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Fatima Alvarez
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Se encienden las luces y vemos la sala acogedora de los Helmer, vemos un sillón para dos
personas, una mecedora y unas mesitas con varias decoraciones de navidad encima, se ve
decorada con buen gusto pero no tan lujosa, vemos en medio a NORA que trata de
acomodar todo para que se vea lindo y perfecto pero no lo está logrando por lo que ya está
un poco enojada.
NORA: (Ya exasperada) Es que ya ni para tener ordenada tu casa puedes NORA. Ay
por Dios pero, ¿en qué me he convertido? ¿Cómo llegué a esta situación? Era
feliz, tenía todo lo que quería. Es que claro, para ti nunca es suficiente NORA,
quieres la perfecta casa, los perfectos hijos, el perfecto esposo, no importa
cuanto tengas perder.
Tiene en su mano un pequeño adorno una alondra hecha de madera y tallada finamente,
NORA la mira por un instante y procede a aventarla hasta el otro lado de la habitación.
NORA: Pero claro, él solo va a ver lo malo, como arruine a su perfecto pajarito. No
recordará todas las tardes que pase arreglandome para él, o los momentos en
los que fui una buena madre, ni como le cantaba todos los días para
despertarlo, ¿Qué una no tiene la libertad de cometer un error en su vida? No
hice más que ver por los demás. (Empieza a llorar de frustración) No
recordará todo lo que hice por él, como desde pequeña fui una buena niña,
como decidí no angustiar a mi padre y como lo ayude a vivir. (Se limpia una
lágrima de su ojo y voltea para arriba) Mi padre, ¿Qué diría de mi ahorita?
¿Me perdonaría? ¿Volvería a hablarle a su pequeña muñequita?
NORA acomoda todo en la sala como estaba y se sienta en el sillón y empieza a ensayar lo
que le va a decir a Torvaldo.
NORA: Si.
VOZ-OFF: ¿Segura?
NORA: Es para lo que me entrenaron, para mantener al hombre de la casa feliz para
que yo pueda estar feliz.
VOZ-OFF: Hija, yo te críe para que fueras feliz, y si esta no es tu felicidad, ve a buscarla,
porque te la mereces.
NORA se da cuenta de que estaba hablando con su padre y empieza a llamarlo mientras
llora.
Ya no hay respuesta de la voz y NORA llora hasta que su llanto se transforma en un lamento
callado. Después se levanta y se mira al espejo.
NORA: (Mientras se ve a ella misma) No NORA, no eres feliz. Pero porque no sabes
lo que es ser feliz. Nunca te enseñaron a soñar, solo a complacer y
comportarse, y ser educada. Pues ¿Qué crees?, que si hubieras sido esa
perfecta niña, ambos estarían muertos ahora. No se dan cuenta que sin
nosotras estarían perdidos. Claro, solo ven a una muñequita que presumir con
sus amigos, pero no, soy más que eso. (Se voltea hacia el público y empieza a
deshacerse el peinado mientras ve a las mujeres del público) SOMOS MÁS
QUE ESO. Más que un ama de casa, más que una esposa, más que una niña
obediente, somos más. ¡Sangramos sin ser heridas por Dios! Imagina un
mundo donde las mujeres sean los nuevos hombres, niñas saliendo a la calle
sin miedo a desaparecer, mujeres saliendo de casa sola sin el miedo a que
dirán, las ancianas podrían abrir todos los restaurantes de comida que quieran
y las jóvenes podrán bailar como deseen sin ser juzgadas, viviríamos para
hacernos felices a nosotras mismas. ¿No es eso lo que cada ser humano
merece? Verdadera felicidad. (Voltea otra vez al espejo a mirarse una última
vez) Este juego de tener una casa de muñecas ya es historia. Esa niña murió
hoy, esa era una felicidad superficial, plástica y vacía. Es hora NORA de que
busques tu propia felicidad.