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Cuenta una leyenda que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los
sentimientos y cualidades de los hombres.
– ¿Jugamos al escondite?
La Intriga arqueó mucho la ceja, y la Curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: ¿Al
escondite? ¿Qué es eso? ¿Cómo se juega?
– Es muy sencillo- contestó la Locura– Yo me tapo los ojos y cuento despacio hasta mil.
Mientras, nosotros nos escondemos. Cuando termine de contar, empezaré a buscaros. Al
primero que encuentre, ocupará mi lugar, y tendrá que contar y buscar él.
La Soberbia opinó que era un juego muy tonto, aunque en el fondo lo que le molestaba
era que la idea no se le hubiese ocurrido a ella. Y la Cobardía prefirió quedarse al margen
para no arriesgarse.
– Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez…- comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre, se dejó caer detrás la primera
piedra que se encontró en el camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la
sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del más alto
pino.
A la primera que encontró fue a la Pereza (estaba al lado de una piedra). Después escuchó a
la Fe hablando acaloradamente con Dios en el cielo sobre teología. ¡Encontrada! Y a la
Pasión y el Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
Al Egoísmo no tuvo ni qué buscarlo, porque salió disparado de su escondite, que resultó ser
un nido de avispas.
Así fue encontrando la Locura a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en
una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris… (¡mentira!, ella se ocultó en el fondo
del océano) y hasta al Olvido, que ya no se acordaba que estaban jugando al escondi
Pero al Amor, al Amor no lo pudo encontrar por ninguna parte. La Locura buscó
detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas…, y cuando
estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal con bellas rosas rojas que lo
adornaban.
La Locura se acercó a él, y con poco cuidado comenzó a mover sus ramas pues por ser loca
no tenía miedo a las espinas. Cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó: las espinas
habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró,
imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el
AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña.
También puedes escuchar esta leyenda de Por qué el amor es ciego con este reproductor de
podcast. Si lo prefieres, lo encontrarás en el canal de Tucuentofavorito.com de Ivoox y en
Spotify:
Todas las emociones que podemos experimentar: la idea de que todas las
emociones puedan convivir de forma armónica es maravillosa. Estas son algunas de
las que aparecen en la historia: aburrimiento, intriga, locura, curiosidad, entusiasmo,
euforia, alegría, duda, apatía, verdad, soberbia, cobardía, pereza, fe, envidia, triunfo,
generosidad, belleza, voluptuosidad, timidez, mentira, libertad, egoísmo, pasión,
deseo, olvido.