
cristificandote y asumiendo la vida con sus luces y sombras. El predicar es desde lo que vivís y
experimentas. Muchas veces nos quedamos con un Jesús de biblioteca y de lenguaje difícil y nos
olvidamos de mostrar a Jesús en lo sencillo.
Que en este domingo puedas predicar a Jesús cuando bendecis la mesa, cuando rezas con tu hijo,
cuando jugas una picadita con tus amigos o cuando le dispones tu oído a tu hermano.
Buen domingo y a servir.

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