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Sabiduría y felicidad en la vejez

Asesor: Jaime Raúl del Prado Moreno


Estudiante: Verónica Sánchez García

Cada adulto mayor es un cofre de tesoros que en la sociedad no sabemos valorar,


es triste ver cómo los vamos excluyendo de la vida social y poco a poco les quitamos
la autonomía, incluso cuando física y mentalmente aún tienen mucho que aportar.

Al iniciar el curso en esta asignatura, consideraba que cada adulto mayor es parte
muy valiosa dentro de la sociedad y ahora sé que estaba en lo correcto, no solo por
la ventaja que llevan en el recorrido de la vida, sino por todos los conocimientos que
van acumulando y que pueden aportar a las generaciones más jóvenes.

Tuve la fortuna de conocer a mi bis abuelo quien falleció a los 124 años, vivió en un
pequeño pueblito llamado Huehuetla, formando parte de una familia extensa que el
mismo se encargó de forjar, rodeado de una hermosa naturaleza, recuerdo que en
su cumpleaños 90 mi papá le regaló una silla de ruedas, aquello termino enfadando
lo ya que se negó a utilizarla, era increíble ver su fortaleza, y admirable como
defendía su libertad e independencia.

Todas las mañanas salía a caminar apoyado de su bastón y cualquier argumento


que se le diera para ayudarlo, era en vano, algunas veces dejaba que alguien lo
acompañará para platicar durante el recorrido, pero la mayoría de las ocaciones
prefería la soledad.

Era fascinante sentarse a su lado y escuchar sus anécdotas, fue una de esas
personas muy apegadas a la naturaleza, si requeridas algún remedio natural el
siempre tenía el adecuado, contaba con un cuartito lleno de diferentes hierbas que
solo el sabía para qué eran, su conocimiento contribuyó a qué la gente del pueblo
lo admirara y respetará, tan grande es su legado que aún a la fecha cada año
adornan su tumba y la llenan de veladoras.

Vivió su vejez de una manera muy sencilla, siempre estuvo encontrá de llenarse de
cosas materiales que contribuyeran a su comodidad, se mantuvo firme al defender
sus ideales y eso es algo que siempre he de admirar, me atrevo a decir que fue muy
feliz, podía notarlo en su rostro siempre que platicaba con nosotros, cada vez que
podía ayudar a alguien con sus remedios naturales y cuando regresaba de caminar
su sonrisa lo decía todo.

Siempre quiso hacer las cosas por si solo y hasta el último día en vida siguió
ayudando a la gente con sus remedios, algunos le llamaban terquedad, yo considero
que era necesidad de ser independiente, de sentirse útil y parte de la sociedad. A
su modo encontró la forma de ser feliz, de estar bien consigo mismo y con su
entorno. Mi papá por el contrario, siempre ha estado en busca de una estabilidad
económica para después llevar una vida sedentaria, él tiene 50 años, físicamente
no cuenta con algún malestar, sin embargo se ha privado de muchas actividades
que antes realizaba, como salir a caminar, o jugar su deporte favorito que es el
basquetbol, dando de argumento que ya no está en edad para jugar y que prefiere
dedicarse a seguir trabajando, ya que eso le remunera y ayuda a lograr su meta de
en unos años llevar una vida tranquila y sedentaria, sin embargo cuando lo
convenzo de salir a jugar puedo notar un brillo especial en sus ojos que me hacen
pensar que es feliz.

Son contadas las ocasiones que eso es posible pues se aferra mucho al trabajo y
es muy complicado lograr que realice otras actividades, argumenta que está
construyendo su felicidad permanente y no temporal, a lo que yo me preguntó si
vale la pena dejar pasar esos pequeños momentos que nos alegran, por seguir una
meta sea cual fuere.

Considero que no hay fórmula mágica para obtener sabiduría y felicidad, cada una
de las acciones que realicemos hoy repercutirán en nuestra edad adulta. Así como
cada uno tiene su propio concepto de lo que es felicidad.

Mi bis abuelo vivió a su modo, a su modo fue feliz, y gracias a cada suceso que
vivió logro la sabiduría que lo caracterizo, siempre tenía un buen consejo que estoy
segura basaban en lo vivido. Por su parte mi papá ase lo mismo basándose en el
concepto de lo que para el es felicidad y de cada experiencia es como aporta sus
consejos.
Todo adulto mayor ha recorrido gran parte de la vida, descubriendo que hay matices
y no todo es blanco y negro, cada vez que escuchaba a mi bis abuelo me daba
cuenta de ello, ahora presto atención a la historia de mi papá y confirmo que las
distintas vivencias van formando toda una vida, una vida llena de momentos
increíbles que marcan para siempre, instantes que no se pueden comprar con
dinero y aceptación de aquello que está fuera de sus manos como la muerte.

Mi bis abuelo tuvo la fortuna de vivir tantos años, pero también el reto de vivir la
muerte de su pareja sentimental, dos hijos y tres nietos, momentos sin duda
dolorosos de los que tuvo la fortaleza de salir adelante y que hicieron de el un gran
ser humano, capaz de comprender y ayudar ante dolor ajeno.

Cada individuo forja su destino y decide como afrontar cada situación, dependiendo
de ello es como actúa ante la vida tanto para si mismo como con los demás. De lo
que no cabe duda es que todo adulto mayor tiene mucho que aportar en todos los
ámbitos y es triste ver cómo a determinada edad ya no son aceptados a realizar
ciertas actividades, cada uno de ellos merece estar rodeado de gente capaz de
comprender su necesidad de seguir sintiéndose útil, de tener su propio espació pero
que a la vez sepan persuadirlos para que mantengan esas pequeñas actividades
que los ayudan a ser felices, aún que sea momentáneo como dice mi papá, valen
la pena.

Lamentablemente es complicado educar a la sociedad para que le den el valor que


merece cada adulto mayor, pues se que no todos tienen el privilegio de contar con
una familia como la que formó mi bis abuelo, muchos terminan en una vida solitaria,
en asilos o en una familia que no sabe valorar los, algunos tienen que lidiar con
distintas enfermedades y requieren todavía más apoyo y comprensión que no
sabemos brindarles.

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