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La filosofía

La ética
La epistemología
La ética ciudadana y el valor de la libertad
La ética ciudadana forma parte de la ética deontológica, que es el conjunto de normas o
códigos que regulan los deberes no solo de los profesionales, sino que como principios
también rigen a un grupo social determinado; sin embargo, cuando la ética ciudadana se
sitúa en el plano filosófico y social, tenemos que hablar del respeto a los derechos
humanos, deberes, de equidad y de valores como la libertad, honestidad y otros valores de
buena conducta tanto en lo público como en lo privado.
El valor de la libertad cobra importancia en la ética ciudadana porque es parte
fundamental de esa fibra de igualdad, de justicia que encarna el sujeto ético y que, como
ciudadano pleno de una comunidad política, es un sujeto de derechos civiles, políticos,
sociales y libertades, que como tal se reconoce y lucha por todos esos derechos, que lo
define en el marco de la ciudadanía.
Hoy la lucha por la libertad ha de trascender el marco del simple ejercicio democrático
(proceso electoral cada cuatro años) y situarla como expansión, no dejarla estacionaria en
las campañas electorales. Cuando digo expandir la libertad me inscribo en el discurso de
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía 1998, el cual en el texto Desarrollo y Libertad
(1999: 19-20) dice que "el desarrollo exige la eliminación de las principales fuentes de
privación de libertad: la pobreza, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones
sociales sistemáticas, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos.

¿Qué relación tiene la ética y la libertad?


La ética implica un ejercicio permanente de la libertad, como que ser ético es el máximo
grado de la libertad. La ética nace de una decisión personal que no puede ser impuesta
por nadie, y en esto se diferencia de la ley.
Ética ciudadana: el valor de la libertad La Ética Ciudadana nos educa para desarrollar
valores para la vida en sociedad, pues son estos los que nos facilitan la relación con otras
personas y aumentan el nivel de bienestar común. Algunos de esos valores son: la
solidaridad, la tolerancia, el respeto, la justicia, el diálogo, la equidad, la justicia, etc. Sin
embargo, contrapuestos a estos valores existen antivalores que dificultan la vida de los
seres humanos en sociedad, entre muchos otros, citamos: el individualismo, el egoísmo, la
intransigencia, la violencia, la intolerancia, la competitividad, orgullo, racismo, etc.
La ética ciudadana nos da la idea de que la ciudadanía la ejerce un tipo ideal de “buen
ciudadano” y a las competencias cívicas que éste debería tener. Ejerce la ciudadanía con
ética aquel ciudadano que respeta las normas de convivencia participa activa y
responsablemente dentro de su sociedad, La filosofía es la actividad reflexiva de segundo
nivel que toma por objeto el pensar que se basa en saberes y conocimientos aceptados
para resolver problemas ordinarios, en este sentido siempre es una actividad crítica que
pregunta por la verdad y validez de los saberes y conocimientos usados ordinariamente. Se
presenta, además, una caracterización original del ciber mundo en la que se incluye un
acercamiento a las posibles relaciones sociales que se dan a lo interno de los
ciberespacios, y se propone un concepto de ciberespacio pluralizable que tiene en cuenta
la posible emergencia de otros ciberespacios a partir de otras configuraciones materiales o
con otros atributos distintos a los que ahora se conocen.
Reflexión que construye conocimiento y aporta en el ámbito del tema abordado.

Filosofía en un mundo global


Hoy la escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo exhibe tres
obras que fueron galardonadas con en el Premio Nacional de Ensayo «Pedro Henríquez
Ureña» que otorga el Ministerio de Cultura de la República Dominicana. Estos ensayos
fueron parte de las investigaciones que presentamos en el programa doctoral «Filosofía
en un Mundo Global» de la Universidad del País Vasco. Hasta el momento, en dichos
programas nos hemos investidos 10 doctores provenientes de las cohortes en que se ha
impartido el doctorado. En su mayoría, los graduados son profesores de Filosofía de la
UASD.
Este doctorado deja su impronta en el sujeto que lo emprende, porque lo va definiendo
en la línea de investigación que se despeja al culminar la primera etapa, la obtención del
título de Máster en «Filosofía en un mundo Global». Este programa funciona dentro del
marco del convenio que tiene la UASD con la Universidad del País Vasco y que, junto a
otros programas doctorales, como el de la Facultad de Ciencias Económicas y el de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y políticas son dirigidos por la doctora Rosalía Sosa, quien es
una doctora egresada del programa Sociedad Democrática, Estado y Derecho, de la misma
institución extranjera. Además, estos programas existen en varias universidades de países
latinoamericanos que mantienen acuerdo con la Universidad del País Vasco. Dichos
programas son dirigidos por el doctor Francisco Javier Caballero Harriet, quien forma
parte del cuerpo académico de dicha Universidad.
Es bueno puntualizar que en el marco europeo, España va mejorando en lo referente a los
rankings mundiales, porque entre las 100 universidades más destacadas de Europa
aparecen la Complutense de Madrid, la Universidad de Sevilla, la Universitat de
Barcelona, la Autónoma de Barcelona, la Politécnica de Catalunya, la Universidad de
Granada, la Politécnica de Madrid, la Universidad de Zaragoza, la Universidad del País
Vasco y la Universidad de Santiago de Compostela. La universidad del País Vasco en el
Worldranking ocupa la posición 558 entre las 11,999 universidades calificadas del mundo
en cuanto a presencia, excelencia, impacto y apertura. La principal fortaleza se encuentra
en la excelencia en posición 346, presencia con 341 y la apertura en la posición 469. Es
sobre la base académica que esta Universidad ha rendido sus frutos con este programa
doctoral de «Filosofía en un Mundo Global» en la UASD y que en la actualidad tengo el
honor dirigir.

Como pensador y filósofo quiero dejar este testimonio de algunos puntos sobre el
programa doctoral «Filosofía en un Mundo Global» y la importancia que cobra el
conocimiento filosófico en estos tiempos. La Filosofía constituye una reflexión teórica
sobre lo real y su sentido, esencial para la comprensión reflexiva del mundo y de nuestro
lugar en él. La Filosofía es siempre una discusión crítica, en virtud de la relación teórica
indisoluble entre los conceptos de lenguaje, sujeto y discurso con el pensamiento propio y
el de los demás. En estos tiempos acelerados en que la velocidad de las palabras, si no hay
reflexión teórica, el sujeto se pierde en las redes sociales entre un enlace y otro, desde un
«me gusta» hasta compartir diversos escenarios virtuales.

La filosofía no sólo pretende transformar el mundo, sino de lo que se trata es también, y


esto es decisivo, de interpretar y comprendernos a nosotros mismos y orientar nuestro
presente y futuro. Esta, como sabiduría se coloca en el pensamiento
continuo, intempestivo, como creación de vida, de un discurso entre el decir y
hacer, orientación de vida, no de muerte. André Comte-Sponville nos da una visión de la
filosofía en su texto La filosofía. Tal como puntualiza el filósofo del lenguaje
Wittgenstein, al decir que la filosofía es una actividad que apunta a la clarificación lógica
de los pensamientos y sus delimitaciones, siempre y cuando recorramos nuestro propio
camino entre el lenguaje y la vida.

Por eso es que el trabajo de los filósofos gira en torno a la construcción de un discurso
crítico, creativo e innovador, pero también en torno al ámbito de la docencia, la
investigación, a la Administración Pública y a trabajo en casas editoriales, en general, a
través del sistema de oposiciones.
Con estos ejes filosóficos planteados, se comprende que la Filosofía, más que una
disciplina, es una intensidad, es decir, como un campo magnético que puede atravesar
cualquier ámbito y cualquier disciplina.

La epistemología en la era del cibermundo (1 de 2)


La filosofía está constituida por diversos mundos o discursos que han sido diseñados por
sus respectivos filósofos. La filosofía del lenguaje, al igual que la epistemología, son
disciplinas que han brotado de la filosofía, cuyo dominio nos lleva a lo preciso, a lo no
difuso y confuso en cuanto el manejo conceptual del discurso en el plano filosófico,
literario, histórico, sociológico, tecnocientífico o de otros saberes.
La epistemología, del griego epistemé significa conocimiento; y logos, teoría, forma parte
de ese saber filosófico, en cuanto que tiene como objeto de estudio el conocimiento, su
fundamento, su explicación, clasificación, operatividad, validez. Como disciplina ha girado
en torno a buscar explicación entre el sujeto y el objeto del conocimiento. La
epistemología como trayecto filosófico, no es lineal, da vueltas y revueltas, desde
Sócrates, Platón, Aristóteles, en el empirismo inglés (Bacon, siglo XVI, el racionalismo
francés (Descartes, siglo XVII), Kant, Hegel, John Locke (siglo XVII YXVIII) hasta llegar al
pensar filosófico epistemológico de Michel Foucault (siglo XX), cuyo discurso sobre el
poder se construyó sobre el cuestionamiento a la epistemología, ya que veía el sujeto y el
objeto como estructura dada, inamovible. propia del discurso cientificista caracterizado
por un saber epistémico fundamentado en el positivismo lógico.
Será con Platón, en sus textos La república (libro VI y VII) que la epistemología edificará la
fundamentación del conocimiento, explicando cómo el conocimiento sensible solo alcanza
una opinión o doxa, que equivale a un conocimiento vago e impreciso y cómo
el conocimiento inteligible percibido a través de la razón constituye el conocimiento
verdadero o epistémico. A la tradición platónica y aristotélica le siguieron los enfoques
epistemológicos racionalistas y empiristas. Dentro del primer enfoque se encuentra René
Descartes (1596-1650), con el “pienso, luego existo”, lo que significa que todo cuanto
existe tiene que ser comprobado por la razón. La epistemología como disciplina de la
filosofía es fundamental para la elaboración de un conocimiento crítico, para situar los
discursos de los que partimos y para situarnos a nosotros mismos en un contexto social,
político, cultural y cibernético.
La epistemología en la era del cibermundo (2 de 2)
Los discursos literarios, sociológicos, políticos, educativos y tecnocientíficos, para no caer
en la repetición, se enfocan en la epistemología de tradición filosófica. Para que la
creatividad se abra paso en el cibermundo, no se puede ver lo epistémico como un
estanco disciplinar, de una área del saber; por eso hay que comprender que sin una teoría
del lenguaje, el sujeto, el poder, la cultura, la lengua y la sociedad, le sería muy difícil al
sujeto abordar la complejidad del pensamiento del siglo XXI, en la que se debaten temas
filosóficos, sociológicos, educativos, literarios, neurolingüísticas, neuroéticos, tecno
ciencia, posthumanismo, transhumanismo y todos los entramados de la cibernética de
primer orden y segundo orden, que han dado como resultado la construcción del
cibermundo y un nuevo enfoque filosófico en el marco de la humanidades digitales que
mueve la misma epistemología del siglo XX hacia la ciberepistemología o epistemología
digital. Esta ciberepistemología ha de dar cuenta, no de la epistemología estándar sujeto-
objeto, estructurado y pensado como sustancia, como relaciones inamovibles en el
proceso del conocer en el siglo XX, sino de un conocimiento que se encuentra atraído por
la realidad virtual con inmersión, sin inmersión y realidad aumentada, las cuales se
manifiestan como tinglado en el espectro del cibermundo.
Hoy vivimos en un mundo caracterizado por el control virtual, que penetra en nuestro
mundo interior, haciéndonos mover entre la incertidumbre de unos cambios
permanentes, fragmentados, efímeros, que nos abruman de datos, nos hinchan de
información o de infoxicación. El estudio de la epistemología de digital (Merejo, 2015)
articulado al lenguaje, al sujeto, al poder, el discurso y lo social, nos remontamos a los
estudios del filósofo Von Foerster (1996), quien despliega la epistemología cibernética de
segundo orden, fundamentada en una episteme de inclusión del sujeto y “todo lo que he
dicho es dicho por un observador a otro observador”. La comprensión del conocimiento
del conocimiento, o la epistemología de segundo orden, es de suma importancia a la hora
de insertarnos en el cibermundo y que para entenderlo necesitamos de una
ciberepistemología.

Andrés Merejo dice que en RD no hay aún un pensamiento filosófico

articulado.

Explicó que el pensamiento filosófico dominicano pudo iniciarse con pensadores como
Antonio Sánchez Valverde, Eugenio María de Hostos, José Ramón López y otros

SANTO DOMINGO, República Dominicana. - La República Dominicana no ha contado con


un pensamiento filosófico propio, articulado, que ayudara por ejemplo en la función
pública y en la educación, y el político que más claramente ha expresado en su vida y en su
obra una filosofía más consistente es el profesor Juan Bosch.

La opinión la expresó el doctor Andrés Merejo, filósofo y especialista en ciberespacio y


ciberseguridad, director de Difusión y Fomento de las Ciencias y las Tecnologías, del
Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCyT).

Explicó que el pensamiento filosófico dominicano pudo iniciarse con pensadores como
Antonio Sánchez Valverde, Eugenio María de Hostos, José Ramón López y otros que, con
limitaciones, reflexionaron sobre la identidad del dominicano al filo de un pensamiento
sistémico, vinculado con los grandes filósofos griegos.

Merejo lamentó que no se haya articulado un pensamiento más sólido entre los
intelectuales dominicanos, pero que en la actualidad hay escuelas y tendencias que
comienzan a establecer mejores condiciones para el estudio y la inclusión de la filosofía
como parte de los debates intelectuales y del devenir de la sociedad dominicana.

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