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Fue un alemán, un tal Baumgarten quien definió la estética. Si bien la raíz del termino
viene del griego aistheetikós: sensible, de aisthánesthai: percibir, comprender. Fue
recién a mediados del dieciocho que se escuchó esa palabra.
Estética: Ciencia que trata de la belleza y de la teoría filosófica del arte.
Durante muchos años y aun hoy, las dinámicas y vericuetos de la coordinación se han
transmitido mayormente en ámbitos “psi”; unidades académicas; claustros estudiantiles;
divisiones científicas.
Todos estos sectores, en mayor o menor medida, no solo han legado esquemas y
estructuras de pensamiento a nuestra labor, sino que además han aportado el status
científico que el acto de coordinar conlleva.
Los saberes que estos espacios pueden darnos aun no se han agotado, pero ya es hora de
darle extensión a la otra pata en la que se apoya esta historia, no para dejarla enclenque
sino para afianzarla y permitir así que el tiempo haga entender que la
complementariedad arte/ciencia puede ser fecunda, pero además; que el paradigma en el
cual se enmarca la coordinación es el artístico.
Si esto se logra toda una serie de cambios ha de ocurrir, que los virajes epistemológicos
lleguen a buen puerto y no hagan agua en el mar de las polaridades y las miradas únicas
depende de nosotros.
Que los artistas no vean la ciencia como a un monstruo devorador de espontaneidades,
que los científicos no sientan lo artístico como lugar de excesos y herejías sin contenido.
Cuando logremos que lo previsible y lo imprevisible estrechen sus manos y caminen
juntos por el sendero del conocimiento, la transformación, la creación, la critica y los
develamientos entonces si, podremos sentirnos orgullosos y satisfechos.
Para que ese día llegue falta ceder espacio al arte, ojala al terminar este ensayo usted,
yo, ella, el, cualquiera, podamos debatir y razonar con argumentos mas sólidos y
convencernos de que coordinar es un arte de pies a cabeza.
Cada punto detallado a continuación merece amplitud y desarrollo, lo que esgrimo es
una ínfima parte, el objetivo es dar cuenta de la vasta cantidad de motivos que nos
respaldan a la hora de posibles enfrentamientos con los dogmas, en estos tiempos que
corren; de reposicionamiento-
Priorizar el proceso por sobre el producto nos habla de una formación integra donde
lo que se busca no son solo resultados, sino todo el recorrido necesario. Esto genera en
quien lo vivencia, la sapiencia necesaria para no conformarse con espejitos de colores.
Aun hoy se venden falsas ilusiones y hasta las palabras cambian el significado,
resultado se asocia a éxito cuando debiera ser a: consecuencia, efecto, corolario.
Permitir, dar permiso, invitar a ser. Habilitar. Si los ejemplos siempre los da el
mismo, si se manipula constantemente el accionar para llegar a buen fin, si la lección se
torna parábola, estamos frente a un caso de pasaje efímero para el otro. Cuando se
alecciona constantemente se entra en una dinámica donde quien es coordinado pierde el
deseo de mostrar sus saberes, mientras quien coordina se erige como poseedor absoluto
de los contenidos a trabajar.
El artista de la coordinación trabaja con los emergentes y no teme quedar en evidencia
ante un mayor manejo del material por parte de un miembro del grupo, de hecho; eso es
de sumo provecho. Trabajar desde los saberes grupales, marcarlos, incluso aprender y
reformular el encuentro a partir de ellos, no solo instala el movimiento sino que además
genera la confianza necesaria para realmente apropiarse de los contenidos del/los
encuentros.
La habilitación debe ser formal desde la certificación, e informal en el minuto a minuto
del trabajo.
Dejar de lado certezas, ser crítico. Trabajar con los emergentes es enfrentarse a lo
espontáneo, estar abierto a nuevas formas e incluso reformular los contenidos. El
conocimiento transforma, hace claro lo oscuro, devela situaciones, ser crítico es la base
para que eso suceda, hay que propiciar esos tres puntos entrelazados: crítica,
conocimiento y transformación.
Acción y Palabra. Que la segunda es sustituta de lo primera es cierto. Que ambas dos
deban estar, también. El artista/coordinador debe aceptar el desafío de ser acción en la
palabra, no solo frente al grupo sino también en solitario.
Hay que escribir, hacer teoría, involucrarse en el compromiso de readaptar y
reconceptualizar el marco teórico/practico. Acción y palabra deben ser
complementarios, se potencian, se necesitan. La palabra puede ser acción, la acción
puede ser palabra. Basta ya de contraponerlas, filosofemos sobre las virtudes de la
fusión y así entenderemos mejor las diferencias.
Repensemos las palabras, quitemos la basura que hay encima de ellas. Discriminar no es
malo, el matiz negativo del término tiene que ver con nuestra historia terrible. Si no lo
hacemos, corremos el riesgo de contradecirnos a cada paso que demos. El
artista/coordinador puede trabajar con la pureza de la acción y la palabra porque la filo y
ontogenia lo avalan para hacerlo.
Es a partir del arte que nacen las cosas, entre ellas la ciencia. El impulso fatalista que las
sociedades dominadas imprimen a las cosas hace que los templos donde reposan una y
otra sean tan dispares. El artista/coordinador va a trabajar para lo que esta adentro, para
el contenido, para lo profundo.
Ya hemos visto y seguimos viendo lo que las labores superficiales hacen con la acción y
la palabra.
Caos, divague. Es necesario, es torbellino del que saldrá un producto determinado, sea
cual fuera este, el transitar el caos lo hace valioso, habla de desafío y de una instancia de
incertidumbre y desazón.
Lograr algo de esa manera hace al ser creador. Sostener al grupo en el caos y sostenerse
en lo caótico como coordinador nos habla de un grupo cuya fortaleza hace que no ceda
ante las exigencias de la creatividad.
Hasta aquí algunos esbozos, suficientes a mi manera de ver para replantearnos donde
estamos parados. Lo bueno de esto, es que queda tanto por hacer que realmente
podemos ser participes y constructores. Podemos salir del lugar de pasividad en el que
los dogmas nos han dejado. Podemos, si queremos, aportar conocimientos. Ser
hacedores de la historia en vez de intérpretes sumisos de la misma. Podemos, si
queremos, nos preparamos, nos entrenamos, nos dedicamos, nos entregamos y nos lo
permitimos ser Artistas de la Coordinación.-
Julián Presas.-