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1.2.

El Estado moderno y la práctica


política en el siglo XVI1

1.2.1. Una nueva forma política.

1.2.2. La configuración del Estado y de la


identidad nacional.

1.2.3. La estructura estatal.

1.2.4. Las relaciones interestatales.

1.2.5. La práctica política.

1 Fuente: Historia Moderna General.UNIR y otros materiales didácticos.


Bases para la aparición del Estado moderno

Papado
Imperio
Poderes existentes
Monarquías
Instituciones intermedias

Patria
Identidades Nación
nacionales Frontera
Cultura y lengua
Corte
Órganos centrales
Consejo
Burocracia
Estructura estatal Diplomacia
Instr. para contacto exterior
Ejército
Hacienda y finanzas

Francisco de Vitoria
Derecho Luis de Molina
Escuela jesuíta
internacional Francisco Suárez
Hugo Grocio
1.2.1. Una nueva forma política

El Papado

A lo largo de la Edad Media, dentro del mundo cristiano, el poder supremo había
Estado en manos del Papado. Un poder que traspasaba los límites de lo espiritual para
adentrarse en el área del poder secular, gracias a la concepción de que el Papa en su
condición de Vicario de Cristo, debía ejercer el gobierno universal. En este
sentido, la segunda autoridad de la Cristiandad la constituía el emperador, pero de
modo claramente limitado, ya que su legitimidad solo podía ser garantizada y
asegurada por medio del beneplácito del Sumo Pontífice.

No obstante, este “reparto” de la autoridad no evitó que surgieran fuertes conflictos


entre ambos poderes, ya fuera por el control del nombramiento de los clérigos, por la
administración de justicia o por el derecho a recaudar las rentas de la Iglesia. Por
supuesto, el emperador no fue el único en cuestionar los derechos universales del
Papado, pues también las monarquías comenzaron a hacer presentes unas quejas,
que se hacían cada vez más habituales.

Pero fue el Gran Cisma de Occidente lo que acabó por dinamitar el prestigio del
Papado, que se vio obligado a firmar concordatos con distintas monarquías, dando a
los monarcas el control fiscal y de nombramientos sobre el clero. En 1516 se
firmó el concordato con Francia y en 1523, con Carlos I.

El Imperio

Durante la Edad Media, los emperadores se habían visto amparados y justificados por
una ideología imperial, que les concedía la potestad máxima y universal, en
nombre de la Cristiandad. Esta doctrina, situó a los emperadores por encima de sus
súbditos, como legados divinos, es decir, como depositarios de un poder otorgado
por Dios. Como es lógico, estas pretensiones no tardaron en chocar con los intereses
del Papado, que no entendía la situación de la misma manera, pues consideraba que
el Sacro Imperio Germánico solo podía ejercer el poder de la espada, que
únicamente podía serle concedido y retirado por el propio pontífice.

Pero también el territorio germánico iba a poner frenos al Imperio. Los príncipes
alemanes comenzaron a defender la idea de que un rey era emperador en su
reino, y que por tanto no tenía que reconocer ningún otro poder temporal dentro
de su territorio, que no estuviese sometido a su control. Se inició así la transformación
de los reyes en pequeños emperadores, un proceso apoyado en la apropiación de
símbolos y atributos imperiales y en la sacralización del rey como Vicario de
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Cristo. Particularmente en Francia, el origen divino del poder real implicó la
atribución de poderes taumatúrgicos al monarca, y la persecución de un modelo de
Estado absolutista.

Los poderes locales o intermedios

La sucesión de invasiones durante el periodo medieval obligó a los reyes a delegar


la protección, de algunos de sus territorios, en representantes de la nobleza. Pero este
proceso también coexistió con otro igualmente importante, el recurso de las masas
campesinas a un señor feudal que los protegiese, a cambio del establecimiento de una
relación de vasallaje. Así los señores constituyeron los feudos, unidades autárquicas,
bajo su jurisdicción. Este fortalecimiento de los poderes feudales llevó a los señores
a ver al rey, simplemente, como un primus inter pares, el primero entre los iguales,
pero no el superior, aunque sí mantuvo su carácter religioso, que los señores no se
habían atribuido a sí mismos.

Por otra parte, el impulso comercial y urbano dio como fruto la aparición de un
nuevo grupo social, la burguesía. El establecimiento de gobiernos corporativos,
por parte del nuevo estamento, en las ciudades, que defendieran las libertades
manufactureras y mercantiles, supuso un freno a las pretensiones feudales.
Además, en muchos casos los reyes favorecieron a la burguesía, otorgándoles
privilegios y acogiéndolos bajo su jurisdicción, lo que les alejaba del control de los
señores feudales. La excepción a esta norma la constituyó el norte de Italia, donde las
ciudades se mantuvieron autárticas y autónomas, transformándose en ciudades-
Estado.

Dentro de las distintas monarquías, estos poderes ciudadanos dieron lugar a


instituciones intermedias, limitadoras del poder real, como las cortes de España,
las dietas alemanas, el parlamento inglés o los Estados generales en Francia.

El monarca debía convocar a estas entidades (formadas por representantes del clero, la
nobleza y las ciudades) con regularidad, para que le aconsejasen en los asuntos de
gobierno y autorizasen los impuestos extraordinarios. Es decir, que aunque el rey
fuera superior, debía ser aconsejado, y no podía gobernar fácilmente sin la colaboración
de las instituciones intermedias.

Por otro lado, la convocatoria de este tipo de asambleas tuvo otras dos consecuencias
importantes:

Por un lado, provocó un proceso de toma de conciencia de la unidad nacional.


Por otro, hizo que el apoyo de la burguesía al monarca fuera recompensado con la
atribución de potestades usualmente feudales, a algunos burgueses.
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Por último, el hecho de que el rey asumiera el poder público y supremo sobre un
territorio, hizo surgir el concepto de soberanía y de Estado. La capacidad de cada
rey, su habilidad para tejer relaciones con las instituciones y estamentos intermedios,
así como las campañas propagandísticas que se desarrollaron alrededor del monarca
marcarían el grado de absolutismo de su gobierno. En cualquier caso, se había
constituido un nuevo modelo de monarca:

Cristiano (fiel a Roma o reformado).


Feudal (los señores mantenían hacia él relaciones de vasallaje).
Absoluto (con el mismo derecho que los emperadores sobre su territorio).

Un nuevo tipo de príncipe

Las ciudades-Estado del norte de Italia constituían el modelo humanista de la


república, sin embargo se mostraban incapaces de alcanzar ni la estabilidad
interna, ni el dominio de territorios en el exterior. Pero además el derrumbamiento
del gobierno comunal en su seno, conllevó la aparición de príncipes que se hicieron
con el poder y lucharon por mantenerlo. Es en este contexto, en el que Maquiavelo
escribió El príncipe (1513), a medio camino entre el rechazo de las pretensiones
absolutas de los príncipes y monarcas europeos, y la admiración por la capacidad de
estos mismos gobernantes para establecer la unidad en sus territorios, y mantenerla.

Maquiavelo estaba intuyendo, a la vez que contemplando, el desarrollo de un


proceso que acabaría dando lugar a las bases constitutivas del Estado moderno.
No obstante, el pensador italiano no podía evitar sentirse asqueado por la escasa
moralidad de estos nuevos gobernantes, que no dudaban ni en hacer uso de la fuerza
y del engaño, ni en atentar contra la religión, la verdad o la palabra dada, si era
necesario para conseguir lo que querían. Así reforzaron muchos monarcas sus
poderes, frente al Papado, frente al Imperio, frente a las instituciones y poderes
intermedios y frente a otros principados y monarquías.

Si bien Maquiavelo fue duramente criticado por su pensamiento político de carácter


fuertemente laico y humanista, eso no impidió que la “razón de Estado” por él
forjada, no fuera utilizada por los distintos monarcas, eso sí, convenientemente
camuflada por el carácter de defensores de la religión, que ellos mismos se
atribuían. El que esta defensa respondiera al convencimiento espiritual, a las alianzas
políticas con el Papado o al deseo de fortalecer su poder, era algo secundario.

1.2.2. La configuración del Estado y de la identidad nacional

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La tendencia a la constitución de grandes monarquías se había iniciado ya durante
el Medievo. Sin embargo, las monarquías del siglo XVI presentaban una importante
peculiaridad, se trataba de monarquías compuestas por entidades institucionales
y políticas, y por diferentes etnias, culturas y lenguas. Este fenómeno implicaba,
necesariamente, la existencia de movimientos de presión a favor de la integración
o de la desintegración política del Estado, en los que los intereses, las lealtades y las
identidades eran fuente de fuertes y complejos conflictos.

La “otredad”: el descubrimiento de la patria y de la nación

El concepto de patria: hasta el siglo XVI, la palabra patria se asociaba al lugar de


origen de los antepasados, sin embargo a partir de entonces el uso del concepto
comenzó a extenderse hasta denominar un territorio más amplio, e incluso una
comunidad política. Progresivamente, el concepto patria fue transformándose en
un valor que mantener, y que suponía una obligación política para con un territorio
concreto.

El concepto de nación: tradicionalmente, la palabra nación se asociaba a un grupo de


personas que compartían la misma lengua, pero a partir del siglo XVI, comenzó a
adquirir connotaciones políticas y territoriales.

El uso cada vez más frecuente de ambos términos indica la aparición de un


sentimiento nacional, que partiendo de la exaltación de lo propio, lo natural, y de
la degradación y desprecio de lo ajeno, de lo extranjero, fue fortaleciéndose a raíz de
los conflictos bélicos. La guerra ahondó las diferencias y potenció la animadversion
por el otro, por las monarquías y/o territorios enemigos, que al mismo tiempo

potenció el peso de la identidad nacional.

Sin embargo, la cuestión era aún más complicada, debido al carácter compuesto de
las monarquías del XVI, en las que podían coexistir diferentes identidades y tipos
de patriotismo: local, señorial, dinástico, regional… Mientras estas lealtades se
desarrollaban en el marco de una convivencia pacífica no había problema. Sin
embargo, cuando el patriotismo dinástico chocaba con el nacional, o el señorial con el
dinástico, los conflictos se apoderaban de la estabilidad interna del Estado. No es
raro, por tanto, que la defensa de la patria pasara, muy pronto, a convertirse en
elemento de defensa frente a las pretensiones absolutistas o centralistas, como
ocurriría en Países Bajos frente a la monarquía de Felipe II.

No obstante, es preciso señalar que en un principio el sentimiento nacional no era


experimentado de modo consciente por toda la sociedad, sino solo por parte de ciertas
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élites. Los contactos y relaciones entre los pueblos, ya fuera por medio del comercio,
la diplomacia o la guerra, favorecerían la universalización de las identidades
nacionales, cada vez más conscientemente asumidas, y apoyadas en construcciones
míticas y memoriales.

La frontera

La aparición de la noción de soberanía territorial, junto con el progresivo desarrollo


de las identidades nacionales, iba a llevar a la formulación de un básico concepto de
frontera. Un proceso claramente favorecido por el ingente desarrollo de la
cartografía.

Cuando hablamos de concepto básico o primitivo, nos referimos a que por el


momento, a excepción del mar, los accidentes geográficos no eran concebidos
como fronteras naturales. Al contrario, los límites o confines territoriales eran
cambiantes. Muchos trataros internacionales implicaron la delimitación de
territorios y potestades, pero el Estado no era específicamente territorial, sino que
su soberanía solía estar asociada a la jurisdicción sobre las personas, más que al
territorio.

Cultura, historia y lengua

Con objeto de reforzar su autoridad, todos los poderes: Papado, Imperio, reinos,
principados, se apoyaron en la creación de símbolos y referentes culturales, lo que
no sólo asentó su poder, sino que impulsó el fortalecimiento de las identidades
nacionales. En este sentido, cronistas e historiadores tuvieron un papel destacado,
al justificar, en tantas ocasiones, la situación presente de la nación mediante la
plasmación de un pasado idealizado, e incluso, mitificado. El hecho de que ésta
fuera una labor consciente o no, resulta algo discutible.

Además, el Humanismo y el Renacimiento, con su redescubrimiento de la


Antigüedad clásica, potenciaron el fenómeno, sacando a la luz las antiguas
denominaciones de las provincias romanas y exaltando la imaginación de literatos,
historiadores y cronistas, ansiosos de conectar el presente nacional con la
Antigüedad más reverenciada.

También la lengua tuvo un papel importante en la construcción de las identidades


nacionales, y en la progresiva estabilización del Estado moderno. En esta primera
época, la imprenta y el humanismo, como adelantábamos en la unidad anterior,
potenciaron enormemente el desarrollo de las literaturas nacionales, e incluso la
aparición de una identidad lingüística, que era defendida y exaltada. Aunque la lengua
no fue el principal elemento cohesionador del Estado moderno, no dejó de ser tenida
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muy en cuenta por los monarcas, perfectamente conscientes de que la unificación
lingüística fomentaba la disciplina y la unidad nacional.

1.2.3. La estructura estatal

El Estado moderno no podía asentarse, ni estabilizarse, si no contaba con una serie de


instrumentos, que le permitiesen hacer frente a las dificultades internas y
externas:

Internas: los señores feudales, la corte, las instituciones intermedias.


Externas: el Papado, el Imperio, monarquías, principados, colonias.
Para ello, el Estado tuvo que desarrollar un gobierno centralizado, una
burocracia, unos instrumentos orientados al exterior –diplomacia y ejército–,
una hacienda y una fiscalidad. Un proceso impulsado, en todo momento, por
el acicate de la guerra, constante en este periodo.

Estructura estatal

Corte
Gobierno central
Consejo

Burocracia

Diplomacia
Instrumentos
orientados al exterior Ejército

Limitaciones y medidas
Hacienda y
fiscalidad Deuda real

1. El gobierno central

La corte

La corte moderna evolucionó a partir de las casas reales medievales.


Constituían un escenario clave para exhibir el poder de los monarcas, a
partir, sobre todo, de las ceremonias y las normas de etiqueta.
Era escenario, además, para mostrar la sacralización del rey, presentado en
muchos rituales como protector casi divino.
Era el centro del gobierno, pues en ella se encontraban los órganos de la
administración central, la casa real y la corte en sí misma. Constituía por
tanto el medio en el que corona y élites políticas se relacionaban.
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Fue un arma de doble filo, sirvió tanto para domesticar a la aristocracia,
como para crear un espacio utilizado por ésta para sus intrigas y presiones
sobre la Corona.
Tuvieron que establecer una regulación escrita de la vida cortesana.
Grandes cortes, fines del XVI: Londres, París, Madrid, Viena y Estocolmo.

El consejo

Heredero del consilium medieval.


En muchos casos, los consejos reales se subdividieron en consejos más
pequeños, encargados del gobierno y la administración de justicia de ciertos
territorios o de aspectos específicos del gobierno.
Generalmente formados por juristas.
Ejercían funciones de consejo, es decir, de asesoramiento, a través de la
emisión de unos documentos, llamados consultas.
El consejo hizo necesarios a los secretarios, que fueron ganando
preeminencia, hasta convertirse en piezas fundamentales del gobierno
central.

2. La burocracia

A finales del siglo XVI, la centralización del poder, es decir el sometimiento de los
señores feudales y ciudades bajo la jurisdicción del rey, junto con la asimilación,
conquista o herencia de nuevos territorios por parte de muchas monarquías,
conllevó la necesidad de desarrollar un orden administrativo, es decir, una
burocracia, que les ayudase a gobernar.

Como no podía ser de otra manera, la nobleza no dejaría pasar la oportunidad de


situar a miembros de sus casas más cerca del monarca, aspirando a futuros
privilegios, mejor información y posibles instrumentos de presión sobre la corona.
Así, la nobleza logró que los altos funcionarios fueran elegidos de entre sus
linajes, lo que les implicó en los intereses del gobierno central.

En cierto modo, tal y como se señala en el manual, se trataba de un nuevo tipo de


feudalismo, en el que aunque los oficiales tuviesen un oficio, mediante el cual
ejercían una función pública, en realidad su posición se basaba en una relación de
vasallaje para con el monarca, es decir, en la fidelidad al mismo. Por otra parte,
esta idea se ve confirmada si tenemos en cuenta que estos oficios se adquirían en
propiedad, lo que dio lugar a su venta.

Hubo monarquías que prohibieron la compra-venta de cargos, ya que ésta


impedía al rey la selección de su clientela, pero en muchas otras este fenómeno
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permitió que la pequeña nobleza y la burguesía se beneficiaran del sistema,
afianzando el poder real en nuevas bases sociales.

3. Los instrumentos orientados al exterior

Diplomacia

La pluralidad de Estados, así como el necesario establecimiento de relaciones


pacíficas o bélicas entre sí, hizo necesaria la aparición de la diplomacia.

El juego de alianzas se hizo mucho más complejo con la entrada, en el orbe


político europeo, de Estados no europeos.

Se desarrollan dos tipos de enviados diplomáticos:


o Embajadores residentes: surgieron inicialmente en algunas ciudades-
Estado de Italia. Se encargaban de representar los intereses de su príncipe
en cortes extranjeras, especialmente importantes para su principado.
Especialmente se centraban en recopilar información, al tiempo que en
intentar influir sobre la política del Estado en el que residían.
o Enviados especiales: encargados de llevar a cabo misiones
extraordinarias, normalmente investidos de poderes plenipotenciarios,
y capacitados para firmas acuerdos y tratados.
Necesaria para la negociación y el intercambio de información. Cifrado.

Ejército permanente

Su mantenimiento hizo aún más necesarios los órganos centrales y los


sistemas financieros y de recaudación de impuestos.
Un apoyo para mantener el poder dentro de sus propios territorios.
Las innovaciones militares afectaron a la economía, política y sociedad
europeas.
Mejoraron su organización: movilización, avituallamiento, soldada.
Mejoraron las fortificaciones y otros medios defensivos.
Desarrollaron la “guerra de sitio” (asedio).
Los ejércitos aumentaron en tamaño.
Cambios en el Ejército:

o La caballería dejó de ser la fuerza clave, debido al desarrollo de las


tácticas defensivas.
o Las construcciones defensivas mejoraron tanto que alargaron y
encarecieron las empresas bélicas.

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o La artillería comenzó a tener un peso especial en la táctica y estrategia de
guerra.
La expansión mundial de las monarquías:
o Propició las disputas marítimas y coloniales.
o Hizo necesaria la construcción de una marina sólida.
o Requirió una ampliación y estructuración compleja de los órganos de
gobierno.

4. Hacienda y fiscalidad.

Limitaciones y medidas

Inmersos en un periodo de guerras y conquistas territoriales y comerciales, los


Estados no podían sobrevivir ni desarrollarse si no contaban con una fuente
permanente de ingresos.

Sin embargo, a la hora de procurarse estos medios económicos tropezaron con


importantes dificultades:

Una limitación político-ideológica: durante la Edad Media había quedado


establecido que el monarca solo recibiese ingresos procedentes de sus
rentas propias y de su condición de soberano, como el cobro de las regalías.
Cualquier otra fuente de ingresos, como medidas impositivas, debían ser
aprobadas por las asambleas.
Una limitación jurídica: existían privilegios fiscales de carácter
estamental que enriquecían a los estamentos correspondientes (clero y
nobleza), pero que restringían la capacidad del rey para recaudar impuestos.
Una limitación administrativa: la burocracia era grande pero incapaz de
recaudar todos los impuestos, por lo que las monarquías se vieron obligadas a
privatizar algunas de estas funciones recaudatorias, lo que suponía la
aparición de intermediarios.
El carácter compuesto de las monarquías: provocaba la coexistencia de
distintos sistemas fiscales según las provincias o principados que la
formaban, lo que implicaba a su vez la coexistencia de diferentes tipos de
impuestos según zonas.

Los monarcas intentaron hacer frente a estas dificultades, para llenar las arcas del
Estado, a través de nuevos impuestos, pero no pudieron escapar a la necesaria
negociación con asambleas y oligarquías, a la hora de aprobarlos.

El segundo medio utilizado por los reyes para ampliar sus ingresos fue el recurso a la

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negociación y al comercio: venta de tierras, venta de oficios,
manipulaciones monetarias, privilegios económicos concedidos por el
Papado o la expropiación de los bienes eclesiásticos.

La deuda real

A pesar de todo, la agitada vida política de la Edad Moderna, llevó a los monarcas a
mantener, siempre, unos niveles de ingresos más bajos que sus niveles de gastos. Esto
obligó a las monarquías a recurrir a la banca privada internacional, grandes familias
de comerciantes que se habían convertido en prestamistas internacionales. De
este modo, fueron muchas las monarquías que cayeron en el endeudamiento. Las
que no pudieron subsanar esta situación acabaron en la bancarrota, y las que de un modo
u otro lograron hacer frente al problema, pero sin resolverlo, convirtieron sus deudas
en deudas a largo plazo. Como es lógico, este complejo sistema de préstamos, donde una
misma familia podía prestar dinero a distintas monarquías, creó un complejísimo
sistema de intereses, que entremezclaban los de las monarquías con los que las
grandes familias de banqueros.

1.2.4. Las relaciones interestatales

Al tiempo que los Estados hacían lo posible por organizarse y estabilizarse dentro de
sus propios territorios, se fue tejiendo un entramado político internacional, en el que ya
fuera por los conflictos que los enfrentaban, o por los lazos que los unían, los Estados
acabaron contemplando la necesidad de regular las relaciones políticas y
diplomáticas entre sí.

En este proceso tuvieron especial importancia dos hechos concretos:

1. La incapacidad de Carlos V por asentar un entramado estatal que unificara sus


territorios, lo que le llevó a acabar aceptando la pluralidad de los Estados que
componía su Imperio.
2. La reforma luterana, que sirvió de refuerzo a muchos príncipes, que se sentían
ahora legitimados para enfrentarse al Papado y al Imperio. Por tanto, la fractura
de la Cristiandad como fuente de legitimación de nuevos Estados soberanos.

¿Un derecho internacional?

También el pensamiento político se fue desarrollando, a la luz de esta problemática,


poniendo en cuestión, cada vez más, el derecho del Emperador y del Papa al
gobierno universal. En el primer caso, el primer movimiento de resistencia fueron las
corrientes reformadas que sirvieron de fundamento ideológico a los príncipes
alemanes, para afirmar su soberanía frente a las presiones imperiales. En el segundo

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caso, cada vez más pensadores comenzaron a negar el poder temporal del Papa,
que sólo debía ser depositario del poder espiritual. Únicamente la amenaza de la
Cristiandad podía justificar al Papado, para ejercer algún tipo de poder secular.

En este contexto, ¿cuáles fueron los principales pensadores que colaboraron al


desarrollo de un primitivo “derecho internacional”?

Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca.

o Los Estados forman parte de una “corporación internacional de


dimensiones planetarias”, en la que tenían el mismo peso cristianos y no
cristianos.
o A todos los Estados les unía un mismo derecho de gentes, orientado al bien
común.
o Este derecho de gentes estaba supeditado a un derecho natural universal.
o Todo ello posibilitaba el establecimiento de unos principios de derecho
internacional.
o Vitoria defendía, también, la existencia de un ius communicationis, un
derecho a las comunicaciones. En otras palabras, que cualquier persona era
libre de moverse de un lugar a otro y de relacionarse con otras personas.
o El derecho a las comunicaciones implicaba, lógicamente, un derecho al
comercio y a la libre emigración.

Escuela jesuítica: Luis de Molina y Francisco Suárez

o Parten de las ideas de Francisco de Vitoria.


o Creen que el derecho de gentes existe dentro del marco del derecho
consuetudinario, y que por tanto, la soberanía estatal está por encima de
él.
o El derecho internacional es conveniente, pero de ningún modo es algo
necesario o inmutable.
o Las relaciones internacionales están sometidas a los intereses de los Estados, y
por tanto se desarrollan de modo anárquico.

Hugo Grocio

o De origen holandés.
o Parte de las ideas de Francisco de Vitoria y de Francisco Suárez.
o Consideraba que el marco normativo, en el cual se desarrollaban, los
tratados internacionales, suponía en sí mismo un principio de ley
internacional.
o El principal objetivo de dicha ley internacional debía ser el sostenimiento de la
paz.
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o Defendía el derecho de Holanda a participar del comercio internacional,
amparándose en el ius communicationis, y en contra de las apetencias
portuguesas y españolas, fundamentadas en los privilegios concedidos por el
Papado.

Los constantes conflictos potenciarán el desarrollo del derecho internacional, al


poner en evidencia, cada vez con más fuerza, que era necesario establecer una serie de
medidas para mantener la paz, cuando menos, dentro del continente europeo. En este
sentido, la Paz de Westfalia, 1648, supondrá un hito, ya que por encima de los
intereses concretos de cada Estado, se llegará a un acuerdo internacional.

1.2.5. La práctica política (esquema)

1.2.5.1. La monarquía hispana

1. Reyes Católicos (1474-1504).

- Problemas de sucesión en Castilla

- Guerra civil en Castilla (1474-1479).

- Paz de Alcaçovas-Toledo (1479).

- Fernando, Rey de Aragón (1479). Unión efectiva de los dos reinos.

- El gobierno del Estado

- Política de autoridad en Castilla.

- Política de autoridad en Aragón.

- Unificación religiosa: Inquisición y Guerra de Granada (1481-1492)

- Descubrimiento y comienzo de la conquista del Nuevo Mundo.

- Problemas internos desde la muerte de Isabel (1504-1516).

- Reinado de Felipe I y Juana en Castilla (1504-1506).

- Regencia de Fernando en Castilla (1507-1515). Su reinado en Aragón.

- La regencia del cardenal Cisneros.

2. España en la época de Carlos V (1516-1556).

- Primeros años del reinado (1516-1520).

- La revuelta de las Comunidades (1520-1521).

- La revuelta de las Germanías (1520-1523).

- Consolidación del régimen político. Los consejos.

- Las Indias. Colonización. Oro y plata.

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- Problemas religiosos: Moriscos. Alumbrados. Expansión de la
Reforma Protestante.

3. España durante el reinado de Felipe II (1556-1598).

- Personalidad del rey.

- Política heredada difícil de mantener. El gobierno del país.

- Cuestiones religiosas y disciplinares. La Contrarreforma.

- Problemas sucesorios.

- Problemas internos:

- Problema morisco.
- Traición del secretario Antonio Pérez y conflicto foral de Aragón.

- Incorporación de Portugal (1581) a la Corona de Castilla.

- Dificultades de la hacienda.

- Problemas externos:

- Turcos: Lepanto (1571).


- Inglaterra: la Armada Invencible (1588).

1.2.5.2. La monarquía Tudor en Inglaterra


1. Enrique VII (1483-1509).

- Restauración del poder real.

2. Enrique VIII (1509-1547).

- Hereda reino organizado y empieza a contar internacionalmente.


- Nacimiento y desarrollo del cisma anglicano.

3. Eduardo VI (1547-1553)

4. María I Tudor (1553-1558).

- Breve restauración católica. María “Sangrienta”.

5. Isabel I (1558-1603).

- Defensora del protestantismo. Sanguinaria.


- Progreso económico. Enriquecimiento de la burguesía.

1.2.5.3. La Francia de los Valois


1. Luis XI (1461-1483).

- Monarquía moderna.

2. Carlos VIII (1485-1498).

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- Largas y costosas guerras en Italia.

3. Luis XII (1498-1515), antiguo rebelde duque de Orleans.

- Monarquía autoritaria (terminó con el feudalismo y relegó los Estados


Generales).
- Monarquía más centralizada.

4. Francisco I (1515-1547).

- Francia unificada, próspera y poblada.

5. Enrique II (1547-1559).

- Se expande el protestantismo (hugonotes), especialmente entre 1555-1560, con


amplio apoyo social, incluso noble.
- Guerras de religión (ocho, entre 1562-1589): debilitamiento del Rey,
intervención extranjera y dificultades económicas.

6. Francisco II (1559-1560).

- Débil ante el poder de los Guisa (católicos).

7. Carlos IX (1560-1574).

- Regencia de la madre Catalina de Médicis.


- Mayoría de edad del rey.
- Aproximación a hugonotes (matrimonio de su hermana Margarita de
Valois con Enrique de Navarra) e Inglaterra.
- Los Guisa convencen al rey del complot hugonote: Noche de San
Bartolomé (24-VIII-1572): asesinato de líderes protestantes.

8. Enrique III (1574-1589).

- Enfrentado a los protestantes y a los católicos.


- Guerra de los tres Enriques.

9. Enrique IV (1589-1610).

- 1598: Edicto de Nantes: Fin de las guerras de religión.


- Pacificación y reconstrucción del reino; fortalecimiento real.

1.2.5.4. El Imperio germánico


- Federación de Estados y ciudades (380 Estados en 1521) bajo autoridad
nominativa de un emperador, electivo en los Habsburgo desde Federico III
(1439-1493); con siete príncipes electores.
- Maximiliano I (1508-1519). Emperador Alemán.
- Carlos V (1520-1558).
- Emperador alemán y rey en España. Ideal de la Universitas
Christiana.

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- Problemas religiosos:
- Las reformas religiosas.
- Retroceso luterano y avance calvinista en el Palatinado.
- Expansión del catolicismo. San Pedro Canisio.
- Fernando I (1558-1564).
- Maximiliano II (1564-1576): Política a favor de protestantes.
- Rodolfo II (1576-1612): Sincero católico, muy unido a España, protector de
sabios.
- Matías I (1612-1619): Buen católico, aliado de Felipe III.

1.2.5.5. Los Estados italianos.


- División política, debilidad militar, Estados de extensión media.
- Era una nación pero no un Estado: la misma lengua, rasgos comunes, una
cultura y unidad de pensamiento.

1.2.5.6. Escandinavia
- La Unión de Calmar (1436).
- Dinamarca y Noruega: Monarquía electiva. Importancia económica.
- Suecia: Corona hereditaria. Progreso económico a fines del XVI.
- Introducción del luteranismo como religión de Estado: Suecia por Gustavo I
Vasa en 1527; Dinamarca, por Cristian III, en 1536.

1.2.5.7. Polonia
- Monarca electivo que gobierna con el Gran Consejo y la Asamblea General.
- Predominio del catolicismo, infiltraciones calvinistas. El único lugar con
tolerancia religiosa.
- Incorporación definitiva de Lituania en 1569: Unión de Lublin.

1.2.5.8. Rusia
- Ivan III (1462-1505).
- Ivan IV (1533-1584; toma el título de Zar; reorganiza el Estado; anexión de
Kazan y Astracan en 1556; intento de asomarse al Báltico: Narva, 1558).
- Época de las turbaciones (1584-1616); desde la muerte de Boris Godunov,
cuñado de Ivan IV; período de tensiones sociales que llevan a Rusia a una
situación caótica, perdiendo la vida más de dos millones de personas).

1.2.5.9. Imperio Turco


Importancia en la historia de Europa, tanto por sus continuos ataques a las costas del
Mediterráneo, especialmente hasta la batalla de Lepanto (1571), como por varios ataques a
las fronteras del Sacro Imperio Romano germánco; la última en 1683 (cerco de Viena).

17
1.2.5.10. La hegemonía española
1. Europa en la época de Carlos V (1516-1556).

El sistema imperial de Carlos V: restauración de la Universitas christiana; la defensa


de la fe.

1. Oposición de Francia a Carlos V:

- Guerra de Navarra (1521).


- Guerra con Francia.

2. Guerra con príncipes protestantes (1552-1556).

3. Guerra contra los Turcos.

4. Conquista y colonización de las Indias.

Fracaso de la política imperial: Abdicaciones (del Imperio en 1556, efectiva en 1558) y


retirada a Yuste.

2. Europa en la época de Felipe II (1556-1598).

1. Problemas con Francia:

2. Inglaterra. Oposición abierta de Inglaterra a Felipe II. Armada Invencible.

3. Problemas en los Países Bajos. Territorio en parte calvinista sometido a España: la


paz no se lograría hasta la Tregua de los Doce Años, de 1609.

4. Incorporación de Portugal a España en 1578.

5. Problemas con los turcos (1450-1620). 1571: Santa Liga con Venecia y el Papa:
Lepanto, 1571.

6. El Atlántico. Las Indias.

Recomendaciones

MOLAS, Pere; “El sistema político de la Europa Moderna” y “El Estado y la sociedad”
en MOLAS I RIBALTA, Pere et al.; Manual de Historia Moderna; Barcelona: Ariel,
1993.

En estos dos capítulos, el historiador Pere Molas hace una síntesis de los
elementos constitutivos del Estado moderno, y profundiza en su relación con la
sociedad.

BERRIDGE, Geoff; Diplomacy: theory and practice; New York: Prentice


Hall/Harvester Wheatsheaf, 1995.

18
Gran libro sobre la diplomacia, que examina los tipos de diplomacia existentes, sin
prescindir de su origen histórico. En las páginas señaladas, encontrarás, explicado de
modo concisa, la diferencia entre los embajadores residentes y los enviados
plenipotenciarios, así como una buena explicación de su origen italiano.

Arte Historia

Los artículos que se señalan pertenecen, precisamente, a la sección “enciclopédica”, y


explican cada concepto o periodo señalado en el título.

Orígenes medievales del Estado moderno2


< https://www.artehistoria.com/es/contexto/or%C3%ADgenes-medievales-del-
Estado-moderno >

Aparatos de gobierno
<https://www.artehistoria.com/es/contexto/aparatos-de-gobierno >

Conflictos exteriores de Carlos I


<https://www.artehistoria.com/es/contexto/conflictos-exteriores-de-carlos-i>

Nicolás Maquiavelo
<https://www.artehistoria.com/es/contexto/maquiavelo >

Bibliografía

ANDERSON, Perry. El Estado absolutista. Madrid: Siglo XXI, 2002.

BENZ, Arthur. El Estado moderno: fundamentos de su análisis politológico. Madrid:


Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2010.
HINTZE, Otto. Historia de las formas políticas. Madrid: Revista de Occidente, 1968.

LAPEYRE, Henri. Las monarquías europeas del siglo XVI: las relaciones
internacionales. Barcelona: Labor, 1979.
REINHARD, Wolfgang. Las Elites del poder y la construcción del Estado. México D.F.:
Fondo de Cultura Económica, 1997.

Actividades

El príncipe

2
Frecuentemente cambian las direcciones electrónicas. Si esto ocurriera, pongan en Google el nombe
del recurso, más “artehistoria” y el número del recurso que aparece en la dirección web.
19
El príncipe constituye uno de los textos clásicos sobre el arte de gobernar. Escrito en
1513, la obra de Maquiavelo se centra en la obtención y conservación de los
principados, en la seguridad de los mismos, en el modo de gobernar de los príncipes, y
por último, en la situación contemporánea de la Italia de su tiempo. Es un buen
complemento a todo lo que se ha explicado en este tema sobre las bases y
características del Estado moderno.

Lee el capítulo XXI de El Príncipe de Maquiavelo: “Cómo debe conducirse un príncipe


para adquirir alguna consideración”. A continuación haz una lista de todas aquéllas
tácticas, estrategias e instrumentos que se narran en el texto y que crees que pueden ser
utilizadas por los monarcas del Estado moderno. Por último, relaciona aquéllos
elementos que puedas con los instrumentos y principios explicados en la unida, y
argumenta por qué.

El texto está disponible en el aula virtual o en el siguiente enlace:


http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-principe--1/html/

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