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Con los pies en la tierra y la mirada en el cielo.

1) Los pies en la tierra: vos y yo como cristianos sabemos que los extremos son malos. Estamos
llamados a vivir normalmente. Pero con los pies en la tierra, no podemos ser cristianos volados que
viven un mundo irreal. Estamos llamados a conocer la realidad y también a insertarnos en la realidad.

2) La mirada en el cielo: tampoco podemos ser realistas que ya pasan al extremo de pesimistas y
hasta incluso de voluntaristas, anulando la obra de Dios entre nosotros. La mirada en el cielo implica
saber que siempre hay una esperanza para el que cree; es saber que tenes que entregarle todo a
Dios, incluso aquello que no sabes como resolver. La mirada en el cielo implica «Yo hago lo que
puedo, Dios hace lo que no puedo».

3) Fátima: hoy unimos está fiesta con otra, Fátima. Ese mirar de María a los sencillos, los pastores nos
dan el ejemplo de caminar firmes en esta vida y una mirada fija en el cielo. Encomienda a María tu
vida y la mía, la Iglesia. Ella nos alivia el mirar y el caminar.

¡Vamos! Que con María, hasta el cielo no paramos.

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