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Regulación legal

En el Tomo II, Libro III, Título XVI, del Código Civil, que trata del contrato
de mandato, se le dedica a la agencia oficiosa el capítulo VI (del art. 3372
al 3389).Del mandato se deriva el cuasicontrato de agencia oficiosa, según
la con- cepción romana.
Actualmente en Nicaragua, el tema de los cuasicontratos, se encuentra
contemplado en el Capitulo V del título VII del código Civil Tomo ll; [1] la
que expresa a su vez ciertas figuras que están dentro de los
cuasicontratos en este trabajo abordare: La agencia oficiosa o gestión de
negocios que está contemplada del art. 3372-3389

La agencia oficiosa o gestión de negocios, es un contrato por el cual el que


administra sin mandato los bienes de alguna persona, se obliga para con
ésta, y la obliga en ciertos casos.

El que se encarga voluntariamente de la agencia o administración de los


negocios de otro, sin mandato de éste, está obligado a continuar su gestión hasta
el término del asunto y sus incidencias, o a requerir al interesado para que le
sustituya en la gestión, si se hallase en estado de poder hacerlo por sí. El gestor
oficioso debe desempeñar su encargo con toda la diligencia de un buen
padre de familia,[3] e indemnizar los perjuicios que por su culpa o
negligencia se irroguen al dueño de los bienes o negocios que gestione.
Los tribunales, sin embargo, podrán moderar la importancia de la
indemnización.

Si el gestor delegare en otra persona todos o algunos de los deberes de su


cargo, responderá de los actos del delegado, sin perjuicio de la obligación directa
de este para con el propietario del negocio.

B.1 La responsabilidad de los gestores


Cuando fueren dos o más, será solidaria. El gestor de negocios
responderá del caso fortuito cuando acometa operaciones arriesgadas que
el dueño no tuviese costumbre de hacer, o cuando hubiese pospuesto el interés de
éste al suyo propio.  Ratificación de la gestión por parte del dueño del
negocio produce los efectos del mandato expreso. Aunque no hubiese
ratificado expresamente la gestión ajena, el dueño de bienes o negocios que
aproveche las ventajas de la misma será responsable de las obligaciones contraídas
en su interés e indemnizará al gestor de los gastos necesarios y útiles que hubiese
hecho y los perjuicios que hubiese sufrido en el desempeño de su cargo.
Debe, en consecuencia, emplear en la gestión los cuidados de un buen
padre de familia; pero su responsabilidad podrá ser mayor o menor en
razón de las circunstancias que le hayan determinado a la gestión.

Si se ha hecho cargo de ella para salvar de un peligro inminente los


intereses ajenos, sólo es responsable del dolo o de la culpa grave; y si ha tomado
voluntariamente la gestión, es responsable hasta de la culpa leve; salvo que
se haya ofrecido a ella, impidiendo que otros lo hiciesen, pues en este
caso responderá de toda culpa. La misma obligación le incumbirá cuando la
gestión hubiera tenido por objeto evitar algún perjuicio inminente y manifiesto,
aunque de ella no resultase provecho alguno. Cuando sin conocimiento del
obligado a prestar alimentos los diese un extraño, éste tendrá derecho a
reclamarlos de aquel, al no constar que los dio por oficio de piedad y sin
ánimo de reclamarlos. Los gastos funerarios proporcionados a la calidad
de la persona y a los usos de la localidad, deberán ser satisfechos, aunque el
difunto no hubiese dejado bienes, por aquellos que en vida habrían tenido la
obligación de alimentarlo. Así también encargarse de todas las
dependencias del negocio, y continuar en la gestión hasta que el
interesado pueda tomarla o encargarla a otro.
Si el interesado fallece, deberá continuar en la gestión hasta que los
herederos dispongan.
AGENCIA OFICIOSA

Regulación Legal
Actualmente en Nicaragua, el tema de los cuasicontratos se encuentra
contemplado en el Capítulo V del título VII del código Civil Tomo ll; Arto.
del art. 3372-3389

Quienes son Agentes Oficiosos.


El que se encarga voluntariamente de la agencia o administración de los
negocios de otro, sin mandato de éste, está obligado a continuar su
gestión hasta el término del asunto y sus incidencias, o a requerir al
interesado para que le sustituya en la gestión, si se hallase en estado de
poder hacerlo por sí.
El gestor oficioso debe desempeñar su encargo con toda la diligencia de
un buen padre de familia, e indemnizar los perjuicios que por su culpa o
negligencia se irroguen al dueño de los bienes o negocios que gestione.
Los tribunales, sin embargo, podrán moderar la importancia de la
indemnización.
La gestión de negocios es la administración voluntaria que una persona
hace en el negocio o negocios de otra, sin el mandato de ésta. La gestión
se hace por oficiosidad a fin de evitarle un daño o para provocarle un lucro.
Por ejemplo: si un pariente o persona conocida se ausenta del país, sin
dejar administrador de sus negocios, se puede intervenir oficiosamente
ejecutando los hechos y actos nece- sarios para el funcionamiento de
estos. Se actúa, pues, sin mandato y sin que exista obligación legal de
administrar bienes ajenos, como sucede con el guardador.

El art. 3372 C., dispone que “bajo el nombre de mandato oficioso o de


gestión de negocios, se comprende todos los actos que por oficiosidad y
sin mandato expreso, sino sólo presunto, desempeña una persona a favor
de otra que está ausente e impedida de atender a sus cosas propias”.

La gestión de negocios no puede servir de pretexto para invadir un


patrimonio ajeno. Deben darse todas las condiciones indispensables para
que una

persona pueda encontrarse en la imposibilidad de administrar su negocio o


nego- cios. El distinguido jurista colombiano Arturo Valencia Zea, dice:
“El principio del estado de necesidad nos suministra el criterio para indicar
el contenido y alcance de la gestión de negocios ajenos. Si ocurre ese
estado, habrá lugar a la gestión, pues no siempre una persona está
autorizada, sin más ni más para realizar una usurpación en el patrimonio
de otra; ni tampoco podrá valer la consideración de que al beneficiado le
serán convenientes tales actuacio- nes, por ejemplo, proceder a vender
unos animales con la esperanza de producirle al dueño una ganancia;
estas intromisiones es necesario prohibirlas, pues son antijurídicas.

En estado de necesidad los hombres deben auxiliarse mutuamente; mas


este auxilio mutuo que constituye una obligación moral, debe facilitarlo el
orde- namiento jurídico con ciertos requisitos y, por lo tanto, despojar de su
carácter antijurídico la intromisión en la esfera del derecho ajeno
exonerando al gestor del deber de indemnizar y otorgándole, además, una
pretensión al pago de los gastos hechos por él. Por otro lado, tiene que
proteger en lo posible al dueño del negocio contra las intervenciones
perjudiciales, aunque sean hechas con buen propósito”1.

El art. 3372 C. estima que en la gestión de negocios hay un mandato


presunto y supone que el interesado se encuentra ausente o impedido de
atender a sus propios negocios.
La gestión de negocios puede abarcar uno o varios negocios y referirse
tanto a derechos patrimoniales como extrapatrimoniales. Además, puede
operar sobre actos o hechos jurídicos.

3.
Elementos constitutivos de la gestión de negocios
Son cinco los elementos o requisitos para que exista la gestión de
negocios: intervención voluntaria en negocios ajenos; que se trate de
negocios ajenos; ánimo de obligar al interesado; ausencia de mandato y
de obligación legal; y ausencia de prohibición del interesado.

A. Intervención voluntaria en negocios ajenos

Si la administración proviene de la ley (guarda) o del encargo del


interesado (mandato) no existe agencia oficiosa.

B . Que se trate de negocio o negocios ajenos

La agencia oficiosa se puede referir a uno o varios negocios, a menos que


se produzca una división, en cuyo caso existen varios cuasicontratos. La
gestión puede recaer sobre actos jurídicos o materiales. Ejemplos:
restablecer un cuadro, reparación personal de una casa, contratar a otra
para que la repare, buscar
1. Ob. cit., Tomo IV, p. 417. 2. Art. 3388 C.

asistencia del médico en casos urgentes, cuidar a un animal ajeno,


alimentar a un extraño2, etc.Los negocios deben ser ajenos. No puede
haber gestión oficiosa en

negocios propios, aunque se crean que son ajenos.

Es posible que una persona crea realizar un negocio propio, pero en rea-
lidad es ajeno. En este caso el gestor sólo tiene derecho a ejercitar la actio
de

in rem verso, o sea, a reclamarle al dueño lo que efectivamente le


enriqueció.

Tal cosa se presentarán, por ejemplo, en la venta de cosa ajena.

La solución expuesta no tiene una regulación general, como en otras legis-


laciones3, pero existe en nuestro Código Civil el art. 3494 que es una
aplicación

específica del principio expuesto.


Creo que a esa norma se le puede dar aplicación amplia o general. Dicho
artículo dice: El heredero del depositario que de buena fe haya vendido la
cosa que ignoraba ser depositada, sólo está obligado a restituir el precio
que hubiese recibido o a ceder sus acciones contra el comprador en el
caso de que el precio no se le haya pagado”.

Por el contrario, si el que realiza el acto sabe que la cosa es ajena, como
el depositario que vende la cosa ajena, sabiendo tal situación, fuera de la
respon- sabilidad penal, deberá los daños y perjuicios. Responde por el
valor de las cosas o negocios y no solamente por lo que efectivamente
recibió.

El error en la persona no tiene importancia. Si Juan cree administrar los


bienes de Pablo y en realidad administra lo de José, siempre existirá
gestión oficiosa.

C.
Animo de obligar al interesado
Debe existir ánimo de obligar al interesado y, como consecuencia, que le
reembolse los gastos. El animus donandi habrá que probarlo.

D.

Ausencia de mandato y obligación legal


La gestión de negocios debe ser voluntaria, sin que medie mandato u obli-
gación legal.

La ratificación de la gestión produce los mismos efectos que producirá el


mandato4.

E.
Ausencia de prohibición del interesado
Si el interesado se opone a la gestión no habrá gestión, pero el gestor
tendrá derecho a reclamar la utilidad obtenida por aquél.

La solución expuesta no se encuentra regulada expresamente por nuestro


Código, como sucede con el chileno que en su artículo 2291 rechaza la
gestión en el supuesto aludido.

3. Art. 2310 del Código Civil colombiano. 4. Art. 3374 C.

No obstante, dicha solución se ajusta a la idea que campea en el art. 3372


C. de que en la agencia oficiosa hay un mandato presunto. Si se produce
el rechazo no puede haber mandato real ni presunto.

Si la gestión no tiene éxito el gestor está obligado a pagar los daños y


perjuicios a tenor del art. 3381 C.
4.
Obligaciones del gestor
En primer lugar, el gestor está obligado a concluir la gestión que principió,
a menos que el dueño o interesado disponga otra cosa5. El gestor es
responsable

con relación al dueño6. A su costa deberá reponer las cosas en el estado


en que

se hallaban, indemnizando al dueño de los perjuicios que sufra por su


culpa, si éste desaprueba la gestión7.

En el supuesto de que las cosas no puedan ser restablecidas a su estado


primero, y los beneficios exceden a los perjuicios, unos y otros serán de
cuenta del dueño8.

Si los beneficios no exceden a los perjuicios, podrá el dueño obligar al


gestor a tomar todo el negocio por su cuenta exigiendo de él la
indemnización debida9.

El que se mezcla en negocios de otro contra su voluntad expresa, es res-


ponsable de todos los daños y perjuicios, aun accidentales, si no se
prueba que éstos se habrían realizado aunque no hubiera intervención del
gestor10.
Cuando el gestor delegare en otra persona responderá de los actos del
delegado, sin perjuicio de la obligación directa de éste para con el
propietario del negocio11.

Cuando fueren dos o más los gestores responderán solidariamente12.

El gestor responde del caso fortuito cuando acometa operaciones arriesga-


das que el dueño no tuviere costumbre de hacer, o cuando hubiere
pospuesto el interés de éste al suyo propio13.

El gestor se encuentra obligado a emplear los cuidados de un buen padre


de familia. No obstante, las circunstancias que lo hayan determinado a
hacerse cargo de la gestión pueden autorizar al Juez para moderar la
condenación en daños y perjuicios ocasionados por su falta o
negligencia14.

El gestor o gestores están obligados a dar cuenta exacta y fiel de sus


actos, así como de las cantidades recibidas y gastadas15.

5.
Obligaciones del dueño
5. Art. 3384 C. 6. Art. 3373 C. 7. Art. 3376 C. 8. Art. 3378 C. 9. Art. 3379 C.
10. Art. 3381 C. 11. Art. 3386 inc. 1 C. 12. Art. 3386 inc. 2 C. 13. Art. 2073
inc. 1 C. 14. Art. 2073 inc. 3 C. 15. Art. 3383 C. 16. Art. 3374 C.

Si existe ratificación de la gestión, ésta producirá los mismos efectos del


mandato16. El dueño contrae las mismas obligaciones del mandante. Este
debe

cumplir con sus obligaciones con independencia del resultado de la


gestión, sin perjuicio de las responsabilidades por culpa o dolo del gestor.
Con la ratificación surge el mandato.

Aunque no hubiere ratificado expresamente la gestión ajena, el dueño de


bienes o negocios que aprovechare las ventajas de la misma será
responsable de las obligaciones contraídas en su interés e indemnizará al
gestor los gastos nece- sarios y útiles que hubiere hecho y los perjuicios
que hubiere sufrido en el desempeño de su cargo. La misma obligación le
incumbirá cuando la gestión hubiera tenido por objeto evitar algún perjuicio
inminente y manifiesto, aunque de ello no resultare provecho alguno17.

Cuando el gestor se mezcla en negocios ajenos contra la voluntad del


dueño, y éste quiere aprovecharse de la gestión tendrá lugar lo dispuesto
en el art. 3374 C18.
Si el dueño del negocio tuviere conocimiento de la gestión y no se opusiere
a ella antes de que termine, se entenderá que la consiente; pero no estará
obligado para con el gestor, sino hubiere provecho efectivo19.

6.
Relaciones del gestor con los terceros
El gestor es responsable respecto de aquellos con quienes contrató en
nombre del dueño20. Si el tercero con que trató está de buena fe, su
obligación

es igual a la que tiene con el dueño que desaprueba la gestión, según el


art. 3376 C21.

7.
Caso de conexión
Si el gestor se mezcla en negocios ajenos, por hallarse éstos de tal modo
conexos con los suyos que no podría tratar unos sin otros, quedará como
socio de aquél cuyos asuntos gestionare al par que los suyos. En este
caso el interesado sólo queda obligado en proporción de las ventajas que
obtuviere22.

8.
Caso de los alimentos y gastos funerarios
Si una persona extraña paga los alimentos y los gastos funerarios tiene
derecho a repetir lo pagado en contra del obligado a dar alimentos. El art.
3388 C. dice: “Cuando sin conocimiento del obligado a prestar alimentos,
los diese un

17. Art. 3375 C. 18. Art. 3382 C. 19. Art. 3380 C. 20. Art. 3373 C. 21. Art.
3377 C. 22. Art. 3385 C.

extraño, éste tendrá derecho a reclamarlos de aquél, a no constar que los


dio por oficio de piedad y sin ánimo de reclamarlos.

Los gastos funerarios proporcionados a la calidad de la persona y a los


usos de la localidad deberán ser satisfechos, aunque el difunto no hubiere
dejado bienes, por aquellos que en vida habrían tenido la obligación de
alimentarle”.

José María Manresa y Navarro dice: “Es decir: que el nuevo cuerpo legal
en la disposición citada, establece respecto de esa forma de gestión una
presun- ción juris tantum, la de que se dieron los alimentos con el
propósito de exigir su reembolso, otorgando, en su consecuencia, al que
los prestó, el derecho al rein- tegro y por virtud de ese derecho la acción
personal correspondiente contra el obligado a dar dichos alimentos:
presunción que, como todas las de su clase, admite prueba en contrario,
que en el presente caso es la de haberse prestado los alimentos por oficio
de piedad y sin ánimo de reclamarlos”23.

Calixto Valverde y Valverde dice: “Los gastos de entierro y funeral de igual


modo que los de alimentos, por razones que no son del caso ahora
exponer, pesan sobre aquellas personas ligadas por vínculo de parentesco
inmediato con el difun- to, en el caso de que éste no tenga bienes; si un
extraño toma sobre sí tal obligación, es justo que deba ser reintegrado por
aquellas personas directamente obligadas, y la ley presume que el que los
pagó lo hizo con ánimo de reclamarlos, porque si los hubiera satisfecho
por oficio de piedad, aunque esto requiere prueba, entonces, según dice el
precepto legal, no son reembolsables”24 .

9.
La agencia oficiosa en materia procesal
En materia judicial también se acepta la gestión de negocios.En casos gra-
ves y urgentes, calificados por el juez, se acepta que una persona sin
poder obre en beneficio de otra dentro de un juicio. El art. 71 parte final Pr.
dice: “Podrá, sin embargo, admitirse en los casos graves y urgentes,
calificados por el Juez o Tribunal, la comparecencia al juicio de una
persona que obre sin poder, en bene- ficio de otra, con tal que ofrezca
garantía de que el interesado aprobará lo que se hubiere obrado en su
nombre. El Juez o Tribunal calificará la garantía ofre- cida”.
El gestor debe expresar las causas por las cuales no comparece el intere-
sado y, además, ofrecer la fianza correspondiente. Rendida la fianza y
convencido el Juez sobre la legitimidad de las causas, autorizará la
intervención del agente en el juicio. Desde ese momento comienza su
representación. De aquí que no sean válidas las actuaciones que realice
en el juicio antes de su autorización, salvo las concernientes a la misma.

La Corte Suprema dijo que:

23. Ob. cit., Tomo XII, p. 608. 24. Ob. cit., Tomo III, p. 773.

25. S. 11 a.m. del 19 de octubre de 1919, B.J., p. 2555. 26. S. 12 m. del 11


de mayo de 1920, B.J., p. 2902.

A. El agente oficioso en asuntos judiciales debe obrar sin poder, por pura

oficiosidad de su parte, nada más que en casos graves y urgentes


calificados por el Juez o Tribunal y con el ofrecimiento de la garantía de
que el poderdante presunto aprobará lo que se hubiere hecho en su
nombre25.

B. Es improcedente el recurso interpuesto por el agente oficioso antes de

que el Juez o Tribunal lo haya tenido como tal26.


C. El carácter representativo del gestor comienza desde que para ello lo

autoriza el Tribunal y sólo desde entonces es que está facultado para


gestionar por el ausente27.

D. No es eficaz la mejora que hace un gestor oficioso que no ha sido


tenido

como tal por el Juez o Tribunal28.

E. Es ineficaz el recurso interpuesto por un gestor oficioso antes de ser

autorizado, ya que con ésta comienza el carácter representativo del


gestor29.

F. Debe declararse de oficio la nulidad de todo lo actuado por la Sala y

firme la sentencia de primera instancia, si la apelación fue interpuesta por


un agente oficioso que no había sido autorizado por el Juez30.

G. Carece de eficacia la mejora hecha por un agente oficioso antes de ser

tenido como tal31.


No todas las personas pueden representar a otra como agente oficioso. Lo
pueden hacer los que pueden representar como apoderados. De
conformidad con el art. 3 de la Ley de Procuradores de 9 de octubre de
1897 sólo podrán representar a otras personas en juicio:

1º. Los Abogados 2º. Los Notarios

3º. Los parientes del poderdante dentro del cuarto grado de


consanguinidad

o segundo de afinidad legítima.

4º. Los que de conformidad con la ley obtengan el título de procurador

judicial.

La Corte ha dicho que:

A. El gestor oficioso en los Tribunales de Justicia debe ser titulado32.

B. Las disposiciones sobre la agencia oficiosa no modifican las referentes


a la representación en juicio por abogados, procuradores, etc.,
establecidas en la Ley de octubre de 1897; y que pueden representar en
juicio como agentes oficiosos los que pueden representar como
apoderado33.

Se sostiene que la agencia oficiosa sólo cabe en juicios y no en medidas


prejudiciales, por cuanto el art. 71 Pr. se refiere a juicios. El distinguido
jurista nicaragüense Aníbal Solórzano Reñazco cita una sentencia de la
Sala de lo Civil

27. S. 11:30 a.m. del 27 de marzo de 1925, B.J., p. 5024. 28. S. 12 m. del
27 de mayo de 1925, B.J., p. 5028. 29. S. 9:14 a.m. del 14 de octubre de
1925, B.J., p. 5285. 30. S. 11:30 a.m. del 3 de agosto de 1926, B.J., p.
5625. 31. S. 10 a.m. del 30 de junio de 1950, B.J., p. 15133. 32. Cta. 1 de
junio de 1918, B.J., p. 200.

33. Cta. 15 de abril de 1959, B.J., p. 19714.

34. Código de Procedimiento Civil de Nicaragua. Comentado y


Concordado y con Juris-

de la Corte de Apelaciones de Masaya, de las 11:30 a.m. del 27 de


septiembre de 1947, en la que se declaró que la agencia oficiosa cabe en
las medidas prejudiciales, como en la absolución de posiciones, por ser de
gran trascendencia para la resolución del asunto principal. También cita el
B.J., p. 3194, en que se sostiene lo contrario, es decir, que no cabe en las
medidas prejudiciales34.

10. La doctrina moderna y la gestión de negocios


La doctrina moderna propugna por la supresión de la figura del
cuasicontrato. Los partidarios de esta tendencia sostienen que la agencia
oficiosa es un acto unilateral de voluntad. Josseran expresa que es un acto
jurídico unilateral en su formación y sinalagmático en sus efectos.

11. Jurisprudencia
Dice la Suprema:

“Por lo expuesto opina el Tribunal Supremo que en la frase “impedido de


atender a sus cosas propias” (art. 3372 C.), debe entenderse que el
legislador, inspirándose en móviles de elevada justicia, ha querido que se
comprenda al que lo está, bien por enfermedad o bien por incapacidad, y
que ésta puede tener por causa la impubertad o la demencia; y como
consecuencia lógica forzoso es concluir que bajo la denominación de
agencia oficiosa se encuentran comprendi- dos los actos que por
oficiosidad desempeña una persona a favor de otra que está ausente o
impedido, por enfermedad o incapacidad, de atender a sus cosas propias,
sin tener quien pueda representarlo legalmente, puesto que si lo tiene se
convertirá su gestión en una usurpación del mandato conferido a otro por
la parte, por la ley o el Juez en su caso...” “la gestión oficiosa cuando se
trate de un impúber o demente sólo cabe, se repite, cuando carecen de
representante legal o éste se encuentra también impedido de atender los
negocios de su pupilo, es decir, cuando las necesidades del cuido de los
bienes, o personas del incapaz requieren atención oportuna para evitarle
perjuicios inminentes en su persona o bienes, y carecen en ese momento
de quien lo pueda representar legalmente, como sucedería, por ejemplo, si
se tratare de suministrar alimentos a él o a sus animales, o de los gastos
funerarios, caso de muerte, etc., casos en que no se requiere aprobación
posterior para que la gestión surta sus efectos. Arts. 3375 y 3388 C.
Cuando la gestión sea de otra naturaleza, ha de ser necesaria la apro-
bación de los actos del gestor por el guardador que después se le nombre,
para que surta efectos”35.

BIBLIOGRAFIA
ALESSANDRI RODRIGUEZ, Arturo y SOMARRIVA UNDURRAGA, Ma-
nuel. Ob. cit., Tomo IV, p. 822 y sigts. BETTI, Emilio. Ob. cit., Tomo II, p.
124 y sigts. BORJA SORIANO, Manuel. Ob. cit., Tomo I, p. 383 y sigts.
BRENES CORDOBA, Alberto. Ob. cit., p. 516 y sigts. COSIO, Alfonso de.
Ob. cit., p. 291 y sigts. ENNECCERUS, Ludwig. Ob. cit., Vol. II, p. 341 y
sigts. GIORGI, Jorge. Ob. cit., Vol. V, p. 31 y sigts. GUTIERREZ y
GONZALEZ, Ernesto. Ob. cit., p. 432 y sigts. HERNANDEZ GIL, Antonio.
Ob. cit., p. 256. LARENZ, Karl.
In

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