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Puesta en valor y valor simbólico

Todo producto turístico se encuentra inmerso en un complejo y amplio sistema, por


lo que se hace necesario generar experiencias nuevas y atractivas para captar el
interés de las personas sin descuidar sus expectativas, motivaciones y necesidades.
Al combinar elementos tangibles e intangibles con prestaciones y sumar la puesta
en valor de los recursos se gesta una nueva modalidad donde las personas se
relacionen de una manera distinta con el ambiente natural, histórico y cultural.

Puesta en valor y valor simbólico

Referencias

Video conceptual

Revisión del módulo


LECCIÓN 1 de 4

Puesta en valor y valor simbólico

Para abordar los conceptos centrales de esta lectura se empleará el siguiente caso de estudio:

Museo Superior de Bellas Artes Evita – Palacio Ferreyra

Córdoba es tradicionalmente uno de los polos culturales de Argentina. Parece muy


acertado tomar esta como su característica principal en una planificación consciente de
"red de ciudades" que nuestro país parece necesitar para sumarse a la producción
simbólica del mundo contemporáneo. La que siempre fue reconocida por ser una de las
mayores ciudades universitarias de la región, también fue históricamente albergue de
prácticas artísticas, crítica cultural y movimientos intelectuales significativos…

El Palacio Ferreyra fue originalmente diseñado, bajo normativa «Beaux Arts», como
residencia familiar por el arquitecto francés Ernest-Paul Sanson. Su construcción data de
1914. Como explica en sus memorias Lucio Morini, «el hecho de que un edificio con el valor
patrimonial del Palacio pase de su carácter original de morada familiar a ser un edificio de
uso público, que por su naturaleza debe difundir y preservar otro patrimonio agregado,
plantea naturalmente problemas complejos que deben ser compatibilizados de manera
que ambos patrimonios puedan coexistir sin menoscabo recíproco». Las intervenciones
generales que se realizaron muestran sostenidamente un gran esfuerzo por poder
actualizar los servicios del edificio para su nueva función, sin complicar la estructura
existente, manteniendo la condición predominante del gran hall central y las áreas
públicas, y restaurando cuidadosamente sus pisos, terminaciones y ornamentos
originales. Las partes que responden a un lenguaje contemporáneo están bien definidas y
denotan la preocupación por apoyarse sobre el edificio de manera de no maltratarlo, y con
la posibilidad de ser removidas en un futuro si fuera necesario…

Es natural que, en el proceso de cambio de uso de privado a público, y en las


transformaciones de los estilos de vida a lo largo de un siglo entero, se deban negociar
algunas cosas. El edificio se transita orgánicamente. El esquema de Petit Palais está tan
instaurado en nuestra cultura occidental que sabemos perfectamente cómo recorrerlo. La
mayor intervención está realizada sin alterar este esquema, tomando la lonja precedente al
hall central y con una materialización que se acerca a una epifanía pop, pone en evidencia
algo así como las «entrañas» del Palacio. Uno puede ver a través de filtros materiales
trabajados en tela tensada hacia las ventanas, o en vidrio cubierto con una membrana
microperforada y ploteada, hacia el espacio central, las relaciones espaciales entre los
niveles que eran de uso público, privado, los servicios y la mansarda. Este espacio, de
proporciones atípicas por su poca profundidad en relación a su ancho y altura, en el primer
momento del acceso acerca la perspectiva visual de la gran escalera ceremonial original.
Cuando uno vira la mirada hacia los costados se encuentra sorpresivamente con esta
superposición de los tiempos. La arquitectura debe acompañar el proceso de definición de
un museo como un escenario propiciador, como contenedor de diferencias, como símbolo
que puede usarse para mostrar grados de inclusión, para promover la generación de redes
interpersonales, como investigación en sí misma y como consciente representación de su
propio tiempo.

[En la transformación de este edificio, la arquitectura se entiende] no solo como


construcción material, sino también como posibilidad de generar gestos o acciones
transformadoras, traductoras, promotoras. (ARQA, 2009, https://bit.ly/3csuFko).

Puesta en valor

La puesta en valor de uno o varios recursos es un trabajo cuyo fin primordial es identificar el recurso y
reconocer sus características, lo que involucra la restauración, recuperación y mantenimiento de ese
recurso y sus atributos.
Retomando el caso de estudio del Palacio Ferreyra, vemos que se han aplicado estas tres categorías de
actividades para poder lograr la refuncionalización del recurso, con lo que se ha convertido una morada
familiar en museo y se ha logrado potenciar su atractivo como recurso turístico. Cabe destacar que la puesta
en valor de un recurso turístico otorga contenido al producto del cual forma parte, permite definir el eje
temático del producto y potencializa su riqueza.

Como ya sabemos, un recurso turístico, además de ser atractivo, debe ser valorado –es decir, debe
reconocerse la importancia que posee en base a sus atributos–, para lo que hay que tener en cuenta la
percepción de quien valora ese recurso (aspecto subjetivo), como así también la presencia real de sus
atributos (aspecto objetivo). La consecuencia de este proceso conciliatorio entre lo objetivo y lo subjetivo es
la puesta en valor de un recurso. Expresado de otro modo, la puesta en valor resulta de la valorización
objetiva y subjetiva de un recurso. 

En el caso del Palacio Ferreyra, vemos que el edificio tiene un gran valor patrimonial intrínseco, tal como lo
describe Lucio Morini, reconocido arquitecto cordobés. Por un lado, tenemos su destacada estructura
arquitectónica, originaria de 1914, la cual forma parte del escenario del centro de la ciudad. Esto conforma el
aspecto objetivo. Pero a su vez, el edificio tiene una gran carga simbólica, dado que ha sido morada de una
familia de mucho renombre de la provincia y es un edificio emblemático de la ciudad, lo que conforma el
aspecto subjetivo del recurso, ya que estas características podrían tener diferentes significados
dependiendo de quién lo esté observando. Como se mencionó anteriormente, de la conjugación de ambos
aspectos (objetivos y subjetivos) es que surge su correcta puesta en valor. De esta manera la puesta en
valor del Palacio Ferreyra se llevó a cabo conjugando su esencia, manteniendo su valor simbólico y
patrimonial, pero refuncionalizándolo para su uso como museo y salas de exposiciones.

Descubrir y manifestar las cualidades intrínsecas de un recurso turístico como integrante de un producto se
convierte en la búsqueda, y consecuente hallazgo, de la esencia de dicho producto. La manifestación de las
cualidades de un recurso puede darse a partir del relato de un guía de turismo, en la descripción de cada
obra que conforma el museo, etcétera.

Más allá de la manera en que se exponga la valoración de un recurso, se debe permitir experimentar sus
atributos esenciales. Son estos atributos los responsables de generar sensaciones diferentes. Sabiendo
que es tan inevitable como real que existan esas diferencias, cabe aclarar que las percepciones sobre un
recurso turístico no pueden ser muy contradictorias, ya que se mantienen ciertas generalidades.
Figura 1: Museo Evita Palacio Ferreyra

Este edificio, emplazado en el centro de la ciudad de Córdoba, forma parte del patrimonio cultural de la
ciudad. Tiene un alto valor simbólico para quienes lo visitan y fue objeto de un proceso de puesta en valor en
el año 2007.

Fuente: [Imagen sin título sobre el museo Evita Palacio Ferreyra], s.f., recuperada de
https://bit.ly/3kKHeKJ

Valor simbólico

Recordemos la definición de producto turístico: Integración de los atractivos y servicios que posee un
espacio turístico elevado a símbolo, de tal forma que pueda comunicar una identidad posible y que esto
logre satisfacer al turista en términos de enriquecimiento personal. En este último punto es donde alcanza
su significado la expresión valor simbólico.

El valor simbólico es el elemento que completa el producto turístico. Entendemos por valor simbólico a la
identidad posible que tiene un producto turístico y que hace que este logre satisfacer al turista en términos
de enriquecimiento personal. (Bonnessi y Brugnoni, 2002).
De acuerdo a lo anterior, podemos afirmar que el valor simbólico es el valor (utilizado como expresión de
importancia de algo) que se le atribuye a un recurso desde lo que contiene (atributos). Independientemente
de cómo se manifieste (su contenido, los atributos), provoca en el turista una vivencia de enriquecimiento
personal.

Un producto turístico potenciado por el valor simbólico consigue generar una


experiencia enriquecedora a nivel personal.

Verdadero, porque el valor simbólico contempla la


interpretación que cada persona hace de un recurso en
base a lo este que ese recurso ofrece o tiene.

Falso, porque es la puesta en valor del recurso lo que


asegura que sea una enriquecedora experiencia personal.

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LECCIÓN 2 de 4

Referencias

ARQA. (7 de abril de 2009). Summa+ N.o 96: “El patrimonio se construye hoy”, Museo Superior de Bellas
Artes Evita – Palacio Ferreyra. [Artículo]. En ARQA. Recuperado de https://arqa.com/arquitectura/summa-96-
museo-superior-de-bellas-artes-evita-palacio-ferreyra.html

Figura 1: Museo Evita Palacio Ferreyra. (s.f.). [Imagen sin título sobre el museo Evita Palacio Ferreyra].
Recuperada de https://cultura.cba.gov.ar/institucional/museos/ museo-evita-palacio-ferreyra/

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LECCIÓN 3 de 4

Video conceptual

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LECCIÓN 4 de 4

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

El producto turístico

El producto turístico es el resultado de la combinación de una serie de elementos que entran en juego y se
combinan dentro de un espacio geográfico determinado, y que tiene como fin satisfacer al turista en
términos de enriquecimiento personal.

Recursos turísticos

Los recursos turísticos constituyen el elemento principal del producto turístico, aunque no es el único. Los
recursos pueden dividirse en dos grandes grupos, recursos naturales y recursos culturales.

Servicios básicos

Servicios básicos e infraestructura son elementos colaboradores para que el producto turístico pueda
desarrollarse de manera correcta. Los primeros son naturalmente turísticos y la infraestructura es aquella
destinada a satisfacer necesidades públicas.
Puesta en valor y valor simbólico

El valor simbólico es aquel elemento que completa el producto turístico a través de la identidad que tenga
para una determinada persona.

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